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miércoles, 20 de abril de 2022

Niegan al cardenal Burke la entrada a las oficinas vaticanas por no estar vacunado (Carlos Esteban)



El portal norteamericano Church Militant asegura que el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, dio personalmente instrucciones para negar al cardenal norteamericano Raymond Burke acceso a las oficinas vaticanas por carecer del ‘pase verde’.

Mientras a lo largo y ancho del planeta se eliminan restricciones e incluso empieza cautelosamente a informarse sobre lo absurdo o contraproducente de muchas de las medidas que se han adoptado en estos dos últimos años contra la pandemia, el Vaticano sigue manteniendo un régimen draconiano y totalitario a este respecto.

Sin embargo, en el caso que nos ocupa, hay razones para sospechar que la prohibición de acceso al cardenal norteamericano Raymond Burke -uno de los dos firmantes supervivientes de las no respondidas Dubia sobre Amoris Laetitia- a las oficinas vaticanas pueda tener algo que ver con su posicionamiento público sobre la objeción de conciencia en torno a las vacunas contra el covid. No es normal que una persona que ha pasado la enfermedad, y goza por tanto de una inmunidad contra ella probablemente mayor que cualquier vacunado, tenga que someterse a esta inútil humillación.

Cuenta Church Militant que fuentes vaticanas han confirmado al portal que Burke, miembro del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, fue detenido recientemente en la entrada de las oficinas vaticanas porque no poseía un Pase Verde.

Carlos Esteban

Véase también el enlace siguiente de Secretum meum mihi

https://secretummeummihi.blogspot.com/2022/04/negada-entrada-del-cardenal-burke.html

sábado, 8 de enero de 2022

SOBRE EL TEMA DE LAS VACUNAS: Djokovic o Nadal, ¿QUIÉN TIENE RAZÓN?

 EL TEATRO DE WILL



DURACIÓN 10:47 MINUTOS (Ver a partir del minuto 4:10)

https://youtu.be/xNi5LPGfcCI


Además de ir directamente al enlace del teatro de Will (minutos 4:10 y siguientes) puede verse también en los siguientes videos, cortados a partir del original. Hay dos en lugar de uno porque Blogger no permite subir videos de gran peso.


Video 1/2  DURACIÓN 3:22 MINUTOS


Video 2/2 DURACIÓN 2:55 MINUTOS



miércoles, 5 de enero de 2022

NOTICIAS 5 de ENERO de 2022



EL DIESTRO

- El consumo de televisión en España se desploma

https://www.eldiestro.es/2022/01/el-consumo-de-television-en-espana-se-desploma/

- Si escuchan a esta enfermera valiente entenderán más cosas

Duración 15:20 minutos

https://www.dailymotion.com/video/x86sam0

ACTUALL

- Ahora ya es personal … Varios de mis seres queridos han sufrido daños graves por las llamadas ‘vacunas’


CONTANDO ESTRELAS

- Almudena Grandes y el baile de Almeida: así es como la izquierda ha domado al PP


INFOCATÓLICA

- El cardenal Hollerich pide que los no vacunados no puedan asistir a Misa en Europa


RESUMEN DE ESTA ÚLTIMA NOTICIA

El cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE) ha pedido que se exija un pasaporte Covid a todo aquel que desee acceder a los servicios religiosos en Europa, en lo que supone el último paso, por ahora, hacia un respaldo general de la Iglesia a unos controles más estrictos.


Pues bien: hay que decir lo siguiente:

1- Tanto los vacunados como los no vacunados contagian por igual a otras personas. Por lo tanto, el pasaporte Covid-19 no sirve para evitar más contagios.

2- La variante omicrón, que produce un número de asintomático que se acerca a la mitad de los contagiados, apenas provoca casos graves, siendo incluso menos mortal que algunas variantes del virus de la gripe.

3- No existe el menor respaldo canónico que justifique tratar a los no vacunados como fieles de segunda a los que se pueda negar algo tan elemental como asistir a la Santa Misa.

Selección por José Martí

lunes, 13 de diciembre de 2021

La vacunación contra la COVID-19, una gran mentira. Por José Antonio de la Fuente Cagigós




"No les tengáis miedo, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse, ni nada escondido, que no llegue a saberse.” (Mt, 10:26)

Decía Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Adolf Hitler y todo un maestro de la manipulación: “Miente, miente, miente, que algo quedará. Cuanto más grande sea una mentira, más gente la creerá”. ¡Qué razón tenía! ¡Cuánto hubiera disfrutado hoy!

Durante más de año y medio hemos podido ver cómo el mundo occidental, paradigma de la libertad, ha privado de ésta a sus ciudadanos, limitando no sólo su derecho a la movilidad sino también al de ser informados. Y lo cierto es que mirando hacia atrás no se comprende ni lo uno ni lo otro, excepto si lo que se pretendía (y se pretende) con dichas restricciones es el sometimiento de la población.

Decía Étienne de la Boétie (s. XVI) en su Discurso sobre la servidumbre voluntaria: “Es increíble ver cómo el pueblo, apenas se le somete, cae repentinamente en el olvido tan profundo de su libertad que le es imposible despertarse para reconquistarla: sirve tan bien y de tan buen grado, que al verlo se diría que no sólo perdió su libertad, sino que al mismo tiempo ganó su servidumbre”. Han pasado cinco siglos y seguimos igual o peor.

Si bien se puede comprender, hasta cierto punto, la limitación del movimiento de la población cuando todo esto comenzó, no se entiende porqué se le ha negado y se le sigue negando el derecho a la información. ¿Por qué se ha obviado a los profesionales que opinaban y opinan de manera contraria a las corrientes oficiales gubernamental y sanitaria? ¿Por qué no se les ha dejado ni se les deja hablar? ¿Por qué se les ha ninguneado? ¿Por qué se les calla? ¿Dónde ha estado el debate informativo? ¿Dónde está? ¿A nadie le parece extraño? A mí sí.

Muchos me tacharán de negacionista -término con el que se señala a quienes niegan la existencia del virus-, pero no lo soy. Tampoco soy tragacionista -término acuñado para definir a quienes se creen a pies juntillas todo lo que cuentan los medios de comunicación-. De estos hay muchos; la mayoría, diría yo. No soy ni lo uno ni lo otro. Yo me definiría como realista, pues me informo, analizo lo que veo y actúo en consecuencia. Así de simple. Eso es libertad, lo demás no.

Hay quienes dicen que se han vacunado por solidaridad y generosidad hacia los demás, y que quienes no lo han hecho, además de ser egoístas, son unos cobardes. Particularmente creo que eso no sólo es una burda patraña, sino que es una falacia para justificarse a sí mismos, porque la inmensa mayoría de los que se han inoculado, que no vacunado, lo han hecho por miedo; otros porque se han visto forzados a hacerlo; otros para poder viajar; el resto, lo desconozco.

Ya lo decía el poeta Virgilio en la Eneida: Timeo Danaos et dona ferentes -Temo a los griegos aun cuando traen regalos-. Y es que hay que desconfiar, máxime en un mundo donde el dominio de la información lo ostentan unos pocos y son ellos quienes deciden lo que está bien y lo que está mal, lo que se puede difundir y lo que debe permanecer oculto… 

En definitiva, vivimos en un mundo muchísimo más oscuro que el de aquella Edad Media a la que se le confirió el sobrenombre de “Edad Obscura”. Probablemente estemos viviendo un momento histórico sin precedentes y en un siglo que, de seguir así, podría pasar a la Historia como el Siglo de las Sombras. Señores, señoras y demás entes… ¡Despierten! Están adormecidos, anestesiados. Desconfíen, no se traguen todo lo que les dicen. Abran los ojos. Utilicen la Red (Internet) para bien y recuerden que “sólo quien busca encuentra; el resto, adocenado, se traga lo que le cuentan”. Me explico…

Durante el último año y medio hemos asistido a un continuo sinsentido informativo promovido por los medios de comunicación social -en especial, los más importantes-, que se han dedicado a manipular la información a su antojo para fomentar el miedo. Sí, porque la mayor parte de la población está aterrorizada por una enfermedad, la COVID-19 (provocada por el SARS-CoV-2), que dicen ha matado, a fecha de hoy, 6 de diciembre de 2021, a 5.274.642 personas en todo el mundo. 

Pero ¿es eso cierto? ¿Cuántas personas han muerto realmente por causa de dicha enfermedad? ¿Cuántas autopsias se han hecho para verificar que dichas muertes fueron causadas por la COVID-19? La Organización Mundial de la Salud (OMS) las prohibió desde el primer momento. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué los médicos no hicieron caso omiso a tal intromisión? ¿Quién es la OMS para decidir si se hacen o no autopsias, en especial cuando es la única forma de saber a qué nos enfrentamos, a qué se enfrentan los sanitarios? Son preguntas sin respuesta que a más de uno nos gustaría vislumbrar. Y a ustedes, ¿acaso no les interesa conocer la verdad?

Cuando se desencadenó el drama en España, a mitad de marzo de 2020, la mortalidad se disparó; pero no por la COVID-19 en sí misma, sino por una serie de factores que actuaron cual perfecto engranaje de un motor de coche que se deja en punto muerto, cuesta abajo y sin freno -el resultado nunca puede ser bueno-. Por aquel entonces, el Gobierno autorizó la celebración de manifestaciones feministas el 8 de marzo -se realizaron en toda la geografía española-, no prohibió el acto de VOX en Vistalegre y tampoco la asistencia a los partidos de fútbol de la liga profesional. 

Tan solo dos semanas después, cuando los contagios se habían multiplicado exponencialmente, se prohibió llevar a los hospitales a los ancianos enfermos que estaban en las residencias, negándoseles la asistencia -las residencias fueron aisladas-; también acudir a los hospitales si se presentaba alguna sintomatología, a no ser que se padeciera una patología realmente grave -siendo las consecuencias nefastas, en la mayoría de los casos, cuando finalmente iban, pues ya era tarde-. Además, parece ser que se hizo un uso excesivo de la ventilación invasiva (respiradores) para paliar las deficiencias respiratorias de los pacientes cuando con unas simples cánulas hubiera sido suficiente, disminuyendo el riesgo que conlleva la primera de las técnicas (véase ¿Demasiados respiradores? Médicos y científicos debaten sobre su uso excesivo en pacientes con COVID-19). En definitiva, murieron muchísimos más de los que debían haberlo hecho. Esa es la verdad.

Ahora otra verdad. ¿Para qué sirve la famosa prueba de reacción en cadena de polimerasa (PCR)? Para detectar la existencia de un virus en el organismo (véase Informe de revisión científica COVID-19, elaborado por Biólogos por la Verdad) pero no el coronavirus sino cualquier virus, incluso el de la gripe. Probablemente, por eso ahora han aumentado el número de los positivos, no por otra cosa; que estamos en época de gripe… Y por eso, el 21 de julio del presente año, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos alertaron a los laboratorios (Changes to CDC RT-PCR for SARS-CoV-2 Testing) que la PCR dejaría de ser válida a partir del 1 de enero de 2022, debiendo utilizar como método de diagnóstico cualquier otro test de detección de la COVID-19 de entre los autorizados con capacidad para detectar y diferenciar el SARS-CoV-2 de la gripe. ¡Vaya tela! 

Y aquí seguimos con la maldita prueba. Y para más inri, al parecer, las PCR que se han practicado y se practican en España se han estado realizando y se realizan amplificando la muestra entre 40 y 45 veces para detectar el maldito bicho; hecho que, de ser cierto, nos permitiría afirmar que dicha prueba no serviría para nada, porque sólo detecta fragmentos de virus -de cualquier virus- si es positiva a los 24 ciclos de amplificación, no siendo fiable, en ningún caso, por encima de los 35 (véase Estudio de la pandemia. Análisis científico independiente, del Dr. Sergio J. Pérez Olivero). Es decir, tan sólo serviría para aislar al paciente sin razón alguna, haciéndole la vida imposible a él, a sus familiares, amigos y conocidos… aumentando el número de casos positivos, contagios y fallecimientos por razón del coronavirus sin ser realmente cierto, pero acrecentando el miedo en la población.

Y ahora hablemos de la vacunación… perdón, la inoculación… -porque no nos engañemos, no se está vacunando a la población, sino inoculándola- ¿Para qué sirve? Pues para mí, en un gran número de casos, para provocar daños irreversibles innecesarios; entre ellos, la muerte. Más adelante veremos porqué… Mientras tanto, sepan ustedes que los cuatro productos que en el mundo occidental se están utilizando para inocular a la población son terapias génicas -los de ModeRNA y Pfizer-BioNTech están elaborados con tecnología de ácido ribonucleico mensajero (ARNm); los otros dos con vectores víricos de adenovirus recombinantes, tanto de chimpancé -AstraZeneca- como de ser humano -Janssen-; y ninguno de ellos ha sido aprobado oficialmente como vacuna

Es más, los gobiernos han firmado pliegos de descargo con los laboratorios farmacéuticos que los producen, eximiéndoles de todo tipo de responsabilidad ante cualquier efecto adverso que se produzca como consecuencia de su inoculación en los seres humanos. Pues bien … estamos en diciembre de 2021, ya vamos por la tercera dosis (de Pfizer) y nos encontramos en ciernes de una cuarta, quinta, sexta y sucesivas; pero no porque lo diga yo, sino porque lo dice la Unión Europea, que propone que el famoso pasaporte COVID caduque a los nueve meses, de manera que quien lo quiera tendrá que inocularse periódicamente. Tristemente, habrá muchísima gente que lo haga sin dudarlo. Ahora los datos…

A 20 de noviembre, sólo en Europa, Pfizer tenía declarados unos 1.323.370 casos adversos, ModeRNA 390.163, Janssen 101.732 y AstraZeneca más de 1.075.335. Según EudraVigilance -sistema de gestión y análisis de la información sobre posibles reacciones adversas a medicamentos autorizados o en estudio en ensayos clínicos en el Espacio Económico Europeo (EEE)-, entonces ya había en Europa 31.014 muertes y 2.890.600 reacciones adversas como consecuencia de la inoculación de los productos farmacéuticos mencionados con antelación; siendo 1.355.192 de ellas (46,88%) realmente serias; entendiéndose como tales aquellas que podrían terminar en defunción, hospitalización o dar lugar a una afección médica importante, así como a una discapacidad o incapacidad persistente o significativa.

Por otro lado, a fecha 26 de noviembre, VAERS -sistema donde se recoge la información sobre efectos adversos provocados por vacunas en los Estados Unidos- mostraba 927.740 casos de efectos adversos como consecuencia de la inoculación de Pfizer, ModeRNA y Janssen (entre ellos, pericarditis, miocarditis, síndrome de Guillain-Barré y trombosis con síndrome de trombocitopenia); además de 20.920 muertes.

El pasado 28 de octubre, hace tan solo cinco semanas, la prestigiosa revista médica “The Lancet” publicó un estudio (Community transmission and viral load kinetics of the SARS-CoV-2 delta (B.1.617.2) viarant in vaccinated and unvaccinated individuals in the UK: a prospective, longitudinal, cohort study) en el que se afirma que el coronavirus afecta, por igual, a personas vacunadas y no vacunadas, que las primeras no sólo pueden ser portadoras del virus sino que también pueden transmitirlo y que la carga viral cuando se contagian es la misma que la de las personas sin vacunar. 

Si esto es así, ¿cuál es la ventaja de inocularse con Pfizer, AstraZeneca, Janssen o ModeRNA? ¿Para qué sirven estos productos exactamente? Los que se han inoculado dicen que para disminuir los efectos de la enfermedad y no saturar los hospitales, pero lo cierto es que las cifras oficiales no coinciden con las que nos cuentan los medios informativos. Veámoslo…

Si uno realiza un seguimiento de los datos oficiales publicados por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, se dará cuenta de que, efectivamente, nos están tomando el pelo. El último informe al que se puede acceder a la hora de escribir este artículo se corresponde con la Actualización nº 517. Enfermedad por el coronavirus (COVID-19). 03.12.2021. En él vienen recogidos datos muy interesantes, como, por ejemplo, la incidencia acumulada (IA) en España durante los últimos 14 días (104 por cada 100.000 habitantes; es decir, un 0,104%), o el porcentaje de camas ocupadas por pacientes con COVID a nivel nacional (8,84%). 

Todo un infierno, ¿verdad? Pero ¿en realidad tienen la COVID-19?, porque los datos que se muestran en estos informes proceden de los resultados de un diagnóstico efectuado mediante prueba PCR, que no es específica para detectar el SARS-CoV-2, sino que sirve para delatar la presencia de cualquier tipo de virus. Al margen de lo anterior, no todas las actualizaciones contienen el mismo tipo de información. Por ejemplo, la Actualización nº 516 muestra datos relativos a “vacunados” contagiados en sus tablas 7 y 8. En ellas aparece reflejado que entre el 27 de septiembre y el 21 de noviembre fueron notificados 120.811 contagiados con, al menos, una dosis de “vacunación”, siendo 90.017 los que tenían la pauta completa; y de todos estos “vacunados” contagiados, 6.770 fueron hospitalizados, 732 ingresados en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y 634 fallecieron. Y de esto no habla nadie, ni en España ni en ningún otro país -al menos, hasta donde yo sé.

Y así, poco a poco, día a día, nos han vendido que, durante los últimos meses, a la par que los inoculados aumentaban, los contagiados disminuían -todo gracias a la maravilla de la “vacunación”-. Sin embargo, ahora que la temporada de gripe está aquí, a pesar del número de inoculados -mayor que en verano-, el número de casos vuelve a aumentar, le echan la culpa a los no inoculados y comienzan nuevamente los confinamientos. ¿No les resulta todo esto un poco extraño? Sumemos dos más dos: 

(1) estamos en época de gripe (y catarros); 
(2) se sabe a ciencia cierta que la prueba de la PCR no es válida para diagnosticar la COVID-19, pues no la diferencia de una gripe -como ya se ha explicado con antelación-; 
(3) los “inoculados” se pueden contagiar; y 
(4) los “inoculados” pueden contagiar”. 

Ergo, probablemente el repunte no sea sino consecuencia de una mera gripe estacional que, curiosamente, hizo un parón existencial el año pasado gracias a las mascarillas que usábamos para evitar contagiarnos de la COVID-19 sin conseguirlo. Todo un contrasentido, ¿no les parece?

¿Y qué me dicen de las variantes? ¿No les parece extraño que aparezcan variantes de un virus que no ha sido aislado todavía? Desde que todo esto comenzó -en marzo de 2020-, ya tenemos unas cuantas, y no son pocas: alfa (B.1.1.7), beta (B.1.351), gamma (P.1), delta (B.1.617.2), lambda (C.37), mu (B.1.621), kappa (B.1.617.1), iota (B.1.526), eta (B.1.5259)… Y ahora una nueva, ómicron, con origen en “¿Sudáfrica?” que, al parecer, tiene una gran capacidad para mutar… Pero no se preocupen, porque al día siguiente de darse a conocer su existencia Pfizer aseguró que en 100 días tendría la vacuna preparada para combatir esta nueva cepa. Todo está controlado; con otro pinchazo todos contentos.

Y en eso estamos, no sólo en que se “vacune” el mayor número de gente sino en inocular a todos porque sí, eludiendo la Resolution 2361 (2021) Covid-19 Vaccines: ethical, legal and practical considerations de la Asamblea del Parlamento Europeo, emitida el 27 de enero de 2021, donde se pide encarecidamente a los estados miembros y a la Unión Europea, entre otras cosas:

(1) asegurar que los ciudadanos estén informados de que la vacunación no es obligatoria y que nadie padezca presiones políticas, sociales u otras para ser vacunado, si no desea hacerlo personalmente; 

(2) velar por que nadie sea víctima de discriminación por no haber sido vacunado;

(3) difundir con total transparencia informaciones sobre la seguridad y los eventuales efectos indeseables de las vacunas; y 

(4) comunicar de forma transparente el contenido de los contratos con los productores de vacunas y hacerlos públicos para su examen por los parlamentarios y el público.

Antes de finalizar, permítanme un inciso en relación con los excesos de mortalidad en España durante los dos últimos años, porque creo que analizar este dato es esencial para estudiar la gravedad de la situación que hemos vivido durante todo este tiempo. Para ello, echaremos un vistazo al último Informe MoMo elaborado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) -asociado al Ministerio de Ciencia e Innovación-, que data del 23 de noviembre. A la simple inspección del gráfico que aparece en su primera página, del cual se muestra una copia elaborada a partir de los gráficos interactivos disponibles en su Web -Mortalidad por todas las causas. España-, se observan tan solo cuatro periodos donde la mortalidad puede considerarse muy por encima de lo normal (con tasas superiores al 10,5%), siendo realmente excesiva únicamente al inicio de la pandemia; concretamente, entre el 10 de marzo y el 9 de mayo de 2020 -justo después del famoso 8 de marzo-, cuando el número de las muertes (118.137) excedió al de las estimadas (71.502) en un 65,2%. 

Sin embargo, en dicho informe, donde no consta análisis alguno -tan solo se exponen los datos oficiales proporcionados al ISCIII-, no se dice nada acerca de los períodos en que las cifras de las defunciones fueron inferiores a las estimadas o, simplemente, se mantuvieron dentro de la normalidad, y también los hubo, como puede observarse en el gráfico. Y es que, si lo hiciera, tendría que hacer constar que lo normal es que haya muchas más muertes en invierno que en cualquier otra época del año, tal como consta en el gráfico, donde, al margen del período mencionado, tan solo aparecen dos repuntes significativos, uno entre el 1 de septiembre y el 25 de diciembre de 2020 (otoño) y otro entre el 4 de enero y el 13 de febrero de 2021 (invierno); curiosamente, coincidentes con la época en que suele aparecer la gripe.


Al margen de lo anterior, si analizamos la misma gráfica para las defunciones entre la población menor de 65 años (también sacada de la Web mencionada con antelación), vemos claramente que las muertes que se han producido entran en el rango de la normalidad más absoluta.


Visto lo cual, me gustaría que alguien me explicara lo que está pasando y, por descontado, qué hay de verdad en lo que nos están contando.

Ya para terminar -porque lo que está ocurriendo da para escribir una historia muy, pero que muy larga-, en la página Web de Amnistía internacional Mi cuerpo mis derechos, este grupo de poder exige como derecho humano básico, “poder decidir sobre nuestra salud, nuestro cuerpo y nuestra vida sexual”. Lo mismo hacen los grupos feministas, que reclaman como derecho fundamental e inalienable hacer con su cuerpo lo que deseen (Mi cuerpo, yo decido). 

¿Dónde queda ese derecho para los que no desean inocularse, que no vacunarse? A ver si ahora resulta que para esto sí que puede haber “clases”.

En fin, espero haberles dado en qué pensar. Si lo he conseguido, habré logrado mi objetivo. Si no lo he hecho, tendré que volver a intentarlo. Que no se diga nunca que no hice lo posible por mostrarles un punto de vista diferente al de la versión oficial de carácter global.

Y no olviden nunca que “sólo quien busca encuentra; el resto, adocenado, se traga lo que le cuentan”.

José Antonio de la Fuente Cagigós

Pase sanitario o «green pass»: verde por fuera, rojo por dentro



La escalada de locura que estamos viviendo desde hace ya dos años hubiese sido impensable tiempo atrás, salvo para visionarios como Bradbury, Orwell o Benson, claro está.

Y menos que menos, en épocas de «libertad», «democracia» y «derechos humanos», flatulencias terminológicas si las hay. Pero la novela distópica continúa: hace tiempo que, lentamente, como si fuera una nueva variante, ha llegado el «pase sanitario» o «green pass» que, como una sandía, es verde por fuera y rojo por dentro. Un código que permite, a quienes lo tienen, evitar la sharia sanitaria a la que gran parte del mundo está sometido; un estricto certificado de sangre, intolerable para muchos en la segunda guerra mundial o en tiempos de la conquista de América.

Pero aceptable hoy en día.

Y el tema va más allá de si se está a favor o en contra de los ensayos experimentales a los que estamos sometidos, sino, al uso y abuso que se está haciendo de todo ello a riesgo de perder la propia libertad.

En el día de hoy, por ejemplo, se ha publicado en el Boletín Oficial de la República Argentina, una nueva «Decisión administrativa» (decreto encubierto) regulando el «pase sanitario» en lugares cerrados, eventos masivos, bailes, etc., quedando exentos, por no ser «de mayor riesgo», los templos. Ahora: ¿cuánto tiempo más va a durar esto? ¿cuál es el límite?

Atrás quedaron los hipócritas lemas de «mi cuerpo, mi decisión», el «respeto por todas las opiniones», la «libertad de expresión», etc., etc. La nueva dictadura continúa y muchos -aún varios bienpensantes- no logran entender que esto va más allá de un eventual problema médico. Esto sienta «jurisprudencia», como decimos en derecho.

– «¿Pero nadie lo había anunciado?» – dirá alguno.

Pues claro que sí: hace años que venimos diciendo que estas ideologías liber-progres que nos gobiernan, llevan, tarde o temprano a una verdadera dictadura; una dictadura mundialista con religión global y universal, con ritos, mandamientos y hasta inquisidores propios.

Que lo que está sucediendo va a terminar, tarde o temprano, estamos seguros: pero que, si no hay un dique contenedor todo irá de mal en peor, no hay duda. Y eso independientemente si uno sea pro-vacuna o contra-vacuna.

– «¿ Y qué hacer mientras tanto?».

Pues, primero, despertar; segundo, resistir y luego, levantar las cabezas.

Que esto se pone cada vez más interesante.

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi, SE

sábado, 11 de diciembre de 2021

La extraña "revolución" contenida en las vacunas Pfizer y Moderna ARNm



De una fuente más que confiable la confirmación de lo que ya hemos aprendido y apoyado, pero lamentablemente no recogido por la vulgata actual. Aquí el índice de artículos sobre Covid, vacunas y dictadura sanitaria.

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¿Vacunas o medicamentos? Las características de las vacunas ARNm hacen de las terapias génicas preventivas de Pfzer y Moderna medicamentos administrados a personas sanas. El debate que a veces surge en la prensa se refiere a un tema engañoso y complejo: ¿son las nuevas vacunas anti-Covid - Pfizer y Moderna - realmente vacunas o son parte de las nuevas terapias génicas?

La pregunta no es sólo de interés académico, sino también de interés legal. Una vacuna, como primera aproximación, se produce con el fin de proporcionar inmunidad adquirida activa contra un tipo particular de infección, para la cual no se dispone de tratamientos efectivos. Un fármaco, en cambio, es un producto -de origen natural o sintético- que interviene en la bioquímica del organismo, capaz de inducir cambios funcionales mediante una acción física o química.

Cabe destacar que las vacunas se administran a personas sanas con el objetivo de lograr un beneficio futuro (acción profiláctica). Los medicamentos se prescriben a personas enfermas con el objetivo de lograr su curación. En el primer caso es imperativo no comprometer una condición de aparente buena salud. En el segundo, se propone en cambio modificar la condición actual de la enfermedad.

Una vacuna se obtiene tradicionalmente "exponiendo" el virus - inactivado o "muerto" - al sistema inmunológico del huésped, que desarrollará una reacción inmunitaria compleja, produciendo una amplia gama de anticuerpos (y células T, que contienen el llamado " memoria inmunológica ") dirigida contra numerosos" objetivos "ofrecidos por los diversos componentes virales. Este procedimiento protege (parcialmente) de las llamadas variantes: incluso si uno de los objetivos cambiara, aún quedarían otros contra los cuales el organismo podría dirigir la reacción inmunológica.
Las vacunas Pfizer y Moderna son en realidad formas de "terapia génica", ya que se basan en la administración de un ácido nucleico - ARN mensajero- que, una vez que ha penetrado en las células humanas, transfiere una sola información: la necesaria para producir grandes cantidades de proteína Spike que, una vez reconocidas como "extrañas", activarán la correspondiente producción de anticuerpos. Por tanto, es un "tratamiento" destinado a modificar la información y la actividad genética de la célula.
El campo de las terapias génicas se ha expandido subrepticiamente en los últimos años, como lo reconocen numerosos artículos científicos y lo subrayan las declaraciones recientes de Stefan Oelrich, miembro del Consejo de Administración de Bayer. El advenimiento de nuevas tecnologías en ARNm brindó un salvavidas para la industria de la terapia génica, que había sufrido un severo revés debido a los fracasos y las severas restricciones impuestas por las regulaciones internacionales.

(Fig. 1. Ver leyenda en nota final)

Ahora, como reconoce Nature , gracias a la pandemia y la introducción (apresurada) de las vacunas de ARN, se pudieron sortear obstáculos para facilitar la aceptación de la nueva tecnología (ver Harries L. " Es hora de que los científicos griten sobre las terapias de ARN ". naturaleza 2019 Oct;. 574 (7778)).

Todo esto tiene enormes implicaciones, tanto desde el punto de vista normativo como científico. Desde un punto de vista legal, la equiparación de terapias con ARNm a vacunas permite facilitar enormemente su introducción en el mercado farmacéutico, saltándose la verificación de posibles efectos secundarios, como mutagénesis y carcinogénesis, que normalmente no se tienen en cuenta. con vacunas (ni Pfizer ni Moderna han realizado tales estudios y lo han declarado explícitamente).

Además, la autorización de comercialización de vacunas y medicamentos está sujeta a una normativa diferente, que se simplifica sustancialmente en cuanto a vacunas y que asegura a las empresas una especie de franquicia en cuanto a efectos adversos. Los efectos secundarios, graves o leves, son admisibles en el curso de una enfermedad, pero se vuelven inaceptables si la terapia se impone a personas que gozan de buena salud. Es un hecho que muchas preguntas pertinentes a la seguridad de las vacunas de ARNm siguen sin respuesta hasta el día de hoy, como lo denuncia el British Medical Journal (ver Tanveer S, Rowhani-Farid A., Hong K., Jefferson T., Doshi P., “ Transparencia de los ensayos de la vacuna Covid-19: decisiones sin datos ”, BMJ Evid Based Med. 2021, 9 de agosto).

Que estas vacunas sean en realidad otra muy distinta explica la renuencia de los gobiernos a imponer la llamada obligación de vacunación, que no podría justificarse en el caso de las "terapias", terminando exponiéndolas a graves repercusiones de carácter legal, si no delictivo. .

En segundo lugar, la facilidad con la que es posible "construir" in silico (término utilizado por los científicos para describir el modelado, simulación y visualización de procesos biológicos y médicos en computadoras. Medicina in silicoes el resultado de los avances en informática médica durante los últimos 20 años. -ndr) una vacuna ARNm está seduciendo a muchos investigadores que ya están pensando en utilizar esta estrategia para preparar vacunas ad hoc para cualquier enfermedad

Estaba escrito claramente que "Las vacunas de ARNm, desarrolladas y aprobadas en unos pocos meses, representan un gran avance en el campo de la terapia génica, que hasta ahora había luchado por obtener las autorizaciones necesarias debido a un gran número de científicos escépticos y conservadores y por preocupaciones sobre su seguridad […] Aunque estas dos vacunas no son los primeros medicamentos aprobados que utilizan materiales genéticos como ingredientes activos, ahora son un hito en la historia de la medicina moderna y podrían cambiar el enfoque de la farmacología para siempre. 

Este resultado ofrece nuevas soluciones revolucionarias para muchas enfermedades. En un futuro próximo, anticipamos el desarrollo de tratamientos basados ​​en ARNm para una amplia gama de enfermedades, como trastornos hereditarios, diabetes tipo 1, cáncer y VIH. Muchas otras vacunas de ARNm pueden prevenir enfermedades infecciosas y epidemias al ser escalables, reproducibles, versátiles y adaptables con diferentes variantes de virus "(Abu Abed OS,"Vías de terapia génica y vacunas Covid-19 ", Genes Immun. 2021 junio; 22 (2): 120-124).
El objetivo es claro: suplantar el aparato farmacológico tradicional con medicamentos de ARN (o ADN) construidos por computadora (basados ​​en secuencias). Esta deriva es peligrosa, no solo porque pretende revolucionar el enfoque farmacológico clásico en ausencia de fundamentos científicos válidos, sino porque acabaría concentrando la posibilidad de producir fármacos en manos de unas pocas multinacionales.
Si esto es lo que está en juego, es fácil comprender por qué los medios de comunicación y de información más difundidos niegan tan tenazmente que las nuevas vacunas sean formas de terapia génica. Y también se entiende que la comercialización de estas vacunas podría haberse realizado sin suscitar esas protestas y la desaprobación - científica y política - en la que han incurrido otros medicamentos introducidos en el mercado sin las debidas precauciones 

(Ver Doshi P., " Will Covid - ¿19 vacunas salvan vidas? Los ensayos actuales no están diseñados para decirnos ", BMJ 2020 21 de octubre; Qiu T., Wang Y., Liang S., Han R., Toumi M.," The impact of Covid-19 on the Industria de terapias celulares y génicas: interrupciones, oportunidades y perspectivas de futuro”, Drug Discov Today. Octubre de 2021; 26 (10): 2269-2281; Van Spall HGC., “ Exclusión de mujeres embarazadas y lactantes de los ensayos de la vacuna Covid-19: una oportunidad perdida ”, Eur Heart J. 21 de julio de 2021; 42 (28): 2724-2726).

Creemos que estas preocupaciones merecen ser abordadas racionalmente en la ciencia y el derecho, sin esconderse detrás de la pantalla de consignas y propaganda. Está claro para todos  por ahora que las vacunas de ARNm ofrecen una protección limitada, que desaparece en 3-5 meses. Nunca se ha detectado nada parecido con las vacunas tradicionales. Una prueba más de cómo el principio de realidad siempre triunfa sobre la ideología.

Mariano Bizzarri * - Fuente
* (Roma, 1957), oncólogo, es investigador del Departamento de Medicina Experimental de la Universidad La Sapienza de Roma y director del laboratorio de Biología de Sistemas del mismo departamento.
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Fig.1 - Leyenda. Las vacunas de ARNm transfieren la información genética necesaria para la síntesis de la proteína Spike a las células, que es producida en grandes cantidades por las células del huésped. Estas proteínas, reconocidas como extrañas, estimulan la respuesta inmune produciendo anticuerpos dirigidos exclusivamente contra un único objetivo: la proteína Spike. Si esto cambiara, como sucedió con la variante Delta, la vacuna perdería gran parte de su efectividad. Una vacuna tradicional, por ejemplo obtenida con virus inactivados, estimula en cambio la producción de anticuerpos dirigidos contra varios y numerosos objetivos. Si incluso uno de estos cambiara, la respuesta seguiría siendo eficaz porque aún se mantiene hacia los objetivos residuales.

jueves, 9 de diciembre de 2021

El episcopado austriaco se alinea con el Estado para discriminar a los no vacunados



Hay una modalidad de ‘descarte’ de personas que se hace cada día más descarada, oficial y multitudinaria, de la que participa la jerarquía eclesial en lugares como Austria, y contra la que el Papa no tiene nada en absoluto que decir. Nos referimos a la exclusión de los que se niegan a vacunarse contra el coronavirus.

El caso más paradigmático es el de Austria, tanto por ser la primera democracia occidental que obliga a vacunar con COVID-19 a toda su población adulta, y los objetores de conciencia se enfrentan a multas de 3.600 euros (4.080 dólares) al día y a penas de cárcel si se niegan a pagar las sanciones prohibitivas, como por su cultura fuertemente católica, como vieja sede del Sacro Imperio.

Allí la nueva ley, que entrará en vigor el 1 de febrero de 2022, permanecerá activa durante tres años, modificará la estricta legislación austriaca sobre protección de datos para permitir la vinculación de los registros sanitarios electrónicos privados con los registros de vacunación centralizados y afecta a los niños hasta los 14 años, de cuyo acatamiento responderán los padres.

Ante esta vulneración sin precedentes de innumerables leyes, tratados y convenciones internacionales, la iglesia nacional tenía que pronunciarse, y lo ha hecho con el habitual acto de equilibrismo moral al que empezamos a estar acostumbrados. Por un lado, los obispos parecen apoyar los derechos individuales al calificar la «vacunación obligatoria» como una «grave injerencia en la integridad física y la libertad de la persona», y, por otro, los obispos se contradicen al ofrecer al Estado carta blanca sobre la autonomía corporal.

Los obispos añaden que la vacunación obligatoria «sólo es admisible si se han agotado todas las demás posibilidades, teniendo en cuenta la proporcionalidad, para proteger a la población -en caso de pandemia-, el sistema sanitario y, por tanto, la vida humana».

Los obispos instaron a los católicos a vacunarse, citando la declaración del Papa Francisco de que «la vacunación es un acto de caridad.» Dado que «los llamamientos anteriores no han sido suficientes», se justifica la obligación legal del Gobierno de obligar al pinchazo, argumentan los obispos.

Carlos Esteban

Razones por las que desaconsejo la “vacunación” obligatoria


UN ARTÍCULO QUE HAY QUE LEER SI QUEREMOS DESPERTAR


Antes de empezar a exponer mis razones por las que desaconsejo la vacunación obligatoria diré que, a pesar de que no soy médico ni biólogo ni experto en ningún tema sanitario, creo que tengo la suficiente formación intelectual en otros campos, como para poder diferenciar entre lo que es lógico y lo que no lo es. Por esta razón no entraré en ningún argumento científico de orden sanitario, para no caer en la red de aquel médico cuya carta tuve ocasión de leer y que nos catalogaba a todos los que opinábamos de este tema sin pertenecer al ámbito sanitario de IMBÉCILES; pero sí en un análisis lógico de la realidad en la que estamos inmersos porque creo que cualquier persona formada tiene derecho a hacerlo. También quisiera decir que no niego la existencia del virus aunque, como afirma el premio nobel Montagnier, creo que ha sido creado a partir de otro ya existente manipulado artificialmente.


EXPOSICIÓN DE RAZONES

- No hay debate público, abierto y plural en los medios de comunicación de masas sobre la necesidad o no de someterse a este tratamiento. Sencillamente se han acatado, por parte de prácticamente todos los dirigentes políticos del mundo, las decisiones de un organismo, la OMS, cuando menos muy controvertido, dirigido por una persona de pasado oscuro en Etiopía, al que financia el partido comunista chino y las grandes farmacéuticas (BIG PHARMA), y que constantemente ha incurrido en decisiones contradictorias a lo largo de estos últimos ya casi 2 años de “PLANDEMIA”. Sencillamente, a los que no comulgamos con la verdad oficial se nos tacha de “negacionistas” cuando en realidad los negacionistas son aquellos que niegan cualquier debate sobre la verdad.

- Poco antes de la organización de todo este circo mediático se cambiaron los requisitos, por parte de la OMS, para calificar una epidemia como pandemia. Lo que toda la vida había sido una condición “sine qua non” para declarar pandemia, que no era ni más ni menos que el % de incidencia en la población, ahora se ha cambiado, cómo no, por la globalización de la enfermedad. Es decir, basta con que aparezca en varios sitios del mundo a la vez, (lo que es muy fácil hoy día de provocar) aunque sea con un % de incidencia muy bajo, para declararlo pandemia. Desde luego lo que no se puede negar es que con este nuevo concepto de pandemia es más fácil extender EL MIEDO Y EL PÁNICO en la población y mantenerla sumisa a una serie de medidas que incluso quiebren sus derechos básicos más inalienables.

- Nadie, ni farmacéuticas, ni gobiernos, ni personal sanitario alguno, ni siquiera las aseguradoras se hacen responsables de los efectos secundarios de este tratamiento a corto, medio y largo plazo. Para muestra vale un botón: invito a cualquiera que no se haya vacunado, o que lleve una dosis y quiera inocularse la segunda o la tercera o las que en lo sucesivo vendrán, a que solicite a su médico o personal sanitario o entidad sanitaria pertinente, que le prescriba con receta el tratamiento; eso sí, con firma, sello y número de colegiado y que exija el consentimiento informado, es decir, que le informen de la composición exacta de lo que le van a inocular y las posibles reacciones adversas. Verán que sorpresa se llevan. Nadie firmará. Qué raro, ¿no?.

- Una vacuna, por definición, proporciona inmunidad contra una enfermedad. Este tratamiento, ya está aceptado incluso por el establisment médico/farmacéutico, que no inmuniza contra nada y ya están hablando de sucesivas dosis. No quiero convertirme en cobaya de un tratamiento experimental que no protege de forma efectiva y permanente contra nada y no quiero tomar un tratamiento médico de por vida contra un virus que estas inyecciones ni siquiera previenen.

- No confío en la demonización brutal y sistemática que se ha hecho por parte de los gobiernos y los medios de comunicación de masas de los tratamientos alternativos a esta “vacuna” como son, la ivermectina y el dióxido de cloro, ya comprobada su eficacia al 100% contra este virus en varios países sudamericanos cuya incidencia ya roza el cero y las recuperaciones el 100% . Pero de esto no sabemos nada por los medios de comunicación de masas en España, todos bien untados por el gobierno.

- El establisment médico/farmacéutico no sabe los efectos a corto, medio y largo plazo. Entonces, por qué tanta prisa en inocular a la población con un tratamiento que ya ha provocado decenas de miles de efectos secundarios graves y la muerte a miles de personas. Sabemos que Bill Gates es uno de los magnates más importantes de la industria farmacéutica y todos conocemos sus declaraciones sobre la sobrepoblación del mundo y su drástico remedio. No les creo.

- ¿Debo arriesgar mi vida con un tratamiento del que nada se sabe de los riesgos futuros que puedo correr cuando ellos, los ejecutivos de las grandes farmacéuticas, se sabe que no se han vacunado alegando que “se sacrifican generosamente para que la vacuna llegue a más personas”. Puesto que no soy idiota, no confío en ellos ya que no arriesgan nada.

- A propósito del debate que debiera surgir pero que no lo consienten ni los gobiernos ni los medios de comunicación bien untados por ellos, han surgido por todo el mundo distintos grupos de “profesionales por la verdad”; “médicos por la verdad”, “abogados por la verdad”, …etc , con el único fin de esclarecer la verdad de todo este circo mediático mediante un debate público en los medios. En vez de facilitarlo, lo que han hecho los medios es demonizar a estos colectivos, insultarlos, estigmatizarlos, y postergarlos en sus respectivos trabajos, muchos han perdido su empleo por esta causa, encasillarlos con el adjetivo de “negacionistas”, llamarles asesinos, egoístas, irresponsables, que debieran ser confinados y demás lindezas para provocar su muerte profesional. Pero al campo, al fin y a la postre, no se le pueden poner puertas y la verdad al fin resplandecerá tarde o temprano. Me fío mucho más de estos colectivos que son capaces de arriesgarlo todo, su profesión, su vida, sus familias, su prestigio por el resplandecimiento de la verdad, que no de estos magnates de las farmacéuticas que ya tienen un largo historial de multas por prácticas amorales y catástrofes provocadas por sus tratamientos milagro en muchas partes del mundo, sobre todo en África y Asia. Para muestra un botón: PFIZER ha sido multada con más de 6.000 millones de dólares durante los últimos 30 o 40 años, no recuerdo bien ahora, por este tipo de prácticas a las que me he referido antes.

- Otra cuestión importante, generalmente aceptada por el público, es la ausencia de autopsias en las muertes para distinguir quienes han muerto con COVID o por COVID. ¿por qué se prohibieron las autopsias?.¿Tal vez porque se habría descubierto que muchas de las muertes se habrían producido no por COVID sino con COVID por patologías previas?. No lo sabremos. Lo cierto es que un tanto por ciento altísimo de personas fallecidas eran personas de más de 75 años con patologías previas muchos de ellos abandonados en sus residencias de ancianos.

- Otro tema sin aclarar es el de las famosas PCR de las que el propio descubridor Kary Mullis, ya fallecido, ha comentado en repetidas ocasiones su inutilidad para detectar cualquier tipo de virus, y que convenientemente manipuladas en cuanto a los ciclos por segundo a las que se realicen pueden dar positivos a todas luces falsos. Es decir es una herramienta que convenientemente manipulada sirve para aumentar o disminuir la incidencia de la enfermedad según convenga para una buena dosificación de miedo y pánico en la sociedad. ¿Hasta cuándo va a guardar silencio el gremio sanitario?

- Se están ignorando los efectos secundarios de estos tratamientos cuando se sabe ya que los producen y en cantidades significativas, pero como no se cuentan en los medios de comunicación o cuando se hace no se atribuyen a la inoculación del tratamiento, el resultado es que al contarse sólo algunos de forma aislada e intermitente y sin causalidad, la población no los correlaciona con la inoculación de la “vacuna”. Como dato significativo diré que en este último año y medio transcurrido se han producido muertes por síncopes, problemas de miocarditis, infartos y otros motivos médicos entre deportistas de élite sin patologías previas aparentes, con una incidencia del 150% más que lo producido habitualmente. Es decir, si en un año normal, por ejemplo, morían en todo el mundo 20 deportistas de élite, en este último periodo “plandémico” se han producido 50 casos de desvanecimiento, en algunos casos con resultado de muerte, sin que sepamos por qué pero al parecer todos estaban ya vacunados.

- Por último, aunque tengo bastantes más razones para desaconsejar la “vacunación”, diré que jamás en mi vida, y tengo casi 70 años, vi semejante campaña de marketing pro-vacunación. Ha sido bestial el bombardeo a los cerebros de las personas a través de los medios de comunicación que sistemáticamente han abierto todos los días sus informativos con más de un cuarto de hora acojonando, permítaseme la expresión, al personal para después poner la “vacuna” como remedio infalible para inmunizarse aunque el paso del tiempo ha demostrado la gran falacia, ya que la “vacuna” ni inmuniza ni protege del contagio y ya se habla de tercera dosis, con la que ya se han inoculado al parecer más de 4 millones de personas en España, y de dosis posteriores semestrales de recuerdo. 

O sea, dependencia total y absoluta de por vida de las farmacéuticas y GRAN NEGOCIO ASEGURADO PARA ELLAS, SUS VOCEROS POLÍTICOS Y LOS MEDIOS.

Sebastián Bel Bravo 

lunes, 6 de diciembre de 2021

Juan Manuel de Prada no lo puede decir más claro, ¡a ver si se enteran de una vez!



La pregunta es muy sencilla: Si tu te sientes protegido, ¿qué problema tienes con lo que yo haga? O más fácil todavía: ¿te sientes estafado y piensas que psicológicamente estarías mejor con aquello de “mal de muchos consuelo de tontos”? Puede que sea una mezcla de las dos preguntas, puede que los que hayan caído en la trampa puede que sea una mezcla esté entre los que son demasiado tontos y piensan que su gobierno les protege, o demasiado simples y piensan que todo el mal que ellos sufran será menor cuanta más gente lo padezca de una forma idéntica.

El caso es que nos encontramos en un momento en el que muchos pensaron que pincharse era la solución, pero ahora no están demasiado convencidos, o siguen convencidos del asunto y piensan que el problema es de los demás. Pero la realidad de todo lo que está sucediendo es el gran ejemplo que ha puesto el periodista y escritor, Juan Manuel de Prada: ¿No será que el problema son los agujeros de tu paraguas y no el hecho de que yo no lo lleve? Al fin y al cabo, el problema es mío si me mojo. ¿Y si a mi eso no me preocupa?

Escuchen con atención porque nos encontramos en un momento un tanto extraño. Miren que no ha sido el sentido común el más común de los sentidos últimamente, pero lo que estamos viendo ahora es absolutamente estúpido.

Duración 1:15 minutos

domingo, 28 de noviembre de 2021

La pandemia está quitando las caretas a muchos que presumían de ser demócratas





Las crisis suelen poner a prueba la templanza de las personas, y la que estamos viviendo también está retratando la idea de democracia que tienen muchos.


Los atropellos del gobierno que el TC ha declarado inconstitucionales

Este mismo año hemos visto al Tribunal Constitucional (TC) dictando tres sentencias que confirman que el gobierno, el PSOE y Podemos violaron la Constitución y derechos fundamentales con la excusa de combatir la pandemia. Concretamente, el TC ha señalado que el gobierno socialista-comunista suspendió ilegalmente el derecho de circulación y el derecho de reunión en el primer estado de alarma, al utilizar ésta herramienta y no el estado de excepción (que habría permitido un mayor control parlamentario).

Así mismo, el TC sentenció que el PSOE y Podemos violaron el derecho fundamental de participación política al suspender ilegalmente la actividad parlamentaria durante el primer estado de alarma, algo que la Constitución no permite hacer ni siquiera durante un estado de excepción o de sitio. Finalmente, el TC declaró inconstitucional la limitación del derecho de circulación en horario nocturno y la delegación de las funciones del gobierno en las comunidades autónomas durante el segundo estado de alarma del año pasado.

La desfachatez de Sánchez: no dimite e incluso dice que lo volvería hacer

Que el TC haya confirmado ya en tres ocasiones que el gobierno se saltó la Constitución y violó derechos fundamentales de los españoles es algo muy grave y el presidente del gobierno ya debería haber dimitido por ello. Sin embargo, nadie del gobierno ha pedido siquiera disculpas por pisotear así nuestros derechos y nuestra Carta Magna. Es más: hace un mes, Sánchez dijo sin tapujos que lo volvería hacer, una cínica declaración que justificó afirmando que el confinamiento salvó cientos de miles de vidas. Es decir, que vino a decir a las claras que el fin justifica los medios y que violar la Constitución y los derechos de los españoles está bien cuando él lo diga. Un pisoteo descarado del Estado de Derecho.

El servilismo de muchos medios de comunicación ante el poder político

Es algo pasmoso y alarmante que un presidente de gobierno de un país democrático se comporte como un dictador, algo cada vez más frecuente desde que Sánchez llegó al cargo de la mano de comunistas, proetarras y separatistas, pero algo así podría ser, al menos, contrapesado por los mecanismos que tiene la sociedad para denunciar los abusos de poder. Lamentablemente, uno de esos mecanismos está fallando estrepitosamente y se ha dejado comprar miserablemente por las ayudas públicas ofrecidas por el gobierno. Me refiero a los medios de comunicación, que en muchos casos se han sumado a la cínica justificación de los atropellos antidemocráticos del gobierno. Esta crisis sanitaria no está dejando sólo en evidencia la clase de gobierno que tenemos, sino también la clase de medios que hay en España: en muchos casos se comportan como simples bufones al servicio del poder político, sin ningún rubor.

Una oposición que no actúa como tal, con la única excepción de Vox

Otro de los mecanismos que está fallando, con una sola excepción, es la oposición política. Recordemos que el partido más demonizado por la izquierda y por muchos medios, Vox, fue precisamente el que denunció ante el TC esos atropellos del gobierno. Gracias a los recursos de inconstitucionalidad presentados por los 52 diputados de Vox se han podido emitir esas sentencias. Si hubiese sido por el PP, el TC permanecería mudo. Pero no le bastó con eso.

El PP ayuda al gobierno a asaltar el TC para que deje de molestar

En previsión de que dicho tribunal vuelva a dar la razón a Vox en relación a otros recursos presentados por este partido, el PP se lanzó a repartirse el TC con el PSOE, un pacto del que también se han beneficiado los comunistas de Podemos. Obsérvese la grotesca paradoja que el PP ha provocado con su complicidad con la izquierda: después de tres sentencias del TC dejando en evidencia los abusos del gobierno, éste no sólo no dimite sino que asalta el TC con la ayuda del PP, para que el tribunal deje de poner pegas.

Los llamamientos políticos y mediáticos a confinar a los no vacunados

Por si no tuviésemos suficiente con todo este espectáculo de autoritarismo a manos del gobierno, aderezado por la prensa afín y por esa parte de la oposición que parece cualquier cosa menos oposición, ahora algunos políticos y medios de comunicación están apelando nuevamente a la pandemia, y en concreto a un nuevo aumento de los contagios y a la aparición de una virulenta variante sudafricana, para justificar nuevos atropellos contra los derechos fundamentales. Anoche en La Sexta, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, pedía “aislar a los que no se quieran vacunar”, a pesar de que la vacunación no es obligatoria en España, tal como recomendó la OMS.

Afirmaciones parecidas se han podido escuchar en algunos medios, con tertulianos soltando ocurrencias peligrosas sobre cómo tratar a los no vacunados, a menudo proponiendo limitar sus derechos fundamentales a pesar de no haber vulnerado ninguna ley. Los partidarios de esas medidas proponen imitar las decisiones de los gobiernos de Alemania y Austria contra los no vacunados, unas decisiones que vulneran abiertamente la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, a pesar de lo cual la Comisión Europea ha permanecido muda al respecto. Una actitud muy diferente a la persecución ideológica que ha desatado contra Polonia y Hungría.

Una deriva autoritaria que está dando alas al movimiento antivacunas

Ante esa deriva autoritaria, no es de extrañar que el movimiento antivacunas vaya a más. Los políticos que justifican esas medidas dictatoriales están provocando que cada vez más gente pierda su fe en las autoridades y en las instituciones, y eso es muy peligroso en un momento en el que los gobiernos deberían cuidar mucho las cosas que dicen a fin de resultar más creíbles y convincentes para animar a la gente a vacunarse. Y esto lo digo después de haber recibido las dos primeras dosis de la vacuna y a la espera de poder recibir la tercera. Si los que tanto presumían de “demócratas” quieren una lucha más eficaz contra la pandemia, lo que tienen que hacer es dejar de pensar en clave de coacción y empezar a pensar en clave de convicción.

La mayoría de los ciudadanos a los que dirigen esas ocurrencias somos personas adultas, y los políticos deben dirigirse a nosotros con argumentos y explicando las ventajas de vacunarse y dejando que cada uno decida libremente lo que hacer, y no criminalizando a los que por el motivo que sean no desean inyectarse y amenazándoles con medidas propias de una dictadura. Todos, sin excepción -tanto vacunados como no vacunados- tenemos unos derechos que deben ser escrupulosamente respetados en todo momento, también en una crisis sanitaria. Si no entienden algo tan básico, entonces lo que no entienden es los propios fundamentos de la democracia.

Elentir

sábado, 27 de noviembre de 2021

‘Estigmatizar a los no vacunados carece de justificación’, concluye un Artículo publicado por la Revista Médica The Lancet. Y advierte de la relevancia de los vacunados en la transmisión del Covid



El 20 de noviembre, la prestigiosa revista médica The Lancet publicó un artículo del profesor Günter Kampf, de la Universidad de Medicina de Greifswald, Alemania, en el que expone que cada vez hay más pruebas de que los individuos vacunados siguen teniendo un papel relevante en la transmisión, por lo que es demasiado simplista referirse a la crisis del Covid-19 como la “pandemia de los no vacunados”, como lo hacen funcionarios de alto nivel en EE.UU. y Alemania. GRAN MENTIRA

El uso de esta frase por parte de los funcionarios, afirma el profesor Kampf, podría haber animado a más de un científico a afirmar que “los no vacunados amenazan a los vacunados por el COVID-19”. Sin embargo esta visión es demasiado simplista.

Según el artículo del Kampf:

“En Massachusetts, EE.UU., se detectaron un total de 469 nuevos casos de COVID-19 durante varios eventos en julio de 2021, y 346 (74%) de estos casos fueron en personas total o parcialmente vacunadas, 274 (79%) de las cuales eran sintomáticas. Los valores del umbral del ciclo fueron igualmente bajos entre las personas que estaban totalmente vacunadas (mediana 22-8) y las personas que no estaban vacunadas, no estaban totalmente vacunadas o cuyo estado de vacunación era desconocido (mediana 21-5), lo que indica una alta carga viral incluso entre las personas que estaban totalmente vacunadas. [2] En los EE.UU., se notificaron un total de 10.262 casos de COVID-19 en personas vacunadas hasta el 30 de abril de 2021, de los cuales 2.725 (26-6%) eran asintomáticos, 995 (9-7%) fueron hospitalizados y 160 (1-6%) murieron. [3] En Alemania, el 55-4% de los casos sintomáticos de COVID-19 en pacientes de 60 años o más correspondían a personas totalmente vacunadas, [4] y esta proporción aumenta cada semana. En Münster, Alemania, se produjeron nuevos casos de COVID-19 en al menos 85 (22%) de 380 personas totalmente vacunadas o que se habían recuperado de la COVID-19 y que acudieron a un club nocturno. [5] Las personas vacunadas tienen un menor riesgo de padecer una enfermedad grave, pero siguen siendo una parte relevante de la pandemia. Por tanto, es erróneo y peligroso hablar de una pandemia de los no vacunados. Históricamente, tanto Estados Unidos como Alemania han generado experiencias negativas al estigmatizar a parte de la población por su color de piel o su religión. Hago un llamamiento a los funcionarios de alto nivel y a los científicos para que dejen de estigmatizar de forma inadecuada a las personas no vacunadas, entre las que se encuentran nuestros pacientes, colegas y otros conciudadanos, y para que hagan un esfuerzo adicional para unir a la sociedad.”

Ver el artículo completo en The Lancet.

Fuente:

Günter Kampf, en The Lancet: COVID-19: stigmatising the unvaccinated is not justified; 20 de noviembre de 2021; DOI:https://doi.org/10.1016/S0140-6736(21)02243-1