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jueves, 22 de septiembre de 2022

La escandalosa ocultación mediática de las palabras de Irene Montero sobre niños y sexo

CONTANDO ESTRELAS


A menudo es lamentable el papel de los grandes medios de comunicación a la hora de fiscalizar al gobierno en España, pero lo de hoy ya roza el escándalo.

Irene Montero dice que los niños pueden «tener relaciones sexuales con quien les dé la gana»

Simone de Beauvoir: la partidaria de la pedofilia que formuló las bases de la ideología de género

Esta mañana pudisteis ver en Contando Estrelas las polémicas declaraciones hechas ayer por Irene Montero en el Congreso, afirmando que “tienen derecho a saber que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana. Basadas, eso sí, en el consentimiento”, a pesar de que la edad de consentimiento penal en España es de 16 años. Aquí el vídeo:

Lo que hizo la ministra contradice el Artículo 181 del Código Penal, que castiga con la pena de prisión de dos a seis años las relaciones sexuales con menores de 16 años, y además han recibido duras críticas de Vox (que ha adelantado que pedirá la reprobación parlamentaria de la ministra, ha anunciado “acciones legales” contra ella y ha pedido el cierre de su ministerio), y también críticas desde el Partido Popular y Ciudadanos. Así mismo, en las redes sociales esas declaraciones se han viralizado entre duros reproches a la ministra, contra la que muchos internautas están lanzando acusaciones de promover la pederastia.

Por el contrario, algunos destacados medios de comunicación han optado por ocultar las declaraciones de la ministra y las reacciones políticas que ha generado, a pesar de la gravedad de las citadas declaraciones y de las medidas que la oposición política han anunciado contra Montero. Entre las televisiones nacionales, Televisión Española, Antena 3 y La Sexta han ocultado las declaraciones de Montero y las críticas de la oposición. Es como si la polémica, para esos medios, hubiese ocurrido en Sri Lanka.

No han sido los únicos. La Cadena SER, la COPE y Onda Cero tampoco han dado noticia de esas declaraciones de la ministra. En las emisoras de PRISA y del Grupo Planeta ya no resulta extraño algo así, pero ¿la emisora católica no cree oportuno hablar de este tema, acaso? Entre los periódicos, El País y el panfleto ultraizquierdista Público han decidido ocultar el tema a sus lectores (son diarios afines al PSOE y a Podemos, ¿de qué extrañarse?). El Mundo ha escondido la noticia en la parte baja de su portada (debe ser que no consideran tan importante que una ministra diga algo así).

Hay un caso ciertamente divetido: el digital ultraizquierdista Eldiario.es acusa a la “ultraderecha” de “manipular” las palabras de la ministra. Lo justifica entrecomillando una cita que no es exactamente lo que dijo Montero (bonita forma de acusar a otros de manipular) y afirma que la ministra estaba hablando en realidad “sobre el derecho de las jóvenes de 16 y 17 años a interrumpir voluntariamente el embarazo sin la obligación de contar con un permiso parental previo”. El propio vídeo que publica ese digital desmiente su afirmación. Tronchante.

Hagamos ahora una breve reflexión. Si esos medios son capaces de ocultar algo así, ¿cuántas otras cosas importantes se “olvidarán” de contarnos? Luego no se quejen de que el periodismo está en crisis y de que la gente ya no se fía de lo que lee en ciertos medios. Algunos han tirado por la borda toda su credibilidad.


ELENTIR

jueves, 16 de abril de 2020

Pell, siempre Pell



En la larga entrevista al recién liberado cardenal Pell, «se respaldan los rumores de que lo que sucedió puede estar relacionado con sus reformas financieras»

En Australia, mientras tanto, siguen las amenazas de muerte contra él y tenemos nuevas acusaciones: la persecución continúa. No guarda rencor contra su acusador, a quien preguntó «si no lo habrán utilizado». 

Es muy claro respecto a las molestias que ocasiona el cristianismo: «a muchas personas no le gustan los cristianos que enseñan lo que dice el cristianismo, especialmente sobre la vida, la familia y cuestiones similares»; «hay un intento sistemático de eliminar las raíces legales judeocristianas, con ejemplos de matrimonio, vida, género y sexo opuestos a ellos; desafortunadamente hay poca discusión racional y un papel excesivo para el hombre»

Pasa de refilón el papelón del Papa Francisco en todo el proceso y se siente «absolutamente» apoyado, pero entra de lleno en lo que interesa ahora mucho más al cardenal, dejando atrás las imposibles reformas financieras: «sus opiniones teológicas no se alinean exactamente con las de Francisco». «Creo que aprecia mi honestidad y quizás el hecho de que le cuente cosas que otras personas no tienen el coraje de decírselo; creo que me respeta por eso»

Las televisiones australianas han transmitido imágenes de la llegada de la policía cerca del seminario que actualmente lo alberga. Según lo informado a New Compass, la policía habría llegado al edificio de Homebush tras la llamada del rector, preocupado por la multiplicación de amenazas de muerte dirigidas al cardenal. 

Al cardenal Pell le gustaría regresar a Roma, una vez que termine la emergencia del Coronavirus. 

El cardenal Pell está adquiriendo un protagonismo importante en este momento de agonía del pontificado.

Specola

miércoles, 15 de abril de 2020

Pell: "Mis posiciones teológicas no son las de Francisco"

 
 
Hoy se ha emitido la entrevista ( aquí ) que el cardenal George Pell ha concedido a la agencia de noticias SkyNews. En el reportaje televisado con el presentador Andrew Bolt, el purpurado ha revelado, entre otras cosas, que está avergonzado por la forma en que la Iglesia ha tratado con el "cáncer" de los abusos sexuales de niños, por parte del clero. El cardenal impresionaba hablar con franqueza acerca del flagelo del abuso infantil dentro de la propia Iglesia, y de cómo esas muchas fallas del accionar intraeclesial aún persisten.

Tras asegurar que muchos en Roma, con altos cargos en la Curia Vaticana que simpatizan con las reformas financieras, relacionaron su proceso judicial en Australia precisamente con su intento de reformas, el cardenal sin embargo dijo que "ni siquiera mis oponentes teológicos en Roma creían las historias" de abuso sexual. Pero afirmó que no tiene prueba alguna de esa supuesta relación entre su actividad al frente de las finanzas vaticanas y lo que le ha ocurrido en Australia, aunque sí cree que algunos se aprovecharon del hombre que le acusó de haber abusado de él.

También recordó que el Papa, que le nombró Prefecto de la Secretaría de Economía, le mostró siempre su "apoyo absoluto" a pesar de que "mis posiciones teológicas no están precisamente alineadas con las de Francisco". Como se esperaba, nada dijo acerca del abandono jurídico con que el Vaticano lo dejó, sometido a la justicia secular.

Consultado acerca de cuál ha sido su peor momento en todos estos años, el cardenal respondió que eso sucedió cuando el Tribunal de Apelación de Victoria no revocó la sentencia condenatoria: "Nunca pensé que había la más remota posibilidad de que dos jueces no apoyaran mi apelación". La sentencia unánime de la Corte Suprema de Australia muestra que era lógico que el cardenal pensara así, ya que a lo largo de todo el proceso no se respetó nunca su presunción de inocencia. 

Retomando el tema de los abusos sexuales del clero, dijo: "Era como un cáncer... había que cortarlo". "Condeno totalmente este tipo de acciones y el daño que ha causado a tantas personas -continuó- Una de las cosas que me molesta es la sugerencia de que soy anti-víctimas, o que no simpatizo lo suficiente con ellos. Dediqué mucho tiempo y energía para tratar de ayudarlos, hacerles justicia, obtener ayuda y obtener una compensación". 

Buena parte de la entrevista el cardenal la dedicó también a describir los 405 días que pasó encerrado acusado de siete delitos sexuales contra niños, acusaciones que finalmente fueron anuladas por el Tribunal Superior de Australia. Se hizo amigo de varios reclusos, incluido un asesino convicto, y fue testigo de la devastación que la drogadicción tenía sobre quienes lo rodeaban. El cardenal Pell explicó que se sintió aliviado tras su liberación, pero que no siente "ira u hostilidad" hacia su acusador. Manifestando excelente humor, afirmó risueñamente que espera hacer la transición a una vida tranquila dedicándose "a la jardinería donde pueda concentrarse en cultivar rosas y repollos". 

Toda la entrevista, escuchar las palabras y el tono con el que habla el cardenal George Pell, y mirar su rostro sereno, es emotivo y reconfortante. Al fin de cuentas, tenemos que tomar conciencia que, de hecho, él es una víctima de la justicia. Con lo paradójico que esa expresión suena. Porque a decir verdad, deberíamos pensar que el sistema jurídico, y el poder policial, deberían ser actividades dedicadas a defender al inocente. Y sin embargo, la realidad a veces supera la más insospechada fantasía.

Por otra parte, es claro que el cardenal no le va a contar todo precisamente a SkyNews. Para comenzar, hay que suponer que su condición de creyente le hace callar su aceptado martirio: sólo él sabe lo que ha sufrido durante el año y medio que estuvo preso. De hecho, a simple vista se le nota debilitado y envejecido. No ha sido un año y medio normal, pues sabemos que el tiempo pasa de modo subjetivo en nuestra conciencia, para cada uno de modos diferentes, y cada uno siente el tiempo distinto a los demás: las indagaciones policiales, las distintas alternativas del juicio, la condena, el rechazo a las apelaciones, etc., todo eso le ha debido parecer una eternidad. Sin contar con los consabidos sufrimientos espirituales: la tentación del odio que debe rechazarse a cada momento, la angustia en la soledad, que debe superarse haciendo continuos actos de confianza en el Señor. Probablemente el daño que todo esto le ha producido sea irreparable en términos humanos. Aunque no mirado sobrenaturalmente.

Como más de un observador se ha dado cuenta de la paradoja del caso: cuando la policía y la justicia le abandonaron, fueron los presos, sus nuevos amigos de la prisión, los que creyeron en su inocencia. Precisamente aquellos que se saben culpables pudieron, de un modo intuitivo, darse cuenta, sentir, que entre sus muros tenían un hombre inocente.
Fr Filemón de la Trinidad

martes, 14 de abril de 2020

La policía australiana vuelve a la carga con una nueva investigación contra Pell (Carlos Esteban)

 INFOVATICANA


La policía australiana acaba de anunciar que ha iniciado una nueva investigación de abusos sexuales a menores en torno al cardenal George Pell, recién liberado.

El Cardenal Pell ha sido hallado “no culpable” y liberado tras haber pasado trece meses y diez días en la cárcel, condenado en dos sentencias sucesivas por un delito especialmente repugnante de asalto sexual a dos menores cuando era Arzobispo de Melbourne. Tuvo, para comparecer ante los tribunales australianos, que interrumpir su tarea en Roma, donde ocupaba un puesto en el estratégico Consejo de Cardenales que asesora al Papa y, sobre todo, acababa de descubrir, como responsable de las finanzas vaticanas, un colosal agujero en las cuentas de la Santa Sede.

En estos momentos, George Pell es un hombre extraordinariamente peligroso, y sin duda odiado por muchos que verán con extrema preocupación su puesta en libertad.

En primer lugar, para las autoridades australianas. La Justicia australiana ha quedado a la altura del betún, sometiendo al cardenal a un juicio con las garantías y la imparcialidad de un tribunal soviético de la era de Stalin. Fue condenado por un hecho acaecido hace décadas, con la sola palabra del denunciante y contra el testimonio -rechazado por el tribunal- de más de una docena de personas. Incluso la reconstrucción de los hechos, teniendo en cuenta el escenario -la catedral de Melbourne- y el momento -al finalizar una celebración eucarística celebrada por él mismo- destruía la verosimilitud del delito, que hubiera sido casi milagroso de haberlo cometido efectivamente.

En un caso penal, se supone que el jurado debe quedar convencido de la culpabilidad del reo más allá de toda duda razonable, y lo que se hizo fue condenar más allá de toda duda razonable. No fue un error casual, ni Pell era un reo aleatorio: se trataba de una sentencia obtenida bajo una intensísima presión de determinados medios de comunicación australianos en plena psicosis del escándalo mundial de la pederastia clerical. Ha sido, en definitiva, un chivo expiatorio, al que solo el cúmulo de absurdos procesales ha conseguido salvar in extremis. Pero la imagen del imperio de la ley, del Estado de Derecho en Australia ha quedado irreparablemente dañada.

Si la acusación y el devenir del juicio tienen o no que ver con su actuación como responsable de las turbias finanzas vaticanas -como cree nuestro Specola- es algo que, en este momento, ignoramos en absoluto, aunque la frialdad de algunas ‘felicitaciones’ -o silencios- curiales no reflejan precisamente entusiasmo. En cualquier caso, Pell anunció un multimillonario agujero contable que tendrá sus responsables y que tendrá que aclararse en algún momento.

Vivo y en libertad, Pell es un peligro para muchos. Pell puede, con toda probabilidad, dar nombres o, en el mejor de los casos, reavivar la investigación que tuvo que dejar a medias. Basta que un periodista vuelva a preguntarle por lo que encontró en las cuentas de la Santa Sede para que fuerce la reapertura de un proceso que, estamos seguros, algunos querrán enterrado y olvidado.
 
Carlos Esteban

El curioso caso del cardenal Pell: “Se ha reclutado el poder del Estado para destruir a Pell”




Por el P. Glen Tattersall
Melbourne, Victoria

Especial para Rorate Cæli

“Se ha reclutado el poder del Estado para destruir a Pell. Esta situación no se puede esconder bajo la alfombra”. Esto ha escrito Paul Kelly, un prominente comentarista político de Australia, en el periódico The Australian el miércoles santo. Un día antes, la totalidad de los magistrados de la Corte Suprema del país, por un margen de siete a cero, anuló cinco condenas de abusos infantiles por las que el cardenal George Pell pasó trece meses y diez días en una cárcel de Melbourne, casi todo el tiempo en un confinamiento en solitario. Así, se le negó la oportunidad de celebrar misa y no tuvo acceso a los sacramentos en todo ese tiempo.

En el último momento, el más alto tribunal de la nación redimió parte de la credibilidad que el sistema de justicia australiano había perdido, al recordar a la nación y al mundo que el imperio de la ley aún no ha muerto. Tal afirmación, sin embargo, sigue dudosa en Victoria (el segundo estado más grande de Australia en cuanto a población). Ahí la conducción del caso Pell violó de forma rutinaria principios de justicia reconocidos como sacrosantos en cualquier sociedad civilizada.

La condena de su eminencia, basada en el testimonio infundado de un solo acusador, sin ninguna prueba forense o documental y sin ningún otro testigo, tuvo más bien reminiscencias de los procesos judiciales de los estados totalitarios, en los que el juicio resulta normalmente acorde con las costumbres políticas y culturales del estado y con las expectativas de la élite que gobierna.

En el caso Pell, todo giraba en torno a la credibilidad del querellante, cuyo nombre sigue estando reservado en Australia. Tampoco se le requirió que apareciera en persona, ni siquiera en una sala cerrada. En el primer juicio, dio sus pruebas a través de una conexión por video desde un lugar remoto, confortado por ¡un perro de apoyo emocional! En el segundo juicio, que tuvo lugar después de que el jurado del primero no lograra alcanzar un veredicto, se hizo ver de nuevo el interrogatorio del querellante a un jurado nuevo. En ambos juicios, al equipo de defensores del cardenal (y, por lo tanto, al jurado) se le negó el acceso a pruebas vitales: en concreto, que el querellante tenía una historia de serios problemas psicológicos que habían requerido tratamiento.

Fueron múltiples las deficiencias en el modo en que se condujeron ambos juicios, incluido el error de no llevar al jurado a la catedral de St. Patrick una mañana ajetreada de domingo para que viera la atmósfera en que supuestamente ocurrieron los delitos. La vergonzosa decisión del tribunal de apelación de Victoria, con un margen de dos a uno, de rechazar la apelación del cardenal en agosto de 2019, agravó la injusticia. Los jueces en su mayoría basaron su decisión en la credibilidad del querellante. Sólo el juez disidente, Mark Weinberg, uno de los juristas australianos más experimentados en asuntos criminales, se mostró “bastante poco convencido” por las pruebas del acusador. En un dictamen de 204 páginas, argumentaba que la condena de Pell “no se sostiene” porque existía una posibilidad muy significativa de que el cardenal fuera inocente.

En el veredicto pronunciado en la Semana Santa de 2020, la Corte Suprema ha estado de acuerdo con él.

No así el premier de Victoria, Daniel Andrews, el líder político del estado. Ha publicado una breve declaración después de la decisión de la Corte Suprema: “Tengo un mensaje para cada una de las víctimas y supervivientes de los abusos sexuales a niños: os veo, os oigo, os creo”.

Con tal afirmación extraordinaria y peligrosa, en efecto ha declarado una “presunción de culpabilidad” sobre cualquier acusado de abusos sexuales a niños. Los que importan más, ha dicho Andrews, son “las víctimas”.

Pero esto es cambiar la cuestión. No había tal “víctima” en el caso de Pell, sólo un acusador cuya querella estaba mal. En este caso, la única víctima ha sido el cardenal Pell, que fue injustamente condenado y encarcelado.

La Victoria de Andrews encabeza a la nación en fomentar la llamada “fluidez de género” entre los niños y adolescentes, hace alarde de las peores leyes del aborto de Australia (que han copiado otros estados) y aprobó leyes de eutanasia izquierdistas el año pasado, que causaron la muerte de 52 personas en los primeros seis meses. El premier también es responsable de leyes de declaración obligatoria, que exigen a los sacerdotes violar el secreto de confesión. De manera increíble, Andrews, un católico que se ha opuesto a las enseñanzas y a la disciplina católicas en cada ocasión, y cuyos hijos van a un colegio católico, nunca ha sido reprendido (y mucho menos se le ha impuesto una pena canónica) por parte del obispo de la diócesis de Victoria. Andrews también secundó la iniciativa Belt and Roan del Partido Comunista Chino. El virus de Wuhan no parece haber levantado ningún recelo en cuanto a esta política.

Lejos de repudiar la reacción de Andrews ante la decisión de la Corte Suprema sobre Pell, algunos de nuestros obispos han cometido el error de adoptar el mismo lenguaje y acercamiento, aunque un poco aguado. Hay un tiempo y un lugar para reconocer el daño que han hecho a menores los pecadores que han cometido abusos sexuales. Esta no era la ocasión. En este grueso error de la justicia no había “víctima” alguna de abusos sexuales, sólo un querellante.

El arzobispo de Brisbane, Mark Coleridge, el presidente de la Conferencia Episcopal Australiana, hizo una declaración que levantaba una valla:

“El resultado de hoy será bienvenido para muchos, incluidos los que han creído en la inocencia del cardenal a lo largo de este duradero proceso”, ha dicho. “También reconocemos que la decisión de la Corte Suprema puede ser desoladora para otros. Mucha gente ha sufrido mucho durante el proceso que ahora ha llegado a su conclusión”.

Curiosamente, Coleridge, que normalmente es un tuitero muy parlanchín, ignoró el asunto en su cuenta de Twitter, a pesar de su significación para la Iglesia y de que el caso sea uno de los más controvertidos asuntos criminales en la historia del país. Tal omisión parece incomprensible por parte del presidente de la Conferencia Episcopal Australiana que, al dar la bienvenida este año al Año de la Rata, tuiteó que se sentía “optimista, lleno de energía, listo y adaptable”,

El arzobispo de Hobart, Julian Porteous, ha sido más valiente al alabar la “revisión legal, profesional y precisa de las condenas” por parte del Alto Tribunal. Y el sucesor del cardenal, el arzobispo de Sydney, Anthony Fisher, abogado cualificado, ha señalado cuestiones obvias que pasaron por alto la mayoría de sus colegas. Las deliberaciones de la Corte Suprema les llevaron a creer que “se había condenado a un inocente”. El caso, ha dicho el arzobispo Fisher, “no ha sido sólo un juicio al cardenal Pell, sino también a nuestro sistema legal y a nuestra cultura”.

El arzobispo de Melbourne, Peter Comensoli, ha afirmado que “el cardenal Pell fue condenado y encarcelado erróneamente”. El cardenal Pell, ha dicho, mantuvo categóricamente su inocencia “y ahora es libre para vivir su vida pacíficamente en la comunidad”.

El padre Frank Brennan S.J., prominente activista por la justicia social y también abogado, se ha fijado en el detalle legal.

Según ha escrito en The Australian, el padre Brennan señala que, en el primer juicio, la fiscalía llamó a 23 testigos “que participaban en la celebración de la misa solemne de la catedral o que eran miembros del coro en 1996 y/o 1997”.

“Muchos de estos testigos eran también plenamente creíbles, aunque su fiabilidad vacilaba a veces, dado que intentaban recordar lo que pudieron haber estado haciendo después de la misa en la catedral de St. Patrick, un domingo en particular de 22 años atrás. La sinceridad de estos testigos no fue cuestionada por la fiscalía”, escribió.

“La Corte Suprema se dio cuenta de que muchos de estos testigos habían dado pruebas consistentes que situaban a Pell en la escalinata de la catedral durante por lo menos 10 minutos después de las misas del 15 y del 22 de diciembre de 1996, las únicas fechas posibles en que los cuatro primeros delitos se podrían haber cometido. La fiscalía “concedió que los delitos alegados en el primer incidente podrían no haberse cometido si, después de la misa, (Pell) había estado en la escalinata de la catedral saludando a los congregados durante 10 minutos”. La Corte también halló que había pruebas incuestionables por parte de testigos sinceros que situaban a Pell en compañía de su maestro de ceremonias cuando regresó a la sacristía de los sacerdotes para quitarse las vestiduras. Más aún, hubo pruebas suficientes de “un tráfico continuo hacia y fuera de la sacristía de los sacerdotes durante 10 o 15 minutos” después de que los monaguillos regresaran a la sacristía al final de la procesión y la conclusión de la misa. No hubo ni un lapso de cinco a seis minutos para que ocurrieran los delitos con Pell, el querellante y su compañero solos en la sacristía, juntos y sin interrupción, directamente después de la misa.”

De forma increíble, ni uno de los obispos australianos (que yo sepa) ha requerido públicamente una investigación pública sobre la conducta de la policía de Victoria y el sistema de justicia del estado en el caso Pell.

La policía comenzó su caza de brujas contra Pell en 2013. Sin queja alguna ante ellos, lanzaron la estrambóticamente llamada “operación Tethering” [operación anclaje]. Era la “operación coger a Pell”, escuchada la primera vista. Poco antes de la Navidad de 2015, la policía se fue a una expedición de pesca. Como informó The Age: “La Iglesia Católica de Melbourne ha sido golpeada con abusos sexuales a niños sólo dos días antes de Navidad, al seguir la policía acusaciones que caen directamente bajo el liderazgo de George Pell. En una rara declaración pública, los detectives del grupo que investiga acusaciones pasadas de abusos han hecho un requerimiento de información sobre abusos sexuales en la catedral de St. Patrick entre 1996 y 2001” (el periodo de mandato de Pell como arzobispo de Melbourne). Sobre esto hay preguntas que deben contestarse. Una sociedad libre bajo el imperio de la ley investiga delitos, no personas.

El antiguo jefe ejecutivo del Consejo Eclesial de Verdad, Justicia y Curación, Francis Sullivan, ha reflejado el punto de vista de muchos del establishment modernista de la Iglesia cuando ha dicho que la decisión de la Corte Suprema dejará a muchos aliviados, a otros confundidos y a otros enojados. El cardenal Pell, ha asegurado, “ha sido una personalidad divisiva, no particularmente popular, un poco guerrero ideológico y un pararrayos del descontento durante mucho tiempo”.

Aunque desafortunados, los comentarios de Sullivan tienen un elemento de verdad. Su eminencia, aunque no sea personalmente un tradicionalista litúrgico, fue generoso con los tradicionalistas al ser una figura central en la reforma conservadora de la liturgia postconciliar (especialmente en su papel de presidente del comité Vox Clara). Como arzobispo de Melbourne y Sydney, fue valiente, claro y directo en la defensa de la enseñanza católica central sobre la fe y la moral, y un defensor robusto y visible de la Fe en las guerras culturales. Como tal, era demasiado conservador para la mayoría de los obispos australianos y miembros del establishment de la Iglesia, muchos de los cuales o simpatizaban con el enemigo o querían una vida tranquila. Esa es la razón principal por la que los obispos nunca eligieron a Pell como presidente de la Conferencia Episcopal Australiana.

La gente de los bancos discernía mejor. En Australia, como en el resto del mundo, han ayudado al cardenal Pell con oraciones, misas, novenas, vigilias y devociones a lo largo de su dura prueba. En la cárcel, con frecuencia recibía 50 cartas al día de los que le deseaban el bien. Les gustaba como arzobispo y recordaban su fuerte liderazgo. Saltan de gozo porque se ha enmendado una gran injusticia. Muchos australianos no católicos (no los miembros de la clase charlatana) comparten nuestro alivio y nuestra alegría.

Este doloroso fiasco, no obstante, ha expuesto el gran abismo que hay entre los tímidos líderes progresistas de la Iglesia y el sensus fidelium…

–El P. Glen Tattersall es párroco de St. John Henry Newman de Melbourne, Victoria, la parroquia de la misa tradicional de la ciudad—

Artículo original. Traducido por Natalia Martín

Cardenal Pell hablará públicamente – Impactantes revelaciones



El anfitrión de Sky News Australia, Andrew Bolt, un agnóstico que, al igual que Gloria.tv, siempre mantuvo la inocencia del cardenal Pell, hará el 14 de abril una entrevista en vivo al cardenal Pell.

En un comentario efectuado el 13 de abril, Bolt califica el rol de la policía de Victoria como “uno de los más grandes escándalos” en torno a la persecución contra Pell.

La policía acusó “26 veces” con delitos de abuso infantil después de haber promocionado a los acusadores: “En cada una de las ocasiones, la acusación fue tan estúpida, tan débil, tan mal investigada o todo ello junto que las acusaciones tuvieron que ser retiradas y ahora han sido desestimadas”.

Bolt formula la impactante revelación que “ellos están preparando todavía otro caso”.

Él critica ferozmente el rol de la emisora estatal australiana (ABC) que durante un año ha llevado a cabo una “caza de brujas” contra Pell:

“Ni una sola vez he escuchado a un presentador o a un reportero de ABC expresar dudas sobre esta bizarra historia de violación, en la que una de las presuntas víctimas dijo que no había sido violada en absoluto”.

Bolt anuncia que, en la entrevista, el cardenal Pell “se defenderá” y también hablará sobre “el rol de los corruptos funcionarios vaticanos”.

domingo, 12 de abril de 2020

Cardenal Pell: la persecución NO terminó



Su condena fue revocada, pero el cardenal mártir George Pell todavía enfrenta demandas civiles a partir de las falsas denuncias de abuso.

El padre de uno de los acusadores, ahora fallecido, afirma que los “abusos” de Pell, que nunca sucedieron, causaron la ruina de su hijo.

Una segunda demanda civil, basada en las mentiras descaradas, ya ha sido archivada.

Una tercera demanda se refiere a abusos cometidos por un ex Hermano Cristiano a quien Pell, como vicario episcopal en Ballarat, “ayudó” presuntamente a trasladarse de escuela en escuela. Esto también es mentira, dado que los Hermanos Cristianos no están bajo supervisión diocesana.

Después de la liberación de Pell, militantes del odio embadurnaron con grafitis la catedral de San Patricio, en Melbourne, y la puerta del monasterio donde Pell pasó la noche.

Al día siguiente Pell abandonó el lugar, pero los equipos de noticias anti-Iglesia lo persiguieron.

La cobarde Conferencia Episcopal Australiana no mostró apoyo para Pell, mientras que el arzobispo Nguyen Chi Linh, presidente de la Conferencia Episcopal Vietnamita, lo felicitó de todo corazón por su liberación, diciendo que la estaban esperando

Kathy Clubb reveló en el sitio web RemnantNewspaper.com que Pell escribió detrás de los barrotes de la cárcel un manuscrito de 300.000 palabras sobre su experiencia en los últimos años, el cual será publicado.

Ahora, la notoriamente corrupta jurisdicción vaticana comenzará a perseguir a Pell con un proceso canónico. Según fuentes eclesiásticas, se incluirán las mentiras de los falsos acusadores de Pell.
 

jueves, 9 de abril de 2020

El proceso a Pell



La inocencia de Pell sigue coleando entre la alegría de muchos y el silencio de los medios adictos al régimen. Por si las cosas no estaban claras cada vez las tenemos mucho más. Esperemos que el cardenal se reponga de la tortura sufrida, por propios y extraños, y sigamos contando con un buen defensor de la tradición católica. Por la forma de hablar, el Papa Francisco da por hecho que sobrevivirá a la epidemia a pesar de contar con todas las variantes naturales para que no sea así: sus años, su salud y las patologías previas hacen que estemos ante un riesgo alto de contagio con consecuencias irreversibles. Las cosas son como son y estamos ante un periodo en que necesariamente tendremos que pensar mucho más en el futuro que en el pasado. El cardenal Pell vuelve con un autoridad crecida y pensamos que tiene delante años decisivos. Sin duda. Dios escribe derechos con renglones muy torcidos.

Specola

La Pascua del cardenal Pell. Con los comentarios de Ruini y Müller



 

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*

“Lo que más deseo ahora es celebrar una misa”, ha dicho el cardenal George Pell en cuanto ha sido puesto en libertad tras más de 400 días de reclusión, en un coloquio exclusivo con Catholic News Agency. “La semana santa es el tiempo más importante en la Iglesia y estoy especialmente feliz de que la sentencia haya llegado en este momento. El triduo pascual, que es el centro de nuestra fe, será aún más especial para mí este año”.

El cardenal (en la foto de Quinn Rooney para Getty Images mientras abandona la cárcel de Barwon) ha dicho que ha recibido un número “increíble” de mensajes de Australia y de todo el mundo.

Efectivamente, el día 7 de abril, martes santo, algunos cardenales han mostrado públicamente su alegría por la revocación de la sentencia.

Desde Italia, el cardenal Camillo Ruini ha declarado a la agencia ANSA:
“Estoy sumamente feliz por la absolución del cardenal George Pell de las acusaciones de pedofilia. A él me unen una profunda amistad y una enorme estima. Nunca he dudado de su inocencia, que ahora es reconocida. Pell es un testigo auténtico de Jesucristo, que ha pagado un precio altísimo por su fidelidad al Señor y a la Iglesia. Su ejemplo de valor y de generosidad es una luz para toda la Iglesia”.
Desde Sudáfrica, el cardenal Wilfrid Napier ha tuiteado un “Deo gratias!”.

Desde Alemania, el cardenal Gerhard Müller ha dicho a LifeSite News:
“Ahora que el cardenal Pell está de nuevo en libertad, en esta semana santa recordemos a Cristo que ‘padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca. Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo no profería amenazas; sino que se entregaba al que juzga rectamente’ (1 Pedro 2, 21-23)”.
Prosigue:
“Aunque los enemigos de la Iglesia han triunfado durante mucho tiempo, doblegando la ley ante la mirada de todos, el cardenal Pell y todos los perseguidos por su fe han apelado al Dios de la justicia. Aunque quienes persiguen a la Iglesia se burlan de nuestra esperanza en la justicia celeste, no podrán sustraerse a sus responsabilidades en el juicio final”.
Y ha concluido:
“Muchos ahora están rezando para que el cardenal Pell recibe justicia también en el tribunal eclesiástico. Aunque las que actúen en él son personas, deberían sin embargo estará más cerca de la justicia divina”.
A CNA el cardenal Pell ha relatado que supo la noticia por la televisión, en su celda. “Naturalmente, no había nadie con quien pudiera hablar de ello. Pero he sentido un gran clamor procedente de alguna parte de la cárcel y tres prisioneros en celdas cercanas a la mía han gritado que estaban contentos por mí”.

Ha vivido su tiempo de reclusión como "un largo retiro", para reflexionar, escribir y, sobre todo, rezar: “La oración ha sido la gran fuente de fuerza para mí durante todo este tiempo, incluida la oración de los demás, y estoy muy agradecido a todos los que han rezado por mí y me han ayudado durante este tiempo realmente arduo”.
 
Sandro Magister

miércoles, 8 de abril de 2020

Otro Via Crucis: Cardenal Pell se encuentra con sus “obispos hermanos”



La fría reacción de los supuestos hermanos del cardenal Pell después de su liberación asombra a Marco Tosatti, según publica el 8 de abril el sitio web LaNuovaBq.it.

El obispo de Brisbane, monseñor Mark Coleridge, protegido de Pell y presidente de la Conferencia Episcopal Australiana, no expresó alegría ni compasión para Pell. En vez de ello pronunció palabras abstractas que expresaron mucha comprensión para la multitud que quiso linchar a Pell.

Un tono similar se encuentra en la declaración del Vaticano. El hospital de campo de Francisco parece incapaz de mostrar una simpatía genuina.

Tosatti compara esta reacción con el apoyo que recibieron del Vaticano obispos como Piñeda y Zanchetta.

Los presos – conocidos por su odio a los delincuentes pedófilos – aplaudieron al cardenal Pell


El cardenal George Pell se enteró de su absolución mirando las noticias de televisión, solo en su celda; le dijo el 7 de abril al sitio web CatholicNewsAgency.com:

“Escuché un gran aplauso de algún lugar dentro de la cárcel y después tres presos cerca de mi celda pusieron en claro que estaban contentos por mí”.

Después de su liberación, Pell disfrutó un bistec como su primera comida “en libertad” después de 400 días en prisión, en medio de Semana Santa. Dijo que “lo que estoy esperando realmente es celebrar una Misa privada”.

Llamó a su tiempo en prisión un “largo retiro” y un tiempo para reflexionar, escribir y, sobre todo, rezar.

Tristeza en el Vaticano ante la inocencia de Pell


Comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 07.04.2020

La Santa Sede, que siempre ha confiado en la autoridad judicial australiana, acoge con satisfacción la sentencia unánime dictada por el Tribunal Supremo en favor del Cardenal George Pell, que lo absuelve de las acusaciones de abuso a menores, revocando su condena.

El Cardenal Pell – al someter su caso a la magistratura – defendió siempre su inocencia, entendiendo que la verdad sería aceptada. 
 
La Santa Sede se vale de esta ocasión para reafirmar su compromiso en la prevención y persecución de cualquier tipo de abuso a menores.

Esto es todo lo que la Santa Sede, cada vez menos ‘santa’ y menos ‘sede’ tiene que decir de todo lo que ha sucedido en torno al ‘proceso Pell’.
 
El cardenal Pell no nombró al Vaticano, ni al misericordioso Papa Francisco en su primer comunicado después de su liberación. Es simplemente vergonzoso y criminal todo lo que estamos viviendo. Suponemos que el carácter fuerte del cardenal se ha fortalecido en estos meses y ha tenido tiempo para poner en orden sus ideas. La tortura de estos meses le habrá ayudado a comprender serenamente dónde se ha encontrado y dónde se encuentra en este momento. Por lo comedido de sus palabras entendemos que ha aprendido la lección, deja las formas rudas del jugador de rugby y entra en formas mucho más ‘vaticanas’ para estar a la altura de sus perseguidores.

Sus colegas de la curia disfrutaron con su detención, esperemos que sólo disfrutaran y no colaboraran; y vemos la indiferencia, y en algunos casos la ‘perplejidad’ ante su puesta en libertad. Los bien pensantes creen que el viejo cardenal debe dedicarse a sus labores y dejarse de toda actividad pública porque esta ‘desacreditado’. Es lo que todo este proceso buscaba y piensan que lo han conseguido. Se ha destruido la imagen pública del cardenal, apareciendo en el imaginario colectivo como el ejemplo más sublime de abusador a menores y, en paralelo, se le ha sometido a una tortura personal inhumana para minar su estabilidad mental
 
Nada nuevo bajo el sol; es un proceso sobradamente conocido en la historia y sobradamente utilizado en los organismos del Vaticano: ejemplos tenemos, y no pocos, en este pontificado, por no ir más lejos.

El Misericordioso Papa Francisco evitará todo contacto con el apestado cardenal a pesar de su inocencia. Aquí no estamos para defender la verdad sino que nos movemos por pura estrategia de imagen y de utilidad política. No escucharemos de los misericordiosos y fraternos labios de Su Santidad jamás el nombre maldito de Pell. Escucharemos generalidades, vaguedades, que pueden ser interpretadas pero que no serán nunca claras y nítidas. 
 
Del comunicado oficial podemos deducir que el cardenal Pell quiso este proceso en el colmo de la complicidad criminal más desvergonzada. De su encarcelamiento y aislamiento prolongado e injusto no vemos una sola palabra, ni una, ni antes, ni en el proceso, ni después. Es evidente que deducir la complicidad del Vaticano en el proceso de Pell, no solo por omisión, que también, no es muy complicado y hasta un ciego lo ve. Los comentarios de hoy van en esa línea. Para el Vaticano es un tema cerrado y Pell no existe.
 
Specola

martes, 7 de abril de 2020

La semana santa del cardenal Pell



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Cuando en Roma todavía era de noche, hoy martes 7 de abril el tribunal supremo de Australia ha sentenciado, por unanimidad, revocar la condena del cardenal Pell y dejarlo inmediatamente en libertad. En la foto se le ve mientras abandona la cárcel de máxima seguridad de Barwon, cerca de Melbourne. Por fin podrá celebrar su primera misa tras 14 meses de reclusión.

Este es el texto íntegro de la sentencia:

> High Court of Australia

Y ésta es la declaración que el cardenal Pell ha emitido inmediatamente después de su puesta en libertad:

> “I have consistently maintained my innocence…”

Los siete jueces del tribunal supremo han motivado su decisión en base a la “posibilidad razonable de que el reato no haya sucedido y que, por consiguiente, exista una duda razonable de que se esté condenando a un inocente”.

El cardenal Pell siempre ha sostenido su inocencia y ahora ha dicho que “la única base de la justicia es la verdad, porque justicia significa verdad para todos”.

La sentencia pone fin a siete años de procesos, puestos en marcha en 2014 a partir de una investigación de la policía de Victoria y acelerados en 2017 cuando surgieron las acusaciones, en parte sobreseídas, sobre supuestos hechos que habrían sucedido muchos años atrás. Pell abandonó Roma y se trasladó a Melbourne donde, en 2018, fue procesado y condenado a seis años de cárcel basándose en la acusación de una sola persona cuya identidad nunca se ha hecho pública. El cardenal ha dicho que no siente ningún rencor hacia esta persona.

La condena fue confirmada en la apelación por dos de los tres jueces. Ahora, esta condena ha sido totalmente anulada por el tribunal supremo.

Lo siguiente es que el cardenal Pell deberá enfrentarse a un proceso canónico ante la congregación para la doctrina de la fe, al haber concluido todo el recorrido de la justicia secular.

Sin embargo, precisamente la sentencia del tribunal supremo australiano, que ha establecido la incoherencia e inconsistencia de las acusaciones presentadas contra el cardenal, podría facilitar que la sentencia del proceso canónico fuera favorable a Pell:

> Analysis: Freed from prison, will Cardinal Pell now face Vatican trial?
 
Sandro Magister 

El cardenal Pell es inocente



En diciembre de 2018, un jurado condenó a Pell. La sentencia fue confirmada por un panel de tres jueces del Tribunal de Apelación del Estado de Victoria en agosto pasado, en un dictamen dividido, dos contra uno. 
 
Este martes, 7 de abril de 2020, el Tribunal Superior de Australia estimó que había «una posibilidad significativa de que una persona inocente haya sido condenada porque las pruebas no han establecido su culpabilidad según el nivel de prueba requerido». Los siete magistrados del Tribunal Superior establecieron, por unanimidad, que el tribunal inferior había «omitido abordar si existía una posibilidad razonable de que el delito no se hubiera cometido, de modo que debería haber habido una duda razonable sobre la culpabilidad»
 
Desde Specola hemos defendido, sin fisuras y desde el inicio, la inocencia absoluta del Cardenal Pell de los gravísimos delitos de los que se le acusaba. El tiempo nos ha dado la razón y estamos contentos y satisfechos. 
 
Todo este proceso de caza de brujas poco tenía que ver con los abusos a menores y mucho con el intento de limpieza que Pell quería iniciar en el Vaticano. No es la primera vez que se utiliza la presunta justicia para intentar anular a una persona. Pell es fuerte pero ha sufrido una tortura de meses, injusta, increíblemente dura, de la que esperamos que salga fortalecido y con ganas de luchar en todos los ámbitos
 
Hoy los periódicos no informarán de su inocencia como lo hicieron de su presunta culpabilidad, las cosas son así. Para nosotros, nada ha cambiado y pensamos lo que hemos pensado siempre. ¡Larga vida a Pell!, para que pueda ver la caída de sus perseguidores. 
 
Ni el Vaticano, ni el Papa Francisco, han movido un dedo por defender al molesto cardenal, esto ya nos indica mucho. No hagamos caso de las bellas palabras sino de los hechos.
 
Specola

La inocencia del cardenal Pell



El cardenal George Pell fue declarado inocente por la Corte Suprema de Australia. Aquí pueden bajar la sentencia completa [aunque son 43 páginas y está en inglés].

El cardenal incomodó al Vaticano cuando se tomó en serio su función de limpieza de toda la corrupción contenida en los Sacros Palacios.

No podemos decir que sus acusaciones y juicios hayan sido alentadas desde Roma, pero lo cierto es que ninguno de los prelados de la Curia, comenzando por el Papa Francisco, hizo nada para defenderlo: lo dejaron solo. 

Esta noticia apenas si tendrá un lugar insignificante en los medios de prensa. Los católicos, en cambio, deberíamos festejarla y agradecer a Dios puesto que está nuevamente entre nosotros uno de los mejores y más lúcidos cardenales del Sacro Colegio.

The Wanderer