Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS
miércoles, 16 de abril de 2014
La venida de Dios al mundo ANEXO (3 de 3)
Finalmente pinchando aquí puedes leer la parte final de este ANEXO
Suscribirse a:
Entradas (Atom)