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lunes, 14 de abril de 2025

Carne falsa (sintética): del laboratorio al plato… por imposición globalista



La falsa solución que se cocina a fuego lento

La industria alimentaria, aliada estratégica del globalismo que promueve la Agenda 2030, da un nuevo paso hacia el control total de nuestra alimentación. Bajo el pretexto de “reducir la huella ecológica”, se nos prepara para un cambio radical que va mucho más allá de la nutrición: un cambio civilizacional. La carne cultivada en laboratorio y los alimentos impresos en 3D no son el futuro. Son ya el presente… y la imposición que se avecina.

Mosa Meat, empresa holandesa con sede en Maastricht, ha solicitado a la Unión Europea la autorización para vender grasa de vacuno producida a partir del cultivo de células animales. El músculo, aún demasiado costoso, se queda fuera… por ahora. La grasa, sin embargo, resulta más viable y rentable. “Ecológico”, dicen. Pero en realidad se trata de una maniobra más para sustituir la producción natural y tradicional por modelos artificiales, dependientes, controlados y sin raíces.

La jugada es clara: primero se introduce como alternativa; después se convierte en norma. Hoy se nos presenta como una opción moderna, sostenible y consciente. Mañana, será el único camino aceptado. ¿La excusa? Es por tu bien. ¿El objetivo? La reestructuración total de nuestras costumbres.

En este nuevo culto ecologista, el ser humano deja de ser custodio de la creación para convertirse en sacrificio de la misma. Todo lo que huela a tradición, naturaleza verdadera, familia o identidad debe ser sustituido por lo sintético, lo artificial, lo inhumano.

La aprobación está en marcha. Si la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), da luz verde, la Comisión Europea decidirá si esta grasa se podrá comercializar en todo el continente. El tren de la carne falsa (sintética) ya ha arrancado.

Y mientras, España se ha convertido en el laboratorio global del experimento. En efecto, San Sebastián, se levanta ya lo que será la mayor planta de carne cultivada del mundo. Nos presentan esto como “progreso”, pero la realidad es otra: España se convierte en campo de pruebas del nuevo orden alimentario globalista.

Mientras el sector ganadero nacional agoniza por las políticas restrictivas, burocráticas y antinaturales impulsadas desde Bruselas, el dinero fluye hacia proyectos que desprecian nuestras tradiciones, destruyen nuestras economías rurales y nos encaminan hacia la dependencia total de laboratorios e intereses supranacionales.

El precio de la obediencia. Bill Gates, ideólogo de una humanidad reducida y controlada, ya ha invertido millones en esta industria. Su implicación no es altruista. Es parte de una agenda que sustituye lo natural por lo sintético, lo humano por lo mecánico, lo verdadero por lo programado…y, además, ellos, los globalistas, se enriquecerán aún más a costa de nosotros.

Todavía no es obligatorio comer esta “carne falsa”, pero es solo cuestión de tiempo. Cuando los costes bajen —y ya están bajando—, la carne falsa se presentará como la única alternativa posible. No será una elección. Será una imposición, como tantas otras disfrazadas de progreso. Es la agenda globalista. Es la agenda 2030.

viernes, 1 de julio de 2022

De la Iglesia apologética, a la Iglesia ecologética



Recuerdo todavía mi lectura apasionada de los Padres Apologistas Griegos, de la BAC, en versión bilingüe (griego-español). Me impresionó por encima de todo, la simplicidad de los argumentos y la llaneza del texto: tan sencillo, tan didáctico, tan repetitivo. Eran una de mis lecturas preferidas para avanzar en mi incipiente aprendizaje del griego. Tanto me impresionó sobre todo la lectura fácil y fluidísima de la apología más sencilla, creo que de san Ireneo, un canto a la Naturaleza convertido en canto al Creador, que por la noche la recité en sueños completa en griego Al despertarme por la mañana, estaba eufórico recitando algunos fragmentos de la apología que se me habían pegado a la memoria. En fin, éste fue el argumento más subjetivo que me hizo sucumbir a la fascinación que ejerció sobre mí, el espíritu apologético de aquella brillante época del cristianismo.

Y a lo que voy, una de las principales líneas argumentales era LA CREACIÓN, para ir de ella al Creador. Hoy diríamos sin más, que entre los argumentos más potentes para llevar al hombre hacia Dios, estaban los que hoy llamaríamos argumentos ecológicos. Por supuesto que la Naturaleza era el camino para llegar a Dios, de tal modo que sin ese argumento les hubiese costado a los padres apologistas griegos hacer ese camino. ¿Cómo llegar hasta el Creador sin la creación? Efectivamente, la naturaleza era el camino, no el destino. Y eso se traslucía apasionadamente en todo el texto, no en alguna ligera y fría alusión de vez en cuando. La fuerza de la argumentación movía hacia Dios. Mil años después, Santo Tomás de Aquino, mucho más filosófico, nos coloca ante la causa eficiente: “no hay reloj sin relojero, ni mundo sin Creador”.

Hago esta reflexión a cuenta del potentísimo movimiento ecologista de la Iglesia (para acompasar su paso al del mundo), que le ha dado la vuelta a la línea argumental de los Padres Apologistas, dejando aparcado a Dios y volcando toda la atención y la intención y el amor y la devoción en la naturaleza. Parece, en efecto, que nos hayamos trasladado a una iglesia ecologética en vez de permanecer en la apologética, ya tan demodé. Parece que hoy el objetivo de la Iglesia es llevarnos a la naturaleza como estación de destino, con lo que resulta que por ocuparnos de nuestro “oikos” con la máxima intensidad y devoción, abandonamos nuestro interés por el oikodómos, el arquitecto, el diseñador, el dueño de la casa, y cortamos nuestras líneas de comunicación con él.

Claro que en la apologética cristiana de toda la vida, hay una arquitectura de la Creación presidida por el Creador que, efectivamente, culmina su obra en el hombre. Lo cual no se parece en nada a la arquitectura ecologética tan asumida por gran parte de la Iglesia, empezando por su cabeza, en la que el Dios Creador es suplantado por la Madre Tierra en función de creadora de todo lo que sobre ella alienta, incluido el hombre.

En esa ecologética “católica” se debe toda clase de culto (incluidos en él no pocos holocaustos) a la Madre Tierra. Vuelven en esta ecoteología los sacrificios humanos de los más diversos formatos: todavía no alcanzamos a sospechar en qué proporciones. La realidad pura y simple es que volvemos al paganismo más primitivo, el animista, que racionalizado por los filósofos, desemboca en un panteísmo en el que todo es Dios. Todo menos el hombre. ¡Singular panteísmo! Y he aquí que esto se nos vende como un gran progreso del espíritu humano. Y el catolicismo se lo apropia como un gesto de puesta al día, como el indispensable aggiornamento que nos exige esta época de progreso.

Por simplificar, tendríamos que decir que el “ecologismo” es una herejía moderna, en la que Dios es suplantado por la Naturaleza: una herejía tremendamente prolija, construida hasta el último detalle a base de prescripciones y proscripciones rituales. No tenemos más que ver la obsesión que manifiesta el ecologismo por la contaminación, mucho más neurótica que todas las prescripciones rituales del judaísmo y religiones afines, en aras del mantenimiento de la pureza del templo, de los sacerdotes y de los fieles. Obsesiones que caracterizaron muy especialmente a los fariseos. De ahí el concepto tan extendido de fariseísmo, que les viene como anillo al dedo a los grandes promotores de reducción de emisiones; fariseos que con sus barcos, yates, aviones y demás recursos personales, además de con sus imponentes industrias, son los mayores líderes de la contaminación. Pura hipocresía: en su nueva religión, imponen a los demás, cargas que ellos no están dispuestos a soportar.


Y no es que el cristianismo haya vivido de espaldas a la naturaleza y a la ecología; nada más lejos de la realidad. Basta que recordemos las rogativas y las procesiones sobre todo para impetrar la lluvia en tiempos de sequía persistente. Y el carrusel para celebrar las operaciones lustrales del final del invierno, que vinieron a coincidir con el carnaval (que conservó su espíritu pagano) y la cuaresma. Costumbres de una gran antigüedad, comunes a prácticamente todas las religiones; hondas huellas, en efecto, de cuando el animismo fue la religión universal. Ahí están los centenares de ermitas, hoy dedicadas en su mayor parte a las más diversas advocaciones de la Madre de Dios, situadas las más célebres en lugares geográficos extraordinarios (unos por su belleza, otros por su energía telúrica). Son ermitas casi tan antiguas como el hombre, muy anteriores por tanto al cristianismo, pero que fueron cristianizadas en su momento.

El cristianismo, formado por el sincretismo de todos los valores de las sociedades en que se fue extendiendo, no podía descartar ni mucho menos los valores que llamamos hoy “ecológicos”, los referidos al “culto” a la naturaleza (a la que la terminología religiosa llamó “La Creación”), fácilmente transformados todos ellos en culto al Creador. En ningún momento retrocedió el cristianismo hacia el antiguo culto animista, sino que se mantuvo incólume en la idea de que el camino más seguro que nos conduce hacia el Creador, es la Creación. La creación nunca fue la estación de destino, sino que siempre fue camino hacia Dios

Y no es eso, ni mucho menos, lo que hoy estamos viendo en la Iglesia con las nuevas formas de culto a la naturaleza. El ecologismo rampante que hoy se nos está predicando desde los púlpitos, tiene mucho de pagano, mucho de retorno al animismo. Y desde su vertiente “científica” se ha convertido en el anchísimo camino que nos aleja de Dios.

A ese ecologismo se ha apuntado fervorosa gran parte de la Iglesia (¡es lo que se lleva!): en ese empeño es de destacar la gran aportación ecoteológica de nuestro cardenal Omella, proponiendo como gran obra de misericordia y como modernísimo ayuno, el ahorro de agua distanciando las duchas en cuaresma. ¡Alabado sea Dios!

Virtelius Temerarius

viernes, 12 de noviembre de 2021

"Después de la crisis de salud, vendrá la ecológica y transhumana" (Monseñor Viganò)



El Dr. Robert Kennedy jr. con su Fundación estará en Europa en los próximos días [ ver ] y participará en dos importantes eventos, en Milán y en Berna en Suiza. Hoy, viernes 12, habrá una gran manifestación en Berna, con motivo de la cual Mons. Viganò para ofrecer un Mensaje, que resumo a continuación. Aquí el video . Aquí el índice de precedentes y correlaciona.


Mensaje del arzobispo Carlo Maria Viganò, ex nuncio apostólico en los Estados Unidos de América, para la manifestación contra las medidas pandémicas en la Confederación Suiza


Queridos amigos, muchos de ustedes nunca hubieran pensado que Suiza eventualmente seguiría a Italia y otras naciones en el cumplimiento supina de los dictados de la élite, incluso en el asunto de una emergencia pandémica. Su Confederación, de hecho, ya está muy por delante de otros países en el camino de la globalización y la huella del Nuevo Orden Mundial está muy marcada en la vida de las grandes ciudades suizas. Y así como Suecia se salvó de los cierres de y las máscaras, habría creído que incluso en Suiza las medidas para supuestamente contener el contagio no habrían adoptado el modelo fallido del que Italia es, en cambio, un ejemplo trágico. Por otro lado, tener el Foro Económico Mundial su propia sede en Davos, podría haber esperado que Klaus Schwab le hubiera impedido experimentar de primera mano lo que le espera a toda la humanidad, si tan solo permitiéramos que su delirante Gran Reinicio se completara [1], compartió por la ONU bajo el nombre de Agenda 2030[2]. Sin embargo, si piensa en lo que se le mostró el 1 de junio de 2016 con la inauguración del túnel de San Gotardo, debería tener una idea sobre los principios inspiradores de este Nuevo Orden [3].

Está aquí hoy para protestar contra el endurecimiento de las medidas sanitarias y de control adoptadas por el gobierno federal suizo con el pretexto de la denominada pandemia. Lo que le espera a Suiza, como saben, ha sido adoptado total o parcialmente en otros países, incluidos Italia y Francia. La discriminación para los no vacunados ya es una realidad en muchos países, así como el seguimiento de los ciudadanos mediante pasaporte de vacunación, la suspensión del salario para los que no se someten al control y la posibilidad de que las autoridades públicas legislen derogando las leyes ordinarias. ya la propia Constitución.

Pero déjame hacerte algunas preguntas.

Protestas por una limitación de tus libertades constitucionales, o porque te das cuenta de que estas primeras medidas de control son solo el primer paso de una anulación progresiva de tu libertad individual, absorbida por un Estado / Médico que decide por ti cómo tratarte, a un Estado / Maestro ¿quién decide si y cuándo puede salir de casa, trabajar, ir a un restaurante, viajar?

¿Se está manifestando contra el pase verde pero aún acepta la narrativa sobre la pandemia y las vacunas, o se ha dado cuenta de que esta farsa colosal se basa en un virus producido en el laboratorio, que se propagó para crear una emergencia pandémica que daría el pretexto para traer la toda la humanidad?

Has salido a la calle porque te molesta tener que escanear tu código QR para entrar a la oficina y fábrica, y en cualquier caso has inoculado el suero del gen experimental, o la ineficacia de estas llamadas vacunas, el riesgo de efectos incluso eventos adversos graves a corto y largo plazo, y la falta de responsabilidad de las compañías farmacéuticas que lo están utilizando como conejillos de indias y que si enferma o muere no tendrán que pagar daños ni responder penalmente ante ningún tribunal?

Y finalmente: ¿has decidido protestar porque la libertad que invocas para no ser sometido a controles de salud es esa misma libertad en nombre de la cual crees el derecho a matar niños en el útero, ancianos y enfermos en la cama del hospital? ¿Esa misma libertad que legitimaría las uniones homosexuales y la teoría de género ? ¿Es esta la libertad a la que apela? ¿La libertad de ofender la Ley de Dios, blasfemar Su Nombre, violar la ley natural que Él ha inscrito en el corazón de cada hombre?
Porque si lo que quieres es solo ser libre para hacer lo que quieras, tu manifestación no tiene sentido: son ellos mismos los que te hablan de la igualdad de género, el derecho a la "salud reproductiva", la eutanasia, la gestación subrogada y la libertad sexual. que hoy los tienen a todos en sus garras, decidiendo lo que es mejor para ustedes en nombre de "su bien", la salud pública o la protección del planeta. Ellos son los que pronto combinarán el pase verde con su identificación digital, con su cuenta corriente, con sus impuestos, salario, seguridad social y estado de salud, y al hacerlo, por "su propio bien", podrán Decide si puedes trabajar, viajar, ir a un restaurante, comprarte un bife o más bien algunos insectos.
Esa libertad te hizo creer que eres "libre", mientras que los que te quieren sirvientes obedientes te dejan correr tirando de la correa, dándote la ilusión de poder hacer lo que quieras, de tener "derecho" a abortar, vivir en contra de los preceptos de la moral natural y cristiana, poder comportarse como si Dios no existiera, como si nunca tuvieras que presentarte ante él el día del juicio.

Pero esto no es libertad: es licencia, es libertinaje. La libertad de condenar tu alma, ciertamente no la libertad de vivir honestamente y merecer el cielo. La verdadera libertad, en cambio, es la facultad de actuar dentro de los límites del Bien, y esta es la libertad a la que debes aspirar, esta es la libertad que debes reclamar con valentía y orgullo, esta es la libertad que "establecerá libres ”(Jn 8,32).

La libertad de elegir no dejarse engañar por las promesas de quienes le ofrecen un mejor futuro eco-sostenible, inclusivo, tolerante, resiliente y de género fluido , mientras lo obligan a comprar solo los productos que han puesto a disposición en Internet, por encargo. almuerzo y cena con la entrega , para ser atendido con telemedicina, para seguir las lecciones en educación a distancia, no para ir a la oficina con trabajo inteligente .

Me refiero a la libertad de decir no a quien, al vislumbrar el progreso en el mundo del trabajo y mostrarle con entusiasmo el tiempo libre que puede disfrutar con horas reducidas, está reduciendo su salario, eliminando las protecciones sindicales, privándolo de los medios. de subsistencia para mantener una familia, obligándolos a vivir en apartamentos cada vez más pequeños, cada vez más anónimos, cada vez más en los suburbios. Dile no a los que primero te privan de la autonomía de un trabajo creando desempleo y eliminando especializaciones profesionales, y luego te ofrecen los ingresos de ciudadanía con los que esclavizarte, chantajeado por un estado que decide en qué condiciones puedes trabajar.

La libertad que debe reclamar es la de no aceptar supinamente la narrativa de los medios, el colosal fraude de toda una categoría subordinada a la élite, comprometida en difundir mentiras y censurar la verdad, pagada para apoyar el poder y reprimir la disidencia; la libertad de esperar que los periodistas redescubran la dignidad de la ética profesional, de la deontología, y no la infamia de la esclavitud cortesana a maestros que nunca se conforman con el poder.

La libertad de expresión que todos deben invocar, y especialmente aquellos de ustedes que tienen puestos de responsabilidad o ejercen profesiones relacionadas con la emergencia actual - médicos, paramédicos, policías, magistrados, políticos - es la libertad de revelar corrupción, conflictos de interés, connivencia, silencio, complicidad de un sistema basado en el engaño, el fraude, el terrorismo psicológico y la manipulación de la realidad. La libertad de negar su consentimiento a un crimen de lesa humanidad cometido con despiadada determinación.

Podemos preguntarnos si, con la victoria de este referéndum el 28 de noviembre, algo cambiará. La Constitución suiza favorece la participación activa de los ciudadanos y dará una fuerte señal al Consejo Federal para que desista de sus intenciones. Pero no creas que tu batalla por los derechos fundamentales termina aquí: el ataque es global y todos deben ser conscientes de la amenaza que se cierne sobre todos nosotros.

No se trata de un choque en el que podamos vencer al enemigo común solo con las fuerzas humanas: es una batalla de época, en la que los destinos de la humanidad en su conjunto y los de cada uno de nosotros individualmente, en el tiempo y en los demás, están en juego la eternidad. Se trata de nuestra propia vida, nuestra identidad, nuestra individualidad. Y sobre todo: los proponentes del Gran Restablecimiento son intrínsecamente anticristianos y anticristianos, porque este "Nuevo Orden" no es más que un caos infernal.

Se le da la oportunidad de decidir. No tanto si el pase verde es ilegítimo, sino si quieres negar definitivamente lo que queda de tu libertad, dejándote imponer la pesadilla distópica de una tiranía que es hoy sanitaria, mañana ecológica o transhumana. 

Y que Dios ayude y proteja a los suyos.

Monseñor Viganó

_______________________________
[1] Véase el sitio web del Foro Económico Mundial : https://www.weforum.org/great-reset/
[2] Véase el sitio web de las Naciones Unidas: https://unric.org/it/agenda- 2030 /
[3 ] https://www.youtube.com/watch?v=g0B28vi3u8c

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Las nuevas obsesiones



El Papa Francisco, al comienzo de su pontificado, allá por 2013, comentó en una entrevista que los católicos no debíamos estar hablando todo el rato del aborto, los homosexuales o los anticonceptivos.

Desde luego, la Iglesia no debe estar hablando siempre sobre esos temas, pero si en algo se ha caracterizado la Iglesia a lo largo de los siglos ―o al menos, eso debería buscar― es por ser una voz profética; es decir, señalar aquellos errores que su tiempo no ve, en los que cae sin un atisbo de escrúpulos.

Esas obsesiones que citaba el Santo Padre atentan o contra la vida, como es el caso del aborto, o contra la antropología del ser humano, como es el caso de las cuestiones sexuales, y están tan extendidas en el mundo y vistas como derechos y avances, que el deber de la Iglesia, a mi juicio, es intentar arrojar luz sobre estos errores.

Evidentemente, siendo cuestiones graves, los jerarcas eclesiásticos tampoco deberían estar continuamente hablando de estas cuestiones, algo que, por otra parte, nunca he visto. Más bien era la práctica habitual de los medios de comunicación, en los que solo aparecía algún obispo o cardenal en los medios generalistas cuando expresaba la doctrina de la Iglesia sobre estas cuestiones, algo que provocaba escándalo en las masas post-modernas.

Lo que si veo, queridos lectores, son las obsesiones de los últimos años. Si un futuro Papa fuera entrevistado dentro de unos años, bien podría decir que los católicos no deberíamos estar hablando todo el rato del cambio climático, las vacunas o la multilateralidad.

Hoy, 3 de noviembre, he entrado en la página web del medio vaticano Vatican News y he visto las siguientes noticias:

“COP26. Detener deforestación para el 2030”

“COP26: Movimiento Laudato si’ pide compromisos más ambiciosos a gobiernos”

“Brasil: Misioneros combonianos invierten en agroecología”

“Papa a la COP26: Deuda ecológica y deuda externa obstaculizan el desarrollo de los pueblos”

“Las experiencias de la Laudato si’ recogidas en un e-book”

“El Papa: del grito de la tierra y de los pobres un llamamiento a cambiar el modelo de desarrollo”

“La tierra que sufre es el grito de los pobres y será el grito de todos”

“Algodón orgánico, una oportunidad para 300 niñas de la India”

“Caritas Internacional: adoptar políticas climáticas a favor de los pobres”

Creo que no hace falta que añada nada más. Bueno, sí. A diferencia de las anteriores obsesiones, que el mundo ha olvidado y, es más, transgrede con fiero entusiasmo, las nuevas, como es el cambio climático, coinciden milimétricamente, salvo alguna vaga referencia a la Creación, con las de los poderosos y activistas que se reúnen estos días en Glasgow.

Fernando Beltrán

jueves, 10 de septiembre de 2020

Ecología integral, un concepto distorsionado (Stefano Fontana)



Hay algunos comentaristas, más recientemente Stefano Zamagni, que apoyan la idea de que por primera vez en este pontificado se ha vinculado la relación entre la ecología humana y la ecología ambiental. Nada más falso. El verdadero punto de inflexión es que ahora se está subvertiendo el orden que los papas anteriores habían aclarado: la ecología humana funda la ambiental.

El diario Avvenire publicó el pasado jueves 3 de septiembre una reseña de Stefano Zamagni del libro de Mario Toso, obispo de Faenza-Modigliana y experto en la doctrina social de la Iglesia, “ Ecología integral, tras el coronavirus ” (Fray Jacopa 2020). Podremos detenernos mejor en el libro en el futuro, por ahora me gustaría comentar el concepto de "ecología integral", presente como se le conoce en el Papa Francisco 'Laudato Si' , tal como lo presenta Zamagni en el artículo mencionado.

Dice que la novedad de este concepto es que "la ecología social y la ecología ambiental son como las dos caras de una misma moneda y, por tanto, no pueden tratarse por separado como hasta hace poco". En otras palabras, la "ecología integral" dice que la "Iglesia se ocupa no sólo del ser humano, sino también de la naturaleza".

Al leer estas líneas, el lector puede pensar que en el magisterio pontificio inmediatamente anterior al Papa Francisco esta interrelación entre ecología humana y ecología ambiental no se conocía o se descuidaba, y que finalmente la Iglesia la ha entendido. Esto no es verdad. Lo dijo con gran claridad tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI.

Bastaría leer el párrafo 51 de Caritas in veritate (2009). de Benedicto XVI: “Todo daño a la solidaridad y la amistad civil causa daños ambientales, así como la degradación ambiental, a su vez, provoca insatisfacción en las relaciones sociales. La naturaleza, especialmente en nuestra época, está tan integrada en la dinámica social y cultural que ya casi no constituye una variable independiente. La desertificación o el empobrecimiento productivo de algunas áreas agrícolas son también el resultado del empobrecimiento de las poblaciones que allí habitan y su atraso. Al fomentar el desarrollo económico de esas poblaciones, también se protege la naturaleza. Además, ¡cuántos recursos naturales son devastados por las guerras !. La paz de los pueblos y entre los pueblos también permitiría una mayor protección de la naturaleza… ”.

Hay muchos ejemplos de intervenciones del magisterio petrino anterior al Papa Francisco sobre la interconexión entre la ecología humana y la ecología ambiental.

Desde este punto de vista, por tanto, el concepto de “ecología integral” no es nada nuevo, si se limita a señalar esta relación. Insistir en su novedad desde este punto de vista, como parecen hacer Zamagni y muchos otros, significa olvidar la enseñanza anterior y presentar el concepto de "ecología integral" como un punto de inflexión.

Que se trata de un "punto de inflexión" es cierto, pero no en este punto, no porque indique una relación hombre-medio ambiente hasta ahora descuidada, sino porque corre el riesgo de equiparar las dos dimensiones. Los pontífices anteriores siempre han destacado la relación, pero también el orden de esta relación que prevé la superioridad de la ecología humana sobre la ambiental. Volviendo, nuevamente para dar un ejemplo entre muchos, al párrafo 51 de Caritas in veritate , también leemos que “la Iglesia tiene la responsabilidad de la creación y debe hacer valer esta responsabilidad también en público. Y al hacerlo, no sólo debe defender la tierra, el aire y el agua como dones de la creación que pertenecen a todos. Sobre todo, debe proteger al hombre de la autodestrucción ”.

Lo que marca la diferencia es el adverbio "sobre todo", que indica una prioridad de valor y propósito que es bíblica y teológicamente indiscutible. Benedicto XVI hace una aplicación muy clara y hoy bastante en desuso: 

"Si no se respeta el derecho a la vida natural y a la muerte, si la concepción, la gestación y el nacimiento del hombre se hacen artificiales, si los embriones humanos se escarifican en la En la investigación, la conciencia común acaba perdiendo el concepto de ecología humana y, con él, también el de ecología ambiental. Es una contradicción pedir a las nuevas generaciones que respeten el medio natural, cuando la educación y las leyes no las ayudan a respetarse a sí mismas ”.

En el concepto de "ecología integral" este orden para el cual las dos ecologías -humana y ambiental- no están al mismo nivel sino que la segunda está subordinada a la primera y depende de ella, no está nada claro. 

El hecho de que no esté claro también lo confirman dos aspectos de la vida concreta.

El primero es que la línea de compromiso ecológico señalada por el Vaticano a los católicos es una de colaboración con todos, incluso con quienes no respetan el citado orden o incluso lo vuelcan.

El segundo es que la sensibilidad común, incluso católica, ahora está dispuesta a tolerar el aborto estatal, pero no el desperdicio de agua potable para uso doméstico, el suicidio asistido, pero no el abandono de animales en el período estival, la supresión de embriones humanos, pero no calefacción doméstica con gas natural en lugar de fotovoltaica

La militancia de los católicos en los movimientos ecologistas a menudo revela esta distorsión de prioridades que el concepto de "ecología integral" ciertamente no corrige y no ayuda a evitar.

Stefano Fontana - Fuente

miércoles, 8 de enero de 2020

Obispos plastificados (Fray Gerundio)



Algunas almas compañeras mías de tercer grado, que al fin y al cabo se sienten miembros de la Iglesia Purgante (siempre se enseñó así), han pedido permiso a la Superioridad para vagar unas semanas por los despachos en los que se cocina la realidad eclesial (como recuerdo que decía, con voz engolada, uno de mis abades modernistas). Querrían estas almas ver en directo cómo van las cosas, para poder aderezar luego las sesiones de terapia con mayor rigor.

Se les ha negado tal permiso. Se les ha dicho que no hay costumbre de permitir a las almas del purgatorio pasar por los susodichos despachos, ya que existiría el peligro de desánimo, enfado e irritación, con los cuales sería más difícil acceder en poco tiempo al Piso Superior, en donde ya todo es bienaventuranza y alegría. 
La verdad es que me parece que lleva razón el Alto Mando. Nos han dicho que nos conformemos con las noticias que ya se van publicando en los medios que no son bobalicones ni rastreros. Así, el propio San Pedro (que conoce bien su Santa Sede), nos ha aconsejado que para los Sacros Palacios basta con que leamos el Specola –dice el Pescador- que informa bien de lo que se cuece en los pasillos, y para las oficinas episcopales es suficiente con leer lo que ellas mismas publican, porque por ahí podemos colegir y vislumbrar por donde van sus ilustrísimas seseras.

Parece que la Conferencia Episcopal Española, ha decidido hacer frente a los problemas que aquejan a la querida España, con valentía, intrepidez y arrojo. Los Obispos se han reunido para tratar algunos de los temas y consideraciones que ocupan su mente y su corazón, empeñados siempre en dar buenos pastos a sus ovejas e impartir doctrina, en tanto que Pastores y dignos Sucesores de los Apóstoles.

Alguien podría pensar que la situación de España, con la ya inminente formación de un gobierno comunista, es preocupante para el Episcopado. La tormenta que se avecina sin duda en torno a la destrucción de todo lo que signifique católico -colegios incluidos-, podría suscitar inquietudes, pesadumbres y temores en sus Ilustrísimas. 
Alguien podría pensar asimismo, que la situación de crisis de la Iglesia, con gran número de cristianos que de hecho han abandonado sus antiguas creencias, la caída en picado de la recepción de sacramentos, los divorcios, el número millonario de abortos, la escasez de vocaciones sacerdotales o el envejecimiento de las ordenes religiosas, que están abandonando conventos de presencia centenaria en pueblos y ciudades, quita el sueño a Monseñores y Prelados. 
Alguien podría sospechar que las reuniones de la distinguida Conferencia Episcopal y todo su enorme aparato burocrático, expresan la honda desazón e inquietud que embarga a los mitrados por el estado agónico del catolicismo español y los ataques furibundos de una izquierda estalinista y narcótica.

Pues no es así. Los pastores de las almas que todavía viven en España, han excretado una declaración en la que se hacen cargo -y comparten con los fieles-, del peligro con que el uso de los plásticos amenaza la convivencia y la salvación de las almas.

En una declaración serena, valiente y cargada de testosterona episcopal, el Secretario General de los Obispos Españoles lo ha dicho sin tapujos, sin ambages y sin pudor alguno: Vamos a tratar de disminuir el consumo de plásticos. ¡Toma ya!

No es fácil para sus eminencias llegar a este punto, sin haber hecho antes una concienzuda investigación sobre los problemas de los católicos españoles. Y para dar ejemplo e ir los primeros delante de las ovejas, -añade el comunicado- se analizarán alternativas para las pequeñas botellas de agua que se puedan ofrecer. Se ha encargado a la Comisión correspondiente la compra de unos 150 botijos unipersonales, para poder ofrecer agua a los obispos durante las reuniones. Claro que los botijos deben ser de barro legalizado por la Comunidad Europea, no resulte ser barro de alguna zona minera, y se cuelen junto con el agua algunas unidades de Zinc o de Manganeso, que luego con la orina episcopal desequilibre el medio ambiente.

Por otra parte, conviene que se sepa que los Obispos están construyendo un edificio que va a ser la cumbre y la repanocha de la ecología integral:
«Nosotros mismos hemos comenzado una obra para hacer un edificio de editoriales a 200 metros de aquí, los criterios dados son que sea un edificio que pueda ser ejemplar desde el punto de vista ecológico, de su aislamiento a la hora de las pérdidas de calor y frío, de lo que hoy se nos aconseja, como las placas solares y la gestión de residuos»
¡Toma!

Pero no acaba aquí la cosa. Hay más preocupaciones. El Secretario de los Obispos, con cara de Greta sonriente dice que tienen la impresión de que en la Conferencia Episcopal Española tiran «mucho papel a la papelera» y van a estudiar «cómo gestionar estos gestos sencillos».

La verdad es que en esto sí estoy de acuerdo con Mons. Greto, porque quizá sea la propia Conferencia Episcopal la que haya evacuado más papel en los últimos cincuenta años, a juzgar por las Declaraciones, Programas, Proyectos y todo tipo de Documentación destinados siempre a clarificar a los fieles por dónde deben ir sus actitudes católicas.
Siempre con firmeza y claridad. Que hay que votar en conciencia, que no se puede votar a Vox, que hay que ser demócratas con el voto, que hay que estudiar bien los programas políticos de los partidos, que hay que poner la X en la declaración, que hay que atender a los inmigrantes y que hay que tender puentes. O sea, que efectivamente debería haber mucho menos papel, al menos el que se usa para estos menesteres, porque para superar el miedo, creo que deben seguir usando el habitual.

En fin, la sensación general ha sido la de que los Obispos españoles comparten las inquietudes de sus ovejuelas. Mientras la Conferencia Episcopal alemana hace la conversión homosexual para bendecir parejas del mismo signo que se atraen, en España se cuida el medio ambiente, se quitan las botellas de plástico y se edifica con ladrillos refractarios de usar y tirar. Y las almas, y su salvación, abandonadas en el cubo de la basura (para reciclar en el infierno).
Fray Gerundio

viernes, 19 de julio de 2019

Seis características de la verdadera gestión ambiental (James Bascom)



Muchos norteamericanos, latinoamericanos y europeos son, con razón, escépticos del movimiento ambiental global. Muestra muchas de las características de un movimiento científico no científico y más bien las de una ideología política o incluso una secta casi religiosa. La gran mayoría de sus líderes y sus activistas de base adoptan una ideología socialista no tan oculta que busca desmantelar nuestro sistema económico. Los meteorólogos no pueden predecir con precisión lo que sucederá en dos semanas, pero de alguna manera se nos pide que sacrifiquemos un estilo de vida completo gracias a la predicción de un modelo climático hecho por computadora que predice el futuro con dos décadas de antelación.

La ciencia es "clara" en este sentido, se nos dice. Debemos aceptar el calentamiento global antrópico como un artículo de fe. El debate no solo es incorrecto, sino peligroso. Los opositores a este movimiento, tan científicamente rigurosos como pueden ser sus argumentos, están etiquetados como "negacionistas" (recordando así los "negativos" del Holocausto).

El New York Times lanzó recientemente un libro de historietas en el que los escépticos 1 del calentamiento global son apuñalados. Robert Kennedy Jr. declaró que los escépticos deben ser enviados a juicio en la Corte Penal Internacional de Justicia de La Haya 2 . Sheldon Whitehouse, senador demócrata de Rhode Island, apoya el uso de las leyes RICO para perseguir a los escépticos del clima 3 . Miles de científicos han sufrido persecución, pérdida de fondos o incluso la pérdida de sus trabajos por atreverse a denunciar las grietas que existen en la teoría del calentamiento global antrópico.

Muchos cristianos, que aborrecen con razón el movimiento ambientalista, también tienen una preocupación genuina de cumplir el mandato dado por Dios a la humanidad en el Libro de Génesis, es decir, ser guardianes de la Tierra. ¿Es posible cuidar la Tierra sin estar contaminados por los principios socialistas del movimiento ambientalista?

¿Cómo sería tal custodia de la Tierra?

1. Declararía que Dios y no la Tierra es el Ser Supremo.

La mayoría de los miembros del movimiento ambiental explícita o implícitamente adoptan una cosmovisión panteísta. Para ellos, la Tierra y todos los seres vivos contienen una "chispa" divina y, por lo tanto, no tienen un fin fuera de sí mismos. Esto naturalmente conduce a un igualitarismo radical entre el hombre, los animales, las plantas y la materia inanimada. Si todas las cosas son igualmente divinas, ningún ser tiene mayor dignidad o importancia o derechos que otro. En su libro Tierra en el equilibrio de 1992 , Al Gore elogió estos conceptos panteístas pre-cristianos de la tierra 4 . Bastaría con considerar esta declaración de Mikhail Gorbachev, fundador de Green Cross International y uno de los líderes del activismo ambiental:

"Creo en el cosmos. Todos estamos conectados con el cosmos. Mira el sol Si no hay sol, entonces no podemos existir. Así que la naturaleza es mi dios. Para mí, la naturaleza es sagrada. Los árboles son mis templos y los bosques son mis catedrales " 5 .

La verdadera custodia cristiana de la Tierra debe reconocer a Dios como el Ser Supremo, distinto de su creación. Él reina supremo sobre el universo y sus criaturas alcanzan su objetivo final en Él, no en sí mismos. Cada animal, planta, mineral y ser humano, refleja una cualidad única y hermosa de un Dios infinito. Y es a través de este orden que la humanidad puede conocerlo mejor, amarlo y servirlo.

2. Reconocería que los hombres son los amos y no los depredadores de la Creación.

La consecuencia natural de esta cosmovisión panteísta y neopagana es una violenta indiferencia hacia la humanidad. Los ambientalistas ven al hombre como un depredador suicida de la Tierra, un ser que con su civilización y su tecnología solo hace daño a sí mismo, a la Tierra y a todas las criaturas que la habitan. Esta opinión está bien expresada por el Club de Roma, un grupo de expertos pro-ambiental europeo:

"En busca de un nuevo enemigo para unirnos, tuvimos la idea de que la contaminación, la amenaza del calentamiento global, la escasez de agua, el hambre y cosas por el estilo, serían temas apropiados. En su totalidad y en sus interacciones, estos fenómenos constituyen una amenaza común que todos deben enfrentar juntos. Pero al designar estos peligros como el enemigo, caemos en la trampa, contra la cual ya hemos advertido a los lectores, sobre el intercambio de síntomas por causas. Todos estos peligros son causados ​​por la intervención humana, y solo pueden resolverse si los hombres cambian su mentalidad y comportamiento. El verdadero enemigo es, por lo tanto, la humanidad misma " 6 [nuestros audaces].

La custodia cristiana de la Tierra reconoce que Dios creó el universo de una manera jerárquica. Dios le dio a la humanidad el orden: "Sean fructíferos y multiplíquense, llenen la tierra; domínalo y gobierna sobre los peces del mar y las aves del cielo y sobre cada ser vivo que se arrastra sobre la tierra "(Gen 8:28). El hombre, por lo tanto, no es igual a los animales y las plantas. Más bien, tiene un estado privilegiado en la creación. Los animales y las plantas existen para satisfacer las necesidades humanas, y no al revés.

3. Reconocería que el hombre es un cooperador de Dios en la construcción de una civilización cristiana.

El movimiento ambiental hace todo lo posible por inhibir el uso humano de los recursos naturales: oponiéndose a la construcción de una represa en California, exigiendo el cierre de una mina de carbón en Virginia Occidental, oponiéndose al desarrollo agrícola en Brasil o protestando por la muerte de león cecil. La custodia cristiana de la Tierra reconoce, en cambio, que los recursos han sido puestos por Dios a disposición del hombre y que tiene todo el derecho de usarlos para sus necesidades físicas.

En una sociedad cristiana, los recursos de la Tierra no sirven solo para satisfacer las necesidades corporales de los individuos. Más bien, son las materias primas que el hombre, con la ayuda de la gracia divina, puede y debe usar para construir una maravillosa civilización cristiana. Las grandes obras producidas por la Europa cristiana en la Edad Media —sus imponentes catedrales góticas, castillos poderosos, vidrieras y esculturas, solo para nombrar unas pocas— se construyeron utilizando los recursos de la Tierra para dar gloria a Dios en todo.

Dante Alighieri llama a las obras humanas "nietos de Dios". Cuando el hombre usa la piedra, la arena, la madera y el metal de la Tierra para construir estas obras, esos materiales le dan mucha más gloria al Creador que si no estuvieran acostumbrados a servir al propósito ambiental de la "sostenibilidad". ¿Quién podría argumentar que hubiera sido mejor dejar la arena, la piedra y el metal utilizados para hacer las impresionantes vidrieras de la Sainte-Chapelle en París en el suelo? ¿O que hubiera sido mejor dejar que los árboles caídos murieran en el bosque para construir la flota de Cristóbal Colón?

Una gran diferencia entre nuestra sociedad industrializada y una sociedad cristiana orgánica es la ausencia de lo que John Horvat, en Return to Order , llama "sublime", es decir, "aquellas cosas que son tan excelentes que causan grandes emociones, dejando a los hombres asombrados. Por su magnificencia o grandeza. Lo sublime se puede encontrar en paisajes extraordinarios, obras de arte, ideas, actos virtuosos o en los hechos heroicos de grandes hombres. "Cuando los hombres cooperan con la gracia de Dios y usan los recursos de la Tierra para producir obras sublimes, no solo dañan Gloria a Dios, pero también da un mayor significado a nuestras vidas y satisface algunos de los deseos más profundos del alma.

4. Vería a la humanidad como la solución inteligente, no el obstáculo para la gestión ambiental.

Los ambientalistas generalmente consideran los recursos como agotados, la escasez de recursos como un problema insuperable y la contaminación como una consecuencia inevitable del desarrollo. La única forma de evitar estos problemas no es resolverlos sino limitar el desarrollo, reduciendo tanto la población humana como el consumo individual.

Ignoran el papel de la inteligencia humana en la resolución de problemas ambientales. Thomas Malthus, el padre fundador del control de la población, escribió en su Ensayo sobre el principio de la población de 1798 que había que vigilar a la población porque su crecimiento inevitablemente superaría la producción de alimentos. Paul Ehrlich en su libro de 1968, The Population Bomb, predijo que la explosión de la población llevaría a un hambre masiva en 1980. Ambos filósofos fueron negados espectacularmente por los aumentos masivos en la producción agrícola que hizo posible el ingenio humano.

Muchos ignoran el hecho de que el aire, los ríos y el suelo de los Estados Unidos están más limpios que en los últimos cien años y que se están volviendo más y más cada año. Este resultado se debió en gran medida a las soluciones de ingeniería que reemplazaron los procesos industriales sucios con procesos más limpios y las regulaciones gubernamentales que, respetando el crecimiento económico, garantizaban la limpieza del medio ambiente.

5. Respetaría los derechos de propiedad privada.

La custodia cristiana de la Creación debe respetar la Ley Natural, la ley que Dios ha escrito en los corazones de todos los hombres. La primera de estas leyes, al menos con respecto al uso de la Tierra y el ambientalismo, es el derecho a la propiedad privada.

El movimiento ecologista, con sus raíces ideológicas en el socialismo, generalmente trabaja para debilitar o destruir el derecho de los individuos a poseer propiedades privadas o a disponer de ellas como les parezca. Esto se ve en las reglamentaciones draconianas sobre derechos de los animales que bloquean a los agricultores de California en sus propiedades debido al descubrimiento de alguna rata de campo oscura, o regulaciones del agua, que impiden a los agricultores de Colorado pastar ganado cerca de los ríos en sus ranchos, o en la demora o cancelación de proyectos de infraestructura como el oleoducto Keystone XL. Los propietarios de las fábricas tienen que gastar grandes sumas de dinero para cumplir con las regulaciones ambientales, y en muchas áreas, quién es dueño de una casa, está prohibido podar árboles, construir estructuras o cambiar sustancialmente su jardín en nombre de "protección ambiental".

Solo en una sociedad que protege los derechos de propiedad el ambiente está realmente protegido. Los regímenes socialistas o comunistas en los cuales la propiedad privada ha sido prohibida o severamente reducida, como la antigua Unión Soviética, China y Cuba, son hoy en día casos graves de degradación ambiental. Es fácil decir que a menos que un hombre tenga un interés personal en su posesión, la tierra será abusada y descuidada. En una sociedad cristiana orgánica, el estado trabajaría en conjunto con los terratenientes para resolver problemas ambientales sin invadir los derechos de propiedad.

6. Soluciones socialistas, supranacionales "globales".

Los problemas de la contaminación del aire y del agua, el uso de la tierra y la escasez de recursos son casi siempre problemas regionales o locales que solo pueden ser abordados adecuadamente por el gobierno y la ciudadanía local. El intento de imponer una solución "prêt-à-porter" a toda una nación, por no decir en todo el mundo, inevitablemente fracasará porque nunca podrá enfrentar cada problema local o las necesidades particulares. Las "soluciones" nacionales o internacionales tienden a transferir el control de los recursos de la población local a burócratas anónimos en una capital lejana, desde donde probablemente nunca se mudaron para poner un pie en la tierra que están regulando.

Además, la supuesta crisis que deberían resolver estos acuerdos internacionales, el cambio climático provocado por el hombre, es en sí misma una teoría científica cuestionable. Y detrás de la cortina verde hay una ideología política que no está tan oculta. La escritora y activista ambientalista canadiense Naomi Klein explica en su libro de 2014, This Changes Everything: Capitalism vs. clima :

"A medida que reinventamos nuestras economías para mantenernos dentro de los parámetros de nuestro balance global de carbono, necesitamos menos consumo ... menos comercio ... y menos inversión privada ... Todo esto implica una redistribución mucho mayor, de modo que un mayor número de nosotros pueda vivir cómodamente dentro de las capacidades del planeta ... Esta es precisamente la razón por la cual, cuando los negadores del cambio climático afirman que el calentamiento global es un complot para redistribuir la riqueza, no es (solo) porque son paranoicos, sino también porque están prestando atención " 7 .

Los católicos conscientes deben hacer todo lo posible para oponerse a las falsas soluciones de la cumbre de París. Además, la falsa dicotomía implícita en el gran debate ambiental, el socialismo verde contra la indiferencia ambiental, debe ser rechazada. Es solo en una sociedad cristiana verdaderamente orgánica, como se describe en la Regreso a la Orden , que la creación material es protegida, utilizada y dirigida hacia su propio fin.

James Bascom

NOTAS

1. https://bit.ly/2O2EJIl

2. https://bit.ly/1r00eXJ

3. https://tws.io/2JGR4h6

4. Henry James, The Ambassadors (Rockville: Serenity, 2009), 34-40

5. "La naturaleza es mi Dios": entrevista con Fred Matser en Resurgence No. 184 (septiembre-octubre de 1997)

6. Alexander King y Bertrand Schneider. La Primera Revolución Global (El Club de Roma), 1993. p. 115

7. Naomi Klein, esto lo cambia todo: el capitalismo vs. El clima (Simon & Schuster) 2014, p. 92-93

lunes, 24 de junio de 2019

El Sínodo al servicio de la agenda neo-pagana


(CORRIPONDENZA ROMANA)


El periodista Edward Pentin del National Catholic Register tuvo la amabilidad de solicitar mis primeras impresiones sobre el Instrumentum laboris para la próxima Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, divulgado en el día de ayer. Lo hago con mucho gusto como editorial para el sitio internet panamazonsynodwatch.org.
En mi opinión, el Instrumentum laboris representa la abertura, de par en par, de las puertas del Magisterio a la Teología India y de la Ecoteología, dos derivados latinoamericanos de la Teología de la Liberación, cuyos corifeos, después del derrumbe de la URSS e del fracaso del “socialismo real”, atribuyeron a los pueblos indígenas y a la naturaleza el rol histórico de fuerza revolucionaria, en clave marxista.
Al igual que la TL, el Instrumentum laboris toma como base de sus elucubraciones, no la Revelación de Dios contenida en la Biblia y en la Tradición, sino en la realidad de la supuesta “opresión” a la que estaría sujeta la Amazonía la cual, de simple área geográfica y cultural, pasa a ser “interlocutor privilegiado”, “lugar teológico”, “lugar epifánico” y “fuente de revelación de Dios” (n°2, 18 y 19).
Desde el punto de vista teológico, el Instrumentum laboris no sólo recomienda la enseñanza de la Teología India “en todas las instituciones educativas”, para “una mejor y mayor comprensión de la espiritualidad indígena” y para que “se tomen en consideración los mitos, tradiciones, símbolos, ritos y celebraciones originarios” (n° 98), sino que, a lo largo del documento, repite todos sus postulados. O sea, que las “semillas del Verbo” no sólo están presentes en las creencias ancestrales de los pueblos aborígenes sino que ya han “crecido y dado frutos” (n° 120), por lo que la Iglesia, en lugar de la evangelización tradicional que busca su conversión, debe limitarse a “dialogar” con ellos ya que “el sujeto activo de la inculturación son los mismos pueblos indígenas” (n° 122).
En ese diálogo intercultural, la Iglesia debe además enriquecerse con elementos claramente paganos y/o panteístas de tales creencias, como “la fe en Dios Padre-Madre Creador”, las “relaciones con los antepasados”, la “comunión y armonía con la tierra” (n° 121) y la conectividad con “las diferentes fuerzas espirituales” (n° 13). Ni siquiera la curandería queda al margen de ese “enriquecimiento”. Según el documento, “la riqueza de la flora y de la fauna de la selva contiene verdaderas ‘farmacopeas vivas’ y principios genéticos inexplorados” (n° 86). En ese contexto, “los rituales y ceremonias indígenas son esenciales para la salud integral pues integran los diferentes ciclos de la vida humana y de la naturaleza. Crean armonía y equilibrio entre los seres humanos y el cosmos. Protegen la vida contra los males que pueden ser provocados tanto por seres humanos como por otros seres vivos. Ayudan a curar las enfermedades que perjudican el medio ambiente, la vida humana y otros seres vivos” (n° 87).
En el plano eclesiológico el Instrumentum laboris es un verdadero terremoto para la estructura jerárquica que la Iglesia tiene por mandato divino. En nombre de la “encarnación” en la cultura amazónica, el documento invita a reconsiderar “la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (potestad de gobierno) ha de estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del orden” (n° 127). Resulta inconcebible que el documento de trabajo de un Sínodo pueda cuestionar una doctrina de fe, como es la distinción, en la estructura de la Iglesia, entre clérigos y laicos, afirmada desde el Primer Concilio de Nicea en adelante y basada en la diferencia esencial entre el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial de los clérigos, que tiene su raíz en la sucesión apostólica y está dotado de una potestad sacra. Se inserta en esa esa dilución del sacerdote católico en algo similar a un pastor protestante el llamado a reconsiderar la obligatoriedad del celibato (n° 129 § 2) y, más aún, el pedido de identificar qué tipo de “ministerio oficial” puede ser conferido a la mujer (§ 3). El Cardenal Joseph-Albert Malula, de Zaire, y Mons. Samuel Ruiz de Chiapas deben estar agitándose en sus tumbas al ver que los proyectos que trataron de implementar (y que fueron rápidamente interrumpidos por el Vaticano) ahora están siendo propuestos en un Sínodo que, según sus organizadores, tiene valor universal.
Desde el punto de vista ecológico, el Instrumentum laboris representa la aceptación por parte de la Iglesia de la divinización de la naturaleza promovida por las conferencias de la ONU sobre el medio ambiente.
En efecto, ya en 1972, en Estocolmo, sus actas oficiales decían que el hombre ha mal administrado los recursos naturales sobre todo por causa de “una determinada concepción filosófica del mundo”. Mientras “las teorías panteístas … atribuían a los seres vivos una parte de la divinidad … los descubrimientos de la ciencia condujeron … a una especie de desacralización de los seres naturales”, la cual retira su mejor justificación “en las concepciones judeo-cristianas, según las cuales Dios habría criado el hombre a su imagen y le habría dado la tierra para que la someta”. Al contrario, decía la ONU, las prácticas del culto a los ancestros “constituían un baluarte para el medio ambiente, en la medida en que los árboles, o los cursos de agua eran protegidos y venerados como reencarnación de los ancestrales” (Aspects éducatifs, sociaux et culturels des problèmes de l’environnement et questions de l’information, ONU, Asamblea General, Estocolmo, 5-6 junio 1972, A/CONF.48.9, p. 8 y 9).
Y en el discurso conclusivo de la Eco92, de Rio de Janeiro, el Secretario General de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, declaró que “para los antiguos, el Nilo era un Dios que se venera, así como el Rhin, fuente infinita de mitos europeos, o la selva amazónica, madre de todas las selvas. En todas partes, la naturaleza era la habitación de las divinidades. Ellas confirieron a la selva, al desierto, a la montaña, una personalidad que imponía adoración y respeto. La Tierra tenía un alma. Reencontrarla, resucitarla, tal es la esencia de [la Conferencia Intergubernamental] de Rio” (A/CONF.151/26, vol. IV, p. 76(.
¡Esa agenda neopagana de la ONU ahora es propuesta por una Asamblea Sinodal de la Iglesia Católica!
El Instrumentum laboris, citando un documento de Bolivia afirma que “la selva no es un recurso para explotar, es un ser o varios seres con quienes relacionarse” (n° 23) y prosigue afirmando que “la vida de las comunidades amazónicas aún no afectadas por el influjo de la civilización occidental [¡sic!] se refleja en la creencia y en los ritos sobre el actuar de los espíritus, de la divinidad – llamada de múltiples maneras – con y en el territorio, con y en relación a la naturaleza. Esta cosmovisión se recoge en el ‘mantra’ de Francisco: ‘todo está conectado’” (n° 25).
Desde el punto de vista económico-social, el Instrumentum laboris es una apología del comunismo, disfrazado de “comunitarismo”. Y de la peor forma de comunismo, que es el colectivismo de las pequeñas comunidades. En efecto, según el documento, el proyecto de “buen vivir” (sumak kawsay) de los aborígenes supone “que hay una inter-comunicación entre todo el cosmos, en donde no hay excluyentes ni excluidos”. La nota explicativa del vocablo indígena envía para una declaración de varias entidades indígenas, intitulada “El grito del sumak kawsay en la Amazonia”, la cual afirma que dicho vocablo “es una Palabra más antigua y más actual” (con mayúscula en el texto; o sea, una Revelación divina) que nos propone “un estilo de vida comunitaria con un mismo SENTIR, PENSAR y ACTUAR” (también aquí las mayúsculas son del texto).
Esta frase nos recuerda la denuncia hecha por Plinio Corrêa de Oliveira, en 1976, del tribalismo indígena como una nueva etapa, todavía más radical, de la Revolución anárquica: “El estructuralismo ve en la vida tribal una síntesis ilusoria entre el auge de la libertad individual y del colectivismo consentido, en la cual este último acaba por devorar la libertad. En tal colectivismo, los varios ‘yo’ o las personas individuales, con su pensamiento, su voluntad, su sensibilidad y sus modos de ser, característicos y discrepantes, se funden y se disuelven, según ellos, en la personalidad colectiva de la tribu generadora de un pensar, de un querer, de un estilo de ser densamente comunes”.
Lo que el Instrumentum laboris propone no es en definitiva sino un convite a que la humanidad dé el último paso rumbo al abismo final de la Revolución anticristiana: el anarco-primitivismo de John Zerzan y del terrorista Unabomber.

jueves, 20 de junio de 2019

Roma se une a otras confesiones para celebrar el ecologista Tiempo de la Creación (Carlos Esteban)



El Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Integral Humano urge a los católicos a poner ‘en práctica’ la encíclica ecologista Laudato Sì y a unirse a otras confesiones en un Tiempo de la Creación en septiembre para combatir el Cambio Climático.

El dicasterio urge a agrupaciones católicas, ortodoxas, anglicanas y protestantes a celebrar el mes de septiembre como un Tiempo de la Creación centrado en presionar para que se aprueben medidas contra el Cambio Climático, tomando esta hipótesis de Naciones Unidas como verdad revelada.
Se celebrarán actos entre el 1 de septiembre hasta el 4 de octubre, con el objetivo global de limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados, en línea con la meta fijada en el Acuerdo de París a finales de 2015, el mismo año que vio la publicación de la encíclica ecológica de Francisco, Laudato Sì.

La jerarquía católica se ha lanzado al evangelismo ecológico con un celo flamígero que hacía mucho tiempo que no veíamos en nuestros pastores hacia ninguna otra causa, incluida la de la salvación de las almas. Esta misma semana, el órgano oficial de la Archidiócesis de Madrid, Alfa & Omega, abre con el titular ‘Objetivo: Salvar el Amazonas’.

Es legítimo, supongo, que uno se pregunte qué influencia puede tener la jerarquía madrileña en la ‘salvación’ del remoto río sudamericano y su entorno, o por qué es tan relevante para unos pastores a los que se ha encomendado la terrible responsabilidad de las almas de los fieles católicos y su salvación eterna, incluso mucho tiempo después de que el planeta en general y el Amazonas en particular no sean apenas ni un recuerdo.

El problema de reclutar a los cristianos en estos esfuerzos al servicio de una ideología laica, por nobilísima que sea, en detrimento de asuntos más centrales a nuestra fe y nuestro destino eterno, no es meramente, con ser mucho, la inevitable inmanentización de la fe. Esa urgencia por ‘salvar el planeta’, e incluso por reducir tácitamente la Creación a la materia, transmite por oposición la idea de que la creencia en las realidades sobrenaturales no es demasiado fuerte. En efecto, es difícil convencer al mundo de que la Iglesia cree realmente que en cada momento nos jugamos nuestro destino eterno, que Dios mismo se ha hecho hombre para salvarnos, no de la contaminación o el cambio climático, sino del pecado, si un mensaje tan urgente y transcendental se predica con sordina y como de pasada y la atención se centra en lo que, como el cielo y la tierra, pasará inevitablemente.

Paso por alto el riesgo cierto de ‘casar’ de modo tan explícito a la Iglesia de Cristo con una teoría humana como es el Cambio Climático, que si corresponde al ‘consenso científico’ de nuestros días lo mismo puede decirse de la Teoría Ptolemaica en la época de Galileo.

Pero, en la práctica, quizá lo más triste e inmediato sea lo que tiene de negación de credibilidad y atractivo del mensaje cristiano a los ojos del mundo. Ir con ingenua emoción al mundo a venderle las mismas ideas que él ha creado, envueltas en celofán eclesial, sólo puede provocar el desprecio del mundo. ¿Cuál podría ser la respuesta, sino: “vale, me alegro de que al fin te hayas convencido de que yo tenía razón, lo que me confirma que el resto de tu mensaje no puede tener demasiado valor”?

Carlos Esteban

domingo, 21 de abril de 2019

El Via Crucis del Coliseo: corazones blindados, puertos abiertos y mucho ecologismo. París no espera. La Pascua Florida.



Ayer decidimos dejar el día de reflexión por ser Viernes Santo. Había noticias, y no pocas, que poco tienen que ver con la celebración de la Pasión de Cristo. Hoy Sábado Santo, y en espera de la Pascua Florida, hacemos nuestro repaso diario que sigue gozando de abundantes e interesantes fuentes a pasar de ser días en los que se puede esperar lo contrario.

Muchas noticias sobre el llamado Via Crucis del Coliseo. La alcaldesa de Roma, grillina, de ‘nosotras podemos’, para entendernos, asiste con todas las galas oficiales. Estamos ante un presunto ‘viacrucis’ en defensa de las tesis inmigracionistas a la moda. No se entiende demasiado bien este afán por sumarse a los partidos de izquierdas que defienden los puertos abiertos sin control o quizás se entiende demasiado bien y preferimos no verlo.


La presencia oficial de políticos de un marcado signo hace ver que el Papa Francisco, en horas demasiado bajas, está apuntalado por los amigos. La pregunta que nos hacemos es si es necesaria la Iglesia Católica para esto o nos bastan otras instituciones que ya existen en abundancia. No creemos que el sentido de la muerte de Cristo en la Cruz sea para salvar los bosques, enfriar la tierra o abrir o cerrar puertos. El Papa Francisco nos ofrece una reflexión sobre corazones blindados que queremos entender que son los que no tienen los sublimes pensamientos políticos de Su Santidad. Es una realidad que en Europa algo se está moviendo y no va en la dirección que le gusta al Papa Francisco y a sus amigos de partido, los nervios crecen y las posiciones tienen que ser cada vez más descaradas.

El tema de reconstruir Notre Dame no interesa nada en Vaticano. El organismo al que correspondería encabezar los trabajos está ocupadísimo en la horticultura China, algún día sabremos lo que ha costado el pabellón con el huerto, culto por supuesto, del Vaticano. París puede esperar, pero París se ha puesto en marcha sin esperar a nadie. Estamos seguros de que a los políticos de turno les interesa muy poco el tener una inmensa iglesia en el centro de París, pero han entendido que sus ciudadanos sí están muy interesados. Esperemos que no nos quieran hacer un pabellón hortocultural con colores masónicos y podamos seguir rezando de cara a Dios también en el corazón de París.

Siempre hemos considerado falsa la lucha entre ‘progres’ y ‘carcas’ que tanto se utiliza en estos tiempos. Según esta simplificación, los carcas son los que se han quedado en los años 50 del siglo pasado y los progres los que se han quedado en los 60. Es evidente que son mas modernos los del 60 que los del 50 pero en cualquier caso carcas todos. Son tiempos de cambio y es compresible el miedo a un futuro incierto y es mucho más comodo quedarse anclados en un pasado que ya no existe. Lo que llamamos Tradición poco tiene que ver con todo esto. La vuelta al evangelio tiene que ser siempre el objetivo de la iglesia en todos los tiempos. Si nos alejamos de quien es el Camino, la Verdad y la Vida, estamos perdidos.

Las cenizas de Notre Dame nos han hecho a todos mirar la cruz en medio de la destrucción demónica de una catedral. No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Hemos nacido y vivido en una sociedad que hunde sus raíces en el cristianismo. Europa es Europa porque es cristiana y si corta sus raíces se muere lentamente. Estamos asistiendo al ocaso de una pretendida modernidad que nos está llevando a la muerte. Las raíces están y no están muertas.

La Pascua Florida nos recuerda que estamos llamados a la resurrección y que si Cristo no ha resucitado estamos tocando el violón.

“¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?”

Buena lectura y feliz Pascua Florida.


SPECOLA

viernes, 9 de noviembre de 2018

Francisco, al Príncipe Federico de Dinamarca: “El medio ambiente es el reto más importante de nuestra era” (Carlos Esteban)



Con la Iglesia sumida en una profunda crisis, sorprende a muchos la obsesión del Papa Francisco por cuestiones ecológicas que no parecen ser de su particular competencia y que están muy alejadas de la misión principal, la salvación de las almas.

No es exactamente una proclamación ‘ex cathedra’ pero, tratándose de Su Santidad llama la atención que entregara un ejemplar de su encíclica Laudato Sì al príncipe heredero de Dinamarca, de visita en Roma, al tiempo que le decía que “el medio ambiente es el reto más importante de nuestro tiempo”, según Catholic News Service. 

¿En serio? ¿Para el sucesor de Pedro, para el Vicario de Cristo, en medio de una crisis de credibilidad a cuenta del encubrimiento de abusos clericales y cuando la fe desaparece a toda velocidad de las sociedades occidentales? ¿Es “más importante” el destino físico de un planeta que, en cualquier caso, está llamado a desaparecer, a diferencia de nuestras almas inmortales?
Quizá hablando con el heredero de una dinastía luterana puede tener sentido que, como jefe de Estado, haga referencia a cuestiones ajenas a la fe y busque un campo común, pese a que no puede ser ajeno al efecto que tienen sus palabras entre su grey, pero, entonces, ¿por qué le entrega una encíclica, es decir, un texto revestido de magisterio católico?

En estos momentos, su preocupación más acuciante parece ser el acceso al agua potable. Ha enviado a la Conferencia internacional sobre la gestión del agua que se celebra en la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma un mensaje en el que dice que la falta de agua potable es “una vergüenza inmensa para la humanidad”.

Pero “la humanidad” no existe, no es un sujeto que pueda pecar, hacer el bien o ser redimido. De algún modo imagino que yo mismo estoy dentro de ese amplio colectivo, y debo reconocer avergonzado mi absoluta falta de vergüenza -no digamos ya de una vergüenza “inmensa”- ante la falta de acceso de agua potable en algunas partes del mundo. Puede indignarme, puede apenarme, pero no me puede hacer sentir avergonzado algo de lo que no soy deliberadamente responsable. ¿Quién lo es, por otra parte? ¿Sabe el Papa qué hay que hacer para paliar el problema, un asunto que se me antoja bastante técnico? Y si son este tipo de asuntos los que absorben su atención, ¿por qué no dedicarse a la política o al voluntariado en lugar de ingresar en el clero?

- Los católicos necesitamos un Papa, con urgencia. Necesitamos un Vicario de Cristo que cumpla la misión que Jesús mismo le encomendó de confirmar en la fe a sus hermanos. No sé si el mundo necesita un nuevo líder; lo dudo, porque es un puesto para el que ya hay demasiados aspirantes. Tampoco sé si Francisco sería la persona adecuada; lo que sé es que no ocupa el cargo adecuado para dirigir el mundo; su responsabilidad es otra, y afecta a las almas. A su destino eterno, en concreto.

- El mensaje inmediatamente anterior trataba, se suponía, de la Doctrina Social de la Iglesia, algo que ya se acerca bastante más a su mandato, aunque dudamos seriamente que sea el más urgente en estos momentos. Y, aun así, parecía más decidido a vender su particular línea ideológica de izquierdas que de aclarar lo que aclara el magisterio en esta materia. Hizo un apasionado llamamiento a un nuevo orden económico y ecológico mundial donde todos compartan los bienes de la Tierra, y no solo los exploten los ricos.

Y está muy bien, quién podría no desear eso. Pero los sistemas políticos que Su Santidad ha dado todos los indicios de preferir no logran eso, sino más bien una igualitaria distribución de la miseria. Expresar un deseo en el que cualquier persona decente puede coincidir no ayuda en absoluto a lograrlo.

Otro asunto que parece obsesionarle es el de la “murmuración”, ya saben, el Gran Acusador y todo eso. La murmuración es, naturalmente, un pecado, pero su insistencia resulta sospechosa cuando coincide con los escándalos que plagan su pontificado y a los que se niega resueltamente a dar respuesta. En su última homilía en Santa Marta volvió a denunciar a quienes “ensucian” la fama de los demás.
“¿Qué hace un gobierno dictatorial?”, se preguntaba retóricamente. “Tomar primero el control de los medios de comunicación con una ley y, a partir de ahí, empieza a murmurar, a ningunear a cualquiera que sea un peligro para el gobierno”. 
¿Les suena a algo? Desde luego, lo que suena es raro después de que el documento final del sínodo ‘recomendara’ crear un sistema de certificación para sitios católicos de información online, como el nuestro. ¿Tomar el control de los medios de comunicación?

Carlos Esteban