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viernes, 26 de junio de 2015

LAS TRES CAMPANADAS (6 de 9): 3ª CAMPANADA (1 de 4)

Aunque estas campanadas son toques que dio el fundador del Opus Dei a sus hijos espirituales, sin embargo, su contenido esencial vale para todos los cristianos. La tercera campanada es la más larga en extensión. Procuraré ceñirme, en mi resumen, a lo esencial. Hoy, precisamente, se cumplen cuarenta años desde la muerte de San José María Escrivá de Balaguer. Tal vez sea un buen momento de dejar que estas campanadas o avisos entren en nuestro corazón para hacer realidad en nuestra vida su contenido, como cristianos que somos, por la gracia de Dios ... pues, como digo, aunque van dirigidas a los miembros de la Obra, no obstante -en su mayor parte- podemos considerarlas como dirigidas también a nosotros, es decir, a todos aquellos que intentamos ser fieles a Jesucristo ... con la que está cayendo. La gracia de Dios no nos va a faltar. De eso podemos estar seguros.

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SIEMPRE HAY QUE ESTAR COMENZANDO

Queridísimos: (...) Salgo otra vez a vuestro encuentro, volviendo a sonar la campana (...). Esta carta es como una tercera invitación, en menos de un año, para urgir vuestras almas con las exigencias de nuestra vocación, en medio de la dura prueba que soporta la Iglesia.

Espero -con estas líneas- impulsaros a que busquéis con mayor esfuerzo, la conversación, el trato y la intimidad con Dios Nuestro Señor, Uno y Trino (...). Así iremos por este mundo (...) cantando coplas de amor, anunciando la infinita clemencia de Dios con sus criaturas, que en tantas ocasiones no se dirigen al Señor ni le aman, porque no le conocen, ya que se ha secado la lengua de quienes deberían predicarles.

(...) Hemos sido escogidos para que demos la vida entera, sin reservarnos nada (...). Honra, dinero, progreso profesional, aptitudes, posibilidades de influencia en el ambiente, lazos de sangre; en una palabra, todo lo que suele acompañar a la carrera de un hombre en su madurez, todo ha de someterse a un interés superior: la gloria de Dios y la salvación de las almas.

Hijos míos: no os podéis entibiar (...) Revelaría un síntoma indudable de tibieza que nuestro trabajo ordinario se transformara en campo para satisfacciones de afirmación personal (...) de mundano progreso.

CUIDADO CON EL FALSO ECUMENISMO

No olvidéis el particular empeño que pone en estos tiempos el demonio, para lograr que los fieles se separen de la fe y de las buenas costumbres cristianas, procurando que pierdan el sentido del pecado, con un falso ecumenismo como excusa.

[Se ha llegado a] (...) un triste estado de ánimo, en el que no se nota inclinación por la verdad, ni repugnacia por la mentira (...)  aniquilando el celo apostólico que nos mueve a salvar la propia alma y las de los demás, defendiendo con decisión la Doctrina, sin atacar a las personas.

Cuando escritores embusteros, que se atreven en su soberbia y en su ignorancia -quizá en su mala fe- a calificarse como teólogos, perturban y oscurecen las conciencias, cada uno de nosotros ha de anunciar, con mayor fuerza, la Doctrina segura, a través de un proselitismo incesante [aunque según el papa Franciso, el proselitismo es una solemne tontería].

Para que esta acción apostólica sea fructuosa, dediquemos cada día más empeño a nuestra formación teológica personal y a nuestra vida interior (...) La realidad [la eterna y la terrena] sólo admite una postura: vivir en la Iglesia de siempre. Es cierto que, en alguna ocasión, el hecho de tener y propugnar la verdad, algunos lo interpretan falsamente como un acto de soberbia (...) cuando cumplimos estrictamente un enojoso deber. (...) Adelante, pues: No olvidar que la verdad no tiene más que un camino

[Ya sabemos que ese Camino es Cristo, que es el mismo ayer y hoy y lo será siempre (Heb 13,8). De manera que el "diálogo" ecuménico o interreligioso sólo, única y exclusivamente tiene sentido cuando tiene como finalidad la de llevar a la gente a que conozcan y amen a Jesucristo. Siendo conscientes, y sabiendo con total seguridad -si no hemos perdido la fe- que "fuera de la Iglesia no hay salvación", el ecumenismo verdadero consistiría en atraer a la gente hacia Jesús y hacia la verdadera y única Iglesia, que es la Iglesia Católica. Todo lo que no sea esto es, en el mejor de los casos, una pérdida de tiempo; y, en realidad de verdad, una sarta de mentiras, pues no puede haber acuerdo ni diálogo entre personas cuando se considera que cada uno de ellos tiene la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Esta realidad está reservada tan solo a la Iglesia Católica, por pura gracia divina; dado que sólo ella conserva el Depósito de la Fe que le fue concedido desde que Jesucristo la fundó. El resto de "religiones cristianas" no son tales religiones, sino ideologías pues son producto de los pensamientos de los hombres, que intentaron imponer su ley sobre la ley de Dios: Enrique VIII, Lutero, etc... Y las "religiones" no cristianas son meras elucubraciones debidas a la imaginación de ciertas personas que las impusieron a los demás: budismo, etc...] 

VASIJAS DE BARRO

Estamos llamados a vivir al día, con lo puesto, sin que nada nos ate, confiados a la Providencia de nuestro Padre Dios (...) [En este proceso] comprende que eres de barro de botijo y no te asustes (...) de topar dentro de tí con abismos de vileza. Clama, ruega, recorre las etapas del hijo pródigo. Tu Padre Dios sale a tu encuentro apenas te confiesas pecador, en aquello que la soberbia te ocultaba como pecado. Comienza, para tí, una gran fiesta -la profunda alegría del arrepentimiento- y estrenas un traje limpio: una caridad más honda, más divina y más humana, porque cuentas ya con la seguridad de haber aceptado humildemente la poquedad de tu condición.

[¿Quién ha dicho que la Iglesia no ha practicado la misericordia hasta ahora, hasta el Vaticano II? Una falsedad, como tantas otras, que se difunde por los poderes mediáticos, dando lugar así al engaño de miles y millones de personas. Desde siempre, Dios ha sido misericordioso y ha perdonado. La máxima manifestación de misericordia fue la venida de Jesucristo al mundo para hacer posible nuestra salvación. Claro que Dios es misericordioso. Esta idea no es del papa Francisco. Pero sólo perdona a aquellos que reconocen sus pecados como tales pecados: "Padre, he pecado contra el cielo y contra tí" ... "Yo también te perdono. Vete y no peques más", etc.... Nunca jamás se ha justificado el pecado ni el error, pues éstos siempre son condenables. Otra cosa distinta es la persona que ha quedado esclavizada por el pecado: sólo podrá salir de su situación cuando reconozca que tal situación es anómala y va en contra de la Ley de Dios; mientras eso no ocurra, el perdón es imposible]

NO PONER OBSTÁCULOS AL PLAN DE DIOS

¿Aprenderás, hijo mío, a no señalar limitaciones a quien te amó tanto que dio su vida por tí? Este camino de generosidad, y de prontitud para la conversión, marca la senda de la alegría. "Alegraos siempre en el Señor" (Fil 4, 4). Nuestro gozo está en servirte, con las barreras que Tú quieras, Señor mío.

(...) Quien no pone condiciones, servirá al Señor con alegría. ¡Qué libertad la nuestra, hijos míos, si nos decidimos a perder la vida sirviendo! ¡Qué libertad cuando renunciamos, de verdad, a ocuparnos de nosotros mismos! (...) Esto -y más hoy, y aún más en algunos círculos eclesiásticos- choca; y no me extraña que choque, porque la lógica de Dios desafía abiertamente la lógica de los hombres.

Unos, con pretextos de evangelizar el mundo, se afanan en ceder y ceder, desvirtuando la sal cristiana. Nosotros procuramos exigirnos, y exigir mucho (...) a pesar de las resistencias de nuestra personal debilidad. Justamente, por el convencimiento de nuestra flaqueza, nos consta que cediendo no se consigue nada.

Percibimos el grave deber de transmitir, a las generaciones que vendrán detrás de nosotros, este espíritu de radical dedicación, de no poner límites a cuanto el Señor nos pida en su servicio.

[De ahí la gravedad inmensa de haber desvirtuado el mensaje de Cristo; por ejemplo, no hablando del carácter sacrificial de la Santa Misa, que es esencial para comprenderla; de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, etc... En general, de todos los misterios sobrenaturales, que constituyen la esencia del Cristianismo, sin los cuales el Cristianismo no es nada ni tiene nada que decirle al mundo ... pues si la sal se vuelve sosa para nada sirve sino para arrojarla fuera y que la pisen los hombres (cfr Mt 5, 13). Como dice San José María no se puede ceder y ceder, con el pretexto de evangelizar el mundo. No es ésa la voluntad de Jesucristo]

(Continuará)