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viernes, 3 de abril de 2020

Quince años sin Juan Pablo II, el Vaticano dice que el Papa Francisco no es el Vicario de Cristo, Tagle y Parolin aparecen, Tronielli y la verdad, Pell y Viganò.



El Papa Santo, Juan Pablo II, fallecía el 2 de abril de 2005. El funeral para despedir a Juan Pablo II, cuyo pontificado duró casi 27 años, se convirtió en el más multitudinario que se recuerda con representantes de países de cinco continentes y con una amplia representación española. Su largo pontificado sigue marcando la vida de muchos católicos y muchos de sus documentos son especialmente iluminadores en estos momentos. Es una buena fecha para unir al recuerdo agradecido por el gran don que Dios hizo a su iglesia con Juan Pablo II en encomendarnos a él en estos momentos de dolor y sufrimiento de toda la humanidad.

El nivel de los organismos del Vaticano está cayendo a límites nunca vistos. La falta de ‘vocaciones’ hace que la selección de posibles candidatos a ocupar puestos de responsabilidad no exista y se echa mano de lo primero que pasa por la puerta. Esto lo notamos en todos los ámbitos y hoy tenemos alguna prueba más de ello. Tenemos en nuestras manos la última edición de anuario pontificio y vemos con sorpresa algunos cambios en el tratamiento de la figura del papa reinante. Parece que el nombre elegido para el papado, ‘Francisco’ ya no es importante y sí el de nacimiento realzado con letra grande: ‘JORGE MARIO BERGOGLIO’, y más curioso cuando vemos que entre los ‘Títulos históricos’ está el de ‘Vicario de Jesucristo’, es decir, como algo que se remonta a la antigüedad, pero que puede no tener un significado en el mundo actual. Todo esto sería coherente con las hipótesis y teorías que proliferaron en los círculos jesuitas hace años inspiradas por Karl Rahner, que enmarcó precisamente esos atributos papales en los siglos pasados, y cuestionó sustancialmente su significado en el mundo y en la Iglesia contemporánea. No es buena cosa aprovechar el virus para colarnos gato por liebre, son tiempos de estar especialmente atentos porque los hijos de las tinieblas se mueven muy bien en la oscuridad reinante.

El Cardenal Tagle se mete a redentor y nos propone un jubileo para perdonar la deuda a los países pobres; da la impresión de que le sobra tiempo en su oficio de ‘evangelizar a los pueblos’, o de ‘propagar la Fe’, que parece mucho mas propio. Caemos, una vez más, en lo malos que son los que prestan y lo buenos que son los que no pagan. Los gobernantes de los llamados países pobres son unos sufridos santos que terminan sus días en el infierno de la costa azul muy cercanos a sus abultadas cuentas en la cercana Suiza: «Ahora nos damos cuenta de que no tenemos suficientes máscaras, pero tenemos muchas balas y no tenemos ventiladores pulmonares, pero tenemos millones de pesos, dólares o euros gastados en un avión de combate, que puede atacar a las personas». Mejor dejarse de politiqueo barato en momentos de tanto dolor.

La semana pasada, el Tribunal Superior de Justicia de Australia examinó la apelación del cardenal George Pell y se reservó el derecho de dar una respuesta, fijada para el siete de abril. Tosati en su blog contempla distintas posibilidades y se manifiesta optimista con el aplazamiento que podría ser una señal a favor de Pell. Es un juicio tan obviamente político, contra el propio Pell y contra la Iglesia, cercano al linchamiento, y el Tribunal Superior pudo haber tenido miedo de emitir una sentencia favorable y elegir un momento menos cargado de tensiones para hacerlo. Esperemos que la crisis mundial provocada por la epidemia que sufrimos rebaje los ajustes de cuentas del Vaticano y se olviden del viejo cardenal.

Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, nos ofrece su última publicación titulada: ‘Fuerte en la tribulación’, la define como: «Un poco de ayuda ofrecida a todos, para poder ver y experimentar la cercanía y la ternura de Dios en el dolor, el sufrimiento, la soledad y el miedo». Los ruinosos medios oficiales del Vaticano están desaparecidos y nos suponemos que por eso Tornielli, que se mueve mejor en las sombras, pide: «más y más buena información. Porque las personas, en tiempos de coronavirus, quieren escuchar cosas esenciales, no palabras». Otro signo más de descontento y confusión que se está viviendo dentro de los Sacros Palacios.

Parolin aparece, pero no en carne mortal sino por medio de una carta a los jefes de dicasterio, para que comuniquen a sus trabajadores lo contento que está Su Santidad con su trabajo y transmite la bendición del pontífice. Son momentos de auténtica desbandada en los organismos del Vaticano. La falta de información hace que todos duden de todos y nadie se siente seguro; el miedo se respira y son muchos los que están pidiendo bajas por ansiedad. El Papa Francisco podría hacerlo directamente, del mismo modo que hoy nos lanzan el publireportaje de su llamada telefónica a una viuda del virus, son personas que trabajan a pocos metros, pero en el Vaticano las formalidades son éstas y así el desaparecido Parolin se nos manifiesta. En otros tiempos, no muy lejanos, una petición del Papa era suficiente para entregarse al martirio, hoy esto ha cambiado, y mucho, los ánimos no cambian con un mensaje frio y además de tercera mano.

Aldo Maria Velli nos ofrece la entrevista integra en Italiano ofrecida por Viganò y un interesante comentario personal a la intervención. Son tiempos de mucha información, pero alguna creemos que es imprescindible.

Las iglesias están en teoría abiertas pero los fieles no pueden salir a la calle y por tanto es complicado acercase a rezar aunque sea en soledad. En toda la historia de la Iglesia no hemos tenido nunca una situación como la que vivimos viendo cerradas todas las iglesias, prácticamente de todo el mundo, por orden de los obispos. Las celebraciones de la Semana Santa en el Vaticano serán a puerta cerrada y con doce personas. Tememos críticas a la falta de protección en el encuentro entre el Papa Francisco y el primer ministro italiano. Parece que se sienten muy seguros ante la epidemia que afecta ‘al pueblo’.

Seguimos felicitando a los miles de sacerdotes que están haciendo lo imposible para atender a sus fieles. El universo virtual se está llenando de multitud de iniciativas. Sin duda que hay de todo y que el tiempo irá enseñándonos a todos qué es lo más útil y lo mejor. Nuestro aplauso; y creemos que serán muchos los que vivan la Semana Santa con gran intensidad, aunque de una forma muy distinta.

«En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre».

Buena lectura. 
 Specola

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