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martes, 30 de octubre de 2018

Arzobispos Chaput y Gracias: Sinodalidad anti-sinodal



El adjetivo “sinodal” se aplica a la decisión que se toma en un sínodo de la Iglesia. El sustantivo “sínodo”, en la Iglesia Católica, se refiere por antonomasia al “Sínodo Episcopal”, y se define como “una asamblea de obispos escogidos de las distintas regiones del mundo, que se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar la unión estrecha entre el Romano Pontífice y los Obispos” [1]

Por lo tanto, el adjetivo “anti-sinodal” lo uso aquí para hacer referencia a una decisión que no surge de un sínodo de obispos, o que se toma en contra del sínodo, o alterando la esencia propia y el funcionamiento natural de un sínodo. 

Sirva esta introducción terminológica para ubicar en su correcto contexto histórico el concepto de “sinodalidad”, que el papa Francisco ha expresado que ha sido central en la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos, dedicada a “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, y que ha terminado en Roma este fin de semana. 

Efectivamente, el papa ha remarcado la centralidad de la “sinodalidad” entre los temas de este Sínodo, pero de ello los padres sinodales se han enterado el último día de la asamblea, cuando tuvieron el Documento Final en sus manos.

Antes de referirme al punto en cuestión, no quiero dejar pasar la ocasión para señalar la ridiculez que implica presentar el Documento Final, e incluso los textos de labor sinodal, sólo en idioma italiano[2], una lengua que habla sólo el 1% de la población mundial. 

Hubo obispos que reclamaron por la inmoralidad de hacerles votar por 'sí' o por 'no' sobre textos que no habían logrado entender cabalmente. Un detalle que vendría también a confirmarnos el carácter anti-sinodal de la tan declamada sinodalidad. 

El arzobispo de Filadelfia, Charles J. Chaput, al volver a su arquidiócesis, expresó: 
“Muchos de los obispos se sintieron frustrados por la falta de anticipos de traducciones para temas importantes en los que se esperaba que votaran. Como argumentó uno de los padres sinodales, en realidad es inmoral votar 'sí' en temas importantes si ni siquiera se puede leer y reflexionar sobre lo que dice el texto”.
La Iglesia tiene un lenguaje común: el latín; el problema es que pocos obispos lo dominan, pese a que el Código de Derecho Canónico les manda enseñarlo en los seminarios, de modo que los futuros sacerdotes “lo dominen”[3]. Pero ésta es una de las tantas exigencias que los obispos no cumplen, pese a que juran cumplirlas al ser consagrados o tomar posesión de una diócesis.

Permítanme citar nuevamente al arzobispo Chaput en una entrevista que publica First Things
“Muchos delegados también se mostraron sorprendidos y para nada felices con la introducción de la 'sinodalidad' como tema en una asamblea temática que había sido programada sobre los jóvenes. No es algo adecuado ni natural. La 'sinodalidad' tiene serias implicaciones. Merece una seria reflexión teológica y una discusión entre los obispos. Pero tal cosa no sucedió, lo que no parece ser coherente con una reunión del Papa y los obispos en un espíritu de colegialidad”. 
Esta indicación de mons. Chaput sobre la “anti-sinodalidad de la sinodalidad” es muy reveladora. Pero, en realidad, el arzobispo de Filadelfia no fue el primero que se refirió a ese dato contradictorio, que demuestra una vez más los modos absolutistas de este papa que, sin embargo dice trabajar por una Iglesia “sinodal”,“descentralizada” y “colegial”. 

Una vez más hay que decirlo: el Papa se manifiesta más en lo que hace que en lo que dice.

El primero que reveló la contradicción de la "sinodalidad anti-sinodal" fue el cardenal Oswald Gracias, de Bombay (India), quien fue uno de los redactores del Sínodo, quien dijo –hablando con el sitio CruxNow- que ha habido Obispos en el Sínodo que “se ofendieron a causa del nuevo lenguaje” utilizado en el borrador del documento final

El cardenal Gracias dijo que hubo “alguna resistencia” contra el documento, porque tiene mucho sobre “sinodalidad, cuando en realidad no hemos debatido sobre esto”, lo cual constituye una prueba que el documento sobre la “sinodalidad” fue escrito sin sinodalidad. 

Especialmente los obispos de países con presencia anglicana no se mantuvieron para nada convencidos. Señalaron que la “sinodalidad” podía ser vista como si la Iglesia se estuviera desplazando hacia un sistema de votación para instituir o crear discusiones similares al anglicanismo. Un fuerte opositor de la “sinodalidad” fue el cardenal liberal de Westminster, Vincent Nichols. Sostuvo que las Iglesias no-católicas han mostrado suficientemente que la “sinodalidad” simplemente “no funciona”.

De modo que tenemos aquí una anomalía del Sínodo que finalizó el domingo, una anomalía deliciosa, encantadora y ¡muy reveladora!: el caso es que los textos en el documento final del Sínodo que hacen referencia a los temas de la "sinodalidad" y el "discernimiento" no representan ni el pensamiento ni las deliberaciones de los Padres sinodales, sino que fueron incluidos por un par de secretarios nombrados por el papa Francisco. Es curiosa la paradoja, por supuesto con la contradicción que implica toda paradoja: que el tema de la sinodalidad, haya sido interpolado en el informe de las deliberaciones del Sínodo... por... una maniobra claramente anti-sinodal. Pero eso no se puede hacer: vale decir, no puede hacerse algo tan anti-sinodal en defensa de una supuesta sinodalidad.

John L. Allen, volviendo a cerrar filas en defensa de lo indefendible, trata de justificar la contradicción ayer en CruxNow, pero sus argumentos son débiles (aunque no me detendré aquí a discutirlos[4]. No, en realidad no se puede pretender ser abanderados de la sinodalidad o la colegialidad (cosas por las cuales yo no daría mi vida, por supuesto), haciendo algo para nada sinodal. 

Entonces, hay que agradecer al cardenal Gracias por tal revelación quien, además, continuó señalando que simplemente no se puede decir que tal documento final sea sin más ni más "Magisterio, porque los documentos magisteriales deben redactarse con sumo cuidado
De modo que, para decirlo de una manera clara: este supuesto documento magisterial nació muerto". Ciertamente, debemos agradecer a Su Eminencia por su claridad de expresión.
El Magisterio de la Iglesia parece haberse convertido hoy en un pequeño y divertido juego político para ayudar al papa Francisco a avanzar en su agenda poco confiable, agenda papal que en no pocos puntos es coincidente con la agenda de los que hoy rigen el mundo
El Magisterio es algo que implica atar la conciencia de los fieles. Y esto nos dice mucho acerca de lo que está tan terriblemente mal en este pontificado y en este pontífice, quien parece creer poder tratar asuntos tan serios, relacionados con las almas de los fieles, con una ligereza absolutamente impropia de un Sucesor de San Pedro y Vicario de Cristo.
Repito: no ha sido nada casual el reparo hacia el documento final de este Sínodo que han manifestado los obispos de los países con presencia de la Iglesia Anglicana. Es que ellos conocen bien a lo que lleva la “sinodalidad”, y hace ya tiempo que dejaron atrás, desengañados, el primaveral optimismo del post-Concilio Vaticano II. Pero, con el papa Francisco parece que el “espíritu conciliar” ha vuelto al centro de la escena.

La sinodalidad o, para decirlo crudamente, la Bergoglianidad, no hará nada para mejorar la reputación de la Iglesia. 
Los Sínodos como el que acaba de celebrarse, la sinodalidad, el discernimiento, el acompañamiento, el magisterio liquido o el ministerio petrino aunado con la agenda del Nuevo Orden Mundial, si se les da la oportunidad, simplemente reducirán la Iglesia Militante de Cristo a lo que el Anglicanismo ha llegado a ser en la actualidad: algo que casi ha desaparecido.
De nosotros también depende, en parte, que las fuerzas de la anti-Iglesia no tengan esa chance.

[1] Código de Derecho Canónico n. 342.
[2] http://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2018/10/27/0789/01722.html
[3] Código de Derecho Canónico n. 249.
[4]https://cruxnow.com/analysis/2018/10/28/if-bishops-summit-was-rigged-on-synodality-one-question-so-what/

“No cabe otra interpretación” (Carlos Esteban) [comentario]



Quienes piensan que lo anodino del texto final hace de este sínodo una asamblea inofensivamente inútil parecen olvidar que en el presente pontificado son los ‘gestos’ posteriores los que determinan el alcance de cualquier documento

Para decepción de la Curia romana, el documento final del sínodo-de-la-juventud-que-era-en-realidad-el-sínodo-de-la-sinodalidad ha pasado absolutamente desapercibido por el mundo, es decir, por los medios de comunicación generalistas, para los que la Iglesia ya sólo tiene interés si hay abusos sexuales o si se perciben grandes pasos en la adaptación de la doctrina a la opinión dominante. Los católicos, en su mayoría, han reaccionado disimulando un bostezo y no pocos, con un suspiro de alivio.

Esta última postura la resume magistralmente el padre Santiago Martín en un reciente análisis que hace del sínodo para Magnificat TV. Se alegra cautelosamente Martín de que los peores augurios sobre el sínodo no se cumplieran y que todo quedara en un texto cuajado de verborrea ambigua que evita el tipo de pronunciamiento claro que haga saltar las alarmas (esta última descripción es mía, no del sacerdote español).

Me atrevo a disentir. Me atrevo, incluso, a presumir que el alivio del Padre Santiago se debe, en buena medida, a que no ha sucedido lo que tantos temíamos, un alejamiento radical de la concepción católica de la homosexualidad, y a que, en su opinión, todo el texto es interpretable en continuidad con la tradición anterior. Es decir, por dar por bueno el nombre con el que se anunció esta asamblea, sínodo de la juventud, cuando en el último momento nos hemos enterado de que era, en realidad, el sínodo de la sinodalidad.

Personalmente creo, por el contrario, que el sínodo es una bomba de relojería, y que nuestra incapacidad para ver todo su alcance se debe a dos factores: no darnos cuenta de que el mensaje del sínodo no está exclusivamente en las palabras del túrgido y aparentemente anodino texto final, sino en todos los gestos, mensajes y formas que se han transmitido a lo largo del proceso entero; y una confianza antihistórica en que las ‘minas verbales’ plantadas a lo largo del documento se desactiven en el desarrollo pastoral, cuando la experiencia nos indica lo contrario.

La dichosa sinodalidad, por ejemplo. Puede significar algo tan inocente y tranquilizador como que Roma ‘escuchará’ con más atención a las iglesias nacionales -no a las diócesis individuales, curiosamente- en las decisiones de gobierno. O algo tan alarmante como que cada iglesia local decida la doctrina, y que nos encontremos con que lo que en Alemania es perfectamente lícito y aun recomendable, en Polonia siga siendo un grave pecado. La sinodalidad, ya lo hemos dicho antes, es el modelo que eligió hace décadas la Iglesia Anglicana, abocándola a la irrelevancia y la extinción a plazo fijo.

Pero nosotros no podemos caer en el error de juzgar la situación por un texto cuya mayor virtud parece ser que no cae en ninguna obvia herejía ni contiene explosivos giros de guion, porque sería olvidar que siempre, y mucho más en este pontificado, los gestos y los hechos importan tanto o más que un montón de frases ambiguas.

Y son todos esos gestos y hechos los que nos llevan a una interpretación del sínodo y su conclusión bastante más ominosa que la que hace el Padre Santiago

Los jóvenes no han sido en este sínodo el objetivo, sino la cla, la Cámpora peronista que se aseguraba de jalear la postura más progresista y mostrar su silente desaprobación a las referencias más tradicionales.

El objetivo real, ahora lo sabemos, era definir la sinodalidad como modo de gobernar la Iglesia, pero también de qué modo iba a funcionar en la práctica esa misma sinodalidad.

¿Por dónde empezar? 

- ¿Por el manipulador y manipulado Instrumentum Laboris presentado por el cardenal Baldesseri, con sus siglas LGTB surgidas de ninguna parte, que se adjuntó obligatoriamente al texto final, dejando a las claras que lo que opinaran los padres sinodales no iba a cambiar nada?

- ¿Por la introducción del verdadero tema del sínodo en el último momento, por un texto preparado por el equipo de redacción en italiano, leído en italiano y que la multitud de obispos que no entienden este idioma tenía que votar fiado de una traducción simultánea que funcionó, según declara Edward Pentin, vaticanista del National Catholic Registar, defectuosamente?

- ¿Por la participación del Papa en alguna sesión y en la redacción del borrador, cuando se supone que se trata de propuestas que los obispos ofrecen al Santo Padre y cuando el propio reglamento lo prohíbe?

El veterano periodista John Allen, cercano como pocos a la Curia, reconoce en Crux que el sínodo estuvo amañado, pero añade que eso no tiene ninguna relevancia: es una reunión convocada por el Papa y es natural que salga de ella lo que quiere el Papa. Es su ‘fiesta’ y puede hacer lo que quiera. De acuerdo, pero, entonces, ¿para qué tener a todos esos obispos perdiendo el tiempo en Roma durante un mes?

Todo, en fin, dibuja un cuadro muy parecido a otros que ya hemos observado a lo largo de los últimos cinco años. Nos recuerda, por ejemplo, poderosamente a esa ‘libertad de interpretación’ que se decretó para el capítulo más ambiguo de la exhortación Amoris Laetitia, el octavo, ese mismo que suscitó las ‘Dudas’ de cuatro cardenales. El Papa se negó a responder a los cardenales e incluso a reconocer la existencia de las Dubia, pero dejó meridianamente claro cuál era la interpretación que favorecía en su carta a los obispos argentinos, en la que escribió: “no hay otra interpretación”. Que luego ordenara incluir la carta en los Acta Apostolica dice volúmenes sobre su forma de actuar.

Con la libertad concedida por la Santa Sede, el episcopado polaco llegó a una interpretación marcadamente diferente, razonando que como el Papa no podía permitir algo sacrílego, sin duda no estaba diciendo que se podía ofrecer la Eucaristía a quienes vivían en flagrante pecado de adulterio. Hasta, naturalmente, que Parolin les hizo llegar el mensaje de que aquel no era un buen camino, que aquello no gustaba demasiado al Santo Padre, y sacaron un documento más en línea con “la única interpretación posible”.
Quien piense, en fin, que la sinodalidad va a suponer una amable y dedicada escucha al parecer de todas las iglesias locales para que sus opiniones sean tenidas en cuenta en pie de igualdad es que no ha estado atento a la película de estos últimos años. 
La escucha, como el discernimiento, van en una sola dirección, la que desee Su Santidad en cada momento, y si algún rígido obispo pelagiano, con cara de pepinillo en vinagre, osa, se atreve a disentir en el futuro, no tardará en caer sobre él el peso de la implacable misericordia papal.
Carlos Esteban

NOTA: Cuando escuché el vídeo del padre Santiago me quedé algo triste. ¿Cómo es posible que este hombre, con lo inteligente que es, hable así de este sínodo, como que no ha pasado nada de lo que se temía? Sí ha pasado ... y mucho. Yo pensaba escribir un artículo como respuesta a ese enfoque del padre Martín, cuyo título sería: «Ambigüedad de ambigüedades: todo es ambigüedad» ... pero en la lectura de este artículo de Carlos Esteban se contiene, en realidad, prácticamente, cuanto pensaba decir ... con otras palabras, claro está. Pero mi idea es la misma. Éste un sínodo modernista (de bombo y platillo y de apariencia) y, por ello mismo, engañoso. Pensado para tener tranquilos a los posibles cardenales que pudieran disentir se han escrito todo tipo de ambigüedades (poniendo muchas trabas a los cardenales, al leer en italiano y no traducir bien; llamando a unos jóvenes que no son representativos, en absoluto, de la juventud real (de hecho sólo se llamó a aquellos que pensaban de modo análogo al Papa). 

Pero al tiempo: luego se desarrollará «pastoralmente»  y veremos cómo se va saliendo de esta ambigüedad. Ya lo vimos con la Amoris Laetitia que tenía su autor oculto, diez años antes de que tal exhortación apareciera, el famoso amigo del papa, Tucho Fernández. Los dos sínodos no sirvieron para nada, porque la conclusión ya estaba escrita. Esta manera de proceder, de tanto postín, fue una farsa. ¿Y qué cabe esperar que vaya a suceder ahora? Habrá, sin duda, otra exhortación apostólica en la que se escribirá lo que Francisco quiere que se escriba. Y punto. Ese ha sido su modo de actuar durante los cinco años y medio de pontificado que lleva. ¿Por qué iba a cambiar? 

Así, pues, que no sea de extrañar que aparezcan otra vez notas a pie de página en la nueva exhortación, si aparece, en donde se defienda la homosexualidad como una forma de amor, tan válida como la que se da en el « matrimonio normal entre un hombre y una mujer en el matrimonio» Y ya se nos está preparando psicológicamente  para el sínodo de la Amazonía, del que cabe esperar que salga, por asuntos pastorales, el posible nombramiento de hombres casados como sacerdotes.
José Martí

Halloween no es un juego de niños


Duración 6:33 minutos

Sobre Halloween ya hay una entrada en este blog, en la que, además de enlaces a artículos, se podían ver varios vídeos. No obstante, me ha parecido de interés, dada la proximidad de ese día (noche del 31 de octubre, anterior al día de todos los santos) añadir también este vídeo del padre Javier Luzón, ex-exorcista, que explica, con bastante claridad, la relación entre Halloween y el satanismo.

El SILENCIO del VATICANO ante el Testimonio Viganò, según SPECOLA (15) La investigación sobre McCarrick prohibida por el Papa




En Estados Unidos las aguas siguen revueltas, muy revueltas. La investigación sobre McCarrick y sus alrededores ha sido positivamente prohibida por el Papa Francisco. Esto no ha parado las aguas sino todo lo contrario

Los católicos americanos no están dispuestos a hacer el ridículo por decisiones que los afean y no poco delante de las demás confesiones religiosas. El caso McCarrick puede terminar en el caso Tobín. La absurda situación de Wuerl, que sigue gobernado su diócesis, y su sustitución que parece quiere ser muy controlada, no está gustando nada de nada. Hay mucho miedo a que alguien con arrestos llegue a disponer de archivos delicados y decida hacer luz. La situación vivida no es posible sin una enorme cadena de complicidades y taparlas no resuelve el problema, al contrario lo hará crecer.

Specola

Noticias varias 28 y 29 de octubre de 2018




ADELANTE LA FE

Realeza, no “de este mundo” sino sobre este mundo

¿Ha dejado Francisco de ser papa por ser hereje?

INFOCATÓLICA

Una Iglesia que ha dejado de educar a los pobres

ONE PETER FIVE

The pope who splits the Church: the Bergoglian Schism has arrived

GLORIA TV

Más división: fueron elegidos un “ultra progresista” y un “super liberal”

Cardenal Marx: “Cambiamos la Iglesia” - con una receta para el desastre


CATHOLIC FAMILY NEWS



INFOVATICANA

¿”Certificado de clericalismo”? ¡No, gracias!

Selección por José Martí

Viva Cristo Rey!

Por fin el Sínodo ha terminado (Specola)



Pocos de fuera de Roma saben que el mayor complejo del Trastevere lo ocupa el Palacio de San Calixto. Basta una vista aerea del barrio para darse cuenta de la inmensa magnitud de esta zona extraterritorial de la Santa Sede en el corazón del popular barrio romano. En su interior tiene la sede el antiguo pontifico consejo para la familia y en este consejo se encuentra una bien ordenada e interesante biblioteca. Si tienen la suerte de contar con algún cómplice interno les invitamos a ojear el inmenso archivo documental del que salió la “Familiaris consortio”. Fue el resultado del primer sínodo del pontificado de Juan Pablo II en el mes de octubre de 1980. 

La mera comparación del esta exhortación post sinodal y el actual documento emanado del actual sinodo causa sonrojo. Se puede pensar lo que se quiera, se pueden defender las ideas más peregrinas que se puedan imaginar, pero se puede pedir un poco de seriedad en los argumentos, caso de existir. El problema es que estamos cayendo en un nivel tan bajo que no causa entusiasmos ni tan siquiera en los propensos a la defensa. Algunas veces leemos que se utilizan todas las armas para atacar al Papa Francisco. El problema es que las armas se ponen en bandeja de plata. Un documento con ideas vagas y ambiguas y con una forma ilegible está condenado al fracaso por su propia naturaleza.

La imagen de un arrítmico Papa Francisco que permanece sentado y con cara de pepinillo en vinagre ante unos alocados padres conciliares que saltan a bailar en medio de luces lavanda define por si sola la situación. Hay imágenes que valen más que mil palabras y está es una de ellas. La Misa de fin de sínodo en el interior de la Basilica, la plaza queda cada vez más grande, denota otra de las imágenes de vacío y desinterés. La tremenda tormenta que ha azotado Roma parecía un enfado divino en el día de la clausura. Veremos los comentarios de los próximos días sobre el documento, que por ahora son casi nulos, como nulo ha sido todo el sínodo en la información general.
Specola