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jueves, 15 de junio de 2023

El pacto del PP y el PSOE en Murcia contra Vox: ¿esto es 'derogar el sanchismo', señor Feijóo?





El Partido Popular lleva muchos años sumido en un viaje ideológico hacia la izquierda, que le ha llevado a ser invotable para muchos españoles.

Sin embargo, cada vez que llegan unas elecciones, el PP quiere convencer a muchos de sus votantes tradicionales de que es una alternativa a la izquierda, de que votar al PP no es votar las mismas políticas que promueven el PSOE y sus aliados de ultraizquierda. Ese mensaje del PP es cada día menos convincente, porque ha ido asumiendo los dogmas ideológicos de la izquierda, uno tras otro: aborto, ideología de género, catastrofismo ecologista, feminismo progre e incluso las recetas fiscales socialistas. La única forma que le queda al PP de demostrar de que es una alternativa a la izquierda es no pactar con ella.

En algunos sitios, como Castilla y León y la Comunidad Valenciana, el PP ha sido capaz de hacer ese esfuerzo y pactar con Vox. Sin embargo, ayer vimos en la Región de Murcia a un PP que se siente más cómodo con el PSOE que con los conservadores de Vox. Y lo ha demostrado de una forma que llenará de perplejidad a muchos votantes del propio PP.

Zancadilla del PP a VOX, el partido al que necesita para gobernar

El 28 de mayo, el PP obtuvo 21 escaños en la Región de Murcia, se quedándose a dos escaños de la mayoría absoluta. El PSOE obtuvo 13 escaños, Vox 9 y Podemos/IU 2. El PP puede fingir que es capaz de gobernar con minoría, pero la realidad es que el PP necesita, al menos, la abstención de Vox en Murcia. El sentido común dicta que si necesitas la ayuda de alguien, lo más insensato es insultar al potencial ayudante. En la dirección del PP parecen no entender algo tan elemental.

En una decisión que sólo cabe calificar como absurda, el PP y el PSOE pactaron repartirse todos los puestos de la Mesa de la Asamblea de Murcia, dejando fuera a VOX. Esto no es sólo un insulto a los votantes de VOX, sino también una falta de respeto a las reglas democráticas.

La escandalosa diferencia de trato del PP a Cs y a VOX

Hace ahora cuatro años, el PP dio la presidencia de la Asamblea Regional de Murcia a Ciudadanos, habiendo obtenido el 11,98% de los votos. Sin embargo, en el día de ayer, PP y PSOE excluyeron a Vox de la Mesa de la Asamblea Regional pesar de que Vox obtuvo el 17,72% de los votos. El pacto de PP y PSOE para excluir a Vox no es sólo un desprecio a la democracia, sino también una exhibición de incoherencia del PP.

Un PP que sueña con volver a ser un mero relevista del PSOE

Pero ese pacto indica algo más: que el sueño del PP es volver al bipartidismo, a un sistema en el que PP y PSOE se repartían todo, creando la ficción de que eran competidores y rivales políticos, cuando en realidad no eran más que meros relevistas, que han acabado por ser prácticamente indistinguibles en el plano ideológico, por la sumisión del PP ante los dogmas de la izquierda. Vox surgió porque muchos votantes se sintieron engañados por esa ficción bipartidista, una ficción que se alimentaba de un voto cautivo, de un voto del miedo que consistía, básicamente, en que el PP infundía temor a que gobernase la izquierda para después mantener intactas sus leyes ideológicas.

Lo ocurrido ayer en Murcia es algo peor que un insulto a los votantes de Vox: es el anuncio de que el PP quiere volver a ser el relevista del PSOE, de que no tiene la menor intención de derogar sus leyes ideológicas ni corregir ninguno de los males que la izquierda lleva causando desde hace años. Feijóo debe ahora una explicación a sus votantes: ¿pactar con el PSOE era lo que llamaba "derogar al sanchismo"? ¿Pretender derogar todo lo que ha hecho Sánchez pactando con el partido de Sánchez, y poniéndole una zancadilla al único partido dispuesto a derogar de verdad el proyecxto ideológico socialista?

Un insulto a los votantes de VOX y una estafa a los votantes del PP

Otra pregunta que Feijóo debería contestar a sus votantes es la siguiente: ¿cuál es el auténtico PP, el que pacta con el PSOE o el que pacta con VOX? ¿El PP que mantiene las leyes ideológicas del PSOE, o el PP que accede a pactar con VOX para contrarrestar en alguna medida los daños que hace la izquierda? Aclare, señor Feijóo, para qué PP pedirá usted el voto en las elecciones generales del 23 de julio, para el que se siente más cómodo con los socialistas aliados de Bildu, o con el PP que está dispuesto a pactar con el partido de Ortega Lara.

Desde luego, como votante de VOX, espero que el partido al que apoyo dé un merecido escarmiento al PP de Murcia. No sólo para que el señor López Miras aprenda a tratar con respeto a los votantes de VOX, sino también a los murcianos.
Es un colosal engaño que el PP haya hecho campaña electoral presentándose como una alternativa al PSOE para después pactar con él
Y es que los votantes de VOX no somos los únicos españoles ultrajados por ese pacto del PP en Murcia. Ese pacto es una estafa del PP a sus propios votantes, una estafa que se repite desde hace muchos años. A lo mejor muchos votantes murcianos del PP empiezan a entender ahora el motivo por el que algunos nos hartamos y dejamos de votar a ese partido. El PP se ha convertido en un partido invotable para cualquier votante de derechas.

Elentir

¿Por qué prefiere el PP a los regionalistas antes que a VOX?



Duración 2:45 minutos

Ariza apuntala que ya “hay dos votos útiles” ante una izquierda “rabiosa”



Duración 1:06 minutos

Lo políticamente incorrecto y la tozuda realidad



Han pasado 25 siglos, más de 2.500 años, desde que murió Protágoras, al que muchos consideran padre del hablar correcto, o sea, de la retórica. Este orador fue una gran figura del siglo V a.C. en el centro cultural de Europa, la ciudad de Atenas. Gran profesor, enseñaba a ganar cualquier discusión, y hacía capaces a sus alumnos para defender una determinada postura y ganar cualquier disputa. Pero su éxito no procedía de su inteligencia, sino de su retórica en la defensa de una postura, o de su contraria, con las garantías de triunfo. Esa es la esencia de los sofistas, la técnica del “hablar correcto”. Y lo pongo entre comillas porque al sofista no le interesa la verdad, la realidad, sino cómo convencerte de una opinión, o de la contraria, según sea su pagador. ¿Retórica, o retórica hueca?

En mis estudios filosóficos, el simpático profesor de teoría del conocimiento repetía con frecuencia, y con bastante sentido común, que las palabras lo aguantan todo, pero la realidad es tozuda. Contra facta non sunt argumenta. Puedes decir que a tres pasos de donde estás no hay un desfiladero, pero si das esos tres pasos, la tozuda realidad te llevará desfiladero abajo.

Vivimos en el reino del eufemismo, dominado por los sofistas o retóricos ideológicos, y nos gusta manipular las palabras para que expresen lo que a nosotros nos interesa.

· En lugar de aborto hablamos de salud sexual y reproductiva, pero el embrión que deja de vivir ya no tiene salud, la mujer puede tener serios problemas de salud; tampoco es “reproductiva”, la mujer no se reproduce, no da a luz al hijo vivo. O hablamos de IVE, “interrupción voluntaria del embarazo”. Pero la vida del embrión no se restablece tras la “interrupción”, y en muchas ocasiones tampoco está claro que sea “voluntaria”, pues se dificulta conocer la realidad médica completa de lo que sucede con esa intervención.

· En lugar de eutanasia, con su claro significado de causar la muerte de la persona, prestación de ayuda (somos muy ayudadores) a morir. O derecho a morir dignamente, como si el enfermo cuidado con cariño no viviese y muriese dignamente.

· Hablamos de afirmar el propio sexo sentido. Como si el sexo estuviese en mi sentimiento, y no tuviesen nada que decir los más de 6.500 genes que se expresan de modo distinto, en función del cromosoma XX o XY. Y las terapias de conversión son aquellas ayudas a las personas que tienen alguna incongruencia con su sexo, y quieren afrontarla conservando su cuerpo y su propia identidad psicosomática.

· Hablamos de “ley de memoria democrática”, pero la memoria no se rige por leyes, sino por el recuerdo de lo que ha sucedido. Y esos hechos, constatables en el pasado, no pueden desaparecer a instancias del voto de una mayoría.

Los ejemplos podrían continuar. Pero lo que me preocupa es el resultado de esta realidad paralela que parece que queremos crear. Por un lado discurre cierto lenguaje políticamente correcto, y por otro la tozuda realidad, que cada vez es más tozuda, y también más rebelde a las violaciones que le hacemos. Varios países, entre ellos la poblada China, cada vez están más preocupados por el escaso crecimiento demográfico. Otros países liberales, como Reino Unido, Noruega o Finlandia, están preocupados por la raída solución del boom trans en los niños. Si continuamos en mundos paralelos, el verdadero progreso de la historia cada vez está más en peligro.

Utilizando un lenguaje empresarial, nos urge estar “alineados” en políticas sociales y realidad social. Está en juego el éxito de nuestra humanidad, su presente y, sobre todo, su futuro. La palabra, si no está sostenida, alineada, con la realidad, crea un mundo paralelo, un escenario de cartón piedra, que se caerá en cuanto venga un pequeño vendaval.

¿Por qué nos empeñamos en buscar la explicación más complicada, la construcción ideológica de esta nueva neolengua, en lugar de buscar la solución más sencilla, la que nos dicta el sentido común? ¿Será verdad que el sentido común es el menos común de los sentidos?

José F. Vaquero