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martes, 2 de diciembre de 2014

Torquemada y la Inquisición Española (Caponnetto)

La serie de RTVE "Isabel" hace referencia a la vida de Isabel la Católica (1451-1504) y de su tiempo. No es una serie para niños. Se ha emitido a lo largo de tres temporadas de 13 episodios cada una, siendo la duración de cada episodio de unos 70 minutos, aproximadamente. El último episodio se emitió ayer, 1 de diciembre. Los escenarios y paisajes están muy bien conseguidos, así como el vestuario, que es muy rico y abunda en infinidad de detalles que te sitúan muy bien en aquella época histórica. Respecto a la interpretación de los personajes es magnífica. En fin, es una serie que "engancha", por así decirlo. 

Quedaría, sin embargo, mucho mejor -y no perdería nada, sino todo lo contrario- si se hubieran suprimido algunas escenas de sexo explícito, que son innecesarias. Es cierto que no abundan y que, además, no se extralimitan en el tiempo que se les dedica, que es breve. En ese sentido, se podrían pasar por alto, pero ello -entre otras cosas- la hace no aconsejable para jóvenes. 

Por otra parte -y esto es lo más importante- se requiere de un mínimo de conocimientos y de formación histórica, así como de cierta madurez y visión crítica para no encandilarse demasiado y pensar que todo ocurrió tal y como se cuenta en la serie. Ciertamente, hay rigor histórico en lo que se refiere a las fechas de los distintos acontecimientos así como en lo que concierne a la existencia de todos los personajes que aparecen, lo que es digno de tener en cuenta.

Bien diferente es tragárselo todo, acríticamente y dar por sentado la veracidad de ciertas interpretaciones de la historia que forman parte de lo que suele denominarse leyenda negra. En la historia se dan muchas falsificaciones para influir en el ánimo de los ciudadanos en un determinado sentido, muy bien estudiado para conseguir el efecto que se desea. Eso no debemos olvidarlo. [No hay más que ver lo que está ocurriendo hoy en día con la famosa ley de memoria histórica que debería llamarse ley de mentira histórica]. Sobre Isabel la Católica hay abundante bibliografía. Es conveniente elegir aquellos que estén bien documentados y que posean, por lo tanto, una mayor objetividad. En particular, yo aconsejaría la lectura de Isabel íntima de José María Zavala. Es un libro ameno y merece la pena leerlo, pues te da una perspectiva realista de la Historia más en conformidad con los hechos que verdaderamente tuvieron lugar. Y es importante, sobre todo, porque lo que se cuenta -como digo, siempre muy bien documentado- no coincide, a menudo, con la versión que aparece en los libros de texto o bien con la que les transmiten en clase a los alumnos algunos profesores de historia [afortunadamente no todos, pero sí una inmensa mayoría] versión, con bastante frecuencia, muy ideologizada y falta, por lo tanto, de objetividad.

Algo que me llamó especialmente la atención al ver la serie fue el modo en el que se presentaba en ella la figura del Inquisidor General de Castilla y Aragón, fray Tomás de Torquemada (1483-1498). Aparece como un hombre cruel y despiadado, sin corazón y sin entrañas. En concreto puede observarse lo que digo en el episodio 7 de la temporada 2, en donde ordena quemar a un judío converso, a sabiendas de que es inocente de lo que se le acusa. Esto por poner sólo un ejemplo. Hay muchos puntos que se tocan en la serie cuya interpretación es, cuando menos, discutible. Y en el caso particular de Torquemada todo lo que se cuenta sobre su actuación es, sencillamente mentira. 

Si algo hay de malo en Fray Juan de Torquemada es su apellido [Tor- "quemada"]. Tal vez si le hubiesen bautizado con otro nombre no habría tenido tan mala fama como sigue teniendo, pues en torno a él surgió una leyenda negra que perdura hasta nuestros días y que se enseña a los alumnos en los Institutos, dándolo como un hecho establecido e indiscutible, sin concederle siquiera el beneficio de la duda. Eso es lo que ocurrió. Y punto 


El alumno podría preguntar: ¿Y si no ocurrió exactamente como nos lo cuentan? ¿Pero realmente sucedió así?. ¿No habría que tener en cuenta algún matiz que se omite? Y la respuesta, más que probable del profesor, sería algo como esto: ¡No hagas tantas preguntas, apréndete lo que te diga, que por algo está escrito así en los libros. Y olvídate del tema! Desde luego así no se estaría fomentando el espíritu crítico y la curiosidad científica, que son propios de cualquier persona medianamente inteligente.

Y claro, esto es grave porque, en cuestiones de historia, (y en realidad en cualquier disciplina) sólo sabemos lo que nos cuentan los profesores. Salvo rarísimas excepciones [caso de alumnos excepcionales que investiguen o de aquellos otros que se dediquen al estudio de la Historia], en la memoria del alumno [del alumno estudioso, se entiende] quedarán fijadas para siempre, como reales, la interpretación de los hechos históricos que leyeron en los libros de texto o las que les explicaron los profesores de turno. No cabe duda de que cuando el río suena, agua lleva. Razón de más para que se investigue, porque es la verdad (en este caso, la verdad histórica) lo que está en juego. Y eso es peligroso, un peligro del que tenemos que estar siempre muy alerta, porque también hoy sigue acechando: el peligro de las medias verdades, o si se quiere, de las medias mentiras que son aún peores que las mentiras descaradas, pues éstas saltarían a la vista y no podrían engañar tan fácilmente. 

En cualquier caso, es más que posible que el problema no sea sólo de los profesores (insisto en que no me refiero a todos los profesores, ni muchísimo menos) pues éstos, al fin y al cabo, hicieron su carrera de historia, en su momento y no se han dedicado a la investigación histórica; de modo que puede ocurrir perfectamente que ellos sean los primeros en estar convencidos de estarle diciendo la verdad a sus alumnos. Y el alumno, si no ha sido educado en "pensar", se tragará todo lo que le digan, puesto que se lo ha dicho el profesor, que es una persona muy culta y que sabe mucho. Craso error: nunca se sabe lo suficiente de nada. Y el alumno debe poseer un cierto espíritu crítico, como algo necesario para su formación.


De ahí la necesidad de elegir los libros de texto adecuados, en cuanto a contenido y a pedagogía; y de conocer lo más posible acerca de las personas que los han escrito. Éstas deben de ser personas de reconocido prestigio y, sobre todo, de una honradez intelectual a prueba de fuego. Y todos sabemos que abundan poco, para desgracia de todos: de los alumnos, de los mismos profesores y de la sociedad entera.

Y ciñéndonos ya al caso que nos ocupa de fray Tomas de Torquemada, es preciso decir que casi todo lo que se cuenta -por no decir todo- está a años-luz de la verdad. No porque lo diga yo, que no soy historiador. Pero, ante ciertos hechos que me parecen extraños me gusta investigar un poquito. Y esto es lo mejor que he encontrado, en lo que se refiere a Torquemada. 


Antonio Caponnetto
Se trata de unas conferencias del doctor Antonio Caponnetto, de entre las cuales he entresacado un archivo de audio muy interesante que pienso que puede servir, si no para clarificar completamente las ideas que se tienen acerca de Fray Juan de Torquemada -lo que me parece casi imposible- al menos para hacer reflexionar al lector, de modo que aprenda a no comulgar con todo lo que se le diga. Para conocer más sobre Antonio Caponnetto puedes hacer clic más arriba donde aparece su nombre subrayado en rojo o bien hacer clic aquí  y escuchar la presentación que hacen de él poco antes de comenzar su conferencia. Son tan solo 2 minutos y 20 segundos. Respecto a la duración del "trozo" de conferencia es también breve. Dura 7 minutos y 35 segundos. Tal vez, al oírla, más de uno se lleve una sorpresa, con respecto a lo que siempre había creído ser verdad.