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domingo, 29 de julio de 2018

¿A quién iremos, Señor? Sólo tú tienes palabras de vida eterna (José Martí) [4 de 4]



Por eso pienso que no es descabellado decir que nos hallamos en una situación de "apostasía universal" o, al menos, muy próximos a ella. ¿Coincidirá ésta con aquella "apostasía universal" de la que se habla en la Biblia, la que tendrá lugar al final de los tiempos? No podemos saberlo. Pero lo que no se puede negar es el hecho de que estamos llegando - y de modo vertiginoso - a una situación de apostasía a escala mundialaunque haya todavía muchos que se empeñan en negar lo que es evidente

Con relación a este querer enmendar la plana a Dios asistimos, por ejemplo, a la negación de los dogmas y de todo lo que suene a  sobrenatural. Se llega a negar, incluso, la misma historicidad de las Sagradas Escrituras; en particular, todos los hechos relatados en los Evangelios y en el resto del Nuevo TestamentoSegún estos "entendidos" lo relatado allí fue una invención de la primitiva comunidad cristiana, pero no fue algo que ocurriera realmente: una afirmación gratuita e inventada por estos "innovadores" que no pueden demostrar absolutamente nada de lo que dicen.

Como curiosidad que puede venir al caso, hago aquí una pequeña observación, con respecto al tema de la existencia histórica de Jesucristo. Sabemos que en el año 70 tuvo lugar la destrucción de Jerusalén, tal como estaba profetizado por Jesucristo que iba a ocurrir. ¿No es extraño que tal evento histórico no aparezca en ninguno de los Evangelios? La explicación es sencilla ... y es que los Evangelios fueron escritos anteriormente al año 70, a excepción del evangelio de san JuanPor eso no mencionan tal hecho. Además, como la muerte de Cristo era muy reciente, los escritos de los Evangelios son un fiel reflejo de lo que ocurrió históricamenteEn ellos se relata aquello que los apóstoles vieron, oyeron y palparon. Aquí no existe ningún invento de la comunidad primitiva, ni nada que se le parezca.

La mentira siempre ha sido -y seguirá siendo- el arma que utilizan los "hijos de este mundo", aquellos que tienen por padre al Diablo, según las palabras que utilizó Jesucristo, al responderle a los judíos que no entendían su lenguaje porque no podían oír sus palabras: "Vosotros tenéis por padre al Diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Él era homicida desde el principio, y no se mantenía en la verdad, porque en él no hay verdad. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo, porque es mentiroso y padre de la mentira. Pero a Mí, que digo la verdad, no me creéis" (Jn 8, 44-45)] 

Es bastante "corriente" encontrarse hoy con "católicos" que niegan todo tipo de milagros por intervención divina así como los dogmas fundamentales de la fe de la Iglesia: la divinidad de Jesucristo, su Resurrección y Ascensión a los cielos, su Presencia real en la Eucaristía, la virginidad de María, etc. ... y siguen considerándose católicos cuando no lo son: no pueden serlo pues niegan todo lo que afirma la Doctrina Católica

Es una flagrante contradicción… ¿Qué formación es la que han recibido? ¿Quién -o quienes- se han encargado de enseñarles la Doctrina? ¿Cómo puede explicarse tal anomalía?  La respuesta a esta pregunta es muy difícil, porque son muchos los factores que pueden influir en ella. De todos modos, hay una razón, que es la más profunda y misteriosa de todas, y que nos sobrepasa. Está relacionada directamente con el pecado que, como decía san Pablo, es un "misterio de iniquidad" (2 Tes 2, 7). El mismo san Pablo nos advertía, también, en su carta a los efesios, que "nuestra lucha no es contra la sangre o la carne, sino contra los principados y potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos que están por las regiones aéreas" (Ef 6, 12)

Tal y como se ha dicho, hoy vemos que todo aquello que posea carácter sobrenatural es negado o silenciado (lo que ocurre también en bastantes casos de la alta Jerarquía). Si ya en el año 1972 decía el papa Pablo VI que "el humo de Satanás" se había infiltrado en la Iglesia, hoy podríamos decir que es el propio Satanás quien está infiltrado. Cierto que esta afirmación no puede ser demostradapero tenemos las palabras de Jesús que, como siempre, nos sirven de guía -y de luz- en este mundo tenebroso: 
"Por sus frutos los conoceréis" (Mt 7, 16).

¿Y qué frutos observamos? Si no escondemos la cabeza y amamos la verdad, se impone admitir y reconocer que, por desgracia, el llamado modernismo se ha infiltrado en el corazón mismo de la Iglesia y amenaza con destruirla a corto plazo, si Dios mismo no interviene, de alguna manera. El papa San Pío X decía ya, en su encíclica "Pascendi", que la herejía modernista es la suma de todas las herejías. Y esa herejía, que conduce a la apostasía completa, es la que -de modo sibilino- se encuentra merodeando por el Vaticano.

No cabe duda de que Dios intervendrá, pues no va a consentir que su obra se deshaga y que la muerte de su propio Hijo haya sido en vano. Tenemos la seguridad de que 
"las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia" (Mt 16, 18) Esa es nuestra esperanza, y sabemos que no será defraudada, pero se impone ser realistas y llamar a las cosas por su nombre. Vistas las cosas, tal y como están, me da la impresión de que esa intervención divina debe de estar ya a las puertas;  nos conviene, pues, estar preparados y vigilar de continuo, porque "el Diablo ronda como león rugiente buscando a quien devorar" (1 Pet 5, 8). 

Es verdad que no podemos conocer ni el día ni la hora y sabemos, además, que 
"un día ante Dios es como mil años, y mil años como un día" (2 Pet 3,8).  Pero, sea de ello lo que fuere, está claro que la negación de lo sobrenatural y la invención de nuevas "doctrinas", meramente humanas, que pretenden destronar a Dios y colocarse en su lugar, no puede traernos sino consecuencias nefastas ... porque "de Dios nadie se ríe" (Gal 6, 7)


En fin, acabamos esta entrada con unas palabras del apóstol Judas Tadeo: "Carísimos, teniendo mucho interés en escribiros sobre nuestra común salvación, me he visto en la necesidad de hacerlo para animaros a luchar por la fe transmitida a los santos de una vez para siempre" (Jd, 3). Tenemos, sobre todo, la certeza y la confianza en las palabras de Jesús, nuestroSeñor, quien dijo a sus discípulos, antes de su ascensión a los cielos: "Sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). 

No necesitamos más: la seguridad de su compañía, la intimidad con Él, todo eso nos dará la fortaleza que necesitamos para dar testimonio de Él: "Cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué habéis de hablar, porque se os dará en aquella hora lo que habéis de decir. Pues no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros" (Mt 10, 19-20).

Por lo tanto, debemos alejar de nosotros todo temor y actuar conforme a lo que Jesús mismo nos mandó: "Vigilad y orad para que no caigáis en tentación" (Mt 26, 41). Frente al gran poder de la oración cristiana, una oración hecha con Cristo, por Cristo y en Cristo, ¿qué puede significar todo el poder de los hombres, qué puede significar el poder mismo de Satanás y de todo el infierno? 

La vida cristiana es difícil. Supone tomar la cruz cada día, caminar por la senda estrecha y seguir al Señor. Él ya nos lo advirtió, para que no nos llamáramos a engaño: "En el mundo tendréis tribulación" (Jn 16, 33b) ... "pero confiad: Yo he vencido al mundo" (Jn 16, 33c). 

La certeza que poseemos de que Jesús nos ama y de que somos simplemente peregrinos en esta tierra, siendo el cielo nuestra verdadera y definitiva patria; el saber que nuestra vida no se acaba con la muerte terrenal, sino que esperamos una vida futura junto a Él, por toda la eternidad, si hemos optado por Jesús en esta vida, prefiriéndolo a Él a todas las cosas ... todo eso nos conducirá a adquirir la fortaleza que necesitamos para no tener miedo a nada. Sólo hay algo que debemos temer: el pecado, el estar separados del Señor. Ése es el santo temor de Dios y no otra cosa. 

Esto dice un cristiano hablando de su amado Maestro, hablando de Jesús:


La luz que, de sus ojos,
al corazón atento le llegaba,
quitaba sus enojos
y tal valor le daba
que ya temor ninguno le quedaba.

José Martí

¿A quién iremos, Señor? Sólo tú tienes palabras de vida eterna (José Martí) [3 de 4]

 4 de 4

Es una nota esencial de la verdadera Iglesia la fidelidad al depósito recibido¿Por qué queremos inventar una nueva doctrina diferente a la que ya hay y -además- seguir llamándola Iglesia Católica? Esto es algo diabólico. Si  llegara a producirse, porque Dios lo permitiera, podemos tener la absoluta seguridad de "tal iglesia" no sería la Verdadera Iglesia, ni la Palabra de Dios que escuchásemos sería la auténtica.

De hecho -y como un precedente- según la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Magnum Principium son ya las distinta Conferencias Episcopales, desde el 1 de octubre de 2017, las que se hacen cargo de las traducciones a las lenguas vernáculas. Esto dará lugar, con total seguridad, a graves problemas de índole teológico y a la desunión de los católicos, en contra del deseo de Jesús: "Que sean uno como nosotros somos uno: Yo en ellos y Tú en Mí, para que sean consumados en la unidad" (Jn 17, 22-23). Si esto ya estaba ocurriendo de hecho, pues hay muchas traducciones de la Biblia, en la actualidad, que no son fieles al original de la Vulgata ... ahora el problema se agravará, con este Motu Proprio que deja manga ancha a esas traducciones. Y la unidad de los católicos, que ya es muy pobre, se irá diluyendo paulatinamente. ¿Por qué? Pues, más que nada, porque en esas traducciones se dará una ambigüedad tal que dará lugar a que se pongan en duda todas o gran parte de las verdades de fe, siendo así que el Contenido de las Sagradas Escrituras ha de ser respetado íntegramente, sin añadir ni quitar nada ... y esto independientemente de los tiempos o lugares en los que se predique el Evangelio.

Se habla mucho de que "la doctrina no se toca", pero los hechos cantan una canción diferente. Hoy se hace mucho hincapié, desde la Jerarquía, en justificar todas las medidas que se están tomando, diciendo que sólo tienen como objetivo la llamada "pastoral", es decir, que de lo que se trata es de conseguir, de un modo más eficaz, que el Evangelio se comprenda mejor y pueda llegar así a todo el mundo. Esta idea, en sí misma -y sin otras consideraciones- es buena ... pero se requiere, para que se produzcan buenos frutos, que vaya siempre por delante -sin ningún tipo de alteración sustancial- la fidelidad a la doctrina de siempre, a la Doctrina multicelular de la Iglesia.

En otras palabras: pueden haber distintos enfoques con respecto a la Evangelización,  pero siempre desde la fidelidad a la Doctrinasólo así se podrá hablar de una buena pastoral; sólo así la gente a quienes les llegue el Mensaje de Jesús estarán realmente unidas en Él, pues todos sabrán a qué atenerse en lo que se refiere al conocimiento de Cristo. Si no hay tal fidelidad, entonces habrá muchos que pensarán que son cristianos  (católicos) cuando en realidad el "dios" que se les predica tiene muy poco que ver con el auténtico Dios, revelado en Jesucristo, quien es verdadero Dios y verdadero hombre. Éste es -a mi entender- el gran problema que tiene hoy en día la Iglesia: la falta de fidelidad a la Doctrina de siempre. Se ha perdido la fe en Jesucristo, el Único en quien es posible la salvación . 

Decir, por ejemplo, como dijo el papa Francisco: 
«los que son cristianos, con la Biblia, y los que son musulmanes, con el Corán», porque «uno solo es DIos: el mismo» ... es un grave error doctrinal, que no se atiene a verdad, desde el momento en que Dios se ha revelado en Jesucristo. Si se cree en Jesucristo, debemos creer en sus palabras, que son éstas: "Quien no está conmigo, está contra Mí" (Mt 12, 30). "Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre" (1 Jn 2, 23). "Yo soy la Verdad" (Jn 14,6), etc ... Las palabras de Jesús son clarísimas. Y lo que quieren decir es lo que dicen. No admiten ninguna otra interpretación que lo que se dice en ellas, tal y como se dice. 


¿A quién hacemos caso, entonces? ¿A lo que dice Jesús y el Magisterio perenne de la Iglesia, el que guarda fielmente el Depósito recibido ...  o a lo que dicen los demás, no importa la categoría eclesial que ostenten? Esa decisión debemos de tomarla ante Dios, porque lo que está en juego es nada más y nada menos que nuestra salvación o nuestra condenación eterna. Y esto no es ningún invento mío, sino que es Doctrina perenne de la Iglesia, que no puede ser modificada ni cambiada por nadie, ni siquiera por ningún Papa, por muy Papa que sea.

La primera regla a seguir (y yo diría que la única, al menos en el momento actual) para que se pueda hablar de una pastoral auténtica y eficaz es la de predicar la Verdadera Doctrina Católica, de modo íntegro ... sin añadidos ni interpretaciones modernistas, tan al uso, que sólo sirven para apartar a la gente de Dios.  El modernismo que, como caballo de Troya, se ha infiltrado en la Iglesia desde hace, al menos, cincuenta años, ha producido sus "frutos venenosos" y está consiguiendo el fin masónico del Nuevo Orden Mundial, en el que el verdadero Dios no cuenta para nada; es más, no existe. Sólo cuenta el hombre.  No hay otra religión posible si no es la "democracia": eso sí, entendida ésta en un sólo sentido, que no es el de la mayoría real verdadera, sino aquel que decidan desde el Poder, un Poder que está bajo el Maligno, que es quien -prácticamente- domina hoy el mundo. Hay infinidad de personas que todavía siguen pensando en esa gran mentira llamada "democracia", por la que sienten "veneración", sin saber exactamente lo que significa. Decirle a alguien que no es demócrata es el mayor "pecado", si es que tiene sentido hoy hablar de pecado.

Lo cierto y verdad es que la gente no conoce al Señor y, por eso mismo, es desgraciada.  Como venimos diciendo, hay infinidad de "pastores" en todo el mundo (y cuyo número va en aumento) que "enseñan" a la gente "verdades" que no son tales y que no reflejan fielmente -e incluso traicionan- la Palabra de Dios. Son falsos pastores, lobos disfrazados con piel de oveja. Serán juzgados por Dios, como lo seremos todos, aunque su responsabilidad es mucho mayor, pues es mayor el daño que hacen a la Iglesia, minándola desde dentro. 

Por eso, si hubiera que encontrar una respuesta para explicar la situación en la que se encuentra hoy la Iglesia, tal vez (y sin tal vez) habría que acudir al hecho de que muchos de los que tienen que transmitir la fe al pueblo cristiano, ellos mismos la han perdido. Y no se puede enseñar aquello que no se sabe, o mejor -en este caso- aquello que no se vive.  

Estoy hablando en términos generales, porque me consta de que, gracias a Dios, aún quedan pastores fieles al Evangelio y a la Tradición de la Iglesia; así como también fieles católicos que los siguen, porque escuchan -y ven- en ellos al mismo Jesús, al buen Pastor.  Una gran pena que este número de fieles vaya siendo cada vez menor ... aunque Dios proveerá, sin duda alguna.


José Martí (continuará)

Mensaje de Amparo Medina, a Legisladores de Argentina, sobre los anticonceptivos y el aborto.


Duración 5:50 minutos

McCarrick Renuncia a su cardenalato – Castigado con la reclusión, la oración y la penitencia



El papa Francisco aceptó la renuncia del cardenal de Washington, Theodore McCarrick, de 88 años, al Colegio de Cardenales, debido a las acusaciones de abuso homosexual.

Al mismo tiempo, Francisco lo suspendió como obispo y le ordenó vivir en reclusión, oración y penitencia “hasta completar el proceso canónico” que todavía no ha comenzado.

McCarrick presentó su carta de renuncia el viernes por la tarde.

El jesuita francés Louis Billot fue el último cardenal al que se le permitió renunciar a su cargo en setiembre de 1927, a causa de las controvertidas acciones de Pío XI contra la Acción Francesa.

Damian Thompson señala que “el cambio histórico” al hacer afrontar a figuras de alto rango de la Iglesia las consecuencias de su acción “tiene que ver más con el New York Times que con un nuevo espíritu de reforma”. Los prelados liberales generalmente se protegen uno al otro.

Los problemas homosexuales no eran un misterio. Antes que Juan Pablo II lo promoviera a Washington, un grupo de laicos viajó a Roma para convencer al Papa que no avanzara con su nombramiento.

El depredador sexual Teddy McCarrick ya no es cardenal de la Iglesia Católica (Carlos Esteban)



Al fin, el Vaticano ha aceptado la renuncia del Cardenal Theodore “Tío Teddy” McCarrick, a quien se expulsa del Colegio de Cardenales. Pero actuar contra un anciano retirado de casi 90 años no puede ser sino un comienzo de una purga mucho mayor.

Anuncia la página oficial de la Santa Sede que el Papa Francisco ha aceptado la dimisión del Cardenal McCarrick, acusado de abusos sexuales a menores hace décadas, de la dignidad de cardenal.

Además, ha ordenado Su Santidad su suspensión de cualquier ministerio público, junto con la obligación de permanecer en una casa a determinar, para dedicarse a una vida de oración y penitencia hasta que un juicio canónico regular determine su responsabilidad frente a las acusaciones.

El nonagenario McCarrick, arzobispo emérito de Washington, llevó una larga carrera en la que compatibilizó una vida de depredador homosexual, ampliamente conocida, con una enorme influencia en los círculos de la jerarquía católica americana, siendo determinante en el nombramiento de varios obispos.

Al fin. Pero un fin que solo puede ser un principio. Pensamos, por ejemplo, en el Cardenal Kevin Farrell, amigo personal de McCarrick, con quien convivió seis años en los que, misteriosamente, no advirtió nada de lo que era un secreto a voces entre sus colegas. Nos planteamos si es el hombre adecuado para presidir un dicastario tan sensible como el de los Laicos, la Familia y la Vida.
Y nos contestamos: No, ni de broma

Carlos Esteban