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domingo, 16 de julio de 2023

La silenciada purga de diputados liberales y parlamentarios provida en el Partido Popular

 CONTANDO ESTRELAS


Ser un partido con el poder político que ya tiene (y previsible tendrá) el Partido Popular en España da muchas ventajas mediáticas.



Vamos a hacer una prueba: poned en Google "purga liberales PP". Los resultados, tanto en el buscador principal como en Google Noticias, apuntan todos a Vox, no al PP (cabe preguntarse si una vez publicado este artículo también aparecerá al hacer ese búsqueda), por no haber incluido en sus listas a Víctor Sánchez del Real y a Rubén Manso.

Algunos de los liberales apartados de las listas del PP

El caso es que hay liberales que han sido apartados de las listas del PP entre un pasmoso silencio mediático. Omito aquí a los que han sido colocados en otra lista diferente (como Cayetana Álvarez de Toledo) o los que han dejado la política por voluntad propia (como Javier Fernández-Lasquetty y Manuel Llamas). Me limitaré a citar a algunos de los que han sido relegados:Mario Garcés: hasta ahora era diputado del PP por Huesca y miembro de la dirección de su grupo parlamentario de ese partido. Hace un año se declaró liberal y dispuesto a pactar con Vox. Parece que eso no sentó bien a Feijóo y a su equipo: quedó excluido de las listas electorales, tras encabezar la lista por Huesca en noviembre de 2019.
Victor Píriz: era diputado del PP desde 2016 y fue cabeza de lista por Badajoz en 2019. Se declara liberal y de derechas. Ya en abril de 2019 defendió la posibilidad de pactar con Vox, señalando que es un partido constitucionalista y que defiende la unidad de España. Le han dejado fuera de las listas. Hace un mes, Francis Negrete, amigo de Píriz, comentaba: "El diputado popular Víctor Píriz ha sido tratado de manera totalmente injusta por el PP, su partido, que le ha arrebatado el puesto de salida en la candidatura popular al Congreso por Badajoz".
Paloma Gázquez: en 2019 fue cabeza de lista del PP por Asturias. Por entonces exhibió su proximidad a una iniciativa liberal, el Club de los Viernes, y se mostró dispuesta a pactar con Vox. En marzo de 2021 reivindicó a Eduardo Dato (1856-1921), líder del Partido Liberal-Conservador. Feijóo la ha dejado fuera de las listas.
Diego Gago: fue presidente nacional de las Nuevas Generaciones, las juventudes del PP, entre 2017 y 2021. Era diputado por Pontevedra desde 2019. Se declara "liberal". Feijóo le ha dejado fuera de las listas.

Vox cambió al 47% de sus cabezas de lista, el PSOE al 55% y el PP al 75%

Muy pocos medios han hablado sobre estas exclusiones, y en algunos medios que se dicen liberales no han dicho ni una palabra sobre ello. Con independiencia de lo que piense cada uno de los cambios y de los motivos de los mismos, Vox ha cambiado al 47% de sus cabezas de lista, el PSOE ha cambiado al 55% y el PP ha cambiado al 75%, pero curiosamente al que algunos medios acusan de hacer "purgas" es a Vox y no al PSOE ni al PP...

Los parlamentarios provida excluidos de las listas del PP

A la citada purga de liberales hay que añadir una nueva purga de parlamentarios provida en el PP, sobre la que tampoco se ha visto ninguna noticia en ningún medio:Javier Puente: era el único superviviente de la purga de diez parlamentarios provida en el PP en 2015, después de que la dirigente izquierdista del PP Celia Villalobos afirmase que en ese partido no cabían los que dicen "no al aborto". Después de abandonar el PP y marcharse al Protecto Avanza de Benigno Blanco, Puente regresó al PP de la mano de Pablo Casado, siendo número uno en la lista del PP al Senado por Cantabria en abril de 2019. En enero de 2023 defendió la medida provida promovida por Vox en Castilla y León de escuchar el latido fetal, frente a las críticas desde su propio partido. En febrero recordó que los estatutos del PP incluían la defensa de la vida, ante el giro proaborto de Feijóo. Su defensa de la vida le ha pasado factura: Feijóo le ha dejado fuera de las listas.
José Ignacio Echáni: era diputado del PP desde 2016 y antes lo había sido entre 1996 y 2011. A mediados de febrero, fue uno de los tres diputados del PP que no apoyaron una enmienda proaborto de su partido para impedir medidas provida como la promovida por Vox en Castilla y León, asbteniéndose en vez de votar a favor como les exigía el partido. Feijóo le ha dejado fuera de las listas.
Joaquín María García: fue alcalde de Lugo entre 1995 y 1999 y era diputado del PP por Lugo desde 1999. Es otro de los tres diputados del PP que no apoyaron la citada enmienda proaborto de su partido en febrero. Feijóo le ha dejado fuera de las listas.
María de la O Redondo: es diputada del PP por Córdoba desde 2019. Estuvo entre los tres diputados del PP que no apoyaron la citada enmienda proaborto de su partido en febrero. En su caso, en vez de excluirla de las listas, la han pasado del puesto número dos al tres, con lo que seguramente no saldrá elegida (el PP obtuvo dos escaños en esa provincia en 2019).

Y ahora planteo una pregunta: ¿habéis escuchado algo de esto en medios católicos como la Cadena COPE o 13TV? Se trata de medios que son propiedad de la Conferencia Episcopal Española, pero que exhiben habitualmente un claro apoyo al PP, a pesar de sus posiciones a favor del aborto y de la ideología de género.

Elentir

Mons. Jesús Sanz sale (indirectamente) en defensa de VOX

 INFOVATICANA


Se acerca la cita con las urnas en donde los españoles estamos llamados a elegir al próximo presidente del gobierno de España.

El arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz, ha sido claro y contundente en su carta pastoral de esta semana. Sin citar en ningún momento al partido de Abascal, entre sus líneas se desprende un claro guiño y apoyo a la formación conservadora. Pocos son los obispos que se atreven a meterse en el berenjenal de hablar sobre política por miedo a la corrección política. Munilla, siempre crítico con el PP, Argüello y Sanz Montes son tres de los obispos españoles referencia del bloque ‘conservador’ y son de los pocos que con mayor o menor contundencia, han opinado sobre las próximas elecciones.

Jesús Sanz escribe en su carta semanal que «en el reparto de espacios y funciones, se observa un desplazamiento calculado de la presencia cristiana en la sociedad. Parece que ha habido una especie de reajuste ante la otrora omnipresencia eclesial, según dicen los desplazadores. Así, lo que la comunidad cristiana puede hacer o decir, sufre una censura implacable al ser expulsada del paraíso de la modernidad donde se autoentronizan en su templo los nuevos predicadores».

Los «ultracatólicos»

El arzobispo de Oviedo ha entrado de lleno en la polémica de estos últimos días en la que numerosos medios de comunicación han tachado de «ultracatólicos» a políticos de VOX, como la presidenta de las Cortes Valencianas o al presidente del parlamento de Baleares. Con esta contundencia, el arzobispo de Oviedo desmonta esta burbuja creada por los medios y la izquierda: «se ha escuchado últimamente un adjetivo lleno de prejuicio etiquetador, para advertir del lobo que viene: «cuidado con los ultracatólicos». Lo de ‘ultra’ resulta ser un recurso curioso, especialmente en la boca de los amigos de todos los excesos paniaguados, las malas compañías que imborrables tienen en sus genes la sangre de sus actos terroristas o la rentable monserga de sus aspiraciones ‘indepes’, aliñadas con secesiones y bendecidas con indultos como moneda de cambio».

Además, el arzobispo recuerda que «la palabra de los que creemos en Dios sin hacerlo contra el hombre, es una palabra que bebe del alto testimonio del Señor Jesús, de la sabiduría que recogen los Evangelios, y que se estructura en la llamada doctrina social de la Iglesia y la tradición cristiana. Con este bagaje nos presentamos en una sociedad plural, a veces líquida, sin horizontes morales sólidos, y con un prurito neopagano que hace gala de su postcristianismo de salón».

Monseñor Jesús Sanz tampoco tiene inconveniente en poner en su sitio a los ultras climáticos. «Tenemos unos días abrasadores. Es lo que sucede en el verano con las calendas de julio, sin que lo decrete Greta Thunberg con sus cambios climáticos y demás corifeos que la jalean. Época de incendios que arrasan, también los hay cuando las llamas de políticas erráticas nutridas de mentiras patentes y mucha ideología que campa, nos dejan un pano-rama que sobrecoge por sus consecuencias varias», escribe el arzobispo.

«Porque los incendios, ya sean naturales o ya sean provocados, arrasan cruelmente todo un pasado: archivos y bibliotecas, enseres y aperos, campos y casas, todo cuanto representaba el diario paisaje de una vida cotidiana tejida de escenarios, de recuerdos, de patrimonio heredado, cuidado y trabajado», sostiene el prelado.

Para Sanz Montes, «todo eso sucumbe en el fragor de unas llamas que reducen a cenizas tantas cosas justas y necesarias. Me estoy refiriendo al patrimonio cultural, moral, convivial, religioso que durante tanto tiempo hemos compartido, aún en medio de nuestras tibiezas indiferentes, de peleas intolerantes y contradicciones que traicionan».
Vida, libertad y unidad de España

El arzobispo de Oviedo defiende en su misiva que «teníamos una historia de siglos que nos identificaba, con unos valores que alimentaban las creencias religiosas, las relaciones fraternas y el creativo afán de construir entre todos un mundo más justo, seguro y mejor».

Al final de su carta, Jesús Sanz hace un desglose de lo que considera que «van» las próximas elecciones generales y que bien podría ser un resumen de parte del programa de VOX: «una oportunidad de reestrenar lo que vale la pena, sin cansarnos nunca de estar empezando siempre: la vida en todos sus escenarios (naciente, creciente y menguante), la verdad como compromiso verificable de programas políticos que no mienten, la libertad en la expresión religiosa y cultural y en la elección educativa que para los hijos tienen los padres, el respeto por la historia sin reescribirla con memorias tendenciosas y falseadas que reabren heridas, el evitar confrontaciones que nos dividen y enfrentan fratricidamente, el cuidado del bien moral de la unidad de un pueblo rico en historia, paisaje, lenguas y riquezas complementarias».

Proselitismo o evangelización | Actualidad Comentada | 14-7-2023 | P. Santiago Martín, FM



11:18 minutos

El “Proceso Sinodal”: ¿la creación de una nueva Iglesia?

INFOVATICANA


(George Weigel/Catholic World Report)-Una de las peores letras de cantos para la misa contemporáneos nos pide que “Cantemos para que nazca una nueva Iglesia”. Este mandato no sólo degrada la noble melodía de un antiguo himno, “Nettleton”, sino que asume una arrogancia pseudocristiana contraria al Evangelio. Conozco a más de un obispo que ha prohibido “Sing a New Church” en su diócesis. Esa prohibición debería aplicarse universalmente.

En las parroquias que se toman en serio sus cantos, “Nettleton” suele ser la melodía con la que se canta «Dios te alabamos, Dios te bendecimos”. Ese himno es una adaptación del antiguo Te Deum, uno de los cánticos más solemnes de la Iglesia, que incluye el siguiente reconocimiento: “A ti, Señor, te reconocemos” y que nos recuerda por qué la admonición de “cantar para que nazca una nueva Iglesia” es una perniciosa tontería. El Dios Tres Veces Santo es Señor soberano de la Iglesia; nosotros no somos señores de la Iglesia, sea cual sea nuestra posición en la comunión jerárquica de sus discípulos. Cristo dio a la Iglesia su forma constitutiva; el Espíritu Santo inspiró las Escrituras de la Iglesia y el desarrollo de su doctrina; Cristo y el Espíritu nos conducen al Padre. No creamos nuestra propia hoja de ruta para ese viaje, y cuando lo hacemos (como San Pablo se pasó 16 capítulos explicando a los romanos) nos dirigimos a un serio problema.

Sin embargo, la noción de que el catolicismo es “nuestro” y que podemos remodelarlo en algo nuevo ha impregnado el “proceso sinodal” en toda la Iglesia mundial. También predominó en el “camino sinodal” alemán. Que la Iglesia tiene una “constitución” (en el sentido británico del término) dada por Cristo no se afirma con rotundidad en el Instrumentum Laboris del Sínodo, su documento de trabajo. Peor aún, los borradores anexos al Instrumentum Laboris, que pre-estructuran las discusiones del Sínodo de una manera que parece incompatible con el llamado del Papa Francisco a la parresáa («hablar libremente»), enturbian las aguas eclesiales al poner sobre la mesa sinodal preguntas que ya en el pasado recibieron respuestas definitivas por parte del Magisterio de la Iglesia. De este modo, la “Asamblea Sinodal” es invitada por el Instrumentum Laboris a debatir sobre la creación de una nueva Iglesia, pero sólo sobre aquellos asuntos que la Secretaría General del Sínodo, que preparó el Instrumentum Laboris, considere urgentes y apropiados.

Esta no es la línea oficial, por supuesto. Al presentar el Instrumentum Laboris, el cardenal Jean-Claude Hollerich, SJ, relator general del Sínodo, dijo que el propósito del Sínodo no era cambiar la enseñanza católica, sino “escuchar”. A lo que cabe preguntarse: “¿escuchar con qué fin?”. ¿Insinuaba el cardenal luxemburgués que ciertas cuestiones muy queridas por los progresistas católicos -las mujeres ordenadas diáconos; la ordenación de hombres casados (viri probati) como sacerdotes; la Sagrada Comunión para los casados fuera de la Iglesia; la enseñanza moral católica, especialmente en lo que se refiere a la sexualidad; el ejercicio de la autoridad dentro de las parroquias y diócesis; el cambio climático y sus implicaciones para la vida eclesial- no se han debatido y discutido ad infinitum (y en algunos casos ad nauseam) durante décadas? ¿Cuál es el propósito de airear todo esto de nuevo? Si de lo que se trata es de sugerir que los asuntos resueltos están en realidad sin resolver, entonces la apelación a “escuchar” es o muy mala teología o muy poco sincera (y está destinada a contribuir a un mayor enfado entre los católicos progresistas cuando lo inmutable no se cambie porque no se puede cambiar).

Como autor de Catolicismo evangélico: Reforma profunda en la Iglesia del siglo XXI, estoy totalmente comprometido con una Iglesia permanentemente en misión en la que los católicos hagan suyo el gran encargo que recibieron el día de su bautismo: “Id y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19). Además, estoy convencido de que uno de los males del Instrumentum Laboris -el “clericalismo”- es un obstáculo para afrontar los retos de la Nueva Evangelización, si por clericalismo se entiende un liderazgo autocrático. Habiendo escrito más de 1.500 columnas como ésta en la prensa católica a lo largo de décadas, apoyo plenamente una Iglesia “que escucha” y cuyos sacerdotes y obispos se toman en serio las aportaciones de los laicos.

También creo que cuando los católicos dicen “es nuestra Iglesia y tenemos que recuperarla”, cometen un grave error. Porque la Iglesia es la Iglesia de Cristo, su Cuerpo Místico (como enseñó Pío XII), llamada a llevar su luz a todas las naciones (como enseñó el Vaticano II en su Constitución Dogmática sobre la Iglesia), y a hacerlo con “la alegría del Evangelio” (como el Papa Francisco llamó a su primera exhortación apostólica).

No vamos a cantar, ni a hablar, ni a hacer “nacer una nueva Iglesia”. Esa debe ser la premisa que guíe el “proceso sinodal” mundial que está previsto que culmine en Roma en octubre de 2023 y octubre de 2024, si queremos que estos ejercicios den frutos evangélicos y espirituales.