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martes, 17 de octubre de 2023

‘No podemos obligar al cuerpo humano a aceptar un código genético extraño’: Dr. McCullough sobre la tecnología de ARNm



El cardiólogo Dr. Peter McCullough advirtió que las vacunas de ARN mensajero (ARNm) inyectan “código genético extraño” en los seres humanos, que el cuerpo no logra descomponer ni expulsar durante un período prolongado de tiempo.

La investigación sobre el ARNm “se ha realizado durante décadas”, dijo el Dr. McCullough durante una entrevista. El Premio Nobel de Medicina de 2023 fue otorgado a dos científicos por hacer que “el ARN mensajero dure mucho tiempo en el cuerpo humano”, dijo. “Quiero decir, ha sido probado en múltiples aplicaciones… Es un fracaso absoluto. Fue simplemente la peor idea jamás haber instalado el código genético de una proteína letal sin poder desactivarlo. No fue el hecho de que fuera apresurado; simplemente está mal concebido desde el principio”.
“No podemos obligar al cuerpo humano a aceptar un código genético extraño y producir una proteína extraña… El ARN mensajero para las vacunas es un concepto completamente fallido. Es un concepto peligroso‘”.
Durante un testimonio en el Parlamento Europeo el mes pasado, el Dr. McCullough dijo: «No hay un solo estudio que demuestre que el ARN mensajero se descompone» en el cuerpo humano una vez que se inyecta. «No hay ningún estudio que demuestre que salga del cuerpo». Dado que las vacunas “se fabrican sintéticamente, no se pueden descomponer”. Añadió que se descubrió que la proteína letal de las vacunas [COVID-19] encontrada en el cuerpo humano después de la vacunación estuvo circulando “al menos durante seis meses, si no más”. En el caso de las inyecciones estacionales, es decir, recibir una inyección o un refuerzo al final de los seis meses como recomiendan las autoridades, «hay otra instalación en el hecho de que hay más proteínas circulantes potencialmente letales».

El científico Drew Weissman, que ganó el Premio Nobel de Medicina en 2023 por su papel en el desarrollo de la tecnología de ARNm, advirtió en un artículo de 2018 que los ensayos clínicos de vacunas de ARNm no solo produjeron “ resultados más modestos en humanos de lo que se esperaba según modelos animales ”, pero que los “efectos secundarios no fueron triviales”.
Los comentarios del Dr. Mccullough se producen mientras la Fundación Gates está gastando 40 millones de dólares en países de África y otras naciones económicamente atrasadas para producir nuevas vacunas de ARNm en un esfuerzo por prevenir enfermedades como la tuberculosis y la malaria.
Ocultar una ‘amenaza a la seguridad global’

En la entrevista con Steve Deace, el Dr. McCullough dijo que el gobierno no desconocía la ineficacia de la tecnología, ya que la han estado probando durante casi 40 años. Se refirió a un artículo de febrero de 2023 publicado en el British Medical Journal (BMJ), que citaba que el gobierno estadounidense ha estado invirtiendo miles de millones de dólares en el desarrollo de tecnología de ARN mensajero desde 1985.

El Dr. McCullough citó otro artículo que afirmaba que había “más de 9.000 patentes sobre ARN mensajero. Y todos los cesionarios de patentes son grandes entidades. En la cima está Sanofi, luego Cervavac, BioNTech, Moderna y el gobierno de Estados Unidos. Ninguna persona inventó el ARN mensajero. Alguien que aparece en 2021 y dice: ‘Sabes que lo inventé’. Eso es imposible. Esto ha estado ocurriendo por décadas.»

El Dr. McCullough señaló que Estados Unidos y China han estado “colaborando durante años” en su investigación sobre el coronavirus infeccioso y letal. “De hecho, mintieron intencionalmente al mundo y dijeron que el virus surgió de la naturaleza. Sabían que procedía del laboratorio de Wuhan”, dijo, citando un artículo de investigación de Ralph Baric y el Dr. Zhengli-Li Shi que se publicó en la revista Nature en 2015. El Dr. Zhengli-Li Shi está afiliado al Instituto de Virología de Wuhan, mientras que el Sr. Baric es del Departamento de Epidemiología de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.

‘Retirar del mercado todas las vacunas contra la COVID-19’

En su entrevista, el Dr. McCullough hizo tres recomendaciones. 

«En primer lugar: he pedido al Senado de Estados Unidos [y] ahora al Parlamento Europeo [que] retiren del mercado todas las vacunas contra la COVID-19 antes de que alguien más resulte perjudicado».

“En segundo lugar, Estados Unidos, la UE y todas las naciones occidentalizadas [deberían] retirarse de la OMS. No son confiables. 

Y número tres, sigo al Consejo Mundial de la Salud. Recomiendo suspender todas las vacunas infantiles y todo el programa de vacunación hasta que esto se aclare, ya que el ARN mensajero ahora está en el programa sin ninguna preocupación por la seguridad.

jueves, 10 de febrero de 2022

Transcripción completa y PDF para descargar de la intervención de Joan-Ramón Laporte Roselló en el Congreso de los Diputados



https://www.eldiestro.es/2022/02/transcripcion-completa-y-pdf-para-descargar-de-la-intervencion-de-joan-ramon-laporte-rosello-en-el-congreso-de-los-diputados/



A continuación podrán leer ustedes la transcripción de la intervención de Joan-Ramón Laporte Roselló en el Congreso de los Diputados.

“Señorías

Agradezco a esta Comisión su invitación a comparecer para comentar aspectos relativos a la campaña de vacunación contra la covid-19 en España.

En primer lugar, me presentaré. Inicié la FV en España y el SEFV en los años ochenta, fui director del centro coordinador del SEFV y miembro de la CNFV hasta la creación de la AEMPS en 1999, y desde esta fecha hasta la actualidad he sido experto externo de esta institución (durante un tiempo miembro de su consejo asesor). Fui presidente del Comité de Medicamentos Esenciales de la OMS en 2004. He publicado más de 250 trabajos originales de investigación en farmacología clínica, farmacovigilancia y farmacoepidemiología, y dirigí el Centro Colaborador de la OMS en FE hasta 2017. En la actualidad soy también experto externo de la EMA, en materia de farmacovigilancia y formo parte del Comité Científico del GIS EPI-PHARE de la Agencia Francesa del Medicamento y la Alta Autoridad de Salud de Francia.

No tengo conflictos de intereses relacionados con la industria farmacéutica o de productos sanitarios.

Se me ha convocado a opinar sobre “problemas y dificultades que se hayan producido hasta la fecha en el proceso de vacunación, y en la aplicación por parte de las administraciones públicas competentes de la Estrategia de vacunación frente a la COVID-19 en España y sus posteriores actualizaciones”.

He podido escuchar gran parte de las comparecencias ante esta Comisión, y he pensado que puedo aportar comentarios sobre tres cuestiones: la farmacovigilancia de las vacunas y el papel de las agencias reguladoras (la AEMPS en España y la EMA en la UE), algunos aspectos de la campaña de vacunación y derechos de propiedad intelectual sobre las vacunas.

Primero. Farmacovigilancia, AEMPS y EMA

En materia de farmacovigilancia, los comparecientes en esta Comisión representantes de la AEMPS han descrito los complejos procedimientos y mecanismos de coordinación que han desarrollado para hacer frente a la epidemia de SARS-CoV-2: reuniones, coordinación entre diferentes organismos de la administración, con otros estados miembros de la UE y la EMA, y con las CCAA. Procedimientos, pero escasos resultados, se si exceptúan los relativos a la alta tasa de vacunación alcanzada.

Análogamente, los Informes de Farmacovigilancia de la AEMPS (el último, el 12º, publicado el 26 de enero de 2022, informan de más de 55.000 notificaciones de efectos adversos hasta el 9 de enero de 2022. De estas, 375 tuvieron desenlace mortal, y más de 11.000 fueron calificadas como graves, (cito) “entendiéndose como tal cualquier acontecimiento adverso que requiera o prolongue la hospitalización, dé lugar a una discapacidad significativa o persistente, o a una malformación congénita, ponga en peligro la vida o resulte mortal, así como cualquier otra condición que se considere clínicamente significativa” (fin de la cita).

https://www.aemps.gob.es/informa/boletines-aemps/boletin-fv/2022-fv/12o-informe-de-farmacovigilancia-sobre-vacunas-covid-19/

La publicación de estos datos puede ser vista como un ejercicio de transparencia, pero la realidad es que a falta de detalles son difícilmente interpretables.

Por ejemplo, a pesar de que en esta fecha se estaba iniciando la vacunación infantil y de adolescentes, y de que se citan 872 efectos adversos en menores de 20 años, el Informe no comenta los casos en este grupo de edad, precisamente el que concita mayores incertidumbres sobre la conveniencia de la vacunación.

La transparencia no consiste solamente en subir informes técnicos a la web (que también), sino en iluminar, en ayudar a dirigir la mirada y ayudar a comprender. De lo contrario, se siembra el terreno para que proliferen la desconfianza y las suspicacias. Quién sabe si por una intención de esconder la información en una montaña de datos, o quizá porque se entiende (equivocadamente) que esta Comisión no es el foro para debatir cuestiones técnicas, este tipo de datos no ha sido presentado ante Sus Señorías, de modo que la propia Comisión no ha tenido la oportunidad de preguntar sobre el uso que se hace de ellos.

Señorías, les quiero comentar algunas cuestiones técnicas que puede entender cualquier ciudadano, que creo que les pueden ser útiles. Doce consideraciones.

Las primeras vacunas disponibles contra la covid-19 en España, y las más utilizadas hasta el día de hoy, han sido Comirnaty de Pfizer (54M dosis hasta el pasado 9 de enero) y Spikevax de Moderna (14 M dosis). Estas dos vacunas se basan en una nueva tecnología. Así como las vacunas tradicionales son gérmenes atenuados o porciones de ellos que estimulan el sistema inmunitario, las vacunas de ARN mensajero introducen un ácido nucleico que da instrucciones a células de la persona vacunada para que fabrique una proteína del virus (la spike protein), que a su vez estimulará el sistema inmunitario. Conviene recordar que el DRAE define una vacuna como (cito) “preparado de antígenos que, aplicado a un organismo, provoca en él una respuesta de defensa”. Según esta definición, las llamadas vacunas de Pfizer y Moderna no son verdaderas vacunas. Son fármacos basados en una tecnología nunca usada en terapéutica hasta ahora, y menos en campañas masivas. De ahí que la vacunación masiva supuso un gran experimento global, sin precedentes en la historia.

Los resultados de los primeros ensayos clínicos (EC) sobre las vacunas de Pfizer y de Moderna, publicados en diciembre de 2020, mostraron valores de eficacia preventiva de 90% o más. Parecían convincentes, y el mundo comenzó a respirar (nunca mejor dicho) con la perspectiva de las vacunas, y a suspirar por ellas. Pero debíamos ser conscientes de que entrábamos en un experimento preventivo vacunal global, por su extensión y por la nueva tecnología que entrañaba.

Un EC da información preliminar, que debe ser comprobada en la práctica (de esto se ocupa la farmacoepidemiología). Por ejemplo, en el EC sobre la vacuna Pfizer-BNT, de más de 43.000 participantes solo cinco fueron mayores de 85 años, y solo un 4% mayores de 74 años. Sin embargo, como todos sabemos, la vacunación comenzó en los mayores de 80 años; la primera persona vacunada en España tenía 96 años.

Los EC de medicamentos y vacunas son diseñados, realizados e interpretados por la compañía promotora. El control de calidad de los datos recogidos también corre a cuenta del promotor, y el control de la gestión de datos por las administraciones públicas se basa en inspecciones, que son ocasionales. Recientemente el BMJ describió irregularidades en el ensayo de Pfizer, conocidas como PfizerGate.


El fraude es habitual, a menudo en la catalogación y archivo de los acontecimientos adversos. También se comete fraude en los EC sobre vacunas.

Estoy autorizado a contarles un ejemplo. El equipo RxISK, se autodescribe como un grupo “de expertos médicos de alto nivel de reputación internacional en la detección precoz de efectos adversos de medicamentos y en la mitigación de sus riesgos, farmacovigilancia y atención de pacientes”. Fue constituido en 2012 y dirigido por el Profesor David Healy, de la Universidad McMaster de Canadá. En colaboración con RxISK, decía, hemos entrevistado y revisado hasta ahora la historia clínica de tres participantes en ensayos clínicos (uno en Pfizer adultos, uno en Pfizer pediatría y uno en el de adultos de AZ), que han padecido efectos adversos graves e incapacitantes, y que han sido literalmente “desaparecidos”, de los informes de estos ensayos. Puedo decir que no es cierto que no se registraran acontecimientos adversos graves en los EC; por el contrario, comenzamos a tener constancia de que algunos problemas fueron escondidos debajo de la alfombra. Estos casos se harán públicos dentro de unas semanas en la web de RxISK. 


En las publicaciones de los EC se ofrecen solo datos muy generales, y de forma agrupada. Además del fraude, también es habitual la presentación tendenciosa de los resultados de los EC.

Tendenciosidad que consiste por ejemplo en expresar la eficacia en términos relativos, y no absolutos. Por ejemplo, en el ensayo de Pfizer, se registraron 162 casos de covid-19 en el grupo placebo, comparado con 8 en el grupo vacunado, una diferencia de 95% en términos relativos. 

No obstante, la realidad fue que la incidencia de PCR positiva (ni tan solo enfermedad clínica) había sido de menos de 1% en el grupo placebo, comparado con 0,04% en el grupo vacunado, una diferencia de menos de 0,9% en términos absolutos. https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/nejmoa2034577

O consistente en ocultar determinados resultados en el artículo publicado. Por ejemplo, en los EC con la vacuna Pfizer se registraron 14 muertes en el grupo placebo, y 15 en el grupo vacunado.


En el de Moderna se registró el mismo número de muertes (14) en cada grupo.

https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2113017 

(No Señorías, los EC no han demostrado que las vacunas salven vidas). El número de fallecimientos registrados en cada grupo no fue ni tan solo mencionado en sendos artículos publicados en el NEJM, y solo se podía encontrar después de revisar decenas de páginas del material suplementario


No dispongo del tiempo necesario para aburrirles extendiéndome en otros detalles. Pero les aseguro que los resultados de los EC promovidos por las compañías farmacéuticas deben ser considerados más bien como indicios, y de ningún modo como “evidencias”. Según el DRAE, es “evidente” lo que es “cierto, claro, patente y sin la menor duda”. Triste ironía, que expertos y dirigentes de instituciones sanitarias sigan insistiendo en evidencias ante una enfermedad nueva y por tanto poco conocida, imprevisible en su evolución epidémica y en las secuelas que va a dejar. Las llamadas evidencias sobre las vacunas no tenían nada de cierto, nada de claro, y, sí, muchas patentes.

En cualquier caso, los resultados obtenidos en cualquier EC deben ser revisados con detalle por expertos en la materia, lo que requiere tiempo, sin duda, pero también transparencia.

Pfizer, por ejemplo, anunció que haría pública la totalidad de los resultados de su EC principal sobre la vacuna en 2025. Pues bien, parece que ni esta fecha era cierta. El pasado mes de enero, a petición de varias organizaciones civiles por la transparencia, un juez federal de EEUU obligó a la FDA y Pfizer a hacer públicos estos resultados en un lapso de meses, en lugar de los 75 años que pretendía la compañía y que había pactado con la FDA.

Además, los resultados de los EC deben ser confirmados por la práctica, y esto requiere un muy cuidadoso seguimiento epidemiológico del experimento global de la vacunación contra la covid-19. De ahí la necesidad de la farmacovigilancia.

A pesar de los resultados aparentemente optimistas de los EC sobre las vacunas contra la covid-19, había en enero de 2021 por lo menos cinco áreas de incertidumbre:

Duración. Disminución de 20-30% de la eficacia relativa en 6 meses. En lugar de tomar nota de esta insuficiencia de las vacunas, los fabricantes acogieron esta noticia con subidas de su cotización en bolsa: si el producto es ineficaz, habrá que ir repitiendo dosis, si es posible durante toda la vida, el sueño de cualquier vendedor de medicamentos para el colesterol o la osteoporosis, o de crecepelos. La realidad es que necesitamos mejores vacunas, en términos de eficacia protectora.

La eficacia de las vacunas frente a la cepa Delta fue inferior a su eficacia frente a la cepa Alfa. La experiencia reciente ha mostrado que las vacunas no han funcionado frente a la cepa Omicron.

Por ejemplo, los datos oficiales reproducidos por el Prof. Luis Carlos Silva relativos a Cataluña muestran que entre el 23/12 y el 12/01/22, se registraron 37.200 diagnósticos de covid-19 por PCR en personas vacunadas, y 30.350 en no vacunadas.

¿Evitan la transmisión o contagio? Está claro que las vacunas no evitan la transmisión de la enfermedad, de modo que el pasaporte o certificado COVID carecía de base científica, y además puede haber contribuido a aumentar el número de casos, puesto que daba una falsa sensación de seguridad a quienes lo obtenían.

Efectos adversos. Por ejemplo:

Respuesta deplorable de EMA. Señal a finales de enero. PRAC se reúne a principios de marzo. Rueda de Prensa 31 de marzo: los responsables de farmacovigilancia afirmaron que no disponían ni tan siquiera de cifras de vacunación por edad y sexo en los estados miembros.


Además, se insistía en baja incidencia, sin distinguir la real de la notificada.

https://www.ema.europa.eu/en/news/astrazeneca-covid-19-vaccine-review-very-rare-cases-unusual-blood-clots-continues Infranotificación: 

En Cataluña, de 1/1 a 18/4 2021: 53 notificados https://bit.ly/33vz99K, comparado con 540 en bases de datos sanitarias


No más con AZ que con Pfizer o Moderna.

Miocarditis y pericarditis. Al igual que con las trombosis, las estimaciones de incidencia han ido subiendo. Problemas cardíacos en atletas, jugadores de fútbol y espectadores vacunados. 


Acceso a escala global. Tercera parte.

Por otra parte, el seguimiento de la seguridad de las vacunas ha puesto de manifiesto las deficiencias de la farmacovigilancia en la Unión Europea. La EMA ha reaccionado tarde y de manera paquidérmica e insuficiente ante las señales de efectos indeseados que han ido surgiendo y sus vacilaciones no han ayudado a las autoridades de los estados miembros a orientar la campaña de vacunación según los resultados obtenidos. Han prevalecido los procedimientos y la burocracia por encima de la ciencia, el sentido común y la atención a las incertidumbres inherentes al experimento global emprendido.

No se trata (solamente) de un incidente o de la ineptitud de algún funcionario. La EMA, financiada en más de un 80% con las tasas aportadas por las compañías farmacéuticas, está concebida para autorizar la comercialización de medicamentos y vacunas, pero no para interactuar con los sistemas sanitarios de los estados miembros.

La pandemia ha hecho evidente que la legislación europea sobre farmacovigilancia, basada en la notificación voluntaria y en planes de gestión de riesgos desarrollados por las propias compañías fabricantes, está más concebida para proteger a estas últimas que para proteger a los ciudadanos.

En este contexto, quisiera comentar también el escaso uso que se ha hecho de las bases de datos sanitarias en España, para hacer un seguimiento de la vacunación y de sus efectos beneficiosos e indeseados en el contexto de la epidemia. Probablemente no se trata solo una oportunidad desaprovechada y perdida, sino más bien del reflejo de la falta de voluntad del sistema nacional de salud para ser un verdadero productor de conocimiento, y no un mero receptor pasivo de mensajes de clara intencionalidad comercial, un comprador ignorante de tecnología, que a menudo paga humo a precio de oro. La pandemia también ha puesto en evidencia la existencia de un enorme mercado de explotación de bases de datos sanitarias para estudios epidemiológicos, canalizado por la EMA de manera no democrática, incluso colonialista, en connivencia con centros universitarios “adictos”.

Segundo. Campaña de vacunación


Residencias. La epidemia incidió especialmente en residencias de personas mayores, sobre todo al principio. La mortalidad fue 57 veces más alta en las residencias. Presumimos de sistema sanitario, pero dejamos a los más vulnerables en manos de la iniciativa privada. ¿Cuáles son los factores de riesgo de morir en una residencia? Sin duda la edad y la pluripatología, pero también la mala atención y la polimedicación innecesaria.

Una amplia variedad de fármacos, que ya eran de consumo generalizado antes de la epidemia, incrementan el riesgo de neumonía y la mortalidad por neumonía, de modo que al comienzo de la epidemia era de esperar que también incrementaran la mortalidad por Covid-19.

Por ejemplo, hace años que se sabe que los fármacos neurolépticos (antipsicóticos) duplican o incluso cuadruplican el riesgo de neumonía. En Cataluña unas 100.000 personas mayores de 70 años los consumen de manera continuada, en la mayoría de los casos en indicaciones no autorizadas. Al inicio de la pandemia consumían neurolépticos 22.000 de las 64.000 personas que vivían en residencias.

Muchos otros fármacos que tienen efecto depresor del sistema nervioso central también incrementan sensiblemente el riesgo de neumonía: analgésicos opioides como tramadol o fentanilo, hipnóticos, sedantes (también llamados ansiolíticos como loracepam, Orfidal), antidepresivos como el Prozac, fármacos con efecto anticolinérgico, gabapentina y pregabalina (Lyrica). Los inhibidores de la bomba de protones (omeprazol y similares) también incrementan sensiblemente el riesgo de neumonía.

Un 75 por ciento de los mayores de 70 años consume como mínimo uno de estos fármacos.


El 8 de abril de 2020 envié un informe sobre esta cuestión a la AEMPS (versión actualizada: https://rxisk.org/medications-compromising-covid-infections/. La respuesta fue más o menos “Gracias, pero ¿qué podemos hacer?” 

La misma Agencia que tiene la función legal de delimitar las indicaciones de cada medicamento comercializado no es capaz de hacer cumplir sus reglas. Repito lo dicho anteriormente cuando hablaba de FV: procedimientos, muchos procedimientos, pero sin atención a los resultados y en desconexión del sistema sanitario.

En los últimos meses se han publicado numerosos estudios que confirman las previsiones que hice al inicio de la pandemia. En particular, un estudio sobre la totalidad de la población de Escocia, en el que se compararon algo más de 4.000 casos de Covid-19 grave (ingreso en UCI o muerte) con 36.738 de Covid-19 leve, concluyó que un 38% de los casos graves (ingreso en UCI) o mortales de Covid-19 hasta junio de 2020 serían atribuibles a la exposición a estos fármacos. 

https://bmcmedicine.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12916-021-01907-8

Lo más preocupante de esta cuestión es que numerosos estudios han mostrado de manera repetida que como mínimo un 40% de las personas expuestas a estos fármacos, los reciben sin justificación clínica alguna. Para algunos medicamentos, el consumo injustificado puede ser del orden de 80%.
Enfermar o morir per haber tomado un fármaco innecesario es una cruel ironía.

El sistema sanitario tiene una responsabilidad evidente en esta cuestión. Este parlamento aprobó hace unos años la desgravación de los ingresos en especies recibidos para “formación” por los profesionales sanitarios. Son ingresos que proceden de la industria farmacéutica, que es el principal suministrador directo o indirecto de formación continuada en España. Me pregunto, Señorías, ¿qué empresa convencional aceptaría como normal que sus trabajadores reciban regalos y dinero del principal proveedor de materias primas?

Varios estudios y análisis comparativos han mostrado que España es el miembro de la UE más permisivo en materia de conflictos de intereses y relaciones opacas de profesionales sanitarios con las compañías farmacéuticas.


Lo mismo ocurre con las sociedades médicas y sus expertos.

En este sentido, me ha extrañado que ninguno de los comparecientes representantes de corporaciones profesionales hiciera la más mínima alusión a los conflictos de intereses de la mayoría de las sociedades médicas españolas, de los miembros de sus juntas directivas y de sus grupos de trabajo. Y me ha llamado la atención que ustedes no preguntaran por los CI.

Estrategias de vacunación. 

La tan manida expresión relación beneficio/riesgo favorable no tiene ningún significado concreto, si no se definen los grupos de población para los que se propone un fármaco o vacuna. La epidemia no afecta del mismo modo a todos los grupos de edad, y la vacuna no tiene los mismos efectos adversos en todas las edades. En consecuencia, la magnitud del efecto beneficioso y también la de los riesgos varía con la edad. Existe consenso sobre el efecto protector sobre la comunidad de las 1as y 2as dosis, pero no sobre 3as y 4as. Falta de estudios, necesidad de examinar los resultados en tiempo real para resolver las principales incertidumbres.

No comentaré las medidas de efectividad retórica, como el uso de mascarillas al aire libre, o el pasaporte Covid). Ni tampoco las indemnizaciones por EI.

Presenté hasta aquí, no hubo tiempo para más. Tenía también este breve texto sobre patentes y propiedad intelectual.

Tercero. Derechos de propiedad intelectual

Como dicen Hawksbee, el profesor de salud pública Martin McKee y el profesor de economía Lawrence King en un artículo recientemente publicado en BMJ, la mayoría de los expertos concuerdan en que se debe poder vacunar al máximo número posible de personas con la mayor rapidez posible. Muchos debates se han centrado en los derechos de propiedad intelectual: ¿deben las compañías que desarrollaron vacunas contra la covid-19 ser obligadas a poner a disposición sus conocimientos para que otros puedan producir estas vacunas? ¿O bien una exención de los derechos de propiedad intelectual u otras reformas del sistema actual de propiedad intelectual amenazan la futura innovación?

El debate adquirió grandes proporciones cuando el Presidente Biden manifestó su apoyo a una exención temporal de los derechos de propiedad intelectual sobre las vacunas contra la covid-19. Esta propuesta ha sido aprobada por el Senado de EEUU, y se han adherido a ella la OMS, MSF e incluso el Papa. A pesar de ello, meses después algunos países europeos siguen oponiéndose obstinadamente a tal exención en el seno de la OMC. Más de una docena de entidades de defensa de derechos humanos, entre ellas Amnistía Internacional, y de pacientes se han dirigido a los gobiernos de Canadá, Reino Unido, Alemania y Noruega para advertirles que emprenderían acciones legales contra ellos si obstruyen la adopción de la propuesta de exención.

Mientras tanto, el mecanismo COVAX parece haber sido diseñado para preservar los actuales mecanismos de mercado y de dinámicas de poder.

Los argumentos contrarios a reformar el sistema de propiedad intelectual son que estos son necesarios para compensar los riesgos financieros en que incurre una compañía cuando invierte en la investigación y el desarrollo necesarios para desarrollar nuevos productos. En el caso de las vacunas contra la covid-19, la magnitud de este riesgo es discutible, porque los gobiernos aportaron una parte sustancial de la financiación en I + D y adquirieron grandes cantidades de vacunas por adelantado. ¿Por ejemplo, merecen estos gobiernos un retorno de su inversión en forma de precios más bajos o de mayor acceso a las vacunas de los pobres en todo el mundo con el fin de aumentar la inmunidad global? ¿O bien la exención de los derechos de propiedad intelectual constituye una forma de robo de estado que pueda poner en peligro investigación futura vital para la salud pública?

Como era de esperar, la industria farmacéutica mantiene que la exención reduciría los beneficios que incentivan el desarrollo de nuevos fármacos. Sin embargo, la emergencia de nuevas variantes demuestra los riesgos del statu quo: maximizar la vacunación no es solo una necesidad moral, sino también un baluarte potencial contra la evolución de nuevas variantes que podrían ser más contagiosas, más virulentas, o podrían escapar más fácilmente a la respuesta inmunitaria.

Además, la exención no amenazaría el futuro desarrollo de fármacos, principalmente porque la relación entre beneficios e innovación es tenue.

Los argumentos de la industria serían sólidos si existieran pruebas de que serían incapaces de atraer a inversores para financiar I + D. Pero este no parece ser el caso. Según los datos de Fortune 500, los beneficios 1954 netos de la industria farmacéutica fueron hasta 1999 de más del doble que los de la media de los demás sectores (banca, energía, construcción, alimentación, automoción, militar, etc.). A partir de 2000 la diferencia se disparó al triple. El retorno sobre el capital invertido es el más alto de todos los sectores. Los beneficios netos llevan ya por definición descontados los costes de I + D.

Se podrían justificar unos beneficios altos con el argumento que las compañías farmacéuticas producen las innovaciones más necesarias para mejorar y proteger la salud pública. Pero la idea de que la industria se concentra en los fármacos más necesarios está lejos de la realidad. Por una parte, solo un 2 a 3% de los nuevos medicamentos son avances importantes, y entre un 9 y un 11% ofrecen solo alguna ventaja modesta sobre productos anteriormente disponibles; el resto no aporta avances clínicos. Por otra parte, hay grandes necesidades de investigación desatendidas por la industria, como el paludismo, la tuberculosis multirresistente y la resistencia a antibióticos.

Al mismo tiempo, el papel de la industria en el rápido desarrollo de vacunas ha sido fundamental.

Sin embargo, la idea de que la sociedad solo puede recoger los beneficios de la innovación médica si los monopolios de propiedad intelectual producen beneficios astronómicos a la industria ya no es sostenible. Los beneficios récord no han dado origen a investigación sobre resistencias a antibióticos o enfermedades desatendidas, y nunca han garantizado el acceso a los medicamentos esenciales de los pobres del mundo. 

Tampoco hay ninguna razón para creer que la búsqueda de beneficios originará los incentivos adecuados para salvaguardar la salud global en el futuro. Por el contrario, es necesario reformar la estructura de incentivos sobre la que se basan la investigación y el desarrollo de nuevos fármacos, con mayor liderazgo del sector público, en la que las recompensas deben ser independientes del tamaño del mercado originado.

Si alguna de Sus Señorías tiene interés en consultar las fuentes de la información dada en esta comparecencia, no duden en contactar conmigo, las tengo a su disposición.

Comision-Vacunacion-Covid-JR-Laporte-Con-Enlaces

Aquí tenemos el vídeo, por si acaso desaparece «misteriosamente»



DURACIÓN 53:15 MINUTOS
(Intervención completa en las cortes del profesor Laporte sobre las inoculaciones contra el Covid-19)


Además de esto, en el programa de El Gato al agua, dirigido por José Javier Esparza, del día 8 de febrero de 2022 se pueden escuchar algunos comentarios con relación a las afirmaciónes de Joan-Ramon Laporte, profesor honorario de la Universidad Autónoma de Barcelona e invitado por PODEMOS y PSOE a exponer en las Cortes sus datos y observaciónes sobre la llamada vacuna. Todos quedaron perplejos. No se esperaban lo que iba a decir este experto. Como aquel que dice, les salió el tiro por la culata ... pues no fue invitado de VOX ... ¡no! ... fue invitado por PODEMOS. Luego han habido muchas reacciones en todos los medios, en contra de lo que dijo este profesor, al que tachan erróneamente de "negacionista", si es que esta palabra significa algo.


Los comentarios de los invitados a El Gato al Agua pueden escucharse en el siguiente enlace, desde el minuto 1:12:05 hasta 1:29:16

https://eltorotv.com/programas/el-gato-al-agua/el-gato-al-agua-08-02-22-programa-completo-20220209

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Las inyecciones de ARN no vacunan




Este artículo se hace con la intención de poner un poco de luz al relato único de las farmas, es un esfuerzo de recopilación de todo lo publicado en estos dos años de pandemia, quiero dar las gracias al diario 16, ya que en el contexto actual es casi imposible imaginar este artículo publicado en un medio generalista. Gracias a todas las personas, médicos, científicos y divulgadores que han arriesgado sus puestos de trabajo y han puesto todo su empeño por comprender en profundidad la ola que nos estaba arrasando.

Estamos en el punto máximo del experimento en masa, esta vez con el foco en los más «peques». Queda menos de un año para que existan vacunas tradicionales y no de ARN, si es que esa es la opción que crees más conveniente para tí y para los tuyos. Estamos a punto de salir del túnel y espero que esto sirva para dar fuerzas a todas esas personas que pensaban que no existe otra alternativa.

Te animo a que no des por válida ni una sola palabra escrita en este artículo: es difícil navegar en un mar de medias verdades, estadísticas incompletas e incorrecciones intencionadas pero siempre puedes acceder a los estudios originales, para sacar tus propias conclusiones.

Vamos a tratar de sintetizar lo más relevante de lo conocido hasta la fecha en estos dos años de pandemia

1 – El covid no es fruto de una mutación natural o accidental, es un arma biológica.

Es el fruto de más de 10 años de investigación y tiene nombres y apellidos. Es importante todo este contexto, no solo para sentar en el banquillo a los autores intelectuales, y que de sus actuaciones se deriven responsabilidades penales si las hubiere en cada caso, sino para comprender, desde el punto de vista biológico, que el esfuerzo empleado durante todos estos años, para que el receptor fuera el AC2 y no cualquier otro, tenía un objetivo demostrable. La espícula S no aparece por evolución natural aparece por ganancia de función realizada a conciencia en el laboratorio de wuhan, sus rastro de publicaciones durante todos esos años lo atestiguan.


En ese artículo se explica con mucho detalle el inútil y nocivo tratamiento que se ha venido aplicando a los pacientes de COVID, es el caso de los respiradores o los antivirales cuando ya no queda virus y solo resta inflamación. Del mismo modo, aquí en España, se aplicaron protocolos recomendados por la OMS que mandaban a la gente a casa con paracetamol hasta que estuvieran graves y que su saturación de oxígeno en sangre fuese “lo suficientemente baja” para ser hospitalizados, para ser luego tratados con antivirales cuando ya habían desarrollado la insuficiencia respiratoria, a causa de las neumonías bilaterales y las temidas tormentas de citoquinas. Ahora sabemos que esto solo agrava la situación que generalmente acaba con el enfermo intubado. Resulta que el paracetamol reduce las reservas de glutatión, necesario para resolver el estrés oxidativo y la inflamación celular. Si no fuese tan dramático, resultaría incluso cómico pensar que dicha combinación sería la recomendación perfecta para matar a alguien.


2 – Sí, sí se puede incorporar el gen S de la proteína spike en el genoma del vacunado.


El artículo anterior, revisado por pares por científicos de MIT y Harvard que demuestran in vitro que fragmentos de ARN del virus, tanto de la proteína N (nucleocápside) con la proteína S (Spike) se transcriben y se integran en el ADN de las células que testaron y que después se vuelven a transcribir a ARN produciendo proteínas activas. El estudio lo realizaron para descubrir por qué las personas que habían pasado el SARS-COV-2 seguían dando positivo en PCR sin tener restos del virus en su cuerpo (sin haberse reinfectado), meses después de la infección inicial. Sospechaban que la causa pudiera ser que los fragmentos del virus se hubieran integrado en el ADN del sujeto y que su cuerpo siguiera produciendo estos fragmentos de la proteína S o la N.

Descubrieron que esto era posible por medio de retrotransposones de LINE 1. Esta cuestión, con el tiempo, podría propiciar el desarrollo de respuestas autoinmunes en los inoculados. Esto es algo que ya estamos verificando en algunos pacientes que han desarrollado tiroiditis, glomerulonefritis, síndrome nefrótico o esclerosis múltiple.

En este otro estudio, se muestra que las características de secuencia de las vacunas de ARNm cumplen con todos los requisitos conocidos para la retroposición por elementos L1, los retrotransposones autónomos más abundantes en el genoma humano.


Recordemos cómo se llenaron horas de telediarios y periódicos, durante más de un mes, con miles de “expertos” que nos decían, que la modificación del genoma del vacunado era absolutamente imposible y que por favor no se le llamase terapia génica experimental porque simplemente era una vacuna.

3 – La proteína S de la vacuna, destruye el sistema de auto reparación del ADN


Este es un estudio realizado por Hui Jiang y Ya-Fang Mei, del Departamento de Biociencias Moleculares del Instituto Wenner-Gren de la Universidad de Estocolmo y del Departamento de Microbiología Clínica de la Universidad de Umeå

En dicho estudio se concluye: “Encontramos que la proteína de espiga inhibe notablemente la formación de focos de brca1 y 53bp1 (figura 3d-g). Juntos, estos datos demuestran que la proteína de espiga de longitud completa de SARS-COV-2 inhibe la reparación del daño del ADN al impedir el reclutamiento de la proteína de reparación del ADN». El mecanismo de reparación del ADN conocido como NHEJ (Non-Homologous End Joining, o Unión de Extremos No Homólogos) es una especie de sistema de «respuesta de emergencia» intracelular que repara las roturas del ADN de doble hebra. Ningún ser humano, animal o vegetal puede sobrevivir cuando la integridad de su código genético deja de estar protegida y es constantemente reparada a través de múltiples mecanismos. En una persona normal y sana, el mecanismo NHEJ repara el ADN y evita que se produzca una mutación patógena; pero en presencia de la proteína de espiga de la «vacuna», la eficacia de la NHEJ se suprime hasta en un 90%, lo que significa que es incapaz de hacer su trabajo debido a que la capacidad de reclutar proteínas para la reparación ha sido inhibida.

El estudio publicado en la revista MDPI «Viruses», muestra que la eficacia de NHEJ se desploma en presencia de la proteína espiga de la vacuna ARNm COVID.

4- Las vacunas de ARN están diseñadas para desactivar la primera línea del sistema inmunológico natural: los receptores “Toll like”.

El ARN dura poco en sangre porque es detectado y eliminado rápidamente por el sistema inmune, tanto que, este ha sido el principal escollo y punto de investigación de los últimos 10 años. Todos los avances que se han hecho en este campo van en la dirección de desactivar los sistemas de defensas naturales. En este artículo de ARN explican los hitos más importantes de este proceso,




El truco final consiste en:
Añadir uridina sintética a la cadena de ARN para desactivar los Receptores Toll.(TLR)
Añadir cubiertas de grasa sintética, no disoluble por las proteasas o enzimas disponibles (en el siguiente punto se discute su toxicidad)

Receptores Toll: Son los encargados de definir qué células han de ser eliminadas; resultando ser el mecanismo base que elimina cualquier célula dañada o cancerígena de nuestro sistema. Podría decirse que son el primer sistema de defensa natural de nuestro organismo. En 1998 ya se demostró que los TLR son parte de la inmunidad innata en humanos y ratones, y hasta la fecha se han descubierto 11 receptores en humanos y 12 en ratones. Su rol en la respuesta inmune innata se descubrió, cuando en las investigaciones advirtieron que el receptor Toll era necesario para luchar contra infecciones fúngicas. En estos experimentos, cuando se desactivaron los receptores, los sujetos de investigación, morían por sepsis en cuestión de horas. Conclusión: Los TLR son la piedra angular de nuestro sistema inmune, los ojos de nuestro sistema inmune a través de los cuales podemos detectar o analizar cualquier patógeno.

¿Adivina cuántos receptores desactiva el tratamiento con uridina sintética que se usa en el producto de ARNm?

Desactiva exactamente tres, (TLR3,TLR7, TLR8). Conviene leer con atención esta referencia básica donde están listados todos los receptores y a qué células afecta.


En este punto, tiene que quedar claro que cualquier inyección de ARN, lleva asociado el peaje de desactivar la primera línea de defensa del sistema inmune, sin olvidarse de la toxicidad asociada a las grasas sintéticas de la envoltura. (Analizadas en el siguiente punto)


5 – Pfizer, sí conocía los efectos y riesgos de su inyección y los ocultó

Ante la exigencia por parte del gobierno de Japón de recibir información sobre la toxicidad de la inyección, Pfizer envió este informe de forma privada, casi secreta, que posteriormente vio la luz filtración mediante. Este proceso pudo costarle la cabeza al primer ministro Shinzō Abe, e incluso a su Ministro de Sanidad, y la tensión derivó en una remodelación del gobierno. Conviene recordar que el sistema japonés de aprobación de vacunas es bastante más garantista que los occidentales, debido fundamentalmente a ciertos escándalos en los procesos de aprobación de vacunas pasadas. Quizás, este documento ha sido lo más escandaloso de todo lo conocido hasta la fecha, y de todos los mencionados aquí por varios motivos:

- Implica por parte de Pfizer que sí conocían todos los efectos adversos, como denunciaron algunos ex trabajadores. Recordemos cómo explicaba en su día el CEO que se trataba de una inyección intramuscular y que la dosis estaba diseñada para que no llegase a órganos. Que la dosis se localizaba y que se había podido comprobar en los ensayos clínicos.

- Los resultados son demoledores y no se tiene en cuenta, el efecto asociado de la espícula S. En este estudio solo se analiza el efecto de la toxicidad de la grasa sintética (PEG y ALC-0315) y las uridinas sintéticas codificadas en la cadena ARN.

El informe concluye lo siguiente :

- Coagulación de la sangre poco después de la vacunación, lo que puede provocar ataques cardíacos, derrames cerebrales y trombosis venosa
- Grave daño a la fertilidad femenina
- Daño grave a los lactantes.
- Toxicidad acumulativa después de múltiples inyecciones.

Del mencionado informe de Pfizer,


En la gráfica se ve cómo al principio donde más se acumula esta grasa sintética es en el plasma, en cuestión de 1h se distribuye por todo el torrente sanguíneo. Luego en el hígado da el valor máximo a las 8h, y también inunda el bazo, cosa bastante lógica porque es donde van los macrofagos a depositar lo que han absorbido, el bazo lo encapsula en los exosomas para eliminarlo, lo vierten al torrente sanguíneo, pero en el estudio se ve, que no se detienen ahí y que pueden atravesar la barrera hematoencefálica, de hecho la deja permeable, el cerebro se inflama, y es por eso que luego se detallan todos esos efectos adversos relacionados con el sistema nervioso central, convulsiones, cefaleas, parálisis de Bell, pérdida de equilibrio y otros efectos que todavía no se conocen.

Recalcar de nuevo que en este estudio de toxicidad no se analizan los efectos de la proteína S una vez se haya sintetizado. Es decir, todas las vacunas ARN encapsuladas de esta misma forma y con una cadena modificada de ARN con uridinas sintéticas, tendrán la misma toxicidad. La decisión de la industria de desactivar los receptores Toll es un órdago que solo podría llegar a tener algo de sentido, si la proteína codificada ARN de la vacuna suministrada, diese una inmunidad totalmente contrastada, pero éste no es el caso. Ni genera inmunidad, ni evita contagio porque los antígenos que se producen para esta proteína S tiene muy poca especificidad y no son neutralizantes, comparados con los antígenos obtenidos por inmunidad natural. (esto nos lleva al siguiente punto)

6-La inmunidad natural es superior y deja en evidencia la especificidad de los linfocitos Tx producidos por la vacuna.

Abrumador recopilatorio de estudios del Instituto Brownstone. Son 81 estudios que muestran que la inmunidad natural (a raíz de haber pasado la COVID19) confiere una protección mayor y más duradera que la supuesta «inmunización» de las mal llamadas vacunas


La inmunidad de las vacunas es de corta duración y su posible beneficio comienza a desvanecerse prácticamente a los 20 días.


Realmente la información contenida en esos 81 estudios no es una sorpresa, ya que se denunció por el propio BMJ que los ensayos clínicos no fueron diseñados para ver el tipo de inmunidad que proporcionaba. Un análisis de Peter Doshi, publicado en el British Medical Journal, señala lo evidente: los fabricantes de «vacunas» han diseñado ensayos clínicos que no aportan ningún dato sobre los beneficios en relación con la mortalidad por todas las causas.


Esto tiene que ver con la especificidad de los linfocitos T que estimulan. Lo más relevante de los estudio de la la inmunidad generada post-infección


se ha comprobado que la mayor inmunidad de memoria (de linfocitos T CD4+ y CD8+) se da contra antígenos de las proteínas de membrana (M), de nucleocápside (N), y de la proteína Spike (S) del virus SARS-CoV, es decir la inmunidad generada durante una infección con el virus se da contra diversos fragmentos de diversas proteínas, mientras que la inmunidad que generan las inoculaciones de ARNm y las vectorizadas únicamente se da contra la espícula S. Con base en este estudio, sabemos que las respuestas más marcadas son contra M y N; no tanto contra S. De hecho ya en el 2014, se había reportado que las respuestas inmunes contra S a diferencia de las que se generan contra M y N, eran de muy corta duración.


Cuando se eligió la solo la proteína S, hubo muchas voces críticas que advirtieron esto, en el sentido de que no se conseguiría una inmunidad efectiva con ese antígeno S,

De hecho, se ha comprobado que las reinfecciones con SARS-CoV-2, no tienen relevancia epidemiológica, algo que no para de suceder con la inmunidad adquirida con las inyecciones de ARN.


En otras palabras, la evidencia científica disponible a la fecha indica que las personas que se recuperaron de un cuadro clínico (sintomático) generan inmunidad duradera y protectora. No así la que genera la inmunización con los productos de Pfizer/BioNTech, Moderna, J&J, Astrazeneca,

7- La dosis

Para evaluar mejor el peligro de la «vacunación» COVID, es importante saber qué cantidad de ARNm es administrada con una dosis de vacuna, es decir, cuántas células del cuerpo son estimuladas para producir la proteína espiga, y por tanto soltadas para ser destruidas por el sistema inmunitario. Por desgracia, esta información esencial no se menciona en los estudios de aprobación. Sólo existe una estimación científica del número de partículas en las que el ARNm es transportado por las nanopartículas lipídicas: unos 2.000 millones.

No todas las partículas alcanzan una célula sana y algunas células del organismo entran en contacto con más de una partícula. Además, no todas las partículas son necesariamente funcionales. Sin embargo, el número de partículas es particularmente importante si se considera que el cuerpo humano está formado por unos 37.000 millones de células. Muchas voces ya advirtieron que estas dosis eran desproporcionadas. ¿Qué sucedería si los anticuerpos del vacunado no pudiesen eliminar toda la dosis de ARNm inyectada?

Esto ya se puede ver en los efectos inflamatorios en el tejido endotelial que persisten en el tiempo. En este estudio se han encontrado hasta 20 marcadores que indican ese daño.

“Estos cambios persisten durante al menos 2,5 meses después de la segunda dosis de vacuna. Concluimos que las vacunas de ARNm aumentan drásticamente la inflamación en el endotelio y la infiltración de células T en el músculo cardíaco y pueden explicar las observaciones de aumento de trombosis, miocardiopatía y otros eventos vasculares, después de la vacunación.”
Esos marcadores que comentan, pueden ser algo abstractos, pero se pueden ver su efecto de manera más visual en esta reproducción en 3D.


8– Los test de PCR están mal diseñados, cualquier gripe y la propia vacuna darán falsos positivos

El propio CDC admite que a la hora de calibrar los test PCR para detectar la presencia del virus en los enfermos de COVID, (la mayoría de ellos asintomáticos), no disponían de un espécimen del SARS-COV-2 y decidieron «crear» su propio espécimen obtenido de un virus de resfriado común (GenBank accession: MN908947.2) y material celular humano de la línea A549, cualquier persona que esté resfriada o que esté pasando una gripe común dará positivo en el test PCR.



Por si esto no fuese suficiente, las PCR, se realizan usando más ciclos de los que la técnica de PCR puede soportar. Para quien no esté familiarizado con el término los ciclos son como los aumentos en la óptica, por lo que aumentando los ciclos se va perdiendo especificidad de la secuencia original por aumento de sensibilidad, hasta el punto que todo prácticamente acaba resultando falso positivo. Aquí podemos ver que las PCR a 13 ciclos darían un 100% de positivos, entendiendo por positivo la presencia significativa de nucleótidos del supuesto virus (si los cebadores corresponden al SARS-CoV-2) en la muestra. A partir de 35 ciclos estarían dando un 100% de falsos positivos. Solo hay que ver cuántos ciclos se han estado aplicando en las distintas comunidades autónomas, lo que supondría un gran golpe al propio relato oficial de la pandemia, en cuanto a número de casos.

Aquí pueden contrastar la fuente original para poder analizar los detalles,


Esta cuestión de los ciclos deja entrever varias preguntas Siendo el artículo de 27 de abril del 2020 no se entiende por qué se siguen haciendo PCR a 30 ciclos.

¿Se justificarían las mismas medidas coercitivas en “una ola” de 100.000 contagios, que en una ola de 1000?

9- La causalidad entre la miocarditis y la vacuna ya está demostrada


De hecho el mecanismo por el que se produce se describe aquí


Aquí tenéis un informe interesante basado en el sistema VAERS del CDC que nos muestra comparativas de casos de miocarditis y pericarditis reportadas tras las «vacunas» COVID comparándolo con la vacuna de la gripe, por edades, tras la 1ª o la 2ª dosis, por años, por edades y por «vacunas». Como se puede ver los adolescentes son los más afectados:



Este gráfico ilustra de manera elocuente la diferencia de casos de miocarditis del 2021 comparado con años anteriores.

Para el europeo medio al que los problemas de miocarditis reportados en el VAERS de EEUU le resulten muy lejanos, le ponemos un ejemplo más cercano, en este caso Alemania.


Una “innovación” que incorpora la vacuna de Pfizer para los niños de 5 a 11 años es la inclusión de un nuevo ingrediente que no tenían los productos anteriores. Se trata de tromethamine en lugar de la solución salina. En la página 14 del documento de la FDA que sigue a continuación lo podrán encontrar, y la imagen es lo mismo pero para España.


Como vemos el documento, se trata de un estabilizante de electrolitos (previene la acidosis) que se suele utilizar en el tratamiento de enfermos a los que se les ha practicado un bypass o víctimas de infarto.

Ésta es la curiosa respuesta de la “farma”, de cara a mejorar la “experiencia post-venta” y disimular esos indeseables efectos secundarios que no leerás pormenorizados en los medios de comunicación de masas. Un cambio aparentemente insignificante, por el que se sustituye la disolución salina por un estabilizante anti-infartos, siempre contando con la inestimable complicidad de la FDA y EMA, esos pretendidos organismos reguladores financiados por las mismas compañías a las que han de regular.

Según un análisis realizado por el doctor Toby Rogers, experto en riesgo-beneficio, el precio a pagar para salvar a un solo niño entre 5 y 11 años es el de sacrificar a otros 117.


Un estudio de Walach, Klement y Aukema que ha sido vuelto a publicar en la prestigiosa revista Science, Public Health Policy and the Law, revista médica revisada por pares, confirma lo mismo.


El propio estudio de Pfizer mostró cuatro veces más muertes por paro cardíaco de lo esperado en el grupo que recibió el medicamento. Esto debería ser suficiente para hacer saltar las alarmas.


Como este punto es clave para la batalla que se librará en los medios los próximos días, profundizamos algo más en los datos.

Según los datos de los CDC, en junio de 2021, el Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas (VAERS) informó 1.226 casos de miocarditis después de la vacunación COVID-19 y procesó 9.246 informes de eventos adversos para adolescentes de 12 a 17 años que recibieron la vacuna Pfizer entre el 14 de diciembre de 2020 y el 16 de julio de 2021. En siete meses, entre los jóvenes de 12 a 17 años que recibieron la vacuna de Pfizer se reportaron 397 informes de inflamación cardíaca y 14 muertes después de recibir la vacuna.


Sin embargo, este estudio publicado en Alemania analizó el riesgo de hospitalización, enfermedad grave y mortalidad debido al COVID-19 en niños.


y encontraron riesgos mínimos de eventos graves o muertes entre los niños.

Cuando analizaron las co-morbilidades, no pudieron encontrar un solo caso en el que un niño sano en el grupo de edad de 5 a 11 años muriera a causa de la infección por SARS-CoV-2.

Según estos documentos ningún niño sano ha muerto por a causa de la infección por SARS-CoV-2 pero ya han muerto 14 después de recibir la vacuna, pero no se preocupen porque aun así tendrán que soportar una ola de expertos circulando por los medios, apelando a lo “raro” que es, que den estos casos, para esto el marketing consiste siempre, en dar los casos de miocarditis por millón de dosis, ignorando la incidencia de fondo, recordar esta otra gráfica cuando salgan a decir que una tasa de 12 por millón es lo normal.

Gráfica del CDC, los colores en naranja demuestran que la inyección provoca más miocarditis que el promedio que tenía la población antes de la inyección (incidencia de fondo) que era 0,2 a 1,9. En el caso de niños de 12 a 15 años vacunados con la 2° dosis el aumento es aprox. 80 veces mayor que la cantidad de miocarditis antes de la inyección en ese grupo de edad.

y sobre todo no se dejará de insistir que los beneficios superan los riesgos. El siguiente titular es lo que desgraciadamente viviremos en breve. ( y esto nos lleva al siguiente punto)


10- La eficacia relativa ya ha caído por debajo del 30%. El fracaso en números

La tan cacareada y rentable declaración de eficacia (relativa) del 95%, con la que se presentaría el producto de Pfizer para su autorización de urgencia ante el panel de la FDA, se consiguió falseando parcialmente los datos presentados, en los que se excluían 3410 casos sospechosos de COVID-19 pero no confirmados de los casos totales, muy probablemente debido a falsos negativos. Si se reintegran al total esos 3410 casos sospechosos sustraídos, la eficacia relativa desciende al 19% (lo que está muy por debajo del umbral de eficacia del 50% establecido por los reguladores para la aprobación de cualquier vacuna) y la reducción del riesgo absoluto cae a un ridículo 0,08%. Es de suponer que el pelotazo bursátil que supuso la presentación en sociedad del milagroso producto de Pfizer se hubiese visto sensiblemente reducido, o quizás incluso pudiese haber devuelto a Pfizer a la quiebra técnica de la que procedía.

En el siguiente artículo pueden leer las consideraciones sobre el particular de Peter Doshi, editor del prestigioso British Medical Journal.


Este punto no tiene demasiadas sorpresas. Bastaría para ilustrar el fracaso flagrante del producto observar con cierta objetividad la estampa de hospitales repletos de vacunados.

En España, por primera vez desde que se empezó la vacunación, se han publicado los datos desglosados por vacunados y no vacunados


Aquí desglosados por tasa de incidencia
No podemos echar en cara nada a los “incautos periodistas” que abren sus telediarios anunciando a bombo y platillo una tasa de incidencia entre los no vacunados del 64 frente al escaso 23 de los ya vacunados. Son “víctimas” de un conocido efecto estadístico.
La tasa semanal se calcula en base al número de hospitalizaciones por cada 100,000 personas donde el denominador es el número promedio (para esa semana) de personas que están vacunadas y no vacunadas, pero no es correcto usar esta tasa para comparar las hospitalizaciones por estatus vacunal, porque efectivamente, cada semana hay menos no vacunados, y por eso, el denominador se va reduciendo, engordando la tasa de no vacunados de manera artificial.

Aunque haya cada vez más personas vacunadas, el número de casos de hospitalizados va en aumento (siendo de 19,227 casos en la semana del 8 al 14 de noviembre, un incremento de casi 100% que en la semana del 20 al 26 de septiembre). Si desglosamos los mismos datos del Ministerio de Sanidad en %, en lugar de tasa semanal nos saldrá esta otra tabla.

Número de hospitalizaciones UCI

Vacunados 50.8%
No vacunados 47.6%

Número de fallecidos

Vacunados 77.1%
No vacunados 20.1%

Pocos países hay que recogen estadísticas de forma detallada y sin «cocinar», como es el caso de Gran Bretaña.

Según sus datos del mes de noviembre

Número de casos:

Vacunados 60%
No vacunados 40% (cabe destacar que se incluye a niños que no han podido vacunarse y que han dado positivo)

Número de hospitalizaciones

Vacunados 64%
No vacunados 36%

Número de fallecidos con COVID (test positivo PCR)

Vacunados 80%
No vacunados 20%

Teniendo en cuenta que a fecha 4 de diciembre la población vacunada total o parcialmente en U.K. es del 75% resulta evidente que las «vacunas» han fracasado estrepitosamente en el objetivo de reducir la mortalidad de la población por COVID

Notar que en esta estadística no queda recogido el exceso de mortalidad del mes comparado con años previos. Esto nos daría una idea de las personas que habrían fallecido a consecuencia de efectos secundarios de las vacunas tales como (ictus, paradas cardio respiratorias, cáncer, etc.)

Para cerrar este punto, los siguientes estudios concluyen:

«No se encontraron diferencias significativas en los valores de umbral del ciclo entre los grupos vacunados y no vacunados, asintomáticos y sintomáticos infectados con el delta del SARS-CoV-2».



y en este otro publicado en la prestigiosa revista the lancet

Las tasas de contagio entre contactos expuestos a vacunados infectados (25%) es estadísticamente idéntica que las tasas de contacto de personas no vacunadas infectadas (23%).
La carga viral máxima no es diferente entre vacunados y no vacunados, independientemente del tipo de variante del cual se trataba.

Los casos de COVID-19 sintomáticos en personas vacunadas se ha incrementado semana a semana. Aclaro que lo que presenta Kampf, no es solamente en cuanto al número relativo de casos (el porcentaje; lo que sería esperable si en una población hay cada vez menos personas no infectadas) sino en el número absoluto de casos, que al menos en Alemania y en Inglaterra representan el doble o casi el triple de casos para la misma época el año pasado

Es evidente que lo que tenemos entre manos no es un problema de evidencia científica, lo que nos lleva al siguiente apartado…

11– La ciencia no es suficiente. El poder es la clave

Con tan solo uno de los estudios compartidos aquí, en un modelo de sociedad cabal, capaz de analizar la situación de manera objetiva, debería ser más que suficiente para parar en seco y revisar la pertinencia de estas “vacunas” de ARN.
Que los estudios científicos revisados por pares, en revistas de prestigio queden silenciados y que los principales medios de comunicación exclusivamente se hagan eco de las notas de prensa interesadas de Pfizer o Moderna, habla del tipo de sociedad en la que vivimos y las consecuencias de haber privatizado la sanidad sin restricciones. Tampoco deja en buen lugar al “periodismo” que padecemos, cuya única aspiración parece resumirse en convertir sus piezas periodísticas en publirreportajes financiados por multinacionales interesadas en colocar su producto.
Quizás pueda entenderse mejor el mecanismo por el que el establishment farmacéutico nos “convence” cuando se conoce quién se sienta en la Junta de Accionistas de los principales medios de comunicación. Puede que te suenen nombres como BlackRock o Vanguard. Quizás todavía suene más aún esa denominación peyorativa con la que en ocasiones, los medios de comunicación de masas solían referirse a ellos: fondos buitre. Un término en desuso, probablemente debido a la reciente adquisición por parte de estos “fondos buitre” de grandes paquetes accionariales en Mediaset, AtresMedia, Grupo PRISA…. Unos sencillos y humildes fondos de inversión, que en su labor filantrópica global, resultan ser también dueños de parte de las acciones de Moderna, AstraZeneca y, como no, Pfizer.

Sirva para ilustrar la encrucijada en la que nos encontramos, este video es la presentación que hizo el doctor David Wiseman, poniendo en duda la aprobación de la tercera dosis como se puede ver, valiéndose de los argumentos ya comentados en los estudios anteriormente enlazados


Pero es todavía más elocuente ver el tiempo que dedicaron a Wiseman, escasos minutos, la reunión la ventilaron en menos de tres horas, y el resultado de la votación del comité de la FDA arrojó un llamativo resultado de cero votos en contra y una sola abstención.
Que la última palabra sobre las políticas públicas de vacunación de todo el planeta, incluyendo a los niños, recaiga en estos comités, cuyos miembros actúan como meros agentes comerciales de las empresas a las que deberían de fiscalizar, continúa hablando del tipo de sociedad en la que vivimos.

Podría pensarse, que la corrupción de los reguladores es un fenómeno exclusivamente estadounidense, desgraciadamente aquí tenemos más de lo mismo. Lo documenta el abogado y divulgador Miguel Jara sobre el regulador europeo (EMA)


Una revelación explosiva hecha por Brook Jackson, quien ocupó el cargo de director regional en Ventavia, una empresa subcontratista de Pfizer a cargo de las pruebas clínicas. En declaraciones al British Medical Journal acusa a la compañía de falsificar datos, eliminar el procedimiento de control ciego y reclutar vacunadores poco capacitados.

Después de alertar a Ventavia sobre todos estos problemas, Brook Jackson cuenta cómo tras informar a la poderosa agencia estadounidense FDA por correo electrónico, lo único que consiguió fue ser despedido. Fue entonces cuando acudió al British Medical Journal, al que transmitió cumplida información sobre las prácticas fraudulentas de un laboratorio que a día de hoy es, sin el menor género de dudas, el gran beneficiado de la crisis pandémica del COVID-19.


Según el British Medical Journal, las acusaciones de Jackson fueron confirmadas por otros dos empleados de Ventavia que solicitaron el anonimato para evitar represalias. A pesar de haber sido denunciado, ni Pfizer ni la FDA lo tuvieron en cuenta antes de la aprobación de la «vacuna» de Pfizer y la autorización de la «vacuna» para niños de 5 a 11 años que comenzará a administrarse este próximo miércoles en EEUU con la autorización unánime de la FDA.

Si todavía piensas que para la aprobación de la tercera dosis han pesado más los criterios científicos y una evaluación profunda del beneficio/riesgo que los 24.000 millones que se esperan ganar en cada ronda de vacunación, es mejor que dejes de leer en este punto, y pidas tu tercera dosis.

13– ¿Qué nos queda?

Lo que sí sabemos es que la vacuna destruye parte de nuestro sistema inmunológico, los linfocitos T citotóxicos responsables de eliminar la infección, además de los anticuerpos específicos. Esto nos vuelve más vulnerables frente a nuevas infecciones de coronavirus, resfriados comunes o cualquier otro patógeno o desequilibrio del propio microbioma. 

En resumen, nos espera una ola de miocarditis y enfermedades autoinmunes, podriamos poner aqui la lista de futbolistas o tenistas que ha tenido que retirarse este año por este motivo, desgraciadamente estos casos no serán atribuidos a la vacuna, sencillamente pasarán a formar parte de la mochila de la mala salud del paciente. Si este párrafo te parece excesivamente duro o exagerado, por favor abre el pdf del propio informe de Pfizer, sus conclusiones son aún más contundentes.


Pero no todo está perdido. Pese a todo lo narrado, seguimos disfrutando de un sistema inmune con miles de años de evolución, un Ferrari que solo nos pide tener el combustible adecuado : Vitamina D.



En este magnífico estudio, lo que llama poderosamente la atención es la cantidad de estadística recopilada sobre una población de más de 100 millones de personas de muchos países, y la contundencia de los resultados :

Concluyen en señalar la hipovitaminosis de vitamina D como factor determinante a la hora de contraer la enfermedad y pasarla con mayor gravedad. Es muy interesante porque hacen estudios de humedad y de frío, y llegan a la conclusión por estadística acumulada que el único factor determinante es el sol y su conocida incidencia en los niveles de vitamina D, (se necesitan 15 minutos de exposición directa a los rayos ultravioleta para fabricarla)

Para aquellos países más al norte, con menos exposición a rayos UVB, el número de casos aumenta proporcionalmente. Vendría a apuntar a la deficiencia de vitamina D como factor determinante a la hora de contraer la enfermedad y pasarla con más gravedad. En este otro estudio la conclusión va más lejos:


Cita textualmente:

“Los investigadores alemanes no solo encontraron una relación lineal entre los niveles de vitamina D y la mortalidad por COVID, sino que encontraron una morbilidad esencialmente cero para aquellos con un nivel D superior a 50 ng / ml”

Puedes leerlo varias veces y efectivamente dice: esencialmente cero, recordarlo cada vez que se hable de las inyecciones de ARN como la única vía posible para salir de la pandemia. Por supuesto existen siempre más opciones aunque se empeñen en hacerlas imperceptibles a la opinión pública.


En definitiva, con la aprobación de la vacuna para niños a partir de 5 años, el experimento en masa entra en una nueva fase.

El documento originalmente acababa en este punto, pero después de que varios padres leyeron el borrador, me dijeron “que aunque les parecía muy interesante la documentación aportada, tampoco era nada de otro mundo, de siempre se sabe que hay sus riesgos y no queda otra, si no se vacunan ahora, será más tarde”.

Me di cuenta de lo rendidos y doblegados que vivimos como sociedad, ya no se vislumbra otra alternativa que no sea vía inyección de ARN. Vamos acabar el documento con unas declaraciones de Robert Malone padre de la las vacunas ARN, más de 30 años en el campo, candidato al premio a nobel en múltiples ocasiones, creo que él resume mejor el espíritu de los datos enlazados.


Robert Malone:

“Antes de inyectar a su hijo, una decisión que es irreversible, quería informarle los hechos científicos sobre esta vacuna genética, que se basa en la tecnología de la vacuna de ARNm que yo creé:

Hay tres cuestiones que los padres deben comprender:

La primera es que se inyectará un gen viral en las células de sus hijos. Este gen obliga al cuerpo de su hijo a producir proteínas de pico tóxicas. Estas proteínas a menudo causan daños permanentes en los órganos críticos de los niños, incluidos

○ Su cerebro y sistema nervioso

○ Su corazón y vasos sanguíneos, incluidos los coágulos de sangre.

○ Su sistema reproductivo

○ Y esta vacuna puede desencadenar cambios fundamentales en su sistema inmunológico.

El punto más alarmante de esto es que una vez ocurridos estos daños, son irreparables.

○ No puedes arreglar las lesiones dentro de su cerebro.

○ No se pueden reparar las cicatrices del tejido cardíaco

○ No puede reparar un sistema inmunológico restablecido genéticamente y

○ Esta vacuna puede causar daños reproductivos que podrían afectar a las generaciones futuras de su familia.

Lo segundo que debe saber es el hecho de que esta nueva tecnología no se ha probado adecuadamente.

○ Necesitamos al menos 5 años de pruebas / investigación antes de que podamos comprender realmente los riesgos

○ Los daños y riesgos de los nuevos medicamentos a menudo se revelan muchos años después.

● Pregúntese si quiere que su propio hijo sea parte del experimento médico más radical de la historia de la humanidad.

Un último punto: la razón por la que le están dando para vacunar a su hijo es una mentira.

○ Sus hijos no representan ningún peligro para sus padres o abuelos.

○ En realidad, es todo lo contrario. Su inmunidad, después de contraer COVID, es fundamental para salvar a su familia, si no al mundo, de esta enfermedad.

El análisis de riesgo/beneficio ni siquiera está cerca.

Como padre y abuelo, mi recomendación es que resista y luche para proteger a sus hijos.



Jesús Villajos Barba
Licenciado en ciencias Físicas por la UAM. 
DEA en Biomedicina Molecular por la UAM.