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sábado, 10 de mayo de 2025

El arzobispo de Toledo castiga y silencia al padre Francisco José Delgado tras la denuncia de un satanista al Vaticano



El arzobispo de Toledo, monseñor Francisco Cerro Chaves, ha decidido mandar callar al sacerdote toledano (y ahora exiliado en Estados Unidos) Francisco José Delgado.

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Post de F. J. Delgado el 7 de mayo de 2024


«Por orden directa de mi Arzobispo, me veo obligado a interrumpir la actividad en todas mis redes y a suspender mi participación en medios de comunicación. En esta ocasión no lo hago por mi propia voluntad», ha escrito el director y moderador del programa ‘la Sacristía de la Vendée’ en su cuenta de X/twitter.

Francisco José Delgado ha relatado que no le queda más remedio que defenderse de una calumnia de la que espera algún día poder dar detalles.

«Obviamente, a pesar de la persecución, sigo manteniendo mi propósito de ser fiel a la Iglesia de Cristo y a su jefe visible, que es el Papa Francisco. Ofrezco todos los sufrimientos de esta situación por la conversión de aquellos que dañan a la Iglesia, desde fuera y desde dentro», ha confirmado Delgado.
Denuncia de un satanista ex miembro del Sodalicio

Aunque medios de tirada nacional como Europa Press relacionan esta medida con la polémica que se originó antes de Semana Santa, nada de esto tiene que ver con aquel programa de la Sacristía de la Vendée ya que que retomaron las retrasmisiones hace un par de semanas sin ningún problema.

Para entender la desorbitada decisión de Cerro Chaves, hay que remontarse meses atrás -a enero- a un intercambio de mensajes públicos a través de la red social X/twitter entre Francisco José Delgado y un ex miembro del Sodalicio de Vida Cristiana, José Enrique Escardó, que denuncia haber sufrido abusos y que ahora simpatiza con posturas satanistas.

En enero de este año, esta persona dijo sentirse «atacada» por José Francisco Delgado y el sacerdote mexicano Juan Razo tras un intercambio de mensajes entre los sacerdotes y Escardó.

En medio de la investigación del Vaticano al Sodalicio, José Enrique Escardó la emprendió contra ambos sacerdotes a quienes denunció ante el Dicasterio para la Doctrina de la Fe. En concreto, ante el obispo Charles Scicluna, uno de los dos investigadores enviados al Perú por el Papa para estudiar el caso Sodalicio.

Según relató el denunciante en sus redes sociales, el documento (un recopilatorio de tuits de ambos sacerdotes) que envió a Roma fue recibido y leído. «Me lo ha confirmado un representante del Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano», confesó Escardó.

A través de su cuenta de X/twitter, José Enrique Escardó se jacta de haber logrado que gracias a él se haya castigado al sacerdote Francisco José Delgado. «Es la primera vez en la historia que la Iglesia católica sanciona a un cura por troll y me siento orgulloso de que haya sido gracias a mí», escribe Escardó.

Además, se atreve a acusar públicamente a Francisco José Delgado de ser «un encubridor de un sacerdote español que abusó sexualmente de una víctima que también lo denunció». Una afirmación que bien podría costarle una demanda.

El demandante también presume en sus redes sociales de posar con camisetas satanistas. Escardó también se atreve a llamar «hijo de puta y manipulador» al padre Delgado en algunos de sus tuits del pasado mes de enero.


Cientos de mensajes de apoyo

Ante la drástica medida adoptada por el arzobispo Francisco Cerro Chaves, el perfil del padre Francisco J. Delgado en la red social de Elon Musk se ha llenado de mensajes de apoyo y de ánimo.

El más contundente ha sido el páter Góngora, colaborador de la Sacristía de la Vendée. «Ante la situación provocada por insidiosas acusaciones arrojadas en altas instancias de la Santa Sede y provenientes de enemigos confesos de la Iglesia Católica, es chocante que sin tenerse en cuenta el c. 1321 del Código de Derecho Canónico, se actúe desde la autoridad eclesiástica con la severidad comunicada al Padre Francisco José Delgado», denuncia Góngora.

Además, el sacerdote almeriense denuncia que «este tipo de medidas entran en flagrante contradicción con el mensaje de misericordia y estilo sinodal que se propone como pretendida clave actual de la actuación pastoral». Otros sacerdotes como Pablo Pich o fray Nelson Medina también le han trasladado su apoyo.

Otras figuras del periodismo, política y de la sociedad civil como Enrique García Máiquez, Francisco José Contreras, Luis Felipe Utrera-Molina o Alejandro Bermúdez le han mostrado su cariño y han asegurado sus oraciones por él en este momento.

Javier Arias

viernes, 13 de octubre de 2023

Dubia y más dubia: Entrevista a Monseñor Schneider



La entrevista a monseñor Schneider (que tiene lugar al principio) dura aproximadamente 55 minutos. Es muy aconsejable escucharla, aunque sea en varias veces. Es esclarecedora y un canto a la esperanza para los católicos

Duración 54 minutos y 40 segundos (desde 7:08 hasta 1:01:48)

domingo, 8 de octubre de 2023

La Vendée. El primer genocidio de la historia contemporánea lo perpetró... la muy ilustrada y enciclopedista Revolución Francesa



Por fin una película, que todavía sigue en cartelera, Vencer o morir, cuenta la verdad de cómo se produjo el tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen, porque el sistema que se presenta como el triunfo de la igualdad, la libertad y fraternidad se cobró tantos miles de vidas humanas que, sin faltar a la verdad, se puede afirmar que la Revolución Francesa perpetró el primer genocidio de la Historia Contemporánea. Los 773 municipios afectados por la Guerra de la Vendée en vísperas de la Revolución Francesa tenían 815.029 habitantes y en la década de 1792 a 1802, al menos, desaparecieron 117.257 personas.

Y esto es lo que se cuenta en Vencer o morir, lo sucedido en la región de la Vendée, evitando herir la sensibilidad del espectador con imágenes, por ejemplo, que trasmite el informe del general Westermann al Gobierno republicano de París. Esto es lo que decía el documento oficial:

“Ya no existe la Vendée, ciudadanos republicanos. Ha muerto bajo nuestros sables con sus mujeres y niños. Acabo de enterrarla en las marismas de Savenay. Siguiendo las órdenes que me habéis dado, aplasté a los niños bajo los cascos de mis caballos, exterminé a las mujeres y ya, por lo menos, estas no alumbrarán más bandidos. No tengo ningún prisionero que reprocharme. Todo lo he exterminado”.

El 3 de marzo de 1793 se produce una sublevación en la ciudad de Cholet, situada en la región del Loira, que se convertirá en una guerra de siete años, que es lo que se conoce como la Guerra de la Vendée, aunque en realidad además del departamento de la Vendée, también se sublevaron los ciudadanos de estos otros tres departamentos franceses: Loira inferior, Maine-Loira y Deux Sèvres.

Esto es lo que decía el documento oficial: “Ya no existe la Vendée, ciudadanos republicanos. Ha muerto bajo nuestros sables con sus mujeres y niños. Acabo de enterrarla en las marismas de Savenay. Siguiendo las órdenes que me habéis dado, aplasté a los niños bajo los cascos de mis caballos, exterminé a las mujeres y ya, por lo menos, estas no alumbrarán más bandidos. No tengo ningún prisionero que reprocharme. Todo lo he exterminado”

Realmente si hubo un levantamiento popular, ese no fue el encabezado por aristócratas y burgueses de París y otras ciudades, sino el de los campesinos de la Vendée que se alzaron contra lo que se estaba legislando en la capital de Francia, como la Constitución Civil del Clero (12-VII-1790) que convertía a los sacerdotes y obispos en funcionarios del nuevo Estado republicano francés y les obligaba a renegar de su obediencia al Papa, lo que aceptó un sector del clero francés, conocidos como "juramentados", frente a los "refractarios", que se mantuvieron fieles a Roma; de ahí que en los estandartes de los vandeanos se escribiera este lema: "Viva el rey y los buenos curas". Y comprendo que a algunos de mis lectores les sorprenda mi interpretación de la Revolución Francesa y eso es lógico, porque no participo de la versión oficial que se impuso hace ya más de sesenta años y que todavía sigue vigente en universidades y centros de enseñanzas secundaria.

En 1962 Albert Soboul publicó en París su Précis d’histoire de la Revolution Française, que cuatro años después también vio la luz en España en la editorial Tecnos, traducido por Tierno Galván. Y está fue la versión que se impuso entonces, y la que nos tuvimos que embaular los universitarios de la década de los sesenta, porque el libro era de lectura y compra obligatorias. Desde entonces se sucedieron las ediciones a pesar de que François Furet calificara este libro en 1971 en la revista Annales como “el catecismo revolucionario y especie de vulgata lenino-populista”. Furet afirmaba que la orientación marxista del libro de Soboul no tenía nada que ver con una interpretación social de la historia, porque sencillamente era una manipulación política influida por el leninismo.

Y a todo esto habría que añadir los graves errores de traducción de la versión española, como puso de manifiesto en su día la historiadora Cristina Diz-Lois, alguno de los cuales provocan la risa. Así por ejemplo, cuando Soboul habla de “richerisme”, para referirse a la influencia que tuvo entre los eclesiásticos franceses las doctrinas jansenistas de Edmond Richer (1559-1631), Tierno Galván lo traduce como la “doctrina del predominio de la riqueza”. “Foncièrement” (profundamente, a fondo) lo traduce por “territorialmente”, como derivado de “foncier” (bienes raíces o territorios) con lo que se podía leer en la página 252 que “este programa social se oponía territorialmente a la burguesía que dirigía la revolución”, cuando en realidad lo que Soboult decía era que la oposición era profunda.

Pero no sigamos contando las tropelías contra la Historia que se han cometido con la interpretación de la Revolución Francesa. Miremos a la realidad, que es mucho más interesante que la ficción. Y como primera providencia vayan ustedes a ver la película, y desde luego si alguno es profesor de Historia, recomiende a sus alumnos que la vean y coméntela después en clase, que resulta muy instructiva.

La película está hecha en Francia y da por conocidas ciertas referencias, como por ejemplo cuando los vandeanos hablan de los “bleus”, porque supone que se sabe que esa palabra en francés significa "azules" y que los soldados republicanos vestían casacas de ese color. Ciertamente, a mayor conocimiento histórico de lo que sucedió en la Revolución Francesa, el aprovechamiento de la hora y media que dura la película es mayor. Pero si alguien de lo que esto leyere ignorara lo que sucedió en la Vendée y hasta en la Revolución Francesa, también esta situación tiene remedio.

En español hay muy poco, casi nada, publicado sobre la Guerra de la Vendée. Sin duda el mejor libro sobre este episodio es el escrito por Alberto Bárcena, publicado por la editorial San Román, con el título La Guerra de la Vendée, una cruzada en la Revolución. La edición tiene pocas páginas, es muy clara y su lectura no solo ayuda a entender mejor la película, sino que también amplia algunos aspectos que la cinta de Vencer o morir no pude contar, lógicamente, en la hora y media que dura.



El levantamiento de los vandeanos tuvo un componente fundamentalmente religioso, sin duda por eso este episodio de la Revolución Francesa ha sido condenado al silencio. Ellos también iban a la batalla cantando la Marsellesa, pero cambiando su letra: Allons, les armes catholiques,/ le jour de glorie est arrivé./ Contre nous de la République/ l’etendard sanglant est leve (bis). (Vamos, ejércitos católicos,/ el día de la gloria ha llegado./ Contra nosotros de la República/ se ha alzado la bandera sangrienta (bis).

La Revolución Francesa fue una sectaria persecución contra la Iglesia Católica, en un intento de hacerla desparecer; e incluso, los revolucionarios creyeron que lo habían conseguido, por eso cuando el Papa Pío VI fue hecho prisionero y trasladado de Roma a Francia, donde falleció el 29 de agosto de 1799, la prensa oficial revolucionaria anunció su muerte con estas palabras: “Pío VI, y último”.

Pues bien, el busto de este papa, que se encuentra en los Museos Vaticanos, sirve para ilustrar el libro editado recientemente por la editorial San Román de Jean de Viguerie titulado Cristianismo y revolución . Su autor, recientemente fallecido, es uno de los grandes expertos en esta época de la Historia francesa, y en poco más de trescientas páginas explica las medidas que los revolucionarios franceses adoptaron para exterminar a la Iglesia católica. Es decir, los motivos por los que en buena parte se levantaron en armas los vandeanos.



Y por aquello de que no hay dos sin tres, vaya una última recomendación bibliográfica de esta misma materia, como es la brevísima biografía de doscientas páginas, escrita también por Jean de Viguerie, titulada El sacrifricio de la tarde. Vida y muerte de Madame Élisabeth, hermana de Luis XVI, y publicado, como el libro anterior, por la editorial San Román.



La vida de Madame Élisabeth es de película, por eso la lectura de su biografía escrita por Jean de Viguerie se lee de un tirón. No, no les voy a desvelar ningunas de sus acciones y se las dejo para que se sorprendan con la lectura del libro. Pero sí que les voy a contar el final, porque no descubro ningún misterio ya que, como es sabido, Madame Élisabeth fue asesinada en la guillotina.

Quiero acabar este artículo copiando la oración que ella rezaba mientras estuvo en la prisión del Temple, consciente de que en cualquier momento la sacarían para cortarle la cabeza. La oración de Madame Élisabet se hizo muy popular en Francia y muchos soldados franceses la rezaban durante la Primera Guerra Mundial. El texto de esta oración de Madame Élisabet retrata un tipo de personas que la Revolución Francesa asesinó. Esto es lo que de continuo rezaba la hermana de Luis XVI en la prisión del Temple:
“Ignoro por completo, Señor, qué me pasará hoy. Todo lo que sé es que no me pasará nada que Vos no hayáis previsto desde toda la eternidad. Esto me basta, Señor, para estar en paz. Adoro vuestros designios eternos, me someto a ellos de todo corazón. Quiero todo, lo acepto todo. Os ofrezco todo mi sacrificio, y uno este sacrificio al de vuestro querido Hijo, mi Salvador. Y os pido, por su Sagrado Corazón y mérito infinitos, paciencia en mis males y el perfecto acatamiento que Os es debido en todo aquello que Vos queréis y permitís”.
Javier Paredes
Catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá