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sábado, 2 de septiembre de 2017

Fernando Paz analiza el terror yihadista en Europa



Los recientes atentados yihadistas en Barcelona han despertado el instinto de supervivencia y el alma dormida de algunos españoles, que ven en el islam una seria amenaza para Occidente, de raíces católicas, pero hoy sin apenas fe y espíritu combativo. Los medios de comunicación manipularon vilmente la información, haciéndonos creer que el Islam es una religión de paz y son hechos aislados.

Lejos de ir a la raíz del problema desvían la atención de los verdaderos culpables con un mensaje estúpidamente buenista. La Iglesia elude igualmente el fondo de la cuestión. Francisco ha declarado recientemente que el derecho de los inmigrantes debe estar por encima de la seguridad de los ciudadanos.


FERNANDO PAZ es historiador, profesor y escritor. Atesora una amplia trayectoria en los medios de comunicación. En esta entrevista analiza a fondo la seria amenaza del islam en Occidente en el marco de los intereses de descristianización del Nuevo Orden Mundial.

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- ¿Cómo valora los atentados yihadistas producidos recientemente en Barcelona?


España siempre ha estado en el punto de mira del islamismo radical. Recordemos que es uno de los pocos lugares de donde se le ha expulsado y, de esos pocos, seguramente el que más lamenta haber perdido. Así que existe un cierto irredentismo musulmán con respecto a lo que ellos llaman Al-Andalus, que es toda la península ibérica, y que tiene su base en el versículo 191 de la Sura 2: “Matadles donde deis con ellos y expulsadles de donde os hayan expulsado. Tentar es más grave que matar. Así que, si combaten contra vosotros, matadles: esa es la retribución de los infieles”.

Ahora bien: el que el atentado haya sucedido en Barcelona en concreto obedece a unas causas que no escapan a nadie. La primera, y decisiva, es que en Cataluña reside la mitad del total de musulmanes asentados en el conjunto de España. Es obvio que esto es fruto de una decisión consciente del nacionalismo catalanista en el poder, que ha privilegiado la emigración procedente de países musulmanes sobre la hispanoamericana por evidentes motivos ideológicos, pese a no ignorar el riesgo que se asumía en materia de seguridad.


- ¿Pueden ser un punto de inflexión del comienzo de una serie de atentados en España?


El gobierno debería haber subrayado esa responsabilidad de los gobiernos nacionalistas de la Generalidad ante los ciudadanos, particularmente ante los catalanes, dado el reto independentista que enfrentamos; pero Rajoy no puede hacer ese discurso por cuanto está en la misma línea de sumisión a los mandatos globalistas de Bruselas que la Generalidad. También porque, durante décadas, los gobiernos de Madrid han dependido del nacionalismo catalán y, en contrapartida, les han blindado con impunidad política y judicial. Y, por último, porque, por razones políticas, lo último que desea el gobierno es enfrentarse al independentismo.

Y es que existe algo llamado responsabilidad. El gobierno la tiene, la Generalidad, también, y la alcaldía de la capital catalana, igualmente. Responsabilidad del gobierno por fomentar de modo irresponsable la emigración –y esto solo ha empezado- y no garantizar la seguridad de sus ciudadanos y por las razones políticas antes apuntadas; responsabilidad de la Generalidad por impulsar la emigración islámica hacia Cataluña -en detrimento de la hispanoamericana, más difícil de catalanizar-, pese al consabido riesgo de radicalización que era previsible en una comunidad con más de ochocientos mil musulmanes; y responsabilidad del ayuntamiento de Barcelona, al que se instruyó para colocar impedimentos en la vía pública para dificultar este tipo de acciones terroristas y que se negó a llevarlo a cabo.

Si la de Barcelona fuese, efectivamente, el comienzo de una serie de acciones yihadistas en España, todos ellos tendrán su cuota de responsabilidad, que no será menguada. Además, no puede olvidarse un hecho crucial; una vez que los radicales se han establecido en la Unión Europea, pueden moverse sin cortapisas de ningún tipo por todo su territorio. Rajoy decía que este es un problema global que solo puede arreglarse con medidas globales. Pero el terrorismo islámico se ha convertido en un problema global, entre otras cosas, porque no hay controles en el seno de la UE, porque los estados no controlan sus fronteras. Ha sido la globalización la que ha facilitado la extensión del yihadismo, y más globalización sólo la alimenta.


- Llama la atención la actitud buenista de la prensa vendiendo el Islam como una religión de paz e incluso desviando la atención para no señalar a los verdaderos culpables…


Los medios forman parte esencial de la mentira oficial. Sin ellos no sería posible lo que está sucediendo en Europa. Cuando se produjeron miles de agresiones perpetradas por desplazados musulmanes a mujeres en Europa central durante la Nochevieja de hace dos años, la policía lo silenció con la colaboración de la prensa, porque de otro modo hubiera sido impensable. Finalmente, el asunto salió a la luz, pero los políticos dijeron que no se debía generalizar; hablamos de miles de agresiones. Es claro que la prensa obedece a los mismos intereses a los que obedecen la clase política y la financiera. De hecho, depende de ambas para su supervivencia. La libertad de prensa, excepto en el caso de algunos medios normalmente minoritarios, es una bufonada; todos los grandes medios repiten las mismas consignas con martilleante insistencia hasta que éstas quedan impresas en los cerebros de una población narcotizada. Los aún grandes medios de comunicación no son más que medios de intoxicación de masas.

Estos grandes grupos de comunicación, en ocasiones incluso admiten abiertamente que nos engañan, eso sí, por nuestro bien, para que no crezcan la xenofobia y el racismo. Recordemos lo que ha sucedido en Roterham: durante década y media: más de mil cuatrocientas –sí, 1.400- niñas fueron violadas en grupo al grito de “Allahu Akbar” con el pleno conocimiento de una policía que se abstenía de intervenir para no fomentar el racismo. La policía, los políticos y los periodistas callaron al unísono. Esa comunión de intereses globalistas entre los grandes grupos de comunicación y la casta política y financiera, explica que en Orlando disfrazaran la matanza islámica de crimen “homófobo” –culpando al cristianismo y al heteropatriarcado-, y que tildaran de “nazi” a otro yihadista cuando se reclamó “alemán”; o que con frecuencia se les trate de perturbados o desarraigados, o que se culpe a la pobreza, o a la desestructuración personal o familiar. Nadie puede explicar, claro, por qué esa perturbación, ese desarraigo, esa pobreza o esa desestructuración sólo lleva a perpetrar los horrendos crímenes yihadistas a personas que confiesan el Islam y por qué no se verifica el mismo fenómeno en hinduistas, sintoístas, cristianos o budistas.

El propósito es ocultar la verdadera naturaleza de los asesinos. La verdad es que los asesinos son musulmanes que matan en nombre del Islam. Ciertamente no todos los musulmanes son yihadistas, pero también ciertamente todos los yihadistas son musulmanes. Esa verdad elemental que los medios nos regatean no es ignorada por nadie, entre otras cosas gracias a que la tecnología está rompiendo el monopolio que hasta ahora ha ejercido la prensa oficial; el caso de la victoria del Brexit o de Trump, son buena muestra del desprecio que la prensa produce en amplios sectores de la población, un fenómeno claramente en alza. La buena noticia, pues, es que ese monopolio de la prensa oficialista está empezando a acabarse.


- En esta misma línea están los grupos de extrema izquierda, los mismos que condenan con contundencia la Islamofobia, y que permiten e incluso fomentan la cristianofobia…


La extrema izquierda es, para empezar, una gran mentira. Ni es antisistema ni es antiglobalización. Es un destilado del sistema y, desde luego, partidaria de una determinada globalización que llaman internacionalismo, opuesta a las políticas de recuperación de la soberanía del estado-nación, que son las únicas políticas verdaderamente opuestas a la globalización; la crítica de la extrema izquierda al sistema y a la globalización no se refiere a su naturaleza, sino a la inconsecuencia de su aplicación. Defiende objetivamente los grandes intereses del capitalismo transnacional, con plena conciencia de lo que haceMuestra, eso sí, una gran preocupación por la “islamofobia”, apenas un epifenómeno, al tiempo que fomenta una activa cristianofobia. Así, mientras exige una escrupulosa aplicación de los más exquisitos protocolos correcto-politiqueses para los musulmanes, protagoniza agresiones continuas contra los católicos. Pero es perfectamente consecuente, puesto que su objetivo es la aniquilación del cristianismo, razón por la que apoya la islamización. 


Para esa extrema izquierda, el cristianismo ha creado una sociedad patologizada que ha de ser suprimida, y el Islam es un aliado objetivo en esa tarea. Por supuesto que, si el islam triunfase, ellos serían los primeros en ser eliminados; incluso es posible que la Iglesia sobreviviese –en condiciones precarias, desde luego- pero lo que es seguro es que el ateísmo, el feminismo, el abortismo, el homosexualismo, la ideología de género…irían al cubo de basura de la historia. Y los ateos, feministas, abortistas y homosexuales vivirían un destino cualquier cosa menos envidiable.


- La hermana de un terrorista tras dar un discurso en Ripoll fue aclamada como heroína… ¿Hemos perdido la cabeza? ¿Síntoma de una sociedad enferma?. 

Vivimos una especie de Síndrome de Estocolmo colectivo. Occidente ha sido inducido a creer que toda su historia es un inmenso error y que su actuación a través de los siglos no es más que una acumulación de crímenes, explotación, saqueos y violaciones, algo de lo que avergonzarse hasta el final de los siglos y por lo que hay que pedir perdón al resto de pueblos del planeta. En el caso de España, no cabe duda de que nuestra sociedad está enferma, sí, pero no perdamos de vista una cosa; la historia de la humanidad es la historia de la lucha de élites. Cada pueblo es el reflejo de sus grupos dirigentes. Si miramos a la oligarquía que gobierna España, entenderemos lo que ocurre a nivel popular. Uno de los más llamativos sucesos de los últimos decenios ha sido la degeneración de las élites nacionales, que arrastra al conjunto social.

El marxismo, a partir de Gramsci, ha entendido esto perfectamente. Nadie niega la importancia de la base económica, pero es la esfera cultural y social lo que verdaderamente modela la historia. Ahora lo importante es lanzar el mensaje de que el Islam no es culpable, sino que lo es tan solo una minoría que utiliza a la Umma como coartada para perpetrar sus violencias; los musulmanes pasan así a ser víctimas de aquellos violentos que abusan de la inocencia y bondad del conjunto de los creyentes.


- ¿Por qué casi nadie condena la maldad intrínseca del Islam?



Casi nadie la condena…en público. Las conversaciones particulares son otra cosa. Cada día es más evidente la separación impuesta por la corrección política entre lo privado y lo público. Cada día, mayor número de personas se preguntan por qué no se puede hablar de determinadas cuestiones en público, y se sienten excluidas del discurso oficial, que no entienden y les resulta repulsivo e hipócrita. Cada día hay más personas que son conscientes de que están siendo engañadas. Si en el Corán hubiese versículos que llamasen a la matanza del infiel, esto resultaría muy incómodo para los musulmanes o sus defensores. Es evidente que eso explicaría la existencia del yihadismo, que éste tendría acomodo en el seno del Islam. ¿Es el Corán un libro que llama a perpetrar tales actos de violencia? Sin duda.

Basta con echar un vistazo a las siguientes referencias, que distan de agotar el tema: Sura 2, versículos 191 – 193; Sura 4, versículos 56- 89 – 91; Sura 4, versículo 144; Sura 5, versículo 33; Sura 8, versículos 12-13-14-15-16-17; Sura 8, versículos 38 – 39; Sura 9, versículo 5 – 14; Sura 9, versículos 29 -36 -111. Al radicalismo islámico se le condena por radical, no por islámico, sin percibir que las expresiones de violencia forman parte de la propia naturaleza del Islam.


- No se quiere ir al fondo del problema. Las mezquitas salafistas son auténticos centros de apología terrorista, ¿Nadie plantea cerrarlas. 


Las mezquitas de este tipo son, como bien dice, auténticos centros de apología terrorista. No hay dudas acerca de su papel en la generación de la doctrina más radical que muchas veces conduce al terror yihadista. Por otro lado, es una evidencia clamorosa que las mezquitas salafistas están promovidas desde países que comparten poderosos intereses con las oligarquías occidentales. Hay muchas reticencias para cerrarlas, incluso cuando las pruebas son abrumadoras. Algunas fuerzas políticas en Europa sostienen la necesidad de cerrarlas, desde el Frente Nacional en Francia hasta Alternativa por Alemania, y no cabe duda de que sus propuestas se están abriendo paso de modo decidido entre los ciudadanos de sus países. Cerrar estos centros es una indudable necesidad, aunque no resuelve el problema. Hay muchos focos de radicalización entre los millones de musulmanes que se han establecido en Europa, y cualquier solución pasa por comprometer a la comunidad musulmana. Pero ¿es eso posible? Es dudoso, aunque en todo caso es exigible.

Desde las terminales mediáticas se nos insiste una y otra vez en que los yihadistas no cuentan con un seguimiento mayoritario entre los musulmanes, pero lo cierto es que el apoyo al yihadismo en el conjunto del islam no es residual; de momento, aún estamos a la espera de multitudinarias manifestaciones de condena de los actos terroristas que se perpetran en Occidente por parte de esos millones de musulmanes pacíficos. Para ser tantos millones, parecen muy silenciosos.


- Viendo la actitud de los políticos siguiendo las pautas del Nuevo Orden Mundial, ¿antes cerrarán iglesias católicas que mezquitas. 


Puede usted estar seguro. De hecho, en la promoción del Islam que se hace desde las instancias globalistas, un objetivo básico es la destrucción de Europa, lo que incluye, como primera providencia, la del cristianismo, savia nutricional de nuestra civilización.


- También destaca una actitud tibia de la Iglesia sin atreverse a afrontar el problema del estado islámico, que decapita y atenta contra miles de cristianos…


La actitud de la Iglesia, en su conjunto, puede calificarse de tibia en el mejor de los casos, sobre todo teniendo en cuenta que en el Próximo Oriente han venido desapareciendo antiquísimas comunidades cristianas, arrasadas y aniquiladas en verdaderas orgías de terror. Mientras que no pocos cristianos de aquellas regiones dominadas por los islamistas han venido advirtiendo de lo que estaba pasando y de lo que nos va a suceder en Europa si no ponemos remedio, el Papa ha declarado recientemente que el derecho de los inmigrantes debe estar por encima de la seguridad de los ciudadanos, declaración que a la luz de lo anterior es, cuando menos, desconcertante.
Los inmigrantes que llegan a Europa son, en su inmensa mayoría, musulmanes, y entre ellos se filtran numerosos yihadistas. Esos inmigrantes son en realidad desplazados, y no tanto refugiados, como se les ha venido llamando: los verdaderos refugiados probablemente no alcancen el 5%. del total de aquellos. La visión que muchas veces se proyecta desde ciertas instancias de la Iglesia, y que parece hacer suya el Santo Padre, resulta insospechadamente ingenua, y nos puede costar muy cara.


- ¿Representa el Islam una gran amenaza para acabar con la civilización de occidente a medio o largo plazo?


Por supuesto que el Islam es una amenaza cierta que puede terminar con nuestra identidad. Aunque solo sea por su peso demográfico; en la capital de la Europa comunitaria, Bruselas, el nombre que más se oye en los paritorios es Muhammad, y más del 50% de la población es extracomunitaria; en Francia, el 30% de la población menor de 20 años es musulmana. En Bélgica y Holanda la mitad de los nacimientos suceden en el seno de la comunidad islámica y, antes de dos décadas, su población estará divida al 50% entre los holandeses de origen europeo y los de origen musulmán. En el año 2030, y de acuerdo al ritmo de crecimiento de la población, en el conjunto de Europa residirán unos 100 millones de musulmanes. Eso sin contar con una eventual entrada de Turquía en la UE, algo que no hace mucho parecía inminente (y que en 2030 alcanzaría una población de 90 millones).

Además de la cuestión demográfica está la cultural y religiosa; los musulmanes creen en lo que les hace ser lo que son; Occidente no. Por eso tenemos hoy dos amenazas: una interna y otra externa. La externa es la islámica; la interna, aquello que nos corroe, que nos está matando, que nos asfixia, desde la corrección política hasta el marxismo cultural, el globalismo y la ideología de género. La amenaza más peligrosa es la interna; sin ella, la amenaza externa lo sería mucho menos. Si nos empecinamos en los errores o simplemente no hacemos nada, pereceremos; pero si somos fieles a nuestra alma, aún podremos salvarnos. En nuestras manos está.

Javier Navascués

Así son los países en función del porcentaje de musulmanes (José Roberto Roca Torregrosa)



EL ISLAM ES UNA IDEOLOGÍA Y NO UNA RELIGIÓN

Nos estamos perdiendo en asuntos provincianos y locales, cuando el peligro viene de fuera y es muy superior a lo que pensamos. Lo tenemos en casa ya desde hace mucho tiempo.


El Islam es una forma de vida completa, total. No es una religión, ni es un culto. Es una ideología capaz de asumir en sí misma todos los componentes sociales, jurídicos, militares, económicos, políticos y falsamente religiosos, y que, además, es impermeable a debates, razonamientos o libertad de expresión alguna, siendo ése falso concepto religioso, que les hace rezar, humillados y sumisos, varias veces al día, de cara a la Meca, el aglutinante, el engrudo que une al resto de componentes.

Como la “gota malaya”, la islamización comienza cuando el número de mahometanos/musulmanes permite poder hacer campañas a favor de privilegios religiosos, que en nuestra sociedad, tolerante, multicultural, y políticamente correcta, son aceptados, sin reparar que, junto a esos “privilegios religiosos” llegan también, como parásitos o rémoras, el resto de componentes, sociales, económicos, jurídicos (la Sharia) que tienden a infiltrarse en nuestro modo de vida, naturalmente sin adaptarse a él.

El “modus operandi” es claro y transparente:
Hay establecido un “umbral de ataque”:

Siempre que la población mahometana/musulmana permanezca por debajo del 2% del total del país, será admitida como una
minoría amante de la paz, y no como una amenaza para los no mahometanos/musulmanes. 
Esto ocurre en:

EE.UU.- 0,6% de musulmanes
Australia.- 1,5%
Italia.- 1,5%
Noruega.- 1,8%
China.- 1,8%
Canadá.- 1,9%

Hay que destacar que Canadá ya está dictando leyes que favorecen a los musulmanes en detrimento de los no musulmanes.

Cuando la población se sitúa entre el 2,0% y el 5,0%, los musulmanes comienzan su particular proselitismo entre las minorías más fácilmente manipulables, sean étnicas, antisistema o simplemente descontentos, incluídas cárceles o bandas callejeras.

Dinamarca.- 2,0% de musulmanes.
Reino Unido.- 2,7%
Alemania.- 3,7%
España.- 4,0%
Tailandia.- 4,6%

Hay que resaltar que, aunque aún no lleguen al 5% en Alemania, hay ciudades en las que están amenazando a los ciudadanos, y exigiendo la implantación de la Sharia en algunos barrios.En España, algunos colegios ya han retirado diversos alimentos de sus menús, por “impuros”. 

A partir del 5,0%, los musulmanes fuerzan su influencia exponencialmente en relación al porcentaje de población que representan: exigirán la introducción de alimentos “halal” en escuelas y supermercados, que sólo pueden ser tratados por sus propios manipuladores, asegurándose empleos. Seguidamente llegan las amenazas a cadenas de supermercados para que los sitúen en sus estanterías. Hace ya mucho tiempo que esto está sucediendo, con la aquiesciencia de las autoridades en países como:

Francia.- 8,0% de musulmanes
Trinidad y Tobago.- 5,8%
Holanda.- 5,5%
Suecia.- 5,0%
Filipinas.- 5,0%
Suiza.- 4,3%

En estos países fuerzan para que los gobiernos les permitan regularse bajo la Sharia (la ley islámica) dentro de sus ghettos, pero su objetivo, no lo dudemos es establecer la Sharia en todo el mundo. Francia tiene ciudades como Marsella, que superan ampliamente el 8% de musulmanes, y donde ya impera en la práctica la ley islámica, así como en algunos “banlieus” de París.

Al llegar al 10% de la población, fuerzan la anarquía como un medio de quejarse, falsamente, de sus condiciones de vida en el país. Lo vemos constantemente en ciudades como París, patrullada por el ejército, pero en la que aumentan las algaradas, y los destrozos, con quemas de automóviles y de mobiliario urbano. En este punto ya, cualquier acción no musulmana es ofensiva para el Islam, y contraatacan con amenazas e insurrecciones. Lo hemos visto en Amsterdam, tras publicarse unas viñetas sobre Mahoma, y algunos films sobre el Islam. Esto se ve a diario en los países que citamos:

Guyana.- 10,0% de musulmanes
Kenia.- 10,0%
India.- 13,4%
Rusia.- 15,0%
Israel.- 16,0%

Los disturbios alcanzan el nivel de espeluznantes, con quema de iglesias, asesinatos esporádicos y formación de grupos paramilitares jihadistas cuando alcanzan el 20% de la población. Países como
Etiopía con un 32,8% de musulmanes.

Ya con un 40% de la población, se experimentan masacres generalizadas, ataques terroristas crónicos y guerra ininterrumpida de milicias paramilitares, como ocurre en:

Bosnia.- 40,0% de musulmanes
Chad.- 53,1%
Líbano.- 58,7%

Al alcanzar un 60% de población musulmana, más de la mitad de los individuos del país, las persecuciones de los no creyentes, incluyendo a los mahometanos no ortodoxos, son salvajes, añadiendo el genocidio, es decir, la limpieza de los que no siguen la Sharia al pie de la letra, usada como arma justificativa, y el establecimiento de la Jizya, el impuesto sobre todos los infieles, como ocurre en:

Malasia.- 60,4% de musulmanes
Albania.- 70,0%
Sudán.- 70,0%
Qatar.- 77,5%

A partir del 80%, el objetivo es un estado 100% mahometano/ musulmán, por lo que hay jihad total sobre la población no islámica, y limpieza étnica genocida por parte del Estado. Ya se está practicando, y en vías de conseguirlo en:

Bangla Desh.- 83,0% de musulmanes
Indonesia.- 86,1%
Egipto.- 90,0%
Siria.- 90,0%
Tajikistán.- 90,0%
Jordania.- 92,0%
Emiratos Árabes.- 96,0%
Pakistán.- 97,0%
Irak.- 97,0%
Irán.- 98,0%
Gaza.- 98,7%
Marruecos.- 98,7%
Palestina (estado no reconocido).- 99,0%
Turquía.- 99,8%

Dar-es Salaam, es decir, el Paraíso de la Paz Islámico comienza cuando el 100% de la población es musulmana, las Madrarazas (madrassas) son las únicas escuelas, y el Corán, la última palabra, tal como ya ocurre en:

Afganistán.- 100,0% de musulmanes
Arabia Saudí.- 100,0%
Somalia.- 100,0% y
Yemen.- 100,0%

Aún así, la paz jamás se alcanza, dado que en estos estados con el 100,0% de musulmanes, aquellos más radicales intimidan y vomitan odio, asesinando a los menos radicales por diversas, y a menudo, incomprensibles razones.

“Antes de cumplir los nueve años, ya había aprendido la doctrina básica de la vida árabe: Yo contra mi hermano, yo y mi hermano contra nuestro padre; mi familia contra mis primos y el clan. El clan contra la tribu, la tribu contra el mundo, y todos juntos, contra los infieles”. 

Es imprescindible entender, y si no lo hacemos estamos perdidos, que, en algunos países como Francia, con sólo un 8,0% de población musulmana, ésta vive en auténticos ghettos, dentrode los cuales son el 100% y viven bajo la Ley de la Sharia. La policía no se atreve a entrar en esos ghettos, y el gobierno es incapaz de controlarlos. Son un Estado dentro de otro Estado, con sus propias leyes.Allí no hay tribunales, ni escuelas nacionales, ni establecimientos religiosos no musulmanes. Francia lo ha consentido, y nosotros estamos cerca de sufrirlo. Los niños sólo asisten a las Madrazas, (madrassas), y sólo estudian el Corán. 

Relacionarse con lo que ellos denominan “un infiel” es considerado un crimen punible con la muerte. En efecto, en algunas áreas de ciertas naciones, los imanes y los extremistas radicales ejercen más poder del que representaría su propia demografía. Y lo hemos consentido.

Mil quinientos millones de musulmanes suponen hoy el 22% de la población mundial, pero su tasa de natalidad es seis veces superior a las de los cristianos, hinduistas, budistas, judíos y el resto de creyentes.

A final de éste siglo, superarán el 50% de la población del mundo.

Éste es el futuro que nos espera, salvo que tomemos conciencia, y se les obligue a vivir en sus países disfrutando de su “cultura”, porque en los últimos cien años no aportaron nada a la humanidad, y no hay razón para pensar que lo vayan a hacer ahora. Ya es hora de que empecemos a ganar.

José Roberto Roca Torregrosa