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miércoles, 20 de octubre de 2021

El Santo Padre ha erigido canónicamente la Conferencia Eclesial de la Amazonía como persona jurídica eclesiástica pública, informa la Sala de Prensa del Vaticano por medio de un comunicado (Carlos Esteban)


(Podemos encontrar también esta noticia en SECRETUM MEUM MIHI)


Francisco, dice la nota, formalizó la creación de esta Conferencia Eclesial el 9 de octubre durante la audiencia concedida al Prefecto de la Congregación para los Obispos, Cardenal Marc Ouellet, con la finalidad de “promover la acción pastoral común de las circunscripciones eclesiásticas de la Amazonía e incentivar una mayor inculturación de la fe en dicho territorio”, aunque sus estatutos aún no están aprobados.

La Conferencia Eclesial de la Amazonía se solicitó a la Santa Sede durante una asamblea celebrada del 26 al 29 de junio de 2020 entre los Obispos de la Amazonía interesados en el proyecto, procedente de una iniciativa propuesta en el Documento Final del Sínodo sobre la Amazonía, que se celebró en el Vaticano en octubre de 2019.

En su punto 115 los Padres Sinodales proponían “crear un organismo episcopal que promueva la sinodalidad entre las iglesias de la región, que ayude a delinear el rostro amazónico de esta Iglesia y que continúe la tarea de encontrar nuevos caminos para la misión evangelizadora, en especial incorporando la propuesta de la ecología integral, afianzando así la fisonomía de la Iglesia amazónica”.

“Se trataría de un organismo episcopal permanente y representativo que promueva la sinodalidad en la región amazónica, articulado con el CELAM, con su estructura propia, en una organización simple y también articulado con la REPAM. De esta manera puede ser el cauce eficaz para asumir, desde el territorio de la Iglesia latinoamericana y caribeña, muchas de las propuestas surgidas en este Sínodo. Sería el nexo que articule redes e iniciativas eclesiales y socio-ambientales a nivel continental e internacional”.

Tras la propuesta planteada el 29 de junio de 2020, el Papa aceptó estudiar la iniciativa y encargó a la Congregación para los Obispos “que siguiera y acompañara de cerca el proceso, prestando toda la ayuda posible para dar al organismo una fisonomía adecuada”.

Carlos Esteban

martes, 8 de septiembre de 2020

Spadaro asegura que Francisco no ha cerrado la puerta a los curas casados (Carlos Esteban)



El Padre Antonio Spadaro, director del órgano jesuita La Civiltà Cattolica, sigue ejerciendo de exégeta del Papa. En un infumable artículo en la citada publicación, el confidente de Francisco comparte notas de Su Santidad que sugieren que el asunto de los ‘viri probati’ no está en absoluto cerrado, pese a la decepción que sufrieron los renovadores con la exhortación postsinodal Querida Amazonia.

Nada está nunca cerrado, porque se trata de ‘abrir procesos’ y dejar que el tiempo -que, como ya sabrán, es mayor que el espacio, sea esto lo que fuere- vaya imponiendo las reformas por la vía de los hechos. Ya conocen la rutina.

Claro que sólo funciona en una dirección. Si una novedad de las que constituyen las demandas de los ‘renovadores’ no se aprueba o incluso parece denegarse, se insiste. Sin parar. Y nada con respecto a ellas es ‘asunto zanjado’. Los asuntos solo se zanjan en el otro sentido: si se aprueba la codiciada reforma, ya se pretende que “no hay vuelta atrás”.

Si uno bucea en la densa prosa del Padre Spadaro -que ya revolucionara la aritmética cuando aseguro que 2 + 2 no siempre es igual a 4-, advertirá esa concepción magmática, casi líquida, de la realidad eclesial, como interpretación ‘autorizada’ del pensamiento de Francisco. Da a la palabra ‘jesuitismo’ un significado más profundo. “Que tu sí sea sí y que tu no sea no” no va con Spadaro.

Así, la reforma que plantea el Papa, afirma el jesuita, “es un proceso verdaderamente espiritual, que cambia – ahora lentamente, ahora rápidamente – incluso las formas, lo que llamamos estructuras”.

¿Qué pasó en el pasado Sínodo de la Amazonia, para que el documento final recomendara unas reformas de calado que el pontífice ignoró olímpicamente en su exhortación postsinodal? Spadaro responde, citando al Papa: “Debemos entender que el Sínodo es más que un Parlamento; y en este caso específico no pudo escapar a esta dinámica. Sobre este tema fue un Parlamento rico, productivo e incluso necesario; pero no más que eso. Para mí esto fue decisivo en el discernimiento final, cuando pensé en cómo hacer la Exhortación”.

Discernimiento, la palabra mágica de este pontificado. No se podía discernir correctamente porque hay “un ambiente que acaba por distorsionar, reducir y dividir la sala sinodal en posiciones dialécticas y antagónicas que no ayudan en nada a la misión de la Iglesia. Porque todo aquel que se atrinchera en “su verdad” acaba siendo prisionero de sí mismo y de sus posiciones, proyectando sus propias confusiones e insatisfacciones en muchas situaciones. Así, caminar juntos se vuelve imposible”, según la nota papal que comparte con nosotros Spadaro.

La cuestión -cualquier cuestión que demanden los renovadores- sigue, pues, abierta, según el director de La Civiltà Cattolica: “No se trata aquí de resolver la cuestión entre quién tiene razón y quién no, ni si el Papa está de acuerdo o no con el tema de la ordenación sacerdotal de viri probati . Aquí surge la pregunta de cómo se toma una decisión, de la mentalidad y de la necesidad de un discernimiento verdaderamente libre”. Ya saben, lo importante son los procesos.

Carlos Esteban

jueves, 23 de julio de 2020

Activista ambientalista: estaba equivocado y hemos causado un temor inútil



Se le ha llamado “gurú medioambiental”, “gurú del clima”, “el intelectual líder en Norteamérica sobre energía limpia” y “sumo sacerdote” del movimiento medioambiental gracias a sus escritos y las TED talks, que tienen más de cinco millones de visitas. El último libro de Michael Shellenberger, Apocalypse Never, ha causado una gran controversia. Publicamos a continuación sus ideas principales.


En nombre de los ambientalistas del mundo entero, me gustaría pedir formalmente perdón por el miedo climático que hemos creado en estos últimos treinta años. El cambio climático está ocurriendo. Y no es el fin del mundo. Ni siquiera es nuestro problema medioambiental más serio.

Tal vez pueda parecer extraño que yo afirme esto. A fin de cuentas, he sido un activista climático durante veinte años y ambientalista durante treinta.

Sin embargo, como experto en energía al que el Congreso le ha pedido proporcionar un testimonio objetivo, y como invitado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC sus siglas en inglés) para actuar como revisor experto de su próximo Informe de Evaluación, me siento en la obligación de pedir disculpas por lo mucho que los ambientalistas hemos engañado al público.

Aquí detallo una serie de hechos que pocas personas conocen:

- Los seres humanos no están causando la “sexta extinción masiva”.
- El Amazonas noes “el pulmón del mundo”.
- El cambio climático no empeora los desastres naturales.
- Desde 2003, los incendios han disminuido un 25% en todo el mundo.
- La cantidad de tierra utilizada para la ganadería -el mayor uso de tierra llevado a cabo por la humanidad- ha disminuido en un total equivalente a la superficie ocupada por Alaska.
- Es la acumulación de combustibles de madera y la construcción de viviendas cerca de los bosques -y no el cambio climático- la causa de que haya cada vez más incendios en Australia y California, y más peligrosos.
- Las emisiones de carbono están disminuyendo en las naciones más ricas; en el caso de Gran Bretaña, Alemania y Francia disminuyen de manera constante desde mediados de los años 70.
- Holanda se enriqueció, no se empobreció, cuando se adaptó a vivir por debajo del nivel del mar.
- Producimos un 25% más de alimentos de los que necesitamos, y el excedente de alimentos seguirá aumentando con el calentamiento global.
- La pérdida del hábitat y la caza directa de animales salvajes son, para las especies, una amenaza mayor que el cambio climático.
- Los combustibles de madera son peores para las personas y la fauna que los combustibles fósiles.
- La prevención de futuras pandemias exige más, y no menos, agricultura “industrial”.

Soy consciente de estos hechos pueden parecer “negacionismo climático” para muchos. Esto sólo demuestra el poder que tiene el alarmismo climático. En realidad, estos hechos proceden de los mejores estudios científicos disponibles, incluyendo los realizados por o aceptados por el IPCC, la FAO, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN sus siglas en inglés) y otros importantes órganos científicos.

Algunas personas, al leer esto, creerán que soy un anti-ambientalista de derechas. Para nada. Cuando tenía 17 años viví en Nicaragua por solidaridad con la revolución socialista sandinista. A los 23 recaudé dinero para las cooperativas de mujeres de Guatemala. Cuando tenía unos veinte años viví en la Amazonia investigando con pequeños granjeros que luchaban contra la invasión de sus tierras. A los 26 ayudé a exponer las malas condiciones laborales de las empresas Nike de Asia.

Me convertí en un ambientalista a los 16 años, cuando lancé una recogida de fondos para la Rainforest Action Network. A los 27 ayudé a salvar el último bosque de secoyas sin protección, y el más antiguo, de California. Cuando tenía 30 defendí las renovables y conseguí convencer a la administración Obama que invirtiera 90 mil millones de dólares en ellas. En los últimos años he ayudado a salvar diversas plantas nucleares, impidiendo que fueran sustituidas por combustibles fósiles y evitando, así, un aumento drástico en las emisiones.

Pero hasta el año pasado siempre he intentado evitar hablar contra el miedo climático. En parte, porque me sentía avergonzado. Después de todo, soy tan culpable de alarmismo como cualquier otro ambientalista. Durante años, he hecho referencia al cambio climático como una amenaza “existencial” para la civilización humana, llamándolo “crisis”.

Sobre todo, tenía miedo. Callé ante la desinformación relacionada con el clima porque tenía miedo de perder amigos y fondos. En las pocas ocasiones en las que hice un llamamiento en defensa de la ciencia climática contra quienes la tergiversan, las consecuencias fueron muy duras para mí, por lo que decidí callar y no hacer nada mientras mis compañeros ambientalistas aterrorizaban a la gente.

También me abstuve de hablar cuando la Casa Blanca y muchos medios de comunicación destrozaron la reputación y la carrera de un magnífico científico, un buen hombre y buen amigo mío: Roger Pielke, Jr, un Demócrata progresista de toda la vida y ambientalista que testificó en favor de la reglamentación del carbono. ¿Por qué lo hicieron? Porque sus investigaciones demuestran que los desastres naturales no se están agravando.

De repente, el año pasado las cosas se descontrolaron a toda velocidad.

Alexandria Ocasio-Cortez dijo: “El mundo se acabará en doce años si no abordamos el cambio climático”. El grupo medioambiental más conocido de Gran Bretaña declaró: “El cambio climático mata a los niños”.

El periodista verde más influyente del mundo, Bill McKibben, llamó al cambio climático el “mayor desafío al que se ha enfrentado el ser humano” y afirmó que este “eliminará a la humanidad”.

El periodismo dominante ha afirmado reiteradamente que el Amazonas es “el pulmón del mundo” y que la deforestación es una bomba nuclear a punto de estallar.

El resultado es que la mitad de las personas encuestadas en el mundo el año pasado creen que el cambio climático extinguirá a la humanidad. Y en enero, los encuestadores descubrieron que uno de cada cinco niños británicos tiene pesadillas sobre el cambio climático.

Tengan o no hijos, deben ustedes admitir que esto está mal. Admito que soy sensible a este tema porque tengo una hija adolescente, que se tranquilizó cuando hablamos de ello desde un punto de vista científico. Pero sus amigos están profundamente desinformados y, comprensiblemente, están asustados.
Por eso he decidido hablar. Sé que escribir unos cuantos artículos no sería suficiente; tenía que escribir un libro para exponer adecuadamente todas las pruebas. Por tanto, mis disculpas formales para los que tienen miedo tiene forma de libro: Apocalypse Never: Why Environmental Alarmism Hurts Us All. Está basado en dos décadas de investigación y tres de activismo medioambiental. Con sus 400 páginas, sus más de 100 notas al final del documento, Apocalypse Never aborda el cambio climático, la deforestación, los residuos plásticos, la extinción de las especies, la industrialización, la carne, la energía nuclear y las renovables.
A continuación, indico algunos puntos relevantes del libro:

- Las granjas y la agricultura moderna son la clave para la liberación humana y el progreso medioambiental.
- Lo más importante para salvar el medioambiente es producir más alimentos, sobre todo carne, en menos tierra.
- Lo más importante para reducir la contaminación atmosférica y las emisiones de carbono es cambiar de la madera al carbón, al petróleo, al gas natural, al uranio.
- El 100% de las renovables requeriría aumentar la superficie de la tierra utilizada ahora para la energía del actual 0,5% al 50%.
- Deberíamos desear ciudades, granjas y centrales eléctricas con mayor, no menor, densidad energética.
- El vegetarianismo reduce las emisiones de cada persona en menos del 4%.
- Greenpeace no salvó a las ballenas; sí las salvó pasar del aceite de ballena al petróleo y el aceite de palma.
- La carne de buey criado en libertad requiere 20 veces más tierra y produce más emisiones (un 300% más).
- El dogmatismo de Greenpeace ha empeorado la fragmentación de los bosques de la Amazonia.
- El enfoque colonialista dado a la conservación del gorila en el Congo ha producido una respuesta que puede tener como consecuencia la muerte de 250 elefantes.

¿Por qué el engaño ha sido tan grande?

En los últimos tres capítulos de Apocalypse Never expongo los motivos económicos, políticos e ideológicos. Los grupos medioambientales han aceptado cientos de millones de dólares de los beneficios derivados de los combustibles fósiles. Los grupos motivados por creencias anti-humanistas han obligado al Banco Mundial a dejar de intentar acabar con la pobreza, convirtiéndola en una pobreza “sostenible”. Y detrás de mucho de este alarmismo hay estados de ansiedad, depresión y hostilidad a la civilización moderna.

Cuando uno se da cuenta de lo desinformados que hemos estado, a menudo por causa de personas con motivaciones meramente repugnantes o dañinas, es difícil no sentirse engañado.

¿Marcará Apocalypse Never la diferencia? Ciertamente, hay razones para dudarlo.

- Los medios de comunicación han estado haciendo declaraciones apocalípticas sobre el cambio climático desde finales de los años 80, y no parecen dispuestos a parar.

- La ideología que hay detrás del alarmismo medioambiental -el maltusianismo- ha sido repetidamente desmentida desde hace 200 años y, sin embargo, ahora tiene más poder que nunca.

- No obstante, hay razones para creer que el alarmismo medioambiental, si no acaba, sí que tendrá un poder cultural cada vez menor.

- La pandemia del coronavirus es una crisis actual que ha puesto la “crisis” del clima en perspectiva. Incluso si ustedes piensan que hemos reaccionado exageradamente, el Covid ha matado a casi 500.000 personas [cuando se publica este artículo en España, el número de fallecidos es superior a esta cifra] y le ha pasado una enorme factura a la economía global.

- Organismos científicos como la OMS y el IPCC han visto socavada su credibilidad debido a la politización continúa de la ciencia. Su existencia futura y su relevancia dependen de un cambio en la dirección de ambos organismos y de la implementación de reformas serias.

- Los hechos sigue siendo importantes, y las redes sociales permiten un mayor número de voces nuevas e independientes que desplazan a los periodistas que difunden el alarmismo medioambiental en los medios tradicionales.

- Las naciones han vuelto a defender abiertamente sus intereses nacionales, alejándose así del maltusianismo y el neoliberalismo, lo que es bueno para la energía nuclear y malo para las renovables.

- La evidencia es abrumadora: para las personas y la naturaleza es mejor nuestra civilización de gran energía que la civilización de baja energía a la que les gustaría que nos encamináramos los alarmistas del clima.

Las invitaciones que he recibido del IPCC y del Congreso son un claro signo de una mayor apertura a un nuevo modo de pensar acerca del cambio climático y el medioambiente. 

Otro signo ha sido la respuesta que ha recibido mi libro por parte de los científicos del clima, los conservacionistas y los estudiosos del medioambiente. “Apocalypse Never es un libro sumamente importante”, ha escrito Richard Rhodes, el vencedor del Premio Pulitzer por su obra The Making of the Atomic Bomb. “Tal vez sea el libro más importante sobre medioambiente escrito hasta ahora”, ha dicho Tom Wigley, uno de los padres de la ciencia climática moderna.

“Nosotros, los ambientalistas, condenamos a quienes tienen una visión antitética de ser ignorante en ciencia y susceptible de sesgo de confirmación”, ha escrito Steve McCormick, antiguo director de The Nature Conservancy. “Sin embargo, con demasiada frecuencia somos culpables de lo mismo. Shellenberger ofrece un ‘amor duro’: un desafío a la ortodoxia arraigada y rígida, a las mentalidades autodestructivas. Apocalypse Never presenta puntos de vista punzantes, pero siempre bien elaborados y basados en pruebas, que ayudan a desarrollar el ‘músculo mental’ que necesitamos para visualizar y dibujar un futuro, no sólo esperanzador, sino también factible”.

Es todo lo que yo deseaba al escribir el libro. Si han llegado hasta aquí, espero que estén ustedes de acuerdo que tal vez no sea tan extraño como parece que un activista climático, progresista y medioambiental de toda la vida haya sentido la necesidad de hablar claramente contra el alarmismo.

De nuevo, les ruego que acepten mis disculpas.

Publicado por Michael Shellenberger en Catholic Education.

Traducido por Verbum Caro para La Gaceta.

miércoles, 15 de abril de 2020

Celibato, Amazonia, Alemania. Vuelve al campo de juego el cardenal Sarah



 

> Todos los artículos de Settimo Cielo en español

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En la mañana del domingo de Pascua y en la mañana del lunes de Gloria la revista francesa “Valeurs actuelles” puso en red, en dos entregas, una entrevista ribereña al cardenal Robert Sarah, reunida por Charlotte d’Ornellas:

> “Là où règne la confusion, Dieu ne peut habiter!”: le cardinal Sarah appelle à l’unité de l’Eglise

> Cardinal Sarah: “Cette épidémie disperse la fumée de l’illusion”

En la primera entrega de la entrevista, Sarah se remite al libro escrito por él y publicado junto al papa emérito Benedicto XVI, con el título “Desde lo profundo de nuestro corazón”, en inclaudicable defensa del celibato sacerdotal.

El cardenal denuncia la instrumentalidad de las invectivas contra el libro y sus dos autores. Reafirma que su publicación, en el pasado mes de enero, ha sido hecha “con un espíritu de profunda obediencia filial al Santo Padre”. Y anhela que finalmente se lo discuta por lo que dice realmente y que el mismo papa Francisco ha mostrado que comparte, cuando dijo – repitiendo a Pablo VI – que “prefiero dar la vida antes de cambiar la ley sobre el celibato”.

Pero en la entrevista el cardenal Sarah habla también de otras cosas: del sínodo sobre la Amazonia, del sínodo de Alemania, de los enfrentamientos dentro de la Iglesia, de los abusos sexuales, además de la “crisis de la civilización” planteada por la pandemia del coronavirus.

A continuación presentamos un breve extracto de su entrevista, sobre los puntos más relevantes para la vida de la Iglesia.

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EL LIBRO SOBRE EL CELIBATO

Con Benedicto XVI hemos querido abrir un debate de fondo, una reflexión serena, objetiva y teológica sobre el sacerdocio y el celibato, apoyándonos en la Revelación y en los datos históricos. […] He leído muchas invectivas e injurias, pero muy poca reflexión teológica y pastoral, y sobre todo he visto muy pocos comportamientos cristianos.

Ahora bien, con Benedicto XVI hicimos propuestas audaces de reforma del modo de vida de los sacerdotes. Nadie ha recogido ni comentado las que creo que son las páginas más importantes de nuestra reflexión, las que se refieren a la necesaria renuncia a los bienes materiales por parte de los sacerdotes, las que apelan a una reforma fundamentada en la búsqueda de la santidad y en la vida de oración, las que invitan “a presentarse ante Ti y a servirte”. […] A todo esto se agrega la necesidad de servir a Dios y a los hombres. Nuestro libro quería ser espiritual, teológico y pastoral, mientras que los medios de comunicación y algunos expertos autodenominados tales han hecho una lectura política y dialéctica. Ahora que se han diluido las polémicas estériles, ¿quizás se lo podrá finalmente leer verdaderamente? ¿Quizás se lo podrá discutir pacíficamente?

EL SÍNODO SOBRE LA AMAZONÍA

Al día siguiente de la publicación de la exhortación apostólica “Querida Amazonía” del papa Francisco, algunos prelados han manifestado decepción y consternación. No estaban inquietos por los pueblos de la Amazonía, sino desilusionados, porque la Iglesia, según ellos, habría debido aprovechar esa ocasión para ponerse en sintonía con el mundo moderno. Se ha visto claramente en esta oleada que la cuestión amazónica había sido instrumentalizada. Se había utilizado la miseria de los pobres para promover proyectos ideológicos.

Debo confesar que tal cinismo me entristece profundamente, ya que en vez de trabajar para hacer descubrir a los pueblos de la Amazonía la profundidad y las riquezas únicas de la persona de Jesucristo y de su mensaje de salvación, se quiso “amazonizar” a Jesucristo y adosarle las creencias y las prácticas de los indígenas amazónicos, proponiéndoles un sacerdocio a medida humana, adaptado a su situación. Los pueblos de la Amazonía, al igual que los de África, tienen necesidad de Cristo crucificado, escándalo para los judíos, locura para los paganos, verdadero Dios y verdadero hombre, quien ha venido para salvar a los hombres manchados por el pecado, para regalarles la vida y reconciliarlos con Dios, haciendo la paz con la sangre de su cruz.

LOS CONTRASTES EN LA IGLESIA

La unidad de los católicos no es un simple afecto sentimental, sino que se fundamenta sobre lo que tenemos en común: la Revelación que Cristo nos ha dejado. Si cada uno defiende su propia opinión, su propia novedad, entonces la división se difundirá por todas partes. La fuente de nuestra unidad nos precede: la fe es una, es ella la que nos une. La herejía es la verdadera enemiga de la unidad. Me impresiona constatar cómo el subjetivismo torna histéricas las discusiones. Si se cree en la verdad se puede buscarla juntos, también se puede tener confrontaciones francas entre los teólogos, pero los corazones permanecen en paz, porque se sabe bien que al final la verdad aparecerá. Al contrario, cuando se cuestiona la objetividad intangible de la fe, entonces todo se transforma en rivalidad entre las personas, en lucha por el poder. La dictadura del relativismo, en tanto destruye la confianza pacífica en la verdad revelada, impide que haya un clima de serena caridad entre los hombres. […]

La unidad de la fe presupone la unidad del magisterio en el espacio y en el tiempo. Cuando se nos brinda una enseñanza nueva, siempre se la debe interpretar en coherencia con la enseñanza que precede. Si introducimos rupturas y revoluciones, destruiremos la unidad que gobierna a la santa Iglesia a través de los siglos, lo que no significa que estemos condenados al fijismo. Pero toda evolución debe ser una comprensión mejor y una profundización del pasado. La hermenéutica de la reforma en la continuidad que Benedicto ha enseñado tan claramente es una condición sine qua non de la unidad.

EL SÍNODO DE ALEMANIA

Lo que acontece en Alemania es terrible. Se tiene la impresión de que las verdades de fe y los mandamientos del Evangelio se ponen a votación. ¿Con qué derecho podemos decidir renunciar a una parte de la enseñanza de Cristo? Sé que numerosos católicos alemanes sufren por esta situación. Como ha dicho muchas veces Benedicto XVI, la Iglesia de Alemania es demasiado rica. Con el dinero se ha intentado hacer de todo: cambiar la Revelación, crear otro magisterio, una Iglesia no más una, santa, católica y apostólica, sino alemana. El riesgo para una Iglesia similar es pensarse como una de las instituciones mundiales. ¿Pero cómo entonces no terminaría pensándose como lo hace el mundo?

LOS ABUSOS SEXUALES

Esta crisis es ante todo una crisis de fe y una crisis profunda del sacerdocio. El descubrimiento de los crímenes abominables por parte de sacerdotes es el síntoma más aterrador. Cuando Dios no está en el centro, cuando la fe no determina más la acción, cuando ella no orienta más y no impregna más la vida de los hombres, entonces también esos delitos se tornan posibles. Es necesario que comencemos de nuevo, ha dicho Benedicto XVI, a vivir a partir de Dios y ante la mirada de Dios. Ante todo, los sacerdotes deben aprender a reconocer a Dios como el fundamento de su vida y no dejarlo aparte como si se tratara de una fórmula sin contenido real. Cuando una vida sacerdotal no tiene su centro en Dios, corre el riesgo de dejarse llevar por una forma de intoxicación del poder. Como decía también Benedicto XVI: “¿Por qué la pedofilia ha alcanzado proporciones similares? En último análisis, la razón de ello es la ausencia de Dios”.
 
Sandro Magister

sábado, 15 de febrero de 2020

Recalculando

 
 
Los últimos días han sido sorpresivos, y la sorpresa de la conferencia de prensa del Vaticano de ayer me obligan a recalcular. 

En la última entrada del blog, a raíz de lo que se dijo en la presentación de la exhortación post-sinodal sobre la Amazonia, particularmente las palabras del cardenal Czerny, S.I., todo hacía sospechar una típica trampa jesuiticamente urdida: viri probati, no pero sí. La interpretación que se dio en ese acto y la que dieron inmediatamente después la intelligentzia alemana, la progresía munidal y hasta la luminaria autóctona de la teología, Mons. Tucho Fernández, justificaban la sospecha. La exhortación era el marco de un cuadro que tiene carácter magisterial, y lo que enmarca es el documento postsinodal, y deben leerse conjuntamente. Era fácil suponer que se estaba transfiriendo el carácter magisterial al documento; el resquicio perfecto para que ingresara el celibato optativo en los sacerdotes latinos.

Esta fue mi interpretación apenas leí el miércoles las declaraciones de Czerny, y fue la interpretación de la mayor parte de los periodistas acreditados ante la Santa Sede. Y eso fue lo que se comenzó a decir en todas parte. 

Sin embargo, en la conferencia de prensa de ayer, las cosas cambiaron drásticamente. El vocero del Vaticano, Mateo Bruni, dijo: “La exhortación apostólica es magisterium. El documento final no es magisterium”. 

El cardenal Baldisseri: “Querida Amazonia no habla de aprobar el documento final, [sino solo de su] presentación. Por tanto, [el documento] no es magisterial”. Y ante la pregunta de otro periodista acerca de si las Conferencias Episcopales podían admitir la ordenación de hombres casados, dijo: “Las conferencias episcopales no pueden decidir eso”. 

Más clara aún fue la hna. Bernardette Riess, coordinadora de lengua inglesa de Vatican News, quien en una breve entrevista luego de la conferencia dijo: “El documento final no tiene autoridad magisterial a menos que sea ratificado y promulgado por el Papa Francisco… Este documento en particular no recibió esa ratificación ni promulgación. Debemos ser muy claros al respecto”. 

Llama mucho la atención semejante claridad y tajantes definiciones no solamente porque contradicen lo que se había dicho el día anterior en ese mismo ámbito, sino también porque el “magisterio” francisquista y los discursos de sus lenguareces se caracterizan por ser neblinosos y jamás definir nada. El único modo de explicarlo es suponiendo una orden directa de arriba de actuar en tal sentido, y esa orden solamente pudo venir del Santo Padre.

Se trata de un triunfo de la doctrina tradicional de la Iglesia y un triunfo que, más allá de que hayan o no curas casados, simbólicamente tiene mucho peso, el mismo peso que hubiese tenido una derrota en este sentido. No sé hasta dónde les interesa a los alemanes ordenar hombres casados; lo que les interesaba era el triunfo simbólico de una Iglesia que finalmente se abría aboliendo una de las normas más extrañas e irritantes para el espíritu del mundo. No lo lograron. Esperemos ahora la reacción, que la habrá. 

THE WANDERER

miércoles, 12 de febrero de 2020

El silencio de Francisco, las lágrimas de Ratzinger y su declaración nunca publicada



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Lo que más impacta en la exhortación apostólica postsinodalQuerida Amazonia”, dada a conocer al público hoy, 12 de febrero del 2020, es su silencio total sobre la cuestión más esperada y controvertida: la ordenación de varones casados.

Ni siquiera aparece la palabra “celibato”. El papa Francisco espera que “la ministerialidad se configure de tal manera que esté al servicio de una mayor frecuencia de la celebración de la Eucaristía, aun en las comunidades más remotas y escondidas” (n. 86). Pero reafirma (en el n. 88) que solamente el sacerdote ordenado puede celebrar la Eucaristía, absolver los pecados y administrar la Unción de los enfermos (porque también ésta está “íntimamente ligada al perdón de los pecados”, nota 129). Y no dice nada sobre la extensión de la ordenación a los “viri probati”.

Ninguna novedad ni siquiera para los ministerios femeninos. “Si se les diera acceso al Orden sagrado”, escribe Francisco en el n. 100, “esta mirada nos orientaría a clericalizar a las mujeres” y a “reducir nuestra comprensión de la Iglesia a estructuras funcionales”.

La curiosidad que surge inmediata, de la lectura de “Querida Amazonia”, es entonces entender en qué medida el libro bomba escrito por el Papa emérito Benedicto XVI y por el cardenal Robert Sarah en defensa del celibato del clero, publicado a mediados de enero, ha influido sobre la exhortación y, en particular, su silencio respecto a la ordenación de varones casados.

A esta cuestión debe agregarse más información de la que ya se conoce, sobre lo que sucedió en los días calientes posteriores a la publicación del libro.

La secuencia ya conocida de los hechos ha sido documentada en su momento por Settimo Cielo en los tres “Post Scriptum” que están al final del artículo publicado el 13 de enero:

> Ancora sul libro bomba di Ratzinger e Sarah. Con il resoconto di un nuovo incontro tra i due

Pero desde más fuentes independientes entre sí Settimo Cielo tuvo posteriormente noticias de al menos cuatro hechos más, de relevante importancia.

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El primero aconteció en la mañana del miércoles 15 de enero.

A lo largo de toda la jornada del martes 14 el ataque llevado a cabo por las corrientes radicales contra Ratzinger y Sarah había tenido un incremento devastador, alimentado de hecho por las reiteradas desmentidas del prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo Georg Gänswein, de una corresponsabilidad del Papa emérito en la redacción y en la publicación del libro, hasta llegar a pedir que se retirara su firma, inútilmente confrontada por la precisa y documentada reconstrucción, hecha pública por el cardenal Sarah, de la génesis del libro mismo por acción concordada de sus dos coautores.

Ahora bien, la mañana del miércoles 15 de enero, mientras el papa Francisco estaba celebrando su audiencia general semanal y Gänswein estaba sentado, tal como está establecido protocolarmente, a su lado en el aula Pablo VI, lejos entonces del monasterio Mater Ecclesiae, que es la residencia del Papa emérito de quien él es secretario, Benedicto XVI levantó personalmente el teléfono y llamó a Sarah, primero a su casa, donde no lo encontró, y después a su oficina, donde el cardenal respondió.

Benedicto XVI expresó cordialmente a Sarah su solidaridad. Le confió que no llegaba a comprender las razones de una agresión tan violenta e injusta. Y lloró. También lloró Sarah. La llamada telefónica concluyó con los dos en lágrimas.

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El segundo hecho que se da a conocer aquí por primera vez aconteció durante el encuentro entre Sarah y Ratzinger, en la residencia de este último, la tarde del viernes 17 de enero.

Esa misma tarde, el cardenal se refirió a lo sucedido en tres twitts, en los que confirmaba la plena concordia entre él y el Papa emérito en la publicación del libro.

Pero no dijo que durante ese mismo encuentro – en realidad desarrollado en dos momentos distintos, el primero a las 17 horas y el segundo a las 19 horas – Benedicto XVI había escrito un conciso comunicado que pretendía hacer público con la firma sola del Papa emérito, para testimoniar la consonancia plena entre los dos coautores del libro e invocar el cese de toda polémica.

A los fines de la publicación, Gänswein entregó la declaración – de la Settimo Cielo está en posesión y en la que el rasgo personal, incluso autobiográfico, de Ratzinger se trasluce en forma evidente – al sustituto secretario de Estado, Edgar Peña Parra. Y es razonable suponer que éste informó de ella tanto a su superior directo, el cardenal Pietro Parolin, como al mismo papa Francisco.

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Es un hecho – y es la tercera noticia hasta aquí inédita – que esta declaración del Papa emérito jamás salió a la luz. Pero es verosímil que ha estado en el origen de la decisión de Francisco de exonerar de allí en más de toda presencia visible a su propio lado al prefecto de la Casa Pontificia, Georg Gänswein.

La última de estas apariciones públicas se evidencia en la mañana de ese mismo viernes 17 de enero, en ocasión de la visita al Vaticano del presidente de la República Democrática del Congo. Después de lo cual Gänswein no apareció más junto al Papa, ni en las audiencias generales de los miércoles, ni en las visitas oficiales del vicepresidente estadounidense Mike Pence, del presidente iraquí Barham Salih y del argentino Alberto Fernández.

A los ojos del papa Francisco la declaración de Benedicto XVI había efectivamente comprobado la no confiabilidad de las reiteradas negaciones hechas por Gänswein de la corresponsabilidad del Papa emérito en la composición del libro.

En otras palabras, la oposición del Papa emérito a que su sucesor cediese a las corrientes radicales respecto al celibato del clero se destacaba plenamente en este punto, sin ninguna atenuación más.

Y todo esto a pocos días de la publicación de la exhortación postsinodal, en la que muchos, en todo el mundo, esperaban leer una apertura de Francisco a la ordenación de varones casados.

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Como corolario de todo esto, se dio a conocer también el rol que cumplió el cardenal Parolin en estos acontecimientos.

Cuando efectivamente el miércoles 22 de enero el editor Cantagalli publicó un comunicado respecto a la inminente aparición del libro en Italia, con poquísimas y marginales variaciones respecto al original francés, no se dijo que ese comunicado había sido anteriormente visto y analizado línea por línea por el cardenal secretario de Estado, quien había finalmente alentado vivamente la publicación.

Un comunicado en el que el libro de Ratzinger y Sarah es definido como “un volumen de elevado valor teológico, bíblico, espiritual y humano, garantizado por el peso de los autores y por su voluntad de poner a disposición de todos el fruto de sus respectivas reflexiones, manifestando su amor por la Iglesia, por Su Santidad el papa Francisco y por toda la humanidad”.

Sandro Magister

sábado, 18 de enero de 2020

Conclusiones inconclusas sobre un best-seller



No pueden ser más que inconclusas las conclusiones que podemos sacar hasta el momento del follón armado en torno al libro a cuatro manos entre Benedicto XVI y el cardenal Sarah, puesto que los sucesos aún no terminan. Sin embargo, algo podemos ya ir viendo.

1. La otrora prestigiosa corte papal es ahora poco más que la corte de un reyezuelo africano. Los escándalos, filtraciones y desmanejos se suceden cada día, con hechos que sobrepasan con creces escándalos análogos como el portazo del príncipe Harry y su mestiza mujer a la familia real inglesa. Si no fuera por la protección mediática de la que goza Francisco, hace tiempo que lo habrían destripado. Y señalemos lo más obvio: ¿cómo es posible que el Papa y su guardia de corps progre se enteraran por la prensa y a días de su aparición sobre la publicación del famoso librito, siendo que los protagonistas viven a un tiro de piedra de Santa Marta? Evidentemente, el servicio secreto Vaticano está dirigido por el nieto de Maxwell Smart.

2. Circuló en varios medios una cronología de los hechos atribuida a Antonio Socci (fue publicada como comentario del post anterior) y creo que es verosímil: la co-autoría del libro sobre el celibato estaba clara y acordada entre las partes - Benedicto y Sarah -, con el conocimiento y beneplácito de Mons. Gänswein. Cuando se conoció la noticia, en Santa Marta ardió Troya y el incendio se dirigió directamente hacia Gänswein, como era lógico que sucediera. ¿Qué opciones tenía el prefecto-secretario? O desobedecía una orden directa del Romano Pontífice, que le habrá exhibido todos los poderes de llaves y llaveros que obran en sus manos. O traicionaba a Benedicto XVI. O traicionaba a Sarah. La primera opción difícilmente se la permitiera su conciencia alemana y, además, aceptarla llevaba consigo la defenestración —literaliter— desde la ventana más alta del torrione San Giovanni. Optó por la más fácil, y la más estúpida. Traicionó al cardenal Sarah sin darse cuenta que éste tenía todos los documentos que prueban de modo fehaciente la veracidad de los hechos tal como él mismo la relató. Y el cardenal me sorprendió gratamente al hacer públicas esas cartas puesto que podría haber tenido algún escrúpulo y quedarse callado pro bono pacis. 

3. Este hecho objetivo más los datos que publicó hoy Marco Tosatti, muestran que Gänswein no es el angelical guardaespaldas del Papa Benedicto que se pensaba, sino un personaje de cuidado, mucho más sinuoso de lo que creíamos. Y frente a este hecho, vale la pena preguntarnos si es que la renuncia de Ratzinger al pontificado no fue un hecho sabio. Si aún siguiera en el Trono de Pedro, estaríamos en manos de Gänswein rodeado probablemente de la camarilla de Sodano, y seguiríamos creyendo que estábamos bien porque abundarían las mucetas y los zapatos rojos. Ahora, con Bergoglio, estamos mal, pero estamos conscientes que lo estamos, y cientos de miles de católicos abrieron los ojos. La morfina, en este caso, no sirve porque enmascara los síntomas y no cura; permite que la muerte se acerque sin darnos cuenta. Es lo que sucedió durante el largo y tedioso pontificado de Juan Pablo II, cuando la Iglesia fue inconscientemente entrando en su agonía.

4. El diario Clarín publicó la noticia de un libro que aparecerá en pocos días en el que el Papa Francisco afirma que el “celibato obligatorio es intocable” lo que, según el viboroso periodista que la escribe, “hace fruncir las cejas de muchos progresistas”. Yo me inclino a pensar, como adelanta también Sandro Magister en un reportaje de hoy, que Bergoglio colocará en la exhortación apostólica post-sinodal una ambigüa y estratégica nota a pie de página, como hizo con Los amores de Leticia, que permita la ordenación de hombres casados en ciertos y excepcionales casos. Y con esto no estará introduciendo ninguna novedad: la iglesia católica de rito oriental ordena hombres casado, y la iglesia católica de rito latino ordena “en ciertos y excepcionales casos” a hombres casados (por ejemplo, en el ordinariato de Walsingham). Ya Pío XI había escrito hace más de ochenta años: “38. No es nuestro ánimo que cuanto venimos diciendo en alabanza del celibato eclesiástico se entienda como si pretendiésemos de algún modo vituperar, y poco menos que condenar, otra disciplina diferente, legítimamente admitida en la Iglesia oriental; lo decimos tan sólo para enaltecer en el Señor esta virtud, que tenemos por una de las más altas puras glorias del sacerdocio católico y que nos parece responder mejor a los deseos del Corazón Santísimo de Jesús y a sus designios sobre el alma sacerdotal”. (Carta encíclica Ad catholici sacerdotii. 20 de diciembre de 1935). Bien podría Francisco escribir un texto similar y añadir una por aquí una notita por la que se abriera la brecha de los curas casados.

5. Pero si así fuera, ¿por qué su rabieta y tanto escándalo con el libro? Para entenderlo, hay que recurrir al manual de bergoglismo básico: porque le escupieron el asado, y el único que escupe y orina el asado es él. Y aclaremos que a Bergoglio le importa un bledo el asado; él es vegetariano. Lo que le importa es conservar la potestad exclusiva de escupirlo. En otros términos, el enojo se debió a que le cuestionaron la autoridad, y no a una cuestión doctrinal en la que no cree y que le tiene sin cuidado. Es lo que sucedió con la reciente exoneración de su secretario privado: el problema no fue lo que hacía don Fabián sino que no cumplió la condición que se le había impuesto. Desobedeció al Papa; a dormir bajo algún puente del Tíber. Lo que a Bergoglio le interesa es ejercer el poder; no hay que olvidarlo. Es el más digno y acabado hijo de San Ignacio, y se relame, como sus hermanos en religión siempre lo hicieron, siendo el armador en las sombras de cualquier componenda política. En este caso, claro, están muy alejadas de las intrigas con las que los jesuitas gobernaban las cortes europeas en el siglo XVII. Francisco se conforma con organizar una reunión entre el presidente argentino Alberto Fernández y los directivos del FMI en el Vaticano. 

6. Entonces, ¿las previsibles excepciones excepcionales al celibato son cosa de poca mota? No. Si la famosa exhortación post-sinodal abriera efectivamente la posibilidad de la ordenación de hombres casados, sería una cuestión gravísima porque, como lo han afirmado ya muchos medios, esa excepción sería el codicilo del que se agarrarían los alemanes y con ellos toda la progresía para incorporar sacerdotes casados a su clero. Y prueba de ello es la carta confidencial que envió hace tres días el cardenal Hummes a todos los obispos del mundo pidiéndoles que fueran particularmente diligentes en dar a conocer y efectivizar el próximo documento amazónico en sus diócesis. Cuesta entender qué interés puede tener tal escrito para los fieles de Madrid, de Budapest, de Melburne, de Temuco o de Los Ángeles. La única explicación es que, a partir de él, se quiere sentar doctrina para la Iglesia universal. El documento sobre la Amazonía a los que menos les interesará será a los amazónicos

7. Pero si la iglesia oriental han mantenido la posibilidad del clero casado desde la época apostólica, ¿dónde radicaría la extrema gravedad de trasladar la misma experiencia a la iglesia latina? Specola, en su entrada de ayer, ha sido muy agudo en señalar el peligro: “Sobre los curas casados es evidente que hoy no existe, como lo podía estar hace decenios, una demanda por parte del clero católico. El matrimonio está viviendo una profunda crisis y no entra en los proyectos de vida de los jóvenes de las generaciones actuales y el número reducido de jóvenes sacerdotes tienen mucho más claro que sus antecesores el tema del celibato. Estamos ante una palanca ideológica que pretende instituir un sacerdocio distinto del que conocemos y que no pertenece a la tradición católica. Este es el verdadero problema de fondo y es el contenido fundamental de la reciente publicación. Quedarse en las ramas es querer despistar y no poco sobre las verdaderas intenciones. Entramos en momentos decisivos en los que los impulsores de cambios radicales ven que la oportunidad Francisco se va terminado”.Se trata, sin más, en la introducción de un nuevo modelo de sacerdote quien no será ya el hombre elegido y consagrado para “hacer sagradas” las cosas profanas —concepto arcaico y ampliamente superado por el mundo contemporáneo—, sino una suerte de mediador social, lenitivo de los conflictos vecinales y pacificador de greñas y disturbios, con algún resto de difusa espiritualidad cósmica. 

Buon pranzo a tutti!

The Wanderer

miércoles, 15 de enero de 2020

Il pasticcio Benedicto - Sarah y el celibato




La situación que explotó en los últimos dos días a raíz del libro escrito por Benedicto XVI y el Cardenal Sarah sobre el celibato es grave. Pareciera que no aporto ninguna novedad al calificarla de tal modo porque lo cierto es que todo lo que ocurre durante el pontificado de Bergoglio es grave, pero en este caso, la gravedad es aún mayor y todavía es muy pronto para saber cómo terminará el affaire. Lo cierto es que en el Vaticano están furiosos y los “guardianes de la revolución” han soltado a la jauría.

Copio a continuación el artículo de Ricardo Cascioli aparecido recién en La brújula cotidiana. Me parece un excelente análisis de los hechos. Agregaría solamente una observación. Me huelo que el que complicó la situación fue Nicolás Diat, el editor de los libros del cardenal Sarah. Y, como apunta Marco Tosatti, lo hizo “tutto a sua gloria e merito”.


El libro sobre el celibato, el gran lío de monseñor Georg Gänswein

Tras el clamor suscitado por los extractos del libro en defensa del celibato eclesiástico, firmado por Benedicto XVI y el cardenal Robert Sarah, se discute el sensacional giro de 180 grados del secretario de Ratzinger, monseñor Georg Gänswein. Había asegurado el desconocimiento del Papa emérito sobre el proyecto del libro a cuatro manos, pero los hechos lo desmienten. Y el cardenal Sarah confirma que todo estaba claro y compartido, y publica cartas de Benedicto XVI dirigidas a él. Y los editores también recibieron en su momento el "visto, se imprima" de Gänswein. Quizás después de los violentos ataques, mentiras y amenazas recibidas, el secretario ha querido proteger al Papa emérito, pero va a obtener el resultado contrario, porque separar a Benedicto XVI del cardenal Sarah sólo ha facilitado a sus enemigos su eliminación. Mientras tanto, el libro saldrá con la firma del cardenal Sarah y "con la contribución de Benedicto XVI". Pero el contenido, que es lo que cuenta, sigue siendo el mismo.

Empecemos con los hechos. El libro "Desde lo más profundo del corazón", del que Le Figaro anticipó algunos extractos causando un gran revuelo, ha sido compartido realmente por Benedicto XVI y el cardenal Robert Sarah. La obra está compuesta por dos ensayos sobre el sacerdocio, con especial atención al celibato, escritos respectivamente por Benedicto XVI y el cardenal Sarah. Luego hay una introducción y una conclusión firmada por ambos: las dos fueron escritas por el cardenal Sarah pero vistas y aprobadas por Ratzinger. Y el "visto, se imprima" vino directamente del secretario personal de Benedicto XVI, monseñor Georg Gänswein.

¿De dónde viene entonces todo el caos de estas horas y el giro inesperado de Gänswein? El secretario de Ratzinger ha declarado a la agencia de noticias ANSA: "El Papa emérito sabía que el cardenal estaba preparando un libro y había enviado un texto suyo sobre el sacerdocio autorizándole a usarlo como quisiera. Pero no había aprobado ningún proyecto de libro firmado por ambos, ni había visto o autorizado la portada". En realidad, los editores son capaces de demostrar que monseñor Gänswein está mintiendo: el secretario sabía muy bien que el libro saldría con la doble firma y había dado el visto bueno a pesar de que era consciente del enorme impacto que tendría la publicación. Además, desde la tarde del lunes 13 de enero, tan pronto como se difundió la noticia de una disputa sobre las firmas, el cardenal Sarah –hablando de "difamaciones de excepcional gravedad"- hizo circular en las redes sociales las cartas que le había escrito Benedicto XVI en las que se ponía de manifiesto que el Papa emérito era consciente del proyecto del libro.

Y de nuevo, la introducción corresponde a esa media página preparada por el cardenal Sarah que es el tema de la carta enviada por Ratzinger el 25 de noviembre: "Querida Eminencia, de todo corazón quiero darle las gracias por el texto añadido a mi contribución y por toda la elaboración que ha hecho. Me ha conmovido profundamente que haya comprendido mis intenciones: en realidad había escrito siete páginas de aclaración metodológica de mi texto y me alegra decir que usted ha sido capaz de decir lo esencial en media página. Por lo tanto, no veo la necesidad de enviarle las siete páginas, ya que usted ha expresado lo esencial en media página. Por mi parte, el texto puede ser publicado en la forma que usted ha previsto".

En la mañana del 14 de enero, el cardenal Sarah reconstruye de nuevo con un comunicado oficial todo el proceso que ha llevado a la publicación del libro: desde el 5 de septiembre pasado, cuando fue a ver a Benedicto XVI a la Mater Ecclesiae pidiéndole un "texto sobre el sacerdocio católico, con especial atención al celibato", hasta el 3 de diciembre, cuando en otra visita explicó a Benedicto XVI que "nuestro libro se imprimiría durante las vacaciones de Navidad y que se daría a conocer el miércoles 15 de enero". Entre tanto, las fechas que han marcado los distintos momentos han sido en gran parte ya documentadas con las cartas que circularon el día 13 por la tarde. En la conclusión del comunicado, el cardenal Sarah habla de "una abyecta controversia": "Perdono sinceramente a todos aquellos que me calumnian o que quieren oponerse al Papa Francisco. Mi adhesión a Benedicto XVI permanece intacta y mi obediencia filial al Papa Francisco es absoluta".

El tema es entonces por qué monseñor Gänswein, en nombre de Benedicto XVI, ha dado este insólito giro con el doble y dramático resultado de haber puesto al cardenal Sarah en serias dificultades y de haber distraído la atención de los contenidos del libro, que siguen estando en cualquier caso confirmados y al mismo tiempo son perturbadores. Además, las afirmaciones más relevantes teológicamente sobre la cuestión del celibato, que niegan absolutamente la posibilidad de excepciones motivadas por necesidades sociales, se pueden encontrar precisamente en el ensayo de Ratzinger.

Sin ninguna duda la publicación de los extractos del libro ha provocado un terremoto en el Vaticano: una verdadera bomba mientras se espera la exhortación post-sinodal con la que algunos albergan la esperanza de que el Papa Francisco se abra a las peticiones contenidas en las conclusiones, precisamente en lo que se refiere a las excepciones al celibato eclesiástico. Las reacciones de los "guardianes de la revolución" no se han hecho esperar en absoluto: si por un lado el gran jefe de la comunicación vaticana, Andrea Tornielli, ha escrito en Vatican News un artículo "normalizador" que intenta reconciliar la posición expresada por Ratzinger con la del Papa Francisco, por otro lado ha “desatado a sus hombres” con el doble propósito de cerrar la boca del Papa emérito y “manchar” al cardenal Sarah, que habría dado vueltas alrededor de un Papa emérito descrito como un pobre viejo tonto. Es significativo a este respecto que el "delfín" de Tornielli, Domenico Agasso jr., firmara el 14 de enero el artículo de apertura de La Stampa, con el título inequívoco de "El Vaticano, el nudo del Papa emérito". Resumen: "Crece la petición de un texto que prevea límites al ejercicio del magisterio del Pontífice renunciante". ¿No está claro?

Se pueden hacer una idea del tipo de presiones que habrán recibido Benedicto XVI y monseñor Gänswein quien, entre otras cosas, es Prefecto de la Casa Pontificia y por lo tanto, se encuentra en una posición delicada entre Ratzinger y el Papa Francisco. Dada la violencia de los ataques públicos, podemos adivinar fácilmente lo que ha ocurrido en privado. Eso no justifica los cambios de rumbo de monseñor Gänswein, pero tal vez se pueda entender que, ante las amenazas y falsedades que circulaban, pretendía proteger a Benedicto XVI. El problema es que obtendrá el resultado contrario: al separar al Papa emérito del cardenal Sarah sólo ha facilitado a sus enemigos su eliminación. Y al mismo tiempo ha debilitado la contribución que los ensayos de Benedicto XVI y Sarah pretenden aportar al debate sobre el celibato eclesiástico, para detener el ataque a la identidad de la Iglesia. El cardenal Sarah ha escrito en Twitter: "Considerando la controversia que ha causado la publicación del libro ‘Desde lo más profundo de nuestro corazón’, se ha decidido que el autor del libro será para futuras publicaciones: el cardenal Sarah, con la contribución de Benedicto XVI. Sin embargo, el texto completo permanece absolutamente inalterado".

Wanderer

¿De verdad cree usted que Benedicto retiró su nombre de la co-autoría del libro con el cardenal Sarah? Una versión de los hechos según Antonio Socci


 
 
 

miércoles, 31 de julio de 2019

Viganò: “La figura de Cristo está ausente” del documento de trabajo del Sínodo de la Amazonía (Carlos Esteban)



Vuelve a hablar el ‘prófugo’ Carlo Maria Viganò desde paradero desconocido, esta vez para sumarse a las numerosas críticas que ha concitado el Instrumentum Laboris o documento de trabajo preparatorio para el Sínodo de la Amazonía, que se celebrará el próximo mes de octubre.

“¿Dónde está el mensaje cristiano aquí?”, se pregunta presuntamente el arzobispo Carlo María Viganò en el curso de un discreto encuentro mantenido con un periodista de Inside The Vatican, refiriéndose al documento preparatorio elaborado para el Sínodo de la Amazonía, que ya ha suscitado numerosas y sesudas críticas por parte de diversos pensadores y prelados católicos, incluidos los cardenales alemanes Walter Brandmüller y Gerhard Müller.
Él mismo se responde: 

“De hecho, la figura de Cristo está ausente. El documento de trabajo del Sínodo es prueba de la aparición de una teología católica postcristiana, ahora, en este momento. Y eso es muy problemático. Va contra todo aquello que he creído y por lo que he trabajado toda mi vida”.
El arzobispo está convencido de que 
lo que estamos viendo ahora es el triunfo de un plan que tiene ya sesenta años, la ejecución con éxito de un cuidadoso plan para incorporar al corazón de la Iglesia un nuevo tipo de pensamiento enraizado en elementos de la Teología de la Liberación que incluyen ideas marxistas, poco interesado en la liturgia o la moral o la teología católica tradicional, sino más bien centrado en la ‘praxis’ en el campo de la justicia social. Y ahora este plan ha logrado una de sus metas más altas, con un jesuita en la Cátedra de Pedro”.
Pero Viganò niega rotundamente ser un “enemigo” de Francisco.
El Papa Francisco está siempre en mis oraciones. Por supuesto que rezo por él, al recitar el Rosario, al celebrar misa. Y también rezo por el Papa Benedicto, y estoy convencido de que tiene un papel espiritual de proteger a la Iglesia contra el diablo”.
Y se excusa por lo que tantos consideran su ataque contra el Pontífice. 
“Busco la verdad”, dice. “Hablé con él con toda la transparencia de que fui capaz. ¿No debería haberle dicho la verdad al Papa?”.
Carlos Esteban 

martes, 30 de julio de 2019

Cardenal Brandmüller: el ‘camino sinodal’ emprendido por Alemania lleva al “desastre” (Carlos Esteban)



En una entrevista concedida al alemán Die Tagenpost, el cardenal Walter Brandmüller, uno de los dos firmantes supervivientes de los Dubia, ha advertido del enorme peligro que supone el ‘camino sinodal’ que ha emprendido la Conferencia Episcopal de Alemania para ‘revisar’ la doctrina de la Iglesia sobre moral sexual.

El cardenal alemán Walter Brandmüller no tiene ninguna confianza en el “camino sinodal” que la Conferencia Episcopal Alemana, bajo la égida del cardenal Reinhard Marx y por unanimidad, decidió hace unos meses para ‘revisar’ cuestiones centrales de moral sexual y disciplina eclesiástica, ni sobre el cómo ni sobre el dónde. «Si uno considera las declaraciones de diversos obispos», dice Su Eminencia, «bien puede decirse que este» camino sinodal » lleva a una catástrofe».

Brandmüller enlaza este proceso con la reciente noticia sobre los más de doscientos mil fieles que ha perdido en un solo año, el pasado, la Iglesia alemana, asegurando que «es un síntoma muy alarmante del estado espiritual de la Iglesia Católica en Alemania».

Para Brandmüller, sin embargo, “no debe sorprendernos esta apostasía, a la luz de las declaraciones de Jesucristo en el Evangelio. El amor de muchos se enfriará, dice Jesús en el Evangelio de San Mateo, y muchos falsos profetas aparecerán y conducirán a muchos al extravío . Pero la» verdadera Iglesia de Cristo, sin embargo, no es simplemente una piadosa asociación cuyos estatutos se pueden cambiar fácilmente sino que, más bien, "Nuestro Señor le confió una misión"

Al comentar la reciente afirmación del obispo Franz-Josef Overbeck de que después del Sínodo del Amazonas, en la Iglesia, «nada será como antes», Brandmüller dice que ese punto de inflexión será «en cualquier caso, algo que ya no es la Iglesia Católica. «La idea de tal punto de inflexión, continúa, es una categoría que es» completamente contraria «a un desarrollo orgánico. «Un punto de inflexión con el resultado de que ya no quede nada como era antes, significaría el fin de la Iglesia», concluye el cardenal.

La esencia de la Iglesia “es la transmisión del depósito de la Fe desde los tiempos de los Apóstoles hasta el regreso de Nuestro Señor, pero no una evolución continua en la que se está cambiando la esencia misma de la Iglesia”.

Para Brandmüller, el sínodo no acabará con “una Iglesia clerical”, como se pretende. “El fin de la Iglesia clerical bien podría significar que ahora se va a aplicar la imagen que tenía de la Iglesia Lutero. Y esto ya no sería la Iglesia Católica”.

En cuanto al celibato, Brandmüller admite apesadumbrado que es fácil predecir el resultado de las discusiones del Sínodo de la Amazonía.

Carlos Esteban