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jueves, 20 de octubre de 2022

El Vaticano renueva los pactos secretos con China (Carlos Esteban)



Como esperaba el secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, China ha aceptado renovar los pactos secretos con la Santa Sede que tanta perplejidad causan en muchos católicos, especialmente en la propia China.

El Vaticano ha anunciado que el acuerdo “provisional” para el nombramiento de obispos será prorrogado por otros dos años, hasta el 22 de octubre de 2024, cuatro años después de la primera firma preparada durante décadas de encuentros secretos.

La delegación vaticana y representantes del gobierno chino se reunieron entre finales de agosto y principios de septiembre en Tianjin, en el norte de China. Como explicó el Papa Francisco, el diálogo con Pekín “es una cosa lenta, pero se dan siempre pasos adelante”. Ahora que, en teoría, se han superado las viejas distinciones entre la Iglesia clandestina y la ‘patriótica’, dependiente del partido comunista y antaño cismática, los representantes de la Santa Sede, en Tianjin, han podido reunirse con el obispo «clandestino» Melchiorre Shi Hongzhen, de 92 años.

El texto del acuerdo, todavía confidencial, prevé que el nombramiento papal de un obispo sea comunicado a la parte china para su aprobación. En estos cuatro años no ha habido más ordenaciones episcopales ilegítimas, las celebradas por la Iglesia «patriótica» sin el consentimiento del Papa. Han sido nombrados en cambio seis obispos decididos por el Pontífice con el consentimiento de las autoridades chinas. De igual importancia, otros seis obispos «clandestinos», elegidos en el pasado por la Santa Sede pero no considerados como tales por la Iglesia del partido, han sido reconocidos, mientras tanto, por Pekín.

Según datos, recogidos por AsiaNews, del «Consejo de obispos chinos» vinculado al gobierno, en China hay 98 diócesis, 4.202 iglesias y otros 2.238 «sitios activos», con 66 obispos y por tanto un tercio de las diócesis no cubiertas. Pero mientras tanto, «todos los obispos católicos chinos presentes hoy en China están en plena y pública comunión con el obispo de Roma», señala el director Gianni Valente en la agencia de noticias vaticana Fides.

El texto del acuerdo no ha sufrido cambios pero «puede mejorarse, de acuerdo con las autoridades chinas», explican en el Vaticano. Hay resistencias, provincias en las que los funcionarios se oponen al nuevo rumbo.

Está el caso del cardenal Joseph Zen, de noventa años —el más tenaz opositor al diálogo—, el emérito de Hong Kong detenido en mayo y ahora juzgado, con relativa «preocupación» por parte del Vaticano. «Entender China es una cosa gigante», señaló el Papa Francisco el mes pasado: «No hay que perder la paciencia: se necesita, eh, se necesita mucho, pero hay que seguir adelante con el diálogo”.

Carlos Esteban

lunes, 11 de julio de 2022

No, el pacto del Vaticano con Pekín no “va bien” (Carlos Esteban)



El Papa habló en una reciente entrevista que el pacto secreto de la Santa Sede con la tiranía comunista china va bien, y Parolin dijo que en China no hay persecución de católicos. Pero no, no va bien, y sí, sí hay persecución.

La Iglesia mira a largo, muy largo plazo, y las cosas deben verse en perspectiva. Pero hoy es difícil -o directamente engañoso- pretender que el pacto secreto negociado por el pedófilo McCarrick y firmado por el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin está beneficiando a los católicos chinos.

“El acuerdo entre China y el Vaticano va bien y espero que pueda renovarse en octubre”, ha dicho el Santo Padre en una reciente entrevista. Pero no se entiende bien cómo, salvo en el sentido de que siguen adelante. ¿Es posible que al Papa le falten datos? Admite el Santo Padre que hay ciertas ‘dificultades’, pero las atribuye todas a ‘dirigentes locales’, como si las autoridades de las provincias pudieran desafiar la mínima directiva llegada desde Pekín.

La publicación italiana Tempi ha sacado un reportaje en el que se pone negro sobre blanco la angustiosa situación de la Iglesia en China, que no da margen precisamente a muchas celebraciones. Los principales frutos del acuerdo sobre el nombramiento de obispos, que debería garantizar al Papa un poder de veto sobre los candidatos elegidos por Pekín, son tres, explica Tempi. En primer lugar, en los últimos años, el nombramiento de obispos se ha reanudado, aunque muy lentamente y con proporciones inferiores a las esperadas, y se han ordenado seis. Además, ya no hay cisma formal entre los católicos fieles a Roma y los miembros de la antes cismática “iglesia patriótica” gestionada por el Partido Comunista, y, al menos de boquilla Pekín reconoce la autoridad del Papa. Pese a todo, aún quedan sin obispo sesenta diócesis chinas.

Lo paradójico -o no- es que desde la firma de los pactos, Pekín ha proclamado nuevas normas que hacen mucho más difícil la práctica de la fe. Los menores de 18 años no pueden entrar en la iglesia, ni participar en el catecismo; los sacerdotes y obispos están obligados a inscribirse en la Asociación Patriótica, que sigue predicando una Iglesia independiente y autónoma del Vaticano y del Papa. Además, las comunidades religiosas no pueden organizar ninguna actividad sin la autorización del Estado. Desde 2020, además, la Iglesia Católica también debe «adherirse a la dirección del Partido Comunista Chino, adherirse al principio de independencia y autogobierno e implementar los valores del socialismo». Es decir, obedecer al régimen y no al Papa.

El 1 de marzo entró en vigor una nueva normativa que prohíbe «hacer proselitismo online, organizar cursos de educación religiosa a través de internet y publicar sermones o contenidos relacionados con la religión». También está prohibido transmitir misas en línea, en vivo o diferidas, y publicar imágenes, audio o video de las funciones.

Como resultado, la venta en línea del Evangelio ha sido prohibida, y en las redes sociales chinas, incluido WeChat, ya no es posible escribir palabras como «Jesús», «Amén» o «Cristiano». El objetivo es básicamente borrar de Internet cualquier referencia a la religión.

En qué sentido todo esto y muchos más casos de persecución concreta, demasiados para relatar en un artículo, pueda describirse como “ir bien” es un milagro,                                                                                                                                                                                                                                                                       Carlos Esteban                                                  

miércoles, 30 de marzo de 2022

El cardenal Pell cree que “no se ha logrado nada” con el pacto con Pekín (Carlos Esteban)



El cardenal George Pell, que desde su exoneración judicial se expresa con una libertad inusual entre sus colegas, ha concedido al periodista británico Damian Thompson, de The Spectator, una amplia entrevista en la que se muestra crítico con el acuerdo del Vaticano de 2018 con Pekín y especialmente con el secretismo que lo rodea.

«Sé que la alta jerarquía vaticana está muy insatisfecha con la forma en que está funcionando”, asegura el exprefecto de Economía de la Curia. El cardenal australiano se refiere a los resultados del pacto secreto firmado por el Vaticano con las autoridades comunistas chinas en 2018, por el que el Partido Comunista Chino elige a los obispos, cuyos nombramientos luego son aprobados por el Papa Francisco.
“El acuerdo existe para tratar de conseguir un poco de espacio para los católicos. Obviamente eso es más que deseable de elogio”, asegura Pell. “Pero no creo que hayamos ganado nada. Las persecuciones parecen continuar. En algunos lugares han empeorado. Nadie fuera de un pequeño círculo conoce los detalles del acuerdo, lo que me parece bastante irregular”.
El cardenal fue encarcelado en su Australia natal acusado falsamente de abusos sexuales antes de ser absuelto por el Tribunal Supremo del país. Se cree que sus enemigos en el Vaticano jugaron un papel en incriminarlo. En la entrevista, Pell no habla de su propia experiencia, pero expresa su preocupación por la falta de transparencia en el juicio en curso en el Vaticano del cardenal Angelo Becciu, exjefe de gabinete del Papa, y sus asociados, acusados de cometer grandes -fraude de venta.

Mientras afirma su lealtad al Papa Francisco, Pell también deja en claro su descontento con la decisión repentina del año pasado de restringir las celebraciones de la misa tradicional en latín. «Creo que fue una decisión muy desafortunada y también un poco inexplicable», dice. . Pero aconseja a los tradicionalistas que mantengan la calma, porque hay señales de que la línea dura adoptada por el jefe de la liturgia del Vaticano, el arzobispo Arthur Roche, nacido en Yorkshire, ya se está reconsiderando.

El mes pasado, el Papa Francisco le dijo a la tradicionalista Fraternidad Sacerdotal de San Pedro (FSSP) que podría continuar celebrando la Misa y otros sacramentos usando el antiguo Misal, otorgándoles un mayor grado de libertad que el que Roche favorecía. El cardenal Pell dice que ‘la hipótesis de trabajo’ debería ser que los derechos reconocidos a la FSSP también se extiendan a otras fraternidades sacerdotales tradicionalistas, como el Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote (ICKSP).

Carlos Esteban

jueves, 15 de abril de 2021

LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN CHINA ... y otros

SPECOLA


En la audiencia virtual de ayer el Papa Francisco se hacía, nos hacía, estas preguntas: «¿Cómo rezo? ¿Como loros o rezo con el corazón? ¿Cómo rezo? ¿Estoy seguro de que estoy en la Iglesia y rezo con la Iglesia, o rezo según mis ideas y hago que mis ideas se conviertan en oración? Esta es una oración pagana, no cristiana»

- Así vamos llegando a lo que un artículo de hoy llama el «pensamiento Bergoglio» marcado por un populismo que recuerda a Perón vestido de teología del pueblo

- La lista de elementos ideológicos se alarga: 

la propiedad privada como «derecho natural secundario»; 
la feroz crítica del neoliberalismo, 
la del capitalismo, 
la defensa de la santa globalización y los nuevos órdenes, 
el migracionismo, 
los calentamientos, 
el «prejuicio» anti-occidental, 
el «mito del pueblo»… 

En palabras de Sandro Magister, un populismo indefinido que echó raíces en tierras sudamericanas en la época de los caudillos. 

El «Pensamiento Bergoglio» se presenta como una mezcla de cosas de tan complicado discernimiento e interpretación que puede que estemos buscando algo que no existe y por eso no lo encontramos.

*******

- En la China de los acuerdos secretos del Papa Francisco:
El régimen comunista ordena cerrar los orfanatos de religiosas y trasladar a los niños huérfanos y discapacitados a instituciones estatales
- Hace pocos días se difundió la noticia desde Shanghai: «debido a la pandemia del Covid-19, cualquier peregrinación a Sheshan estará prohibida». 

- Casos similares ocurren en iglesias y en escuelas de todos los niveles:

Se han cerrado muchas iglesias; 
los jóvenes menores de 18 años tienen prohibido participar en cualquier actividad,
se cerraron los seminarios menores; 
las publicaciones de la iglesia han sido suspendidas, 
todas las iglesias están obligadas a colgar carteles y banderas para promover las ideas del Partido Comunista. 

Estos son algunos de los frutos del acuerdo que contempla con gran optimismo nuestro Parolin.

Specola

martes, 16 de febrero de 2021

Se cierra la trampa china (Carlos Esteban)



Si vas a cenar con el diablo, reza un viejo refrán inglés, necesitarás una cuchara muy larga. Imagino que la diplomacia vaticana, de las más antiguas y eficaces del mundo, se las prometía muy felices cuando Pekín se abrió a negociar un acuerdo con la Santa Sede, esto es, con la propia Iglesia Católica.

El resultado podría ser un maravilloso triunfo para el Vaticano, para el pontificado de Francisco, en muchos sentidos, no el menor un golpe de efecto para su imagen. Ya en sí mismo, normalizar las relaciones diplomáticas con el gigante asiático por primera vez en la historia reciente sería un paso de gigante, permitiendo cauces oficiales para presionar a favor de la población católica china, condenada a la persecución, el ostracismo y el cisma.

Y esa del cisma sería, sin duda, otra victoria resonante: acabar con la dolorosa división, la duplicidad de iglesias con sus respectivas jerarquía y clero, una quiebra entre la Iglesia Patriótica, dependiente del Partido Comunista y con un cuadro nombrado por el gobierno y los obispos, sacerdotes y laicos fieles a Roma que vivían una existencia clandestina. ¿Qué Papa no desearía ardientemente cerrar un cisma de esta magnitud? Y la imagen del primer Papa en pisar China desde el principio de los tiempos tampoco es irrelevante.

A cambio, naturalmente, había que ceder, había que consentir sacrificios y pasos atrás. Los sacrificios serían, esencialmente, los de los obispos fieles a Roma que deberían ceder sus sedes a ‘obispos’ de la Iglesia Patriótica cuya consagración había sido hasta entonces inválida. En cuanto al principal paso atrás sería la admisión de cierto cesaropapismo superado tras largas luchas en el resto del mundo por el que las autoridades civiles propondrían los nombres de los obispos para cada nombramiento.

Naturalmente, la diferencia con la lucha de las investiduras medieval era que, en ese caso, los reyes y nobles laicos que realizaban los nombramientos eran, al menos, cristianos, e incluso concebían su propio poder como delegado por Dios, mientras que en el caso chino los responsables de nombrar a los obispos serían funcionarios de un partido agresiva y confesamente ateo. Pero, tranquilizaba el Papa y los representantes de la Secretaría de Estado, Roma tendría en cualquier caso la última palabra para consagrar o denegar la consagración del prelado propuesto.

Los chinos no parecen sentirse obligados por el acuerdo. Llevamos desde el anuncio del mismo -que sigue siendo secreto en sus detalles- haciendo la crónica del creciente acoso sobre los clérigos y fieles chinos por parte del gobierno de Pekín, como ya advirtiera desde el principio el arzobispo emérito de Hong Kong, cardenal Joseph Zen, que aunque conoce bien a sus compatriotas del PCCh, ha predicado en el más absoluto desierto.

Las autoridades han decretado qué deben predicar los sacerdotes en sus iglesias (y qué no), cómo deben incluir en sus prédicas loas al (incompatible) socialismo con rasgos chinos, o cómo los fieles deben sustituir estampas y crucifijos en sus hogares por imágenes de Mao o Xi Jinping.

Pero hoy hemos sabido que tampoco piensan cumplir con lo estipulado sobre los nombramientos episcopales, de los que se han publicado las normas sin referencia alguna al papel de Roma en el proceso.

Y aquí es donde viene a colación el refrán con que abría este texto: el Vaticano ha iniciado un proceso que no tiene vuelta atrás, del que no puede salir sin muchísimo quebranto. Denunciar un acuerdo que uno mismo ha buscado suele equivaler a ‘perder la cara’, como dicen en la propia China. Pero en este caso las consecuencias van mucho más allá. Supondría renovar el cisma, indisponerse públicamente con la que está llamada a ser a plazo fijo la mayor potencia de la tierra y multiplicar la confusión de los fieles de la Iglesia de la clandestinidad, muchos de los cuales ya se sienten traicionados y abandonados por Roma.

Por otra parte, permitir que la tiranía china haga mangas y capirotes con la parte del acuerdo que no le gusta y que siga organizando la iglesia nacional a su gusto es totalmente inasumible. Bastante difícil ha debido de ser para un pontífice tan debelador de las injusticias y defensor de los derechos humanos callar ante los desmanes descarados y masivos de esta enorme tiranía. Seguir ese camino sin contrapartida alguna, figurar como cómplice de una secta cada vez más controlada pastoral y doctrinalmente por un funcionariado ateo y que esa complicidad permitirá usar la etiqueta de católico, sería un desastre como hacía mucho no vivía la Iglesia.

Carlos Esteban

lunes, 21 de diciembre de 2020

Una cueva de ladrones



Exsurgat Deus, et dissipentur inimici ejus: et fugiant qui oderunt eum a facie ejus. Salmo 67

En los últimos días ha trascendido la noticia de que Bergoglio está dedicando tiempo a producir una serie de televisión titulada La sabiduría del tiempo (1), realizada por Netflix, la cual ayer mismo publicaba en su página de Twitter un mensaje (2) que sintetiza su punto de referencia ideológico: Praise Satan, es decir alabado sea Satanás. No hace falta recordar hasta qué punto difunde la mencionada multinacional la inmoralidad y el vicio, incluido el abuso sexual de menores.

También hace pocos días se firmó el acuerdo con la ONU a fin de promover la sostenibilidad y la igualdad de género (3), respaldando con ello a una organización que promueve el aborto y la anticoncepción. En el día de la festividad de la Inmaculada, 8 de diciembre de 2020, casi como un indigno ultraje a la Virgen, ha quedado formalizada la nueva asociación entre la Santa Sede y el Council for Inclusive Capitalism promovido por Lynn Forester de Rotschild (4), gran amiga de Hillary Clinton y Jeffrey Epstein, tras enviar un mensaje elogioso a Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial y teórico del Gran Reinicio. Y para no dar lugar a equívocos, tras numerosas llamadas a obedecer a las autoridades durante la emergencia de la psicopandemia, parece que la vacuna contra el covid será obligatoria para todos los funcionarios de la Ciudad del Vaticano, a pesar de haberse producido con material procedente de fetos abortados y de carecer de la menor garantía de eficacia o de inocuidad.

Creo que ya está fuera de toda duda razonable que el vértice de la actual jerarquía católica se ha puesto al servicio de la oligarquía mundialista y la Masonería: al culto idolátrico de la Pachamama en la basílica vaticana se agrega ahora la instalación de un sacrílego nacimiento con una simbología que parece aludir a antiguos ritos egipcios o a extraterrestres. Hay que ser ingenuo, o cómplice, para negar que tras esta concatenación de sucesos hay una clarísima coherencia ideológica y una lúcida mentalidad diabólica.

Pero como ya señalé, sería engañoso limitarse a hacer una evaluación de sucesos internos a la Iglesia sin encuadrarlos en un contexto político y social más amplio: tanto los protagonistas como los extras actúan a las órdenes de un mismo director y siguen un mismo guión. El objetivo ya está declarado: destruir a las naciones desde dentro por medio del estado profundo y la Iglesia de Cristo con la iglesia profunda a fin de instaurar el reinado del Anticristo con la ayuda del Falso Profeta.

El acuerdo secreto entre China y la Santa Sede, tan vivamente deseado por Bergoglio y renovado hace pocas semanas, encaja perfectamente en este inquietante panorama y confirma el pactum sceleris, pacto criminal, que entrega a los católicos chinos a la persecución, a los disidentes a la reeducación, los templos a la demolición y las Sagradas Escrituras a la censura y la adulteración. No es casual que un acuerdo semejante, hasta ahora siempre rechazado y desdeñado por los pontífices, haya sido posible gracias a la intervención del ex cardenal McCarrick y sus cómplices con la ayuda determinante de los jesuitas. Sabemos que los actores son siempre los mismos. Corruptos y corruptores, sobornados y sobornantes, unidos por la rebelión contra la doctrina y la moral y todos indistintamente sometidos a fuerzas anticatólicas, y de hecho anticristianas.

La China comunista es el brazo armado del Nuevo Orden Mundial, tanto por lo que se refiere a la propagación de un virus mutante creado en laboratorio como a la intromisión en las elecciones presidenciales de EE.UU. y el alistamiento de quintas columnas al servicio del régimen de Pekín. Y al promover la apostasía en la cúpula de la Iglesia le impiden proclamar el Evangelio y alzarse como un muro contra el ataque de la élite. Las ventajas económicas que ello comporta para el Vaticano hace más vergonzoso todavía el sometimiento de la secta bergogliana a este plan infernal, poniendo un significativo contrapunto al negocio que promueve la inmigración, que también forma parte del proceso de disolución de una sociedad que ha dejado de ser cristiana. Causa desconcierto que tan escandaloso tratamiento de la misión de la Iglesia Católica no haya ameritado una condena enérgica y valerosa por parte del Episcopado, que ante la evidencia de una apostasía perseguida con cada vez mayor determinación no osa levantar la voz por miedo o por un falso sentido de prudencia.

Las palabras del Dr. Tane, director del Council on Middle East Relations, pueden sonar fuertes y atrevidas, pero ponen en evidencia sin falsos temores la subversión operada bajo este infaustísimo pontificado. Es de esperar que con la publicación de la carta de Tane al cardenal Parolin se abran finalmente los ojos antes de que se cumpla el plan de los conjurados. Por esto concordamos con la loable denuncia publicada hace algunos días por el cardenal Burke a propósito de la utilización del covid con miras al Gran Reseteo (5): denuncia que se añade a la que yo hice el pasado mes de mayo y que he reiterado en varias ocasiones, y a la de los pastores fieles a la Palabra de Dios y solícitos en el servicio a su grey.

La carta de Arthur Tane al Secretario de Estado vaticano concluye con una cita evangélica que es más apropiada que nunca: «Si la Iglesia no entiende el significado de su misión, se convertirá en un templo de cambistas. Porque Jesús dijo: “Mi casa será casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones” (Mt.21,12-13)».

Los obispos no podemos callar. Nuestro silencio sería una intolerable complicidad con los mercenarios que, abusando de un poder usurpado, reniegan de Cristo y entregan las almas al Enemigo del género humano.

Carlo Maria Viganò, arzobispo

18 de diciembre de 2020

Víspera de las Témporas de Adviento

1 https://twitter.com/messainlatino/status/1339442807111561221/photo/1

2 https://twitter.com/realHirsty/status/1339213661802536961

3 https://www.ncregister.com/blog/vatican-youth-symposium-2020-day1

4 http://www.vatican.va/content/francesco/it/speeches/2019/november/documents/papa-francesco_20191111_consiglio-capitalismo-inclusivo.html


https://www.maurizioblondet.it/lynn-forester-rothschild-e-la-nuova-papessa-della-chiesa-bergogliana-del-sacro-great-reset-viene-alla-luce-il-grande-piano-gnostico-finanziario-per-cui-bergoglio-e-stato-promosso/

5 https://www.aldomariavalli.it/2020/12/14/cardinale-burke-cosi-le-forze-del-great-reset-usano-il-covid-per-far-avanzare-il-loro-programma/eto-advance-evil-agenda/

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

jueves, 5 de noviembre de 2020

Cardenal Zen: "la Santa Sede alienta el pecado"



El cardenal de Hong Kong, Joseph Zen, de 88 años, dijo el 29 de octubre en el sitio web EWTN.com (ver vídeo a continuación) que el acuerdo secreto chino-vaticano no normalizó la situación de los católicos chinos, como afirmó el cardenal Parolin.

Por el contrario, hay “solamente un endurecimiento para los católicos” y “la persecución es mucho más cruel ahora que antes”.

Zen está 100% seguro que Parolin no cree en sus afirmaciones. Zen dice sobre el hecho que la Santa Sede alienta a los católicos a unirse a una Iglesia estatal independiente: “Eso es un pecado, porque te unes a una Iglesia cismática”.

Las afirmaciones según las cuales Benedicto XVI ya había aprobado el acuerdo son para él un “insulto”. Él tiene suficiente evidencia que los cardenales Parolin y Diaz bosquejaron el acuerdo en el 2010 y que Benedicto XVI se negó a firmarlo.

Zen sabe que los obispos estatales chinos no han cambiado desde el acuerdo, están “completamente del lado del gobierno” y son “absolutamente indignos para ser obispos”.

miércoles, 21 de octubre de 2020

Foreign Policy denuncia que el Papa no aplica ‘Fratelli tutti’ a sus pactos con China (Carlos Esteban)



“No hay nada en la nueva encíclica del Papa Francisco -Fratelli tutti (“Hermanos todos”)- con lo que disienta, excepto su hipocresía”, comienza el artículo de Benedict Rogers, en el último número de Foreign Policy.

Lamenta Rogers un rasgo que nos ha desconcertado a menudo en este papado, a saber, el fuerte contraste entre lo que se predica y lo que se hace, en el caso que le ocupa, la ardiente llamada del Papa a respetar la intrínseca dignidad de todo hombre, sin importar su origen, nacionalidad o raza, con su actitud de cerrar los ojos a las violaciones de los derechos humanos en la China con la que trata de sacar adelante unos pactos secretos más que cuestionables.

Empieza el autor desgranando en varios párrafos amplias citas literales de Fratelli tutti en las que se desarrolla esta llamada al respeto de los derechos humanos y otras no menos significativas como esta: No se trata de proponer un perdón renunciando a los propios derechos ante un poderoso corrupto, ante un criminal o ante alguien que degrada nuestra dignidad. Estamos llamados a amar a todos, sin excepción, pero amar a un opresor no es consentir que siga siendo así; tampoco es hacerle pensar que lo que él hace es aceptable. Al contrario, amarlo bien es buscar de distintas maneras que deje de oprimir, es quitarle ese poder que no sabe utilizar y que lo desfigura como ser humano. Perdonar no quiere decir permitir que sigan pisoteando la propia dignidad y la de los demás, o dejar que un criminal continúe haciendo daño”.

Añade Su Santidad, recuerda Rogers, que no debe olvidarse la defensa de la libertad religiosa en el trayecto hacia la fraternidad y la paz. También subraya el autor del artículo la apasionada oposición del Santo Padre a la pena de muerte, pasando por alto que China es precisamente el país que más la aplica en el mundo.

Y concluye: “Coincido apasionadamente con todo esto. Mi única pregunta -y la dirijo directamente al propio Santo Padre- es: ¿Por qué exime a China de todo esto, en lo que respecta al Vaticano?

Carlos Esteban

jueves, 6 de agosto de 2020

Pekín da por hecho que el Vaticano renovará los acuerdos secretos



Todavía faltan ocho semanas para que expire el controvertido acuerdo secreto entre las autoridades comunistas chinas y la Santa Sede, pero los chinos, a través de uno de sus órganos de prensa, da por hecho su renovación. Mientras, aumentan las voces de quienes imploran al Vaticano que no lo ratifique.

El Vaticano está decidido a renovar el acuerdo provisional con la República Popular, se lee en el Global Times, uno de los órganos del Partido, según informa Katholische.de. Las negociaciones actuales son “una prueba de que el acuerdo marco ha funcionado bien durante los últimos dos años”, lo que contribuye a “llevar las relaciones bilaterales al siguiente nivel”. Para su valoración, el diario cita, entre otros, al canciller de la Academia de Ciencias del Vaticano, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, afirmando que Pekín y el Vaticano “renovarán el acuerdo, lo que significa que la primera experiencia fue bien”. Sánchez Sorondo, recuérdese, causó cierto revuelo cuando afirmó que la tiranía china era el máximo exponente de la Doctrina Social de la Iglesia.

Otra fuente que cita el diario es el vicepresidente de la Conferencia de Obispos del Estado chino, el obispo Zhan Silu de Mindong, quien se limita a señalar que el acuerdo provisional, que expira el 22 de septiembre, será permanente si se prorroga. Zhan fue uno de los siete obispos cuyo nombramiento el Papa reconoció posteriormente en el otoño de 2018, habiendo sido previamente designado por la Asociación Patriótica Católica del estado y consagrado a otros obispos.

Desde su firma, el acuerdo muñido por el ex cardenal pedófilo McCarrick (de quien seguimos esperando con casi un año de retraso la investigación vaticana) y cerrado por el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, ha sido una fuente de perplejidad para los fieles de todo el mundo, especialmente los de la propia China.

Desde fuera, al menos, parece como si una parte -la Santa Sede- hubiera hecho cesiones extraordinarias -reconocer a la cismática Iglesia Patriótica elegida por el Partido Comunista, levantar la excomunión a sus prelados y sacerdotes e incluso darles sedes, apartando a los obispos fieles, animar a los fieles a ser ‘buenos socialistas’, etcétera- a cambio de nada. Pekín no ha hecho más que aumentar la persecución y la presión sobre los fieles chinos, demoliendo iglesias y santuarios, deteniendo a clérigos, imponiendo la prédica socialista en las iglesias y las imágenes de Mao sustituyendo a las de Cristo en los hogares.

Por eso han sido muchos, encabezados por el arzobispo emérito de Hong King, cardenal Joseph Zen, quienes han implorando a la Santa Sede que no renueven unos acuerdos que, según Zen, “son una trampa”, y según cualquiera que siga las noticias parece una cesión sin contrapartida y una traición a una Iglesia clandestina china que se ha mantenido fiel a Roma en medio de la peor de las persecuciones.

Marcos Oliver

jueves, 23 de julio de 2020

Pekín a los cristianos chinos: cambiad a Cristo por Mao o perderéis las prestaciones sociales (Carlos Esteban)



Un paso más en el estrangulamiento del cristianismo en China: las autoridades de una provincia han informado a los católicos que si no cambian las imágenes de Jesús en sus casas por retratos de Mao o Xi Jinping perderán las ayudas sociales.

Pero, ¿qué contrapartida hay para los creyentes en los pactos vaticanos? Casi cada semana asistimos a una nueva prueba de la férrea voluntad de Pekín de desarraigar la fe y sustituirla por la devoción a las autoridades comunistas, presentes o pasadas.

Lo último, informa el portal especializado Bitter Winter, ha sido la noticia de que los funcionarios de la ciudad de Linfen, en la provincia de Shanxi, han recibido instrucciones para que inspeccionen los hogares de los receptores de cualquier tipo de subsidios estatales, se incauten de todos los símbolos religiosos y los sustituyan con imágenes de líderes comunistas. A quienes se quejen de la medida se les dejará de ingresar las ayudas.

Esta misma medida también se aplica a los miembros de las iglesias dependientes del Estado. Un miembro de la Iglesia de las Tres Autonomías, una denominación protestante oficial del Partido Comunista Chino, confesó a Bitter Winter que en su propia casa retiraron imágenes de Jesús y un calendario religioso y los sustituyeron por imágenes del Presidente Mao.

La crisis económica que ha azotado a China, como a la mayor parte del planeta, como consecuencia de la pandemia del coronavirus ha dejado a muchísimos ciudadanos en paro o situación de grave precariedad, al punto de que lo único que les libra del hambre son los subsidios estatales. Eso significa que la negativa a esa enésima prueba de vesania antirreligiosa, que ya se introduce incluso en el ámbito de los hogares, puede significar la muerte por inanición o, al menos, una situación de absoluta miseria.

Carlos Esteban

viernes, 5 de junio de 2020

El antifa Papa Francisco: Trump malo, Xi Jinping bueno; los negros y los blancos; el Vaticano y China; el apóstol de Alemania.



Es indudable que estamos ante el pontificado más político de los últimos tiempos en donde el Papa Francisco se implica de forma directa con las corrientes que son llamadas populistas y toma partido, de forma descarada y visible. Entendemos que esto, que se hace de forma consciente y reiterada, es complicado explicarlo como fruto de ingenuidad o de manipulación. La crisis profunda, como nunca antes hemos conocido, que corroe a la Iglesia Católica no parece importarle y predomina el principio de que no importan si nos quedamos cuatro, siempre que sean de los míos. Los ataques continuos al proselitismo suponen realmente el fin de la ‘propagación de la fe’ como la hemos conocido, ya no tiene sentido la actividad misionera, salvo que sea solo y exclusivamente humanitaria y poco o nada misionera. Hoy es un día de noticias especialmente políticas en las que el Papa Francisco aparece como actor y el Vaticano como organismo que lo secunda.

Tenemos un artículo de George Weigel publicado en Catholic World Report intentando explicar lo que está pasando en China, así como el papel del Vaticano y del Papa Francisco
 
El problema ahora se centra en Hong Kong en donde se están intentando imponer las leyes de «seguridad nacional», con la intención de defender a Hong Kong de los «secesionistas», «terroristas» e «influencias extranjeras», y frenar al vibrante movimiento prodemocrático de Hong Kong. Con el mundo distraído por el virus Wuhan, Xi Jinping cree que este es el momento de reprimir aún más a los de Hong Kong, imponiendo el poder comunista. El intento de romper el movimiento democrático de Hong Kong es un aspecto de una campaña de represión más amplia que afecta a las comunidades religiosas chinas en el continente. Un millón de musulmanes aún están encerrados en los campos de concentración de Xinjiang, donde son «educados». Las iglesias protestantes están bajo amenaza constante. 
 
Y se siguen tomando medidas represivas contra los católicos y sus iglesias, a pesar del acuerdo de casi dos años, y aún secreto, entre la Santa Sede y Beijing. Ese acuerdo, que le dio al Partido Comunista Chino un papel principal en el nombramiento de obispos, se parece cada vez más a uno en el que el Vaticano ha regalado mucho a cambio de promesas vacías. Los católicos chinos que no se suman a la línea del Partido Comunista Chino son perseguidos. Los efectos de esta triste historia en la misión evangélica de la Iglesia en la China del futuro, con suerte una China poscomunista, no serán positivos.

Estamos viendo cómo utiliza el Papa Francisco y el Vaticano el caso George Floyd en Estados Unidos al más puro estilo ‘antifa’ que tan poco pega a los refinados diplomáticos pontificios. Por ahora, sobre lo que sucede en Hong Kong y en China la Santa Sede guarda un silencio absoluto que solo se puede interpretar como aprobación y no como ignorancia. Ni una palabra defendiendo los derechos humanos fundamentales y la libertad religiosa. Todo apunta a que los diplomáticos vaticanos quieren reanudar la fallida Ostpolitik de la Europa central y oriental en la década de 1970. El Vaticano y el Papa Francisco han elegido el camino equivocado y los traicionados católicos chinos lo saben muy bien.

El otro caso que está haciendo correr ríos de tinta es el de George Floyd, de 46 años, originario del «Tercer Barrio» de Houston y asesinado en Minneapolis el 25 de mayo durante su arresto por el agente de policía Derek Chauvin. Los amigos de Estados Unidos nos cuentan cómo están las cosas y la prensa Italiana empieza a hacerse eco. Vivimos una ola de protestas violentas en muchas ciudades de Estados Unidos, con enfrentamientos, llamados «disturbios», disturbios con devastación de la propiedad pública y privada, incendios, asaltos y saqueos.

Las dinámicas son las mismas de otros casos. El caso de Rodney King, un afroamericano de 26 años de edad fue masacrado con porras y armas láser por un grupo de policías de Los Ángeles que luego fueron absueltos, causando el llamado «L.A. Disturbios «de abril de 1992. Casos como el de George Floyd y Rodney King, lamentablemente, hay muchos e inmediatamente se relacionan con un problema de racismo por parte de la policía estadounidense. La relación entre «blancos» y «negros» asesinados por la policía demuestra que no es así. En 2017 el número de «blancos» asesinados por la policía es de 457, mientras que los «negros» 223; en 2018, la proporción cayó a 399 (B) y 209 (N); en 2019 los números van a 370 (B) y 235 (N). En pocas palabras, entre 2017 y 2019, la policía mató a 1226 «blancos» y 667 «negros». Los datos refutan la teoría de que la policía mata a más afroamericanos.

Más que un problema de racismo, el problema está relacionado con una sociedad tendencialmente violenta en un país donde puedes ser asesinado a tiros por un robo «banal», por un «tiroteo» entre pandillas, o por haber llamado a la puerta equivocada la noche de Halloween; la policía también puede matar por un delito «trivial». La cuestión del racismo está ciertamente presente en algunos contextos, pero reducir todo a esto significa perder de vista una serie de aspectos que indican que la cuestión es mucho más compleja.

Mucho nos tememos que los que están detrás de las represiones de Hong Kong son los mismos que se llaman ‘antifas’ en Estados Unidos. El Papa Francisco ha dado la espalda, algunos dicen traicionado, a los católicos chinos y cada vez es más claro que también la ha dado, incluso que está traicionando, a los católicos norte americanos. Los católicos norte americanos están mucho más al lado de Trump que del Papa Francisco, como lo están muchos de los sacerdotes y, aunque en silencio, muchos de sus obispos. Sin duda una extraña situación, nueva en la historia, de la que no podemos saber sus consecuencias y que por ahora nos tenemos que limitar a contar que existe.

La civiltá S.J. nos intenta explicar la petición del salario universal de Papa Francisco y, al más pudo estilo jesuítico, nos llena de matices y reflexiones en las que el argumento se pierde dando la razón o quitándola, o quizás solo a medias o mejor a ratos, o depende, o ya veremos, intentando explicar lo inexplicable pero quedándonos con un sí que se parece mucho a un no, o con un no cercano al sí. Será por argumentos.

Los medios del Vaticano nos anuncian a bombo y platillo la creación de una plataforma de contenidos. En el fondo es ordenar lo que tenemos y ‘venderlo’ unido y con una cierta lógica. Seguro que muchos pensarán que esto ya tenía que existir desde hace años, pero mejor tarde que nunca. Esperemos contar con el inmenso patrimonio de los últimos pontificados mucho más accesible. Desde las primeras imágenes de León XIII hasta el día de hoy contamos con un magnífico archivo que harás las delicias de muchos.

El Amazonas sigue siendo una región especialmente castigada por la epidemia, por la ‘pataleta de la pachamama’. 
 
En otros tiempos, San Bonifacio, el apóstol de Alemania que hoy celebramos, alrededor del año 723 viajó a la Baja Sajonia en medio del invierno; sabía que iban a realizar un sacrificio humano, usualmente la víctima era un niño, a Thor, el dios del trueno, en la base de un roble al que consideraban sagrado y que era conocido como “El Roble del Trueno”. Llegó la víspera de Navidad justo a tiempo para interrumpir el sacrificio y les dijo: “aquí está el Roble del Trueno, y aquí la cruz de Cristo que romperá el martillo del dios falso, Thor», así es que ahora en esta noche ustedes empezarán a vivir. Este árbol sangriento ya nunca más oscurecerá su tierra. En el nombre de Dios, voy a destruirlo”. Señaló a un pequeño abeto y dijo: “Este pequeño árbol, este pequeño hijo del bosque, será su árbol santo esta noche. Es el signo de una vida sin fin, porque sus hojas son siempre verdes. Miren cómo las puntas están dirigidas hacia el cielo. Hay que llamarlo el árbol del Niño Jesús; reúnanse en torno a él, no en el bosque salvaje, sino en sus hogares; allí habrá refugio y no actos sangrientos, regalos amorosos y ritos de bondad”.

«Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies.»

Buena lectura.
Specola

miércoles, 6 de mayo de 2020

China aprovecha la pandemia mundial para acabar con el cristianismo(Carlos Esteban)


 
La tiranía comunista china está aprovechando que Occidente está distraído con la pandemia mundial -casualmente, también procedente de China- para dar los últimos toques a su campaña para desarraigar la fe cristiana del país, ante el silencio atronador de la Santa Sede.
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“Ahora, cuando se arranca una cruz, los cristianos deben permanecer todos tranquilos y sonrientes”, afirma el sacerdote de la Iglesia oficial Shanren Shenfu en su blog, según recoge AsiaNews. La noticia la ilustra con una foto que muestra el derribo de la cruz de una iglesia de Hunan, en el centro de China.

Pero los prelados de la Iglesia oficial, la favorecida tanto por los comunistas, en Pekín, como por la Santa Sede tras los acuerdos firmados con el gobierno chino, predican la pasividad ante esta provocación. Shanren cita un artículo del órgano oficial de los jesuitas dirigido por Antonio Spadaro, La Civiltà Cattolica, en el que se afirma, según el sacerdote chino, que “ver y aceptar la remoción de las cruces como algo cotidiano parece ser la única contribución importante que los fieles católicos chinos y todo el pueblo de Dios pueden dar para la prosecución del Acuerdo [sino-vaticano]”. Decimos “según afirma”, porque el artículo ha sido retirado de la versión online de la publicación.

Es desesperantemente triste. La única opción que se deja a los católicos chinos es aceptar con una sonrisa su propia persecución, y no ‘hacer olas’ para que no haya roces entre Pekín y Roma. Es fama que la obediencia jesuita es tan extrema que el miembro de la compañía debe creer que lo blanco es negro si lo dice el superior, y eso es lo que se está forzando a los fieles chinos, que deben ver como algo bueno el mal de la más rabiosa persecución contra su fe.
Carlos Esteban

jueves, 5 de marzo de 2020

Una escena vintage

 
 
De China nos han llegado en los últimos tiempos no solamente las acostumbradas baratijas sino también el coronavirus y los pactos con el Vaticano. Y sobre este tema quiero decir dos palabras, esperando que algún lector que sepa más que yo sobre el tema pueda completar la reflexión.

Es innegable que el tratado secreto firmado entre el gobierno chino y la Santa Sede significó la entrega de la iglesia católica china al partido comunista y la puesta en ridículo de cientos de miles de fieles católicos que, durante décadas, resistieron en la clandestinidad. En pocas palabras, una traición, como bien lo ha afirmado el cardenal Zen, que se está convirtiendo en una de las nuevas caras de la resistencia al Papa Francisco.
Aclarado el punto anterior —los pactos constituyen una traición a los católicos chinos—, vale la pena tener en cuenta lo siguiente a fin de no caer en un fanatismo inútil que desdibuje la realidad:
 
1. Las conversaciones para llegar a estos acuerdos comenzaron con Juan Pablo II, continuaron con Benedicto XVI y terminaron con Francisco. Difícil es decir qué tenían en mente los dos previos sumos pontífices, pero lo cierto es que fue voluntad también de ellos llegar a una solución de la cuestión china. Quien conozca mínimamente los secretos de la sinología, sabrá que cualquier arreglo con los chinos lleva años y mucha paciencia. Las conversaciones se extendieron durante dos décadas. Por tanto, no me parece justo achacar la completa responsabilidad de la traición al actual pontífice. Tal responsabilidad es compartida, al menos en parte, por los anteriores.
 
2. Resulta curioso que los medios que se escandalizan con razón, de la firma del tratado no recuerden que algo muy parecido sucedió en los ’60 y en los ’70 con varios países que se encontraban tras la Cortina de Hierro. Los artículos de Stefan Glejdura, que pueden conseguirse fácilmente en la web (aquí pueden bajar uno), son un testimonio muy interesante a tener en cuenta acerca de lo que fue la Ostpolitik vaticana, inaugurada por Pablo VI y comandada por el cardenal Agostino Casaroli, Secretario de Estado de Juan Pablo II durante once años. Esa política hacia los estados comunistas significó sacrificar en menor o mayor medida, a los fieles, sacerdotes y obispos perseguidos a fin de conseguir algunas simpatías en los regímenes de izquierda y, por cierto, para cumplir con el mandato de apertura al mundo del Concilio Vaticano II, como el mismo Casaroli no dejaba de afirmar.
 
Podemos recordar aquí la traición a la iglesia checoslovaca, pero quizás el símbolo más claro fue la ignominiosa conducta vaticana con respecto al cardenal Mindszenty, arzobispo de Budapest, el cual fue desposeído de su sede por Pablo VI, obligado a dejar Hungría y amordazado a fin de que no criticara al régimen comunista de su país. Él, que se había constituido en la defensa más importante e internacionalmente relevante de los fieles católicos húngaros, fue desautorizado y humillado por el mismísimo Vaticano. Y de esto hace más de cuarenta años.
 
El actual caso de China no es más que una escena vintage: ospolitik 2.0, realizada por aficionados, como son Francisco y Parolín y con resultados muy similares a los conseguidos en los ’70. 

Los pactos chinos no son un invento de Francisco. Francisco es un invento del Vaticano II. Y no es justo cargar las tintas en la manzana podrida y olvidarnos de quienes pudrieron el manzanar. 
 
The Wanderer


miércoles, 4 de marzo de 2020

Sobre el acuerdo entre China y el Vaticano: el diáglogo entre los dos cardenales es urgente (Bernardo Cervellera)



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[De “Asia News” del 3 de marzo de 2020]


Escribo esta palabras con dolor, al ver a dos cardenales - a quienes tengo el honor de conocer, dos testigo de la fe y colaboradores del pontífice en la misión de la Iglesia - que se lanzan a debatir públicamente sin siquiera haber hablado, quizás, directamente entre ellos. (véase cartas del Card. Giovanni Battista Re y del Card. Joseph Zen Zekiun). Mi impresión es que, tanto en el Vaticano como en el mundo, se prefiere afirmar la propia verdad, o mejor dicho el propio punto de vista, sin procurar la escucha del otro, realizando el esfuerzo de llegar a una síntesis.

El Card. Zen me ha dicho que en sus viajes a Roma muchas veces se ha topado con un muro de silencio.

Precisamente durante el pontificado de Francisco, quien suele subrayar que “el todo es superior a la parte” (E.G. nn. 234-237), sucede que en la Iglesia se constituyen dos frentes antagónicos e impermeables; tradicionales y liberales, pro-China y anti-China; pro-Acuerdo y anti-Acuerdo… Todo, por tanto, es asimilado a dos partidos fundamentales: pro-Bergoglio y anti-Bergoglio; por lo cual una mínima sorpresa sobre un hecho o sobre la vida de la Iglesia enseguida es enjaulada a priori: ¿es pro o contra Bergoglio?

La carta del Card. Re también arriesga caer en este esquema cuando afirma que “las afirmaciones muy duras” del Card. Zen “cuestionan la guía pastoral del Santo Padre”. Aún así, el Card. Re reconoce que en China “en el plano doctrinal” y “en el plano práctico… sigue habiendo tensiones y situaciones dolorosas”, que el obispo emérito de Hong Kong saca a la luz.

El punto, según me parece, es que se pueda entablar un diálogo y hallar una síntesis entre la posición del Card. Re, para el cual el Acuerdo sino-vaticano es positivo “y en el momento actual, pareció ser el único posible”, y la del Card. Zen, que está cerca “de todos los hermanos desolados” que todos los días padecen las presiones, violaciones, expulsiones, la represión y las destrucciones. Estos incluyen a los fieles de las comunidades no-oficiales, pero también a muchos sacerdotes y obispos de la Iglesia oficial, que no ven ninguna mejoría respecto a la libertad religiosa, luego del Acuerdo.

Es tiempo de que los dos partidos, pro-Acuerdo y anti-Acuerdo hablen entre sí, y lleguen a una posición común, sobre todo en vista del próximo 21 de septiembre del 2020, fecha en que vence el acuerdo, Si fuera necesario renovarlo, éste debe ser fuertemente mejorado, corrigiendo algunas discrepancias presentes en aquél firmado con anterioridad, en el 2018.

1. Como ya he dicho otras veces, el Acuerdo – que prevé “la última palabra” del Papa sobre el nombramiento de nuevos obispos – tiene un aspecto positivo, pues de alguna manera conecta el nombramiento de los prelados chinos al pontífice. Y este es un dato nuevo, que no aparecía en los tiempos de Mao. Sin embargo, sigue habiendo dudas respecto a si ese lazo es una mera “bendición” del exterior, pues no queda claro si el Papa tiene derecho a veto, y si ese derecho es permanente o temporario.

También vale la pena explicar que desde la firma del Acuerdo, no ha habido ninguna ordenación episcopal en China. Las dos ordenaciones que hubo fueron en el 2019, y en realidad ya habían sido decididas mucho tiempo antes, y no podemos mentir -como ha hecho la llamada prensa “pro-Bergoglio” - diciendo que ellos “son fruto del acuerdo”. Desde este punto de vista, hay que decir que el Acuerdo, si bien tiene un aspecto positivo, jamás fue puesto en práctica.

2. La legitimación de la pertenencia a una “Iglesia independiente”, como fue sugerido por las “Orientaciones pastorales” precisa de mayores detalles. Si, en efecto, para el Vaticano es claro que solo se alude a la “independencia” de tipo político, la ambigüedad reside en todo caso en el Partido, que continúa exigiendo una independencia “tout court”, sin distinciones. Esto es a tal punto cierto, que en la adhesión a la Iglesia “independiente” se exige que obispos y curas se abstengan de “contactar potencias extranjeras, alojar extranjeros y aceptar delegaciones de la comunidades o instituciones religiosas extranjeras”. Incluso más, en el “paquete” de la “Iglesia independiente” se incluye “la negativa a la formación religiosa de los menores de edad” así como a cumplir cualquier acto religioso fuera de los confines del lugar registrado para tal fin (nada de extrema unción en los hospitales, ni oraciones o bendiciones en las casas,...). Que los obispos y sacerdotes acepten estas cosas como algo obvio resulta preocupante.

3. Es evidente que la situación de la Iglesia en China, después del Acuerdo ha empeorado: iglesias clausuradas o destruidas; cruces destrozadas, arrancadas de los campanarios o de los muros de las iglesias, cúpulas arrasadas, antiguas estatuas de santuarios, secuestradas; signos religiosos que han sido eliminados de los hogares o del exterior de las casas; sacerdotes, expulsados de su ministerio. ¿Es posible que la Iglesia Católica y el Vaticano permanezcan en silencio mientras tantos hermanos y hermanas sufren semejante violencia? Muchas veces, la denuncia es la única forma para salvar a estos hermanos y hermanas nuestros.

Una vez, pregunté a un miembro del Partido comunista chino cómo era posible que emplearan tantos recursos para controlar a un pequeño grupo de católicos en China (menos del 1% de la población). Me respondió: “Tenemos miedo de vuestra unidad”. En la medida en que callemos, nos dividamos y enfrentemos, entramos en el juego del “divide y reinarás” del Partido.

Sandro Magister

sábado, 29 de febrero de 2020

Carta de Mons. Viganò al cardenal Zen


CARDENAL ZEN

(NOTA: ESTÁ TRADUCIDO DEL ITALIANO CON EL TRADUCTOR DE GOOGLE)

La carta, retomada más tarde por la correspondencia romana [ aquí ], está vinculada a la reciente comunicación sensacional del decano del Colegio de Cardenales, cardenal Giovanni Battista Re, quien ataca con dureza al arzobispo emérito de Hong Kong, cardenal Zen, culpable de criticar el Acuerdo. secreto entre China y la Santa Sede, que está costando el aumento de la persecución de los católicos. Como señala Riccardo Cascioli: "La carta mezcla juicios engañosos - afirmando una continuidad inexistente entre la línea de este pontificado y la de los papas anteriores - con declaraciones muy serias: a Benedicto XVI se le atribuye la autoría del Acuerdo actual y se afirma un cambio doctrinal sobre la posibilidad de iglesias independientes" .

Puede consultar aquí los artículos anteriores sobre el asunto China / Vaticano.

Carta de Mons. Viganò al cardenal Zen
Querida Eminencia,

Soy el arzobispo Carlo Maria Viganò, ex nuncio apostólico en los Estados Unidos de América.

He seguido con profunda participación, compartiendo su sufrimiento en oración, sus numerosas y sinceras apelaciones al Papa Bergoglio, por la dramática situación de la Iglesia Mártir en China, que él mismo ha agravado con el traicionero y desafortunado Acuerdo Secreto firmado por la Santa Sede con el gobierno comunista chino.

Sus apelaciones sinceras, querido hermano en Cristo, han sido sistemáticamente desatendidas e incluso ridiculizadas de manera hipócrita y perversa. En cuanto al cardenal Parolin, actuó como un simple ejecutor imprudente de una orden superior malvada.

Leí esta mañana la carta ignominiosa y vergonzosa que el cardenal Giovanni Battista Re dirigió a todos los cardenales en su contra. Estoy profundamente entristecido e indignado, y deseo expresarles todo mi afecto, mi oración y mi fraternal solidaridad en el episcopado.

¡Es usted un valiente confesor de la fe a quien va toda mi veneración y admiración! 

Desafortunadamente, la mentira en el Vaticano se erige en un sistema, la verdad está totalmente distorsionada, el engaño más perverso se practica descaradamente incluso por los más insospechados, que ahora se prestan a actuar como cómplices del oponente. Incluso llegó a decir que el "Papa Benedicto XVI aprobó el borrador del Acuerdo" firmado en 2018, cuando, en cambio, todos sabemos de su resistencia extenuante y su repetida reprobación de las condiciones impuestas por un régimen perseguidor y sanguinario.

El Vaticano ha hecho todo y más para entregar a la Iglesia mártir China en manos del Enemigo: lo ha hecho al firmar el Pacto secreto; lo hizo legitimando a los "obispos" excomulgados, agentes del régimen; lo hizo con la deposición de obispos legítimos; lo hizo exigiendo a los sacerdotes fieles que se registraran en la iglesia dominada por la dictadura comunista; lo hace a diario, guardando silencio sobre la furia persecutoria que, desde ese desafortunado Acuerdo, ha entrado en un in crescendo sin precedentes. Lo está haciendo ahora con esta misiva a todos los cardenales, con el objetivo de acusarlo, denigrarlo y aislarlo.

Nuestro Señor nos asegura que nada ni nadie podrá arrancar de su mano a los que resisten al enemigo infernal y sus acólitos, triunfando sobre ellos "a través de la Sangre del Cordero y gracias al testimonio de su martirio" (Ap. 12, 11).

Su ejemplo, querido cardenal, y el alto precio que está pagando por defender la Causa de Dios y su Iglesia, nos provocan una sacudida saludable, nos arrancan de la inercia y la habituación con la que ayudamos a la supina rendición de la Iglesia Católica en sus niveles más altos y en su jerarquía, a la herejía y la apostasía, por haber seguido al Príncipe de este mundo, mintiendo y asesinando desde el principio.

Parce, Domine, parce populo tuo, quem redemisti, Christe, sanguine tuo, ne en aeternum irascaris nobis.

+ Carlo Maria Viganò
Arzobispo Titular de Ulpiana, nuncio apostólico