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martes, 29 de mayo de 2018

Conversando con Jesús: ¿Sueño o realidad? (4 de 5) [21 de 22] (José Martí)

 

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Francisco guardaba silencio. Jesús le dijo entonces:

- Como bien sabes, pues ya lo hemos hablado, tu elección como Papa estuvo amañada. Pero dejemos esto, de momento. Lo que importa -y con carácter de urgencia- es dar una solución a los gravísimos problemas con los que se enfrenta mi Iglesia. Y en esta misión que quiero llevar a cabo, cuento contigo, como colaborador. Esto es lo que tienes que hacer:
  • Llamarás y hablarás personal y confidencialmente con los siguientes cardenales y obispos: Cardenal Brandmüller, Cardenal Zen, Cardenal Burke, Cardenal Sarah, Cardenal Eijk, Monseñor SchneiderMonseñor NegriMonseñor Chaput y Monseñor Livi.
  • Les contarás -sólo y exclusivamente a ellos- la visión que has tenido y todo cuanto voy a decirte ahora. Lo pondrás por escrito y les darás una copia a cada uno,  firmada con tu puño y letra, consignando la fecha en la que lo hagas. El original, escrito y firmado por tí, quedará guardado en el Vaticano, dentro de un sobre sellado y con las máximas medidas de seguridad. 
  • Lo que escribas tendrá que ser cumplido, obligatoriamente, por todos a quienes afecte. Y deberá ser también estrictamente observado y puesto en práctica por los futuros Papas.
  • Ahora sí podrás (¡y deberás!) hablar -sin equívocos- de "sorpresas" del Espíritu, pues verdaderamente -en este caso concreto- lo van a ser; no de cualquier espíritu, sino de mi Espíritu, del Espíritu Santo: no serán ya "tus" sorpresas, sino las Mías.
  •  A todos los efectos -y así tendrás que escribirlo expresamente- el contenido de ese escrito tendrá la consideración de "Ex Cathedra", siendo excomulgados todos cuantos se opongan a él. En dicho escrito constará lo siguiente:
  1. Contarás toda la verdad acerca de tu elección como Papa, la cual es nula e inválida, según el artículo 76 de la Constitución Universi Dominici Gregis de 22 de febrero de 1996 y, por lo mismo, ésta no confiere ningún derecho a la persona elegida que, en este caso, fuiste tú. Por lo tanto, cuanto has escrito y hablado durante tus poco más de cinco años de Pontificado no tiene ningún valor ni debe de ser llevado a la práctica por nadie: entrevistas a diarios, ruedas de prensa en tus viajes de avión, discursos, homilías en Santa Marta, encíclicas, exhortaciones apostólicas, ... , ¡absolutamente todo queda derogado y sin ningún tipo de validez!. Sin embargo, te doy la potestad de actuar como Papa (y así aparecerás a los ojos de todos), durante el corto período que supondrá la puesta en práctica de esta orden.
  2. Depondrás de sus puestos a todos aquellos obispos y cardenales, tanto los que ya había antes de tu elección papal, como a los nuevos que has nombrado y que están actuando como devastadores de mi Doctrina (siguiendo tu ejemplo), defendiendo ideas contrarias a la Fe católica: comunión a los adúlteros y vueltos a casar, intercomunión o comunión a los protestantes (que no creen en mi Presencia Real en la Eucaristía), normalidad de la homosexualidad, de los anticonceptivos e incluso del aborto y la eutanasia. Tendrán que hacer todos una declaración de fe, afirmando todo lo que es auténticamente católico y corrigiendo todo cuanto hayan dicho, hecho u omitido, que haya supuesto un escándalo para mis fieles, al ir contra la Doctrina establecida en la Iglesia de una vez por todas y para siempre. Aquellos que no la hagan, quedarán excomulgados "ipso facto".
  3. Quiero de vuelta a mis Pastoresmis verdaderos Pastores, aquellos a quienes has estado castigando y eliminando, quitándoles voz y autoridad. A quienes retiraste de sus puestos iniciales de responsabilidad volverás a restituirlos en esos mismos puestos o en otros de mayor categoría. 
  4. Convocarás un nuevo Concilio, el número 22, al que llamarás Concilio de RomaEn dicho concilio sólo tomarán parte aquellos cardenales que se hayan mantenido fieles a mi Mensaje durante toda su trayectoria vital. Los demás serán excomulgados si siguen manteniéndose en sus ideas, esas mismas que tú sigues y que no son las Mías ... a menos que hagan una declaración de fe católica, por escrito ... aun así, aunque se arrepientan y se desdigan de sus herejías, como castigo por todo el daño que han hecho, quedarán reducidos a la condición de simples sacerdotes y, por supuesto, no participarán como miembros del ConcilioNi tú ni ellos me representáis: En tu caso, sin embargo, puesto que seguirás desempeñando la función de Papa (a efectos de no producir escándalo en la gente) consentiré tu presencia en el Concilio, pero tu intervención debe apoyar y estar en consonancia con las decisiones que se tomen en ese Concilio, las cuales tendrán que ser obedecidas por todos.
  5. El Nuevo Concilio tendrá carácter exclusivamente dogmáticopues el carácter pastoral vendrá implícito en todo lo que se diga; y se desarrollará posteriormente con más detalle. 
  6. En él se llevará a cabo, de un modo claro, explícito y sin ambigüedades, una condena expresa de todos aquellos puntos incluídos en varios de los documentos del Concilio Vaticano II, cuya influencia modernista es manifiesta, y que han servido sólo de confusión y de ruina para el sencillo pueblo cristianoDel Concilio Vaticano II se mantendrá como bueno, aceptable y merecedor de ser obedecido todo cuanto coincida con la enseñanza oficial de la Iglesia de veinte Siglos, hasta el papa Pío XII. El resto, tanto lo que sea ambiguo, como lo que sea claramente herético, será derogado y anulado, como si nunca hubiera existido. 
  7. Se formará una comisión de expertos, de fidelidad probada, que harán un estudio exhaustivo y minucioso de todos y cada uno de los documentos conciliares. Esto mismo se hará con todos los escritos y actuaciones públicas y privadas de todos y cada uno de los Papas post conciliares, seleccionando como bueno y digno de elogio cuanto haya contribuido al bien verdadero de la Iglesia Católica; y rechazando y condenando cuanto haya servido de confusión o haya sido claramente herético. Son muchos los puntos a tener en cuenta que, como digo, tendrán que ser estudiados con un gran rigor doctrinal. 
  8. De especial interés, con vistas a su condena, hay que destacar el cambio que se produjo al abandonar prácticamente la Misa Tradicional y sustituirla por el Novus Ordo Missae; este grave error fue debido a Pablo VI (quien, por cierto, no debe de ser canonizado en Octubre de este año 2018. Nadie se extrañará y si alguno lo hace, no tienes más que acudir a tu ya archiconocida expresión de las "sorpresas del Espíritu"). Se volverá, de nuevo, a la Misa Tradicional en latín, la cual, como bien dijo Benedicto XVI, nunca había sido abrogada. Ésta será - con carácter obligatorio- la única Misa válida que se celebrará en todas las Iglesias del mundo, haciéndose especial hincapié en un aspecto olvidado y esencial de la misma, cual es su carácter sacrificial.  
  9. Los encuentros de Asís, del año 1986, que tuvieron lugar siendo Papa Juan Pablo II, así como el resto de encuentros interconfesionales, serán igualmente condenados como blasfemos, por colocar a la Religión Católica como una más entre otras. Del Papa Juan Pablo II se revisará también su Teología del cuerpo, pues contiene elementos que no son adecuados, manteniendo aquellos que sean completamente ortodoxos, en el caso de que los haya.
  10. Los encuentros con los protestantes (mal llamados "hermanos separados", puesto que son herejes), tal y como se han desarrollado, desaparecerán por completoLos únicos encuentros válidos con ellos estarán relacionados únicamente con su vuelta a la Iglesia Católica, la cual abandonaron hace quinientos añosNo quiero a Lutero entronizado en el Vaticano: ¡Retíralo! 
  11. Benedicto XVI dejará de ser llamado Papa emérito y no vestirá de blanco, puesto que ya no es Papa. Lo fue, pero dimitió y al hacerlo pasó a ser, de nuevo, el cardenal Ratzinger. No vestirá de blanco, sino como cualquier otro cardenal. Todos sus trabajos teológicos serán revisados, pues no todo en ellos es ortodoxo: el Cielo, por ejemplo, es un lugar real y no un simple estado, como él afirma. Se mantendrá en sus escritos todo aquello que no contradiga el Magisterio anterior.
  12. Con relación a lo que tú has dicho y hecho, absolutamente nada será considerado como magisterio:  como sabes, además de que tu elección estuvo amañada, son infinidad las herejías que has pronunciado, las cuales -debo admitir que muy hábilmente- has alternado con otros mensajes completamente ortodoxos, lo cual ha contribuido a una mayor confusión de mi rebaño.
  13. Y así con todo. Será un proceso largo, pero es preciso comenzarlo lo más pronto posible, poniendo todos los medios naturales y sobrenaturales habidos y por haber. Irá acompañado de mucho estudio, de un estudio serio y riguroso, llevado a cabo por personas de fe probada y especialmente capacitadas para esa tarea. 
  14. El pueblo cristiano debe ser advertido de la necesidad que tienen de rezar más que nunca por estas intenciones de verdadera renovación de la Iglesia. Y tendrá que hacer mucha más penitencia. Sólo así podrán librarse de la poderosa influencia del Maligno y del mundo.
  15. Dimitirás como Papa y habrá un cónclave para la elección de un nuevo Papa, el cual debe comprometerse, entre otras cosas, a llevar a cabo las verdaderas reformas que necesita la Iglesia. Cuando dimitas pasarás a la condición de simple sacerdote e irás a orar a un lugar retirado hasta que te llegue la hora de pasar de este mundo al otro.
  16. Se volverá a la enseñanza del latín y de Santo Tomás de Aquino en todos los Seminarios; así como a una rigurosa selección de los aspirantes al sacerdocio. Será obligación de los obispos el control de que estas disposiciones se lleven a efecto. Y deben de ser inflexibles, pues está en juego la verdad y el futuro de la Iglesia. 
  17. Las canonizaciones de los Papas desde Juan XXIII hasta Juan Pablo II se considerarán nulas, debido a que, en sus escritos, hay algunos puntos difícilmente conciliables con la doctrina católica de toda la vida. Como te he dicho, la canonización de Pablo VI no se tiene que llevar a efecto.
  18. Te recuerdo, una vez más, que hay que hacer una revisión en profundidad del Concilio Vaticano II. En particular todo lo concerniente a la libertad religiosa, el ecumenismo, el diálogo interreligioso y la colegialidad, conceptos nuevos que han sido introducidos subrepticiamente, debido a la influencia modernista y masónica que se ha infiltrado en la Iglesia. Dichos conceptos serán aclarados, conforme a verdad. Y algunos de ellos, como el "ecumenismo" y el "diálogo" quedarán suprimidos como no católicos. En la catolicidad ya viene la idea del ecumenismo, rectamente entendido. No hay por qué inventar nuevas palabras. En cuanto al diálogo, tal como éste se entiende, también será suprimido. La misión de la Iglesia es la de dar a conocer a todos mi Nombre, para que se conviertan y crean. El único diálogo verdadero, del que no se habla y que es absolutamente necesario, es ese diálogo amoroso que tiene  lugar entre cada uno de los cristianos conmigo. Cualquier otro diálogo con el mundo es una farsa, que iría en contra de la Verdad, la que todo cristiano debe de profesar y creer; y ésta -la Verdad- no puede ser objeto de discusión ni de consenso, pues así es como se entiende hoy el diálogo. 
  19. Una vez aclarados todos estos puntos, los lefebrianos, que siempre han sido fieles a la Tradición y al Papado (aunque no a los Papas post-conciliares) serán integrados plenamente en la Iglesia Católica y estarán obligados a obedecer al Papa, pues las condiciones han cambiado. Y el nuevo Concilio de Roma ya habrá colocado todo en el lugar que le corresponde.
  20. Al Canto Gregoriano se le debe conceder la especial relevancia en la Iglesia, que ya tuvo, pues es un canto sagrado que acerca a Dios, como quedó demostrado cuando estaba en vigor. De ahí su gran importancia. Como bien decía san Agustín: "El que canta, ora dos veces". ¡Mira que hablo de canto respetuoso y no de música vulgar! Lo vulgar y lo esperpéntico cierran el corazón: el ruido enloquecedor impide al alma el silencio que necesita para recogerse y poder escuchar y entender la Belleza escondida en la Santa Misa.
  21. Se dará a conocer lo que resta de los secretos de Fátima. Rusia será consagrada a mi madre, la Virgen María. Y el comunismo será condenado enérgicamente como absolutamente incompatible con el catolicismo.
  22. Muchos sacerdotes, obispos y cardenales (que no son de los Míos, aunque aparezcan como tales) deberán ser destituidos; e incluso excomulgados, según el caso
  23. Cualquier influencia de tipo modernista debe de ser detectada y cortada por lo sano, sin ningún tipo de concesiones. Como norma que no suele fallar, todo cuanto suponga "huida de la cruz" será sospechoso de modernismo, así como el abuso de ciertas palabras, cuando se hace excesivo hincapié en ellas. Tal es el caso del "diálogo",  la "conciencia", los "derechos humanos", la "libertad", los "sentimientos", etc...
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  • En fin: no quiero especificar más. Son muchas más las cosas que podría decirte, pero pienso que con éstas es suficiente. El daño que habéis hecho a la Iglesia, vosotros, los que teníais la obligación de ser mis representantes en la Tierra (sacerdotes, obispos, cardenales y Papas) ha adquirido unas dimensiones incalculablesy llevará mucho tiempo volver a la sana Doctrina.
  • Mis futuros pastores tendrán que volver a evangelizar, de verdad, a la gente; y darles a conocer mi Nombre. Harán saber a todos que la lucha del cristiano es sólo contra el pecado,  que éste es la causa de todos los males y que sólo puede vencerse usando medios sobrenaturales
  • Por la falta de fe de la mayoría de los Pastores, toda la Iglesia, mi Iglesia, va a la deriva. Deberían haber actuado con más energía contra tí, pero les ha faltado la suficiente valentía  y el coraje necesario para ello: les ha faltado más fe. Sin embargo, Yo no puede permitir que mi Iglesia se hunda y por eso me he visto en la obligación de intervenir directamente: Ésta es la razón de este diálogo que mantengo ahora contigo. Y es por eso que te he mostrado los umbrales del infierno. 
Continuará

Jesús Bastante llama ‘ultraconservador’ a pedir claridad a los obispos (Carlos Esteban)


Sacerdote Christopher Hartley Sartorius en Etiopía

No cabe duda de que Religión Digital se sabe en la cresta de la ola, después de haberse ‘retratado’ con Su Santidad y recibir todos los parabienes de la Conferencia Episcopal Española -que para InfoVaticana se vuelven desprecios cuando no demandas-, lo que les permite, incluso, tomarse su tiempo para los ‘asesinatos de carácter’, como éste al que someten al misionero español Christopher Hartley Sartorius con un mes de retraso.

La noticia es la ya vieja carta (InfoVaticana habló el 3 de mayo de ella) de una serie de sacerdotes a sus obispos implorándoles que confirmen la fe de la Iglesia, la de siempre, especialmente en aquellas materias más cuestionadas hoy, como son los sacramentos y la moral sexual.

Jesús Bastante, autor del artículo, después de complacerse en señalar que son una ‘minúscula parte de los sacerdotes’ de la Iglesia Universal -extraña manera de medir en una institución que empezó con doce-, habla de “un cisma en toda regla provocado por clérigos y obispos ultraconservadores”. Porque, al parecer, atenerse a lo que ha sido el Magisterio sostenido durante dos mil años es ser ‘ultraconservador’ (¿por qué le gusta a esta gente tanto la hipérbole, que ni siquiera les vale con ‘conservador’?), y pedir claridad en la doctrina es provocar un cisma.

El caso del Padre Christopher, naturalmente, le desconcierta, porque no se ajusta a su esquema de baratillo, y la frase en que ponen de manifiesto su perplejidad no puede ser más inconscientemente cómica: “Uno de los sacerdotes más activos es el misionero español Christopher Hartley Sartorius, que trabaja con los más pobres en Etiopía pero, a la vez, empuña con mano de hierro la espada de la oposición más radical entre los eclesiásticos españoles”.

¡Ay, ese “pero”, que ha sido el malentendido principal desde hace tantos años! Ese “pero” dice volúmenes, créanme: trabajar con los más pobres en Etiopía, para Bastante, hace incomprensible, al parecer, ser un sacerdote ortodoxo. Trabajar con los más pobres, se deduce de esa reveladora adversativa, debería llevar de forma natural a relativizar dos mil años de doctrina asentada y a tontear con el marxismo, como han hecho los admirados curas guerrilleros de la Teología de la Liberación, que aún no ha liberado absolutamente a un solo pobre.

Quizá el ‘pecado’ del Padre Christopher, la razón por la que Bastante le ha individualizado entre los once sacerdotes españoles que firman la apelación pastoral, sea ésa, la osadía de mantenerse ortodoxo en las condiciones más duras, sirviendo, en las periferias que tanto ama Su Santidad, a esos pobres entre los pobres sobre los que Su Santidad nos pide que nos centremos. Pero, hombre de Dios -parece decir Bastante-, ¿por qué no es usted un buen revolucionado, como corresponde al tópico?

Pero la cosa, al menos para Harley Sartorius, es exactamente al revés: él sirve a los más pobres y está en lo más ‘periférico’ precisamente porque cree lo que la Iglesia siempre ha enseñado. Y la misma, idéntica razón que le ha llevado a una aldea remota de Etiopía es la que le ha empujado a pedir, implorar, rogar a los obispos que reafirmen la fe. ¿Cómo puede eso ser ‘provocar un cisma’, señores de Religión Digital? Quienes tanto han hecho de la disidencia un timbre de gloria cuando los vientos vaticanos soplaban en otra dirección, ¿van a convertirse ahora en los más rígidos defensores de cada ocurrencia que llegue ahora de Roma?

El Padre Christopher tiene razones, digamos, biográficas para anhelar la máxima claridad en los pastores. Hijo de anglicano y una católica, el día que se ordenaba diácono en la catedral de Toledo, pidió licencia a su obispo que en ese tiempo era el Cardenal Don Marcelo Gonzalez Martín, Arzobispo de Toledo y Primado de España, para dar de comulgar a su padre en la misa de su ordenación de diácono, que les había educado en la fe y que se consideraba a sí mismo católico pero no romano. Don Marcelo, obispo entonces, le negó el permiso y el lo aceptó con obediencia gozosa.

Afortunadamente, tras dos años de catequesis vio cumplido su ardiente deseo de recibir a su propio padre en la Iglesia Católica y administrarle la primera comunión, por eso hoy es comprensible que se pregunte: ¿por qué entonces no podía dar la comunión a mi padre, perteneciendo a una denominación cristiana más cercana a la Iglesia que la luterana, y ahora se permite que los cónyuges luteranos de fieles católicos reciban la Sagrada Eucaristía?

Suele hablarse de que la Iglesia debe adaptarse a los cambios, pero, exactamente, ¿qué ha cambiado? ¿No es la Iglesia custodia de un mensaje eterno e inmutable, no es Roca?

No, no es Hartley Sartorius el ‘ultraconservador’, ni lo son los otros firmantes de la apelación. Eso no es más que una cansina injuria que nada significa. 


Llamar ‘ultraconservador’ a todo lo que ha enseñado la Iglesia durante dos mil años es bastante tonto, fruto de una vanidad cronológica inexplicable en un católico.

Carlos Esteban

Francisco se refiere al aborto como “interrupción del embarazo” (Carlos Esteban)


De las credenciales provida de Su Santidad es difícil dudar. No es solo que, siendo Vicario de Cristo, no pueda por menos que reafirmar una obvia postura mantenida con absoluta claridad durante toda la historia de la Iglesia, sino que, además, ha repetido en numerosas ocasiones su condena tajante y sin paliativos al aborto.

Eso es lo que hace tan desconcertante que no haya dicho una sola palabra de ánimo dirigida a los votantes católicos irlandeses durante el referéndum sobre la despenalización del aborto en el único rincón de Europa donde todavía era ilegal para las madres acabar con sus hijos en su vientre, o de consuelo y esperanza después del descorazonador resultado.

Y es eso lo que hace incomprensible que ahora se refiera a esta atroz e implacable plaga moral como “interrupción del embarazo”.

Ha sido en el discurso dado con motivo de una audiencia a los miembros de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas, donde ha dicho: 

“Por ello, que sea vuestro compromiso en sus respectivos países y a nivel internacional, cuidar este aspecto, interviniendo en ambientes especializados, pero también en las discusiones que se refieren a las legislaciones sobre temas éticos sensibles, como por ejemplo la interrupción del embarazo, el final de la vida y la medicina genética”.
¿Interrupción del embarazo? En la crucial batalla por las ideas, perder el modo correcto de llamar a las cosas es perder el combate antes incluso de iniciarlo. “Interrupción del embarazo” es el absurdo eufemismo pergeñado por la cultura de la muerte para disimular que se estaba eliminando a un ser humano con la aquiescencia de su propia madre. El embarazo no se puede ‘interrumpir’, solo frustrar; ¿o es que luego va a continuar, tras la interrupción?

No es ninguna exageración, ni es darle importancia a algo banal. El lenguaje es importante, mucho más en cuestiones tan graves y lábiles. Toda la disputa arriana, que a punto estuvo de convertir nuestra fe en una religión totalmente diferente -de hecho, así fue durante un largo periodo en amplias zonas de Europa, incluida España-, giraba en torno a una sola letra, la más pequeña del alfabeto griego, la iota: la diferencia entre ‘homousios’ (de igual naturaleza) y ‘homoiousios’ (de naturaleza semejante).

Publicamos a continuación el discurso dirigido por el Santo Padre a los presentes en la audiencia:

Discurso del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas:

Me complace daros la bienvenida y saludaros a todos, empezando por el Presidente, el Dr. John Lee, a quien agradezco sus palabras.

Vuestra calificación de “médicos católicos” os compromete a una formación permanente espiritual, moral y bioética con el fin de poner en práctica los principios evangélicos en la práctica médica, a partir de la relación médico-paciente hasta llegar a la actividad misionera de mejorar las condiciones de la salud de las poblaciones en las periferias del mundo. Vuestra obra es una forma peculiar de solidaridad humana y testimonio cristiano; de hecho, vuestro trabajo se enriquece con el espíritu de la fe. Y es importante que vuestras asociaciones se comprometan a sensibilizar sobre esos principios a los estudiantes de medicina y a los médicos jóvenes involucrándolos en las actividades asociativas.

La identidad católica no compromete vuestra colaboración con aquellos que, desde una perspectiva religiosa diferente o sin un credo específico, reconocen la dignidad y la excelencia de la persona humana como el criterio de su actividad. La Iglesia está a favor de la vida, y su preocupación es que nada esté en contra de la vida en la realidad de una existencia concreta, aunque sea débil o indefensa, aunque no esté desarrollada o sea poco avanzada. Ser médicos católicos, por lo tanto, es sentirse profesionales de la salud que, de la fe y de la comunión con la Iglesia, reciben el impulso para hacer cada vez más madura su formación cristiana y profesional, su dedicación incansable, e inagotable la necesidad de penetrar y conocer las leyes de naturaleza para servir mejor a la vida (véase PABLO VI, Carta Encíclica Humanae Vitae, 24).

Son conocidas la fidelidad y la coherencia con la que las asociaciones de vuestra Federación, en el curso de los años, han dado fe de su fisonomía católica, poniendo en práctica la enseñanza de la Iglesia y las directrices de su Magisterio en el ámbito médico-moral. Este criterio de reconocimiento y de acción ha favorecido vuestra colaboración en la misión de la Iglesia para promover y defender la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, la calidad de la existencia, el respeto de los más débiles, la humanización de la medicina y su plena socialización.

Esta fidelidad ha conllevado y conlleva fatigas y dificultades que, en circunstancias particulares, pueden exigir mucho coraje. Continuad con serenidad y determinación por este camino, acompañando las intervenciones magisteriales en los ámbitos de la medicina con la correspondiente conciencia de sus implicaciones morales. Tampoco el campo de la medicina y la salud se ha librado, efectivamente, del avance del paradigma tecnocrático, de la adoración del poder humano sin límites, y de un relativismo práctico donde todo se vuelve irrelevante si no sirve a los propios intereses (cf. Lit. enc. Laudato si ‘, 122).

Frente a esta situación, estáis llamados a afirmar la centralidad del enfermo como persona y de su dignidad con sus derechos inalienables, in primis el derecho a la vida. Es necesario enfrentarse a la tendencia de envilecer al enfermo como si fuera una máquina que reparar, sin respetar los principios morales, y de explotar a los más débiles descartando lo que no corresponde a la ideología de la eficiencia y el beneficio. La defensa de la dimensión personal del paciente es esencial para la humanización de la medicina, en el sentido también de la “ecología humana”. 
Preocupaos por comprometeros en los respectivos países y en el ámbito internacional, interviniendo en los entornos especializados, pero también en los debates relativos a las legislaciones sobre cuestiones éticas delicadas, como la interrupción del embarazo, el final de la vida y la medicina genética. Que tampoco falte vuestra solicitud en defensa de la libertad de conciencia, de los médicos y de todos los trabajadores de la salud. No es aceptable que vuestra función se reduzca a la de un simple ejecutor de la voluntad del enfermo o a las exigencias del sistema sanitario en el que trabajáis.
En vuestro próximo congreso, que se celebrará en Zagreb en unos días, reflexionaréis sobre el tema “La santidad de la vida y la profesión médica, desde la Humanae vitae a la Laudato Si”. Esto también es un signo concreto de vuestra participación en la vida y la misión de la Iglesia. Esta participación, -como lo subrayó el Concilio Vaticano II, -es tan necesaria que "sin ella el mismo apostolado de los pastores muchas veces no puede conseguir plenamente su efecto". (Decr. Apostolicam Actuositatem,10). Sed cada vez más conscientes de que hoy es necesario y urgente que la acción del médico católico se presente con un carácter de claridad inconfundible en el ámbito tanto del testimonio personal como asociativo.

En este sentido, es deseable que las actividades de las Asociaciones de médicos católicos sean interdisciplinarias y también involucren otras realidades eclesiales. En particular, sabed armonizar vuestros esfuerzos con los de sacerdotes, religiosos y religiosas y de todos aquellos que trabajan en la pastoral de la salud, estando con ellos junto con las personas que sufren: tienen gran necesidad de vuestra contribución y de la suya. Sed ministros, además que de curas, de caridad fraterna, transmitiendo a cuantos os acercáis con la aportación de vuestros conocimientos, riqueza de humanidad y de compasión evangélica.

Queridos hermanos y hermanas, muchos os miran, así como a vuestra obra. Vuestras palabras, vuestros gestos, vuestros consejos, vuestras elecciones tienen un eco que va más allá del campo estrictamente profesional y se convierten, si son coherentes, en un testimonio de fe vivida. La profesión se eleva a la dignidad de un verdadero apostolado. Os animo a continuar el camino asociativo con alegría y generosidad, en colaboración con todas las personas e instituciones que comparten el amor de la vida y se esfuerzan por servirla en su dignidad y sacralidad. ¡Que la Virgen María, Salus infirmorum, apoye vuestros propósitos, a los que acompaño con mi Bendición! Y por favor, rezad por mí también. Gracias.


Carlos Esteban


COMENTARIO PERSONAL

Francisco tendrá que dar cuenta a Dios de sus actos, como todos tendremos que hacerlo. Pero esa expresión que ha utilizado de llamar  "interrupción del embarazo" a lo que es un crimen claro y manifiesto, cuyo nombre es aborto,  puesta en sus labios, reviste una  especial gravedad. Y por mucho que recemos por él, ¿cómo podrá salvarse cuando está produciendo tanto daño y tanta confusión en la Iglesia? ... ¡sin ningún tipo de arrepentimiento, como si no estuviera haciendo nada malo!

Tal vez sea por aquello de que, según él, los que mueren en pecado mortal no se condenan: simplemente se esfuman y desaparecen. Eso del infierno es un cuento chino. 

Dios quiera que él no experimente en su propio cuerpo esa atroz realidad. Dios no quiere que nadie se condene sino que todos se salven ... pero esta salvación está condicionada a nuestra respuesta amorosa a su amor y a la guarda de los mandamientos: ¿Habrá que recordar esta verdad elemental al Santo Padre? Y, en concreto, el quinto mandamiento, ese que dice: "No matarás".

Yo no soy quién para juzgar a nadie, y menos al Santo Padre, Vicario de Cristo en la Tierra. Ni siquiera a mí mismo me juzgo. Eso es algo que sólo Dios  puede hacer. Pero sí puedo -¡y debo!- razonar y pensar. Y, entre otras cosas y sobre todo, es mi obligación llamar a las cosas por su nombre. Por ejemplo: quien miente es un mentiroso, quien roba es un ladrón, quien mata es un asesino ... ¡Pues eso!
José Martí

Irlanda: la que sale derrotada es la Iglesia (Stefano Montana)



La Iglesia pierde así la trascendencia respecto al propio tiempo y termina por asimilar las categorías mundanas e incluso el lenguaje. Deja de combatir, porque no ve el propio tiempo desde el punto de vista de la eternidad y cuanto muta desde el punto de vista de cuanto no muta. Al aceptar la modernidad por motivos pastorales, la Iglesia termina por aceptar la doctrina. En el caso del referendo irlandés la Iglesia ha brillado por su afasia y su ausencia.

El resultado del referendo irlandés sobre el aborto es una derrota trágica para Irlanda, que comenzará a matar sistemáticamente a sus propios hijos. La aprobación de una legislación abortista mata a una nación y a un pueblo, porque les hace ir contra natura en el punto más delicado e importante, les hace negar el acogimiento en el momento del florecer y más decisivo, le educa en la idea que lo que es legal es también bueno, acostumbrándolo a no distinguir más entre verdugo y víctima. El reconocimiento legal del aborto es para un pueblo una muerte espiritual que le priva de su conciencia, le obliga a vivir perennemente con el remordimiento sin llamarlo así, le lastima en cuanto lo más originariamente sacro y pone en manos de los ciudadanos lo que no se puede disponer. Cuando lo no disponible se torna disponible todo está perdido.

La derrota de la vida, del buen sentido, de la humanidad natural, de la maternidad y de la paternidad que ha seguido al referendo irlandés confirma tres puntos de gran relevancia para la lectura de la historia de nuestros tiempos.

El primero es que la secularización religiosa lleva en sí siempre también la secularización ética. Irlanda, quizás la última en Europa, ha sufrido en las últimas décadas un fuerte proceso de irreligiosidad que le ha hecho alcanzar velozmente el desierto al que habían arribado hace tiempo otros países europeos. Se ha tratado de un proceso devastador y violento que ha desarraigado de ese pueblo su vínculo natural e histórico con la fe católica. Los partidarios de la laicidad dirían que esto no representa de por sí un peligro, porque la sociedad puede de todos modos cultivar y defender valores naturales ligados a la vida y a la familia, también sin el apoyo de la religión. Pero esto no es cierto, y el propio referendo irlandés se los ha demostrado.

El plano de la razón natural, que en la línea del derecho debería estar en condiciones de reconocer el valor absoluto de la vida, incluso sin hacer referencia a la Revelación cristiana, en realidad no lo logra si no está sostenida en esto por la fe católica. Dios ha querido que también la ley natural fuera objeto de revelación y puso a la Iglesia para protegerla. Si la Revelación y la Iglesia son expulsadas de la escena pública, la ley natural se pierde.

La segunda es que cuando un pueblo se moderniza es inevitable que suceda lo que describí en el primer punto, es decir, que Dios sea excluido de la vida pública y, en adelante, se disuelven también los valores más naturales. No me parece que haya ejemplos históricos que contradigan esta constatación. Esto significa que en la modernidad hay algo esencialmente contaminado y contaminante.

Entiendo aquí por modernidad no una época cronológica, sino una categoría cultural que substituye la naturaleza con la historia, la verdad con la libertad, la inteligencia con la voluntad, la voluntad con la praxis, los deberes con los derechos, los derechos con los deseos, la realidad con la conciencia y el conocimiento con la interpretación. El ingreso a la modernidad entendida en este sentido implica siempre daños espirituales y una descomposición del marco de sentido que en las épocas anteriores era cohesionado y sólido. En la forma de pensar de la modernidad como categoría mental hay errores fundamentales cuyas influencias son refrenadas y combatidas, de lo contrario el resultado confirmado en Irlanda es inevitable.

El tercero es el peligro que el ingreso de un pueblo en la modernización a largo plazo empuja a la Iglesia misma a entrar en ella, pensando que en caso contrario no podrá encontrar pastoralmente al hombre contemporáneo. Sólo que, en la ilusión de encontrar al hombre contemporáneo situándose ella misma en su horizonte de modernidad, termina aceptando la modernidad como categoría mental y moral. La modernidad en sentido cronológico (encontrar con el hombre contemporáneo) se confunde con la modernidad en sentido cultural y moral (con todos sus errores). La Iglesia pierde así su trascendencia respecto al propio tiempo y termina asimilando las categorías mundanas e incluso el lenguaje. Termina luchando, porque ya no ve el tiempo propio desde el punto de vista de la eternidad y cuánto cambia desde el punto de vista de lo que no cambia.

Al aceptar la modernidad por motivos pastorales, la Iglesia termina aceptando su doctrina. En el caso del referendo irlandés la Iglesia ha brillado por afasia y ausencia. No hubo ninguna movilización del pueblo, ninguna intervención de Roma, ninguna ayuda por parte de los Episcopados europeos, aunque se trataba del último país de nuestro continente que hasta ahora había resistido contra la muerte del Estado. Está a la vista de todos, además, que desde hace tiempo la Iglesia ha dejado de luchar por la vida y de movilizar sistemáticamente las conciencias contra el aborto. Esto significa que las categorías intelectuales de la modernidad han penetrado a fondo también dentro de ella y la han hecho mundanamente inocua.

Publicada originalmente en italiano el 28 de mayo de 2018, en
www.lanuovabq.it/IT/IRLANDA-A-USCIR…

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

Sacerdote de Dublín: "El que votó a favor del aborto no puede recibir la Santa Comunión" y otras noticias de Gloria TV