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jueves, 20 de octubre de 2022

El Vaticano renueva los pactos secretos con China (Carlos Esteban)



Como esperaba el secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, China ha aceptado renovar los pactos secretos con la Santa Sede que tanta perplejidad causan en muchos católicos, especialmente en la propia China.

El Vaticano ha anunciado que el acuerdo “provisional” para el nombramiento de obispos será prorrogado por otros dos años, hasta el 22 de octubre de 2024, cuatro años después de la primera firma preparada durante décadas de encuentros secretos.

La delegación vaticana y representantes del gobierno chino se reunieron entre finales de agosto y principios de septiembre en Tianjin, en el norte de China. Como explicó el Papa Francisco, el diálogo con Pekín “es una cosa lenta, pero se dan siempre pasos adelante”. Ahora que, en teoría, se han superado las viejas distinciones entre la Iglesia clandestina y la ‘patriótica’, dependiente del partido comunista y antaño cismática, los representantes de la Santa Sede, en Tianjin, han podido reunirse con el obispo «clandestino» Melchiorre Shi Hongzhen, de 92 años.

El texto del acuerdo, todavía confidencial, prevé que el nombramiento papal de un obispo sea comunicado a la parte china para su aprobación. En estos cuatro años no ha habido más ordenaciones episcopales ilegítimas, las celebradas por la Iglesia «patriótica» sin el consentimiento del Papa. Han sido nombrados en cambio seis obispos decididos por el Pontífice con el consentimiento de las autoridades chinas. De igual importancia, otros seis obispos «clandestinos», elegidos en el pasado por la Santa Sede pero no considerados como tales por la Iglesia del partido, han sido reconocidos, mientras tanto, por Pekín.

Según datos, recogidos por AsiaNews, del «Consejo de obispos chinos» vinculado al gobierno, en China hay 98 diócesis, 4.202 iglesias y otros 2.238 «sitios activos», con 66 obispos y por tanto un tercio de las diócesis no cubiertas. Pero mientras tanto, «todos los obispos católicos chinos presentes hoy en China están en plena y pública comunión con el obispo de Roma», señala el director Gianni Valente en la agencia de noticias vaticana Fides.

El texto del acuerdo no ha sufrido cambios pero «puede mejorarse, de acuerdo con las autoridades chinas», explican en el Vaticano. Hay resistencias, provincias en las que los funcionarios se oponen al nuevo rumbo.

Está el caso del cardenal Joseph Zen, de noventa años —el más tenaz opositor al diálogo—, el emérito de Hong Kong detenido en mayo y ahora juzgado, con relativa «preocupación» por parte del Vaticano. «Entender China es una cosa gigante», señaló el Papa Francisco el mes pasado: «No hay que perder la paciencia: se necesita, eh, se necesita mucho, pero hay que seguir adelante con el diálogo”.

Carlos Esteban

miércoles, 20 de abril de 2022

Niegan al cardenal Burke la entrada a las oficinas vaticanas por no estar vacunado (Carlos Esteban)



El portal norteamericano Church Militant asegura que el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, dio personalmente instrucciones para negar al cardenal norteamericano Raymond Burke acceso a las oficinas vaticanas por carecer del ‘pase verde’.

Mientras a lo largo y ancho del planeta se eliminan restricciones e incluso empieza cautelosamente a informarse sobre lo absurdo o contraproducente de muchas de las medidas que se han adoptado en estos dos últimos años contra la pandemia, el Vaticano sigue manteniendo un régimen draconiano y totalitario a este respecto.

Sin embargo, en el caso que nos ocupa, hay razones para sospechar que la prohibición de acceso al cardenal norteamericano Raymond Burke -uno de los dos firmantes supervivientes de las no respondidas Dubia sobre Amoris Laetitia- a las oficinas vaticanas pueda tener algo que ver con su posicionamiento público sobre la objeción de conciencia en torno a las vacunas contra el covid. No es normal que una persona que ha pasado la enfermedad, y goza por tanto de una inmunidad contra ella probablemente mayor que cualquier vacunado, tenga que someterse a esta inútil humillación.

Cuenta Church Militant que fuentes vaticanas han confirmado al portal que Burke, miembro del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, fue detenido recientemente en la entrada de las oficinas vaticanas porque no poseía un Pase Verde.

Carlos Esteban

Véase también el enlace siguiente de Secretum meum mihi

https://secretummeummihi.blogspot.com/2022/04/negada-entrada-del-cardenal-burke.html

jueves, 15 de abril de 2021

LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN CHINA ... y otros

SPECOLA


En la audiencia virtual de ayer el Papa Francisco se hacía, nos hacía, estas preguntas: «¿Cómo rezo? ¿Como loros o rezo con el corazón? ¿Cómo rezo? ¿Estoy seguro de que estoy en la Iglesia y rezo con la Iglesia, o rezo según mis ideas y hago que mis ideas se conviertan en oración? Esta es una oración pagana, no cristiana»

- Así vamos llegando a lo que un artículo de hoy llama el «pensamiento Bergoglio» marcado por un populismo que recuerda a Perón vestido de teología del pueblo

- La lista de elementos ideológicos se alarga: 

la propiedad privada como «derecho natural secundario»; 
la feroz crítica del neoliberalismo, 
la del capitalismo, 
la defensa de la santa globalización y los nuevos órdenes, 
el migracionismo, 
los calentamientos, 
el «prejuicio» anti-occidental, 
el «mito del pueblo»… 

En palabras de Sandro Magister, un populismo indefinido que echó raíces en tierras sudamericanas en la época de los caudillos. 

El «Pensamiento Bergoglio» se presenta como una mezcla de cosas de tan complicado discernimiento e interpretación que puede que estemos buscando algo que no existe y por eso no lo encontramos.

*******

- En la China de los acuerdos secretos del Papa Francisco:
El régimen comunista ordena cerrar los orfanatos de religiosas y trasladar a los niños huérfanos y discapacitados a instituciones estatales
- Hace pocos días se difundió la noticia desde Shanghai: «debido a la pandemia del Covid-19, cualquier peregrinación a Sheshan estará prohibida». 

- Casos similares ocurren en iglesias y en escuelas de todos los niveles:

Se han cerrado muchas iglesias; 
los jóvenes menores de 18 años tienen prohibido participar en cualquier actividad,
se cerraron los seminarios menores; 
las publicaciones de la iglesia han sido suspendidas, 
todas las iglesias están obligadas a colgar carteles y banderas para promover las ideas del Partido Comunista. 

Estos son algunos de los frutos del acuerdo que contempla con gran optimismo nuestro Parolin.

Specola

martes, 5 de enero de 2021

“Annus horribilis” para la Secretaría de Estado del Vaticano. Pero no ha terminado



Sobre lo que queda de la mítica y omnipotente Secretaría de Estado cayó el golpe de gracia entre Navidad y Año Nuevo, con el “motu proprio” del papa Francisco que le ha quitado la caja fuerte con todo lo que contenía, es decir, buena parte de esos 1.400 millones de euros que el cardenal George Pell – en los pocos meses en los que, al comienzo del pontificado, pudo actuar con el pleno mandato del Papa para hacer limpieza – había rastreado más allá de los balances vaticanos oficiales.

De ahora en adelante, entonces, lo que era el centro máximo de poder de la curia vaticana no dispondrá más ni de dinero ni de inmuebles, que pasan todos a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), y bajo el control de la Secretaría para la Economía. De la oficina administrativa de la Secretaría de Estado sobreviven solamente la enseña y un par de escritorios, los cuales llevan las pocas cuentas de la caja con dinero para pedir cada vez a quién está a cargo. También el fondo discrecional que está a disposición del Papa no estará más custodiado por la Secretaría de Estado, sino por la APSA.

Respecto a la que ha estado en el apogeo de su historia, entonces, la Secretaría de Estado toca hoy el punto más bajo de la parábola. Pero no ha terminado, porque en los próximos meses su reputación y su poder podrían caer todavía más

*

Fue Pablo VI, en los años ’60 del siglo pasado, quien le confirió el máximo de los poderes a la Secretaría de Estado, de la que él mismo provino y a la que continuó gobernando de hecho.

Y fue Juan Pablo II, en 1979, quien nombró como secretario de Estado a un cardenal de primera magnitud: Agostino Casaroli, el artífice de la Ostpolitik más allá de la Cortina de Hierro, pero también el hombre que en 1984 logró salvar a la Santa Sede y al Instituto para las Obras de Religión (IOR) de la caída del Banco Ambrosiano, con un desembolso “voluntario” de 250 millones de dólares a los bancos acreedores.

A Casaroli lo sucedió en 1991 el cardenal Angelo Sodano y en el 2006 el cardenal Tarcisio Bertone. Con los cuales la autoridad de la Secretaría de Estado se embarcó en una parábola descendente tan marcada que en el cónclave de 2013 Jorge Mario Bergoglio fue elegido con el pedido de su drástica reducción, en el marco de una reforma integral de la Curia.

De hecho, el nuevo Papa comenzó llamando a sí, como sus consejeros en la reforma de la Curia y en el gobierno de la Iglesia universal, a ocho cardenales de los cinco continentes, de los cuales excluyó deliberadamente al secretario de Estado. Y creó una nueva Secretaría para la Economía, dotada de plenos poderes y como prefecto al cardenal Pell, que ya desde el nombre hacía presagiar la sustracción de las actividades financieras a la Secretaría de Estado.

Pero este “incipit” fue rápidamente contrarrestado por los hechos. A los ocho cardenales consejeros el papa Francisco volvió rápidamente a agregar al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado desde el 31 de agosto del 2013. Y contra la labor de depuración del cardenal Pell y del auditor Libero Milone la contraofensiva fue muy violenta, sobre todo por obra del entonces número dos de la secretaría de Estado, el sustituto Giovanni Angelo Becciu, y por el cardenal presidente de la APSA, Domenico Calcagno, ambos – en esa etapa – en gracia con el Papa, quien inesperadamente se puso de su lado.

El resultado fue que en el 2006 Francisco le quitó a Pell los poderes que le había dado inicialmente y desde allí en adelante dejó de recibir en audiencia a Milone. Al año siguiente el cardenal tuvo que dejar cada uno de sus cargos, para volver a Australia presionado por acusaciones de abuso sexual que al final se reconoció que eran infundadas – pero después de 404 días de prisión –, mientras que Milone fue obligado a renunciar, basándose en la acusación – en realidad ni siquiera sometida a investigación judicial – de haber querido violar, con su análisis de las cuentas, “la vida privada de exponentes de la Santa Sede”.

Rechazado el ataque y protegida de cualquier control, la Secretaría de Estado pudo así continuar con sus negocios y malos negocios, en algunos casos – como en la compra del Instituto Dermopático de la Inmaculada Concepción, un hospital en Roma propiedad de una Orden religiosa y que terminó en la quiebra – con el apoyo financiero de la APSA y de la estadounidense American Papal Foundation, todavía patrocinada en esa época por el cardenal Theodore McCarrick.

Funcionaba la oficina administrativa dirigida por monseñor Alberto Perlasca. Pero siempre bajo la supervisión del cardenal Parolin y bajo el mando del sustituto Becciu, quien a su vez se reunía a diario con el papa Francisco y lo mantenía informado de todo.

Francesco lo sabía y lo aprobaba. Pero en el verano de 2019 el Papa se puso imprevistamente del lado de quienes se oponían a las importantes transacciones financieras en curso en la Secretaría de Estado – donde mientras tanto el venezolano Edgar Peña Parra había sucedido a Becciu, promovido a cardenal, en el rol de sustituto -: la compra de un gran edificio en un prestigioso distrito de Londres, en el no. 60 de Sloane Avenue.

La operación, mal realizada por medio de operadores externos poco confiables, tuvo una pérdida desastrosa, y para remediar la situación la Secretaría de Estado había pedido ayuda al IOR. Donde el papa Francisco tuvo y tiene en roles cruciales a dos hombres nombrados por él y de estricta obediencia: el director general Gian Franco Mammì, en el pasado curador de los clientes del Banco del Vaticano en América Latina y desde entonces cercano a Bergoglio, y el «prelado” Battista Ricca, ex diplomático de carrera llamado a Roma por sus intemperancias homosexuales, pero absuelto públicamente por el papa Francisco, al comienzo de su pontificado, con la famosa frase: “¿Quién soy yo para juzgar?”.

El hecho es que el IOR no solo se negó a socorrer a la Secretaría de Estado con un préstamo, sino que consideró que toda la operación de Londres era incorrecta y presentó una denuncia ante el tribunal del Vaticano, involucrando también a la Autoridad de Inteligencia Financiera, AIF, entonces presidida por el financista suizo René Brüelhart y dirigida por Tommaso Di Ruzza, yerno del ex gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio.

Hoy, a más de un año de distancia, las investigaciones judiciales vaticanas parecen todavía en alta mar y el proceso está lejos de llegar a una conclusión. Mientras tanto Francisco ha emitido una avalancha de condenas, totalmente arbitrarias.

El 1 de octubre de 2019 hizo allanr las oficinas por parte de la gendarmería pontifica y suspendió del servicio al director de la AIF, Di Ruzza, y a cuatro funcionarios de la Secretaría de Estado, entre ellos el ex secretario de Becciu, monseñor Mauro Carlino.

Pocos días después despidió al comandante de la gendarmería, Domenico Giani, para confesar posteriormente, el 26 de noviembre, en el vuelo de regreso de su viaje a Tailandia y Japón, haber ordenado él, el Papa, el allanamiento.

El 18 de noviembre puso en la puerta a Brüelhart y recibió las dimisiones de la AIF de otros dos miembros del consejo directivo, el suizo Marc Odendall y el estadounidense Juan Carlos Zárate, indiferente, el Papa, al hecho que a posteriori de los allanamientos del 1 de octubre el Grupo Egmont – la red de las “inteligencias” de 164 Estados y del que la Santa Sede forma parte – había excluido a la AIF de este circuito por la acontecida violación de informaciones reservadas.

El 20 de enero despidió definitivamente, después de haberlo suspendido, a Di Ruzza, ex director de la AIF.

En febrero del 2020 removió como director de la oficina administrativa de la Secretaría de Estado a monseñor Perlasca, trasladándolo provisoriamente a promotor de justicia adjunto del tribunal supremo de la Signatura Apostólica.

El 30 de abril sacó a Perlasca también de allí, enviándolo a su diócesis de origen, Como, y despidió definitivamente también a otros tres de los suspendidos el 2 de octubre: monseñor Carlino y a los dos laicos, Vincenzo Mauriello y Fabrizio Tirabassi, éste último ex brazo derecho de Perlasca.

El 24 de setiembre, por último, removió a Becciu como prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos y lo despojó nada menos que todos sus “derechos” de cardenal, incluida la participación en un cónclave.

Inútil agregar que esta explosión de condenas emitidas por el papa Francisco, no sólo antes de cualquier proceso, sino también sin ni siquiera formular alguna acusación específica ni asegurar el mínimo derecho a la defensa, estuvo acompañada – en la Secretaría de Estado y entre los mismos golpeados por estas medidas – una guerra de todos contra todos, en particular de Perlasca contra Becciu.

¿Y el cardenal Parolin? cos, visto el desastre en las oficinas del Vaticano bajo su mando.

Que Francisco ya haya tomado nota de esta pérdida de autoridad de Parolin lo prueba al menos un indicio reciente: la destitución del secretario de Estado, por primera vez, de la comisión de cardenales que supervisa el IOR, renovada por el Papa el 21 de septiembre pasado. .

Pero además de esta llamativa expulsión, también cuentan en la mencionada comisión los “nuevos ingresos”, en particular las de tres cardenales privados de cualquier competencia en materia financiera: el polaco Konrad Krajewski, limosnero apostólico, el italiano Giuseppe Petrocchi, arzobispo de Aquila, y el filipino Luis Antonio Gokim Tagle, prefecto de “Propaganda Fide”.

Su llamada a formar parte de la comisión está ligada simplemente al hecho de ser estimados por el papa Francisco.

Así como para Ricca en el IOR, también él para nada familiarizado con las finanzas.

Así como para el arzobispo Nunzio Galantino en la presidencia de la APSA. Seguramente no han sido sus estudios juveniles sobre los teólogos Dietrich Bonhoeffer y Romano Guardini, sino solamene su cercanía al Papa para habilitarlo a ser ante todo el secretario de la Conferencia Episcopal Italiana – que ciertamente no lo lamenta –, ni mucho menos, desde el 2018, para presidir lo que es el Banco central y la caja fuerte de la Santa Sede.

Así como para el cardenal Kevin Farrell a la cabeza del neonato organismo vaticano para las “materias reservadas”, es decir, las operaciones financieras que hay que mantener en secreto. Su promoción no ha derivado ciertamente por haber cohabitado desde el 2002 al 2006 con el entonces arzobispo de Washington, Theodore McCarrick, sin haber tenido jamás “algún motivo para sospechar” algunos de los desórdenes sexuales de su superior, sino por ser un discípulo de Francisco.

Y así como para el obispo argentino Gustavo Óscar Zanchetta, muy amigo de Bergoglio e increíblemente llamado a Roma por el Papa en su rol inédito de “asesor” de la APSA, a pesar de que en su patria haya dado de sí un pésimo ejemplo de administrador de su diócesis y ahora tenga en curso también un proceso por abusos sexuales con seminaristas.

La paradoja es que con tales personajes el papa Francisco ha estado poniendo en movimiento desde hace algunos meses ese proceso de limpieza y reorganización de las finanzas del Vaticano que inicialmente y durante un tiempo había confiado al cardenal Pell, contradiciendo luego sus directrices durante mucho tiempo.

Afortunadamente, hay que destacar que junto a Ricca y Zanchetta también hay personalidades de probada competencia financiera en anteriores puestos de alto nivel, como el secretario de la APSA, Fabio Gasperini, el nuevo presidente de la ASIF (Autoridad de Supervisión e Información Financiera), Carmelo Barbagallo, el presidente del IOR, Jean-Baptiste Douville de Franssu, y el auditor general Alessandro Cassinis Righini.

Pero de Francisco se puede esperar todo y todo lo contrario. Si pasamos de la gestión financiera a una visión más general de la economía, la contradicción también triunfa en él. Se ha visto esto con motivo de la reciente iniciativa pontificia titulada «Economía de Francisco«, en la que el Papa, vistiendo el hábito de su santo homónimo de Asís, propuso al mundo «un pacto para cambiar la economía actual», de hecho, para derrocarla radicalmente sobre la ola de los “movimientos populares”, excepto para inmediatamente después elegir al “Concejo para el Capitalismo Inclusivo” como su socio en la empresa, es decir, a los magnates de la Fundación Ford, Bank of America, British Petroleum, Fundación Rockefeller y similares.

*

Volviendo a la Secretaría de Estado, de ahora en adelante so queda un terreno sobre el que operar: el de la diplomacia.

Donde en estos últimos años ciertamente no ha cosechado ningún éxito, visto el resultado hasta aquí decepcionante del acuerdo secreto firmado en 2018 con Beijing sobre el nombramiento de obispos en China.

Pero sus tribulaciones tampoco han terminado en el ámbito financiero. Le han robado la caja fuerte, pero aún tendrá que responder por las operaciones realizadas hasta el momento.

Y hay una que es particularmente caliente. Se trata de esa enorme masa de dinero que desde la Secretaría de Estado habría partido hacia Australia, antes y durante la dolorosa repatriación del cardenal Pell.

En un principio había salido a la luz el monto transferido por un total de 800 mil euros, luego se cuantificó en casi 2 millones, pero en los últimos días el Australian Transaction Reports and Analisys Center, la agencia que se ocupa de delitos financieros, lo certificó en 2.300 millones de dólares australianos, equivalentes a mil 400 millones de euros, transferidos desde el Vaticano a Australia en los últimos seis años, con más de 47.000 transacciones.

El presidente de la Conferencia Episcopal Australiana, el arzobispo de Brisbane, monseñor Mark Coleridge, al expresar su asombro por “la asombrosa dimensión de las transferencias”, afirmó que los obispos australianos nunca supieron nada de todo esto y mucho menos saben a quién se habria devuelto ese dinero y por qué.

Incluso en el Vaticano, fuentes anónimas manifiestan incredulidad. Pero la Secretaría de Estado no podrá eludir el deber de aclararlo. 2021 será otro año de cardos y espinas.

Sandro Magister

lunes, 21 de diciembre de 2020

Una cueva de ladrones



Exsurgat Deus, et dissipentur inimici ejus: et fugiant qui oderunt eum a facie ejus. Salmo 67

En los últimos días ha trascendido la noticia de que Bergoglio está dedicando tiempo a producir una serie de televisión titulada La sabiduría del tiempo (1), realizada por Netflix, la cual ayer mismo publicaba en su página de Twitter un mensaje (2) que sintetiza su punto de referencia ideológico: Praise Satan, es decir alabado sea Satanás. No hace falta recordar hasta qué punto difunde la mencionada multinacional la inmoralidad y el vicio, incluido el abuso sexual de menores.

También hace pocos días se firmó el acuerdo con la ONU a fin de promover la sostenibilidad y la igualdad de género (3), respaldando con ello a una organización que promueve el aborto y la anticoncepción. En el día de la festividad de la Inmaculada, 8 de diciembre de 2020, casi como un indigno ultraje a la Virgen, ha quedado formalizada la nueva asociación entre la Santa Sede y el Council for Inclusive Capitalism promovido por Lynn Forester de Rotschild (4), gran amiga de Hillary Clinton y Jeffrey Epstein, tras enviar un mensaje elogioso a Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial y teórico del Gran Reinicio. Y para no dar lugar a equívocos, tras numerosas llamadas a obedecer a las autoridades durante la emergencia de la psicopandemia, parece que la vacuna contra el covid será obligatoria para todos los funcionarios de la Ciudad del Vaticano, a pesar de haberse producido con material procedente de fetos abortados y de carecer de la menor garantía de eficacia o de inocuidad.

Creo que ya está fuera de toda duda razonable que el vértice de la actual jerarquía católica se ha puesto al servicio de la oligarquía mundialista y la Masonería: al culto idolátrico de la Pachamama en la basílica vaticana se agrega ahora la instalación de un sacrílego nacimiento con una simbología que parece aludir a antiguos ritos egipcios o a extraterrestres. Hay que ser ingenuo, o cómplice, para negar que tras esta concatenación de sucesos hay una clarísima coherencia ideológica y una lúcida mentalidad diabólica.

Pero como ya señalé, sería engañoso limitarse a hacer una evaluación de sucesos internos a la Iglesia sin encuadrarlos en un contexto político y social más amplio: tanto los protagonistas como los extras actúan a las órdenes de un mismo director y siguen un mismo guión. El objetivo ya está declarado: destruir a las naciones desde dentro por medio del estado profundo y la Iglesia de Cristo con la iglesia profunda a fin de instaurar el reinado del Anticristo con la ayuda del Falso Profeta.

El acuerdo secreto entre China y la Santa Sede, tan vivamente deseado por Bergoglio y renovado hace pocas semanas, encaja perfectamente en este inquietante panorama y confirma el pactum sceleris, pacto criminal, que entrega a los católicos chinos a la persecución, a los disidentes a la reeducación, los templos a la demolición y las Sagradas Escrituras a la censura y la adulteración. No es casual que un acuerdo semejante, hasta ahora siempre rechazado y desdeñado por los pontífices, haya sido posible gracias a la intervención del ex cardenal McCarrick y sus cómplices con la ayuda determinante de los jesuitas. Sabemos que los actores son siempre los mismos. Corruptos y corruptores, sobornados y sobornantes, unidos por la rebelión contra la doctrina y la moral y todos indistintamente sometidos a fuerzas anticatólicas, y de hecho anticristianas.

La China comunista es el brazo armado del Nuevo Orden Mundial, tanto por lo que se refiere a la propagación de un virus mutante creado en laboratorio como a la intromisión en las elecciones presidenciales de EE.UU. y el alistamiento de quintas columnas al servicio del régimen de Pekín. Y al promover la apostasía en la cúpula de la Iglesia le impiden proclamar el Evangelio y alzarse como un muro contra el ataque de la élite. Las ventajas económicas que ello comporta para el Vaticano hace más vergonzoso todavía el sometimiento de la secta bergogliana a este plan infernal, poniendo un significativo contrapunto al negocio que promueve la inmigración, que también forma parte del proceso de disolución de una sociedad que ha dejado de ser cristiana. Causa desconcierto que tan escandaloso tratamiento de la misión de la Iglesia Católica no haya ameritado una condena enérgica y valerosa por parte del Episcopado, que ante la evidencia de una apostasía perseguida con cada vez mayor determinación no osa levantar la voz por miedo o por un falso sentido de prudencia.

Las palabras del Dr. Tane, director del Council on Middle East Relations, pueden sonar fuertes y atrevidas, pero ponen en evidencia sin falsos temores la subversión operada bajo este infaustísimo pontificado. Es de esperar que con la publicación de la carta de Tane al cardenal Parolin se abran finalmente los ojos antes de que se cumpla el plan de los conjurados. Por esto concordamos con la loable denuncia publicada hace algunos días por el cardenal Burke a propósito de la utilización del covid con miras al Gran Reseteo (5): denuncia que se añade a la que yo hice el pasado mes de mayo y que he reiterado en varias ocasiones, y a la de los pastores fieles a la Palabra de Dios y solícitos en el servicio a su grey.

La carta de Arthur Tane al Secretario de Estado vaticano concluye con una cita evangélica que es más apropiada que nunca: «Si la Iglesia no entiende el significado de su misión, se convertirá en un templo de cambistas. Porque Jesús dijo: “Mi casa será casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones” (Mt.21,12-13)».

Los obispos no podemos callar. Nuestro silencio sería una intolerable complicidad con los mercenarios que, abusando de un poder usurpado, reniegan de Cristo y entregan las almas al Enemigo del género humano.

Carlo Maria Viganò, arzobispo

18 de diciembre de 2020

Víspera de las Témporas de Adviento

1 https://twitter.com/messainlatino/status/1339442807111561221/photo/1

2 https://twitter.com/realHirsty/status/1339213661802536961

3 https://www.ncregister.com/blog/vatican-youth-symposium-2020-day1

4 http://www.vatican.va/content/francesco/it/speeches/2019/november/documents/papa-francesco_20191111_consiglio-capitalismo-inclusivo.html


https://www.maurizioblondet.it/lynn-forester-rothschild-e-la-nuova-papessa-della-chiesa-bergogliana-del-sacro-great-reset-viene-alla-luce-il-grande-piano-gnostico-finanziario-per-cui-bergoglio-e-stato-promosso/

5 https://www.aldomariavalli.it/2020/12/14/cardinale-burke-cosi-le-forze-del-great-reset-usano-il-covid-per-far-avanzare-il-loro-programma/eto-advance-evil-agenda/

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

jueves, 5 de noviembre de 2020

Cardenal Zen: "la Santa Sede alienta el pecado"



El cardenal de Hong Kong, Joseph Zen, de 88 años, dijo el 29 de octubre en el sitio web EWTN.com (ver vídeo a continuación) que el acuerdo secreto chino-vaticano no normalizó la situación de los católicos chinos, como afirmó el cardenal Parolin.

Por el contrario, hay “solamente un endurecimiento para los católicos” y “la persecución es mucho más cruel ahora que antes”.

Zen está 100% seguro que Parolin no cree en sus afirmaciones. Zen dice sobre el hecho que la Santa Sede alienta a los católicos a unirse a una Iglesia estatal independiente: “Eso es un pecado, porque te unes a una Iglesia cismática”.

Las afirmaciones según las cuales Benedicto XVI ya había aprobado el acuerdo son para él un “insulto”. Él tiene suficiente evidencia que los cardenales Parolin y Diaz bosquejaron el acuerdo en el 2010 y que Benedicto XVI se negó a firmarlo.

Zen sabe que los obispos estatales chinos no han cambiado desde el acuerdo, están “completamente del lado del gobierno” y son “absolutamente indignos para ser obispos”.

viernes, 3 de abril de 2020

Quince años sin Juan Pablo II, el Vaticano dice que el Papa Francisco no es el Vicario de Cristo, Tagle y Parolin aparecen, Tronielli y la verdad, Pell y Viganò.



El Papa Santo, Juan Pablo II, fallecía el 2 de abril de 2005. El funeral para despedir a Juan Pablo II, cuyo pontificado duró casi 27 años, se convirtió en el más multitudinario que se recuerda con representantes de países de cinco continentes y con una amplia representación española. Su largo pontificado sigue marcando la vida de muchos católicos y muchos de sus documentos son especialmente iluminadores en estos momentos. Es una buena fecha para unir al recuerdo agradecido por el gran don que Dios hizo a su iglesia con Juan Pablo II en encomendarnos a él en estos momentos de dolor y sufrimiento de toda la humanidad.

El nivel de los organismos del Vaticano está cayendo a límites nunca vistos. La falta de ‘vocaciones’ hace que la selección de posibles candidatos a ocupar puestos de responsabilidad no exista y se echa mano de lo primero que pasa por la puerta. Esto lo notamos en todos los ámbitos y hoy tenemos alguna prueba más de ello. Tenemos en nuestras manos la última edición de anuario pontificio y vemos con sorpresa algunos cambios en el tratamiento de la figura del papa reinante. Parece que el nombre elegido para el papado, ‘Francisco’ ya no es importante y sí el de nacimiento realzado con letra grande: ‘JORGE MARIO BERGOGLIO’, y más curioso cuando vemos que entre los ‘Títulos históricos’ está el de ‘Vicario de Jesucristo’, es decir, como algo que se remonta a la antigüedad, pero que puede no tener un significado en el mundo actual. Todo esto sería coherente con las hipótesis y teorías que proliferaron en los círculos jesuitas hace años inspiradas por Karl Rahner, que enmarcó precisamente esos atributos papales en los siglos pasados, y cuestionó sustancialmente su significado en el mundo y en la Iglesia contemporánea. No es buena cosa aprovechar el virus para colarnos gato por liebre, son tiempos de estar especialmente atentos porque los hijos de las tinieblas se mueven muy bien en la oscuridad reinante.

El Cardenal Tagle se mete a redentor y nos propone un jubileo para perdonar la deuda a los países pobres; da la impresión de que le sobra tiempo en su oficio de ‘evangelizar a los pueblos’, o de ‘propagar la Fe’, que parece mucho mas propio. Caemos, una vez más, en lo malos que son los que prestan y lo buenos que son los que no pagan. Los gobernantes de los llamados países pobres son unos sufridos santos que terminan sus días en el infierno de la costa azul muy cercanos a sus abultadas cuentas en la cercana Suiza: «Ahora nos damos cuenta de que no tenemos suficientes máscaras, pero tenemos muchas balas y no tenemos ventiladores pulmonares, pero tenemos millones de pesos, dólares o euros gastados en un avión de combate, que puede atacar a las personas». Mejor dejarse de politiqueo barato en momentos de tanto dolor.

La semana pasada, el Tribunal Superior de Justicia de Australia examinó la apelación del cardenal George Pell y se reservó el derecho de dar una respuesta, fijada para el siete de abril. Tosati en su blog contempla distintas posibilidades y se manifiesta optimista con el aplazamiento que podría ser una señal a favor de Pell. Es un juicio tan obviamente político, contra el propio Pell y contra la Iglesia, cercano al linchamiento, y el Tribunal Superior pudo haber tenido miedo de emitir una sentencia favorable y elegir un momento menos cargado de tensiones para hacerlo. Esperemos que la crisis mundial provocada por la epidemia que sufrimos rebaje los ajustes de cuentas del Vaticano y se olviden del viejo cardenal.

Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, nos ofrece su última publicación titulada: ‘Fuerte en la tribulación’, la define como: «Un poco de ayuda ofrecida a todos, para poder ver y experimentar la cercanía y la ternura de Dios en el dolor, el sufrimiento, la soledad y el miedo». Los ruinosos medios oficiales del Vaticano están desaparecidos y nos suponemos que por eso Tornielli, que se mueve mejor en las sombras, pide: «más y más buena información. Porque las personas, en tiempos de coronavirus, quieren escuchar cosas esenciales, no palabras». Otro signo más de descontento y confusión que se está viviendo dentro de los Sacros Palacios.

Parolin aparece, pero no en carne mortal sino por medio de una carta a los jefes de dicasterio, para que comuniquen a sus trabajadores lo contento que está Su Santidad con su trabajo y transmite la bendición del pontífice. Son momentos de auténtica desbandada en los organismos del Vaticano. La falta de información hace que todos duden de todos y nadie se siente seguro; el miedo se respira y son muchos los que están pidiendo bajas por ansiedad. El Papa Francisco podría hacerlo directamente, del mismo modo que hoy nos lanzan el publireportaje de su llamada telefónica a una viuda del virus, son personas que trabajan a pocos metros, pero en el Vaticano las formalidades son éstas y así el desaparecido Parolin se nos manifiesta. En otros tiempos, no muy lejanos, una petición del Papa era suficiente para entregarse al martirio, hoy esto ha cambiado, y mucho, los ánimos no cambian con un mensaje frio y además de tercera mano.

Aldo Maria Velli nos ofrece la entrevista integra en Italiano ofrecida por Viganò y un interesante comentario personal a la intervención. Son tiempos de mucha información, pero alguna creemos que es imprescindible.

Las iglesias están en teoría abiertas pero los fieles no pueden salir a la calle y por tanto es complicado acercase a rezar aunque sea en soledad. En toda la historia de la Iglesia no hemos tenido nunca una situación como la que vivimos viendo cerradas todas las iglesias, prácticamente de todo el mundo, por orden de los obispos. Las celebraciones de la Semana Santa en el Vaticano serán a puerta cerrada y con doce personas. Tememos críticas a la falta de protección en el encuentro entre el Papa Francisco y el primer ministro italiano. Parece que se sienten muy seguros ante la epidemia que afecta ‘al pueblo’.

Seguimos felicitando a los miles de sacerdotes que están haciendo lo imposible para atender a sus fieles. El universo virtual se está llenando de multitud de iniciativas. Sin duda que hay de todo y que el tiempo irá enseñándonos a todos qué es lo más útil y lo mejor. Nuestro aplauso; y creemos que serán muchos los que vivan la Semana Santa con gran intensidad, aunque de una forma muy distinta.

«En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre».

Buena lectura. 
 Specola

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jueves, 9 de enero de 2020

El cardenal Zen escribe a todos los cardenales del mundo alertando del “asesinato de la Iglesia en China”



por Fernando Beltrán | 08 enero, 2020

“¿Podemos presenciar pasivamente este asesinato de la Iglesia en China por quienes deberían protegerla y defenderla de los enemigos?”
El cardenal Zen envió una carta a todos los cardenales del mundo, en la que expone el problema del acuerdo secreto entre el Vaticano y el Partido Comunista de China.
Esta cuestión, dice el cardenal chino, “no sólo concierne a la Iglesia en China, sino a toda la Iglesia. Y nosotros, los cardenales, tenemos la inmensa responsabilidad de ayudar al Santo Padre en la guía de la Iglesia”.

InfoVaticana ha tenido acceso a la misiva, fechada el 27 de septiembre de 2019, que a continuación ofrecemos. La carta tiene como anexos las Dubia del cardenal Zen, publicadas en julio, y las directrices que publicó en junio la Santa Sede 


Eminencia,

Le pido disculpas por las molestias que esta carta le pueda causar; pero en conciencia creo que el problema que abordo no sólo concierne a la Iglesia en China, sino a toda la Iglesia. Y nosotros, los cardenales, tenemos la inmensa responsabilidad de ayudar al Santo Padre en la guía de la Iglesia.

Pues bien, desde mi análisis del Documento de la Santa Sede (28/6/19) [VÉASE AL FINAL DE ESTE ARTÍCULO] “Orientamenti pastorali circa la registrazione civile del Clero in Cina”, está bastante claro que el mismo empuja a los fieles en China a entrar en una Iglesia cismática (independiente del Papa y a las ordenes del Partido comunista).

El día 1 de julio presenté mis “dubia” al Papa. Su Santidad me prometió el 3 de julio interesarse en ello, pero a día de hoy todavía no he sabido nada.

El cardenal Parolin dice que cuando hoy hablamos de la Iglesia independiente no hay que entender esta independencia como absoluta, porque el acuerdo reconoce el papel del Papa en la Iglesia Católica.

En primer lugar, no puedo creer que exista esta afirmación en el acuerdo si no lo veo (entre otras cosas, ¿por qué este acuerdo debe mantenerse secreto y no puedo verlo ni yo, un cardenal chino?); pero, lo que es aún más evidente, toda la realidad después de la firma del acuerdo demuestra que nada ha cambiado, al contrario…

El cardenal Parolin cita una frase de la carta del papa Benedicto sacándola totalmente fuera de contexto; es más, es diametralmente opuesta a todo el párrafo.

Esta manipulación del pensamiento del papa emérito es una grave falta de respeto; o, mejor dicho, es un deplorable insulto a la persona del papa manso y gentil, que aún vive.

También me repugna que a menudo declaren que lo que están haciendo es en continuidad con el pensamiento del papa anterior, cuando es verdad lo contrario. Poseo fundamentos para creer (y espero un día poder demostrarlo con documentos de archivo) que el acuerdo firmado es el mismo que el papa Benedicto, en su día, se negó a firmar.

Querida Eminencia, ¿podemos presenciar pasivamente este asesinato de la Iglesia en China por quienes deberían protegerla y defenderla de los enemigos?

Le suplica, de rodillas, su hermano

Cardenal Joseph ZEN, S.D.B.



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“Dubia” del cardenal Zen sobre sobre las orientaciones pastorales de la Santa Sede con respecto al registro civil del clero en China (actualizado al 8 de julio de 2019)


Ante todo, parece extraño que la “Santa Sede” emita un documento tan sumamente importante sin especificar de qué dicasterio procede y sin añadir la firma de la autoridad responsable.

En los párrafos 1 y 2, el documento expone el problema y la línea general de solución.

1. El problema es que el gobierno niega sus promesas de respetar la doctrina católica y, en el registro civil del clero, casi siempre requiere aceptar el principio de independencia, autonomía y autoadministración de la Iglesia en China (se debería completar con lo que la carta del papa Benedicto XVI dice en el punto 7, 8: “… adoptar actitudes, hacer gestos y asumir compromisos que son contrarios a los dictados de su conciencia como católicos”).


2. Ante la compleja situación que no siempre es la misma en todas partes, la Santa Sede ofrece una línea general de cómo actuar:


por una parte, no pretende forzar las conciencias y pide, por tanto, (omitiendo decir explícitamente “al gobierno”) que se respete la conciencia católica;


por otra parte, plantea como principio general que “la clandestinidad no forma parte de la normalidad de la vida de la Iglesia” (carta del Papa Benedicto 8.10), es decir, es normal salirse de ella.


Con respecto a la cita de la carta del papa Benedicto XVI en el punto 8.10, me permito transcribir casi todo el párrafo:

(a) “Algunos de ellos [obispos], al no querer someterse a un control indebido sobre la vida de la Iglesia, y deseosos de mantener su plena fidelidad al Sucesor de Pedro y a la doctrina católica, se han visto obligados a ser consagrados clandestinamente”;

(b) “La clandestinidad no forma parte de la normalidad de la vida de la Iglesia”;

(c) “La historia demuestra que pastores y fieles recurren a ella [a la clandestinidad] sólo en el sufrido deseo de mantener íntegra la propia fe”;

(d) “No aceptar injerencias de organismos estatales en lo que afecta a lo íntimo de la vida de la Iglesia”.

Al padre Jeroom Heyndrickx y al cardenal Parolin les gusta citar sólo la parte (b); el papa Francisco (en su mensaje del 26 de septiembre de 2018) añadió también la parte (c); pero a mí me parece que también son importantes las partes (a) y (d).

El apartado demuestra claramente que la falta de normalidad no es una elección de los clandestinos, sino que la elección es inevitable. ¡Lo que es anormal es la situación! ¿Ha cambiado hoy esta situación?

3. El largo párrafo 3 trata de probar que está justificado lo que se sugiere en el párrafo 5.

Primera prueba: la Constitución garantiza la libertad religiosa.

Pregunto: Pero ¿qué nos dice la larga historia de persecución, a pesar de la Constitución?

Segunda prueba: Tras el Acuerdo, es “lógico” que la independencia ya no se entienda como independencia absoluta, sino sólo en el ámbito político.

Ante todo, si no veo el texto del Acuerdo, me resulta difícil creer que hayan reconocido realmente el “papel peculiar del sucesor de Pedro”.

Además, pregunto: ¿Hay algo lógico en los sistemas totalitarios? La única lógica es, según decía Deng Xiaoping, que “un gato blanco es igual que uno negro”, siempre que sirva para los fines del Partido.

Inmediatamente después del Acuerdo nada ha cambiado en la política religiosa del partido, todo se ha reafirmado oficialmente y los hechos lo demuestran.

Tercera prueba: El contexto del diálogo “consolidado”.

Pregunto: ¿Pero el documento no reconoce que el Gobierno ha renegado de sus promesas, como se afirma tanto en el primer párrafo como en el apartado nueve de este documento?

Cuarta prueba: Todos los obispos están legitimados.

Esto sólo demuestra la infinita generosidad del papa o, quizás, la omnipotente presión del gobierno, pero en los perdonados y “premiados” no vemos ningún cambio, ningún signo de arrepentimiento, sino claros actos de un triunfo intrépido, mientras se ríen de aquellos que apostaron por el caballo equivocado.

4. El apartado 4 dice que las razones antes mencionadas justifican una actitud nueva. Por lo menos, aquí se afirma honestamente que lo que se propone es una novedad, y que no es por tanto una continuación del pasado, sino que se niega el pasado como ya pasado, es decir, como ya no válido.

También se dice que la Santa Sede está buscando una fórmula para ponerse de acuerdo con el gobierno (y matar dos pájaros de un tiro).

Pero nos preguntamos: ¿”Una fórmula”? Lo que el gobierno pide no es una declaración de una teoría: es todo un sistema, un régimen en el que ya no habrá libertad pastoral, y en el que se seguirán las órdenes del Partido, incluida la prohibición a los menores de 18 años de participar en cualquier actividad religiosa.

5. En el párrafo 5 están las verdaderas orientaciones pastorales. En resumen: que se firme todo lo que pide el gobierno, posiblemente con una aclaración escrita que niega después lo que se firma. Si la aclaración escrita no es posible, hágase verbalmente, con un testigo o sin él. Basta que exista la intención de no haber aceptado en conciencia lo que de hecho se ha firmado.

Se firma un texto contra la fe y se declara que la intención es favorecer el bien de la comunidad, una evangelización más adecuada, la gestión responsable de los bienes de la Iglesia.

Esta norma general es, por supuesto, contraria a todo principio de moralidad. Si aceptada, justificaría la apostasía.

6. En el párrafo 6 se dice que la Santa Sede comprende y respeta a quien, en conciencia, no acepta la regla expuesta anteriormente.

Evidentemente, esto es compasión hacia una minoría “obstinada” que todavía no consigue entender la nueva regla. Su actitud es errónea, pero la Santa Sede la tolera de manera “provisional”.

7. El apartado 7 habla de ciertos deberes de los obispos, citando un documento que no tiene nada que ver con nuestra cuestión.

8. En el apartado 8 se dice que los fieles acogen la decisión de sus pastores. ¿Qué quiere decir eso? ¿Que no tienen la libertad individual de elegir? ¿Y su conciencia no debe ser respetada?

[A los hermanos que me preguntan qué hacer, siempre les doy esta respuesta: que respeten las elecciones de los demás y permanezcan firmes en la convicción de su propia conciencia. Esto se debe a que no tengo autoridad para juzgar a los demás sobre lo que está bien o mal.

Pero la Santa Sede ¿acaso no tiene la autoridad y, por tanto, el deber de aclarar a los miembros de la Iglesia lo que es justo y lo que no? ¿Lo hizo con estas “Orientaciones”? ¿Hay que alentar el abandono de la clandestinidad y tolerar el permanecer en ella? ¿Los obispos y los sacerdotes pueden elegir y los fieles no?

9. En el apartado 9 se dice que la Santa Sede, mientras tanto, pide (y de nuevo omite la expresión “al gobierno”) que no se ejerzan presiones intimidatorias contra las comunidades católicas no oficiales, como ya ha ocurrido.

(El no mencionar la palabra “gobierno” es casi como la tradicional reverencia de no mencionar el nombre del emperador.)

Por último, se recomienda a todos discernir la voluntad de Dios con “paciencia y humildad”. Pero me pregunto: ¿dónde ha ido a parar la firmeza en la fe?

Después se dice que “el camino presente, a pesar de las dificultades, está también marcado por muchas esperanzas”. Me parece, en cambio, que los hechos destruyen todo fundamento de esperanza humana. En cuanto a la esperanza en Dios, esta nunca puede ir separada de la sincera voluntad de querer sufrir también según Su voluntad.

Conclusión

Este documento ha invertido de manera radical lo que es normal y lo que es anormal, lo que es necesario y lo que se debe tolerar.

Puede que la esperanza de sus redactores sea que la minoría compadecida muera de muerte natural. Con esta minoría me refiero no sólo a los sacerdotes clandestinos (a los que desde hace tiempo no se les proporcionan obispos cuando los ancianos mueren, y tampoco ya delegados, porque el obispo oficial de la diócesis ya es legítimo), sino también a muchos hermanos de la comunidad oficial que, con gran tenacidad, han trabajado por un cambio, confiando en ser sostenidos por la Santa Sede, siendo en cambio empujados a aceptar la sumisión al gobierno, ridiculizados por los vencedores oportunistas.

Que el Señor no permita el cumplimiento de estos deseos, de quienes quieren la muerte de la verdadera fe en mi querida patria. Señor, ¡ten piedad! 



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Directrices pastorales de la Santa Sede sobre el registro civil del Clero en China, 28/06/2019

Desde hace tiempo llegan a la Santa Sede, por parte de obispos de la China continental, peticiones sobre la actitud que tienen que adoptar ante la obligación de presentar una solicitud de registro civil. A este respecto, como es sabido, muchos pastores siguen profundamente perplejos porque la modalidad de tal registro -obligatoria según los nuevos reglamentos sobre actividades religiosas, so pena de imposibilidad de actuar pastoralmente- implica, casi siempre, la firma de un documento en el que, a pesar del compromiso asumido por las autoridades chinas de respetar también la doctrina católica, debe declararse la aceptación, entre otras cosas, del principio de independencia, autonomía y autoadministración de la Iglesia en China.

La complejidad de la realidad de China y el hecho de que en el país no parece existir una única práctica de aplicación de los reglamentos relativos a los asuntos religiosos, hacen especialmente difícil pronunciarse al respecto. La Santa Sede, por un lado, no quiere forzar la conciencia de nadie. Y, por el otro, considera que la experiencia de la clandestinidad no forma parte de la normalidad de la vida de la Iglesia, y que la historia ha demostrado que pastores y fieles sólo recurren a ella con el sufrido deseo de mantener íntegra su fe (cf. n. 8 de la carta de Benedicto XVI a los católicos chinos del 27 de mayo de 2007). Por eso, la Santa Sede sigue pidiendo que el registro civil del clero se realice con la garantía de respetar la conciencia y las profundas convicciones católicas de las personas implicadas. Sólo así, de hecho, es posible favorecer tanto la unidad de la Iglesia como la contribución de los católicos al bien de la sociedad china.

Por lo que se refiere a la valoración de la posible declaración que debe firmarse en el momento del registro, en primer lugar es necesario tener presente que la Constitución de la República Popular China declara formalmente proteger la libertad religiosa (art. 36). En segundo lugar, el Acuerdo Provisional de 22 de septiembre de 2018, reconociendo el papel peculiar del Sucesor de Pedro, lleva lógicamente a la Santa Sede a entender e interpretar la «independencia» de la Iglesia católica en China no en sentido absoluto, es decir, como separación del Papa y de la Iglesia universal, sino concerniente a la esfera política, según lo que sucede en todas las partes del mundo en las relaciones entre el Papa y una Iglesia concreta o entre Iglesias concretas. Por lo demás, afirmar que en la identidad católica no puede haber separación del Sucesor de Pedro, no significa querer hacer de una Iglesia específica un cuerpo ajeno a la sociedad y a la cultura del país en el que vive y actúa. En tercer lugar, el contexto actual de las relaciones entre China y la Santa Sede, caracterizado por un diálogo consolidado entre las dos partes, es diferente del que vio nacer a los organismos patrióticos en los años cincuenta del siglo pasado. En cuarto lugar, hay que añadir el hecho de gran importancia que, a lo largo de los años, muchos obispos ordenados sin el mandato apostólico han pedido y obtenido la reconciliación con el Sucesor de Pedro, así que todos los obispos chinos están hoy en comunión con la Sede Apostólica y desean una integración cada vez mayor con los obispos católicos del mundo entero.

Ante estos hechos, es legítimo esperar una nueva actitud por parte de todos, incluso al afrontar cuestiones prácticas relativas a la vida de la Iglesia. Por su parte, la Santa Sede sigue dialogando con las autoridades chinas sobre el registro civil de obispos y sacerdotes para encontrar una fórmula que, en el acto del registro, respete no sólo las leyes chinas, sino también la doctrina católica.

Mientras tanto, a la luz de lo anterior, si un obispo o un sacerdote decide registrarse civilmente, pero el texto de la declaración para el registro no es respetuoso de la fe católica, el mismo especificará por escrito en el momento de la firma que lo hace sin faltar a la debida fidelidad a los principios de la doctrina católica. Si no es posible hacer esta aclaración por escrito, el solicitante la hará verbalmente y, si es posible, en presencia de un testigo. En cualquier caso, es oportuno que el solicitante certifique después a su propio ordinario la intención con la que se registró. En efecto, esta debe entenderse siempre con el único fin de favorecer el bien de la comunidad diocesana y su crecimiento en el espíritu de unidad, así como una evangelización adaptada a las nuevas exigencias de la sociedad china y la gestión responsable de los bienes de la Iglesia.

Al mismo tiempo, la Santa Sede comprende y respeta la elección de quien, en conciencia, decide no inscribirse en las actuales condiciones. Esta permanece a su lado y pide al Señor que les ayude a custodiar la comunión con sus hermanos en la fe, incluso ante las pruebas que cada uno tendrá que afrontar.

El obispo, por su parte, “nutra y manifieste públicamente su confianza en los presbíteros, demostrando lealtad y alabándoles si lo merecen; respete y haga respetar sus derechos defendiéndoles de críticas infundadas; dirima prontamente las controversias, para evitar que prolongadas inquietudes puedan nublar la caridad fraterna y dañar el ministerio pastoral” (Apostolorum Successores, Directorio para el ministerio pastoral de los obispos, 22 de febrero de 2004, n. 77).

Es importante, además, que incluso los fieles laicos no sólo comprendan la complejidad de la situación arriba mencionada, sino que también acojan con gran corazón la dolorosa decisión tomada por sus pastores, cualquiera que sea. Que la comunidad católica local los acompañe con espíritu de fe, con oración y con afecto, absteniéndose de juzgar las decisiones de los demás, custodiando el vínculo de la unidad y mostrando misericordia para con todos.

En todo caso, a la espera de poder llegar, a través de un diálogo franco y constructivo entre las dos partes, según lo acordado, a una modalidad de registro civil del clero más respetuosa de la doctrina católica y, por tanto, de la conciencia de las personas implicadas, la Santa Sede pide que no se ejerzan presiones intimidatorias contra las comunidades católicas «no oficiales», como desgraciadamente ya ha ocurrido.

Por último, la Santa Sede confía en que todos puedan acoger estas indicaciones pastorales como un instrumento para ayudar a quienes tienen que tomar decisiones no fáciles a cumplirlas con espíritu de fe y unidad. Todos –Santa Sede, obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos– están llamados a discernir la voluntad de Dios con paciencia y humildad en este tramo del camino de la Iglesia en China, marcado por muchas esperanzas a pesar de las constantes dificultades.


Desde el Vaticano, a 28 de junio de 2019, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús

La Santa Sede

viernes, 19 de julio de 2019

Francisco deja al cardenal Zen con una promesa vacía



Durante una reunión a comienzos de julio con el papa Francisco y el cardenal Parolin, el cardenal de Hong Kong, Joseph Zen, discutió el documento vaticano que permite a los sacerdotes católicos registrarse con la cismática Iglesia del régimen chino.

Francisco le aseguró que “me voy a ocupar de eso; voy a mirar el tema”, dijo Zen el 17 de julio al sitio web ChurchMilitant.com.

Zen volvió a Hong Kong, pero no recibió ninguna respuesta desde entonces, porque Francisco está “muy ocupado”, él sugiere. Actualmente Francisco está en período de vacaciones.

Zen destaca que el cardenal Parolin sabe cuán malos son los comunistas chinos y que Francisco está “mal informado” por Parolin.

Como consecuencia de ello, Zen advierte que Francisco dice a veces cosas “que hacen que la gente se ría de él”.

Zen informa que la persecución de los católicos en China aumentó desde [que se firmó] el acuerdo en setiembre del 2018 con el Vaticano.

Antes, los sacerdotes podían celebrar Misa públicamente, incluso en ciudades, aunque esto era contra la ley. A partir del acuerdo, esto ya no es posible.

sábado, 29 de junio de 2019

China persigue a los obispos “clandestinos” también después de su muerte. El Vaticano inquieto (Sandro Magister)



Como se sabe, para firmar con China el acuerdo secreto del 22 de setiembre del 2018 sobre el nombramiento de los obispos, el papa Francisco tuvo que perdonar a ocho obispos incardinados anteriormente por las autoridades chinas sin la aprobación de Roma y, en consecuencia, incursos en la excomunión.

Uno de éstos murió dos años atrás, pero el gobierno de Pequín pretendió y obtuvo también esta anómala amnistía póstuma.

Pero en cambio, Francisco no obtuvo el mismo reconocimiento, por parte de China, de los obispos llamados “clandestinos”, consagrados por Roma sin el acuerdo del gobierno.

Uno de éstos, Stefano Li Side, obispo de Tianjin, falleció a los 93 años en la vigilia de Pentecostés, pero ni siquiera después de su desaparición las autoridades chinas se han mostrado clementes.

Incluso le han negado las exequias en su catedral.

Es lo que hace resaltar, con palabras muy cargadas, la necrología oficial publicada el 24 de junio por la Secretaría de Estado del Vaticano, seis días después del deceso de Li: “Las Misa conmemorativas, las condolencias y las ceremonias fúnebres se han llevado a cabo en una cámara mortuoria del distrito de Jizhou, y no en la catedral de San José, en Tianjin”.

Esto a pesar de la vida ejemplar del difunto, no sólo como ministro de Dios sino también como ciudadano: “Monseñor Li Side vivía en la pobreza y con profunda humildad. Exhortaba siempre a los fieles a respetar las leyes del país y a ayudar a los pobres. También en las dolorosas vicisitudes de distinto género que signaron su larga vida jamás se lamentó, aceptando cada cosa como voluntad del Señor”.

Las “dolorosas vicisitudes” vividas por él consistieron en cuatro años de prisión desde 1958 a 1962, diecisiete años de trabajos forzados desde 1963 a 1980 y otros dos años de prisión desde 1989 a 1991. Después de que, como obispo consagrado sin el reconocimiento gubernamental, debió pasar el resto de su vida – para decirlo también con palabras de la necrológica vaticana – “bajo arrestos domiciliarios en el perdido pueblo de montaña de Liang Zhuang Zi, en el distrito de Jixian, a 60 km. de Tianjin, donde permaneció hasta su muerte, pudiéndose alejar de allí sólo para internarse en un hospital”.´

Pero “a pesar del exilio y la lejanía –prosigue la necrológica– los fieles que se llegaron para encontrarse con él fueron muy numerosos. El prelado defendió con coherencia los principios de la Iglesia Católica y testimonió el Evangelio de Cristo, manteniéndose heroicamente en comunión con el sucesor de Pedro”.

Para conocer los detalles del surrealista tratamiento reservado después de su muerte a Li, a quien las autoridades chinas continuaron negando el mismo título de “obispo”, se pueden ver estos dos servicios de “Asia News”, la agencia especializada sobre China, perteneciente al Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras:

> Sin funeral público para Mons. Esteban Li Side, obispo de Tianjin
asianews.it/noticias-es/Sin-funeral-p%C…

> El funeral de Mons. Li Side, un ‘asunto de Estado’ en manos de la policía, personal de seguridad, controles
www.asianews.it/noticias-es/El-funeral-de-M…

Para la diplomacia vaticana este perverso ostracismo de las autoridades chinas no es alentador, respecto a los desarrollos futuros del acuerdo del 22 de setiembre [del año pasado]. Por parte de Roma se continúan los gestos de apertura, como por ejemplo la amplia y pacífica entrevista concedida el 15 de mayo por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, al “Global Times”, expresión en idioma inglés del “Diario del Pueblo”, órgano oficial del Partido Comunista. Pero después sucedió que la entrevista no fue traducida al idioma mandarín, ni siquiera en pequeña parte, en ningún diario de China.

Y después está el obstáculo de Hong Kong y de la rebelión de gran parte de la población contra la ley –ahora suspendida– que permitiría la extradición en territorio chino también de los opositores políticos. Una rebelión en la que estuvieron al frente desde el comienzo sobre todo los católicos de la ciudad, comenzando por sus dos últimos obispos y cardenales, no sólo el intrépido Giuseppe Zen Zekiun, crítico irreductible del acuerdo del 22 de setiembre entre el Vaticano y China, sino también su sucesor, John Tong Hon, más moderado.

La elección del nuevo obispo de Hong Kong, puesto que también está por retirarse Tong, porque supera el límite de la edad, será un rompecabezas notable para el papa Francisco, que entre la rebelión y el diálogo tiende naturalmente al segundo, si no hasta la sumisión, pero deberá tener en cuenta también la sed de libertad y de dignidad de numerosos católicos –y obispos– de Hong Kong y de toda la China.

Publicado originalmente en italiano el 26 de junio de 2019, en magister.blogautore.espresso.repubblica.it/…/la-cina-persegu…

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

miércoles, 29 de mayo de 2019

Oportunismo: ahora el Vaticano quiere “hablar con Salvini”



“También debemos hablar con Salvini”, dijo el 29 de mayo el cardenal secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, al sitio web LaStampa.it.

El viceprimer ministro italiano Matteo Salvini es el gran ganador de las elecciones europeas en Italia. A pesar de la oposición abierta del papa Francisco, él dirige el Partido más fuerte en Italia y recibió casi el 35% de los votos, especialmente de los católicos.

Antes de la victoria de Salvini, el Vaticano y medios de comunicación de izquierda relacionados estuvieron comprometidos en una enorme campaña de demonización contra el católico Salvini.