Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
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sábado, 18 de febrero de 2023
El Papa Francisco debe detener la locura (Por Gerald E. Murray)
martes, 6 de diciembre de 2022
¿Qué dice Santo Tomás sobre el secreto de la Confesión?
Por cierto:
4. Un sacerdote por la confesión puede darse cuenta de que uno de sus penitentes es indigno de la prelatura. Ahora bien, todos están obligados a oponerse a la promoción de personas indignas, cuando de él dependa. Por tanto, ya que con su oposición podría hacer sospechar el pecado, y por tanto revelar de alguna manera la confesión, es evidente que a veces es necesario revelar la confesión.
DE LO CONTRARIO:
1. En los Cánones leemos: "Cuídese el sacerdote de no traicionar al penitente con palabras, signos o de cualquier otro modo".
2. El sacerdote debe conformar su propia conducta a la de Dios, de quien es ministro. Ahora bien, Dios no revela sino que cubre los pecados manifestados en la confesión. Por lo tanto, ni siquiera el sacerdote debe revelarlos.
Respondo que: En los sacramentos los actos que se realizan externamente significan los que se realizan internamente. Luego la confesión con que uno se somete al sacerdote es el signo del interior con que se somete a Dios Ahora bien, Dios cubre con la penitencia el pecado de quien se somete a él. Luego esto debe ser significado en el sacramento de la penitencia. Por eso es necesario que la confesión permanezca en secreto; y porque el que revela la confesión peca como profanador del sacramento. También hay otros beneficios de este secreto; en efecto por esto los hombres se sienten más atraídos a la confesión; y confesar sus pecados con más sencillez.
SOLUCIÓN DE DIFICULTADES:
1. Algunos dicen que el sacerdote no está obligado a guardar bajo secreto de confesión sino los pecados que el penitente promete enmendar: si no, puede hablar de ellos a las personas que pueden beneficiarse de ellos para bien y no para mal. Pero esta opinión es errónea, por ser incompatible con la verdad del sacramento. En efecto, como el bautismo sigue siendo un verdadero sacramento, aunque se lo reciba con malas disposiciones, tampoco cambia nada de lo que es esencial al sacramento; así la confesión no deja de ser un acto sacramental, aunque el que confiesa no pretenda enmendarse. No obstante, por lo tanto, exige secreto. El secreto de la confesión tampoco es incompatible con la caridad. Porque la caridad no exige que lo que se ignora sirva de remedio al pecado. Bueno, lo que se sabe en la confesión se ignora prácticamente: porque uno no lo sabe como hombre, sino como Dios.Sin embargo, en los casos antedichos se debe procurar los remedios que sean posibles, sin revelar la confesión: esto es, amonestar al penitente y cuidar que los demás no sean pervertidos por la herejía. También puede exhortar al prelado a velar más diligentemente por su rebaño: pero sin decir ni insinuar nada que pueda traicionar al penitente.
2. El precepto de guardar la confesión en secreto está implícito en el mismo sacramento. Por tanto, como la obligación de confesar es de derecho divino, y no puede dispensarse de ella por ninguna licencia o mandato humano, así nadie puede ser obligado o autorizado por un hombre a revelar la confesión. Por lo tanto, si a uno se le ordena bajo amenaza de excomunión que diga si es consciente de ese pecado dado, no debe hablar: porque debe pensar que se le ordena condicionalmente, "si es consciente de él como hombre". Y aunque se le interrogue expresamente sobre la confesión, no debe hablar. Tampoco incurriría en excomunión por esto, ya que no está sujeto a su superior sino como hombre; ahora, él es consciente de esos pecados no como hombre, sino como Dios.
3. Un hombre sólo puede ser citado a declarar como hombre. Por tanto, sin perjuicio de la conciencia, el confesor puede jurar que no sabe lo que sabe sólo como Dios. Asimismo, el prelado puede dejar sin castigo y sin otro remedio el pecado que sólo conoce como Dios, pues no está obligado a usar remedios sino en la forma que le conviene. Por tanto, las cosas que le son referidas en el tribunal de penitencia, debe remediar en lo posible dentro de este tribunal. En el caso anterior, el P. por ejemplo, el abad debe insistir en que el penitente renuncie al priorato. O, si no quiere, puede eximirlo del cargo por alguna otra razón: pero para evitar cualquier sospecha de que revela el secreto de la confesión.
4. Uno puede ser indigno de la prelatura por muchas otras razones, además del pecado: por ejemplo, por falta de conocimiento, edad u otras cosas similares. Por tanto, quien se opone no hace sospechar un delito, ni revela la confesión. -
martes, 15 de noviembre de 2022
El SUPERMERCADO de las religiones
Monseñor Isidro Puente, habla 13 idiomas entre los que destacan el latín, griego, hebreo, arameo, siriaco-caldeo, fenicio, púnico-cartaginés, ugarítico y copto, es Licenciado en Filosofía y Doctor en Teología y fundador y director de las Religiosas Ecuménicas de Guadalupe, con la aprobación de la Santa Sede y del entonces Obispo Diocesano de Tijuana, para formar Religiosas Santas y Sabias como pide el Concilio Vaticano II, en el que participó como seminarista en 1964 y 1965. Conoce más sobre Monseñor aquí
Sermón del día 9 de Octubre 2022
Duración 29:41 minutos
https://youtu.be/V0-g9knPSo8
Curriculum de Monseñor Puente
Mons. Dr. Lic. Don Isidro Puente Ochoa Jr.Nació en la Ciudad de Colima, México el 16 de Abril de 1947, hijo legítimo de católico matrimonio de Don Isidro Puente Ochoa y de la Sra. Maestra Angelina Ochoa de Puente. Es residente de Tijuana, Baja California, desde julio de 1949. Tercero de once hijos; son sus hermanos: Jesús, Elba, Miguel Ángel, Rosa María, Gloria, José Luis, María Elena, Jorge, Roberto y Evangelina.
Cursó su Primaria en varios Colegios de Tijuana y en 1959 ingresó al Seminario Misional de Nuestra Señora de la Paz. Obtuvo siempre los primeros lugares y terminó los cinco cursos de Humanidades.
En 1964 El Excmo. Sr. Obispo de Tijuana, Mons. Alfredo Galindo y Mendoza lo envió a Roma al Pontificio Colegio Urbano Propaganda FIDE.
En 1967 Obtuvo la Licenciatura en Filosofía con la tesis: “La Experiencia metafísica en Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. “
En Roma el 8 de Diciembre de 1970 fue ordenado Subdiácono y Diácono el 6 de Enero de 1971 y Sacerdote el 27 de Marzo de 1971 por manos del Eminentísimo Cardenal Agnello Rossi, Prefecto de Propaganda FIDE, auxiliado por el ahora Cardenal Gantín de África y el Cardenal Lurdusami de India.
En Junio de 1971 obtuvo la licenciatura en Teología con su Tesís: “Índice de los Apócrifos del Nuevo Testamento.”
Se le otorgó la licenciatura en Ciencias Bíblicas en 1973 en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, cuyo rector era el ahora Cardenal Martini, arzobispo de Milán, con la Tesis: “Los vocablos que aparecen una sola vez en la Biblia comparados con la Literatura Ugarítica”
Cursó Filosofía y Letras en la Universidad Civil de Roma. Analizó todos los archivos de la Sagrada Romana Rota desde 1909 hasta 1975.
Hizo estudios en Jerusalén y Alemania.
Domina los idiomas: inglés, italiano, francés, alemán, latín, griego, hebreo, arameo, siriaco-caldeo, fenicio, púnico-cartaginés, ugarítico y copto en sus cinco dialectos: bohérico, acmímico, subacmímico, sahídico y fayúmico. Conoce y lee el portugués, holandés y otros.
Fue alumno fundador y Prefecto en el Colegio San Pablo de Propaganda FIDE. Por cinco años alumno distinguido del Pontificio Colegio de San Pedro Apóstol en la ciudad eterna.
En 1976 Culminó sus estudios al obtener con máximas calificaciones el Doctorado en Teología con la Tésis: “Los Hechos de los Apóstoles” en Copto, con versión Latina, comentario filológico, literario y crítico. En tanto auxiliaba a miembros de la Curia Romana en trabajos de suma importancia.
En 1976 regresó a Tijuana, donde ha sido Catedrático en el Seminario Mayor y Menor por 12 años. Allí y en otros Institutos Religiosos ha impartido Cátedra de Teología Dogmática, Moral, Sacramentos, Sagrada Escritura, Introducción Bíblica, Hebreo, Griego, Latín, Alemán, Francés, Metafísica, Espiritualidad, Formación de Religiosos, Psicología, etc.
Es predicador de Ejercicios Espirituales. Conferencista muy apreciado en la Academia de la Lengua Juan Ruíz de Alarcón, de la Ciudad de México; en Monterrey Nuevo León., del Club Serra en Washington D.C., y en Ginebra, Suiza. También del Club Rotario Internacional y del Club de Leones entre muchas otras asociaciones que lo invitan frecuentemente a elucidar temas históricos, filosóficos y de formación.
Es Censor Arquidiocesano de Tijuana y de Monterrey,
Ha escrito libros eruditos para especialistas en filología clásica y bíblica, liturgia, patrología y también para divulgación sobre diferentes temas pastorales.
Inició en 1977 lo que ahora es el Tribunal Eclesiástico y la Comisión de Obispos de Alta y Baja California, que comprende también a Arizona y Sonora.
Es fundador de las Religiosas Ecuménicas de Guadalupe, Instituto aprobado por la Santa Sede y el Obispo Diocesano de Tijuana, Emilio Carlos Berlié Belaunzarán, como pía unión para formar Religiosas que puedan corresponder a lo que verdaderamente pide el Concilio Vaticano II (en el cual pudo participar como joven seminarista en 1964 y 1965) dicha fundación fue iniciada en 1984 y hasta hoy exige la máxima preparación que pueda darse a una Religiosa en la actualidad.
Ha sido Capellán Diocesano de la Adoración Nocturna Mexicana. Director Diocesano de la Legión de María. Juez Eclesiástico y Provisor, Examinador del Clero, Secretario y miembro del Consejo Presbiteral, Confesor de varios Institutos Religiosos y un tiempo del Seminario. Encargado de la Doctrina de la Fe. Redactor de Documentos para la Santa Sede.
Ha sido Promotor de Justicia en el Proceso de Beatificación del ahora Beato José María Yermo y Parres. Juez principal en el Proceso de la Sierva de Dios Julia Navarrete. Consultor en casos difíciles, con facultad Episcopal para Confirmar y para absolver pecados reservados. En ocasiones ha sido Vicario General de la Diócesis de Tijuana ad ínterim, y Vicario Judicial y Vicario de Religiosos y Religiosas de Tijuana, Ensenada, Tecate del mismo obispado.
Ha sido Rector de la Iglesia del Santo Angel y Párroco de la Iglesia de Santa Cecilia.
Ha ayudado a muchas fundaciones religiosas de esta Diócesis; en especial a las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa de Calcuta, a los Hermanos de Magdala con sus asilos de ancianos, a las Misioneras de San Carlos y a la Casa del Migrante, etc. Frecuentemente representa al Excelentísimo Sr. Arzobispo en diferentes foros y comisiones así como en funciones Sagradas y Predicaciones. Junto con los Padres del Oratorio San Felipe Neri ha iniciado y dirigido el Instituto de Formación Permanente de Religiosas.
domingo, 6 de noviembre de 2022
GUÍA PARA LA CONFESIÓN INDIVIDUAL Rito de la reconciliación
Devocionario Católico
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El regreso del hijo pródigo de Edward John Poynter (1869) |
El sacerdote puede decir:
El Señor esté en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pecados.
El sacerdote o el penitente puede leer o decir de memoria algunas palabras de la Sagrada Escritura sobre la misericordia de Dios y el arrepentimiento, por ejemplo:
Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo.
El penitente se acusa de sus pecados:
- Mi última confesión fue hace… (días, meses o años aproximadamente).
- Pido perdón a Dios de... (se dicen los pecados cometidos desde la última confesión.)
- Me acuso también de todos aquellos pecados de los que no me acuerdo.
El sacerdote le da los consejos oportunos y le impone la penitencia. El sacerdote invita al penitente a manifestar la contrición.
El penitente puede decir, por ejemplo:
Jesús, Hijo de Dios, apiádate de mí, que soy un pecador.
El sacerdote, extendiendo ambas manos o, al menos, la derecha sobre la cabeza del penitente, dice:
Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz.
Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo.
El penitente responde: Amén.
El sacerdote despide al penitente:
La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de todos los santos, el bien que hagas y el mal que puedas sufrir, te sirvan como remedio de tus pecados, aumento de gracia y premio de vida eterna. Vete en paz.
El penitente debe cumplir la penitencia impuesta tan pronto como sea posible.

Te doy gracias, Dios mío, por haberme perdonado mis pecados y recibido de nuevo en tu amistad. Te pido por los méritos de tu Hijo Jesucristo y de su Madre Santísima, la Virgen María y de todos los santos, suplas con tu piedad y misericordia cuanto por mi miseria haya faltado a esta confesión de suficiente contrición, pureza e integridad, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.