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martes, 2 de mayo de 2023

Traditionis custodes sigue haciendo su labor de acoso y derribo (Carlos Esteban)

 INFOVATICANA


En Savannah, Georgia, el obispo pone fin a un cuarto de siglo de misa tradicional a partir de 20 de mayo. En Glasgow, Escocia, una parroquia con una próspera comunidad tradicional ha recibido la orden de cancelar todas sus misas públicas casi de inmediato de 2023.

Dicen que Einstein definía la locura como aplicar idénticas causas esperando distintas consecuencias. Todo el postconcilio ha sido una reiteración perpetua de esa definición. Podía, quizá, parecer razonable a los padres conciliares que la actualización del milenario rito de la Misa, centro de la vida cristiana, diseñando uno nuevo en un despacho, atraería a un mayor número de fieles. El resultado es tan evidente y catastrófico que llamarlo ‘el elefante en la habitación’ se queda corto: es más como un mastodonte.

Pero, por lo visto, da igual. Si la solución diseñada en la torre de marfil no produce el efecto deseado, hay que insistir y doblar la dosis.

Es la parábola de Bud Light, una marca de cerveza popular en la clase obrera americana, que ha decidido hacer de un ‘influencer’ presuntamente transexual su imagen. El tipo en cuestión, Dylan Mulvaney, hace de su vida pública una verdadera parodia de la feminidad en sus peores estereotipos, actuando como una quinceañera particularmente tópica.

Los usuarios de Bud Light lo han tomado como lo que es, un insulto y un desprecio, y han iniciado un boicot que ha hundido las ventas y la cotización bursátil de la marca. Es un caso clamoroso de lo que sucede cuando ignoras a tu público objetivo y pretendes sermonearle para que se convierta en otra cosa.

La Iglesia, lo hemos repetido a menudo, no es una empresa comercial. Pero responde, en su aspecto humano, a mecanismos similares. Los fieles adeptos a la Misa Tradicional, es cierto, suponen una proporción ínfima, desdeñable, del pueblo católico. Pero también es cierto que es un grupo con un crecimiento exponencial, en un momento en el que la práctica de la fe se hunde en todo el mundo occidental. ¿Qué sentido tiene atacarlos?

Incluso entre los no tradicionales, el acoso produce una penosa impresión, especialmente cuando las opiniones heterodoxas de teólogos y prelados y las celebraciones irreverentes hasta el extremo del Novus Ordo alcanza niveles difícilmente parodiables. Nadie entiende bien ese centrar el ánimo punitivo de la jerarquía en un grupo tan poco amenazante en todos los sentidos, el numérico y el doctrinal.

Carlos Esteban

miércoles, 22 de febrero de 2023

Tiempo de penitencia ¿sinodal?, la caza de brujas con la misa de siempre, los jesuitas y su Rupnik, el jardín de la amistad, España sin vocaciones.



Miércoles de ceniza, Roma amanece, son ahora las 8,30 de la mañana, días grises de temperaturas más calmadas. Audiencia en el formato habitual, estirando a los asistentes en una lucha imposible por cubrir los vacíos. El Papa Francisco entra con bastón y se censuran las imágenes de la salida. Nos enfrentamos a otra jornada de noticias de fondo, y no pequeño. Empezamos por lo serio y 
Viganò nos ofrece sus reflexiones sobre el día de hoy. «Solo hay una cosa que mueve al Señor a la compasión, ante la multitud de nuestros pecados: la penitencia. Esa penitencia sincera que confirma en la actitud exterior el verdadero arrepentimiento por las faltas cometidas, la intención de no volver a cometerlas, la voluntad de repararlas y sobre todo el dolor por haber ofendido con ellas a la divina Majestad».
Este día se imponía un período de penitencia, hasta el Jueves Santo, en el que el obispo les daba la absolución, a los pecadores públicos: Ecce ejicimini vos hodie a liminibus sanctæ matris Ecclesiæ propter peccata, et scelera vestra, sicut Adam primus homo ejectus est de paradiso propter transgressionem suam». El Jueves Santo, volverían a aquellas puertas con la misma ropa humilde, de rodillas, con un cirio apagado en la mano: «Restaura en ellos, Apostólico Pontífice, lo que las seducciones del diablo han corrompido; por los méritos de vuestras oraciones y por la gracia de la reconciliación, acercad a estos hombres a Dios, para que los que en otro tiempo se avergonzaban de sus pecados, ahora se regocijen para agradar al Señor en la tierra de los vivientes, después de haber derrotado al autor de la propia ruina».
«¿Por qué los Pastores ya no nos hablan del pecado original, del vía crucis, de la necesidad de la penitencia? ¿Por qué la justicia divina es silenciada o negada, mientras que la misericordia de Dios es distorsionada y frustrada, como si tuviéramos derecho a ella sin importar nuestra contrición? ¿Por qué oímos que no se debe negar a nadie la absolución, cuando el arrepentimiento -como enseña el Concilio de Trento- es materia inseparable del sacramento, junto con la confesión de los propios pecados y la satisfacción de la penitencia? ¿Por qué es silenciada la meditación de la Muerte, la existencia del Juicio, la realidad del Infierno para los condenados y el Paraíso para los elegidos?»
Cada vez más vemos que hay unos ‘poderes’ superiores transversales, los jesuitas, Sant’Egidio, las mafias de San Gallo, etc.), y un pueblo católico, muy unido pero poco organizado, que poco tiene que ver son sus ‘superiores’. Hemos llegado a un punto que la desaparición de todo lo enunciado y, otras muchas realidades que todos tenemos en la mente, causaría, una enorme tranquilidad primaveral. Culto divino publica un Rescripto ad hoc, fruto de una audiencia con el Papa Francisco. La dirección no es prohibir totalmente, por ahora, sino poner más y más dificultades, los obispos son libres para negar pero no para conceder.

Mientras se habla y se habla de sinodalidad por todas partes, dejando que cada uno elija el camino que prefiera, ya sea «a la francesa» o «a la alemana» o «en salsa amazónica», la Santa Sede tiene miedo a un tipo concreto de celebración de la Misa elogiada por santos y papas. 
No es explicable tal furia del Papa Francisco hacia lo que «fue sagrado y grande para las generaciones anteriores» y «no puede ser… prohibido ni juzgado nocivo», como irrefutablemente afirmaba Benedicto XVI. Con un pobre ‘rescripto’, fechado el 20 de febrero, se sustrae al obispo diocesano el papel de «moderador, promotor y custodio» de la liturgia y el Santo Padre se reserva «la concesión del uso a iglesias parroquiales o la erección de nuevas parroquias personales y la autorización para celebrar según al Missale Romanum de 1962 para los sacerdotes ordenados después de la Traditionis Custodes». Los obispos son libres, sí, pero solo para negar, cosas de la sinodalidad selectiva.
El 2 de febrero el Papa Francisco: «Me gusta el rito congoleño, porque es una obra de arte, una obra maestra, litúrgica y poética» y lo definió como “un camino prometedor también para la posible elaboración de un rito amazónico”. Lo que se dice en Oriente se niega en Occidente, volviendo a levantar esos muros sólo frente a los fieles que se nutren espiritualmente de la tradicional liturgia romana. Donde queda el famoso «¿Quién soy yo para juzgar?»: estos son «más protestantes que católicos», «rígidos», «pelagianos» y demás. Es sospechosa la coincidencia de «cacería de brujas» con la administración del católico Biden persiguiendo a los «católicos tradicionales».

Comunicado oficial de los jesuitas sobre el caso Rupnik. Seguimos sin aclarar quién y por qué decidió, pocos días después de la condena, la revoca de la excomunión «Latae Sententiae». Si la remisión tuvo lugar sin el conocimiento del Papa Francisco, ¿por qué el Papa, habiéndose dado cuenta de ello, la tomó tan a la ligera? ¿Los obispos son removidos solo por retrasar las denuncias en casos de pedofilia, y quienes remiten una excomunión tan severa ni siquiera les dicen “no lo vuelvas a hacer?». El comunicado no fue presentado en rueda de prensa, como suele ocurrir en estos casos, para evitar preguntas incómodas. No olvidamos que el caso lo conocemos por una filtración a un medio digital que provoca las necesarias aclaraciones, que no llegan, en quienes quisieron ocultarlo todo. Todo suena a un infantil ‘yo no he sido’, estos jesuitas ya no son lo que eran, la decadencia se nota.

En la farragosa declaración parece que, en el caso Rupnik, los jesuitas todavía están en el año cero. Se limitan a hipotizar, con un desprecio radical por la inteligencia y la memoria, aunque sea breve, de sus interlocutores. Reconocen que: «Los comportamientos informados del padre Rupnik tuvieron lugar en varios períodos entre mediados de la década de 1980 y 2018. Cubren un lapso de tiempo de más de treinta años». » La naturaleza de las denuncias recibidas tiende a excluir la relevancia penal del comportamiento del padre Rupnik ante las autoridades judiciales italianas. Sin embargo, la relevancia de éstos desde un punto de vista canónico y en relación con su vida y su responsabilidad religiosa y sacerdotal es muy diferente».

«El Superior Mayor del P. Marko Rupnik, el P. Johan Verschueren, después de haber leído el informe y todo el dossier proporcionado por el Equipo Referente – a quien queremos agradecer aquí sinceramente el enorme y delicado trabajo realizado– confirma que la variedad de testimonios recibidos, combinado con lo que ya se sabe, demuestra cómo deben tomarse en serio y considerarse plenamente». Después de treinta años de ‘tolerancia’ reconocida, los mismos superiores ‘mayores’ ahora sí, una vez pillados, reconocen que no fueron superiores ni mayores, y «declaran que es su firme intención proceder con medidas que aseguren que no se produzcan situaciones análogas a las referidas». Parece que «como medida cautelar, ha endurecido las normas restrictivas en su contra al prohibirle cualquier ejercicio artístico público, especialmente en estructuras religiosas (como iglesias, instituciones, oratorios y capillas, casas de retiro o de espiritualidad). Por lo tanto, estas restricciones se suman a las ya vigentes (prohibición de toda actividad pública ministerial y sacramental, prohibición de comunicación pública, prohibición de salir de la Región del Lacio).

La Santa Sede vuelve a la XVIII Bienal Internacional de Arquitectura de Venecia con un Pabellón dedicado a la amistad social. La presencia de la Santa Sede, explicó Tolentino de Mendonça, pretende ser una «declaración del deseo de la Iglesia estar cerca, no solo del mundo de la arquitectura, sino de las artes en general y debe ser visto como una declaración programática de cómo el Dicasterio tratará de asegurar la presencia de la Iglesia en aquellos lugares, eventos y espacios donde se reúnen los artistas». «La Santa Sede dedicará su pabellón nacional de la Bienal al tema de la amistad social, particularmente querido por el Papa Francisco, quien habló de ello en Laudato si’ (2015) y en Fratelli tutti (2020)». La exposición lleva por título: «Amistad social: encuentro en el jardín» e invitará a los visitantes a» cuidar el planeta como nos cuidamos a nosotros mismos y celebrar la cultura del encuentro».

Las teorías del calentamiento global, son abrazadas y promovidas con un proselitismo digno de mejor causa, por el Papa Francisco y por la actual administración del Vaticano. Tosatti, en su Stilum Curiae, nos ofrece un artículo que revela las mentiras que se difunden sobre el clima, el calentamiento global, y demás dogmas considerados ‘progres’. «La más influyente» entre los críticos de la ideología climática afirma que «las políticas de eficiencia energética no tienen sentido, no tienen éxito en ninguna parte, los costos siempre superan los beneficios, el mundo está inundado de energía barata, lo único que encarece la energía es la mala política del gobierno, las políticas verdes conducen al desastre, con el caos social y un mayor control de los gobiernos. Los datos oficiales del gobierno de Estados Unidos dicen que nos enfriamos, de 2015-2022 un -0,11 °C, pero oficialmente seguimos con el calentamiento.

Nos duele dar esta noticia que vemos hoy en los medios italianos sobre España. Desde el Concilio Vaticano II, las vocaciones en España, con 47 millones de habitantes, se han secado. En 1965 en España había 8.000 seminaristas, en 2000 el número descendió a 1.737 y en 2020 a 1.028 (-40%). En 2021, había 179 novicias y 65 novicios para reemplazar a los 44.000 religiosos y religiosas. La catástrofe se acrecienta por días y la Archidiócesis de Barcelona, con 2 millones de católicos, tiene 26 seminaristas. En Gerona, quedan poco más de cien sacerdotes, con una edad media de 73 años. En Vic han muerto 144 sacerdotes desde 2003, mientras que se han ordenado 15. En el periodo 2000-2019, España pasó de 227 ordenaciones a 125, Alemania de 140 a 55, Francia de 150 a 94, Italia de 520 a 310, es un proceso que no ha mejorado, ha empeorado y mucho, en los diez años del Papa Francisco. ¿Esto es lo que algunos llaman primavera?

«…y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».

Buena lectura.

El rescripto del papa Francisco sobre la liturgia tradicional



Hoy se conoció un breve rescriptum ex audiencia Sanctissimi. Este tipo de documento es una decisión del Romano Pontífice comunicada de viva voz a algún eclesiástico de la curia romana recibido en audiencia, que después deja constancia por escrito de esa resolución oral (el llamado oraculum vivae vocis), de manera que se considera válida a efectos de prueba y es eficaz también ante terceros. En pocas palabras, el documento de menor jerarquía dentro del complejo arsenal del que dispone el Romano Pontífice, y que puede ser modificado mañana mismo por él mismo o por quien lo suceda.

En este caso, la comunicación oral fue al cardenal Arthur Roche, prefecto del dicasterio del Culto Divino y en él no se hace más que repetir lo que ya había sido dicho en Traditionis custodes, aunque limitando aún más el poder de los obispos en cuanto a los lugares y las personas del clero que pueden celebrar la liturgia tradicional. Como dijimos en su momento en este blog y como se comentaba en todo el universo tradi y en los ambientes curiales, se sabía con certeza que se estaba preparando por parte de Roche, el arzobispo Viola y algún asesor de San Anselmo (¿Andrea Grillo?) un documento que, en forma de constitución apostólica, buscaba restringir de un modo brutal la celebración tradicional, ensañándose sobre todo con los llamados “institutos Ecclesia Dei”. También dijimos que ese documento podía estar listo y encuadernado, pero que otra cosa era ver si Francisco lo firmaba. Y lo que yo puedo hipotizar es que no lo firmó.

Mi reconstrucción es la siguiente: ayer, 20 de febrero, el cardenal Roche tuvo una audiencia con Francisco según lo informa la misma Santa Sede. Iba en busca de una constitución apostólica y salió con un rescripto. El Santo Padre le dijo que no firmará ningún nuevo documento restrictivo de la liturgia tradicional y le concedió un pequeño ajuste más a lo dispuesto por Traditionis custodes que cambiará poco y nada a lo ya legislado.

Acerquemos un poco más la lupa:

1. El rescriptum lo que hace es quitarle aún más poder a los obispos. La cuestión es cómo caerá un documento de este tipo entre los obispos, sean de la orientación que sean, pues la Curia romana se inmiscuye descaradamente en el gobierno de sus propias diócesis. Estimo que los podrá aún más furiosos de lo que ya están y que no todos obedecerán. ¿Qué poder de policía tendrá el dicasterio de Culto para hacer cumplir esta nueva prescripción? ¿Qué le harán al obispo que, por ejemplo, designa sin permiso de Roma una iglesia parroquial para celebrar la misa tradicional? ¿Le tirarán las orejas? Los obispos no quieren problemas con sus fieles, por lo que no obedecerán fácilmente a los caprichos de un menos que mediocre cardenal. Pasará lo mismo que pasaba cuando un obispo ponía problemas a los sacerdotes para celebrar la misa latina: las quejas llegaban a la comisión Ecclesia Dei, ésta llamaba al obispo y luego éste seguía haciendo lo que quería, y nadie le hacía, ni le podía hacer nada.

2. Sería muy extraño que, como algunos pueden pensar, dentro de un par de semanas —el 3 de abril se decía— apareciera finalmente el feroz documento y que el rescripto sea no más que un aperitivo. Bergoglio podrá ser muy modernista o lo que se quiera, pero es un buen político, y por eso mismo es impensable, en mi opinión, que esté sacando continuamente documentos restrictivos sobre un mismo tema. Eso sería un clarísimo signo de debilidad que él nunca se va a permitir, y mucho menos por un tema que no le interesa en absoluto, y muchísimo menos aún si quien se lo propone es Roche, a quien detesta, según dicen todos, y que no sería extraño que en cualquier momento terminara como primer arzobispo de la isla de Santa Helena.

3. En Roma, y en el mundo tradi, todos estaban a la espera de la sanguinaria constitución apostólica. Esto, por ejemplo, se había publicado hace apenas dos días. Y seguramente los ideólogos del dicasterio de Culto estarían exultantes esperando la muerte del mundo tradicionalista. Lo que ha ocurrido es, en lenguaje curial, una espantosa derrota y humillación de Roche. Ha quedado en evidencia su escaso poder, la total falta de confianza que el pontífice tiene en él y, consecuentemente, que es un hombre débil, casi un leproso al que pocos volverán siquiera la vista para saludar. Y, consecuentemente, que nunca más podrá restringir, mientras Francisco siga reinante en la iglesia católica, la liturgia tradicional. El pontífice no quiere más problemas gratuitos que le generan antipatías, motorizados por un grupo de chalados, que es lo que ocurrió con TC.

4. Se dice, y es probable que así sea, que este rescripto se orientaría a restringir al clero diocesano pero que el próximo documento se orientaría a los institutos Ecclesia Dei. Todo puede ser, pero sería muy raro que el mismo Papa que hace poco más de un año dio todas las libertades al más emblemático de estos institutos, la FSSP, ahora cambie totalmente de postura. No dudo que ese documento está escrito, corregido y con los cantos dorados. Pero sospecho que quedará en ese estado en el cajón del algún escritorio del dicasterio de Culto. Ningún político que se precie estaría levantando todo los meses una causa antipática para todos, menos para algunos modernistas trasnochados. Como dice Maquiavelo, maestro de Bergoglio, las leyes malas y antipáticas se aplican todas de una sola vez y no en cuotas.

Veremos si este análisis rápido y preliminar se confirma. Con el Papa Francisco nunca se sabe por dónde puede saltar la liebre, pero mi olfato me dice que las cosas son como las relato.

The Wanderer

martes, 21 de febrero de 2023

Rescripto sobre la implementación de Traditionis Custodes



El boletín diario de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Feb-20-2022, dio cuenta de una audiencia concedida por Francisco al cardenal Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos. Ya sabemos para qué era la audiencia.

El mismo boletín diario de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Feb-21-2022, publica el texto de un rescripto sobre la implentación de Traditionis Custodes, autorizado en audiencia —la que acabamos de aludir— al prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos (también publicado en L'Osservatore Romano), el cual confirma en parte los rumores que se han venido dando desde Enero sobre más medidas restrictivas a la liturgia tradicional (1, 2, 3, 4). En este rescripto no se habla de la parte concerniente a las comunidades antiguamente llamadas Ecclesia Dei, por lo que se infiere que para ellos vendría otro documento, la posible constitución apostólica de la cual han hablado los rumores precedentes.

No se han dignado proporcionar una traducción oficial, por lo cual proporcionamos una nuestra.

Sobre la implementación del motu proprio del Papa Francisco «Traditionis Custodes»

Rescriptum ex audientia Sanctissimi

El Santo Padre, en la audiencia concedida el 20 de febrero último pasado al suscrito Cardenal Prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, confirmó lo siguiente con respecto a la implementación de su Motu Proprio Traditionis custodes de 16 de julio de 2021.


Son dispensas reservadas en modo especial a la Sede Apostólica (cf. c.i.c. can. 87 §1):

— el uso de una iglesia parroquial o la erección de una parroquia personal para la celebración eucarística usando el Missale Romanum de 1962 (cf. Traditionis custodes art. 3 §2);

— la concesión de la licencia a los presbíteros ordenados después de la publicación del Motu proprio Traditionis custodes de celebrar con el Missale Romanum de 1962 (cf. Traditionis custodes art. 4).

Como está establecido por el art. 7 del Motu proprio Traditionis custodes, el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ejerce sobre los casos arriba mencionados la autoridad de la Santa Sede, vigilando sobre la observancia de cuanto se ha dispuesto.

Si un obispo diocesano ha concedido dispensas en los dos casos puntuales arriba mencionados, está obligado a informar al Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que evaluará los casos individuales.

Además, el Santo Padre confirma —habiendo ya expresado su asentimiento en la audiencia del 18 de noviembre de 2021— cuanto está establecido en la Responsa ad dubia con las anexas Notas Explicativas del 4 de diciembre de 2021.

El Santo Padre también ha ordenado que el presente Rescripto sea publicado en L’Osservatore Romano y, posteriormente, en el comentario oficial de las Acta Apostolicae Sedis.

Vaticano, 20 de febrero de 2023

Arthur Card. Roche
Prefecto

Rumores confirmados: los sacerdotes ordenados después de Traditionis custodes no podrán celebrar Misa Tradicional sin autorización de Roma



Lo veníamos anunciando desde hace algunos días y es que ya sabemos que cuando se habla de rumores en Roma, suelen ser ciertos pasado un tiempo.

El Papa Francisco apoyado por el cardenal Arthur Roche, Prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha publicado un rescripto sobre el motu proprio Traditionis Custodes.

Los dos puntos que han sido objeto de varias interpretaciones y discusiones recientes en los medios se refieren al uso de iglesias parroquiales y el posible establecimiento de parroquias personales para grupos que celebran según el misal de 1962 promulgado por Juan XXIII y la celebración de la Misa Tradicional por parte de los sacerdotes que fueron ordenados después del 16 de julio de 2021, es decir, después de la publicación del motu proprio.

El Santo Padre, en la audiencia concedida el 20 de febrero de este año al suscrito Cardenal Prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, confirmó lo siguiente con respecto a la implementación de su Motu Proprio Traditionis custodes del 16 de julio de 2021.

En este rescripto hecho público hoy, el Papa especifica las dispensas reservadas de manera especial a la Sede Apostólica. Por un lado, como comentábamos antes, el uso de una iglesia parroquial o la erección de una parroquia personal para la celebración de la Eucaristía según el Missale Romanum de 1962 (cf. Traditionis custodes art. 3 §2); por otro lado, será la Sede Apostólica quien dará la concesión de la licencia a los sacerdotes ordenados después de la publicación del Motu proprio Traditionis custodes para celebrar con el Missale Romanum de 1962 (cf. Traditionis custodes art. 4).

Además, en este nuevo escrito, se afirma que «tal y como establece el art. 7 del Motu proprio Traditionis custodes, el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ejerce la autoridad de la Santa Sede en los casos antes mencionados, supervisando el cumplimiento de las disposiciones».

También se especifica que «si un Obispo diocesano ha concedido dispensas en los dos casos mencionados anteriormente, está obligado a informar al Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que evaluará los casos individuales».

Además, el Santo Padre confirma -habiendo expresado ya su asentimiento en la audiencia del 18 de noviembre de 2021- lo establecido en la Responsa ad dubia con las Notas Explicativas anexas del 4 de diciembre de 2021.

De este modo, el Papa Francisco y el Dicasterio del Culto Divino siguen poniendo el foco en poner trabas y palos en las ruedas a aquellos que prefieren asistir a Misa Tradicional. Esta operación, de nuevo poco sinodal, se enmarca en el marco de regular y uniformizar la Iglesia acorde a los principios y parámetros del Concilio Vaticano II. 

A pesar de que los católicos tradicionales no reniegan de la unidad con Roma y con el Romano Pontífice, se sigue maltratando a esta realidad dentro de la Iglesia, lo cual contrasta con la laxitud que se muestra con los herejes que aparecen todos los días en prensa que aprovechan el Sínodo para confundir y destrozar la Iglesia desde dentro sin que se tomen medidas desde Roma.

Arzobispo Vigano. 'Et dormiunt multi'. De la presentación de los católicos por la Autoridad Civil

CHIESA E POST CONCILIO





Ideo inter vos multi infirmi et imbeciles, et dormiunt multi.
1 Cor 11, 30


EL TÓTEM DE LA LIBERTAD DE CULTO permite a los adoradores de Satanás erigir un monumento blasfemo de Baphomet frente al Capitolio de Arkansas en Little Rock o una estatua de un demonio en la fachada del Palacio de Justicia de la ciudad de Nueva York para honrar a un juez de la Corte Suprema de aborto; mientras en Nuevo México el Templo Satánico inaugura una clínica que realiza abortos rituales y goza del reconocimiento estatal, el Servicio Secreto de la administración Biden no tiene nada mejor que hacer que fichar a los católicos tradicionales y mantener en observación a las comunidades en las que se celebra la Liturgia en latín, casi como si representaran una amenaza al orden establecido y un peligro potencial para las instituciones del Estado.

Esta noticia debe leerse, a mi juicio, como una consecuencia lógica y necesaria de otro hecho análogo y especular: el culto idólatra que los líderes de la jerarquía católica rendían al demonio de la Pachamama en la Basílica de San Pedro y en otras iglesias católicas, y la persecución contextual de los católicos tradicionales por parte de la Autoridad eclesiástica con el Motu Proprio Traditionis Custodes y con sus posteriores restricciones, dadas como inminentes [ ver ].

Esta operación de criminalización de la disidencia por parte de los poderes temporales y espirituales no es casual y debe suscitar una condena muy firme y una oposición decisiva tanto de los ciudadanos y sus representantes en las instituciones civiles como de los fieles y sobre todo de sus pastores; una condena que no puede limitarse a este episodio reciente, aunque muy grave en sí mismo, pero que debe extenderse a la inquietante conspiración de partes desviadas del Estado con partes desviadas de la Iglesia: por un lado el estado profundo y por otro la iglesia profunda , tanto corrupta como esclava con fines subversivos a la élite globalista, cuyos fundamentos ideológicos están unidos por el odio a Cristo, a la Iglesia ya la Santa Misa.

Como pude explicar en mi intervención La religión del estado ( aquí ), es evidente que la separación entre Estado e Iglesia y la supuesta "laicidad" del gobierno temporal con respecto a las cuestiones religiosas constituyeron el pretexto engañoso y malicioso con el que expulsar a Dios de la sociedad para dejar entrar a Satanás.

La Revolución subvirtió el orden social al trastornar sus principios y fines, pero mantuvo y explotó a su favor esa alianza entre Trono y Altar –es decir, entre poder temporal y poder espiritual– que caracterizó a la sociedad cristiana y en particular a las Monarquías Católicas. ¿Quién acusó al Antiguo Régimen ?de la tiranía nunca tuvo la intención de abolir, por ejemplo, la censura de los medios en nombre de la libertad de opinión: simplemente quiso apropiarse de ella para un fin contrario, censurar la verdad y propagar el error. Quienes criticaron el poder temporal de los Papas no querían impedir la injerencia de la Iglesia en los asuntos públicos, sino apropiarse de ella -como vemos hoy- para usar la autoridad y la autoridad del Papado para demoler la Iglesia y apoyar las exigencias de la Nuevo orden mundial. El dogmatismo que se opuso en Pío IX o en Pío XII por oponerse al pensamiento moderno ha evolucionado y pervertido en el dogmatismo ecuménico y sinodal del Vaticano II y de Bergoglio, demostrando que la cuestión era un pretexto, ya que no concierne a los medios pero el final. Por eso hoy no nos escandaliza el autoritarismo con el que el Estado impone controles y limitaciones a las libertades fundamentales -que hasta ayer eran execrados como expresión del totalitarismo nazi- ni el autoritarismo con el que la Jerarquía apoya la ideología globalista y colabora con los gobiernos. subordinado al Foro Económico Mundial y la Agenda 2030 .

Si seguimos creyendo que es posible adoptar una actitud de presunta "neutralidad" frente a la cuestión religiosa, condenamos a nuestra civilización a la extinción, porque negamos esa batalla entre el Bien y el Mal que forma parte de la historia de la humanidad. y del destino eterno de los solteros. Nadie puede servir a dos señores, Nuestro Señor nos enseña en el Evangelio (Mt 6, 24); y ni siquiera podemos decidir no servir a ninguno de ellos, cuando nos enfrentamos a un enfrentamiento en el que nuestra neutralidad ya es en sí misma una ayuda al Enemigo. Y aquí habría que preguntarse qué responsabilidad asumen los políticos y prelados que permanecen inertes y velan, limitándose a deplorar los excesos del Mal y no sus causas. Intentar obstinadamente salvar a toda costa el Estado laico cuando se ha revelado como una ilusoria quimera para destruirlo desde sus cimientos, o empeñarse en defender las exigencias del Concilio Vaticano II cuando vemos su clamoroso fracaso y su incalculable daño a la Iglesia es un paliativo. para aquellos que consideran su papel como gobernante y pastor únicamente para proteger la institución que representa, negándose a aceptar sus graves infidelidades y excluyendo así la posibilidad de beneficiar tanto a los ciudadanos como a los fieles. Un médico está llamado a tratar a los enfermos, no solo para diagnosticar la enfermedad o incluso para ocultarla, solo porque no quiere admitir que las autoridades sanitarias son corruptas o no se atreve a desobedecer órdenes irrazonables, asumiendo las consecuencias.

Lo que estamos presenciando en esta fase crucial es la desaparición de los pretextos que hasta ahora se habían utilizado para justificar las "conquistas sociales" -democracia, libertad de opinión y religión, respeto a las minorías, etc. – y contextualmente la manifestación arrogante de las verdaderas razones de la élite criminal que usurpa la autoridad en el Estado y en la Iglesia: la irreconciliabilidad entre el modelo cristiano de sociedad en la que Nuestro Señor Jesucristo reina en el ámbito civil y religioso para conducirnos libremente hacer el Bien y así hacernos partícipes de la bienaventuranza eterna, y el modelo distópico de sociedad en el que la tiranía de Satanás impone el caos y la rebelión para obligarnos, violando nuestra libertad, a hacer el Mal y condenarnos por la eternidad.

La caracterización de los católicos tradicionales por parte de los servicios de inteligencia parece injustificada solo si partimos erróneamente de la suposición de que los gobernantes actuales persiguen el bien común y la seguridad de la nación; pero está ampliamente justificado cuando tienen como finalidad la imposición del culto globalista, intrínsecamente anticristo e irreconciliable con la fe cristiana. Al mismo tiempo, la persecución de los fieles asociados a la liturgia tridentina por parte de la jerarquía católica es inaudita e impensable sólo si persistimos en asumir el celo de los pastores para la gloria de Dios y la salvación de las almas. Si los vemos por lo que son, es decir, como lobos con piel de cordero o como mercenarios, su aversión a la Misa apostólica es más que comprensible y nos sorprendería que no la manifestaran con tanta furia. En cierto sentido, a sus ojos constituimos el "grupo de control" de los no vacunados ante la multitud de los inoculados con el suero génico.

Es verdad: los católicos somos una amenaza para los que quieren un mundo que se rebele contra Dios y una "iglesia sinodal" esclava del espíritu de este mundo. Los mártires dan testimonio del heroísmo de la presencia del nombre cristiano en la sociedad, un heroísmo que sabe afrontar los tormentos y la muerte infligidos a aquellos a quienes una autoridad pervertida considera enemigos porque conoce y teme su ejemplo, y sobre todo la explosiva poder del evangelio.

Si entendemos que no hay una tercera vía, una suerte de síntesis que compone la tesis del Bien y la antítesis del Mal, y que tenemos que elegir el bando en el que luchar -como lo eligen los malvados- tenemos alguna posibilidad de resistencia y victoria. Vosotros sois la sal de la tierra (Mt 5, 13). Pedir tolerancia en un mundo enfermo no nos protege del contagio, sino que solo sirve para postergar nuestra anulación, privándonos de sabor y destinadas a ser pisoteadas por los hombres.

+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo
19 de febrero MMXXIII

Dominica Quinquagesimae

sábado, 18 de febrero de 2023

Papa Francisco Revisando Nueva Constitución Apostólica para consolidar Traditionis Custodes (Diane Montagna)



Esta es una información firmada por Diane Montagna y publicada en The Remnant, Feb-18-2023, la cual sirve para confirmar los precedentes rumores (1, 2, 3) sobre la posible publicación de una Constitución Apostólica que enterraría de una buena vez por todas la liturgia tradicional. Traducción de Secretum Meum Mihi, con adaptaciones.

Papa Francisco Revisando Nueva Constitución Apostólica para consolidar la ‘Traditionis Custodes’

CIUDAD DEL VATICANO, 18 de febrero de 2023— The Remnant ha sabido que un documento del Vaticano está siendo revisando por el Papa Francisco quien ampliaría y reforzaría su Motu proprio de 2021 Traditionis Custodes, que afirman que la única liturgia oficial de rito latino es el Novus Ordo, y regula estrictamente las comunidades ex-Ecclesia Dei.

Fuentes vaticanas bien informadas han confirmado a The Remnant, que advirtió con precisión de Traditionis Custodes antes de su publicación en 2021, que el borrador del documento, en forma de una constitución apostólica, fue presentado al Papa Francisco a finales de Enero por los superiores del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos encabezado por el cardenal Arthur Roche.

Se dice que el documento fue escrito por funcionarios del dicasterio, bajo la dirección de su secretario, el arzobispo Vittorio Francesco Viola, OFM, en colaboración con al menos un consultor de la oficina del Vaticano para las celebraciones litúrgicas papales¹.

En tanto Traditionis Custodes tiene como objetivo principal frustrar el crecimiento de la Misa Tradicional en latín y los sacramentos entre el clero diocesano, este nuevo documento asestaría un golpe particularmente duro a las comunidades ex-Ecclesia Dei, al prohibir las ordenaciones diaconales y sacerdotales en el Vetus Ordo, prohibiendo la administración de los demás sacramentos a los fieles, y exigiendo la concelebración de todos los sacerdotes, incluidos los miembros de estos institutos.

También se dice que está sobre la mesa una prohibición de Misas Dominicales en el Vetus Ordo.

The Remnant también se enteró de que un cardenal italiano creado en 2022² está tratando de persuadir al Papa Francisco para que promulgue una constitución apostólica alternativa, la cual a primera vista puede parecer menos dura, pero de hecho es peor al buscar enterrar de una vez por todas la liturgia latina tradicional.

Este segundo borrador nunca mencionaría el Vetus Ordo sino más bien celebra el 54º aniversario de la promulgación de la constitución apostólica de Pablo VI sobre el Nuevo Misal Romano (3 de Abril de 1969), siendo probable su publicación el Lunes de Semana Santa. Las fuentes dicen que relataría las “bendiciones” de la reforma litúrgica de Pablo VI y el “abundante fruto” que ha dado en la Iglesia, y buscaría “coronarla y completarla” declarando que, en adelante, el único rito oficial de la Iglesia latina es el Misal Romano de Pablo VI, el Novus Ordo.

Sin decir nunca una palabra sobre el Vetus Ordo, esta segunda opción adelantaría todo lo contenido en la primera por las consecuencias que implica. Daría a los obispos que son hostiles a la liturgia tradicional, o que están dispuestos a sacrificarla por lo que ven como un bien mayor, la base para erradicarla en sus diócesis. Y reforzaría los esfuerzos del cardenal Arthur Roche para forzar a obispos de mentalidad tradicional en la implementación de su interpretación de Traditionis Custodes, después de repetidos intentos de hacerlo en formas consideradas por los canonistas como contrarias a la ley de la Iglesia.

Pero nada está escrito en piedra en este punto, se nos dijo, y hay una resistencia considerable por parte de los miembros de la Curia Romana, quienes creen que la promulgación del Papa Francisco de cualquiera de las dos constituciones apostólicas enviaría a la Iglesia a aguas desconocidas, hiriendo aún más el Cuerpo Místico de Cristo, y ser vista (por católicos y no católicos por igual) como un acto cruel y divisivo.

También sería interpretado por cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos por igual como un repudio total del legado del Papa Benedicto XVI solo unos meses después de su muerte.

¹ En el momento de aparecer la presente información, el sitio de internet del Vaticano relaciona cinco consultores de la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, de los cuales una es mujer, lo cual deja la opción a los restantes cuatro. Si se cumple el principio aquel de la creciente influencia de la escuela litúrgica Sant'Anselmo en el Vaticano, nuestra especulación particular sería el P. Pietro Angelo Muroni (N. de T.)

² Los cardenales italianos creados en 2022 fueron solamente dos, uno no elector, Arrigo Miglio, y el elector que es el actual obispo de Como, Oscar Cantoni (N. de T.).

viernes, 20 de enero de 2023

Un arzobispo americano habría visto el texto del rumoreado documento contra la Misa Tradicional (Carlos Esteban)



El rumor de que podría promulgarse un documento papal apretando las tuercas de Traditionis custodes contra la Misa Tradicional podría perfectamente acabar en agua de borrajas. Pero el documento, insinúa Robert Moynihan, fundador y editor en jefe de la revista Inside The Vatican, existe.

Y lo ha visto, al menos, un arzobispo estadounidense. Al menos es lo que cuenta Moynihan, basándose en un correo que habría recibido recientemente y que viene encabezada con la siguiente frase, muy reveladora: «Como ambos sabemos, no hay verdaderos ‘secretos’ en Roma».

Moynihan, aunque no lo nombra, conoce al autor, un sacerdote que le confirma que un arzobispo habría visto el borrador del documento que impondría aún más restricciones a la celebración de la Misa Tradicional, visto que muchos obispos se han tomado en serio su papel de “custodios de la Tradición” y han hecho con su capa un sayo con respecto al motu proprio papal.

Bien, es posible. El Papa dejó en manos de los obispos la aplicación del motu proprio, convencido, podemos suponer, de que su voluntad se cumpliría en toda su amplitud, y no ha sido así.

No totalmente ni en todas partes, al menos. El Rito Tridentino es prácticamente desconocido en la Iglesia universal de hoy, por lo que su liberalización o prohibición carecería, en principio, de interés para el mundo católico, salvo en tres países: Estados Unidos, Francia e Inglaterra.

En Estados Unidos, el motu proprio Summorum pontificum tuvo un efecto significativo en la proliferación de Misas tradicionales en un fenómeno con cierto peso en determinadas diócesis. Y algunas de esas mismas diócesis no están por la labor de cargar contra un sector de fieles aún reducido pero en constante crecimiento, mientras ven desvanecerse los fieles de las parroquias Novus Ordo. Así que han renovado los permisos, como si el motu proprio no fuera con ellos, o lo han aplicado con la interpretación más laxa imaginable.

Y Francisco, sabemos, no lleva bien que se opongan a sus deseos. Ya tuvo monseñor Roche, su hombre para la Liturgia, que apretar un poco más las tuercas con un ‘responsum’ en el sentido más restrictivo del documento. Pero, al parecer, no ha sido suficiente.

Pero todo este revuelo, que en principio afecta a un número reducidísimo de fieles, ha acabado por desbordar el ámbito del especialista o el directamente interesado. Muchos fieles que nunca han pisado un templo en el que se celebrara una Misa tradicional han empezado a preguntarse a qué viene esa súbita obsesión con un grupo de adeptos que no hacen mal a nadie y solo quieren adorar como ha hecho la Iglesia Militante durante siglos.

Con la de problemas gravísimos que aquejan a la Iglesia, ¿por qué se preocupa tanto el Papa por un grupúsculo fiel a la doctrina que no hace más que crecer? Mientras no se disciplina a los numerosísimos sacerdotes que hacen mangas y capitorotes con las rúbricas de la Misa Novus Ordo, ¿a qué viene esa obsesión con quienes quieren asistir a una Misa dicha con reverencia y aprobada por la Iglesia?

Carlos Esteban

jueves, 19 de enero de 2023

Entrevista a Mons. Schneider sobre «Traditionis custodes»




DURACIÓN 52:57 MINUTOS


Por Mons. Athanasius Schneider


Antes de empezar a tratar sobre el Motu Proprio “Traditionis Custodes”, ¿nos podría explicar los puntos substanciales en los que se diferencian la Misa del Novus Ordo y la Misa Tradicional?

La diferencia fundamental entre el Novus Ordo (NO) y la Misa Tradicional (MT) es que el acento principal en la forma de celebración del NO es la comunidad de los fieles reunidos, mientras que el acento principal en la MT es la adoración a Dios. El carácter principal de la adoración de Dios, el Teocentrismo, eso es exactamente lo que sí enseña el Concilio Vaticano II sobre la esencia de la liturgia: “En ella [la iglesia y la liturgia] lo humano esté ordenado y subordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la acción a la contemplación y lo presente a la ciudad futura que buscamos” (Sacrosanctum Concilium, 2). Este carácter teocéntrico es, al revés, exprimido en la MT, donde el sacerdote, al pie del altar, mirando hacia el altar, en el que está la imagen del Señor crucificado, inicia la Misa diciendo: «En nombre del Padre …». Mientras, en el NO, el sacerdote, volviéndose hacia el pueblo, inicia la Misa diciendo: «En nombre del Padre …»

Desde el punto de vista ritual y externo, el inicio de la Misa en el NO es un giro visible hacia los hombres y no hacia Dios. Esta es la primera diferencia esencial que le da a toda la celebración una dirección diferente: la celebración del NO comienza, entonces, en el modo claramente antropocéntrico, mientras la celebración, de la MT, comienza en modo claramente cristocéntrico.

La otra diferencia esencial se refiere al carácter sacrificial. En todas las liturgias antiguas de la Iglesia, el ofertorio tiene el significado de señalar la esencia de la liturgia eucarística, es decir, el sacrificio de la cruz y al mismo tiempo expresar la intención de ofrecer este sacrificio a Dios. En la liturgia bizantina, por ejemplo, el sacerdote pronuncia estas palabras en el ofertorio: “El Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo, es sacrificado ahora por la vida del mundo y su salvación. Bendice estas ofrendas y recíbelas en tu altar celestial”. El rito tradicional romano tiene las siguientes oraciones: “Acepte, Santo Padre, este sacrificio inmaculado. … Ven, Espíritu Santo, y bendice este sacrificio preparado para Tu Nombre”. El ofertorio del NO tiene un contenido esencialmente diferente, porque no menciona directamente el carácter del sacrificio, sino agradece por los dones terrenales de pan y vino y el banquete, la cena, se enuncia como finalidad e intención del ofertorio, diciendo: “Para que este pan se convierta para nosotros en el pan de vida; para que este vino se convierta para nosotros en bebida espiritual”. El ofertorio del NO es similar al ofertorio protestante del «Book of Common Prayer» anglicano, donde la intención principal del ofertorio se expresa en este modo: «Concédenos, pues, misericordioso Señor, comer la carne de tu amado Hijo Jesucristo y beber su sangre» (El Libro de Oración Común, edición 1662).

Las diferencias más llamativas entre el NO y la MT son, pues, estas: el antropocentrismo y el énfasis principal en el banquete en el NO y el cristocentrismo y el énfasis principal en el sacrificio en la MT.

¿En qué argumentos teológicos se basó San Pío V para decretar con la Bula “Quo Primum Tempore” el “uso a perpetuidad de la Misa Tridentina”; y ¿cuáles fueron los argumentos teológicos que llevaron a Benedicto XVI a publicar el Motu Proprio “Summorum Pontificum” en el que afirmó que es lícito celebrar la Santa Misa según el Rito Tradicional que nunca se ha abrogado?

El principal argumento teológico del Papa V en su bula “Quo Primum Tempore” fue la tradición y, más precisamente, la pureza del culto. Pío V dijo que su Misal es solo una edición de esa forma de celebración que sus antecesores transmitieron durante mucho tiempo. Pío V especificó un lapso de tiempo de al menos 200 años como criterio cronológico para la tradición. El Papa Pío V dijo que la Iglesia no prohíbe las formas litúrgicas tradicionales de más de 200 años. El Papa Benedicto XVI básicamente tiene el mismo argumento principal de tradición. Dijo que la forma tradicional de la Misa debe “gozar del respeto debido por su uso venerable y antiguo.” Y en la carta adjunta, el Papa Benedicto XVI dijo: “Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande y no puede ser improvisamente totalmente prohibido o incluso perjudicial. Nos hace bien a todos conservar las riquezas que han crecido en la fe y en la oración de la Iglesia y de darles el justo puesto.

El Papa Francisco en “Traditionis Custodes” ¿da algún argumento teológico con el que el busca la pureza del Culto divino, del Santo Sacrificio de la Misa para restringir tanto, y casi imposibilitar, la Misa Tradicional? ¿O es otra su preocupación?

El Papa Francisco cita como argumento por la limitación drástica de la Misa tradicional “la búsqueda constante de la comunión eclesial” y en su carta adjunta el Papa hable que la Misa tradicional representa el “riesgo de la división”. Pero, el Papa Pío V en contraste con el Papa Francisco no dijo, que las varias formas litúrgicas de más de 200 años, serían un “riesgo de la división”.

Papa Francisco dice aún: “Es precisamente el Concilio Vaticano II el que ilumina el sentido de la decisión de revisar la concesión permitida por mis Predecesores”. Básicamente, el argumento principal del Papa Francisco no es la unidad de la Iglesia, mas la ruptura con la tradición, la ruptura con las raíces de la tradición constante y milenaria en la liturgia y en la expresión de la fe. El Papa Francisco retrata de facto el Concilio Vaticano II como una ruptura con el pasado, lo que también refleja, por cierto, la actitud de la mayoría de los eclesiásticos en el período posconciliar. Porque si no hay una ruptura entre la Misa tradicional y el Novus Ordo, entonces no habría necesidad de prohibir la Misa tradicional. El Papa Benedicto XVI en particular enfatizó la unidad y no la ruptura cuando dijo: “Se trata de llegar a una reconciliación interna en el seno de la Iglesia.” (Begleitbrief zu Summorum Pontificum).

El Papa Francisco contradice los hechos cuando afirma: “Quienes deseen celebrar con devoción según la forma litúrgica anterior no encontrarán dificultad en encontrar en el Misal Romano, reformado según la mente del Concilio Vaticano II, todos los elementos del Rito Romano”. De hecho, los sacerdotes y fieles de la Misa tradicional tienen grandes dificultades para encontrar todos los elementos del rito tradicional en el NO. Un elemento importante del rito es el ofertorio. En el NO, el tradicional ofertorio, que tan claramente enfatizaba el sacrificio, ha sido completamente reemplazado por una especie de la Bendición de la mesa, oriunda de la celebración de la cena del sábado judío. El inicio de la misa en el Novus Ordo no es tradicional, porque el sacerdote no reza vuelto hacia la cruz de Cristo, sino hacia la comunidad reunida como en un culto protestante. Con su formulación rígida y categórica, diciendo que el NO es la única forma de la lex orandi de la Iglesia Romana, Papa Francisco contradice, de hecho, la gran tradición de la Iglesia y también al Papa V, a quien cita de manera inapropiada. Porque el Papa V reconoce, con una gran amplitud pastoral, varias formas litúrgicas que tenían más de 200 años, como expresiones iguales de la lex orandi dentro del Rito Romano.

Con su Motu Proprio, el Papa Francisco contradice la actitud de todo su pontificado y de toda la Iglesia posconciliar, donde se enfatizó la importancia de la diversidad de formas de espiritualidad y celebraciones litúrgicas. ¡Qué contradicción flagrante es cuando el Papa Francisco aboga por “una forma unitaria de celebración”, cuando por otro lado aboga por una diversidad de religiones (en el documento de Adu Dhabi del 4 de febrero de 2019)!

¿No le parece irónico el título: “Custodios de la Tradición” cuando casi se aniquila la manifestación orante más sagrada de la Tradición?

Es realmente irónico. El Papa Francisco esconde su rechazo a la tradición detrás de este título de “Guardianes de la Tradición”. El rechazo de una forma litúrgica milenaria ciertamente no es la función de un guardián, que debe sólo preservar, sino de un destructor de la tradición. Recuerdo una canción comunista que tuve que cantar de colegial en la Unión Soviética, donde se decía: “No conozco ningún otro país donde la gente pueda respirar tan libremente”. Así es como se podría describir irónicamente este Motu Proprio: “No conozco ningún otro Motu Proprio que respete tanto la tradición”. 

¿Se puede encajar esta decisión del Papa con aquellas expresiones que él tanto repite como: parresía, tender puentes, iglesia de la misericordia y hospital de campaña, atender a las periferias… etc.? ¿O él mismo se contradice?

Con esa expresión Papa Francisco claramente se contradice. En su exhortación apostólica programática Evangelii gaudium, el papa Francisco defiende «ciertas actitudes que ayudan a acoger mejor el anuncio: cercanía, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no condena» (nº165). Pero al leer el motu proprio y la carta adjunta da la sensación contraria: que en general el documento manifiesta intolerancia espiritual y hasta rigidez espiritual. El motu proprio y la carta transmiten un espíritu que condena y no da acogida.

Se ha hablado de la contradicción interna, mentira, ambigüedad en Traditionis Custodes. ¿Ve usted algo de esto? ¿En qué aspectos puede detectar aquellas contradicciones?

Qué diferencia con las palabras del mismo Papa Francisco cuando él dice: «Es verdad, el Espíritu Santo suscita los diferentes carismas en la Iglesia; en apariencia, esto parece crear desorden, pero en realidad, bajo su guía, es una inmensa riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad» (homilía en la catedral católica del Espíritu Santo de Estambul el 29 de noviembre de 2014).

En vez de promover la unidad mediante la coexistencia de varias formas litúrgicas auténticas, el motu proprio crea dos clases en la sociedad de la Iglesia: católicos de primera y de segunda clase. La clase privilegiada de los que participan de la liturgia reformada, el Novus Ordo, y los católicos de segunda, que a partir de ahora estarán meramente tolerados.

Se dice que aquellos que van a Misa Tradicional, o los sacerdotes que dicen Misa Tradicional, solo lo hacen por “nostalgia del pasado”. Pero, ¿cómo puede ser eso si muchos sacerdotes jóvenes, y muchísima gente que va a Misa Tradicional no la conocieron? ¿No será más bien una cuestión diferencial entre el peso espiritual de los dos ritos, entendidos como alimento para las almas? ¿Por qué el atractivo para los jóvenes?

La admirable, armoniosa y bastante espontánea difusión e incesante aumento de la Misa Tradicional por todo el mundo, hasta en los países más remotos, es sin duda obra del Espíritu Santo, y un verdadero signo de nuestros tiempos. Esta forma de celebración litúrgica produce auténticos frutos espirituales, sobre todo en la vida de los jóvenes y los conversos al catolicismo, ya que lo que precisamente atrajo a éstos fue la fuerza que irradia de este tesoro de la Iglesia. La Misa Tradicional es un tesoro que pertenece a toda la Iglesia, pues se celebra y es objeto de gran estima y amor para los sacerdotes y los santos desde hace al menos un millar de años.

¿Qué cree que pasará con los Institutos de Misa Tradicional ahora que están bajo la competencia de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica?

Aún no es posible decir en términos concretos qué pasará con los Institutos de Misa Tradicional. Ahora también conocemos el procedimiento y cierto espíritu antitradicional de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Algunos dicen que esta Congregación no debería llamarse “Congregación para los Institutos de Vida Consagrada”, sino “Congregación contra los Institutos de Vida Consagrada”.

Sin embargo, de algunas declaraciones en el Motu Proprio y en la carta adjunta del Papa Francisco, se puede concluir que estos Institutos esperan algunas medidas drásticas para ellos, especialmente si se consideran las siguientes declaraciones en estos documentos: “Los libros litúrgicos promulgados por los santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la única expresión de la lex orandi del Rito Romano”. Entonces se puede deducir, que la Misa tradicional celebrada por los Institutos de Misa Tradicional no es la lex orandi del Rito Romano y debe considerarse como algo provisorio y tolerado solo temporalmente. Esto también se puede ver en la intención claramente formulada del Papa Francisco cuando el afirma: “Los presbíteros ordenados después de la publicación del presente Motu proprio, que quieran celebrar con el Missale Romanum de 1962, deberán presentar una solicitud formal al obispo diocesano, que consultará a la Sede Apostólica antes de conceder la autorización.”

“Las indicaciones sobre el modo de proceder en las diócesis están dictadas principalmente por dos principios: por un lado, prever el bien de quienes están arraigados en la forma de celebración anterior y necesitan tiempo para volver al Rito Romano promulgado por los santos Pablo VI y Juan Pablo II; por otro lado, interrumpir la erección de nuevas parroquias personales”. “A esta fidelidad a las prescripciones del Misal y a los libros litúrgicos, en los que se refleja la reforma litúrgica deseada por el Concilio Vaticano II, sean educados los seminaristas y los nuevos presbíteros.” “Sobre todo, os corresponde trabajar por la vuelta a una forma unitaria de celebración”.

Se puede concluir de esto que dichas afirmaciones también podrían aplicarse a los Institutos de Misa Tradicional.

¿Cómo deben actuar los sacerdotes, ante el peligro de ser destituidos, suspendidos a divinis, o privados de los medios de subsistencia por seguir diciendo la Misa Tradicional?

Un tesoro litúrgico casi milenario, válido y tenido en alta estima no es propiedad privada de un pontífice para que haga con él lo que le venga en gana. Por tanto, los seminaristas y sacerdotes jóvenes deben pedir que se les conceda el derecho a beneficiarse de este tesoro común de la Iglesia. Y en caso de que se les niegue, pueden celebrar de todos modos clandestinamente. No sería un acto de desobediencia, sino de obediencia a la Santa Madre Iglesia, que nos ha dado ese tesoro litúrgico. Que el papa Francisco rechace tajantemente un rito casi milenario es algo efímero en comparación con el espíritu y la práctica constante de la Iglesia.

Es indudable que con el tiempo irá formándose una red mundial de Misas catacumbales, como suele suceder en tiempos de emergencia y de persecución. Un acto administrativo tan draconiano no podrá violentar la conciencia de las muchas familias católicas y el creciente número sobre todo sacerdotes jóvenes que celebran o quieren celebrar la Misa Tradicional. No servirá de nada decirles a esos sacerdotes que tienen que atenerse a las normas, porque tienen claro que la obligación de obedecer queda sin efecto cuando de lo que se trata es de poner fin a la liturgia tradicional, el gran tesoro litúrgico de la Iglesia de Roma.

Por fin, gustaría dar aliento y coraje. Debemos creer que como la Iglesia es indestructible, así también es la liturgia tradicional: “Las portas del infierno no prevalecerán contra ella”. Nuestra fuerza es la fidelidad a la Misa tradicional, el coraje de difundirla, lo mismo en la clandestinidad, si fuera necesario, lo mismo con sacrificios. Pero, nuestra fuerza mayor es la plegaria. Se puede proponer tal o semejante plegaria: “Señor Jesucristo, ilumina al papa, que él nos devuelva ese gran tesoro litúrgico de la Iglesia. Que él no viole nuestra conciencia forzándonos a una forma litúrgica única y exclusiva. Ilumina al papa para que sea un verdadero padre de familia, que “saca de su tesoro lo nuevo y lo viejo” (Mt 13,52). Señor, abre los ojos del papa, y déjalo probar un poco la belleza celestial que contiene la Misa tradicional. Déjalo recordar su infancia y juventud cuando él rezaba con fe y alegría espiritual las palabras “Me acercaré al altar de Dios. A Dios que alegra mi juventud”. Señor Jesucristo concede al Papa Francisco la gracia indecible de la conversión a la tradición de la fe y a la forma de la liturgia constante y milenario de la Iglesia Romana.”

[Entrevista por el Padre Nilton Bustamante]

Rumor se amplía: Existe un borrador de un documento del Vaticano para dar puntillazo final a la Misa Tradicional en latín



Robert Moynihan, fundador y editor en jefe de la revista Inside The Vatican, ha publicado el texto de un correo que recibió en la mañana de hoy, Ene-18-2022, proveniente de un sacerdote y el cual no considera una broma. El contenido del correo, el cual traducimos abajo, viene a sumarse a la información aquella que por ahora es un rumor y a la cual dedicamos una entrada recientemente, de que se acerca lo que sería el puntillazo final para la Misa Tradicional en latín. Presten atención, porque lo que ahora se añade no es incompatible con lo anteriormente rumoreado sino complementario.


Traducción, con adaptaciones, de Secretum Meum Mihi.


El texto de un correo electrónico recibido esta mañana, Enero 18, 2023:

Hola Robert,

Como ambos sabemos, no hay verdaderos “secretos” en Roma.

Entonces, sin revelar la identidad, puedo decirte que un arzobispo en los Estados Unidos vio este documento sobre el cual abundan los rumores, y le confirmó a un sacerdote amigo mío (que es una persona de verdadera integridad y no esparciría rumores por casualidad), que de hecho contiene lo que algunos han adivinado, una supresión adicional de la Misa Tradicional en Latín, con una excepción para las órdenes religiosas que solo celebran privadamente (sin iglesias parroquiales), y algunas posibles aclaraciones adicionales para la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro.

Se “encontró necesario” emitir esta segunda carta, debido a la falta de implementación del motu proprio del Papa Francisco por parte de un buen número de obispos en todo el mundo (usando el Canon 87, etc.)

Su publicación está programada para Abril o Mayo, y tendría el “peso” de una Exhortación Apostólica (para igualar la de San Paulo VI que establece formalmente el Nuevo Rito).

Le quitaría, efectivamente, a los obispos, cualquier otra opinión o excepción en el asunto.

Si se publica, creo, empujará a la Misa tradicional en Latín a la “clandestinidad” y sumará a las filas de la Fraternidad de Pío X (que ya ha crecido tres veces desde la emisión del motu proprio por el Papa Francisco).

Esto no terminará bien.

La Misa Tradicional en Latín sobrevivirá, si algún católico continuará yendo a un Novus Ordo más diluido (el cual también se supone es parte de este documento), estará por verse, la asistencia a la Misa Dominical semanal por parte de los católicos es actualmente de 12% en los Estados Unidos (en la mayoría de las diócesis); es del 2,5% en los Países Bajos.

Si sé más información sobre todo esto, me aseguraré de enviarte una actualización.

Dios te bendiga y gracias por todo lo que haces.

—De un sacerdote que pertenece a una de las órdenes tradicionales

martes, 3 de enero de 2023

Gänswein: Benedicto leyó Traditionis custodes con “dolor en el corazón” (Carlos Esteban)



El motu proprio de Francisco Traditionis custodes, que venía a derogar la liberalización de la Misa Tradicional concedida por Benedicto XVI en Summorum Pontificum de catorce años antes, dolió al Papa Emérito, confiesa su secretario y amigo el arzobispo Georg Gänswein en declaraciones a Die Tagespost.

Benedicto leyó Traditionis custodes «con dolor en el corazón», asegura Gänswein. En este decreto, Francisco restringió drásticamente las posibilidades para la celebración de la llamada Misa Antigua que su antecesor había decretado en 2007.

Gänswein describió esta medida como un «golpe» para el Papa jubilado. Benedicto XVI Con su reforma de 2007, quería asegurar que los seguidores de la Misa Antigua, que encuentran su hogar en esta forma de liturgia, «encuentren su paz interior», dijo el arzobispo. También quería «alejarlos de Lefebvre», el excomulgado fundador de la Fraternidad Pio X.

Gänswein dijo que la Misa Antigua había sido la «fuente de su vida espiritual» para muchas personas durante siglos, «alimento para muchos santos». No podía imaginar «que esto es algo que ya no es bueno». Tampoco debe olvidarse que esto también se aplica a muchos jóvenes «que ya no entienden realmente todo el alboroto sobre el Consejo». Él, Gänswein, «no se sentía muy cómodo quitándole este tesoro a la gente».

El secretario personal de Benedicto XVI ha escrito un libro en el que pretende contar la verdad contra las “calumnias flagrantes”, las “maniobras oscuras”, los misterios y los escándalos que mancillaron la reputación de un pontífice mejor conocido por su histórica renuncia.

“Nada más que la verdad: Mi vida al lado del Papa Benedicto XVI” del arzobispo Georg Gaenswein está siendo publicado este mes por el sello Piemme del gigante editorial italiano Mondadori, según un comunicado de prensa.

Según Piemme, el libro de Gaenswein contiene “un testimonio personal sobre la grandeza de un hombre afable, un gran erudito, un cardenal y un papa que hizo la historia de nuestro tiempo”. Pero dijo que el libro también contenía un relato de primera mano que corregiría algunos aspectos «malentendidos» del pontificado, así como las maquinaciones del Vaticano.

“Hoy, tras la muerte del Papa emérito, ha llegado el momento de que el actual prefecto de la casa pontificia cuente su propia verdad sobre las flagrantes calumnias y oscuras maniobras que han intentado en vano ensombrecer el magisterio y las acciones del pontífice alemán. ”, decía el comunicado de prensa.

Carlos Esteban



Benedicto XVI y Traditionis Custodes

Duración 1:33 minutos

viernes, 23 de diciembre de 2022

Cardenal Sarah sobre Traditionis Custodes: “Reina en la Iglesia un profundo malestar y un verdadero sufrimiento en torno a la liturgia”



Valeurs Actuelles, Dic-22-2022, presenta una entrevista con el cardenal Robert Sarah, prefecto emérito del Dicasterio para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos. Traducción de Secretum Meum Mihi de una de las respuestas en la que específicamente se le pregunta sobre el motu proprio Traditionis Custodes.

El motu proprio Traditionis Custodes ha suscitado mucha incomprensión y desánimo entre los católicos ligados al rito tradicional: ¿qué le dice a los sacerdotes que celebran en latín y que están abatidos por la hostilidad que sufren? ¿Cómo explicar la discrepancia entre el éxito de esta liturgia, especialmente entre los jóvenes, y la desconfianza que suscita en una parte de la Iglesia?


La liturgia no es una cuestión secundaria, ella expresa y forma nuestra manera de entrar en relación con Dios. La liturgia no es una vaga opción facultativa sino una fuente fundamental del alma cristiana. Es el reconocimiento, la veneración y la celebración de los misterios cristianos y de la acción divina. Las formas de culto dan forma a nuestra cultura cristiana. En efecto, en la liturgia, todos nuestros gestos y todas nuestras palabras han sido purificados y cincelados por siglos de experiencia cristiana. La liturgia obedece a esquemas codificados, heredados de mil generaciones.

Toda alma busca a Dios, su grandeza, su majestad y su hermosura.

Pero debemos tener el coraje y la lucidez de constatar que la liturgia católica hoy está enferma. El mismo Papa Francisco lo subrayó. ¿Por qué tantos jóvenes están fascinados por la liturgia antigua? Seamos honestos. Sería demasiado fácil decretar conscientemente que todos ellos tienen una necesidad psicológica equivocada de identidad. ¿No deberíamos admitir que muchas celebraciones los decepcionan? ¿Que no encuentran allí aquello de lo que su alma está profundamente sedienta? Muchas liturgias desacralizadas los dejan hambrientos.

Toda alma busca a Dios, su grandeza, su majestad y su hermosura. Pero uno sólo puede acercarse a Dios con estupor, respeto religioso y temblor filial. Necesitamos signos sagrados para ir a él. Nuestro cuerpo necesita arrodillarse para que nuestra alma se deje abrazar por Dios. Necesitamos alejarnos de la cotidianidad profana para que Dios nos tome de la mano y nos conduzca a Su sagrado corazón. A veces se cree que la liturgia debería hacerse más accesible mediante el uso de música profana, de actitudes artificialmente relajadas, mediante la supresión de las separaciones sagradas y la nivelación arquitectónica de las iglesias. Es una ilusión trágica. Todas estas opciones nos alejan de Dios en lugar de acercarnos.

Ya que me pregunta por el motu proprio Traditionis custodes, quiero ser explícito. Reina en la Iglesia un profundo malestar y un verdadero sufrimiento en torno a la liturgia. Esto prueba que la reforma deseada por el Vaticano II no está completa. Todavía no ha encontrado su punto de equilibrio.

Benedicto XVI, fiel lector del Concilio Vaticano II, nos enseñó de forma definitiva que la liturgia antigua y la liturgia nueva no eran contradictorias ni opuestas, que debían pensarse en continuidad orgánica. Esta es una enseñanza que ahora está establecida. El Papa Francisco, por su parte, nos recordó que estas dos liturgias no deben desarrollarse una al lado de la otra como dos mundos extraños entre sí. También enseñó con fuerza que el Concilio Vaticano II debe guiar e iluminar la práctica de estas dos liturgias. Sin embargo, muy a menudo, las liturgias parroquiales no son fieles al concilio. Por ejemplo, ¿está el canto gregoriano en primer lugar como él lo exige?

De ahora en adelante, para los próximos años, será tarea de los obispos y papas sacar las consecuencias prácticas. Es cierto que la práctica litúrgica actual debe evolucionar. Debe integrar los mejores elementos de lo antiguo a la luz del concilio. La celebración orientada ad Deum o hacia la Cruz, el amplio uso del latín, el uso del antiguo ofertorio o las oraciones dichas “al pie del altar”, el lugar importante que se da al silencio son para mí elementos que harían posible lograr —¡por fin!— la paz litúrgica y realizar la reforma que verdaderamente quería el Vaticano II y que aún no hemos logrado.