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martes, 13 de junio de 2023

¿Es cierto que están jugando a escondidas con nuestro clima?



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Desde hace algunos años, resulta frecuente ver nuestros cielos plagados de estelas. Estelas con frecuencia persistentes que no recordamos haber visto, de forma tan abundante, en el pasado. Unos creen que estas estelas se producen por efecto de fumigaciones cuyo propósito es influir en el clima por razones desconocidas. Otros que se trata, tan solo, de estelas de condensación que surgen, de forma inevitable, como consecuencia del tráfico aéreo. Como intentaré argumentar a continuación, ambas interpretaciones son ciertas. Si bien resultaría muy difícil determinar en qué proporción lo es cada una de ellas.

No obstante, existiría, al menos, una tercera interpretación al origen de estas estelas. Los más desconfiados piensan que podría tratarse, en algún caso, de fumigaciones de sustancias tóxicas para alterar el aire que respiramos, con la secreta finalidad de reducir selectiva y progresivamente la población socialmente más «prescindible» hasta unos límites, que las élites globalistas malthusianas que hoy controlan los gobiernos del mundo, consideren adecuados para hacer nuestro planeta sostenible. Sea descabellada o no esta interpretación, no carecería por completo de fundamento, dada la obsesión reiterada de las citadas élites por el Gran Reinicio (Great Reset), que persigue, sin ocultarlo, la reducción de la población de nuestro planeta a una décima parte de la actual. Bien es verdad, que de momento evitan dar abiertamente demasiados detalles acerca de cómo y cuándo se pretende alcanzar esta reducción.

En relación con la supuesta veracidad de esta última hipótesis, poco puedo decir al respecto por no disponer de evidencias rigurosas que la confirmen o la desmientan de forma categórica. Sin embargo, no deja de resultar inquietante, aunque solo sea por razones estéticas, que el ministerio habilitado legalmente para realizar cualquier actuación sobre el clima en España, se denomine, eufemísticamente y al más puro estilo orwelliano, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. ¡Sin duda, el nombre completo es digno de haber sido sacado con pinzas del famoso libro 1984! Por si sí o por si no, lo que sí está a nuestro alcance, aparte de exigir menos demagogia y más transparencia en las actuaciones de este ministerio garante de la catastrófica agenda 2030, es vigilar muy de cerca la evolución del parámetro estadístico denominado esperanza de vida, que actualiza periódicamente el Instituto Nacional de Estadística (INE) y cuyo valor tendría forzosamente que decrecer si se pone en marcha cualquier campaña de reducción forzada de la población, pudiendo conocer si en algún momento tenemos motivos objetivos para la preocupación. Aplicando siempre, claro está, el pensamiento crítico ante cualquier explicación interesada que pretenda confundirnos y justificar una reducción de la esperanza de vida por mínima que sea ésta. Por ejemplo, cualquier hipotético exceso significativo de mortalidad achacado al tan recurrido cambio climático, sin mayor justificación, debería disparar en nosotros las peores sospechas. Esta hipotética excusa, aunque tal vez ya no sea tan hipotética según la interpretación oficial de las estadísticas Momo del 2022, no sería en absoluto impensable, ya que además ayudaría a avivar el miedo de la población a la más que discutible, y a la par enormemente rentable, teoría del cambio climático achacable exclusivamente a la actividad industrial y vital de la humanidad.

¿Qué es la Geoingeniería?

La Geoingeniería es la rama de la ingeniería que permite la manipulación del clima mediante la difusión de nanopartículas de metales (principalmente de aluminio, bario, estroncio, etc…) y de polímeros. Actualmente existen más de 150 patentes de geoingeniería que evidencian sobradamente que hay interés en el uso de estas prácticas en la mayoría de los países de nuestro maltratado planeta Tierra.

La función más habitual de estas partículas consiste en reflejar la luz solar recibida produciendo una reducción del calentamiento de la superficie terrestre y una atenuación de la luz recibida (oscurecimiento) en el área de fumigación. Estas partículas se esparcen después a las zonas colindantes como consecuencia del viento y acaban depositándose, con el paso del tiempo, en la superficie terrestre y en los océanos. El oscurecimiento de la Tierra puede evidenciarse en la siguiente ilustración que compara una foto tomada en 2015 con otra foto de 1972.


Ilustración 1 Efecto de la Geoingeniería en la Tierra (fuente https://www.geoengineeringwatch.org/)

La Geoingeniería surgió con una intencionalidad principalmente militar. Existe constancia del proyecto POPEYE, en los años 70 del siglo pasado, por el que los Estados Unidos pretendían extender la estación lluviosa de los monzones en la zona ocupada por el ejército de Ho Chi Minh. No obstante, también hay constancia de algún uso medianamente bienintencionado de la Geoingeniería, como es el caso del proyecto Storm Fury cuyo objetivo es el de debilitar los huracanes mediante la dispersión de partículas de yoduro de plata en las paredes del ojo del huracán. Posteriormente, estas prácticas se han sumido con frecuencia en un tremendo secretismo.

La tecnología actual permite modificar con bastante éxito patrones climáticos y sus efectos. A los intereses militares, actualmente se les unen intereses de tipo demográfico, económico y «medioambiental» que alientan con frecuencia a muchos países a desarrollar su propia capacidad de modificación del clima. No es descartable que muchos de los efectos que actualmente se le achacan interesadamente al cuestionable cambio climático tengan su origen real en prácticas intencionadas de Geoingeniería.

¿Chemtrails o Contrails?

Se entiende por Chemtrails (estelas químicas) aquellas estelas que aparecen en el cielo producidas por la fumigación intencionada de productos químicos con ayuda de aeronaves.

Contrails (estelas de condensación). Las estelas de condensación son nubes alargadas de color blanco que se forman cuando el vapor de agua se condensa y se congela alrededor de las partículas que se producen como consecuencia de la quema de combustible en las aeronaves. Estas estelas solo se producen normalmente a una altitud superior a 9000 metros, altitud habitual de vuelo de los aviones de pasajeros en tránsito, en determinadas condiciones atmosféricas. Este tipo de estelas, hasta donde yo sé, se consideran no intencionadas y son consecuencia inevitable del tráfico aéreo en unas determinadas condiciones de temperatura, presión y humedad. La ilustración 2 presenta un diagrama con las gráficas de formación de estelas de condensación (contrails) en función de la presión atmosférica, la temperatura del aire y la humedad relativa.


Ilustración 2 Condiciones de formación de estelas de condensación

(fuente https://www.aemet.es/)

Según indica la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), estas estelas de condensación pueden ser:Estelas de vida corta. Éstas son pequeñas y desaparecen enseguida. Ocurren cuando la humedad relativa es pequeña.
Estelas persistentes sin ensanchamiento. Tardan en disiparse, pero no crecen ni se expanden. Ocurren cuando la humedad es elevada. Circunstancia que hace que estas estelas tarden en sublimarse.
Estelas persistentes que se ensanchan. Esto ocurre cuando la humedad de la atmósfera está próxima al punto de condensación. En estas circunstancias el vapor de agua atmosférico se condensa alrededor de las partículas de hielo de la estela. Si hubiese inestabilidad atmosférica y turbulencia, las estelas adquirirían una forma irregular.

Supongo que no es fácil diferenciar a simple vista entre “chemtrails” y “contrails”. Para evitar obsesionarse en demasía y que un miedo irracional se apodere de nosotros cada vez que veamos una estela en el cielo, debo decir que no parece lógico pensar que un avión de pasajeros pueda hacer fumigaciones durante un trayecto comercial, salvo que el propio combustible haya sido alterado de forma malintencionada. Son algunos vuelos militares y posiblemente en horario nocturno, aquellos sobre los que debería recaer la sospecha de llevar a cabo estas prácticas. Muy posiblemente aviones de la OTAN.

Si un avión comercial deja estelas a su paso, muy posiblemente se trate de estelas de condensación (contrails), siempre, claro está, que se cumplan las condiciones físicas de formación de éstas (remito nuevamente a la ilustración 2). Para nuestra tranquilidad, existen aplicaciones para smartphone y tablet que pueden servir de ayuda a la hora de conocer la naturaleza de un vuelo que vemos por encima de nuestras cabezas. Una de ellas es Flightradar24 que permite la identificación de vuelos, en tiempo real, en cualquier lugar que nos interese. La aplicación proporciona datos de identificación como: el tipo de avión, el trayecto, la altitud, la velocidad, la posición, la matrícula, etc… Consecuentemente, resulta bastante sencillo identificar la naturaleza de un vuelo que podamos ver en el cielo, y saber, de forma indirecta, si la estela que deja puede ser un “chemtrail”, o no es probable que lo sea.

¿Es legal actuar sobre el clima en España?

La respuesta a esta pregunta es SÍ. El RD 849/1986 reza en su artículo 3.1:

“La fase atmosférica del ciclo hidrológico sólo podrá ser modificada artificialmente por la Administración del Estado o por aquellos a quienes ésta autorice (art. 3 de la LA)”.

Por desgracia no existe ninguna reglamentación que limite las posibles prácticas y excesos que puedan realizarse por la Administración, ni tampoco un medio al alcance del ciudadano que permita hacer el seguimiento de las actuaciones en el ámbito nacional. A este respecto, tengo que indicar al amable lector que hace más de un mes me dirigí por email al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, indicando mi vinculación con el medio Adelante España en el que escribo, para aclarar éste y otros aspectos, con la sana intención de poder dar un enfoque lo más objetivo posible al presente artículo. Tal como imaginaba, no he recibido ninguna respuesta, lo que a mi modo de ver denota nula transparencia y desprecio al legítimo derecho del ciudadano a disponer de información veraz. Circunstancia que siempre dispara las peores sospechas.

En unas declaraciones recientes de la vicepresidente Yolanda Diaz indicaba, textualmente, que toda política pública de ahora en adelante será política climática. Añadía después que solo hay dos modelos para la España futura:Convertirnos en un gran productor de energía verde para Europa. Es decir, llenar nuestra geografía de huertas solares y parques eólicos (hasta el infinito y más allá).
Dejar que nuestro país se convierta en un desierto improductivo, en el que no sería viable la agricultura.

Sin duda se trata de un discurso que podemos calificar de poco convincente, ya que con los medios que dispone la meteorología actual no se pueden hacer predicciones fiables más allá de unos pocos días y, por otra parte, todas las predicciones catastrofistas a largo plazo, relacionadas con la teoría del cambio climático, han fracasado sistemáticamente hasta ahora. Solo daría algo de veracidad a esta afirmación que existiese una estrategia de actuación intencionada sobre el clima que nos conduzca, por la vía de los hechos, hacia un futuro climático de diseño, cosa que no resulta para nada descartable. Tampoco termina de explicar la vicepresidente comunista ¿porqué la agricultura solo puede ser viable en un contexto de uso masivo de terreno para la producción de energía verde? En fin, oyendo estas ocurrencias, no sabe uno si ponerse a reír o a llorar.

La legislación vigente no sólo permite actuaciones artificiales sobre el clima en nuestro país, sino que además está vigente una ley surgida en 2020, con la excusa de combatir el supuesto virus que produce la enfermedad del COVID19, para la fumigación de biocidas sobre la población. Me refiero a la orden SND/351/2020 que permite la aplicación de biocidas, supuestamente autorizados por el ministerio de Sanidad, por las unidades NBQ de las Fuerzas Armadas durante la duración de los Estados de Alarma. Estados que, como ya sabemos todos, fueron declarados inconstitucionales. Como en el caso anterior, tampoco hay reglamentación que permita concretar estas actuaciones y mucho menos una página web accesible al público que dé a conocer detalles y justificación de las intervenciones realizadas.

La experiencia indica que las leyes no surgen espontáneamente si no existe una intencionalidad de aplicarlas. Nada es fruto de la casualidad. Si la legislación permite una determinada actuación, es que ésta ya se ha ejecutado o se pretende hacer en un futuro no muy lejano. Lo que más me inquieta es la falta de reglamentación y de transparencia; que solo puede interpretarse como un desprecio por el interés legítimo del ciudadano a estar informado y posiblemente a la mala fe.

Efectos de la aplicación de la Geoingeniería

Existe una página web muy interesante que recomiendo encarecidamente su visita. En ella se describen los efectos y los graves daños sobre nuestro planeta resultantes de la Geoingeniería. Esta página es https://www.geoengineeringwatch.org/ . Algunos de los efectos que se le imputan en esa página son:Cambios importantes y recurrentes en las precipitaciones anuales registradas en muchas partes del mundo y en la humedad relativa del aire.
Acidificación de los océanos.
Aumento de metales pesados en los mares, especialmente de aluminio.
Correlación del exceso de aluminio encontrado en el suelo con la mayor incidencia de demencia en los seres humanos y en las abejas.
Oscurecimiento progresivo del planeta Tierra desde que se tiene conocimiento de la posible aplicación de estas técnicas.
Aumento en el número de casos de autismo en el mundo, circunstancia que parece ligada a la contaminación con aluminio. En 1975 esta anomalía se presentaba estadísticamente como un caso de cada 5000 habitantes, mientras que en 2012 alcanzaba la cifra de uno por cada 100 habitantes.

En España no existe, que yo conozca, ningún organismo independiente de la Administración que vigile una posible contaminación en metales pesados del agua, del suelo y del aire. Si existiera, nos permitiría evidenciar, de manera cualitativa y cuantitativa, la existencia, o no, de un problema real debido a prácticas climáticas o de otro tipo. No obstante, si existiese ese organismo, la procedencia de su financiación le haría, con alta probabilidad, de cuestionable independencia. Tengo que decir que ni siquiera los partidos políticos, autoproclamados como ecologistas, parecen demasiado interesados en exigir explicaciones sobre las actuaciones que se hacen en España en el ámbito de la Geoingeniería.

Por otra parte, los organismos científicos dependientes de la Administración, como cabía esperar en un país que tiene a gala no respetar la independencia de poderes que sería la base de cualquier sistema democrático, están sometidos al poder político y solo cuentan aquello que se les permite contar. Este sometimiento que conlleva la ocultación de la verdad, mediante el silencio o la mentira, erosiona gravemente el prestigio de la ciencia y fomenta, tristemente, la desconfianza del ciudadano hacia ella. Un buen ejemplo de esta subordinación de la ciencia al poder político es que todavía no se hayan dado a conocer las estadísticas oficiales, a posteriori, de casos graves y muertes por COVID19 entre el colectivo de vacunados contra esa enfermedad, y el de no vacunados. Información que, por alguna razón, oculta celosamente la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica en sus informes RENAVE, ante el silencio cómplice de la oposición política, de las autoridades sanitarias, de los medios de comunicación y con la pasividad de la inmensa mayoría de una confiada sociedad civil que se deja llevar dócilmente a donde le digan. Aunque resulte sorprendente, esta información también se oculta en todos los países de los que yo tengo noticia. ¡Qué oportunidad se ha perdido para demostrar la hipotética eficacia de las vacunas contra el COVID19! ¿Habrá algún interés económico, o razones de mala conciencia, detrás de esta ocultación sistemática e intencionada de información?

En lo que respecta a la intervención sobre el clima, como en todo aquello que pueda afectar a nuestra vida, no debemos cansarnos de exigir la máxima transparencia a los poderes políticos y desconfiar cuando ésta no se ofrece espontáneamente, cuestionando, con pensamiento crítico, aquello que no resulte suficientemente claro. Es necesario luchar desde la sociedad civil contra la impunidad de la Administración y su desprecio sempiterno al derecho del ciudadano de ser informado con veracidad y sin paternalismos, exigiendo toda clase de explicaciones por incómodas que éstas puedan ser. Sería extraordinariamente preocupante que la Geoingeniería acabe estando exclusivamente al servicio de los propósitos ideológicos que sostienen la teoría del cambio climático, y de los intereses económicos y de manipulación social relacionados con ésta. Cuidado con bajar la guardia ante los políticos… Nunca han sido de fiar, y ahora que están mayoritariamente al servicio de los intereses globalistas, menos que nunca

Eusebio Alonso | Licenciado en ciencias físicas. Subdirector del diario online Adelante España.