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lunes, 21 de junio de 2021

El verano caliente del Papa Francisco, la ONU no quiere la soberanía del Vaticano, el caso Orlandi, San Luis Gonzaga



Empezamos semana, entramos oficialmente en el verano, seguimos apestados y la presión informativa no cede. El centro cismático se situaba hace pocos días en Alemania y ahora ha pasado a estados Unidos, pero en una dirección opuesta. En Alemania son minoría los obispos dispuestos a defender el público la doctrina católica y están sufriendo un proceso de aniquilación para dejar el camino libre a los postulados del camino sinodal. El Papa Francisco no parece estar ni a favor ni en contra, pero quiere dejar muy claro que aquí manda él y marca los tiempos. Las piruetas de Marx están, por ahora, anuladas y el interés informativo se traslada a Estados Unidos.

Son dos iglesias ricas, con abundancia de fondos y de instituciones, ambas sufriendo una desbandada y secularización en caída libre. Las dos reciben cuantiosas donaciones de sus fieles, en Alemania por la vía de impuesto religioso , en Estados Unidos por las donaciones directas de los fieles en sus parroquias. Los obispos americanos dependen de sus fieles y no hay pena de excomunión al que no paga. En Alemania hay dos iglesias cristianas que comparte espacios, en Estados Unidos hay una variedad infinita de confesiones de todo tipo. Los católicos alemanes no entienden el porqué tienen que convertirse en una especie de protestantes ‘dos’ y los americanos no entienden el porqué tienen que asumir las modernidades de sus iglesias vecinas. En ambos hay oferta religiosa para todos los gustos y el que es católico lo es por qué no quiere ser otra cosa que tiene al alcance de su mano.

Los problemas no los tenemos solamente es estos dos países, América latina se está protestantizando a pasos agigantados y la iglesia católica ha perdido su mayoría en algunos de sus feudos tradicionales. Se salvan las iglesias jóvenes de África y Asia, con matices, sin duda estamos ante una crisis global que florece hoy en Estados Unidos, ayer en Alemania y mañana, veremos.

Y seguimos con la comunión de Biden. El pecado público del soberano nunca es una cuestión «personal» y los pastores de la Iglesia tienen el deber de proteger a los fieles del escándalo dejando a un lado las repercusiones a nivel político; reafirmar la enseñanza de la Iglesia sobre la necesidad de rechazar la Eucaristía «a los que perseveran obstinadamente en el pecado grave manifiesto» provocará una sana reflexión. Hay muchas declaraciones de obispos con nombres y apellidos en los medios, hacemos mención de los sublimes argumentos del macarrista Cupich que se esconde un la perplejidad de muchos sacerdotes «al escuchar que ahora los obispos quieren hablar de la exclusión de las personas en un momento en el que el verdadero desafío que tienen por delante es dar la bienvenida a la gente». Por primera vez en la historia de Estados Unidos tenemos un presidente en la Casa Blanca católico y a favor del aborto. En la mayoría de las situaciones, son precisamente los malos ejemplos los que arrastran a otros al mal; y cuanto más la persona que comete el mal disfruta de visibilidad, aprobación, autoridad, más la malicia de sus acciones puede generar una verdadera pestilencia moral para toda una nación e incluso para todo el mundo.

Estamos entrando en otra fase del pontificado del Papa Francisco y cada vez oímos hablar menos de primaveras, de la «Iglesia en salida», la iglesia autorreferencial, de las periferias del planeta y se habla de la ruptura de una fachada detrás de la que no había nada. El Papa Francisco no ha cumplido las expectativas de su «ala izquierda». Las reflexiones de Alberto Melloni, quien desde las páginas de la Repubblica enumeró una serie de razones por las que este «junio», para la Iglesia, sería «negro» y que ya hemos recordado, no han dejado a nadie indiferente. Melloni, es la «Escuela de Bolonia» y recuerda que Marx: «Al denunciar la inercia de la Iglesia, de hecho pidió la renuncia del Papa Francisco», » lo acusó de impotencia, de métodos enérgicos que, habiéndose convertido en la única cura para el silencio de los delitos de pedofilia, ya no pueden distinguir entre calumnias y denuncias». Las acusaciones ya no viene de la malvada y carca derechona ¿La izquierda eclesiástica está abandonado este pontificado?

Los males nunca vienen solos y este lunes tendremos informe de un grupo de “expertos” del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre lo mal que se están gestionando los abusos en la Iglesia católica. La finalidad es obligar al Vaticano a entregarse al aborto y la ideología de género, cambiar el derecho canónico para adaptarlo a un “protocolo de derechos humanos” que sutilmente respalda o menciona la “perspectiva de género” y los “derechos sexuales y reproductivos” y así presionar por el derecho al aborto. Los “expertos” se quejaron de que los concordatos y acuerdos de la Santa Sede con los Estados “limitan la capacidad de la autoridad civil para obligar a la producción de documentos o enjuiciar a personas asociadas con la Iglesia Católica”, y pidieron a las autoridades de la Santa Sede “que se abstuvieran de prácticas obstructivas y cooperar plenamente con las autoridades judiciales y policiales civiles de los países interesados”. Pretenden eliminar el secreto de confesión, «que impide a los sacerdotes que escuchan una confesión denunciar los delitos a las autoridades civiles» y la soberanía de la Santa Sede. Los “expertos” piden que desaparezca la distinción entre la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano y que los estados puedan tener plena jurisdicción sobre la Iglesia católica. El camino hacia la religión única se va allanando.

Han pasado 38 años, desde el 22 de junio de 1983, cuando Emanuela Orlandi desapareció en el aire después de una clase de música en Sant’Apollinaire. Su hermano Pietro se prepara para otra sentada para mostrar su indignación y su deseo de verdad, esperando que algo rompa ese muro de silencio que rodea al Vaticano. Tenemos entrevista en la que sobre Marcinkus: “No era en absoluto enemigo del Papa, al contrario, el Papa confiaba mucho en él hasta el punto de pedirle que le ayudara a encontrar dinero para enviar a Solidaridad, ya que Casaroli no estaba de acuerdo”. No tiene en lata estima la actuación del Papa Francisco: “Bergoglio ha levantado el muro en torno a esta historia incluso más que sus predecesores y demuestra un cierre total hacia Emanuela y su secuestro. El Papa ciertamente lo sabe y podría despejar muchas dudas, pero no tiene intención de hacerlo. Así que su ‘toma de decisiones’ lamentablemente seguirá haciendo todo lo posible para evitar que salga la verdad, pero al final cederán y la verdad saldrá a la luz ”. Historias que nos acompañan durante años y que no pierden actualidad, es lo que tiene no querer sulucionarlas a su tiempo.

El día 21 de junio de 1591 muere de peste en Roma San Luis Gonzaga. Se encontró con San Carlos Borromeo de visita pastoral a su pueblo, San Carlos 42 años y San Luis 12, entrevista de dos horas en la que el santo cardenal le habla de la Eucaristía – cosas de santos, nada de iglesia en salida, ni de primaveras, ni de ecología integral – y San Luis le pide entonces hacer la primera Comunión, que hace al día siguiente, sin cursillos ni nada, que tiempos. Llega a la corte española con 14 años como paje de don Diego, de 7 años, príncipe de Asturias y heredero del trono. A Felipe II le gustaba recordar como en una ocasión el príncipe don Diego, enfadado por un viento frío, gritó con indignación: “Viento, te ordeno que te vayas“. De inmediato Luis le replicó: “Alteza, Ud. puede mandar a los hombres, pero el viento obedece a Dios, al cual también Ud. debe obedecer“.

«…la medida que uséis, la usarán con vosotros.»

Buena lectura.

Specola

martes, 15 de septiembre de 2020

Müller contra Marx: “Nunca debemos quitar la cruz” (Carlos Esteban)

 INFOVATICANA


Oportuno el ex prefecto para la Doctrina de la Fe, cardenal Gerhard Müller, al decir que nunca debemos quitar la cruz, justo ahora que el gobierno de nuestro país estudia echar abajo la cruz más alta de Europa, la del Valle de los Caídos.

Pero Müller, como habrán deducido probablemente, no se refiere a la cruz del Valle, esa que empezó a caer cuando los obispos consintieron sin una tímida protesta la profanación de la tumba de un católico. No, Müller está lanzando aquí una indirecta a su compatriota y hermano en el cardenalato Reihard Marx, arzobispo de Munich y miembro del consejo privado de Su Santidad para la reforma de la Curia.

Fue durante el sermón de la Misa de la Festividad de la Exaltación de la Cruz en Lugano, Suiza, donde Müller insistió que “ni en el monte del Templo de Jerusalén ni en ningún otro lado se nos permite remover la cruz de Cristo y negar a Jesús”.

La referencia era clara, por aquello del ‘monte del Templo’, donde Marx ocultó su cruz pectoral durante una visita al monte del Templo de Jerusalén en octubre de 2016.

Müller también ha sido noticia por intervenir en la campaña electoral de las presidenciales estadounidenses de noviembre, al recomendar a los televidentes desde la emisora televisiva EWTN que votaran “al buen protestante y no al mal católico”, en obvia referencia a Trump sobre el católico nominal Joe Biden.

Carlos Esteban

lunes, 20 de enero de 2020

With the Rosary Against the Marx Church

 
Duración 3:10 minutos

With the Rosary Against the Marx Church

On Saturday, an international coalition of 120 Catholics, prayed silently for one hour on Munich's Odeonsplatz. This was not an actual demonstration, as the participants were personally invited by the Italian historian Roberto de Mattei. The event was directed against the German Bishops' Conference, its chairman Reinhard Marx, and against the German Synodal Way. The media present were LifeSiteNews, RemnantNewspaper, EWTN's Register and Gloria.tv. No informants from Munich Archdiocese were spotted. They apparently didn’t know anything. The anti-Church media, who support Cardinal Marx, censored the event.

Viganò welcomed by the faithful

Among those praying was Whistle-Blower Archbishop Carlo Maria Viganò. This was his first public appearance since summer 2018. After the prayer he was greeted by many faithful who kissed his ring and he spoke kindly to them. However, in front of media representatives, he kept a reserved distance.

Nobody wants to talk about the problem of the "heretic pope 


During the press conference afterwards, Count Peter zu Stolberg objected from the crowd, that the event called for opposing Francis and the bishops, although Catholics are supposed to honor a Pope, even if he were senile or ill. Nobody on the podium wanted to respond to the objection. Moderator John Smeaton referred it to De Mattei, but he passed it on to José Antonio Ureta. Ureta said that one has to resist the pope’s mistakes, however, the pope is judged by Christ, not by the faithful. The Remnant’s Michael Matt added, that not every person who has question-marks about Francis needs to stand up. Matt cited the Ratzinger/Sarah book on celibacy as an example of a non-direct approach. Then, Stolberg asked also de Mattei to answer. He refused. Obviously, nobody wanted to say in public that they are resisting Francis’ heresies.

Biggest prolife-problem: Church works against it

John Smeaton, who has been working in the pro-life arena for forty years, revealed at the end what is currently the biggest problem for his work: to bring Pope, bishops and priests to the point that they cooperate with the prolife-movement instead of working against it.

miércoles, 24 de julio de 2019

Marx propone que los laicos den la homilía en misa (Carlos Esteban)



El cardenal Reinhard Marx, presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, ha propuesto en una reciente charla en su diócesis de Munich que haya laicos, hombres y mujeres, que den la homilía en las misas.

De las desoladoras cifras ofrecidas recientemente sobre los fieles que han abandonado la Iglesia alemana a lo largo del año pasado podrían deducirse dos cosas, a ojo de buen cubero: que los pastores católicos no van por buen camino y que los protestantes, que pierden aún más feligreses, están peor. Y, sin embargo, los prelados alemanes parecen decididos, precisamente, a seguir adelante con la protestantización de la Iglesia.

Lo último ha sido una charla del cardenal Marx, arzobispo de Freising-Munich, a los lectores de su diócesis. Su Eminencia confiesa que está decepcionado con el nivel de las homilías, y se pregunta cómo serán en el futuro, y si no sería mejor que en ocasiones fueran laicos mejor dotados para la oratoria sagrada, hombres y mujeres, los que predicaran la homilía en misa en lugar de hacerlo el sacerdote.

Imaginamos que no es casual que estas palabras las pronuncie justo después de que apareciera en el órgano oficial del episcopado alemán en Internet un artículo del padre Nikodemus Schnabel asegurando que el papel del lector -a menudo un laico, con frecuencia, una mujer- no tiene por qué limitarse a la proclamación de la palabra sino que podría incluir su exégesis, es decir, el sermón.

En vísperas de ese Sínodo de la Amazonía en el que se va a discutir la ampliación del sacerdocio a los casados y del que muchos prelados alemanes esperan que salga el diaconado femenino, las palabras de ambos no dejan lugar a duda sobre el camino deliberadamente emprendido por el episcopado alemán hacia una aproximación con los luteranos, al menos en cuestiones litúrgicas y pastorales.

Carlos Esteban

sábado, 13 de julio de 2019

Cardenal Marx: No “amenazaremos” más con el infierno



El liberal cardenal limusina de Múnich, Reinhard Marx, se entregó al populismo y dijo que espera que la Iglesia nunca será de nuevo en el modo que acostumbraba serlo: “en tiempos pasados las personas eran amenazadas con el infierno si no creían en Dios”.

Según publicó el 11 de julio el sitio web katholisch.de, Marx hizo sus [estúpidos] comentarios durante una discusión en Múnich con un rabino.

En los Evangelios, Jesucristo “amenaza” más de veinte veces con el infierno, pidiendo el temor de Dios que condena a las almas al infierno. Los obispos alemanes amenazan a los católicos que se niegan a pagar el impuesto eclesiástico con la excomunión.

Marx es miembro del Consejo de Cardenales. Tiene fuerte influencia en el papa Francisco.

LifeSiteNews ve la mano de Marx en la carta del Papa al episcopado alemán (Carlos Esteban)



Fuentes del portal LifeSiteNews aseguran que el Cardenal Reinhard Marx exigió ver la carta del Papa a los obispos alemanes en respuesta a su anuncio de revisión unilateral de la moral sexual, antes de su envío, y logró ‘suavizarla’ en puntos clave.

Lo primero que se pregunta quien lea la reciente carta de Su Santidad a los obispos alemanes, en respuesta al anuncio de que la Conferencia Episcopal presidida por el cardenal Reinhard Marx se disponía a iniciar un ‘camino sinodal’ en el que se revisarían aspectos cruciales de antropología sexual católica, es: ¿por qué? O, si lo prefieren, ¿para qué?

El documento alcanza tales cotas de ambigüedad que las informaciones en prensa comentándolo han podido titular en un sentido (el Papa pide a los obispos alemanes “caminar juntos” con la Iglesia) o en el contrario (Su Santidad acepta el ‘camino sinodal’ abierto por los alemanes). No hay mucho que pueda irritar a los prelados progresistas, pero tampoco que escandalice a los demás. Entonces, ¿para qué escribirla?

Según fuentes anónimas del portal LifeSiteNews, fue un grupo de prelados romanos quienes, alarmados por las apenas veladas amenazas de cisma lanzadas por algunos obispos y teólogos alemanes, presionaron para que Su Santidad reaccionara clarificando la necesidad de unidad en aspectos tan esenciales de la doctrina. Ese sería el origen de la carta.

Pero la noticia llegó a oídos de Marx, que montó en cólera y exigió conocer el contenido del documento antes de su envío y publicación. Reinhard Marx no es un cardenal más. Arzobispo de la Diócesis de Munich, preside la Conferencia Episcopal Alemana y el consejo de asuntos económicos de la Santa Sede y es miembro de la ‘junta’ de cardenales que asesora al Papa en la reforma de la Curia. Tiene, desde luego, línea directa con el Papa.

Y al decir de las fuentes consultadas por LifeSiteNews, no sólo logró su objetivo de conocer el documento antes de su envío sino que consiguió ‘suavizarlo’ en la redacción exasperantemente ambigua que conoce el mundo. Consultado el cardenal, su portavoz negó tajantemente todas las informaciones vertidas por el portal de información católica.

Carlos Esteban

jueves, 4 de julio de 2019

El cardenal Marx quiere más mujeres en la cúpula eclesial (Carlos Esteban)



“Si yo fuera Papa, lo haría”, ha declarado a la cadena alemana de televisión NDR el cardenal Reinhard Marx en referencia a la posibilidad de nombrar mujeres en puestos clave de la Curia Romana.

La cúpula de la Iglesia, los puestos de responsabilidad en el Vaticano, no deben ocuparlos necesariamente cardenales u obispos, ha señalado el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana (CEA) y miembro del C6, el consejo de cardenales que ha venido asesorando al Papa sobre la reforma de la Curia. 

Y, de hecho, debería aprovecharse la apertura que permite la reforma, que aparecerá promulgada con el título de Praedicate Evangelium, de abrir la dirección de algunos dicasterios a los laicos para dar más puestos de responsabilidad en el Vaticano a las mujeres, ha declarado Marx en un programa de entrevistas de la cadena alemana NDR.

“Si yo fuera Papa, lo haría”, añadió el cardenal que, si bien no es todavía Papa, en opinión de sus críticos actúa como tal en lo que se refiere a la Iglesia alemana. Hace unos meses, Marx anunció que la asamblea de la CEA había votado por unanimidad iniciar un “camino sinodal” en el que se revisarían en bloque cuestiones candentes de moral sexual, con carácter vinculante. Recientemente, el Papa dio una oblicua respuesta a tan extraña convocatoria, pidiéndoles que “caminemos juntos”, es decir, que no se les ocurra hacer la guerra por su cuenta.

No es la primera vez que Marx aboga recientemente por una mayor presencia femenina en los órganos rectores de la cúpula vaticana, aunque ve “límites”, especialmente en lo que se refiere a la ordenación de mujeres. 

Uno podría decir que no es que el cardenal los “vea”, sino que la Iglesia ya se ha pronunciado sobre el particular varias veces y, en el caso de Juan Pablo II, con toda la solemnidad requerida, comprometiendo explícitamente su autoridad infalible. Claro que algunos de los puntos que los obispos alemanes se proponen ‘revisar’ también figuran entre las verdades de la doctrina inmutable.

También habló de la ordenación de casados, con una posición idéntica a la de Su Santidad: personalmente, se declaró defensor entusiasta del celibato sacerdotal, pero admitió que la cuestión debe repensarse, que es exactamente lo que va a hacerse, según se recoge en el Instrumentum laboris, en el próximo Sínodo de la Amazonía.

Carlos Esteban

martes, 26 de marzo de 2019

EFECTO RETARDADO (Capitán Ryder)



He comentado varias veces que, a mi modesto entender, es bastante peor para el futuro de la Iglesia Evangelii Gaudium que Amoris Laetitia. 
En la primera, Francisco quita la espoleta a dos bombas que con el tiempo explotarían, ¡y de qué manera!, en la Iglesia.
La primera hizo aparición en Amoris Laetitia, la segunda se ha mostrado en toda su crudeza las últimas semanas de la mano, ¡quien si no!, del Cardenal Marx, cercanísimo colaborador del Papa Francisco.
Ambas ideas fueron adelantadas por el propio Francisco en su primera entrevista al jesuita Antonio Spadaro en septiembre de 2013, ya formaban parte del programa de este pontificado.
La primera idea es la plasmada en los números 222-225 de EG.
Dice que “el tiempo es superior al espacio” y que “Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios. El tiempo rige los espacios, los ilumina y los transforma en eslabones de una cadena en constante crecimiento, sin caminos de retorno.”
Estas ideas, inicialmente confusas, se han ido aclarando por la plasmación que de ellas ha hecho Francisco.
Por un lado, no importa la situación actual de cada uno de nosotros sino el camino emprendido. Por ejemplo, en Amoris Aletitia le lleva a dar por bueno el divorcio y posterior adulterio si el que lo practica ha emprendido un camino, no sabemos cuál, que se pueda considerar positivo.
Por otro lado, se plasma en un optimismo en el progreso constante del ser humano, tanto material como espiritual, por el que este aumenta, sin vuelta atrás, su conciencia de sí mismo haciéndola más profunda. Muy en la línea de Theilhard de Chardin y, porque no decirlo de Juan XXIII.
Estas consideraciones se han puesto de manifiesto en el cambio realizado en el Catecismo sobre la pena de muerte o en la interpretación que hace del Concilio Vaticano II.
En la entrevista mencionada ya adelantaba “Ciertamente la comprensión del hombre cambia con el tiempo y su conciencia de sí mismo se hace más profunda. Pensemos en cuando la esclavitud era cosa admitida y cuando la pena de muerte se aceptaba sin problemas. Por tanto, se crece en comprensión de la verdad”.
Es decir, este progreso pone de manifiesto, según Francisco, dos cosas que le interesan especialmente:
  1. No hay retorno posible pues cada vez tenemos un conocimiento más profundo de nosotros…
  2. …Y de Dios, por lo que lo que ayer era blanco, léase pena de muerte, hoy puede ser negro.
Ese progreso constante puede obrar este milagro y muchos otros que veremos en el futuro.
¿Cómo se salva esta contradicción? Con la frase mágica del “mayor conocimiento de sí mismo”.
¿Cómo se apuntala? Con sus constantes apelaciones a la inexistencia de certezas, pues ese mayor conocimiento puede hacer que el hoy sea lo contrario del ayer.
En la misma entrevista afirmaba “Sí, este buscar y encontrar a Dios en todas las cosas deja siempre un margen a la incertidumbre. Debe dejarlo. Si una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza total y ni le roza un margen de incertidumbre, algo no va bien”.
Esta combinación permitirá cualquier cambio en la doctrina o liturgia de la Iglesia.
La segunda bomba, también expresada en EG, 32, es la siguiente:
Dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una conver­sión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evange­lización. El Papa Juan Pablo II pidió que se le ayudara a encontrar « una forma del ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva ».35 Hemos avanzado poco en ese sentido. También el papado y las estructuras centrales de la Iglesia universal necesitan escuchar el llamado a una conversión pastoral. El Concilio Vaticano II expresó que, de modo análogo a las antiguas Iglesias patriarcales, las Conferencias episcopales pueden « desarrollar una obra múltiple y fecunda, a fin de que el afecto colegial tenga una aplica­ción concreta ».36 Pero este deseo no se realizó plenamente, por cuanto todavía no se ha expli­citado suficientemente un estatuto de las Confe­rencias episcopales que las conciba como sujetos de atribuciones concretas, incluyendo también alguna auténtica autoridad doctrinal.37 Una exce­siva centralización, más que ayudar, complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera.
Este número de EG casi iguala a la Iglesia católica con la protestante, con una ligera matización. En vez del hombre protestante en la Iglesia operaría una especie de comunidad protestante delimitada por su Conferencia Episcopal que podría tener una doctrina distinta de la Conferencia vecina pues “una excesiva centralización, más que ayudar complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera”.
Hay que reconocer, al menos, la originalidad de Francisco. Desde el Vaticano II cualquier menoscabo de la liturgia o la doctrina se hacía atendiendo a “la pastoral”, ahora es debido a la “dinámica misionera”.
El caso es que, atendiendo a este número de EG, el Cardenal Marx ha decidido mover ficha. Ya lo hizo con la comunión a los cónyuges protestantes casados con católicos. Y ese ejemplo demostró cuál es la idea tanto de Francisco como de Marx, ratificando lo señalado sobre el número 32.
La propuesta fue llevada a la Conferencia Episcopal Alemana y fue refrendada por más de 50 de obispos. Sólo 7 se opusieron.
La respuesta de Francisco fue sorprendente: el tema no estaba maduro, si le traían una opinión unánime no habría problema. Nada que argumentar sobre sobre La Verdad, si se trata de una profanación o no, el sentido de ofrecer lo más valioso de la Iglesia a quien no cree en ello etc. Cualquier consideración sobre eso sobraba le bastaba con ¡todos a una!. Es decir, refrendaría lo escrito en EG, pues en cierto modo esa autorización afectaría a la doctrina aunque no sea doctrina en sentido estricto.
Adiós a la Universalidad de la Iglesia.
Estos días se ha dado un paso más, y ahora sí, se apunta ya directamente a la doctrina, en este caso moral, de la Iglesia.
La Conferencia Episcopal Alemana ha manifestado que revisará la doctrina moral de la Iglesia, refiriéndose a la contracepción, la cohabitación, la ideología de género y la homosexualidad. Decía el Cardenal Marx ·”las cosas no pueden seguir como hasta ahora”. Añadía un tema de disciplina, también a revisar, como el del celibato sacerdotal.
Ahí tenemos Evangelii Gaudium, las bombas a las que Francisco ha quitado la espoleta van haciendo explosión y transformando la Iglesia en una auténtica jaula de grillos.
Caos por todas partes.
Capitán Ryder
https://infovaticana.com/2019/03/16/el-cardenal-marx-anuncia-que-la-iglesia-alemana-revisara-la-moral-sexual/

sábado, 16 de marzo de 2019

¡Basta ya de clericalismo manipulador de la doctrina! (F. Lacalle)



Los fieles laicos, los tan manoseados fieles laicos, tenemos un derecho estricto por parte de los pastores a que se nos transmita el depósito de la Revelación y los medios de santificación sacramentales.

Dice el Concilio Vaticano II (en su letra y en su espíritu) que “la Sagrada Tradición, pues, y la Sagrada Escritura constituyen un solo depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia; fiel a este depósito todo el pueblo santo, unido con sus pastores en la doctrina de los Apóstoles y en la comunión, persevera constantemente en la fracción del pan y en la oración (cf. Act., 8,42), de suerte que prelados y fieles colaboran estrechamente en la conservación, en el ejercicio y en la profesión de la fe recibida”.

Pero el oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo. Este Magisterio, evidentemente, no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo la oye con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer” (Dei Verbum, 10).

Todo clericalismo es –para empezar- una desviación de esta misión de servicio y de colaboración con los laicos. Atribuirse una potestad que no les corresponde, porque no fueron elegidos para eso. A, mí no me representan –jamás los voté-, representan a Jesucristo. Pero no le sustituyen, ni le enmiendan.

Los obispos alemanes, según se publica hoy, van a manosear durante los próximos meses nuestra fe, nuestra enseñanza moral, en nombre de Jesucristo. Lo ha explicado el cardenal Marx, al acabar una reunión del episcopado que ha abierto plazo hasta septiembre para una “discusión sinodal”.

Pues bien, no hay derecho a que se manosee la fe de la Iglesia y su perenne enseñanza moral. Tampoco bajo el lema del aggionarmento, ni bajo el procedimiento de la sinodalidad, ni bajo la excusa de la adaptación a los tiempos, ni so capa de “debates teológicos” que no deben estar encorsetados por autoridad alguna, ni aduciendo que se hace solo para el ámbito germánico.

No, señores sucesores de los Apóstoles, señor cardenal, ustedes no son quiénes para manosear un depósito que no les pertenece. Sinodalicen si quieren el celibato –Dios no lo quiera, pero es evidente que es un tema sobre el que pueden debatir hasta gastar todo el dinero de nuestras limosnas-, pero no sinodalicen la moral sexual. Si hay que explicarla mejor, dejen que los expertos hagan sus esfuerzos. Pero no: ustedes dicen querer cambiarla; es decir: abandonarla, traicionarla.

¿Es irrespetuoso pedir que el Santo Padre intervenga para evitar la confusión que semejantes discusiones en sede sinodal tienen para el Santo Pueblo de Dios? ¿No basta con la propaganda incesante de la cultura contemporánea y de los poderes del mundo, para que tengamos que escuchar las mismas sandeces de boca de los pastores impunes? ¿Qué hace el cardenal Marx en el consejo de los colaboradores más íntimos del Papa? ¿No añade esta cercanía fuerza a sus posiciones sembradoras de confusión –y a veces, sencillamente, de errores?

No hay que perder la esperanza, que lleva a perder la caridad y la comunión con los pastores y los demás fieles, y al final la fe. La esperanza es lo que parecen haber perdido estos pastores desanimados por su esterilidad, deslumbrados por los señuelos de la aprobación del mundo, llevados de aquí para allá por cualquier viento de doctrina…

Alegres en la esperanza, sin embargo, hay que gritar un ¡ya basta! Y practicar la tolerancia cero con lo que aparta de Jesucristo. 


Lo único bueno es que uno en días así lee los salmos con más intensidad y confianza que nunca (salmo 42):

1. Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado.

2. Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?,
¿por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?

3. Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.

4. Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.

5. ¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabar

Fernando Lacalle

lunes, 7 de enero de 2019

Cardenal Marx: “La verdad no es definitiva” (Carlos Esteban)



Los obispos alemanes se disponen a ‘reflexionar’ sobre la pervivencia del celibato eclesiástico antes incluso de que se cuestione en el Sínodo de la Amazonía de este año, y su presidente, el cardenal Marx, les anima a que arriesguen recordando que “nuestra tradición aún no está completa”.

Todo el mundo sabe que, en esta nueva Iglesia que atiende especialmente a las periferias, es la iglesia nacional alemana la que marca el ritmo de esa ‘actualización’ o adaptación de la Iglesia al mundo que parece haberse fijado el Papa Francisco como programa esencial de su pontificado. Y, dentro de la iglesia alemana, el presidente de su conferencia episcopal y miembro del consejo de cardenales que asesora al Papa, el cardenal Reinhard Marx, Arzobispo de Munich y Freising.

Y lo que toca renovar este año, en concreto en el llamado Sínodo de la Amazonía, es el celibato eclesiástico. Renovar, se entiende, en el sentido de abolir, al menos su obligatoriedad. Pero el alemán parece querer adelantarse al sínodo con un ‘seminario’ que preparan los obispos teutones para estudiar, precisamente, esta molesta reliquia de la iglesia medieval.

En su homilía en la misa de Año Nuevo en la Catedral de Nuestra Señora en Munich, Marx dijo que la Iglesia debe, “a la luz del fracaso” que pone de manifiesto la crisis de abusos sexuales en el clero, modificar la tradición en respuesta a los cambios de los tiempos modernos. Dado que en la abrumadora mayoría, por encima del 80%, de los casos denunciados de abusos la víctima es un varón, normalmente adolescente, uno se preguntaría cómo podría el fin del celibato solventar la situación, salvo que Su Eminencia pretenda que la Iglesia apruebe al mismo tiempo el matrimonio ‘paritario’ sacramental.

Si les suena herético esto que les digo, les recuerdo que no debemos ser cristianos obsesionados con los puntos de doctrina, como nos ha aleccionado Su Santidad, ni hacer “de la verdad un ídolo”. O las palabras del superior de los franciscanos, que en una de las ruedas de prensa del pasado Sínodo de la Juventud aseguró que el ‘cambio’ era la nota principal de la Iglesia Católica. En esa línea, Marx añadió en su homilía que “ha llegado la hora de comprometernos profundamente para abrir el camino de la iglesia a la renovación y la reforma. La evolución en la sociedad y las demandas históricas han hecho que las tareas y la urgente necesidad de renovación sean claras”.

Si en otro tiempo la doctrina de la Iglesia Católica se conoció como roca de tormentas, que se mantiene igual a sí misma mientras todo cambia a su alrededor, hoy vivimos lo que el periodista Vittorio Messori llamó “Iglesia líquida”, cambiante con las modas ideológicas del mundo, desde que ese acercamiento se hizo explícito y se consideró deseable en el Concilio Vaticano II, de cuyas postrimerías vivimos con Francisco una fase de vertiginosa aceleración.

Y Marx parece ser el hombre que mejor lo ha entiendo. “La verdad no es definitiva”, ha dicho. “Podemos reconocerla más profundamente en el camino compartido de la Iglesia”. Y, naturalmente, si la verdad no es definitiva, el resultado de las ‘reflexiones’ en torno a la obligatoriedad del celibato eclesiástico no pueden dejar lugar a muchas dudas. “Convertíos a un nuevo modo de pensar”, alecciona el cardenal. “Arriesgarse a este nuevo pensamiento es importante al final del año y al comienzo de un nuevo año, no es un vuelo hacia la retórica del pasado. Naturalmente, tenemos una gran tradición, pero esta no es una tradición completa. Es un camino hacia el futuro “.

Carlos Esteban

sábado, 22 de diciembre de 2018

Marx: El Papa está abierto a discutir sobre cuestiones de moral sexual (Carlos Esteban)



El cardenal alemán Reinhard Marx, arzobispo de Munich, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y miembro del consejo de cardenales que asesora al Papa, ha dicho que cree al Papa abierto a discutir cuestiones de moral sexual, que parece ser la gran preocupación de la jerarquía alemana.

En un encuentro en el Club de la Prensa de Munich, su sede arzobispal, el cardenal Reinhard Marx aseguró que el Papa está abierto a debatir la moral sexual de la Iglesia Católica, informa Maike Hickson en LifeSiteNews. “No le veo tan rígido aquí”, afirmó el cardenal, refiriéndose a las cuestiones de moral sexual, añadiendo que está convencido de que la causa raíz de los abusos sexuales por parte de clérigos católicos está en el abuso de poder y no, en absoluto, para nada, en la homosexualidad.

Nadie tuvo el mal gusto de preguntarle cómo se explicaba, entonces, que en más del ochenta por ciento de los casos las víctimas fueran varones, y no deja de ser curioso que, tras esta afirmación, señalara que “los ideólogos se cierran a los hechos que no encajan en su visión del mundo”, como si se estuviera respondiendo a sí mismo. Porque, para Marx, el caso de los abusos “se está instrumentalizando para promover otra agenda”. Con lo de “otra”, imaginamos, se refieren a una diferente de la que quieren promover los prelados alemanes.

Marx se mostró decidido partidario de que los obispos respondan a los que él considera las tres cuestiones clave derivadas de esta crisis de abusos: la moral sexual de la Iglesia, la cuestión del celibato y el abuso de poder. Dice Marx que, hasta ahora, la Iglesia solo ha hablado de sexo de forma “torpe y extravagante”, y ahora toca hacerlo “de otra manera, también de la homosexualidad”. No podemos dejar de notar este familiar recordatorio de que hasta ahora todo en la Iglesia era de una manera inadecuada y que justo ahora vamos a empezar a enterarnos de lo que nuestros pobres ancestros no se habían enterado durante dos mil años y bajo los anteriores 265 Papas.

Al menos, Marx concede que esta cuestión es “muy polémica, también desde el punto de vista teológico y dogmático”, y añade que “tenemos que encararlo, aunque aún no sabemos cómo”, ya que “silenciarlo ya no funciona”. Afortunadamente, añadie Marx, tenemos un Papa que no es “rígido en esta cuestión” y con el que el propio cardenal ya ha discutido personalmente varias veces del asunto.

Naturalmente, hubo referencia al celibato eclesiástico, aunque por parte del vicepresidente de la CEA, el obispo Franz-Joseph Bode, quien sostuvo que esta institución es “indirectamente responsable” de la crisis de abusos sexuales, y que la Iglesia debe valorar las relaciones homosexuales. No explicó cómo podría solucionar el matrimonio de los sacerdotes la crisis de unos abusos que son en su abrumadora mayoría de carácter homosexual, o cómo podría la Iglesia “valorar” unas relaciones que ha condenado con dureza a lo largo de toda su historia.

Comentando estas declaraciones, el ex prefecto para la Doctrina de la Fe, el también alemán cardenal Gerhard Müller señala que algunos “desean instrumentalizar la crisis de los abusos para darle la vuelta al sacerdocio sacramental” y otras cuestiones de la “agenda progresista”. Pero, advierte, “lo que se ha calificado como pecado en tiempos bíblicos no se puede hoy redefinir para convertirlo en una virtud”.

Carlos Esteban

jueves, 25 de octubre de 2018

La Iglesia pobre de las periferias le saca los colores a la Iglesia rica (Carlos Esteban)



¿Han visto El Sexto Sentido? Es una de esas películas que no pueden verse dos veces, porque el final lo es todo. Bueno, pues informar sobre el sínodo es un poco parecido. Nos sabemos el final, y este día a día de ruedas de prensa azucaradas, de vago lenguaje, nos parece, que Dios nos perdone, un elaborado paripé.

Más que avanzar, diríamos que el sínodo se arrastra hacia su inevitable final que, nos tememos, va a coincidir con el guión marcado desde el principio. También me recuerda, si me perdonan la acumulación de analogías, a esos rodeos que da el médico de confianza para prepararnos antes de comunicarnos el diagnóstico implacable.

No somos los únicos en advertirlo, ni de lejos. Incluso hay padres sinodales que se dan cuenta y se preocupan, como Andrew Nkea Fuanya, obispo de Mamfe, en Camerún. Lo cuenta el imprescindible Edward Pentin en el National Catholic Register, en una entrevista en el que Nkea Fuanya dice que diluir la verdad no es algo que convenza mucho a los católicos de su continente, África: “En cuanto empezamos a hablar en un lenguaje ambiguo, la juventud se siente confundida y se pierde”.

Su Ilustrísima insiste en que nunca hay que “asustarse de la verdad” y advierte que él, como todos los obispos subsaharianos, votará en contra de cualquier propuesta que contenga las siglas ‘mágicas’ de este sínodo: LGBTI.

Monseñor Fuanya estaba en la rueda de prensa de hoy, que contaba con la presencia estelar de un miembro del C9 -el consejo de cardenales del Papa-, el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich (y, como tal, en las antípodas del obispo de Mamfe), además del arzobispo de Łódź (pronúnciese ‘wuch’), en Polonia, y el sacerdote maronita Toufic Bou Hadir.

Antes de entrar en harina, un poco sobre Marx. Es, además de arzobispo de Munich y miembro del C9, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, una de las más ricas del mundo católico, y también una de las más ‘progresistas’, si no la más, aunque quizá lo uno va con lo otro. Mientras en África los problemas son el avance del Islam, la hostilidad de las religiones animistas, la miseria, la emigración de la población joven, los gobiernos tiránicos, corruptos o ambas cosas, en Alemania la Iglesia se pregunta cosas como si es posible dar la comunión a los protestantes casados con católicos o cómo hacer más acogedora la doctrina para los LGTBI. ¿Les he dicho ya que entre los católicos alemanes solo un 5% asiste regularmente a la misa dominical? Bien, pues ésta es la Iglesia que tiene un peso desproporcionado en los asuntos que trata la Curia vaticana, a pesar de todo el ‘blablabla’ sobre las periferias.

Y Marx no ha defraudado. 
“La Iglesia tiene que cambiar, debe volverse diferente. Es lo que esperan los jóvenes y lo que han dicho en los encuentros presinodales. Quieren una Iglesia auténtica, abierta al diálogo, capaz de escuchar”, ha dicho el de Munich.
¡Milagro! Nosotros, septuagenarios, hemos consultado a los jóvenes de hoy y, bendita casualidad, quieren exactamente lo mismo que queríamos nosotros hace medio siglo, allá por mayo del 68. ¿No es prodigioso? Insistimos en que la juventud quiere cambio, en que su esencia está en oponerse a lo de antes, a lo de siempre… ¡Y ésta quiere exactamente lo mismo que llevamos pidiendo desde hace cincuenta años!

Ironías aparte, esta invocación al cambio que hace el cardenal alemán es una perfecta refutación del cambio. Si los jóvenes no quieren la Iglesia que ven y piden que se cambie, están oponiéndose a la Iglesia que llegó, precisamente, como exigencia de la necesidad de cambio.

Al introducir, en 1969, el Novus Ordo Missae -la misa de hoy, la normal en cualquier parroquia-, Pablo VI lo hizo con extraordinaria cautela, incluso con genuina pena a la pérdida de riqueza litúrgica y advirtiendo que el cambio molestaría e irritaría a muchos fieles. La excusa de tal sacrificio era exactamente la misma que se nos invoca ahora: la necesidad. Es un imperativo para comunicar con las nuevas generaciones, el pueblo de Dios nos exige estos dolorosos cambios que, sin embargo, tendrán como fruto una verdadera primavera eclesial.

Todos sabemos lo que vino después, ¿verdad? No les molestaré con cifras que cuentan todas una misma y desoladora historia de descristianización acelerada. El pueblo abandonó las iglesias, se secaron las vocaciones, se hundió la práctica sacramental. No me crean: compruébenlo.

Así que, una de dos: o lo que Marx está diciendo es que aquello fue un fracaso y habla de un cambio que sea una restauración, o ha caído en el delirio de todos los revolucionarios que en el mundo han sido, que ante el fracaso absoluto de sus recetas alegan que todos los males vienen de que la Revolución no se ha completado y recomiendan doblar la dosis.

Estoy seguro de que saben cuál es la respuesta correcta. Quizá por eso Su Santidad confesó a un grupo de jesuitas en Lituania que Dios le pedía que ‘completara’ el Concilio Vaticano II. Abróchense los cinturones.

Ya han oído antes a Nkea Fuanya, cómo piensa: que a los jóvenes hay que decirles, sin más, la verdad del Evangelio y la doctrina católica, sin miedo. Y en la rueda de prensa ha dicho que “mis iglesias están todas a rebosar, no tengo espacio para albergar a todos los jóvenes”. ¿Podría decir eso Marx, o algún obispo alemán? ¿Podría decirlo algún obispo occidental? Para añadir más leña a ese maravilloso fuego, Fuanya ha añadido que las iglesias africanas están rebosantes “porque nuestros valores tradicionales siguen respondiendo a los valores de la Iglesia” y porque “transmitimos a nuestros jóvenes la Tradición sin diluir ni adulterar, en un lenguaje sin ambigüedades”. Eso ha debido de doler. Pero no esperen que vaya a ser escuchado quien parece tener la ‘fórmula ganadora’, incluso hablando meramente en lenguaje comercial: ganará Marx, que es el que tiene el dinero.

Ha habido más, claro, han hablado los otros dos y ha vuelto el asunto de la homosexualidad, irritando a Marx, que asegura que éste no es un sínodo sobre sexualidad, sino sobre la juventud. Pero yo creo que este contraste resume mejor que ningún otro este sínodo y la encrucijada misma en que está la Iglesia.

Carlos Esteban

sábado, 13 de octubre de 2018

Francisco y las malas compañías (Carlos Esteban)


Decía Chesterton que al católico, al entrar en la Iglesia, se le pide que se quite el sombrero, no la cabeza. Pero cada vez son más mis hermanos católicos que nos conminan a que nos deshagamos, no ya de la cabeza, sino de los mismos ojos, y que siguiendo la extraña aritmética del jesuita padre Spadaro, sumemos dos más dos y nos salga cinco.

Quizá sea algo jesuita, teniendo, como tenemos, el primer Papa surgido de la compañía. Decretaba su fundador, San Ignacio, que la obediencia al superior debe ser como la de un cuerpo muerto y afirmar que lo blanco era negro si así lo disponía quien tiene autoridadQuizá por eso no soy jesuita, o tal vez la instrucción resulta tan contraria a la naturaleza humana que la propia compañía ha destacado en los pasados pontificados más por su rebeldía que por su obediencia

También, después de todo, se suponía que los jesuitas no debían aspirar a ningún cargo eclesiástico, ni siquiera a la dignidad de Monseñor, y ahí los tenemos, cubriendo la dignidad más alta de la Iglesia.

Viene todo esto a cuento de que, contra lo que puedan creer quienes no nos conocen, nada nos gustaría más a quienes hacemos Infovaticana que no ver lo que vemos ni sacar la conclusiones inevitables.

A cuenta de McCarrick y Viganò estamos viendo un cambio de estrategia en el Vaticano bastante triste: distraer la atención hacia Juan Pablo II. ¿Quién, después de todo, le nombró arzobispo de Washington y cardenal de la Iglesia? Karol Wojtyla fue proclamado santo por Francisco, pero es evidente que resultó muy desafortunado en muchos de sus nombramientos, aunque es un poco desconcertante desviar culpas hacia alguien que Francisco ha canonizado para diluir la hipotética culpa del propio Francisco.
En cualquier caso es un cargo válido, y no voy a prescindir ni de los ojos ni de la cabeza para constatarlo. Pero lo peor que puede decir de Juan Pablo II, en ese sentido, es que sus nombramientos fueron buenos y malos, y que se rodeó de hombres buenos y menos buenos.

En Francisco, en cambio, hay que hacer una pirueta mental imposible para no advertir que sus nombramientos son casi invariablemente desastrosos, y apuntan en una preocupante dirección. La constancia en rodearse de clérigos implicados en casos turbios o famosos por sus opiniones heterodoxas hace difícil achacarla a un caso de mala suerte.

Lo de McCarrick es casi una anécdota, una gota en el mar, y si algo ha hecho difícil no creer en el testimonio de Viganò es que el historial pontificio de Francisco hace ver extraordinariamente plausible su veracidad. De hecho, ha sido más confirmada que desmentida por las fuentes vaticanas, desde el silencio empecinado del Santo Padre a la desconcertante carta de Ouellet, en la que admite el cargo principal.

Uno de los ‘mandatos’ implícitos de Francisco al ser elegido Papa era la reforma en profundidad de la Curia romana y, a tal efecto, al principio de su pontificado, eligió un equipo de nueve cardenales para que le asistieran en ese empeño. Cinco años después, la reforma no ha avanzado un milímetro, pero el C9 se ha convertido en una especie de ‘junta’ que gobierna por encima y al margen de las congregaciones.

Y entre estos ‘HOMBRES DEL PAPA’  está el coordinador del equipo, apodado ‘el vicepapa’, el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, del que existe un voluminoso dossier con sus enjuagues financieros en los que desaparecieron millones de dólares, que nombró mano derecha a un obispo auxiliar acusado de abusos a seminaristas -de forma lo bastante creíble como para haber sido destituido- y que llama ‘mentirosos’ a seminaristas que se han atrevido a denunciar el clima de ‘tiranía gay’ que reina en el seminario mayor de Tegucigalpa.

También tenemos -¿o teníamos? es difícil saber- en el consejo a Pell, que lleva ya años en su Australia natal ‘con licencia’ para responder en juicio penal de un caso de abusos a menores. A Pell se le puso al frente de las finanzas vaticanas, y en su ausencia, en lugar de elegir formalmente a otro, Francisco ha dejado que haga y deshaga en el IOR Monseñor Ricca, conocido por sus indiscreciones homoeróticas repetidas. Este fue el monseñor cuyo caso llevó al Papa a su celebérrima pregunta-afirmación: “¿quién soy yo para juzgar?”, tan celebrada en el mundillo LGBT.

Está el chileno Errazuriz. Cardenal chileno. Chile, donde toda la cúpula está llamada a declarar por el ministerio fiscal del país a cuenta del encubrimiento masivo de curas pedófilos. En Chile, por cierto, Francisco también dio muestras de sus curioso criterios de elección de prelados cuando se empeñó, contra el criterio del propio episcopado, en nombrar obispo de Osorno a Juan Barros, acusado de complicidad pasiva con Karadima. Fue la ocasión en la que Francisco llamó a las víctimas que protestaban contra el nombramiento “calumniadores”, aunque al final la presión pública le forzó a aceptar la tercera renuncia presentada por Barros.

Otro hombre fuerte del C9 es el cardenal Marx, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana que, por su cuenta y riesgo, hizo votar en asamblea que los cónyuges protestantes de fieles católicos podían recibir la comunión en determinadas circunstancias, a lo que el Papa dijo primero que sí, luego que no y luego que depende.

Lo del Papa con los alemanes es cosa curiosa por demás. A poco de ser nombrado aconsejó la lectura de otro de sus teólogos de cabecera, el cardenal Walter Kasper, para quien “los dogmas nunca han dejado asentada definitivamente cuestión alguna”, entre otras opiniones de ortodoxia más que cuestionable.

Digo que es curioso no porque sea la alemana una de las jerarquías eclesiales más ‘avanzadas’ y críticas con la tradición eclesiástica, sino porque Francisco ha hecho famosas dos peticiones, dos deseos -una Iglesia pobre para los pobres y la atención a las periferias- y no hay Iglesia nacional a la que parezca más cercano que la alemana, entre las más ricas -como sociedad y como culto- y, desde luego, no especialmente tercermundista.

De los obispos americanos ‘apadrinados’ por McCarrick y elegidos por Francisco -Farrell, Tobin, Wuerl, Cupic- podríamos considerar al Papa meramente ingenuo o confiado. Si no fuera porque a Farrell -auxiliar de McCarrick en Washington, con quien vivió durante seis años en la misma casa- le ha nombrado, ni más ni menos que, prefecto para el megadicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, lo que suena casi a perfecto ejemplo de humor negro. A Tobin y a Cupich -ya saben, el hombre que cada vez que abre la boca sube el pan- les ha convocado para el presente sínodo, aunque el primero -“Nighty night, baby. I love you”- se ha excusado de asistir, queremos creer que por vergüenza torera.

Y llegamos al asunto que mantenemos en portada, de la pluma del gran vaticanista del National Catholic Register, Edward Pentin: LOS HOMBRES SELECCIONADOS PARA ELABORAR EL DOCUMENTO FINAL DEL SÍNODO AHORA EN MARCHA. Tampoco es que importe mucho: Baldisseri -otra ‘creación’ cardenalicia de Francisco- ya ha venido a reconocer indirectamente que el texto está redactado, y que los obispos y toda su cháchara aportarán, como mucho, puntualizaciones.

Podríamos seguir y seguir, desde el homosexualista jesuita Padre James Martin, estrella del pasado Encuentro Mundial de las Familias, partidario de cambiar en el Catecismo de la Iglesia Católica la expresión “intrínsicamente desordenado” -en referencia a la homosexualidad- por “diferentemente ordenado”; hasta el padre Thomas Rosica, asesor de la Oficina de Prensa vaticana en lengua inglesa, que recientemente aseguró que con Francisco la Iglesia entraba en “una nueva fase” -otra-, y que este Papa podía permitirse contradecir la Tradición porque estaba por encima de ella y de la Escritura.

Seguir pretendiendo que “todo está bien”, que el único problema de la Iglesia está en quienes la ‘atacan’ y que todo lo que nos choque de las actitudes de Francisco es porque “no lo hemos entendido bien” empieza a ser, muy seriamente, dejarse la cabeza en la puerta de la Iglesia para entrar en ella.

Carlos Esteban

sábado, 6 de octubre de 2018

Marx: el sínodo es una ocasión para replantear el celibato sacerdotal (Carlos Esteban)



El cardenal alemán Reinhard Marx, Arzobispo de Münich, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y miembro del consejo papal de cardenales (C9), volvió a plantear la conveniencia de abolir el celibato sacerdotal y pidió que se tratara la cuestión en el presente sínodo, junto con una actitud más ‘positiva’ hacia la homosexualidad.

“Creo que el Sínodo es una buena ocasión para tratar este asunto. Hay varias intervenciones al respecto, el tema está presente en todo el mundo”, ha dicho el cardenal Marx en rueda de prensa, con motivo de su participación en la inauguración del Master ‘Protección de los menores”, promovido por la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, informa la agencia ANSA.

Es un asunto recurrente con el que nos llevan preparando mucho tiempo, especialmente entre los prelados de la Iglesia alemana, vanguardia de todas las vanguardias en el pensamiento eclesial. De hecho, se da por hecho que ese es el verdadero ‘punto fuerte’ del Sínodo de la Amazonía, en el que los indígenas serán tan protagonistas como los jóvenes en la presente reunión de obispos: es decir, como mera coartada.

En este caso, el punto de partida es, naturalmente, los abusos sexuales. Sabiendo que son abrumadoramente homosexuales en naturaleza, resulta bastante absurdo relacionar el celibato sacerdotal con los abusos y, de hecho, el cardenal alemán es un hombre demasiado astuto como para hacerlo directamente.
 “Los expertos aseguran que no son el celibato en sí mismo, o la homosexualidad en sí, las causas de delitos de pedofilia, pero en realidad se trata de aspectos relacionados con otros, como la debilidad y la inmadurez, los que pueden llevar a los abusos”, dijo.
Y ahora viene el “pero”, naturalmente:
“Añaden los expertos que una cultura hostil a la homosexualidad puede llevar a las personas a esconderse y tal vez aumentar el problema”. 
Como ven, aunque no esté hablando directamente del sínodo LGBTI, el cardenal habla para él.
“En lo que a mí respecta -añadió- son cuestiones que a las que debemos enfrentarnos. No será aboliendo el celibato como resolveremos el problema, pero la sexualidad en general con todos sus aspectos son temas de los que podemos hablar a través de un diálogo positivo, también con los teólogos”.
El sínodo, ya lo hemos dicho, es, en general, secreto. Sabemos de él, de lo que se está diciendo, lo que quieren que sepamos porque, como ha advertido su secretario de comunicación, el inefable padre Antonio Spadaro, director del órgano jesuita ‘La Civiltà Cattolica’, los obispos pueden ‘discernir’ con mayor libertad sin la presión de la opinión pública

En este pontificado, ya se sabe, lo mismo y su contrario pueden ser lo mejor o lo peor según convenga: transparencia y ‘discreción’, denuncia y silencio, colegialidad y primacía papal; se trata de ‘discernir’, pero de discernir siempre en el mismo sentido.

El arte de birlibirloque que nos está anunciando Marx -y que aplicará este sínodo- es lograr que lo que, por lógica, debería llevar a una especial prudencia para atajar la penetración homosexual en el clero y evitar que siga avanzando, se utilizará para todo lo contrario: la normalización del estilo de vida LGBTI dentro de la Iglesia.

Carlos Esteban

domingo, 1 de julio de 2018

¿Marx y Francisco tuvieron un ruidoso altercado?



El cardenal de Múnich, Reinhard Marx, se reunió en privado el 11 de junio con el papa Francisco. Hablaron sobre la intercomunión, discutiendo -aparentemente- a gritos, en una forma que sus voces se escucharon en la oficina vecina.

Esta aseveración fue publicada por el periodista anti-iglesia Thomas Seiterich, al escribir el 28 de junio en la página web de la Conferencia Episcopal Alemana: katholisch.de. Seiterich habla sobre un altercado (“Krach”) entre Marx y Francisco.

Según Seiterich, Marx le presentó a Francisco declaraciones de “círculos conservadores de alto nivel”, con el fin de 
“explicarle las consecuencias públicas de su curso zigzagueante”.


miércoles, 27 de junio de 2018

Líneas guía pastorales sobre intercomunión, publica el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Alemana


Francisco permite la Intercomunión en Alemania, con su firma


Francis Allowed German Intercommunion With His Signature


The radical Munich Cardinal Marx met Pope Francis on June 11 and wrote a summary of the meeting which Pope Francis signed on June 12 with “F 12-6-18”. The signed text was published by the German bishops on June 27.

Marx’ summary states that the letter of Archbishop Luis Ladaria, the prefect of the Congregation for the Doctrine of the Faith, provides guidance and a framework for interpretation but “no instruction for the action of the Bishops’ Conference”.

Further, the Francis approved text states that the German guideline can be published as an "aid to orientation".

Only on June 21, Francis had stated that he had approved Ladaria’s letter according to which the guideline is “not mature” enough to be published.


TRADUCCIÓN

El radical Marx, cardenal de Múnich se encontró con el Papa Francisco el 11 de junio y escribió un sumario del encuentro con el Papa Francisco firmado como "F 12-6-18". El texto firmado fue publicado por los obispos alemanes el 27 de junio.

El sumario de Marx establece que la carta del arzobispo Luis Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, proporciona una orientación y un marco para la interpretación, pero "no instrucciones para la acción de la Conferencia Episcopal".

Además, el texto aprobado por Francisco establece que la guía alemana puede ser publicada como una "ayuda a la orientación".

Justamente el 21 de junio, Francisco había declarado que él había aprobado la carta de Ladaria, según la cual la guía no está lo bastante madura como para ser publicada