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lunes, 17 de febrero de 2025

Ya basta. Bala y plomo eclesiales




La situación la venimos arrastrando desde hace décadas pero cada vez se hace más acuciante. ¿Cómo es posible que en la Iglesia hayamos llegado al nivel en el que nos encontramos? ¿Cómo es posible que con frecuencia casi semanal se destapen escándalos en los que están involucrados sacerdotes y obispos, relacionados con el abuso sexual, en la gran mayoría de los casos con personas de su mismo sexo? Aunque sea un tema que lo hemos tratado ya varias veces en el blog, es necesario volver sobre él y discutir algunos puntos.

1. No estamos hablando por supuesto de caídas ocasionales. Todos somos hijos de Adán y el pecado original nos afecta a todos. Por lo que cualquiera puede tener caídas, aún cuando sea sacerdote u obispo. Ver la cosa de otro modo sería adquirir una postura farisaica. Pero hay un elemento a tener en cuenta. Santo Tomás enseña que los obispos deben estar en “estado de perfección”. Es decir, no deberían tener siquiera caídas ocasionales. La teología moral francisquista, en cambio, dice que ese es el ideal y que la cosa consiste en caminar hacia ese ideal, aunque no se lo posea en acto en el día mismo de la consagración episcopal. Que cada cristiano elija la opción que más le convenza.

2. Hay una cuestión de antropología básica. Quien dice: “Hoy voy a refocilarme con mi chofer”, u “Hoy voy a manosear a un par de seminaristas”, u “Hoy me voy a desnudar con algunos jovencitos”, no tiene caídas ocasionales; tiene hábitos arraigados, y muy arraigados, contrarios a la virtud de la castidad. Es decir, no es casto. Y quien no tiene la virtud de la castidad, entendida como continencia perfecta, fuertemente arraigada, no puede ser sacerdote de rito romano, y tampoco obispo en ninguno de los ritos de la Iglesia católica. Un sacerdote o un obispo tiene que procurar estar a la altura de su ministerio, y si no lo está, rechazar el nombramiento y, si ya lo aceptó y ve que no alcanza esa altura, irse. Pongamos un ejemplo: soy medio chicato y me designan chofer de la seguridad presidencial: debería rechazar el nombramiento. Supongamos que me dicen que el presidente me quiere así como soy, que poco a poco lograré mejorar la visión, que estamos en camino de ver, etc.. Entonces debo procurar ver lo mejor posible o comprarme unos anteojos. Pero si mi visión no mejora, debo renunciar porque, conmigo al volante, morirán todos los que van en el coche. Y no vengan con que estas son posturas rígidas, que por tolerar posturas fláccidas, desde Juan Pablo II a esta parte, así nos ha ido.

3. Si un sacerdote u obispo procede de esa manera, según los ejemplos —reales—, que mencioné en el punto anterior, resulta claro que su vida está planificada sobre la hipocresía y la mentira. Si planea con anticipación de días o meses, el modo de ganar la confianza de algunos muchachitos para abusar de ellos, o ahorra para unas vacaciones nudistas, ese consagrado vive en estado permanente de pecado mortal, y aún así, celebra y recibe los sacramentos, cometiendo diariamente sacrilegios espantosos. Y frente a esto no hay muchas opciones: o es un esquizofrénico, o perdió la fe católica fabricándose una fe propia con todas las flaccideces y acomodamientos que le convienen, o es un cínico que simplemente dejó de creer y se sirve de los bienes, y de los jóvenes, que le provee la Iglesia para llevar una vida cómoda.

4. Este tipo de personajes, en los últimos tiempos, se han convertido en plaga dentro de la Iglesia. No es necesario mencionar aquí los casos que todos conocemos. Contentemonos con recordar al obispo Gustavo Zanchetta, abusador de seminaristas (¿regresó de Roma o continúa prófugo y protegido por Bergoglio?) o el ex- sacerdote Christian Gramlich, abusador de menores. ¿Cómo ha sido posible que los tales hayan llegado a la ordenación sacerdotal y, aún más, a la consagración episcopal? Muy sencillo: porque muchos que los rodeaban callaron e, incluso, encubrieron. Si, como hemos dicho, un obispo abusador lo es porque posee hábitos o vicios de ese tipo, lo más probable es que los tuviera también mientras era sacerdote. Y no resulta creíble que nadie supiera nada de sus conductas depravadas (esa situación es privilegio sólo del cardenal Kevin Farrell, que vivió durante décadas en la misma casa de McCarrick, y nunca vio nada…), y los que sabían no hablaron.

5. Es ineludible afirmar lo evidente: aquí hay un último culpable, y ese es el Papa Francisco, que es quien elige a los obispos. Muchos dirán que hay miles de obispos en el mundo y siempre se le puede pasar alguno. Pues para eso están los nuncios, para hacer una prolija labor de investigación de los candidatos. Y si no la hacen con el cuidado necesario, deberían ser expulsados.

Sin embargo, se sabe que para Argentina, a los obispos los elige directamente Bergoglio, sin intervención alguna de la nunciatura, ni consejo de la Conferencia Episcopal ni del clero. Mons. Carlos Domínguez, por ejemplo, fue provincial de su orden, los agustinos recoletos, con sede en Buenos Aires, y allí conoció al cardenal Bergoglio, y le cayó simpático. Y el pontífice, en algún momento de 2019, se acordó de él y decidió hacerlo obispo. Este es el modo en el cual se maneja el Santo Padre: su criterio de elección es su capricho. Los resultados están a la vista; los escándalos explotan a montones. Recordemos nomás lo ocurrido hace pocos meses con Mons. Mestre en La Plata, y con la sede de Mar del Plata.

6. Algunos sacerdotes, a los que caritativamente calificaré de ingenuos porque el epíteto que les corresponde es otro, opinan que estos casos deben ocultarse, y por dos motivos: el dolor de las víctimas de los abusadores y el bien de la Iglesia. Sacarlos a luz es signo evidente —dicen— de poco amor a la Iglesia. Son argumentos que atrasan 40 años; quizás en el juanpablismo podían esgrimirse; ahora ya no se puede porque los resultados de esa política los seguimos sufriendo.

7. El dolor de las víctimas es real y merece el mayor respeto y discreción. Sin embargo, cualquier persona más o menos informada sabe que una de las condiciones fundamentales para paliar ese dolor y curar esas heridas, es que el culpable sea juzgado y castigado. Y sabemos que los jerarcas de la Iglesia tienden indefectiblemente al encubrimiento en estos casos; sabrán ellos por qué lo hacen. Por tanto, es función de los seglares, a partir de información fidedigna y de fuentes cruzadas, sacar a la luz los escándalos procurando siempre proteger a las víctimas. Es el único modo —e insisto—, el único modo de forzar a los obispos a que castiguen a los culpables. Y, nuevamente, hay una riada de casos para mencionar. Apelo al último: el del ex-sacerdote Ariel Principi. Si no hubiese sido por la presión de los medios, su castigo por abusar de menores habría sido poco más que una mera reprimenda.

8. El argumento de buscar el bien de la Iglesia resulta nuevamente de una tierna ingenuidad propia de una viejecita del siglo XIX. Cuando a partir de los ’70 los casos de escándalos y abusos sexuales comenzaron a estallar en la Iglesia, la práctica fue ocultar todo, desentenderse de las víctimas y trasladar al culpable a otra diócesis. Esta política, hay que decirlo, es la que siguió a rajatabla Juan Pablo II. El prestigio de la Iglesia estaba por encima de la justicia. Y así se logró que los abusadores dejaran un tendal de víctimas, confiados en la omertá que los protegía. El único modo de curar esta enorme infección que padece el cuerpo de la Iglesia, y que amenaza con convertirse en septicemia, es exponer el pus y eliminarlo. Los casos de abusos, aunque sean terriblemente dolorosos no solamente para las víctimas y sus familias, sino para todos los católicos que se toman su vida de fe en serio, deben ser sacados a la luz —preservando, insisto, la identidad de las víctimas—, los culpables juzgados y severamente castigados. Los cancilleres diocesanos y demás sacerdotes con responsabilidad que intentan convencer a los abusados de que, por amor a la Iglesia, callen, en realidad están condenándolos a no sanar jamás, están impidiendo que se haga justicia (parece que a esta virtud no la tienen muy en cuenta los curiales) y están provocando que la infección continúe corroyendo las entrañas mismas de la Iglesia.

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En la Edad Media, se recurría en estos casos al ritual de execración de obispos. Era una ceremonia solemne utilizada para la deposición de un obispo caído en herejía, cisma o graves delitos, como el abuso sexual. Generalmente incluía los siguientes pasos:

1. Juicio eclesiástico: Antes de la ceremonia pública, se realizaba un juicio canónico en el que se examinaban las acusaciones. Si el obispo era hallado culpable, se procedía a su condena formal.

2. Despojo de los ornamentos episcopales: Durante la ceremonia, el obispo era llevado ante un concilio o sínodo y se le despojaba de sus insignias episcopales (mitra, báculo, anillo, capa pluvial, etc.). Este gesto simbolizaba su pérdida de autoridad espiritual.

3. Pronunciación de la maldición o anatema: Se leía en voz alta la sentencia de excomunión o deposición, a menudo en forma de una fórmula ritual que invocaba la condena divina.

4. Extinción simbólica de su dignidad: En algunos casos, se apagaban cirios o lámparas, simbolizando que el obispo era expulsado de la luz de la Iglesia. Se podía arrojar su anillo episcopal al suelo y pisotearlo, mostrando la ruptura de su unión con la Iglesia.

5. Expulsión de la Iglesia: El obispo condenado era formalmente expulsado del lugar sagrado. A veces, los asistentes sacudían el polvo de sus pies en señal de desprecio y ruptura total.

6. Entrega a la autoridad secular (si correspondía): En los casos más graves, el obispo podía ser entregado al poder civil, lo que en la práctica significaba el riesgo de prisión o ejecución.

No hay esperanza alguna de que en el misericordioso pontificado de Francisco este ritual sea restaurado. Por eso mismo, exigimos tolerancia cero para todos aquellos ministros del culto cuyo delito canónico haya sido probado. Bala y plomo eclesiales, es decir, expulsión del estado clerical y, si hay contumacia, excomunión.

THE WANDERER

lunes, 20 de enero de 2025

(716) El poder del Maligno es hoy muy grande (José María Iraburu)



–Apostasía o Reforma

Nota previa. «El que avisa no es traidor». En este artículo repetiré veinte veces lo que se afirma en el título. Y lo hago precisamente para superar el silenciamiento generalizado acerca de una gran verdad: el poder del Demonio se acrecienta mucho donde la Iglesia se debilita y disminuye mucho. Realidad que se da hoy con frecuencia en Occidente.

Es un silencio que va de la Santa Sede hasta los últimos cristianos. En no pocas naciones occidentales de antigua filiación cristiana, se ignora fríamente esa profunda y extensa apostasía de Cristo y de la Iglesia. Y al mismo tiempo se ignora tranquilamente el poder creciente del Demonio sobre esas naciones. Veinte veces o las que sean insistiré en esa grave verdad. Repetitio est mater studiorum. A ver si la repetición supera al silencio.

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Hace quince años inicié este blog con el título Reforma o Apostasía. Y en este tiempo el abandono de la fe y de la vida en la Iglesia se ha acelerado grandemente en Occidente. (Hablo de «Occidente» sin marcar sus límites, porque sería muy difícil hacerlo, si no imposible). En muchas Iglesias locales, por ejemplo, sólo una pequeña minoría de bautizados católicos frecuenta la Misa dominical. Casi todos los matrimonios aceptan la práctica habitual de la anticoncepción, como un progreso al que no deben renunciar los cristianos por serlo. Y en política no se tiene inconveniente en dar el voto a partidos abortistas, divorcistas y adulteristas. No hay apenas vocaciones sacerdotales o religiosas. La llama de la Eucaristía se apaga cada año en muchos altares. Se venden iglesias y conventos…

Todo esto indica que el Poder del Demonio ha crecido mucho, y que el de la Iglesia ha decrecido otro tanto. No son ahora excesivas las palabras de San Juan: «El mundo entero está bajo el Maligno» (1Jn 5,19). Se nos queda atrás el título Reforma o Apostasía, y estamos ya en Apostasía o Reforma.

–Demonio, mundo y carne

Los tres enemigos del Reino de Cristo en este mundo están unidos entre sí, como los ángulos de un triángulo recto. El Demonio es el jefe del ejército de ángeles caídos, tentadores de los hombres y enemigos de Dios. El mundo es la parte de la humanidad sujeta a él, y ajena, rebelde a Dios. Y la carne es la naturaleza humana caída, herida por el pecado original, el de Adán, pecado prolongado por nuestros pecados personales.

La parábola del sembrador se encuentra en los tres evangelios sinópticos (Mt 13,2-9; Mc 4,1-9 y Lc 8,4-8). Y en la explicación de la parábola (Mt 13,18-23; Mc 4,18-20 y Lc 8,11-15), enseña Cristo que los tres enemigos de la siembra del Evangelio son el Maligno-Satanás-Diablo + la Carne-debilidad, sin-raíces + el Mundo, las riquezas.

El pecado original «mudó a todo el hombre «en peor», según el cuerpo y el alma» [la carne, el hombre carnal], y esa naturaleza herida –no otra– es la que se ha transmitido a todos los hombres (529, Orange II: Denzinger 371-373). Esta es la doctrina revelada en la Sagrada Escritura y continua en la Tradición. Es la que enseña el concilio de Trento (1546) en el Decreto sobre el pecado original (Denz 1510-1516): Nace el hombre «inclinado al mal», con su imagen nativa de Dios desfigurada, destinado a la muerte y sujeto al poder de aquél «que tiene el imperio de la muerte, es decir, del diablo» (Heb 2,14).

Y solamente Cristo Salvador puede dar al hombre por el Espíritu Santo un nacimiento nuevo, como hijo de Dios, que libera del Maligno: «No hay otro nombre [Jesucristo] bajo el cielo en el que podamos salvarnos» (Hch 4,2).

–Predominio de Cristo en el mundo medieval


Cristo es el Rey de la Edad Media cristiana. Y como ya expuse [blog 707], lo es por medio de su Iglesia, que impulsa y mantiene la mentalidad religiosa, la sanación de la razón por la fe y de la voluntad por la caridad, la evangelización de todas las costumbres e instituciones fundamentales: el matrimonio, el templo, la escuela, la universidad, el derecho y el deber, el arte en todas sus formas, en liturgia, poesía y música, historia y literatura, vestidos, arquitectura, … Todo estaba marcado por el influjo de Jesucristo Salvador y de su única esposa, la Iglesia católica. Las apariciones de la Virgen son sin lágrimas.

También se cometían pecados, por supuesto, pero se predicaba y se suscitaba el arrepentimiento y el sacramento de la penitencia. Y no se pensaba ni se decía bueno lo que realmente es malo, como, por ejemplo, el aborto o el adulterio. Lo malo se daba escasamente, producía escándalo, y era visto por la sociedad como un pecado.

Ya cité [blog 714] la encíclica Inmortale Dei de León XIII (1885), donde refutó ampliamente la leyenda negra que los enemigos de Cristo habían difundido sobre la Edad Media, caracterizándola como tenebrosa, cruel y falsa. Afirma y demuestra que «hubo un tiempo en que la filosofía del Evangelio gobernaba los Estados… Organizada de este modo la sociedad civil, produjo bienes superiores a toda esperanza» (n. 9)… La Edad Media fue para el Demonio un tiempo muy duro.

–Predominio del Demonio en el mundo actual

«No queremos que Él reine sobre nosotros» (Lc 19,14). Pasada la Edad Media y su unidad espiritual católica, el rechazo de Cristo Rey se fue iniciando en el siglo XVI en forma de rechazo de la Iglesia Católica, que es la presencia y autoridad de Cristo en el mundo. Y muy especialmente se realizó en Martín Lutero, que tuvo una poderosa fuerza religiosa e incluso política para afirmar y difundir su rechazo [blog 708]. En diferentes derivaciones religiosas o filosóficas, su espíritu rebelde y herético, fue difundiéndose en los siglos posteriores.

Pero siempre –todavía– la rebeldía anti-Iglesia halló durante siglos resistencia y superación en grandes fuerzas de la Católica: en el concilio de Trento, la Compañía de Jesús [blog 709], la reforma del Carmelo, Santa Teresa y San Juan de la Cruz [blog 710]; en grandes congregaciones religiosas; Obispos y Diócesis y tantos otros Santos y Pastores sagrados.

Los documentos más fuertemente combativos fueron los de los Papas. En artículos anteriores recordé a algunos: el beato Pío IX [blog 713], Qui Pluribus, Cuanta Cura, Syllabus; los de León XIII [blog 714], Divinum Illud Munus, Libertas Praestantissimum, Humanum Genus; y muy especialmente San Pío X [715], Lamentabili, la gran encíclica Pascendi y el Juramento Antimodernista. Otros grandes testigos de Cristo hubo en la Sede de Pedro, en especial Pío XII.

Vuelvo al subtítulo. En el Occidente descristianizado, estando las Iglesias locales en avanzado estado de postración y disminución, el poder del Demonio es el más fuerte en muchas naciones. Su influjo prevalece en casi todos los principales campos: escuelas y universidades, costumbres y leyes –leyes criminales, duramente aplicadas–, prensa y radio, televisión, aborto y eutanasia, divorcio y adulterio, política, espectáculos y modas, negocios, homosexualidad activa y transgénero, etc. Se realiza así en un grado misterioso la afirmación del apóstol San Juan: «El mundo entero está bajo el Maligno» (1Jn 5,19).

–Hoy son muchos los cristianos «no practicantes», o quizá simplemente «apóstatas». Abandonan a Jesucristo, los sacramentos, los caminos del Evangelio, el seguimiento del Pastor que salva. Quizá porque no creen que haya una cuestión de «salvación» eterna. Y aunque no faltan entre ellos quienes guardan un recuerdo positivo de Cristo, en la realidad, los no-practicantes vienen a asimilarse a los apóstatas.

Muchos de ellos piensan que alejándose de Cristo y de su Iglesia, quedan en «tierra de nadie». Pero están engañados. En realidad, «dejando la senda recta, se extraviaron, y siguieron el camino de Balam» (2Pe 2,15). San Pedro les dedica un tremendo capítulo de su segunda carta. Transcribo unas pocos versículos:

«Si una vez retirados de las corrupciones del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de nuevo se enredan en ellas y se dejan vencer, sus postrimerías se hacen peores que sus principios. Mejor les fuera no haber conocido el camino de la justicia, que después de conocerlo, abandonar los santos preceptos que les fueron dados» (20-21).

En el caso de los apóstatas plenos es notable que algunos de ellos muestran un celo difusor de sus diabólicas mentiras bastante superior al empeño que muchos cristianos dedican a la defensa y difusión de la fe. Esto se nota mucho, sobre todo, en la vida política.

Por otra parte, el poder formidable del Demonio en este mundo actual tiene una confirmación indiscutible. Y es que hoy los cristianos constituyen en el mundo el grupo social más perseguido, según afirman Agencias fidedignas. La vinculación a Cristo, Señor del cielo y de la tierra, cuanto más profunda y pública sea en un cristiano, halla hoy en la mayoría de los asuntos de la sociedad actual, más resistencia que ayudas, más rechazo que apoyo social, más desprecio que estima. También se alzará un muro del silencio cuando los cristianos sean perseguidos, asesinados, encarcelados por resistirse a leyes criminales. Todo eso «no es noticia» para los medios apóstatas, bien sujetos al Padre de la Mentira. Es normal… Está claro: del mundo actual postcristiano se puede decir con toda verdad: corruptio optimi pessima (la corrupción de lo mejor es lo peor). Los diagnóstico del apóstol San Juan en el siglo primero hallan hoy también exacto cumplimiento.

«Lo que hay en el mundo –la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la arrogancia del dinero–, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo» (1Jn 2,16). Lo que el mundo actual imprime en nuestro pensamiento y conducta, si no lo evitamos con la gracia de Cristo, «no es la sabiduría que baja de lo alto, sino la terrena, animal y diabólica» (Sant 3,15). «Adúlteros. ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, si alguno quiere ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios» (4,4).

* * *

–Es común en los santos una captación muy viva de los males del mundo. Ellos ven lo que muchos otros cristianos, Pastores o fieles, más o menos mundanizados, no alcanzan a ver. Y si no lo ven, no podrán evitarlo –lo asumen–, ni denunciarlo y combatirlo. Pero el concilio Vaticano II enseñó rectamente que «a través de toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas» (GS 37b), batalla librada en los últimos veinte siglos por la Iglesia con la fuerza de Cristo. Pero hoy son muy pocos los cristianos conscientes de esa realidad, silenciada notablemente en el Postconcilio. Ni siquiera se han enterado de que estamos en guerra –sobre todo si les va bien en el mundo–. El texto citado por el Vaticano II viene a decir lo de Cristo: «No piensen que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada» (Mt 10,34). Sí, los cristianos estamos en guerra contra el mundo del Demonio.

Recordaré algunos ejemplos de esa santa lucidez de los Santos para reconocer el pecado del mundo, escondido a veces. Y que incluye el lado mundanizado de la Iglesia. Estos santos que cito tenían delante un mundo en el que casi todos eran «cristianos».


+Santa Teresa de Jesús (+1582)

Dice que quien llega por gracia de Dios a la contemplación, ve en el mundo innumerables males: «¡Qué señorío tiene un alma que el Señor llega aquí, que lo mira todo sin estar enredada en ello!; ¡qué corrida está del tiempo que lo estuvo, qué espantada de su ceguedad, qué lastimada de los que están en ella, en especial si es gente de oración y a quien Dios ya regala! Querría dar voces para dar a entender qué engañados están… Ve que es grandísima mentira y que todos andamos en ella… No hay ya quien viva, viendo por vista de ojos el gran engaño en que andamos y la ceguedad que traemos… ¡Oh, qué es un alma que se ve aquí, ver esta farsa de esta vida tan mal concertada! Todo la cansa, no sabe cómo huir; vése encadenada y presa; anda como perdida en tierra ajena» (Vida 20,25-26; 21,4.6). Es lo decía San Pedro: vivid en el mundo «como extranjeros y peregrinos» (1Pe 2,11). O San Pablo: «no os configuréis a este mundo» (Rm 12,2).


+San Claudio La Colombière (+1682)

«La depravación es hoy mayor que nunca.y nuestro siglo, cada día más refinado, parece también corromperse cada vez más… Existe en medio de nosotros un mundo reprobado y maldito de Dios, un mundo del que Satanás es señor y soberano, un mundo por el cual el Salvador no ha ofrecido oraciones a su Padre, un mundo que Jesucristo ha reprobado y del cual ha sido siempre rechazado… Ese mundo está donde reina la vanidad, el orgullo, la molicie, la impureza, la irreligión. Está allí donde menos se hace caso de las normas del Evangelio, y donde incluso se glorían de seguir otras contrarias». (Fragmentos De la fuite du monde, en Écrites 295-296).

+San Luis María Grignion de Montfort (+1716)

«Nunca ha estado el mundo tan corrompido como hoy»… El planteamiento de Monfort, recuerda al de San Ignacio en las dos Banderas. Es el de Cristo. «Ahi tenéis dos bandos, con los que a diario nos encontramos, el de Jesucristo y el del mundo… A la derecha, el de nuestro Salvador: sube por un camino estrecho y angosto como nunca, a causa de la corrupción del mundo» [Mt 25,33; 7,14]… «A la izquierda, el bando del mundo, el del demonio, espléndido y brillante… En él los caminos son anchos y más espaciosos que nunca… [«y llevan a la perdición», Mt 7,13] … Multitudes transitan por ellos… Están sembrados de flores… A la derecha, el pequeño rebaño que sigue a Cristo [Lc 12,32]. Son pocos los que entran por esos caminos angostos, «pues los que son de Jesucristo han crucificado sus bajos instintos con sus pasiones y deseos» [Gal 5,24]; para ser discípulos de Cristo, han de tomar su cruz de cada día y seguirle [Lc 9,23] (Carta a los Amigos de la Cruz, 7).

+San Pablo de la Cruz (+1775):

«¿Qué podemos hacer de este mundazo, donde no se respira otra cosa que un aire de pecado que apesta?» (Cta. a hija de Sra. Ercolani 19-VI-1762). «Les recuerdo, y quisiera escribirlo más con lágrimas de sangre que con tinta, que este pobre mundo está inundado casi por todas partes de iniquidad y que Dios se halla sobre manera ofendido [… ] ; se ve tan ofendido, despreciado y ultrajado por la mayor parte de los cristianos» (Cta. a hnas. Valerani 12-VII-1742).

+San Antonio María Claret (+1870)


«El mundo siempre ha sido mundo inmundo, pero en el día está asqueroso y puesto en entera malignidad. Nos amenazan grandes calamidades. España está fatal y cada día se pone peor… El carro del mal corre como el vapor [va muy rápido], y el curso del bien está completamente paralizado» (Cta. al P. Galdácano 8-II-1858).

¿Se podrían afirmar actualmente con verdad estos tremendos diagnósticos de nuestro mundo? Si así fuera, que así parece, habría que decirlas, y con urgentes apremios a la conversión. Pues bien, hoy se cumple lo que aquellos Santos dijeron con más verdad que en su tiempo. Y son necesarias palabras muy graves, que susciten muy graves diagnósticos y acciones… A grandes males, graves remedios. Habría que convocar a las Iglesias con urgencia para procurar los remedios de una situación tan mala. (Nota. Pero que la gran reunión no fuera para tratar del posible sacerdocio de las mujeres o de la conveniencia de frenar el clericalismo, el poder de las autoridades eclesiásticas, y otras cuestiones del clima).

Adviértase que todos esos avisos–diagnósticos tan graves de los Santos citados se producen en tiempos de Iglesia relativamente buenos: se vive en esos siglos el Día del Señor, la Misa dominical, la confesión; los catecismos se atreven todavía a enseñar todas las verdades de la fe; los matrimonios perduran, las separaciones o el adulterio son infrecuentes y muy lamentados; hay conciencia unánime en favor del impudor, que todavía escandaliza, como también en contra del aborto, de las doctrinas heréticas, de la pornografía. Son numerosas las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, que sirven al Señor en misiones, en obras de educación, de caridad, etc.

Convendrá, pues, imaginar qué dirían estos Santos si vivieran ahora. Dirían algo así como Rivera.

+Venerable José Rivera (+1991)

Cito fragmentos de algunos escritos suyos publicados por Julio Alonso Ampuero en su excelente libro Un profeta como fuego. Perfil espiritual del Venerable José Rivera (Ed. Anawim, Madrid 2024, 156 pgs).

«El mundo está muy mal y la situación de la Iglesia es muy grave» (pg. 75, Cta. 4-VI-1973). Hoy «no se puede hablar del infierno, ni de la vida eterna, ni de los ángeles, ni del demonio…» (Texto inédito Reflexiones, citado en pg. 119). ¡Ni de casi ninguna de las grandes verdades de la fe!… En sus Cartas: «Urge, urge […] Los hombres se pierden a millares sin Dios» (18-XI-1974). «La situación está muy mal. La gente se empeña en buscar remedios naturales –políticos, sociales, culturales…– y todo eso no es el remedio, aunque algo de todo eso haya que hacer. La raíz del mal enorme que nos tiene invadidos es el pecado»… La salvación «sólo lo arregla el alcanzar gracia de Dios, santidad, caridad… Y todo ello lo consigue la oración, pero necesariamente acompañada de expiación» ( 12-X-1976).

-La Virgen María en sus apariciones, hablando en el nombre de Dios, garantiza la verdad de lo que dicen los Santos

Al leer el testimonio de los Santos citados, podrían algunos lectores pensar que sus diagnósticos sobre el mundo, y de modo indirecto sobre la Iglesia, expresan solamente el sentir de personas pesimistas, agobiadas y neurotizadas por tantos pecados y males de nuestro tiempo. Gente débil, de poca fe, y aún menor esperanza. Esta sospecha es totalmente falsa y ha de ser rechazada por dos razones principales.

1ª) Porque en las apariciones de la Virgen María, precisamente en las habidas en los últimos siglos, expresa Ella juicios gravísimos muy semejantes sobre la situación del mundo y de la Iglesia –aunque a veces no la nombre–, y llama con urgencia a conversión, avisando que si ésta no se da, vendrán sobre la humanidad tremendos castigos medicinales. Dice lo mismo que dijeron y dicen los Autores citados. Y no es cosa de sugerir que esté la Virgen María deprimida y un tanto neurótica con tantos males.

2ª) Porque, al ser especialmente iluminados y purificados por el Espíritu Santo, los santos son los más lúcidos conocedores de su tiempo. Son en sus diagnósticos sobre el presente quienes, viviendo puramente de la fe y asistidos por los dones del Espíritu Santo, más coinciden con «los pensamientos de Dios», que no son los de los hombres (Is 55,8; Mt 16,23); y están más libres de posibles condicionamientos subjetivos de carácter o de apegos temperamentales catastrofistas. Son, como las palabras de la Virgen, una llamada urgente a la conversión, pues el crecimiento de los pecados es ya enorme, y cada vez es más trivializado: se les dice «errores».

+La Virgen de la Salette (1846)

La Virgen María habla a dos niños, pero lo hace para que transmitan al pueblo sus palabras, que dice llorando.

«Si mi pueblo no quiere obedecer, me veo obligada a dejar caer el brazo de mi Hijo. Es tan fuerte y pesado, que no puedo sostenerlo más… Hace tanto tiempo que sufro por vosotros… Y vosotros no hacéis caso»… [blog 711].

+La Virgen de Fátima (1917)

El Angel de la Paz, en (1915), se apareció tres veces a los tres niños de Fátima, como precursor de las apariciones de la Virgen, y les dijo:

«Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos»… «¡Orad! ¡Rezad mucho!… De todo lo que podáis, ofreced un sacrificio, un acto de reparación por los pecados con que Él es ofendido»… «Jesucristo es horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios».

La Virgen María se aparece a los niños por primera vez el 13 de mayo de 1917, vestida de blanco, en Cova de Iria, y seis meses más en el mismo día 13 [blog 433].

«¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quiera enviaros, en acto de desagravio por los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores? –Sí, queremos»…

(13-VI) Fue entonces cuando la Virgen les hizo ver su corazón, rodeado de espinas. «Comprendimos que era el Inmaculado Corazón de María, ultrajado por los pecados de la Humanidad, que pedía reparación»…Al decir estas palabras, abrió las manos… Vimos como un mar de fuego. Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas»… (19-VIII) Rezad, rezad mucho, y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno por no tener quien se sacrifique y pida por ellas». (13-X) «No ofendan más a Dios nuestro Señor, que ya está muy ofendido».

+Nuestra Señora de Akita (1973)

Con ese hermoso nombre se llama a la Virgen María que se apareció en 1973 a la Hna. Agnes Katsuko Sasagawa en un convento de Yuzawadai, en la periferia de Akita (Japón). La Hermana era budista, como su familia, y se convirtió a la fe católica en Lourdes. Tres mensajes de la Virgen recibió ante una estatua suya, que parecía llorar, como sucedió también en muchos otros momentos posteriores. En el 1º pide María oraciones para prepararse a «las calamidades que se acercan» (6-VI-1973). En el 2º: «Muchos hombres en este mundo afligen al Señor», y pide oraciones y reparaciones. El 3º el mensaje es largo y apremiante:

«Mi querida hija, escucha bien lo que tengo que decirte (…) Si los hombres no se arrepienten y se mejoran, el Padre infligirá un terrible castigo a toda la humanidad (…) sin escatimar ni a los sacerdotes ni a los fieles. Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muerte. Las únicas armas que quedarán para ti serán el Rosario y la Señal dejada por Mi hijo. Cada día reciten la oración del Rosario, rezando por el papa, los obispos y los sacerdotes. El trabajo del diablo se infiltrará incluso en la Iglesia, de tal manera que se verá a cardenales opuestos a cardenales y obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneran serán despreciados y rechazados por sus co-hermanos… iglesias y altares saqueados, la Iglesia estará llena de aquellos que aceptan compromisos, y el demonio presionará a muchos sacerdotes y almas consagradas para que abandones el servicio del Señor. (…) Hoy es la última vez que te hablaré con voz viva. De ahora en adelante obedecerás al enviado a ti y a tu superior»…

El Ordinario diocesano del convento, Mons. John Shojiro Ito, Obispo de Nigata, autorizó dentro de su Diócesis «la veneración de la Santa Madre de Akita», mientras se producía «un juicio definitivo» aprobatorio, pronunciado por la Santa Sede. Hasta ahora no se ha producido.

La Hna. Agnes murió hace poco, el 15 de agosto, día de la Asunción, a los 93 años. El culto a la Santa Madre de Akita se mantiene. Su centro está en el Santuario Redemptoris Mater de Nuestra Señora de Akita, en el convento de las Siervas de la Sagrada Eucaristía, en Yuzawadai, Japón.

La beata Ana Catalina Emmerick (1774-1824), alemana, mística agustina, en su abundante obra escrita, transcrita por Clemens Brentano, coincide con los santos citados.

* * *
–La debilitación grave de la Iglesia en ciertas naciones de Occidente implica ciertamente un crecimiento en ellas del poder del Demonio. Esto tendría que suscitar, sobre todo en los Obispos y la Santa Sede, grandes alarmas y grandes cambios y mejoras en la predicación del Evangelio y en la acción pastoral, en la oración, en los sacramentos y en la vida de los fieles supervivientes. Pero increíblemente es un enorme dato que se silencia, o que se trata con eufemismos buenistas y nulas medidas reformistas, sustituidas éstas presuntamente por la confianza en la divina Providencia. Esta frialdad inerte ante la sangría tremenda de no-practicantes y apóstatas requiere por sí misma un análisis cuidadoso. Espero hacerlo, si así lo quiere Dios, en próximos artículos.

* * *
Pero ya desde ahora adelanto: Dios providente conserva y gobierna todo lo que ha creado (Vaticano I). No arroja las criaturas en el ser, desentendiéndose luego de ellas. Los males en el mundo y en la Iglesia no pueden darse sino con el permiso de Dios, que quiere suscitar con ocasión de ellos bienes mayores. Oremos y lab-oremos al servicio de Dios y de su Reino. Pero vayan las cosas como vayan, con la gracia de Dios guardemos siempre la paz y la alegría espiritual (Flp 4,4), viviendo en fe, esperanza y caridad. Así iremos siempre conformes con la Providencia divina, tomados de su mano.

José María Iraburu, sacerdote

miércoles, 30 de agosto de 2023

Arzobispo Viganò / Declaración en defensa de la Reverenda Madre Priora, Teresa Agnes, OCD y Arlington Carmel



Aquí el índice de las intervenciones anteriores.


Declaración de SE Carlo Maria Viganò
en defensa de la Reverenda Madre Priora, Teresa Agnes, OCD
y del Carmelo de la Santísima Trinidad de Arlington, Texas


La persecución del Carmelo de Arlington por parte de Mons. Michael Olson, obispo de Fort Worth, no muestra signos de disminuir.

Hemos sido testigos de un crescendo de agresión, violencia verbal, abuso de poder, encubrimientos institucionales, intimidación e indignación contra una comunidad religiosa firmemente decidida a regresar a la Tradición. La víctima designada de esta vil operación es la Madre Priora, Teresa Inés de Jesús Crucificado, difamada públicamente desafiando todo principio jurídico y moral, contra la justicia, la verdad y la caridad. Las violaciones son múltiples y flagrantes, y son sus escandalosas pruebas las que socavan el castillo de acusaciones falsas construido por la mente de Olson desde sus mismos cimientos.

Me gustaría que quede claro: el comportamiento del obispo de Fort Worth en este caso concreto no debe evaluarse sólo en sí mismo, sino también en los motivos que lo han determinado y en los objetivos que se propone . No debemos limitarnos a una consideración aséptica de su papel como Comisario Pontificio, sino comprender cómo la elección del Dicasterio para los Religiosos de nombrar a Olson Comisario es completamente aberrante, ya que el propio Olson está directamente involucrado en el asunto. Este nombramiento revela la mala fe del prefecto Braz de Aviz y del secretario Carballo.

Un nuevo elemento , del que he tenido posesión recientemente, anula totalmente el teorema de Olson. Tenía copia de la carta que el neurólogo que atiende a la madre priora desde 2020 envió al nuncio apostólico en Estados Unidos, Christophe Pierre. En esta carta el especialista, después de haber enumerado las intervenciones y terapias a las que es sometida la Madre Teresa Agnes, declara la imposibilidad para la Priora de cometer físicamente las faltas de las que la acusa Olson , y al mismo tiempo da testimonio del estado de extrema condición física. sufrimiento y alteración psíquica inducidos por tratamientos y analgésicos en conjunto con el interrogatorio de la Madre, como para afectar la confiabilidad de lo que ella "confesó" , además en una situación de violencia verbal y presión psicológica por parte del obispo, confirmada por la hermana asistente de la priora. Tenemos, pues, pruebas de la furia de Olson hacia la madre priora y de la falta de fundamento, no sólo formal, sino sustancial, de sus acusaciones difamatorias.

Sin querer repetir todas las observaciones hechas en mi declaración del pasado 24 de junio ( aquí ), quisiera señalar sin embargo que estamos ante un caso emblemático de persecución canónica: el fumus persecutionis emerge en sus evidencias en una serie de violaciones. que es necesario recordar y que constituyen un crimen inaudito perpetrado por el obispo Olson contra la Madre Teresa Agnes y Arlington Carmel.Olson abusó de su papel de ordinario diocesano, interfiriendo en la jurisdicción de un monasterio sui juris, exento de su jurisdicción, sujeto directamente a la Sede Apostólica. Este abuso se materializó en una acción persecutoria, intimidatoria y gravemente difamatoria contra la Madre Priora Teresa Agnes, acusada sin ninguna investigación y sin escuchar a testigos, de no haber hecho el Voto de Castidad al pecar con una persona, que Olson sólo confirmó más tarde identificada. con un sacerdote de otra diócesis.

La segunda violación gravísima consistió en haber revelado a los periodistas la grabación de la supuesta "confesión" de la Madre Teresa Agnes., durante la fase preliminar del proceso civil por difamación, iniciado por la priora contra el obispo. Divulgación que el Juez nunca debería haber autorizado, máxime porque no había sido sometido a ninguna verificación técnica para comprobar que no había sido manipulado. En esa circunstancia, el magistrado fue llamado para evaluar si el asunto Arlington entraba dentro de la competencia del tribunal civil o eclesiástico, y no para recolectar supuestas pruebas de culpabilidad por un delito canónico; pruebas recogidas en violación de las leyes civiles y eclesiásticas, extorsionándolas de una monja postrada física y mentalmente mediante repetidas intervenciones quirúrgicas y fuertes terapias analgésicas, como para poner en peligro la capacidad de comprender y querer a los religiosos.

La tercera anomalía es el pronunciamiento del juez, que al sentenciar la incompetencia del tribunal civil violó los derechos consagrados en la Constitución estadounidense., atribuyendo a un clérigo privilegios de los que no disfruta a los ojos de la ley de los Estados Unidos de América. Atención: el Juez no ha establecido que la inspección canónica ordenada por la Santa Sede, con la que Olson es nombrado Comisario Pontificio, sea competencia del Foro Eclesiástico, algo que nadie ha cuestionado. Lo que ha decidido el juez es que la acusación difamatoria difundida por Olson contra la Madre Teresa Agnes y la decisión arbitraria e ilegítima de apoderarse de su ordenador, iPad y teléfono móvil para inspeccionar su contenido confidencial, no puede ser juzgada por el tribunal civil, como si fuera un Prelado. podría violar la ley estadounidense simplemente porque la víctima es una monja y ambos son miembros de la Iglesia Católica.

El cuarto elemento es la ausencia de investigaciones e interrogatorios para verificar la fiabilidad de las acusaciones.El Código de Derecho Canónico establece que los hechos expuestos en forma de "confesión" o "autoacusación" deben ser examinados y probados, precisamente para evitar que una confesión extorsionada condene a una persona inocente. Por otra parte, es difícil pensar que el autor de una calumnia tenga algún interés en demostrar su infundada, lo que habría resultado evidente aunque sólo fuera indicando el lugar, la fecha, la hora y los eventuales testigos de los hechos controvertidos. Además, una investigación habría desmantelado esas acusaciones difamatorias, poniendo fin a las torturas a las que Olson sometió a la Madre Teresa Agnes, mientras que el objetivo de este indigno Obispo era precisamente el de postrarla psicológicamente, agravando en consecuencia su estado de salud, exasperándola hasta para extorsionarla y admitir la culpabilidad de la que la acusaba, para poner fin a esta tortura. La Madre Teresa Agnes también se vio obligada a posponer una cita con un cirujano por un doloroso tumor en la columna (que resultó ser benigno), que esperaba curar en los días posteriores a la redada de Olson en Carmel.

Quinta anomalía: el silencio absoluto sobre el presunto cómplice del crimen, Padre X. No parece que haya sido interrogado, ni que exista informe enviado al defensor de la Priora como exige el Código de Derecho Canónico. Y no parece que la acusación de haber violado el Voto de Castidad haya dado lugar al desembolso de sanción canónica alguna contra él. Una manera de proceder completamente misógina, la de Olson: ¡se ha mostrado dispuesto a perdonar el pecado de un sacerdote a una monja, pero no el de una monja a un sacerdote! Y si por un lado ni siquiera quería escuchar al presunto cómplice del crimen, por otro consideraba la "confesión" extraída a la Madre Teresa Agnes como la prueba principal, mientras que significativamente lo era -en dos circunstancias y con diferentes personas, siempre regresando de una operación y bajo la influencia de analgésicos fuertes. ¿Es posible que Olson no pudiera encontrar un día para interrogar a la priora cuando estaba compos sui? ¿Temía no quedar impresionada por sus agresiones verbales y amenazas vulgares? Cabe recordar que, durante esos interrogatorios, la actitud violenta e intimidante de Olson emerge de forma bastante desconcertante.

Sexta irregularidad: el uso ilegítimo de una supuesta "confesión" (no registrada) que la Madre Priora habría hecho al Vicario General Jonathan C. Wallis -persona que hasta entonces gozaba de la confianza de la Madre Priora-.vino a visitarla en los días inmediatamente anteriores a la Navidad de 2022. La Madre Teresa Agnes sufría dolores extremos y estaba bajo la influencia de estupefacientes, acababa de ser dada de alta del hospital donde había sido operada con anestesia general. Estaba en un estado tan alterado que todo lo que ella dijera no era confiable. Para comprender la situación, basta recordar que la Madre Priora, en el caos provocado por las terapias y por un reciente ataque epiléptico, ya había confiado a su asistente, sor Francisco Teresa, el tormento, provocado por las alucinaciones, de haber pecado. contra la castidad - y quizás de haber quedado embarazada - del Padre X., que en cambio se había puesto en contacto con la Madre sólo mediante un SMS ( mensaje de texto) .). En aquella ocasión, la Madre Priora, en gravísimas condiciones físicas y mentales, y bajo los efectos de drogas con efectos alucinógenos, escribió algo inapropiado. Estas alucinaciones quedan desmentidas por el hecho de que el sacerdote en cuestión nunca ha puesto un pie en el Carmelo de Arlington ni ha conocido a la madre priora, además siempre acompañado de la monja asistente. Además, no se sabe si estas "confianzas" recogidas por el Vicario General fueron arrancadas después por Olson o si fue él mismo quien se las reveló al Obispo, en un acto de infame complicidad.

Permítanme señalar que estoy en posesión del historial médico de la Madre Teresa Agnes, la larga lista de medicamentos que le administraron (¡incluso fentanilo!), y también me informaron de la secuencia de errores cometidos en su atención con consecuencias devastadoras. sobre el cuerpo del paciente.

Séptima violación: Olson cita a las monjas y les informa de las acusaciones formuladas contra su priora , en violación de los graves deberes de confidencialidad y protección del acusado. Incluso con ellos el obispo se muestra agresivo, llegando incluso a amenazarlos con la exclaustración si no obedecen sus órdenes. Olson exige que la priora permanezca confinada en la enfermería con prohibición de comunicarse con las hermanas y de utilizar el teléfono. Además, en una comunicación enviada a todo el clero diocesano, Olson revela las acusaciones difamatorias contra la Madre Teresa Agnes y prohíbe a cualquier sacerdote celebrar misa en el Carmelo, visitar o comunicarse de cualquier manera con las monjas.

El octavo delito es la manipulación de la grabación divulgada a la prensa durante la audiencia judicial.. De hecho, se supo que esa grabación fue cortada y editada por Olson, para que su contenido pudiera confirmar sus falsas acusaciones. Además, cabe recordar que dicha grabación, por la forma en que fue obtenida, viola las protecciones del imputado, al no redactar la transcripción verbalizada y no entregar copia al imputado. Dicha grabación es inadmisible como prueba tanto en el proceso eclesiástico como en el civil, no sólo por una cuestión puramente procesal, sino porque la testigo no pudo prestar testimonio, ya que se encontraba alterada física y mentalmente y sometida a presiones muy fuertes por parte del Obispo. Incluso sor Francisco Teresa, monja asistente de la priora, a pesar de poder comprender y querer,

Todo lo que se ha enumerado hasta ahora tuvo lugar antes de que Olson fuera nombrado Comisionado Pontificio. Se trata de graves violaciones del Derecho Canónico y delitos castigados por el Estado de Texas, como la difamación, la difusión de información sensible, el abuso de poder, la violación de la propiedad privada y la incautación de dispositivos electrónicos.

El Ordinario de Fort Worth ha cometido actos ilegítimos y penalmente relevantes: injerencia en la jurisdicción del Carmelo (prohibida por el estado sui juris del Monasterio), injerencia en las cuestiones disciplinarias de los Religiosos (prohibida por una reciente enmienda al CJC por parte de Bergoglio) , difamación de una monja con acusaciones calumniosas que Olson supo desde el principio que eran totalmente falsas.

La novena anomalía consiste en el nombramiento de Mons. Olson como Comisionado Pontificio por el Dicasterio para los Religiosos, emitido el 31 de mayo de 2023, con el ya habitual número de protocolo anómalo (2566/2020), que no enumera las cuestiones críticas que determinaron la decisión apostólica. Visita ni las áreas de investigación del Comisario. ¿Con qué descaro la dupla Braz de Aviz & Carballo nombró a Mons. Olson como Comisionado Pontificio, remediando incluso los abusos que había cometido antes de dicho nombramiento, cuando él mismo es autor de gravísimas violaciones y crímenes perpetrados contra el Carmelo de Arlington y contra la persona? de la Madre Priora?

A esta anomalía se suma una décima anomalía: desde hace años los fieles de la diócesis de Fort Worth piden al Nuncio Apostólico que intervenga en Roma para que Mons. Olson, acusado de abusos graves y conducta aberrante . En la lista de acusaciones elaborada por los promotores de una suscripción popular se encuentran las mismas dinámicas adoptadas en el caso de Arlington, desde la intimidación hasta los ataques, desde el desprecio hacia las religiosas hasta el uso de sistemas autoritarios para imponer la propia voluntad frente a las ley y contra la Justicia. Con tal currículummalversación y abuso, ¿cómo es posible no ver en la acción de Olson la repetición de conductas anteriores? ¿Y cómo puede ser considerado imparcial y dotado de las virtudes de la equidad y de la sabiduría para desempeñar concienzudamente el papel de Comisario pontificio?

Como mencioné al inicio de esta declaración, me entregaron personalmente la carta que el Dr. Robert E. McMichael se dirigió al Nuncio Apostólico Christophe Pierre el pasado 17 de julio, en el que le informó detalladamente del cuadro clínico de la Madre Priora que trata como neuróloga desde el 27 de abril de 2020. La lista de pruebas, intervenciones, terapias, drogas, efectos secundarios y recaídas demuestra cómo le fue imposible cometer físicamente los delitos que se le imputan, y cómo sus "confesiones" bajo las drogas no deben considerarse fiables . El texto de la carta, como puede leerse, no da lugar a malentendidos:

“El obispo Michael Olson declaró a la Reverenda Madre culpable de cometer adulterio con el Padre X., un sacerdote de otro estado. Dijo que basó esta conclusión en declaraciones hechas por ella. El período de tiempo relevante es el período comprendido entre su ataque epiléptico el 15 de noviembre de 2022 y el 23 de diciembre de 2022". “El obispo Olson grabó el interrogatorio de la Reverenda Madre el 24 de abril de 2023, y al menos parte de este interrogatorio se repitió en una audiencia judicial en junio y se informó ampliamente en los medios. Durante el mes de abril de 2023 había sido sometida a visitas médicas u hospitalarias al menos cinco veces antes de ese interrogatorio. Fue operada bajo anestesia general el 21 de abril y luego regresó al hospital con complicaciones de esta cirugía en la mañana del 24 de abril. El obispo Olson la interrogó más tarde, el 24 de abril. En esta fecha [la priora] estaba enferma. El 25 de abril, fue hospitalizada nuevamente y le reemplazaron la sonda de alimentación bajo anestesia general.

[omissis] «En mi opinión no estaba ni mental ni físicamente capacitado para encontrarse con el Padre X para cometer adulterio. En vista de sus condiciones médicas y discapacidades durante los meses de noviembre y diciembre de 2022, su declaración de "remolino cerebral" es cierta".

“Mis opiniones sobre este asunto son de naturaleza médica. En mi opinión, la Reverenda Madre Teresa Inés de Jesús Crucificado, OCD no cometió adulterio. En mi opinión, ella no estuvo en pleno uso de sus facultades mentales desde al menos el 15 de noviembre de 2022 hasta el 23 de diciembre de 2022. En mi opinión, la decisión de declararla culpable de adulterio es un error, dadas las deficiencias físicas y mentales que sufre. la aquejaba, así como su alto nivel de dependencia de sus asistentes (cuidadores)'.

De la carta del Dr. McMichael muestra claramente la intención persecutoria del obispo Olson, quien maliciosamente se aprovechó del estado psicofísico de la priora para acosarla e inducirla por la fuerza a admitir crímenes nunca cometidos.

No sabemos qué hizo el nuncio Pierre para verificar el trabajo de Olson, ni si alguna vez informó a sus superiores en Roma. Sin embargo, sabemos con certeza que desde el comienzo de este asunto tan doloroso, Christoph Pierre nunca ha manifestado su interés ni su cercanía a la Comunidad de Arlington.

Concluyo con algunas consideraciones.

La primera: el Nuncio Apostólico necesita dar a conocer qué medidas ha tomado tras recibir la carta del neurólogo de la Madre Priora, Dr. McMichael.

La segunda: más allá de la evidente objetividad del Comisionado, como parte en el caso y en claro conflicto de intereses, es imprescindible que Mons. Olson presente su dimisión, ya que su comportamiento ha demostrado su absoluta incompatibilidad con el papel que desempeña en la Diócesis. Desde hace algún tiempo se está llevando a cabo una petición pública por parte de los fieles de Fort Worth ( aquí ), y ha llegado el momento de que hagan oír su voz pidiendo la destitución de Olson y apoyando espiritual y materialmente a Arlington Carmel.

La tercera: dados los múltiples crímenes cometidos por Olson y los gravísimos daños que de ello resultaron, principalmente a la Madre Priora y en segundo lugar a todo el Carmelo, espero que un buen abogado pueda ofrecer asistencia jurídica gratuita a las Monjas, en el caso civil que estos deberían presentarse contra Michael Olson, obispo de Fort Worth.

La cuarta consideración se refiere a la actitud indescriptible de algunos periodistas del ámbito católico que han apoyado el relato de Olson incluso en presencia de elementos muy graves que demuestran su total falsedad. ¡Me pregunto cómo Church Militant , que en 2020 había expresado críticas muy fuertes contra el obispo Olson ( aquí y aquí ), puede darle crédito hoy y negarse a reconocer la infame acción persecutoria contra la Madre Teresa Agnes!

Finalmente, expreso toda mi admiración por la Madre Teresa Inés: por su fortaleza, la mansedumbre mostrada en estas terribles situaciones, el espíritu de sacrificio con el que vivió esta infame persecución. Las acusaciones de que ha sido objeto no la han distraído ni un instante de su determinación de seguir a su Esposo Crucificado en el camino del Calvario. En este tiempo de apostasía, la Passio Ecclesiae se cumple en los miembros del Cuerpo Místico que sufren una persecución que es preludio del fin de los tiempos.

La Madre Priora junto con sus hermanas del Carmelo en Arlington son un ejemplo para muchas religiosas que se sienten solas y a merced de superiores corruptos. ¡Tienes al Señor y a tus Santos Fundadores a tu lado! ¡Manténganse firmes en la fe! (1 P 5, 9). Que estas mujeres, consagradas al divino Esposo en la Regla Carmelita, sean ejemplo para quienes confunden el servilismo temeroso con la prudencia y la obediencia cristianas.

+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo
28 de agosto de 2023
S. Augustini Episcopi et Confessoris et Ecclesiæ Doctoris

lunes, 14 de agosto de 2023

La esperanza de otra Iglesia



En esta breve nota lo que llamo la “otroeidad” de la Iglesia es el resurgimiento de la Iglesia de siempre, la que desean los despreciados por Roma como “indietristas”, imponiéndose a la “Iglesia de la propaganda”, que disfruta del oficialismo progresista. Esa otra Iglesia está poblada especialmente de jóvenes; es por eso que a ella le aguarda el futuro, según los designios inescrutables de la Providencia Divina. Me apropio de la posición representada hacia la mitad del siglo XIX por Soeren Kierkegaard, quien criticaba al protestantismo de su tiempo, en Dinamarca, distinguiendo al cristianismo del Nuevo Testamento de la Cristiandad sostenida por el Estado, y financiada por él.

En diversos países asoma esta “otra Iglesia”, en la que reinan la ortodoxia doctrinal, y una liturgia exacta, solemne, y bella. La predicación, la catequesis, y los sacramentos recuerdan lo que era normalmente en tiempos mejores, pero no asume la rutina de lo que sería una mera repetición. En la Iglesia verdadera así recuperada, sacerdotes excelentes acompañan, respaldan, y alimentan a las legiones de jóvenes, que son los auténticos protagonistas de la resurrección eclesial. No es esta “otra” Iglesia la concentración del “devoto sexo femenino”; según una recta versión de la “perspectiva de género” la novedad es la presencia varonil. Una realización reciente es el Rosario de hombres, que se verificó en más de 40 países; en Buenos Aires, en el segundo año consecutivo, más de 500 hombres han rezado de rodillas el Rosario, en la plaza de Mayo, ante la sede del gobierno nacional. Rogaron a la Virgen por la suerte del país. El asombro de turistas y de porteños de los barrios, que hacían turismo en el centro, era notorio.

Un aspecto digno de especial mención es que en esos contingentes que señalan la “otroeidad” de la Iglesia no se registra un especial apego a la “Misa de antes”, y al uso exclusivo del latín. Tampoco se impone la crítica al Concilio Vaticano II. La normalidad es la regla, en lo que se ve que la “otroeidad” no aparece como una cosa rara, y extravagante.

No hay Iglesia sin episcopado. El futuro de la “otroeidad” requiere simplemente que algunos obispos, silenti opere, sin llamar la atención, abran sus diócesis para que espontáneamente se integren en ellas los fieles laicos que constituyen aquellos movimientos que van surgiendo en los diversos países. La discreción es fundamental, para que el oficialismo progresista no active sus recursos de proscripción. Un problema aún irresuelto es dónde podrán formarse las vocaciones sacerdotales que vayan surgiendo. La historia reciente muestra que la imposición del progresismo tuvo como germen la corrupción del Seminario tradicional. Este fenómeno ha sido una de las características del período posconciliar, aunque en muchos países se verificó al conjuro de los intentos del “aggiornamento”, contemporáneos al Vaticano II. Sería natural que entre los jóvenes surjan vocaciones sacerdotales, ¿dónde se formarán? En su momento se han intentado alternativas a la estructura tradicional del Seminario; no han dado la solución esperada. En realidad, se podría recurrir nuevamente a aquella estructura que no es mala de suyo, y puede adaptarse a situaciones diversas. El factor clave es la inspiración, el espíritu, lo cual depende de cómo el obispo concibe la organización de su diócesis. Se trata del espíritu de su propio ministerio. El obispo debería ser el responsable directo del Seminario, aunque se valga de la participación de sacerdotes bien preparados, y que asuman sinceramente la orientación que el obispo desee implementar.

Normalmente las vocaciones surgen en el ámbito de una seria pastoral juvenil. Parece, a priori, ocioso diseñar un proyecto de pastoral juvenil. Basta más bien estar atentos a la obra de Dios entre los jóvenes de esa “otra Iglesia”, que providencialmente florece en los diversos países y ambientes. En la Jornada Mundial de la Juventud, el Sumo Pontífice equivocó completamente su discurso. En lugar de anunciar a Jesucristo, o por lo menos ofrecer una invitación a la plenitud de la condición humana, habló del “cambio climático”; ese fue su mensaje: acompañar tal circunstancia. Tenía ante sí a unos 800.000 jóvenes de todo el mundo.


Para mensurar el calibre del despiste de Roma basta recordar el mandato de Cristo a los Apóstoles: hacer que todos los pueblos sean discípulos suyos, y se configuren como naciones cristianas. El «pequeño rebaño» que es la Iglesia, debe poblar el mundo entero mediante la aceptación de la fe y el Bautismo. La «otroeidad» de la Iglesia es una especie de fermento, del cual puede crecer el cristianismo auténtico, el cristianismo según el espejo del Nuevo Testamento. El tema del «cambio climático», y la «deforestación», entre otros asuntos, son actualmente la prioridad de la Iglesia oficial; es un capítulo más de la primacía que se otorga a los problemas culturales, sociales y económicos. Ha surgido actualmente otro mito: la ideología sinodal, que apunta a incorporar la Agenda 2030 de la mundialización.

+ Héctor Aguer

Arzobispo Emérito de La Plata.


Buenos Aires, lunes 14 de agosto de 2023.

San Maximiliano Kolbe, presbítero y mártir.»

sábado, 12 de agosto de 2023

Derribos Bergoglio Inc.



DIARIO DE UNA FILOTEA

12 agosto 2023

Recordando al sabio fray Gerundio de Tormes

Durante un tiempo tuvimos el placer doloroso de leer el blog de Fray Gerundio de Tormes, al que Veritas et Vita definió en 2014, con motivo de su despedida, como uno de los más conocidos en círculos tradicionales (https://infovaticana.com/blogs/cristo-era-sabio/fray-gerundio-de-tormes-se-despide/).

Decía esta entrada en el blog en este mismo portal que fray Gerundio “solía filosofar, con buenas dosis de sarcasmo, sobre ciertos temas de la Iglesia narrando las anécdotas y disensiones que se daban en su claustro entre los jóvenes novicios modernistas y él. Tras esta despedida, el blog volvió a estar activo en 2021, temporalmente, de la pluma de uno de sus discípulos, fray Luco de FG, pero no he sido capaz de encontrar en redes ningún post escrito con posterioridad a julio del mismo año (https://fraygerundiodetormes.wordpress.com/).

Aunque ya no publique, siempre es buena ocasión para leer o releer los posts del sabio fraile, especialmente en estos convulsos días en lo que atañe a asuntos eclesiales. Aquí les dejo un par de enlaces sobre una de las obsesiones bergoglianas, la rigidez de los pastores, que esta semana ha alcanzado cotas gravísimas en la publicación de una entrevista en la revista Vida Nueva (https://infovaticana.com/2023/08/07/francisco-sobre-los-sacerdotes-rigidos-esa-coraza-esconde-mucha-podredumbre/) en que el papa afirma que tras la rigidez (ya se sabe, lo que él también llama “mundanidad” pero que parece ser en realidad celo y ortodoxia, amor a Cristo y a su Iglesia) “se esconde mucha podredumbre y dobles vidas”; una entrada en el blog de 2014, “La cáscara de la banana” (https://fraygerundiodetormes.wordpress.com/2014/12/16/la-cascara-de-banana/ ) y, otra, extrañamente, de 2017, cuando creo que fray Gerundio había dejado de escribir. Incongruencias cronológicas sin resolver aparte, vale la pena leerlo: se titula “La pastoral del insulto” (https://fraygerundiodetormes.wordpress.com/2017/02/16/la-pastoral-del-insulto/).

Soy consciente, por comentarios en posts anteriores, que a algunos lectores les disgusta tanta cita y tanto enlace, pero en este caso no hay otra manera de referirse a lo que estamos comentando. Claro que se puede abrir el blog, enlazado arriba, e ir leyendo cada una de las entradas, pero me había parecido oportuno seleccionar específicamente estas dos, por tratarse de un tema de actualidad; y otra, a la que hace referencia el título, que siempre me viene a la cabeza, por profética, cada vez que el papa realiza uno de sus cada vez más frecuentes actos de misericordia y sinodalidad. En este caso, intentar dinamitar el Opus Dei, en palabras de este portal, convirtiéndolo en una fraternidad sacerdotal; en un gran ejercicio de puesta a prueba de la obediencia de los fieles al papa pero, también, de su sentido común, puesto que los laicos de la Obra son totalmente ignorados en el último motu proprio, cuando al mismo tiempo se nos llena la boca de “la hora de los laicos” en la Iglesia.

En este contexto, viene totalmente al caso traer a colación otro magnífico post de fray Gerundio, “Derribos Bergoglio Inc.”, publicado en Religión la voz libre (https://religionlavozlibre.blogspot.com/2017/01/derribos-bergoglio-inc.html) en 2017, que comienza diciendo: “Este hombre está destrozando la Iglesia; vamos a cumplir cuatro años de derribos, desmoronamientos y devastaciones. con sal incluida. Y con malas artes, lideradas por una mafia vaticana digna de Corleone, cuando se doctoró en Palermo. cualquier católico que tenga ojos en la cara y algo de amor a la Iglesia, lo percibe”.

Tal vez no sea muy adecuado recomendar que “disfruten” de la lectura, pero sí, desde luego que la lean. Porque, después de seis años, es más actual que nunca y porque, siguiendo la ley de la gravedad, el proceso de derribo está tomando en la caída una velocidad vertiginosa.

Filotea

jueves, 10 de agosto de 2023

Ingreso libre, pero iglesias vacías. Sueños y realidades de un pontificado en el crepúsculo



La Iglesia “no tiene puertas” y por tanto todos pueden entrar, pero precisamente “todos, todos, todos, sin ninguna exclusión”. Este es el mensaje en el que más insistió el papa Francisco durante su viaje a Lisboa, en vísperas de un sínodo que -en su “Instrumentum laboris”- pone en cabeza de la lista de invitados a entrar “a los divorciados vueltos a casar, a los que viven en poligamia, a las personas LGBTQ+”.

Pero mientras tanto, en Italia, donde Francisco es obispo de Roma y primado, las iglesias se están vaciando. Una encuesta profunda realizada para la revista “Il Timone” por Euromedia Research constató que hoy solo el 58,4% de los ciudadanos italianos mayores de 18 años se identifican como “católicos”, frente al 37% de los “no creyentes”. Y los que van a Misa los domingos son apenas el 13,8% de la población, en su mayoría mayores de 45 años, con presencias aún más bajas en Lombardía y Véneto, las regiones que han sido la fortaleza histórica del “mundo católico italiano”.

Y no sólo eso. Incluso entre los católicos “practicantes”, es decir, los que van a Misa una vez al mes o más, apenas uno de cada tres reconoce en la Eucaristía “el verdadero cuerpo de Cristo”, los demás lo reducen a un “símbolo” vago o a un “recuerdo del pan de la Última Cena”. Y sólo uno de cada tres, también los que se confiesan al menos una vez al año, están convencidos de que se trata de un sacramento para la “remisión de los pecados”. No sorprende que el teólogo benedictino Elmar Salmann dijera en una entrevista el 14 de junio en “L’Osservatore Romano” que más que el número de fieles le preocupa también la declinación de la práctica sacramental, que “se hunde”.

Una decadencia que va acompañada de una notoria concesión al “espíritu de la época” en el campo doctrinal y moral. El 43,8% de los católicos practicantes considera el aborto un derecho, el 41,6% considera que es correcto permitir los matrimonios homosexuales, el 61,8% niega que divorciarse sea un pecado, el 71,6% aprueba la anticoncepción. Sólo se registra cierta resistencia en relación con el alquiler del útero, contra el cual toman partido dos de cada tres practicantes.

Pero si esta es la realidad de los hechos, ¿cuál puede ser el efecto de la insistente invitación a acoger en la Iglesia a “todos, todos, todos”, es decir, incluso a personas, como precisamente “los divorciados vueltos a casar, las personas en poligamia matrimonial, las personas LGBTQ+”, que según lo que siempre ha enseñado la Iglesia “no pueden recibir todos los sacramentos”?

Esta es la pregunta que Anita Hirschbeck, de la “Katholische Nachrichten-Agentur” [Agencia Católica de Noticias], formuló al Papa en la conferencia de prensa en su vuelo de regreso de Lisboa, el 6 de agosto.

Francisco le respondió que sí, que todos deben ser acogidos en la Iglesia, “feos y bellos, buenos y malos”, incluso los homosexuales. Pero “otra cosa es la esencia del ministerio en la Iglesia, que es el modo de hacer avanzar a la grey, y una de las cosas más importantes es, en el ministerio, acompañar a las personas paso a paso en su camino de maduración… La Iglesia es madre, recibe a todos, y cada uno hace su camino dentro de la Iglesia”.

Dicho de este modo, esta respuesta del Papa frena la carrera del “camino sinodal” de Alemania, pero no sólo eso, hacia una revolución de la doctrina de la Iglesia sobre la sexualidad.

Y es una respuesta que está totalmente en línea, más bien, con lo que está escrito en la mucho más sólida “Carta Pastoral sobre la Sexualidad Humana” publicada por los obispos de Escandinavia en la pasada Cuaresma: “Puede ocurrir que las circunstancias hagan imposible que un católico reciba los sacramentos durante cierto tiempo. No por ello deja de ser miembro de la Iglesia. La experiencia del exilio interior abrazado en la fe puede conducir a un sentido más profundo de pertenencia”.

Pero se sabe que no siempre Francisco habla y actúa con coherencia sobre estas cuestiones.

La bendición de las parejas homosexuales, por ejemplo, aunque prohibida -con el consentimiento escrito del Papa- por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe dirigido por el cardenal Luis Francisco Ladaria Ferrer, ha sido probada de hecho en varias ocasiones por el mismo Francisco.

Y ahora que Ladaria será sucedido por Víctor Manuel Fernández, el controvertido teólogo argentino favorecido por Jorge Mario Bergoglio, se puede dar por cierto que ha llegado a su fin el tiempo de los custodios de la doctrina “que señalan y condenan”, sustituido por un nuevo e irénico programa de “crecimiento armónico” entre “las diferentes líneas de pensamiento filosófico, teológico y pastoral”, que “preservará la doctrina cristiana más eficazmente que cualquier mecanismo de control”, como se lee en la inusual carta del Papa que acompañó el nombramiento del nuevo prefecto.

Un decisivo golpe de timón en esta dirección es la entrevista que “L’Osservatore Romano” publicó el 27 de julio con Piero Coda, de 68 años, secretario general de la Comisión Teológica Internacional, miembro de la comisión teológica del sínodo y profesor en el Instituto Universitario Sophia, de Loppiano, del Movimiento de los Focolares, del que es miembro de primer nivel.

La entrevista tiene por título: “No hay reforma de la Iglesia sin reforma de la teología”. Y en ella, además de las respuestas, son reveladoras las preguntas del director del diario vaticano Andrea Monda y de Roberto Cetera, uno y otro ex profesores de religión en institutos.

El punto de partida supuesto es que la teología que todavía se enseña en facultades y seminarios “es anticuada”. Y lo es porque “el hombre cambia”, también en las “relaciones entre los géneros”, y “corremos el riesgo de hablar a un hombre y a una mujer que ya no existen”, cuando en cambio “una renovación de la teología debería comenzar precisamente con una revisión del pensamiento antropológico”.

En consecuencia, también el hombre Jesús debe ser repensado en una forma nueva, sin la “fijeza” adoptada hasta ahora. Coda dice: “La antropología teológica, tal como a menudo nos la representamos, debe ser archivada en gran parte: ciertamente no en cuanto a la sustancia, pero sí en cuanto a la interpretación que se hace de ella, porque es abstracta e idealista. Presenta una visión exculpatoria del mundo y del hombre. Es necesario revivirla, repensarla y proponerla de nuevo”.

De ahí una serie de propuestas de reforma, que los entrevistadores enumeraron así al final de la entrevista: “Rebobinando la cinta de esta conversación, hemos partido del pecado original: a repensar; luego la gracia: a repensar; luego la libertad: a repensar; luego los sacramentos: a repensar. Si estuviéramos en su lugar, monseñor Coda, pensando en el trabajo que hay que hacer – partiendo de la base de que no hay reforma de la Iglesia sin reforma de la teología -, nos temblaría el pulso…”.

Si ésta es el plan de trabajo planteado, en el que todo se puede cambiar, es difícil imaginar un ocaso de pontificado más revolucionario que el actual. O más bien, más confuso.

Sandro Magister

lunes, 7 de agosto de 2023

Mons. Gabriel Mestre, otro obispo que abandona la Iglesia



Luego de la sospechosamente veloz provisión al vacante arzobispado de La Plata en la persona de Mons. Gabriel Mestre, hasta ahora obispo de Mar del Plata, se han conocido declaraciones del mitrado que no conviene pasar por alto. Es probable que hayan sido esas declaraciones las que le alcanzaron su promoción y es seguro que ellas lo ubican fuera de la comunión con la fe de los apóstoles.

En este blog nos referimos en varios ocasiones a los nombramientos episcopales del pontificado de Francisco y, en todos lo casos, se trataba de personajes mediocres y alejados de la excelencia. Con el nombramiento de Mestre tenemos algo peor: un obispo que está fuera de la comunión eclesial pues niega pública y claramente la enseñanza sostenida por la Iglesia a lo largo de dos mil años. En una de las sedes más importantes del país se sentará un obispo que no adhiere a la integridad de la fe, aún cuando el día de su toma de posesión recite el Credo. Ya no es necesario mirar a Alemania para encontrar obispos cismáticos; los tenemos en nuestro país, aunque se de la paradoja de que son nombrados por el sucesor de Pedro.

En una entrevista radial y otra realizada para un medio de prensa escrita, Mons. Mestre, al igual que lo hizo su antecesor en la sede platense, Mons. Víctor Fernández, ha negado la necesidad del estado de gracia para recibir la eucaristía, o bien, ha negado el carácter de pecado grave contra el sexto mandamiento que poseen las prácticas sexuales con personas del mismo sexo. Desde San Pablo a esta parte, la Iglesia siempre fue clara en la formulación de su doctrina sobre estos dos temas. Dice el obispo Mestre que confirmó a dos “chicas” travestis y, por el contexto, no pereciera que se trató simplemente de señores que, por diversión, se vestían de mujer sino que asumían el rol femenino en también en otras circunstancias; en pocas palabras, que mantenían habitualmente relaciones sexuales con personas de su mismo sexo. Que estas personas estén en “situación de travestismo”, es irrelevante para el mitrado, equiparable a estar en “situación de obrerismo” o en “situación de diabetismo”. No hay razón para negarles un sacramento de vivos como es la confirmación. Más aún, Mons. Mestre declaró que: “Yo hoy tengo en las estructuras pastorales nombradas a personas homosexuales, casadas incluso con el llamado matrimonio igualitario, y están presentes, cantan en misa, leen, comulgan, no comulgan si quieren, es un tema personal de ellos y están en las estructuras pastorales nombradas por el Obispo”. Y esto debe ser, insiste, “de lo más natural”; pues da lo mismo —es lo que da a entender— el sexo de la persona con la que cada cual se case.

Pareciera que Mons. Mestre tiene una particular obsesión con las personas que están en “situación de travestismo” o en situaciones análogas. En el canal de Youtube oficial de su diócesis —y según me dicen por decisión personal suya a pesar de las dudas de sus colaboradores— se publicó este video con el “testimonio” de uno de estos “católicos comprometidos” que viven una sexualidad por fuera de los cánones cristianos. Como el mismo Mons. Mestre lo dice sin ambages, se trata de que la Iglesia debe adaptarse al nuevo paradigma del mundo que no es ya el paradigma de la cristiandad. Y ese nuevo paradigma —“agenda 2030” le dicen algunos— incluye entre sus postulados el derecho universal al coito. Y, para justificar desde la moral cristiana este derecho, se recurre a argumentos emotivistas, pues son los únicos a los que puede recurrirse visto que los aportados por las Escrituras y la Tradición son lapidarios en cuanto a la condenación sin ningún tipo de atenuantes de la sodomía.

Gabo, el testimoniante del video, es ciertamente una persona culta e inteligente, sus argumentos están muy bien formulados y son, seguramente, los mismos argumentos de Mons. Mestre. Él apela a una supuesta “invitación” o “llamado” de Dios a la felicidad, al cual, debido a que siente atracción sexual por personas del mismo sexo, no podría responder. Es verdad que Dios nos llama a ser felices, pero la felicidad plena no la encontramos en esta vida sino en la otra, y sabemos también que la máxima felicidad que podemos alcanzar en este paso por la tierra exige la práctica de las virtudes. Y esto no es solamente doctrina cristiana; es también doctrina aristotélica, y estoica.

El problema reside en el concepto de felicidad que tiene Gabo. Se trata, parece, de una felicidad inmanente que consistiría en saciar una serie de apetitos y deseos. Habla, por ejemplo, de construir una pareja. Los cristianos no tienen pareja: los varones tienen novia, y luego esposa; y las mujeres tienen novio, y luego esposo. No hay otra opción. Y esta ha sido la enseñanza de la iglesia desde siempre, sólo interrumpida en los últimos años por el Papa Francisco que permitió tener concubina o concubino, y se declaró prescindente en el juicio acerca de quienes viven modo uxorio con otra persona del mismo sexo.

Se trata de emotivismo puro. Desde el punto de vista de la sensibilidad, puede resultar difícil para un sacerdote decirle a Gabo o a las “chicas en situación de travestismo”, que en sus vidas deberán abstenerse de la práctica sexual propia del matrimonio y, consecuentemente, que deberán ejercitarse continuamente en la virtud de la castidad. Pareciera que los están condenado al fracaso, a la tristeza y a la desesperación. Es mucho más fácil decirles y convencerlos de que Dios quiere que sean felices y, como la felicidad implica también el ejercicio de la sexualidad, podrán hacerlo con otra persona de su mismo sexo, porque Dios lo quiso así. Como ha dicho el papa Francisco hace dos días en Lisboa: “Dios te ama como eres y no como quieres ser”. No la vale la pena el esfuerzo de ser casto, dirá Gabo, si Dios me ama tal como soy.

El problema no es solamente que esta postura es frontalmente contraria a lo que enseña la Escritura, la Tradición y el Magisterio, sino que estamos frente otro problema: una concepción equivocada de la felicidad y de la misma vida. Dice Gabo que “la felicidad es una actitud ante la vida, que consiste en elegir”. Y eso es un error conceptual. En todo caso, la actitud ante la vida que consiste en elegir es la libertad. La felicidad se encuentra en la actualización de nuestras potencias de acuerdo a nuestra naturaleza que, entre otras cosas, consiste en ser varón o mujer y, sobre todo, en ser seres plenamente intelectuales o racionales. Consiste en vivir de acuerdo a la naturaleza y regidos por la razón; consiste en llegar al “conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo” (Ef. 4, 13), y todo eso no se consigue “viviendo en pareja”. Se consigue siendo virtuoso y obedeciendo los mandatos de Dios, nos gusten más o menos, y nos resulten más o menos comprensibles. En última instancia es una cuestión de fe: si creemos en Dios, debemos obedecerle, y nadie dijo que eso fuera fácil. Si no lo obedecemos, nuestra fe entonces es débil, o falsa. Es decir, es otra fe.

Emotivismo, puro emotivismo. Si el criterio de felicidad y de seguir el “llamado a la felicidad” que nos hace Dios debiera pasar necesariamente por tener una “vida de pareja”, ¿a cuántos dejamos en el camino como pobres infelices? Santa María Goretti, a quien asesinaron antes de llegar a la edad de casarse; santa Liduvina que pasó su vida postrada en una cama, o el beato Contardo Ferrini, que fue soltero, por nombrar a los que se me viene ahora a la cabeza.

San Pablo decía a los colosenses: “Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra”. Pareciera que ahora, con tal de poseer los bienes de abajo, es lícito incluso quebrantar la ley de arriba, o ley divina. Nuestro mundo ha proclamado el derecho humano al coito, que no pude ser conculcado por nadie, ni siquiera por Dios, y al que deben acceder todos, aún aquellos que renunciaron a él por un voto de castidad que sería inválido por retrógrado. Y no me extrañaría que fueran varios los religiosos/as que justifiquen en su conciencia el quebrantamiento de sus votos apelando a tal derecho.

No se trata de señalar con el dedo a Gabriel. Ciertamente es sincero cuando dice que quiere ser un buen cristiano, pero ha sido confundido por quienes, como Mons. Gabriel Mestre, debieran haberle mostrado el camino de la verdadera libertad.

Las máscaras van cayendo y la bruma se va aclarando. Ya vemos más claramente quiénes están en la Iglesia, puesto que conservan la fe de los apóstoles, y quiénes se están separando de ella, porque han preferido la fe del mundo.

The Wanderer

P.S. 1: Un detalle interesante. Mons. Mestre dice textualmente: “La perspectiva de Francisco, que está totalmente instalada en nuestra iglesia, donde un divorciado en nueva unión puede acercarse a confesarse y a comulgar si quiere con total y absoluta libertad. Eso hasta hace siete años no se podía y ahora se puede de manera totalmente libre”. Hasta hace siete años, no se podía; luego, con Amoris letitiae, se podía sólo despué de recorrer un camino de discernimiento acompañado por un sacerdote; ahora “se puede de manera totalmente libre”. La velocidad de la apostasía no pueden ya negarla ni los más empecinados optimistas.

P.S. 2: Vista la veloz flexibilidad en las condiciones para acercarse a comulgar, y visto que para Mons. Mestre, según deja entender en la entrevista, [“…(el sexo de la persona con la que cada cual se casa y se acercan a la Iglesia) no aparece porque no debería aparecer; porque debe ser algo natural en la vida de las comunidades”], da lo mismo el sexo de la pareja con la cual se mantengan relaciones, cabe preguntarse si, dentro de poco, no dará lo mismo también la edad o la especie de esa pareja.