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lunes, 19 de septiembre de 2016

Sigue el lío con la Amoris Laetitia (y lo que te rondaré morena)

Fuente: Infocatólica 


Los documentos papales se supone son para animar, confirmar en la fe, aclarar, unir, hacer iglesia. Je.

Amoris Laetitia ha conseguido ser el documento papal no sé si más leído, aparte algún párrafo y alguna nota a pie de página, pero desde luego el que ha conseguido más polémica, más confusión, más división.Desde el principio de ese sínodo de la familia celebrado en dos partes si algo aparecía por todas partes era confusión, relativismo, manos negras, manipulación y diversas artes cuando menos discutibles. Estoy generoso.

Sorprendente que esta exhortación post sinodal haya ido recibiendo apoyos y contra apoyos en forma de recogida de formas, campañas de adhesión inquebrantable, otras de reprobación sistemática. Un lío en toda regla. Los estudios, algunos serísimos sobre el asunto, tampoco es que hayan aportado mayor tranquilidad. Todo lo contrario.

Tras las firmas de todo titirimundi, llegaron las, digamos, cualificadas. En julio conocimos una carta en contra de cuarenta y cinco intelectuales, entre laicos y religiosos, muy fundamentada, que se posicionaba claramente en contra. Hace apenas unos días conocíamos los criterios de interpretación lanzados por los obispos de la región eclesiástica de Buenos Aires, y el aval del papa Francisco a la misma. Pues pareciera que todo claro, tanto que incluso algún arzobispo español ha declarado solemnemente en la web de su arzobispado que si, que amén, y que esa es la interpretación válida de Amoris Laetitiae.

De nuevo je, porque los obispos de Alberta y Northwest Territory, en Canadá, interpretan la cosa de manera diametralmente opuesta a sus hermanos de Buenos Aires, y tan obispos son unos como los otros. Y todo esto a la espera de más que va a salir y de instancias de cierta altura.

En otros tiempos, algunos hubieran hablado de madurez eclesial, sentido crítico, legítima pluralidad, apertura evangélica y sensus fidelium. Más aún, las discrepancias provenientes de mitradas testas hubieran sido presentadas como opiniones de obispos tan obispos como el de Roma. Pero ¡ay Señor! han cambiado los tiempos y hoy discrepar de algunas cosas del papa Francisco es sinónimo de disidencia, infidelidad al sucesor de Pedro y voluntad de dinamitar la iglesia desde dentro.

Vistas como están las cosas, más nos hubiera valido que el sínodo y el post sínodo hubieran sido solo un sueño, que aquí no ha pasado nada y que yo no recuerdo nada sobre la familia en los últimos años. Pero no. Queríamos lío y ahí lo tenemos, pero lío del malo: follón, jaleo, división, discrepancia, oposición y tú más.

A estas alturas de la película lo único que digo es que se ha liado. Que esto no es bueno, que tanto jaleo no hay quien lo aguante y que vaya papelón nos dejan a los curas, porque se nos han dado argumentos para que, se haga lo que se haga, todo sea igualmente válido y todo tenga sus apoyos episcopales, una cosa y la contraria. A lo mejor eso es el evangelio. ¡Ay!

Jorge, de profesión cura

Algunos divorciados vueltos a casar podrán comulgar (Gloria TV)

Duración: 20 segundos

Will A Disclaimer Follow? Pope Francis’ recent letter to the Argentinian bishops has generated the following headline on the front page of The Irish Catholic, a weekly published in Dublin: “Divorced/remarried Catholics can now receive communion.”

Traducción personal

¿Seguirá una exención de responsabilidad? Una reciente carta de Francisco a los obispos argentinos ha generado el siguiente titular en la primera página de The Irish Catholic, una publicación semanal en Dublín: "Divorciados / católicos,  vueltos a casar,  ahora pueden recibir la comunión."

El otoño caliente de Bergoglio y la pasión de la Iglesia (por Antonio Socci)

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Se pre-anuncia un otoño caliente para el Papa Bergoglio. Antes que nada por la serie de derrotas políticas que continua cosechando, él, que es el más político entre los papas modernos: la derrota electoral de Ángela Merkel en Alemania es precisamente una consecuencia de su política sobre la inmigración que ha sido promovida de manera obsesiva por Bergoglio.

Además, en toda Europa, crece la opinión pública que se opone a la “invasión” descontrolada fomentada por el Papa argentino (lo demuestran el Brexit, el Muro de Calais, las elecciones en Austria y también en la católica Croacia donde ha ganado recientemente  el partido de centroderecha).

En estas horas, el último de sus disgustos se debe a la “caída” de Hillary Clinton, que seguramente preocupa a Bergoglio tras su espectacular torpedo lanzado contra Trump sobre la inmigración, para ponerlo en desventaja (a pesar de que la Clinton sea una fanática laicista).

El papa sudamericano ya ha tenido que encajar la derrota de su candidato a la presidencia en Argentina, donde ha ganado Mauricio Macri, de centroderecha, a quien hizo oposición. A todo esto, hay que añadirle el derrumbe del poder de sus amigos de la izquierda brasileña, Lula y Dilema Rousseff (destituida y bajo impeachment ).

También la tentativa de llegar a un acuerdo con la China comunista (acuerdo que sería como dar una bofetada a los cristianos perseguidos y a los obispos clandestinos) se presenta cada vez más difícil, aunque Bergoglio haya firmado declaraciones desconcertantes en las que legitima la dictadura y sus crímenes e incluso haya llegado a acatar la orden del régimen comunista de excluir al Dalai Lama de los próximos encuentros de las religiones en Asís, el 20 de septiembre.

Finalmente, destaca su inmovilismo, a nivel diplomático e internacional, en relación con la tragedia de los cristianos perseguidos y masacrados en diversas partes del mundo.

PROFANACIÓN

En el frente interno vaticano, a pesar del clima de miedo que Bergoglio ha instaurado, desatará fuertes polémicas la carta que ha enviado en estos días a los obispos argentinos, en la que afirma que la única verdadera interpretación de Amoris laetitia es la ultramodernista, es decir “la que, de hecho, incita al adulterio y a la profanación de los sacramentos” (me dice un prelado de la oposición).

Es la primera vez en la historia de la Iglesia que un Papa avala con su firma una inversión de la ley moral.

Pero barrer el milenario magisterio de la Iglesia fundamentado en el Evangelio acarrea enormes consecuencias en la vida de los cristianos y hasta inducirá a interrogarse sobre la ortodoxia de Bergoglio (duda que hace unos meses Newsweek puso nada más ni nada menos que en la portada: “Is the Pope Catholic?”).

Según el pensamiento católico, la demolición de los sacramentos significa demoler a la misma Iglesia Católica. El actual Obispo de Roma lleva adelante esta estrategia de diferentes maneras: desde la progresiva sustitución de la jerarquía (parece que tiene en proyecto un nuevo Consistorio para crear un pelotón de cardenales bergoglianos que así condicionaría también el futuro) hasta los continuos azadones sobre los diversos pilares de la doctrina católica.

Aunque de manera disimulada, están ya preparándose los golpes al sacerdocio (con la admisión de las mujeres al diaconado y con el empañamiento del celibato).

Pero el objetivo principal concierne, una vez más, a la Eucaristía y entra dentro del proyecto de “protestantización” de la Iglesia Católica que es poderosamente querido por un eje político que va desde los Estados Unidos de Obama hasta Alemania y Europa del Norte. Probablemente se trata del proyecto al cual se opuso Benedicto XVI y por el cual fue “acompañado a la salida”. (Ver nota final)

BERGOGLIO Y LUTERO

La ruptura debería consumarse el próximo 31 de octubre, con la visita bergogliana a Suecia para “celebrar” los 500 años del cisma de Lutero.

Ya la visita, en sí misma, es ocasión de discusión, porque el Obispo de Roma se ha negado obstinadamente a acudir al Congreso Eucarístico de Génova, en septiembre (primer caso, en el Post-Concilio, de un Papa que rechaza participar en este evento espiritual), mientras que participa, de manera entusiasta, en las celebraciones del más devastador hereje de la historia de la Iglesia

En esta ocasión puede ocurrir lo “irreparable”, es decir, puede verificarse la aprobación de la “intercomunión” entre católicos y luteranos. Esto significaría la abolición, de hecho, de la doctrina católica sobre la transustanciación; en la práctica la abolición de la Eucaristía. Hay que recordar que en la ceremonia del pasado 28 de junio, y no de casualidad, el Papa emérito Benedicto XVI insistió en el término “transustanciación”, precisamente para indicar el peligro inminente…

La intercomunión entre católicos y luteranos equivaldría a la equiparación de la Eucaristía con el pan normal de la cena luterana. Para la Iglesia sería una catástrofe. ¿Cuáles son los indicios que van en esta dirección?

INDICIOS

Antes que nada, las sorprendentes palabras pronunciadas por Bergoglio el 15 de noviembre de 2015, en su visita a la comunidad luterana de Roma.

Luego, la interpretación que de esas palabra dio una fuente oficial como “Civiltà Cattolica”.

Por último, anteayer, en Santa Marta, Bergoglio hizo un discurso que podría ser su típico fuego de artillería preventivo que generalmente desata para preparar sus operaciones de demolición (así hizo también en relación con el tema de la comunión a los divorciados vueltos a casar).

De hecho ha hilvanado una desquiciada serie de imágenes, como hace cada vez que quiere golpear a quien se opone a su “revolución”.

Al final de su confuso discurso, el meollo ha sido éste: impidamos que el diablo destruya a la Iglesia con las divisiones, sobre todo las divisiones que atañen a la “raíz misma de la unidad de la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, la Eucaristía”.

En sí mismo este concepto sería normal y justo, si no hubiera sido utilizado al revés, porque los que quieren dividir, contra los que Bergoglio ha empezado ya a despotricar, podrían ser aquellos obispos católicos que mantienen que no se puede asimilar la Eucaristía (verdadero Cuerpo y Sangre de Cristo) con el pan de la cena luterana.

Conociendo el modo de proceder de Bergoglio cabe prever que será precisamente esta aparente apología de la Eucaristía el argumento que utilizará para el ataque final a la misma Eucaristía (ya ha utilizado estos increíbles artificios dialécticos en la Amoris laetitia donde se llega a exhortar al adulterio a los convivientes para el bien de los hijos).

LUTERO CONTRA LA EUCARISTÍA

En realidad, la única verdadera y devastadora división de la Iglesia en relación con la Eucaristía la provocó, hace 500 años, precisamente aquel Lutero que Bergoglio irá a festejar.

He aquí lo que Lutero afirmaba de la Santa Misa:

“Yo declaro que todos los prostíbulos, los homicidios, los robos, los asesinos y los adúlteros son menos malvados que esa abominación que es la misa papista.”

Y más aún:

“Cuando la misa sea destruida, pienso que habríamos derribado con ella todo el papismo. De hecho, el papismo se apoya en la misa como en una roca; todo entero, con sus monasterios, obispados, colegios, altares, ministerios y doctrinas, en una palabra con toda su panza. Todo esto se derrumbará necesariamente cuando sea derribada su misa sacrílega y abominable.”

- Entonces, si Bergoglio fuera coherente con lo que dijo anteayer, si de verdad quisiera proteger la Eucaristía, en vez de ir a legitimar a Lutero y sus doctrinas, debería decir a los protestantes que no es posible ninguna intercomunión y que la Eucaristía es el verdadero Cuerpo y Sangre de Cristo.

- Luego, debería retirar la Amoris laetitia que, de hecho, legitima la profanación de la misma Eucaristía.

Pero no hará nada de todo esto e irá por su camino, que es fuertemente patrocinado por los poderes fácticos internacionales. Los cuales son los grandes partidarios de este pontificado y han sido los grandes enemigos del de Benedicto XVI que finalmente ha sido “dimitido” (ver nota final).

Sin embargo, siempre es posible que la parte católica de la Iglesia se rebele (importantes intelectuales cercanos a los papas precedentes han escrito que se ha pasado el límite) y puede que surjan posibles quiebras en el pontificado bergogliano si en la Casa Blanca no se queda el bloque Obama-Clinton que lo apoya.

Antonio Socci 



Nota final (acerca de lo que dice Antonio Socci sobre Benedicto XVI)

Antonio Socci  hace un certero análisis  acerca de la situación actual eclesial. Sin embargo, sus declaraciones sobre Benedicto XVI, evidentemente, son sólo una interpretación que el autor hace, como defensor de Benedicto XVI, considerando que fue "dimitido". Sin embargo, el propio Benedicto XVI, según sus propias declaraciones, tomó su decisión libremente y sin ningún tipo de coacción; además, esto lo ha expresado posteriormente, en infinidad de ocasiones ... y también en el último libro que ha aparecido. Por lo demás, las reflexiones que Antonio Socci realiza en este artículo dan en el centro de la diana y merecen ser muy tenidas en cuenta ... por lo que nos va en ello, como católicos que desean ser fieles a la Iglesia.