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martes, 26 de marzo de 2019

EFECTO RETARDADO (Capitán Ryder)



He comentado varias veces que, a mi modesto entender, es bastante peor para el futuro de la Iglesia Evangelii Gaudium que Amoris Laetitia. 
En la primera, Francisco quita la espoleta a dos bombas que con el tiempo explotarían, ¡y de qué manera!, en la Iglesia.
La primera hizo aparición en Amoris Laetitia, la segunda se ha mostrado en toda su crudeza las últimas semanas de la mano, ¡quien si no!, del Cardenal Marx, cercanísimo colaborador del Papa Francisco.
Ambas ideas fueron adelantadas por el propio Francisco en su primera entrevista al jesuita Antonio Spadaro en septiembre de 2013, ya formaban parte del programa de este pontificado.
La primera idea es la plasmada en los números 222-225 de EG.
Dice que “el tiempo es superior al espacio” y que “Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios. El tiempo rige los espacios, los ilumina y los transforma en eslabones de una cadena en constante crecimiento, sin caminos de retorno.”
Estas ideas, inicialmente confusas, se han ido aclarando por la plasmación que de ellas ha hecho Francisco.
Por un lado, no importa la situación actual de cada uno de nosotros sino el camino emprendido. Por ejemplo, en Amoris Aletitia le lleva a dar por bueno el divorcio y posterior adulterio si el que lo practica ha emprendido un camino, no sabemos cuál, que se pueda considerar positivo.
Por otro lado, se plasma en un optimismo en el progreso constante del ser humano, tanto material como espiritual, por el que este aumenta, sin vuelta atrás, su conciencia de sí mismo haciéndola más profunda. Muy en la línea de Theilhard de Chardin y, porque no decirlo de Juan XXIII.
Estas consideraciones se han puesto de manifiesto en el cambio realizado en el Catecismo sobre la pena de muerte o en la interpretación que hace del Concilio Vaticano II.
En la entrevista mencionada ya adelantaba “Ciertamente la comprensión del hombre cambia con el tiempo y su conciencia de sí mismo se hace más profunda. Pensemos en cuando la esclavitud era cosa admitida y cuando la pena de muerte se aceptaba sin problemas. Por tanto, se crece en comprensión de la verdad”.
Es decir, este progreso pone de manifiesto, según Francisco, dos cosas que le interesan especialmente:
  1. No hay retorno posible pues cada vez tenemos un conocimiento más profundo de nosotros…
  2. …Y de Dios, por lo que lo que ayer era blanco, léase pena de muerte, hoy puede ser negro.
Ese progreso constante puede obrar este milagro y muchos otros que veremos en el futuro.
¿Cómo se salva esta contradicción? Con la frase mágica del “mayor conocimiento de sí mismo”.
¿Cómo se apuntala? Con sus constantes apelaciones a la inexistencia de certezas, pues ese mayor conocimiento puede hacer que el hoy sea lo contrario del ayer.
En la misma entrevista afirmaba “Sí, este buscar y encontrar a Dios en todas las cosas deja siempre un margen a la incertidumbre. Debe dejarlo. Si una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza total y ni le roza un margen de incertidumbre, algo no va bien”.
Esta combinación permitirá cualquier cambio en la doctrina o liturgia de la Iglesia.
La segunda bomba, también expresada en EG, 32, es la siguiente:
Dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una conver­sión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evange­lización. El Papa Juan Pablo II pidió que se le ayudara a encontrar « una forma del ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva ».35 Hemos avanzado poco en ese sentido. También el papado y las estructuras centrales de la Iglesia universal necesitan escuchar el llamado a una conversión pastoral. El Concilio Vaticano II expresó que, de modo análogo a las antiguas Iglesias patriarcales, las Conferencias episcopales pueden « desarrollar una obra múltiple y fecunda, a fin de que el afecto colegial tenga una aplica­ción concreta ».36 Pero este deseo no se realizó plenamente, por cuanto todavía no se ha expli­citado suficientemente un estatuto de las Confe­rencias episcopales que las conciba como sujetos de atribuciones concretas, incluyendo también alguna auténtica autoridad doctrinal.37 Una exce­siva centralización, más que ayudar, complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera.
Este número de EG casi iguala a la Iglesia católica con la protestante, con una ligera matización. En vez del hombre protestante en la Iglesia operaría una especie de comunidad protestante delimitada por su Conferencia Episcopal que podría tener una doctrina distinta de la Conferencia vecina pues “una excesiva centralización, más que ayudar complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera”.
Hay que reconocer, al menos, la originalidad de Francisco. Desde el Vaticano II cualquier menoscabo de la liturgia o la doctrina se hacía atendiendo a “la pastoral”, ahora es debido a la “dinámica misionera”.
El caso es que, atendiendo a este número de EG, el Cardenal Marx ha decidido mover ficha. Ya lo hizo con la comunión a los cónyuges protestantes casados con católicos. Y ese ejemplo demostró cuál es la idea tanto de Francisco como de Marx, ratificando lo señalado sobre el número 32.
La propuesta fue llevada a la Conferencia Episcopal Alemana y fue refrendada por más de 50 de obispos. Sólo 7 se opusieron.
La respuesta de Francisco fue sorprendente: el tema no estaba maduro, si le traían una opinión unánime no habría problema. Nada que argumentar sobre sobre La Verdad, si se trata de una profanación o no, el sentido de ofrecer lo más valioso de la Iglesia a quien no cree en ello etc. Cualquier consideración sobre eso sobraba le bastaba con ¡todos a una!. Es decir, refrendaría lo escrito en EG, pues en cierto modo esa autorización afectaría a la doctrina aunque no sea doctrina en sentido estricto.
Adiós a la Universalidad de la Iglesia.
Estos días se ha dado un paso más, y ahora sí, se apunta ya directamente a la doctrina, en este caso moral, de la Iglesia.
La Conferencia Episcopal Alemana ha manifestado que revisará la doctrina moral de la Iglesia, refiriéndose a la contracepción, la cohabitación, la ideología de género y la homosexualidad. Decía el Cardenal Marx ·”las cosas no pueden seguir como hasta ahora”. Añadía un tema de disciplina, también a revisar, como el del celibato sacerdotal.
Ahí tenemos Evangelii Gaudium, las bombas a las que Francisco ha quitado la espoleta van haciendo explosión y transformando la Iglesia en una auténtica jaula de grillos.
Caos por todas partes.
Capitán Ryder
https://infovaticana.com/2019/03/16/el-cardenal-marx-anuncia-que-la-iglesia-alemana-revisara-la-moral-sexual/