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martes, 31 de julio de 2018

El Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolín, elogia al cardenal modernista Bernardin



Durante su período de vacaciones en la región de Trento (Italia), el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, ensalzó al final de la misa dominical en Tonadico al fallecido cardenal de Chicago, Joseph Bernardin (+1996), cuyos padres emigraron de ese pueblito.

Parolin llamó a Bernardin – quien fue el líder modernista en Estados Unidos – “el gran Joseph Bernardin”, según publicó el 30 de julio la página web LaVoceDelNordest.eu. Continuó afirmando que Bernardin fue un “gran pastor, pero después, sobre todo, sufrió demasiado”.

Para los medios de comunicación anti-Iglesia, Bernardin fue un héroe. Durante el reinado de Bernardin (1982-1996), la arquidiócesis de Chicago perdió casi el 25% de sus clérigos.
En las semanas finales de Bernardin, el entonces presidente Bill Clinton lo premió con la Medalla Presidencia de la Libertad. Su misa fúnebre fue presidida por su buen amigo, el cardenal radical Roger Mahony.

Bernardin fue responsable de la configuración de la “maquinaria Bernardin”, con la que controló la Conferencia Episcopal Estadounidense y casi todas las designaciones episcopales.

La ideología Bernardin consiste en no defender ni predicar ninguna enseñanza de la Iglesia considerada “controvertida” [por los medios de comunicación oligarcas] y en utilizar medidas disciplinarias casi exclusivamente en orden a perseguir a los sacerdotes católicos fieles.

Cuatro sugerencias sobre cómo reconocer la buena música litúrgica (maestro Aurelio Porfiri)


Con frecuencia me preguntan cómo se puede reconocer qué música es buena para la liturgia y cuál no.

Para responder esta pregunta, es suficiente con conocer lo que la Iglesia enseña a este respecto. Esta enseñanza está contenida en el Motu Proprio Sobre la Música Sagrada, de san Pío X (noviembre de 1903).

1) Pío X lo puso de este modo: Cuanto más se asemeje la música al canto gregoriano, tanto más apropiada es para la liturgia. Ésta es la regla fundamental.

2) La música sagrada debe ser excelente. Ésta es la razón por la cual los que la evalúan deben ser músicos. Esto no es “elitismo”, sino el hecho que la bondad de la forma, que es parte de la belleza, tiende a la Belleza suprema de Dios. Dios se merece lo mejor que tenemos.

3) La música debe inspirar la santidad, no un vago sentimiento emocional. Pío X pone en guardia en su carta encíclica Pascendi (de setiembre de 1907) sobre la tentación de reducir la religión a sentimentalismo. La música sagrada es elevación a Dios, no darse un baño en el yo pecaminoso de uno mismo.

4) La verdadera música sagrada es sagrada en todas partes, porque el catolicismo es universal. En consecuencia, una pieza musical elaborada por un compositor africano, americano, asiático, australiano o europeo puede tener un acento particular que proviene de sus fundamentos históricos-culturales, pero sin embargo debe ser parte de una cultura más amplia: la católica.

Aurelio Porfiri

lunes, 30 de julio de 2018

El demoledor vídeo que se ha hecho viral desmontando 15 mentiras sobre el aborto (ELENTIR)


A mediados del mes pasado, y después de una sucia campaña plagada de mentiras para justificar ese atentado contra los derechos humanos, la Cámara de los Diputados de Argentina apoyó legalizar el aborto.
Los abortistas engordan las cifras de abortos ilegales en Argentina: como en EEUU y España 
Una feminista niega el derecho a vivir del hijo por nacer porque “no puede escribir poemas”
El 8 de agosto, el proyecto para legalizar el asesinato de hijos por nacer será votado en el Senado argentino. De momento, parece que los defensores del derecho a la vida serán mayoría, y por ello los grupos de presión abortistas están redoblando su campaña de falsedades a fin de presionar a los senadores para que desprotejan la vida de los más inocentes e indefensos.

Frente a esa campaña, el escritor y politólogo argentino Agustín Laje publicó anteayer un formidable vídeo desmontando 15 mentiras usadas por los abortistas en su campaña de presiones. 

El vídeo desmonta las falsedades del lobby del aborto recurriendo a argumentos racionales, científicos y estadísticos

Precisamente una de las mentiras más habituales del lobby abortista es que quienes defendemos la vida sólo tenemos argumentos religiosos. No es verdad. De hecho, para defender el derecho a vivir del niño por nacer ni siquiera hace falta ser creyente: te basta con recurrir a la ciencia, que demuestra que la vida humana empieza con la concepción

Como apunta Laje, los últimos avances científicos y tecnológicos en el estudio sobre el inicio de la vida no han hecho más que reforzar los argumentos de los provida.

El vídeo ya se ha hecho viral en Argentina, con más de 230.000 visualizaciones, convirtiéndose en tendencia en Youtube en ese país. 
De momento lleva 29.000 votos a favor frente a sólo 4.800 en contra (una ventaja de 6 a 1).
En Twitter, el mensaje de Agustín difundiendo el vídeo ya ha sido compartido más de 2.600 veces
En Facebook se publicó ayer y ya lleva 48.000 reproducciones.
Como era de esperar, frente a argumentos racionales, científicos y estadísticos que desmontan sus mentiras, los abortistas han respondido como suelen hacerlo: con insultos

Una vez agotadas y desmontadas sus mentiras, ése es el último recurso de quienes no tienen argumentos válidos ni convincentes para defender sus ideas

Unas ideas que consisten, básicamente, en justificar algo monstruoso: el asesinato de seres humanos inocentes e indefensos a petición de sus madres

Elentir

Cardenal Müller: los católicos no tienen obligación de seguir la agenda izquierdista-verde de Francisco



Los católicos no están obligados a seguir la agenda izquierdista-verde de Francisco de oponerse a los combustibles fósiles y favorecer acuerdos sobre temas ambientales, dijo el 28 de julio el cardenal Gerhard Müller al diario The Weekend Australian.

Müller está en Sydney para dirigirse a la conferencia de la Confraternidad Australiana de los Clérigos Católicos. Agregó que “no somos un partido verde”.

“La política ambiental no tiene nada que ver con la fe y la moral. Esos temas son para los políticos y para las personas para votar por el partido con el que ellos están de acuerdo”.

“Los obispos no son científicos, expertos en medio ambiente o políticos”. Müller recomendó que los líderes eclesiásticos se concentren en la religión.

El Papa debe combatir el «cisma»

Müller explicó que Francisco y los obispos deberían “proporcionar claridad, basados en la Palabra de Dios” para cicatrizar el “cisma” entre los “conservadores” y los “progresistas” en la Iglesia.

Las conceptualizaciones falsas de la teología fueron causantes de la confusión doctrinal.

Pero en vez de ello, agregó, las prioridades de Francisco fueron la justicia social y el alivio de la pobreza.

Colegialidad sólo en el papel

Müller dijo que muchos cardenales que elegirán al sucesor de Francisco enfrentarán el problema de no conocerse mutuamente, porque Francisco no ha llamado a una reunión general de cardenales durante cuatro años.

La falta de esos encuentros parece contradecir el estilo consultivo ostensiblemente favorecido por Francisco, quien [supuestamente] quiere un “abordaje sinodal”.

El cardenal Müller dijo que Francisco también escuchó a los “llamados amigos, pero no siempre fueron amigos”.

Id y dialogad con todos los pueblos, pero no los bauticéis, solo abrazaros con ellos, no vaya a ser que violéis su libertad de conciencia.


Pope Francis hugs Lutheran Archbishop Ante Jackelen, Primate of the Church of Sweden, during an ecumenical prayer at Lund’s Lutheran Cathedral, in Sweden, Monday, Oct. 31, 2016. Francis traveled to secular Sweden on Monday to mark the 500th anniversary of the Protestant Reformation, a remarkably bold gesture given his very own Jesuit religious order was founded to defend the faith against Martin Luther’s “heretical” reforms five centuries ago. (AP Photo/Andrew Medichini)

Hace días un prelado de la Iglesia Católica hablaba en estos términos; “En el ecumenismo no buscamos convertir, buscamos el diálogo”. Estas palabras oídas de la boca de un prelado no dejan de ser un escándalo para los católicosA este prelado le diría: “Apártate de mí, Satanás, porque no piensas como Dios, sino como los hombres” (Mt 16, 23)
¿Cuándo nuestros obispos dejaron de ser católicos? ¿Cuándo convirtieron el Id y predicad a TODOS los pueblos por Id y dialogad con todos los pueblos? ¿Cuándo han perdido la fe en el Evangelio, en la Verdad? Son traidores a Cristo y a su Iglesia. Viven de la Iglesia, a su costa, pero la flagelan, le colocan la corona de espinas cada día y con cada palabra venenosa que sale de su boca.
Son tibios. A ellos les dirige el Señor estas palabras: “Las prostitutas os precederán en el Reino de los cielos” (Mt 21, 31) porque tuvieron todas las oportunidades para conocer a Dios, para estar al lado del Padre, pero como el hijo pródigo prefieren comer las algarrobas destinadas a los cerdos. Han malgastado toda la fortuna, han traicionado la Tradición.
La palabra diálogo escribe Romano Amerio en su libro Iota Unum era completamente desconocida e inusitada en la doctrina previa al Concilio. Esta palabra no se encuentra ni una sola vez en los concilios anteriores y sin embargo 28 veces en el CVII, doce de las cuales en el documento Unitatis Redintegratio sobre el ecumenismo.
[Nota del blog: Esta palabra novísima en la Iglesia Católica se convirtió en la palabra talismán postconciliar].
Sigue Romano Amerio: No sólo se habla de diálogo ecuménico, de diálogo entre la Iglesia y el mundo, o de diálogo eclesial, sino que de forma asombrosa se extiende este concepto a la Teología, a la pedagogía, a la catequesis, a la Trinidad, a la historia de la Salvación, a la escuela, a la familia, al sacerdocio, a los sacramentos, a la Redención y a cuánto había existido durante siglos en la Iglesia. 
Este concepto de diálogo no encuentra ningún apoyo evangélico. Los apóstoles Pedro y Pablo disputan en las sinagogas , pero no se trata de este diálogo en sentido moderno, sino del diálogo de refutación e impugnación del error. 
La posibilidad de diálogo desaparece cuando el disputante, por obstinación o incapacidad, ya no es susceptible de ser convencido; se ve en el rechazo del diálogo por parte de San Pablo en Hech.19,8-9.Así como Cristo hablaba con autoridad, los Apóstoles evangelizaban con palabras investidas de una autoridad intrínseca que no esperan recibir del diálogo.
Notas:
- Hoy la mayoría de obispos y prelados han renunciado a hablar con autoridad: son asalariados que han abandonado a las ovejas.
- En esta profunda crisis eclesial en la que vemos cómo, ante los abusos a menores, ante la cloaca putrefacta de las prácticas homosexuales de dónde se deriva la mayor parte de los casos de abusos, la mayoría de los obispos y superiores han mirado para otro lado. Pero también miran para otro lado cuando la herejía golpea la pureza de la fe. Tampoco les importa.
- Llevamos más de 60 años de abusos contra la Madre Iglesia, la jerarquía mira para otro lado, unos por miedo, no vaya a ser que sean intervenidas sus muchas posesiones, no vaya a ser que peligre su carrera. Han convertido sus movimientos, sus instituciones en un fin en sí mismo. No les importa la Iglesia, otros actúan por papolatría.
- Seguiremos en la trinchera, rogando por nuestros hijos para que toda esta mierda no les salpique y no sean víctimas de los abusos de tanto "pastor" con piel de cordero.
- Muchas veces lo he dicho en este blog, cuando te pones a hablar con un católico, por desgracia, ya no sabes qué es lo que piensa en tantas materias y doctrinas que hasta hace poco eran incuestionables.
El Oriente en llamas

domingo, 29 de julio de 2018

¿A quién iremos, Señor? Sólo tú tienes palabras de vida eterna (José Martí) [4 de 4]



Por eso pienso que no es descabellado decir que nos hallamos en una situación de "apostasía universal" o, al menos, muy próximos a ella. ¿Coincidirá ésta con aquella "apostasía universal" de la que se habla en la Biblia, la que tendrá lugar al final de los tiempos? No podemos saberlo. Pero lo que no se puede negar es el hecho de que estamos llegando - y de modo vertiginoso - a una situación de apostasía a escala mundialaunque haya todavía muchos que se empeñan en negar lo que es evidente

Con relación a este querer enmendar la plana a Dios asistimos, por ejemplo, a la negación de los dogmas y de todo lo que suene a  sobrenatural. Se llega a negar, incluso, la misma historicidad de las Sagradas Escrituras; en particular, todos los hechos relatados en los Evangelios y en el resto del Nuevo TestamentoSegún estos "entendidos" lo relatado allí fue una invención de la primitiva comunidad cristiana, pero no fue algo que ocurriera realmente: una afirmación gratuita e inventada por estos "innovadores" que no pueden demostrar absolutamente nada de lo que dicen.

Como curiosidad que puede venir al caso, hago aquí una pequeña observación, con respecto al tema de la existencia histórica de Jesucristo. Sabemos que en el año 70 tuvo lugar la destrucción de Jerusalén, tal como estaba profetizado por Jesucristo que iba a ocurrir. ¿No es extraño que tal evento histórico no aparezca en ninguno de los Evangelios? La explicación es sencilla ... y es que los Evangelios fueron escritos anteriormente al año 70, a excepción del evangelio de san JuanPor eso no mencionan tal hecho. Además, como la muerte de Cristo era muy reciente, los escritos de los Evangelios son un fiel reflejo de lo que ocurrió históricamenteEn ellos se relata aquello que los apóstoles vieron, oyeron y palparon. Aquí no existe ningún invento de la comunidad primitiva, ni nada que se le parezca.

La mentira siempre ha sido -y seguirá siendo- el arma que utilizan los "hijos de este mundo", aquellos que tienen por padre al Diablo, según las palabras que utilizó Jesucristo, al responderle a los judíos que no entendían su lenguaje porque no podían oír sus palabras: "Vosotros tenéis por padre al Diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Él era homicida desde el principio, y no se mantenía en la verdad, porque en él no hay verdad. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo, porque es mentiroso y padre de la mentira. Pero a Mí, que digo la verdad, no me creéis" (Jn 8, 44-45)] 

Es bastante "corriente" encontrarse hoy con "católicos" que niegan todo tipo de milagros por intervención divina así como los dogmas fundamentales de la fe de la Iglesia: la divinidad de Jesucristo, su Resurrección y Ascensión a los cielos, su Presencia real en la Eucaristía, la virginidad de María, etc. ... y siguen considerándose católicos cuando no lo son: no pueden serlo pues niegan todo lo que afirma la Doctrina Católica

Es una flagrante contradicción… ¿Qué formación es la que han recibido? ¿Quién -o quienes- se han encargado de enseñarles la Doctrina? ¿Cómo puede explicarse tal anomalía?  La respuesta a esta pregunta es muy difícil, porque son muchos los factores que pueden influir en ella. De todos modos, hay una razón, que es la más profunda y misteriosa de todas, y que nos sobrepasa. Está relacionada directamente con el pecado que, como decía san Pablo, es un "misterio de iniquidad" (2 Tes 2, 7). El mismo san Pablo nos advertía, también, en su carta a los efesios, que "nuestra lucha no es contra la sangre o la carne, sino contra los principados y potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos que están por las regiones aéreas" (Ef 6, 12)

Tal y como se ha dicho, hoy vemos que todo aquello que posea carácter sobrenatural es negado o silenciado (lo que ocurre también en bastantes casos de la alta Jerarquía). Si ya en el año 1972 decía el papa Pablo VI que "el humo de Satanás" se había infiltrado en la Iglesia, hoy podríamos decir que es el propio Satanás quien está infiltrado. Cierto que esta afirmación no puede ser demostradapero tenemos las palabras de Jesús que, como siempre, nos sirven de guía -y de luz- en este mundo tenebroso: 
"Por sus frutos los conoceréis" (Mt 7, 16).

¿Y qué frutos observamos? Si no escondemos la cabeza y amamos la verdad, se impone admitir y reconocer que, por desgracia, el llamado modernismo se ha infiltrado en el corazón mismo de la Iglesia y amenaza con destruirla a corto plazo, si Dios mismo no interviene, de alguna manera. El papa San Pío X decía ya, en su encíclica "Pascendi", que la herejía modernista es la suma de todas las herejías. Y esa herejía, que conduce a la apostasía completa, es la que -de modo sibilino- se encuentra merodeando por el Vaticano.

No cabe duda de que Dios intervendrá, pues no va a consentir que su obra se deshaga y que la muerte de su propio Hijo haya sido en vano. Tenemos la seguridad de que 
"las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia" (Mt 16, 18) Esa es nuestra esperanza, y sabemos que no será defraudada, pero se impone ser realistas y llamar a las cosas por su nombre. Vistas las cosas, tal y como están, me da la impresión de que esa intervención divina debe de estar ya a las puertas;  nos conviene, pues, estar preparados y vigilar de continuo, porque "el Diablo ronda como león rugiente buscando a quien devorar" (1 Pet 5, 8). 

Es verdad que no podemos conocer ni el día ni la hora y sabemos, además, que 
"un día ante Dios es como mil años, y mil años como un día" (2 Pet 3,8).  Pero, sea de ello lo que fuere, está claro que la negación de lo sobrenatural y la invención de nuevas "doctrinas", meramente humanas, que pretenden destronar a Dios y colocarse en su lugar, no puede traernos sino consecuencias nefastas ... porque "de Dios nadie se ríe" (Gal 6, 7)


En fin, acabamos esta entrada con unas palabras del apóstol Judas Tadeo: "Carísimos, teniendo mucho interés en escribiros sobre nuestra común salvación, me he visto en la necesidad de hacerlo para animaros a luchar por la fe transmitida a los santos de una vez para siempre" (Jd, 3). Tenemos, sobre todo, la certeza y la confianza en las palabras de Jesús, nuestroSeñor, quien dijo a sus discípulos, antes de su ascensión a los cielos: "Sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). 

No necesitamos más: la seguridad de su compañía, la intimidad con Él, todo eso nos dará la fortaleza que necesitamos para dar testimonio de Él: "Cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué habéis de hablar, porque se os dará en aquella hora lo que habéis de decir. Pues no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros" (Mt 10, 19-20).

Por lo tanto, debemos alejar de nosotros todo temor y actuar conforme a lo que Jesús mismo nos mandó: "Vigilad y orad para que no caigáis en tentación" (Mt 26, 41). Frente al gran poder de la oración cristiana, una oración hecha con Cristo, por Cristo y en Cristo, ¿qué puede significar todo el poder de los hombres, qué puede significar el poder mismo de Satanás y de todo el infierno? 

La vida cristiana es difícil. Supone tomar la cruz cada día, caminar por la senda estrecha y seguir al Señor. Él ya nos lo advirtió, para que no nos llamáramos a engaño: "En el mundo tendréis tribulación" (Jn 16, 33b) ... "pero confiad: Yo he vencido al mundo" (Jn 16, 33c). 

La certeza que poseemos de que Jesús nos ama y de que somos simplemente peregrinos en esta tierra, siendo el cielo nuestra verdadera y definitiva patria; el saber que nuestra vida no se acaba con la muerte terrenal, sino que esperamos una vida futura junto a Él, por toda la eternidad, si hemos optado por Jesús en esta vida, prefiriéndolo a Él a todas las cosas ... todo eso nos conducirá a adquirir la fortaleza que necesitamos para no tener miedo a nada. Sólo hay algo que debemos temer: el pecado, el estar separados del Señor. Ése es el santo temor de Dios y no otra cosa. 

Esto dice un cristiano hablando de su amado Maestro, hablando de Jesús:


La luz que, de sus ojos,
al corazón atento le llegaba,
quitaba sus enojos
y tal valor le daba
que ya temor ninguno le quedaba.

José Martí

¿A quién iremos, Señor? Sólo tú tienes palabras de vida eterna (José Martí) [3 de 4]

 4 de 4

Es una nota esencial de la verdadera Iglesia la fidelidad al depósito recibido¿Por qué queremos inventar una nueva doctrina diferente a la que ya hay y -además- seguir llamándola Iglesia Católica? Esto es algo diabólico. Si  llegara a producirse, porque Dios lo permitiera, podemos tener la absoluta seguridad de "tal iglesia" no sería la Verdadera Iglesia, ni la Palabra de Dios que escuchásemos sería la auténtica.

De hecho -y como un precedente- según la Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Magnum Principium son ya las distinta Conferencias Episcopales, desde el 1 de octubre de 2017, las que se hacen cargo de las traducciones a las lenguas vernáculas. Esto dará lugar, con total seguridad, a graves problemas de índole teológico y a la desunión de los católicos, en contra del deseo de Jesús: "Que sean uno como nosotros somos uno: Yo en ellos y Tú en Mí, para que sean consumados en la unidad" (Jn 17, 22-23). Si esto ya estaba ocurriendo de hecho, pues hay muchas traducciones de la Biblia, en la actualidad, que no son fieles al original de la Vulgata ... ahora el problema se agravará, con este Motu Proprio que deja manga ancha a esas traducciones. Y la unidad de los católicos, que ya es muy pobre, se irá diluyendo paulatinamente. ¿Por qué? Pues, más que nada, porque en esas traducciones se dará una ambigüedad tal que dará lugar a que se pongan en duda todas o gran parte de las verdades de fe, siendo así que el Contenido de las Sagradas Escrituras ha de ser respetado íntegramente, sin añadir ni quitar nada ... y esto independientemente de los tiempos o lugares en los que se predique el Evangelio.

Se habla mucho de que "la doctrina no se toca", pero los hechos cantan una canción diferente. Hoy se hace mucho hincapié, desde la Jerarquía, en justificar todas las medidas que se están tomando, diciendo que sólo tienen como objetivo la llamada "pastoral", es decir, que de lo que se trata es de conseguir, de un modo más eficaz, que el Evangelio se comprenda mejor y pueda llegar así a todo el mundo. Esta idea, en sí misma -y sin otras consideraciones- es buena ... pero se requiere, para que se produzcan buenos frutos, que vaya siempre por delante -sin ningún tipo de alteración sustancial- la fidelidad a la doctrina de siempre, a la Doctrina multicelular de la Iglesia.

En otras palabras: pueden haber distintos enfoques con respecto a la Evangelización,  pero siempre desde la fidelidad a la Doctrinasólo así se podrá hablar de una buena pastoral; sólo así la gente a quienes les llegue el Mensaje de Jesús estarán realmente unidas en Él, pues todos sabrán a qué atenerse en lo que se refiere al conocimiento de Cristo. Si no hay tal fidelidad, entonces habrá muchos que pensarán que son cristianos  (católicos) cuando en realidad el "dios" que se les predica tiene muy poco que ver con el auténtico Dios, revelado en Jesucristo, quien es verdadero Dios y verdadero hombre. Éste es -a mi entender- el gran problema que tiene hoy en día la Iglesia: la falta de fidelidad a la Doctrina de siempre. Se ha perdido la fe en Jesucristo, el Único en quien es posible la salvación . 

Decir, por ejemplo, como dijo el papa Francisco: 
«los que son cristianos, con la Biblia, y los que son musulmanes, con el Corán», porque «uno solo es DIos: el mismo» ... es un grave error doctrinal, que no se atiene a verdad, desde el momento en que Dios se ha revelado en Jesucristo. Si se cree en Jesucristo, debemos creer en sus palabras, que son éstas: "Quien no está conmigo, está contra Mí" (Mt 12, 30). "Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre" (1 Jn 2, 23). "Yo soy la Verdad" (Jn 14,6), etc ... Las palabras de Jesús son clarísimas. Y lo que quieren decir es lo que dicen. No admiten ninguna otra interpretación que lo que se dice en ellas, tal y como se dice. 


¿A quién hacemos caso, entonces? ¿A lo que dice Jesús y el Magisterio perenne de la Iglesia, el que guarda fielmente el Depósito recibido ...  o a lo que dicen los demás, no importa la categoría eclesial que ostenten? Esa decisión debemos de tomarla ante Dios, porque lo que está en juego es nada más y nada menos que nuestra salvación o nuestra condenación eterna. Y esto no es ningún invento mío, sino que es Doctrina perenne de la Iglesia, que no puede ser modificada ni cambiada por nadie, ni siquiera por ningún Papa, por muy Papa que sea.

La primera regla a seguir (y yo diría que la única, al menos en el momento actual) para que se pueda hablar de una pastoral auténtica y eficaz es la de predicar la Verdadera Doctrina Católica, de modo íntegro ... sin añadidos ni interpretaciones modernistas, tan al uso, que sólo sirven para apartar a la gente de Dios.  El modernismo que, como caballo de Troya, se ha infiltrado en la Iglesia desde hace, al menos, cincuenta años, ha producido sus "frutos venenosos" y está consiguiendo el fin masónico del Nuevo Orden Mundial, en el que el verdadero Dios no cuenta para nada; es más, no existe. Sólo cuenta el hombre.  No hay otra religión posible si no es la "democracia": eso sí, entendida ésta en un sólo sentido, que no es el de la mayoría real verdadera, sino aquel que decidan desde el Poder, un Poder que está bajo el Maligno, que es quien -prácticamente- domina hoy el mundo. Hay infinidad de personas que todavía siguen pensando en esa gran mentira llamada "democracia", por la que sienten "veneración", sin saber exactamente lo que significa. Decirle a alguien que no es demócrata es el mayor "pecado", si es que tiene sentido hoy hablar de pecado.

Lo cierto y verdad es que la gente no conoce al Señor y, por eso mismo, es desgraciada.  Como venimos diciendo, hay infinidad de "pastores" en todo el mundo (y cuyo número va en aumento) que "enseñan" a la gente "verdades" que no son tales y que no reflejan fielmente -e incluso traicionan- la Palabra de Dios. Son falsos pastores, lobos disfrazados con piel de oveja. Serán juzgados por Dios, como lo seremos todos, aunque su responsabilidad es mucho mayor, pues es mayor el daño que hacen a la Iglesia, minándola desde dentro. 

Por eso, si hubiera que encontrar una respuesta para explicar la situación en la que se encuentra hoy la Iglesia, tal vez (y sin tal vez) habría que acudir al hecho de que muchos de los que tienen que transmitir la fe al pueblo cristiano, ellos mismos la han perdido. Y no se puede enseñar aquello que no se sabe, o mejor -en este caso- aquello que no se vive.  

Estoy hablando en términos generales, porque me consta de que, gracias a Dios, aún quedan pastores fieles al Evangelio y a la Tradición de la Iglesia; así como también fieles católicos que los siguen, porque escuchan -y ven- en ellos al mismo Jesús, al buen Pastor.  Una gran pena que este número de fieles vaya siendo cada vez menor ... aunque Dios proveerá, sin duda alguna.


José Martí (continuará)

Mensaje de Amparo Medina, a Legisladores de Argentina, sobre los anticonceptivos y el aborto.


Duración 5:50 minutos

McCarrick Renuncia a su cardenalato – Castigado con la reclusión, la oración y la penitencia



El papa Francisco aceptó la renuncia del cardenal de Washington, Theodore McCarrick, de 88 años, al Colegio de Cardenales, debido a las acusaciones de abuso homosexual.

Al mismo tiempo, Francisco lo suspendió como obispo y le ordenó vivir en reclusión, oración y penitencia “hasta completar el proceso canónico” que todavía no ha comenzado.

McCarrick presentó su carta de renuncia el viernes por la tarde.

El jesuita francés Louis Billot fue el último cardenal al que se le permitió renunciar a su cargo en setiembre de 1927, a causa de las controvertidas acciones de Pío XI contra la Acción Francesa.

Damian Thompson señala que “el cambio histórico” al hacer afrontar a figuras de alto rango de la Iglesia las consecuencias de su acción “tiene que ver más con el New York Times que con un nuevo espíritu de reforma”. Los prelados liberales generalmente se protegen uno al otro.

Los problemas homosexuales no eran un misterio. Antes que Juan Pablo II lo promoviera a Washington, un grupo de laicos viajó a Roma para convencer al Papa que no avanzara con su nombramiento.

El depredador sexual Teddy McCarrick ya no es cardenal de la Iglesia Católica (Carlos Esteban)



Al fin, el Vaticano ha aceptado la renuncia del Cardenal Theodore “Tío Teddy” McCarrick, a quien se expulsa del Colegio de Cardenales. Pero actuar contra un anciano retirado de casi 90 años no puede ser sino un comienzo de una purga mucho mayor.

Anuncia la página oficial de la Santa Sede que el Papa Francisco ha aceptado la dimisión del Cardenal McCarrick, acusado de abusos sexuales a menores hace décadas, de la dignidad de cardenal.

Además, ha ordenado Su Santidad su suspensión de cualquier ministerio público, junto con la obligación de permanecer en una casa a determinar, para dedicarse a una vida de oración y penitencia hasta que un juicio canónico regular determine su responsabilidad frente a las acusaciones.

El nonagenario McCarrick, arzobispo emérito de Washington, llevó una larga carrera en la que compatibilizó una vida de depredador homosexual, ampliamente conocida, con una enorme influencia en los círculos de la jerarquía católica americana, siendo determinante en el nombramiento de varios obispos.

Al fin. Pero un fin que solo puede ser un principio. Pensamos, por ejemplo, en el Cardenal Kevin Farrell, amigo personal de McCarrick, con quien convivió seis años en los que, misteriosamente, no advirtió nada de lo que era un secreto a voces entre sus colegas. Nos planteamos si es el hombre adecuado para presidir un dicastario tan sensible como el de los Laicos, la Familia y la Vida.
Y nos contestamos: No, ni de broma

Carlos Esteban

sábado, 28 de julio de 2018

Humanae vitae: una encíclica valiente pero no profética (Roberto de Mattei)



Reproducimos el texto de una entrevista de Diane Montagna al profesor Roberto de Mattei publicada en el portal canadiense LifeSiteNews el 24 de julio de 2018

El 25 de julio de 1968 Pablo VI publicó la encíclica Humanae vitae. Cincuenta años después, ¿cuál es su juicio histórico de la misma?

Humanae vitae es una encíclica de gran relevancia histórica, porque recuerda que existe una ley natural inmutable en una época en que el punto de referencia de la cultura y de las costumbres era la negación de unos valores que son permanentes a lo largo de la historia.

El documento de Pablo VI fue además una respuesta a la revolución eclesiástica que desde la clausura del Concilio Vaticano II atacaba a la Iglesia desde dentro. Hay que dar las gracias a Pablo VI por no ceder a las tremendas presiones de los medios y los grupos de presión que pretendían modificar las enseñanzas de la Iglesia en este sentido.

Contra lo que muchos afirman, usted sostiene que Humanae vitae no fue un documento profético. ¿Por qué?

En el lenguaje corriente se entiende por profecía la capacidad de prever sucesos futuros a la luz de la razón iluminada por la Gracia. Desde esta perspectiva, en los años del Concilio Vaticano II fueron profetas 500 padres conciliares que exigieron la condena del comunismo previendo que por ser un mal intrínseco se desmoronaría pronto, mientras que no fueron profeta los que se opusieron a dicha condena, convencidos de que el comunismo tenía su lado bueno y duraría siglos. En aquellos mismos años se difundió el mito de la explosión demográfica, y todos hablaban de la necesidad de reducir el número de nacimientos.

No fueron profetas aquellos que, como el cardenal Suenens, pidieron que se autorizara la anticoncepción para limitar los nacimientos, mientras que sí lo fueron padres conciliares como los cardenales Ottaviani y Browne, que se oponían dichas demandas recordando las palabras del Génesis, creced y multiplicaos. El problema que afronta actualmente el Occidente cristiano no es desde luego el de la superpoblación, sino el desplome demógrafico. Humanae vitae no fue una encíclica profética, porque aceptaba el principio de la regulación de nacimientos, bajo la forma de una paternidad responsable, aunque sí fue un documento valiente porque reiteraba la condena de los métodos anticonceptivos y del aborto. En este sentido sí que merece conmemorarla.

Algunos han insinuado que Humanae vitae presenta una nueva doctrina, recordando la inseparabilidad de los dos fines del matrimonio, el procreativo y el unitivo, y colocándolos en pie de igualdad. ¿Está de acuerdo?

La inseparabilidad de los fines del matrimonio es parte de la doctrina de la Iglesia, y Humanae vitae lo recuerda como es debido. Ahora bien, para evitar malinterpretaciones, es importante recordar que hay una jerarquía de los fines. Según la doctrina de la Iglesia, el matrimonio es, por naturaleza, una institución de carácter jurídico-moral, elevada por el cristianismo a la dignidad de sacramento. Su fin principal es la procreación, que no es una mera función biológica ni puede separarse del acto conyugal.

Es más, el matrimonio cristiano tiene por objeto dar hijos a Dios y a la Iglesia para que sean futuros ciudadanos del Cielo. Como enseña Santo Tomás (Summa contra gentiles, 4, 58), el matrimonio hace a los esposos «propagadores y conservadores de la vida espiritual», la cual consiste en engendrar la prole y educarla para el culto divino. Los padres no comunican directamente la vida espiritual a sus hijos, pero deben encargarse de su formación, transmitiéndoles el legado de la fe, empezando por el bautismo. A este objeto, el fin principal de matrimonio supone también la educación de los hijos; obra que, como afirmó Pío XII en un discurso el 19 de mayo de 1956, por su alcance y sus consecuencias sobrepasa ampliamente la de la generación.

¿Qué autoridad magisterial tiene la Humanae vitae?

A fin de atenuar el desencuentro doctrinal con los católicos partidarios del control de natalidad, Pablo VI no quiso dar un carácter definitorio a la encíclica. Pero la condena de la anticoncepción sí puede considerarse un acto infalible del magisterio ordinario, por cuanto reitera lo que siempre se ha enseñado: que todo uso del matrimonio en que se impida por medio de métodos artificiales el acto conyugal de transmitir la vida vulnera la ley natural y constituye una culpa grave. La primacía conyugal de procrear también se puede considerar doctrina infalible del magisterio ordinario, porque, afirmada de modo solemne por Pío XI en Casti connubii, la reiteró Pío XII en su fundamental Discurso a las comadronas del 29 de octubre de 1951.

Pío XII declara sin ambigüedades: «La verdad es que el matrimonio, como institución natural, en virtud de la voluntad del Creador, no tiene como fin primario e íntimo el perfeccionamiento personal de los esposos, sino la procreación y la educación de la nueva vida. Los otros fines, aunque también los haga la Naturaleza, no se encuentran en el mismo grado del primero y mucho menos le son superiores, sino que le están esencialmente subordinados. Esto vale para todo matrimonio, aunque sea infecundo; como de todo ojo se puede decir que está destinado y formado para ver, aunque en casos anormales, por especiales condiciones internas y externas, no llegue nunca a estar en situación de conducir a la percepción visual.».

A este respecto el Papa recuerda que la Santa Sede, en un decreto público del Santo Oficio, «decretó que no podía admitirse la opinión de algunos autores recientes que negaban que el fin primario fuera la procreación y la educación de la prole, o bien enseñan que los fines secundarios no están esencialmente subordinados al primario, sino que son equivalentes e independientes de él» (S.C.S.Officii, 1 de abril de 1944, Acta Apostolica Sedis vol.36, año 1944).

En su artículo, usted pone de relieve que un elemento nuevo que surge del libro de monseñor Marengo es el texto completo del primer borrador de la encíclica de Pablo VI, que llevaba por título De nascendi prolis. Esta encíclica se convirtió más tarde en la Humanae vitae. ¿Nos podría decir algo sobre dicha transformación?

La historia de la Humanae vitae es compleja y turbulenta. Empieza por el rechazo, por parte de los padres conciliares, del esquema preparatorio sobre la familia y el matrimonio redactado por la comisión preparatoria del Concilio y aprobado por Juan XXIII. El principal artífice del cambio de rumbo fue el cardenal Leo-Joseph Suenens, arzobispo de Bruselas, que influyó profundamente en la declaración Gaudium et spes, y dirigió la comisión ad hoc sobre la regulación de nacimientos nombrada por Juan XXIII y ampliada por Pablo VI.

En 1966 esa comisión elaboró un texto en el cual la mayoría de los redactores se declaraba a favor del control de natalidad. Siguieron dos años de polémica y confusión, como confirman los documentos que acaba de publicar monseñor Marengo. Al informe de la mayoría, dado a conocer en 1967 por el National Catholic Report, se contrapone un informe de la minoría que se oponía al empleo de métodos anticonceptivos. Pablo VI nombró entonces un nuevo grupo de estudio, dirigido por su teólogo, monseñor Colombo. Al cabo mucho debate se llegó a la redacción de De nascendi prolis, pero entonces se produjo un giro inesperado, porque los traductores franceses expresaron serias reservas sobre el documento. Pablo VI hizo nuevas modificaciones, y finalmente, el 25 de julio de 1968, se publicó Humanae vitae.

La diferencia entre ambos documentos radicaba en que el primero era de naturaleza más doctrinal y el segundo tenía un carácter más pastoral. Según monseñor Marengo, se percibía «la voluntad de evitar que el empeño de lograr claridad doctrinal se interpretase como rigidez insensible». Aunque se confirmaba la doctrina tradicional de la Iglesia, la doctrina de los fines del matrimonio no se expresaba con suficiente claridad.

Dice usted en su artículo que Juan Pablo recalcó enérgicamente las enseñanzas de Humanae vitae, pero que el concepto de amor conyugal que se difundió durante su pontificado a dado origen a numerosos malentendidos. ¿Podría decirnos algo más a este respecto?

Guardo gratitud a Juan Pablo II por su clara reiteración de los absolutos morales que hizo en Veritatis splendor. Pero la teología del cuerpo de Juan Pablo II, tomada en parte del nuevo Código de Derecho Canónico y del nuevo Catecismo, expresa un concepto del matrimonio centrado casi exclusivamente en el amor conyugal. Al cabo de cincuenta años es necesario tener el valor para hacer una reevaluación objetiva de la cuestión, con la única motivación de la búsqueda de la verdad y del bien de las almas.

Los frutos de la nueva pastoral están a la vista de todos. El control de natalidad goza de amplia difusión en el mundo católico, y se lo justifica con un concepto distorsionado del amor y el matrimonio. Si no se deja sentada la jerarquía de los fines, se corre el riesgo de que suceda precisamente aquello que se quiere evitar, es decir, la tensión, el conflicto y, en definitiva, la separación de los dos fines del matrimonio.

Pero, ¿acaso el vínculo matrimonial no es también símbolo de la unión íntima de Cristo con la Iglesia?

Efectivamente, pero la célebre expresión de San Pablo (Ef. 5, 32) se suele aplicar casi siempre al acto conyugal, aunque el amor conyugal no es sólo amor sensible, sino ante todo amor racional. El amor racional, elevado por la caridad, se convierte en una forma de amor que sobrenatural y santifica el matrimonio. El amor sensible puede degradarse hasta considerar la persona del cónyuge como un objeto de placer. Este peligro se corre tambiénn cuando se pone excesivamente el acento en el carácter esponsalicio del matrimonio.

Es más, refiriéndose a la ilustración de la unión de Cristo con su Iglesia, Pío XII afirmó: «Tanto en el uno como en la otra la donación de sí es total, exclusiva e irrevocable. Tanto en un caso como en otro el esposo es cabeza de la esposa, que le está sujeta como al Señor (cf. íbid., 22-33); tanto en el uno como en la otra la donación mutua se convierte en principio de expansión y fuente de vida» (Discurso a los nuevos esposos, 23 de octubre de 1940).

Hoy en día se pone el acento exclusivamente en la donación recíproca, y se pasa por alto que el hombre es cabeza de la mujer y de la familia, así como Cristo lo es de la Iglesia. La negación implícita de la primacía del marido sobre la mujer es análoga a la negación de la prioridad del fin procreativo sobre el unitivo, lo cual introduce en el seno de la familia una confusión de funciones cuyas consecuencias estamos presenciando actualmente.

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