

Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
Los vecinos y 100 personas estuvieron presentes y se opusieron a la destrucción.
La ciudad está gobernada por una mayoría absoluta de Izquierda Unida, de orientación comunista. Como excusa de este vandalismo, el ayuntamiento afirmó el “origen franquista” de la cruz, cuyo origen real es la crucifixión de Cristo.
La destrucción de cruces se extiende también en la República Popular de China y en las áreas controladas por el ISIS.
Esta semana ha vuelto a situarse en el foco mediático el Valle de los Caídos. Una Basílica situada en el valle de Cuelgamuros, en la sierra de Guadarrama, cuya construcción -que tuvo lugar de 1940 a 1958- ordenó el Jefe del Estado español en ese momento, Francisco Franco, tras la Guerra Civil española. Un lugar dedicado a los combatientes caídos de ambos bandos de la contienda, donde se rezaría por su eterno descanso, dejando como garantes de tal misión a una pequeña comunidad benedictina.Mucho se ha hablado de la dejadez de la Iglesia respecto a este lugar y, en concreto, con la obsesión del actual Gobierno de España, que se empecinó hace un año en sacar de ese lugar los restos del impulsor de todo aquello, Francisco Franco, sin encontrar ninguna pega por parte de la jerarquía eclesiástica española. Esta semana, el mismo Gobierno ha anunciado que “resignificará” el lugar, dejándolo como un cementerio civil y extinguiendo la Fundación de los monjes que allí viven. Por ahora el silencio de la Iglesia, de nuevo, se hace pesado.No era así hace 60 años, cuando el Papa -nada menos que Juan XXIII- concedió la condición de Basílica a este lugar. Un honor que dejaba entrever el aprecio de entonces a la intención de la obra que había impulsado Franco. ¿Defenderán los obispos españoles la voluntad de Juan XXIII?Les ofrecemos la Carta Apostólica Salutiferae Crucis, por la que Su Santidad Juan XXIII elevó al honor y dignidad de Basílica menor a la iglesia de la Santa Cruz del Valle de los Caídos:Yérguese airoso en una de las cumbres de la sierra de Guadarrama, no lejos de la Villa de Madrid, el signo de la Cruz Redentora, como hito hacia el cielo, meta preclarísima del caminar de la vida terrena, y a la vez extiende sus brazos piadosos a modo de alas protectoras, bajo las cuales los muertos gozan el eterno descanso. Este monte sobre el que se eleva el signo de la Redención humana ha sido excavado en inmensa cripta, de modo que en sus entrañas se abre amplísimo templo, donde se ofrecen sacrificios expiatorios y continuos sufragios por los Caídos en la guerra civil de España, y allí, acabados los padecimientos, terminados los trabajos y aplacadas las luchas, duermen juntos el sueño de la paz, a la vez que se ruega sin cesar por toda la nación española. Esta obra, única y monumental, cuyo nombre es Santa Cruz del Valle de los Caídos, la ha hecho construir Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España, agregándola una Abadía de monjes benedictinos de la Congregación de Solesmes, quienes diariamente celebran los Santos Misterios y aplacan al Señor con sus preces litúrgicas.Es un monumento que llena de no pequeña admiración a los visitantes: acoge en primer lugar a los que a él se acercan un gran pórtico, capaz para concentraciones numerosas; en el frontis ya del templo subterráneo se admira la imagen de la Virgen de los Dolores que abraza en su seno el cuerpo exánime de su Divino Hijo, obra en que nos ha dejado el artista una muestra de arte maravilloso. A través del vestíbulo y de un segundo atrio, y franqueando altísimas verjas forjadas con suma elegancia, se llega al sagrado recinto, adornado con preciosos tapices historiados; se muestra en él patente la piedad de los españoles hacia la Santísima Virgen en seis grandes relieves de elegante escultura, que presiden otras tantas capillas. En el centro del crucero está colocado el Altar Mayor, cuya mesa, de un solo bloque de granito pulimentado, de magnitud asombrosa, está sostenida por una base decorada con bellas imágenes y símbolos. Sobre este altar, y en su vértice, se eleva, en la cumbre de la montaña, la altísima Cruz de que hemos hecho mención. Ni se debe pasar por alto el riquísimo mosaico en que aparecen Cristo en su majestad, la piadosísima Madre de Dios, los apóstoles de España Santiago y San Pablo y otros bienaventurados y héroes que hacen brillar con luz de paraíso la cúpula de este inmenso hipogeo.Es, pues, este templo, por el orden de su estructura, por el culto que en él se desarrolla y por sus obras de arte, insigne entre los mejores, y lo que es más de apreciar, noble sobre todo por la piedad que inspira y célebre por la concurrencia de los fieles. Por estos motivos, hemos oído con agrado las preces que nuestro amado hijo, el Abad de Santa Cruz del Valle de los Caídos, nos ha dirigido, rogándonos humildemente que distingamos este tan prestigioso templo con el nombre y los derechos de Basílica Menor. En consecuencia, consultada la Sagrada Congregación de Ritos, con pleno conocimiento y con madura deliberación y con la plenitud de nuestra potestad apostólica, en virtud de estas Letras y a perpetuidad, elevamos al honor y dignidad de Basílica Menor la iglesia llamada de Santa Cruz del Valle de los Caídos, sita dentro de los límites de la diócesis de Madrid, añadiéndola todos los derechos y privilegios que competen a los templos condecorados con el mismo nombre. Sin que pueda obstar nada en contra. Esto mandamos, determinamos, decretando que las presentes Letras sean y permanezcan siempre firmes, válidas y eficaces y que consigan y obtengan sus plenos e íntegros efectos y las acaten en su plenitud aquellos a quienes se refieran actualmente y puedan referirse en el futuro; así se han de interpretar y definir; y queda nulo y sin efecto desde ahora cuanto aconteciere atentar contra ellas, a sabiendas o por ignorancia, por quienquiera o en nombre de cualquiera autoridad.Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el día siete del mes de abril del año mil novecientos sesenta, segundo de nuestro Pontificado.
Por consiguiente, Dios ha enriquecido al hombre con múltiples y variadas prerrogativas: el derecho a la vida y a la integridad corporal; el derecho a los medios necesarios para su existencia; el derecho de tender a su último fin por el camino que Dios le ha señalado; el derecho, finalmente, de asociación, de propiedad y del uso de la propiedad.28. Además, tanto el matrimonio como su uso natural son de origen divino; de la misma manera, la constitución y las prerrogativas fundamentales de la familia han sido determinadas y fijadas por el Creador mismo, no por la voluntad humana ni por los factores económicos. De estos puntos hemos hablado ampliamente en la encíclica sobre el matrimonio cristiano [14] y en la encíclica, ya antes citada, de la educación cristiana de la juventud.
Mientras el comunismo empobrece a la persona humana, invirtiendo los términos de la relación entre el hombre y la sociedad, la razón y la Revelación, por el contrario, la elevan a una sublime altura.El orden económico -social (...)
ha sido el cristianismo el primero en proclamar, en una forma y con una amplitud y firmeza hasta entonces desconocidas, la verdadera y universal fraternidad de todos los hombres, de cualquier condición y estirpe, contribuyendo así poderosamente a la abolición eficaz de la esclavitud, no con revoluciones sangrientas, sino por la fuerza intrínseca de su doctrina, que a la soberbia patricia romana hacía ver en su esclava una hermana en Cristo. (...)
Sánchez se entretuvo con los fotógrafos, incluso se hizo una foto con ellos, pero se negó a responder a los redactoresEn resumen, Pedro Sánchez Pérez-Castejón ha llegado mucho más allá en su izquierda progresista que cualquiera de sus antecesores: gobierno de coalición con los comunistas, algo que no ocurría en España desde septiembre de 1936, ya iniciada la guerra civil. A eso, unan que la calición social-comunista sólo se mantendrá con el apoyo de los anticonstitucionalistas de ERC y PNV, dos febriles odiadores de España.
No olviden que lo único que une a socialistas, comunistas y ncionalistas es su cristofobiaEl Rey que no se atrevió a hacer lo que tenía que hacer -canalizar la operación Borrell- para pararle los pies a los independentistas, se ha convertido ahora en rehén de un Sánchez a quien poco le importa que el Rey no siga en Zarzuela si él continúa en La Moncloa. SM Felipe VI se ha labrado su propia ruina y puede acabar en el exilio.