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viernes, 31 de mayo de 2019

Filósofo: Francisco es un hereje, pero eso no lo hace perder automáticamente su cargo



El papa Francisco “ha hecho un montón de declaraciones heréticas”, dijo el 31 de mayo el filósofo austríaco Josef Seifert a Gloria.tv (ver video debajo, en alemán).

Seifert resalta que la lista de siete herejías contenidas en la Carta de Abril de ochenta eruditos “no es exhaustiva”. Él recuerda que Francisco afirmó también que las almas malas se evaporan o que el infierno está vacío.

La Declaración de Abu Dhabi es para Seifert “más que herética; en realidad es apóstata”.

Seifert cree que un Papa que difunde herejías objetivas, pierde su cargo, pero no hay autoridad que sea competente para juzgar a un Papa. En consecuencia, solo un Papa posterior podrá condenar a Francisco.

Hay algunos maestros de la Iglesia, como el jesuita Roberto Belarmino, quien aduce que un Papa hereje pierde automáticamente su cargo, pero ésta nunca fue la enseñanza oficial de la Iglesia, agrega Seifert.

Esperando contra toda esperanza él espera que Francisco se retracte de sus herejías, porque de otra manera corre el riesgo de ser condenado retrospectivamente y “borrado de la lista de los Papas”.

Como observación al margen Seifert insinúa el clima de temor que reina en la Iglesia de Francisco, citando a un obispo que le dijo que él probablemente perdería su diócesis si expresara alguna crítica.

El cardenal Maradiaga, amenazado de linchamiento en el aeropuerto de Tegucigalpa (Carlos Esteban)



Evacuado por protestas políticas del avión que le habría de llevar a Panamá, el coordinador del consejo de cardenales del Papa, el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, ha tenido que ser retirado discretamente por temor a un linchamiento, informa el vaticanista Edward Pentin.

“Ah, bueno, al pobre le dirán de todos lados pero no hay nada aprobado, no, en ese aspecto es de una… es honesto y me preocupé en averiguar bien las cosas”, dijo sobre su mano derecha para Latinoamérica, el cardenal Rodríguez Maradiaga, implicado en oscuros manejos financieros en el país del que es primado, Honduras. “Ahí son calumnias”. Y añadió que “nadie me pudo probar nada. Por ahí se equivocó en alguna cosa, equivocaciones ha tenido algunas, pero no del nivel que le quieren colgar. Eso es importante así que en eso lo defiendo”.

Pero no todo el mundo en su propio país parece pensar lo mismo del ‘buen’ cardenal. Según afirma el veterano vaticanista del National Catholic Register, Edward Pentin, el cardenal hubo de ser evacuado de la pista del aeropuerto de Tegucigalpa, donde esperaba embarcar en un vuelo rumbo a Panamá, debido a las protestas políticas que sacuden el país. Las fuentes de Pentin aseguran que se le condujo de vuelta al edificio principal del aeropuerto ante el riesgo de ser linchado, y añaden que “su apoyo a las nefastas políticas del gobierno ha hecho que se le vea como un funcionario a sueldo de los gobernantes”.

Las confusas noticias que llegan desde Honduras hablan de fuertes algaradas que habrían forzado la paralización del aeropuerto, en protesta contra la política de privatización del Gobierno hondureño.
Maradiaga ha sido acusado, entre otras cosas, de haber protegido y tapado las tropelías de su amigo y mano derecha, el ex obispo auxiliar Juan José Pineda, a su vez denunciado por seminaristas de abusos sexuales y al que se le obligó a renunciar cuando fue ya imposible ocultar sus desmanes. Eso no impidió que Maradiaga cargara contra los seminaristas, a los que llegó a tachar no solo de mentirosos, sino incluso de alinearse con la ‘antiIglesia’.
Los aspectos oscuros del Cardenal volvieron a quedar bajo los focos con la aparición del libro de Marta Alegría Reichman, viuda del antiguo embajador de Honduras ante la Santa Sede. El matrimonio perdió los ahorros de toda una vida por confiar en unas inversiones recomendadas por el cardenal que resultaron ser una estafa. En total, los casos de opacas operaciones financieras en las que se acusa a Maradiaga de estar implicado son más que abundantes.

Carlos Esteban

El cardenal Müller defiende a Salvini y censura la politización eclesial (Carlos Esteban)



El ex prefecto para la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, parece decidido a convertirse en el ‘Pepito Grillo’ de la actual Curia. Lo último: defender la postura ‘confesional’ de Matteo Salvini y deplorar que el alto clero se meta descaradamente en política.
“Una autoridad eclesiástica no puede hablar de cuestiones teológicas como si fuese un aficionado”, lamenta el cardenal alemán Gerhard Müller, exprefecto para la Doctrina de la Fe, en entrevista concedida al Corriere della Sera. “Y, sobre todo, no debe meterse en política cuando hay un gobierno y un parlamento legitimados democráticamente, como en Italia. Sería mejor hablar con Salvini, discutir o corregirle si fuera necesario”.
Matteo Salvini, líder de la Liga y ministro del Interior, se ha cobrado una importante victoria en su particular e implícito duelo con la Curia y la Conferencia Episcopal Italiana al alzarse con un 34% de los votos italianos al Europarlamento, por delante de cualquier otro.
No debería ser una derrota para la Iglesia, naturalmente, que no se presenta a las elecciones, pero quienes rodean a Su Santidad, tanto en el Vaticano como en Italia, han preferido plantearlo de este modo en un enfrentamiento público y demasiado evidente del que han salido escaldados y con deseos, como ha expresado diplomáticamente el secretario de Estado, Pietro Parolin, de “construir puentes” con Salvini, por emplear una metáfora a la moda, después de que se filtrara que el Papa, que ha recibido sonriente a tiranos de todo pelaje, se negaba a reunirse con el líder liguista.
En general, Su Santidad no está resultando muy afortunado en sus apuestas electorales. En Italia no es la primera vez que sale lo que deplora de las urnas: pasó igual en Estados Unidos con Trump, en su propia patria con Macri, en Brasil con Bolsonaro y en la propia Italia con la coalición de Gobierno en que participa la aborrecida Liga.
Para colmo de males, Salvini y, en general, muchos de los partidos denostados por la Curia se están llevando en buena medida el voto católico. El líder de la Liga, en concreto, exacerba y subraya este dato haciendo pública profesión de fe, besando su rosario en mítines electorales y encomendando Italia al Inmaculado Corazón de María y a los santos nacionales.
A este respecto, Müller reconoce que no le gustó el gesto de Salvini y que debería haberlo evitado, pero añade que es mucho peor “que los obispos confundan los asuntos que se refieren a la fe con los temas relativos a la política. Se puede criticar a aquellos que no aceptan tus principios, pero no cerrarles la puerta”.
Pero si el gesto no le gusta, otra cosa son sus políticas. Müller recuerda que “hay países que quieren descristianizar Italia y Europa; Salvini ha recurrido a los patrones de la Unión Europea, a sus raíces cristianas”. Y concluye: “Prefiero a quien habla de la tradición cristiana que a quienes la eliminan. Es absurdo que colaboradores del Papa como el padre Antonio Spadaro actúen como jueces en política”.
Carlos Esteban

NOTICIAS VARIAS 31 de mayo de 2019



Vaticano omitió —y corrigió— cita clave en entrevista de Francisco sobre abuso de McCarrick Información de agencia Assoc...

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El engaño de la muerte cerebral es revelado en el congreso científico de la Academia Juan Pablo II por la vida y la familia

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Selección por José Martí

El Vaticano ‘censura’ al Papa (Carlos Esteban)



En su primera traducción de la entrevista concedida en español por el Papa a una periodista de Televisa, Vatican News dejaba fuera una frase absolutamente crucial de Su Santidad sobre el caso Viganò, como apreció el vaticanista Marco Tosatti. Solo subsanaron el error tras ser advertido por el propio periodista.

De toda la parte de la entrevista del Papa Francisco con la periodista mexicana Valentina Alazraki, el servicio oficial de noticias vaticano Vatican News dejó fuera en su traducción una admisión clave del pontífice, eludiéndola por completo.

Si es un mero error, hay que decir que es grave, porque lo menos que puede esperarse de un servicio de noticias oficial cuando trata nada menos que con las palabras de Su Santidad es que sea absolutamente fiel en la transcripción de sus palabras, y no es el primero de bulto que cometen.

Pero la coincidencia sería tan extraordinaria que exige demasiado de nuestra credulidad, porque se refiere al caso Viganò y constituye, justamente, la confesión más embarazosa sobre el asunto.

En la respuesta en cuestión, que reproducíamos ayer aquí, decía el Papa literalmente:

“De McCarrick yo no sabía nada, obviamente, nada, nada. Lo dije varias veces eso, que yo no sabía, ni idea. Y que cuando esto que dice que me habló aquel día, que vino… Y yo no me acuerdo si me habló de esto. Si es verdad o no. ¡Ni idea! Pero ustedes saben que yo de Mc Carrick no sabía nada; si no, no me hubiera quedado callado, ¿no? Pero este porqué de ese silencio: primero porque las evidencias estaban ahí, juzguen ustedes. Fue un acto de confianza realmente. Y segundo, por esto de Jesús, que en momentos de ensañamiento no se puede hablar, porque es peor. Todo va a ir contra de uno. El Señor nos enseñó ese camino y yo lo sigo”.

Pero en la primera traducción ofrecida por Vatican News, el párrafo elude por completo la siguiente admisión: “Y yo no me acuerdo si me habló de esto. Si es verdad o no. ¡Ni idea!”. Tosatti cotejó el original español y la traducción y, al advertir la insólita elusión, lo comunicó a Vatican News, que subsanó su ‘error’.

Da la casualidad -¿o es causalidad?- que esa es la declaración más ‘problemática’ del Papa de todo el asunto, un asunto del que no ha querido decir una sola palabra desde su publicación, hace ya nueve meses, como dejó claro que haría en la rueda de prensa en vuelo a su regreso de Dublín. Días después, es cierto, el Vaticano anunció a bombo y platillo que se llevaría una investigación en profundidad sobre el caso McCarrick, aunque ni se ha vuelto a saber de ella ni periodista alguno se ha molestado en preguntar por ella.

Lo que hace clave esa frase es que Viganò, en su exposición acusatoria, explica que fue el Papa, no él, quien en audiencia privada le preguntó por el cardenal McCarrick. Ahora bien, estamos hablando del Vicario de Cristo recibiendo a un nuncio, y al nuncio de un país de tanto peso como Estados Unidos, y hablando de cargos muy graves sobre el más poderoso prelado de aquel país. Es decir, no se trata de si Viganò “le habló de eso”, algo que debería ser ya por sí mismo difícil de olvidar; es que fue el propio pontífice quien preguntó por él, lo que resta credibilidad al olvido del Papa.

De hecho, en declaraciones a LifeSiteNews Viganò no solo ha dicho que el Papa miente al decir que no sabía nada de las andanzas de McCarrick, sino que recuerda precisamente ese detalle.

Carlos Esteban

Lo que está en juego tras las elecciones del 26 de mayo (Roberto De Mattei)

Las elecciones celebradas el pasado 26 de mayo han constituido un episodio significativo de un enfrentamiento que va más allá de lo que pase en el Parlamento Europeo o de cualquier gobierno nacional. Existe de hecho un lobby que tiene en la mira la destrucción de la sociedad cristiana y la construcción de organismos cosmopolitas que asuman poderes soberanos sobre la vida y la muerte de los ciudadanos europeos. Un ejemplo de dicho proyecto lo hemos visto últimamente en Francia, donde el Tribunal de Apelación de París ha transferido a la Organización de las Naciones Unidas la decisión definitiva sobre la vida de Vincent Lambert, el paraplégico francés condenado a muerte por su mujer y por los médicos del hospital de Reims, en el cual está ingresado.
Está claro que la autoridad legislativa sobre la vida de Lambert no corresponde ni a los jueces franceses ni a los de Europa o la ONU. Las leyes positivas, nacionales o internacionales, no dimanan de las instituciones que las promulgan o aprueban, sino de una ley divina preexistente a toda ley humana y que no se puede separar de las leyes de los hombres. Pues bien, la ley natural y divina prohíbe matar a un inocente, y toda ley humana que pretenda establecer lo contrario debe ser considerada nula e írrita, además de inicua. Y dado que la Iglesia Católica es la única institución que es custodia de la ley divina y natural, los eclesiásticos tienen más que nadie la obligación de proclamar el derecho inalienable a la vida. Pero hoy en día la voz de los eclesiásticos ha caído en un silencio atronador. El único problema que por lo visto interesa a las máximas autoridades de la Iglesia es dar acogida a los inmigrantes  extraeuropeos. Una acogida total, incondicional y absoluta. No hablamos de la antigua virtud, ya sea cristiana o laica, de la hospitalidad, sino de una opción ideológica en la que la filosofía de la acogida se manifiesta en realidad como una teoría de la renuncia a la identidad europea, o mejor dicho, a su sustitución.
El concepto de gran sustitución fue introducido por Renaud Camus (Le Grand Remplacement, David Reinharc, Neuilly-sur-Seine 2011), y fue desarrollado por el profesor Renato Cristin en su libro I padroni del caos (Liberlibri, Macerata 2017). Mediante un riguroso análisis, el autor, catedrático de filosofía en la Universidad de Trieste, explica que la mencionada teoría aspira a reemplazar los pueblos europeos con otros (africanos, árabes y asiáticos, en su mayoría musulmanes), dando lugar al caos como horizonte histórico concreto. Cristin recuerda la existencia de un proyecto de la ONU del año 2001 en el que se habla explícitamente de «inmigración sustitutiva» con el objeto de hacer frente al declive demográfico de Europa. Los flujos migratorios no sólo son un injerto étnico, sino también un vuelco que trastorna la civilización, una contracolonización en la que los inmigrantes aparecen como portadores de una civilización híbrida o mestiza que se opone a la cristiana que construyó Europa. La destrucción de los estados nacionales viene por tanto mediante una política de sustitución tanto étnica como cultural. La sustitución cultural supone la negación de toda identidad radicada en la tradición cristiana europea; la étnica se produce con una avalancha humana de inmigrantes que reemplazan la población europea, diezmada por el aborto y la anticoncepción. El antinatalismo es la expresión biológica del suicidio cultural y moral de Occidente.
Los resultados de las elecciones europeas han premiado a los partidos políticos que reivindican más abiertamente las identidades nacionales. Particular importancia reviste la aplastante victoria de la Liga de Matteo Salvini, que ha alcanzado en 34,3% de los votos en Italia. Pero Italia es también el país donde ha tenido más impacto el movimiento  a favor de la inmigración. No sólo la Conferencia Episcopal ha  salido a la palestra, sino el papa Francisco, que se ha presentado como cabeza de la izquierda política. La portada del semanario L’Espresso del pasado 26 de mayo mostraba un montaje fotográfico en el que aparecía el Papa disfrazado del Zorro, el famoso justiciero, y lo califica de la voz del «pueblo que protesta» contra Salvini. Al día siguiente, en su mensaje con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, Franciscó afirmó: «El lema del cristiano es ¡primero los últimos!», y añadió: «No se trata sólo de migrantes: se trata de poner a los últimos en primer lugar». En la misma mañana, Su Santidad se reunió con Raoni Metukire, jefe de los indios cayapó del Amazonas, para promover el indigenismo revolucionario con vistas al Sínodo de la Amazonia del próximo octubre.
La teología bergogliana de los últimos supone un fomento abierto de la estrategia de la inmigración sustitutiva. No está claro quiénes son los últimos; lo que sí está claro es quiénes son los que deben ser sustituidos en la nueva opción preferencial.El Evangelio exhorta a amar al prójimo como a uno mismo: «No existe mandamiento mayor» (Mc.12,29-31). En la Suma Teológica, Santo Tomás de Aquino (26, parte II,II) explica no obstante que el amor al prójimo no es un sentimiento genérico e indiscriminado, sino que tiene una gradación precisa a la que llama orden de la caridad, en el cual el amor debe extenderse progresivamente de los más allegados a los más lejanos. Dios debe ser amado por encima del prójimo (a.2) y de nosotros mismos (a.3). El hombre debe amarse a sí mismo más que al prójimo (a.4), y entre los prójimos, algunos han de ser más amados que otros (a.6). Los más allegados son aquellos de quienes hemos recibido la vida y a quienes se la hemos transmitido: nuestros padres y nuestros hijos. Nuestro amor al prójimo se extiende a partir de ellos. Sería absurdo, por ejemplo, echar de casa a nuestros padres para meter en su cuarto a un matrimonio de inmigrantes. Es más, el amor que debemos al prójimo es ante todo de naturaleza espiritual. Lo que debemos desear por encima de cualquier otra cosa es la salvación de las almas de nuestros seres queridos. Amar significa desear su salvación. En el caso de los inmigrantes, consiste en desear su conversión a la verdadera fe. Ni en Italia ni en el resto de Europa se está llevando a cabo una pastoral de evangelización de los inmigrantes. Se nos presenta el multiculturalismo como un valor superior a la identidad monocultural cristiana.
El dogma de la acogida es proclamado por una sociedad que quita la vida a seres humanos inocentes, a niños por nacer y a ancianos; los primeros, condenados a muerte por aborto, y los segundos por eutanasia, sin que haya una verdadera oposición a estos crímenes por parte de las autoridades eclesiásticas. En realidad, quien se escandaliza por un crucifijo en la pared de un aula o porque un político bese un rosario*, no sólo desea extirpar toda expresión pública de cristianismo; pretende además apagar toda luz de la ley divina y natural que sobrevive en nuestra conciencia exigiéndonos la defensa de una vida inocente. Quien tenga todavía algo de conciencia cristiana no puede menos que exigir la presencia viva del Crucificado, y no sólo en la vida privada, sino también en la pública y en la identidad colectiva de las naciones europeas. Por ello, pedimos a todos los partidos que han ganado las elecciones en Italia, Hungría, Francia y tantos otros países, derrotando el inmigracionismo, que no se limiten a invocar de forma genérica y superficial las raíces cristianas, sino que manifiesten de modo concreto dicha identidad en las instituciones y leyes europeas, empezando por la defensa incondicional de la vida y de la familia. El caso de Lambert es, después de los de Eluana Englaro y Alfie Evans, ejemplo de una batalla a librar en los próximos meses. Es posible que con ello el enfrentamiento cobre más altura, pero actualmente se combate a vida o muerte por nuestra civilización. Más que una batalla en los parlamentos, es una batalla de cultura y mentalidad, aunque los resultados de las elecciones cumplen también la función de revelar tendencias profundas de la opinión pública. En el caso de las del pasado 26 de mayo, se ha revelado la existencia de un pueblo que europeo que no se rinde.
Roberto De Mattei