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miércoles, 8 de diciembre de 2021

NOTICIAS 7 y 8 de Diciembre de 2021





ADELANTE LA FE

- Las comunidades ex-Ecclesia Dei enfrentan una decisión

https://adelantelafe.com/las-comunidades-de-la-ex-ecclesia-dei-enfrentan-una-decision/


DESDE MI CAMPANARIO

- Decisiones constitucionalmente incorrectas (Ángel Martín Rubio)

http://desdemicampanario.es/2021/12/06/reflexiones-constitucionalmente-incorrectas-2/

ECCLESIA E POST CONCILIO


- El cardenal Zen recuerda el 25 aniversario de su ordenación episcopal e invoca la Inmaculada Concepción

http://chiesaepostconcilio.blogspot.com/2021/12/il-card-zen-ricorda-il-25-della-sua.html

CONTANDO ESTRELAS

- Los actos del Ejército de Tierra por el día de la Inmaculada Concepción en España y el exterior

https://www.outono.net/elentir/2021/12/08/los-actos-del-ejercito-de-tierra-por-el-dia-de-la-inmaculada-concepcion-en-espana-y-el-exterior/


INFOCATÓLICA

- Balbuciendo (Bruno Moreno)

https://www.infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/2112080452-balbuciendo?utm_medium=RSS&utm_source=atom-blog&utm_campaign=B10

- Cardenal Müller critica la insistencia rígida en la obediencia ciega en temas litúrgicos

Acto de veneración con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción (Cardenal Carlo María Viganò)




Plaza de España, Roma, 8 de diciembre de 2021

Ab initio et ante sæcula creata sum, et usque ad futurum sæculum non desinam:

et in habitatione sancta coram ipso ministravi.

Et sic in Sion firmata sum, et in civitate sanctificata similiter requievi, et in Jerusalem potestas mea.

Et radicavi in populo honorificato, et in parte Dei mei hæreditas illius,

et in plenitudine sanctorum detentio mea.

Eclo. 24, 14-16

Estas palabras solemnes con las que la Sagrada Escritura habla de la Sabiduría divina las aplica la liturgia a la Santísima Virgen. Quien habla es la Inmaculada: 

«Desde el principio y antes de los siglos me creó y hasta el fin no dejaré de ser. En el tabernáculo santo, delante de él ministré. Y así tuve en Sion morada fija y estable, reposé en la ciudad de Él amada y en Jerusalén tuve la sede de mi imperio. Eché raíces en el pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad».

Elegida desde antes de todos los tiempos y establecida en la Iglesia, Nuestra Señora intercede por nosotros en la morada santa, habita entre nosotros y es nuestra Reina. Resulta significativo que, por una singular simetría, el himno para la dedicación de una iglesia, Caelestis urbs Jerusalem, compuesto por San Ambrosio –cuya festividad celebramos ayer– puede aplicarse a la Virgen: O sorte nupta prospera, dotata Patris gloria, respersa Sponsi gratia, Regina formosissima, Christo jugata principi, cœli corusca civitas. Desposada por un destino providencial, honrada con gloria por el Padre, unida a Cristo Príncipe y esplendorosa ciudad del Cielo.
En esta fecha bendita conmemoramos la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, preservada de toda mancha de pecado original para que pudiera ser tabernáculo viviente e impoluto del Altísimo. Y mientras el mundo corrompido y esclavo del pecado erige en modelo una feminidad corrompida y viciosa despreciando la virginidad, la pureza y la maternidad, honramos a la siempre Virgen Madre de Dios, a Aquella que con toda razón es también Madre de la Iglesia y Madre nuestra.
Somos hijos de María Santísima e hijos de la Iglesia, porque la Virgen nos engendra en Cristo al Padre mediante el Bautismo, y al pie del altar Él nos ha encomendado como hijos a Ella mientras el agua y la Sangre que brotaron del costado del Señor se derraman en abundancia en sus sacramentos y en la Santa Misa mostrándonos el amor del divino Esposo por la Esposa, la Caridad de su jefe Cristo en el Cuerpo Místico.
No olvidéis, queridos hermanos, que del mismo modo que no es posible ir al Padre si no se va a través de su único Hijo, tampoco es posible ir al Hijo sino por medio de María Santísima, que es nuestra Reina, nuestra Abogada, nuestra Mediadora ante el trono de Dios, vida, dulzura y esperanza nuestra. No hay iglesia donde no esté María, Madre nuestra y Madre de la Iglesia, Reina nuestra y Reina de la Iglesia.
Honremos, pues, a Nuestra Señora, que ha hecho de la nueva Jerusalén –la Santa Iglesia– su habitación y ha escogido «echar raíces en un pueblo glorioso», como dice el Eclesiástico. Un pueblo que es glorioso y digno de honor no por su propia virtud, sino porque es santificado por la Gracia de Dios y porque pertenece a la Ciudad Santa a la que todos somos llamados. Un pueblo que hoy tiene que recuperar el orgullo de su propia identidad, el orgullo de pertenecer a Cristo, el honor de alistarse baja la santa bandera del Rey de reyes. Un pueblo que a lo largo de los siglos ha sabido construir una sociedad cristiana actualmente menospreciada y excluida por quienes, rebelados contra Cristo, no toleran que se pronuncie siquiera el bendito nombre de su Santísima Virgen María.

Congregados en la Plaza de España ante la estatua de la Inmaculada que erigieron las autoridades civiles en honor de su propia Madre y Reina, renovamos nuestro homenaje y nos proponemos reconstruir a partir de las ruinas de un mundo apóstata el Ordo christianus, único orden social que puede garantizar paz a la humanidad, concordia entre los pueblos, prosperidad para las naciones y salud para las almas. Esta reconstrucción, este resurgimiento espiritual y moral que todos anhelamos, sólo será posible si sabemos reconocer la realeza social de Nuestro Señor y vivimos de forma coherente la Fe que profesamos.

Esto lo que pedimos e imploramos con fe firme y confiada a la Madre de Dios: Salve Regina, Mater misericordiæ…

Carlo Mª Viganò

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

Las claves de Jacques Philippe para no perder la paz interior



Jacques Philippe es miembro de la Comunidad de las Béatitudes. En su seno ha asumido importantes responsabilidades (consejo general, responsable de los sacerdotes y los seminaristas, responsable de la formación de los pastores). Ordenado sacerdote en 1985, predica retiros en Francia y en el extranjero. Es autor de numerosos libros de espiritualidad y cuyos libros se han traducido a más de 18 idiomas.

Uno de sus libros más famosos es «La Paz Interior«, escrito en 2004. A pesar de que esta obra tiene ya unos cuantos años, conviene rescatar sus enseñanzas en estos tiempos en los que los libros de autoayuda, psicología, equilibrio emocional y similares están más de moda que nunca.

La reseña del libro reza así: «La experiencia os demostrará que la paz, que infundirá en vosotros la caridad, el amor a Dios y al prójimo, es el camino recto hacia la vida eterna.»

Vivimos una época de confusión e inquietud. Esta tendencia se manifiesta incluso en nuestra vida espiritual: nuestra búsqueda de Dios, de la santidad y del servicio al prójimo es agitada y convulsa, en lugar de ser confiada y pacífica. Pero ¿qué hacer para superar los momentos de angustia y de temor, conservando la confianza y el abandono? Es lo que nos enseña este breve tratado sobre la paz interior. A través de situaciones concretas de la vida cotidiana, el autor nos invita a reaccionar según el Evangelio. Si la paz interior es un exclusivo don de Dios, es preciso buscarla y perseguirla sin cesar. Este libro nos ayudará en esa tarea.

Estas son las claves extraídas del libro del autor francés:

1) Preocupaciones de la vida y el temor a fallar:

-El medio más seguro de perder la paz es tratar de asegurar la propia vida con la única ayuda de los medios humanos.
-Confianza en Dios.

2) Nuestra dificultad para creer en la providencia:

-Dar opción a Dios para que pueda manifestar su Providencia.

3) Temor al sufrimiento.

4) Para crecer en la confianza, una oración de hijo:

-Oración contemplativa, dulce descanso en Dios.

5) O nos abandonamos completamente o no nos abandonamos en absoluto:

-Poner todo en manos de Dios: material, afectivo y espiritual
-La medida de nuestra paz interior será la del abandono, es decir, la de nuestro desprendimiento

6) Dios lo pide todo, pero no lo toma todo obligatoriamente:

-El desprendimiento si es doloroso en el momento, irá acompañado de una profunda paz.

7) ¿Qué hacer cuando no conseguimos abandonarnos?

-El abandono no es natural, es una gracia que hay que pedir a Dios.

8) El Señor es mi pastor, nada me falta.

-No son las circunstancias exteriores las que han de cambiar. En primer lugar, ha de cambiar nuestro corazón, purificandose de su encierro, de su tristeza y de su falta de esperanza.

9) Actitud que debemos adoptar ante el sufrimiento de los que nos rodean:

-Nuestros amigos que sufren necesitan a su alrededor personas tranquilas, confiadas y alegres.

10) Los defectos y deficiencias de los demás:

-Suele suceder que perdamos la paz a causa del comportamiento que nos aflige y nos preocupa de una persona. La respuesta: abandono y confianza.
-Pecamos cuando deseamos una cosa buena, pero de un modo que es malo. Cuando nos irritamos, nos enfadamos y perdemos la paz ante las imperfecciones, el Espíritu Santo no nos está inspirando.
-Nuestro querer debe ser sereno, pacífico, paciente, desprendido y abandonado en Dios.
-Nada retrasa tanto el progreso en una virtud como el desear adquirirla con demasiado apresuramiento.

11) Jesús está en todo el que sufre:

-Nos examinarán en el amor, en especial en el amor a nuestros hermanos necesitados.


12) Paciencia con el prójimo:

-Reprender y corregir siempre desde el cariño y paz.
-Soportar con paciencia los defectos del prójimo.

13) Paciencia con nuestras propias faltas e imperfecciones:

-La tristeza, inquietud y desánimo que sentimos en el alma después de una falta NO son buenos.
-No se trata de hacer esfuerzos sobrehumanos para eliminar totalmente nuestros defectos sino recuperar cuanto antes la paz, evitando la tristeza y el desaliento.

14) Dios puede sacar el bien incluso de nuestras faltas:

-Una de las armas del demonio es hacernos perder la paz ante nuestras caídas.
-El que cae y se levanta inmediatamente gana en humildad y experimenta la misericordia divina.

15) ¿Qué hacer cuando hemos pecado?

-Si caemos en una falta que nos produce angustia o desánimo, lo primero que debemos hacer es recobrar la paz en el alma y la confianza en Dios.

16)La inquietud que nos invade cuando hemos de tomar decisiones:

-Evitar la precipitación y el apresuramiento.
-En determinados momentos no podremos encontrar solos esa valiosa paz interior. Necesitaremos la ayuda de alguien a quien abrir el alma.
-Si el Señor nos deja en medio de la incertidumbre, debemos aceptarlo tranquilamente, más que querer forzar las cosas.

17) El camino real del amor:

-Alcanzaremos la santidad el día en que nuestras impotencias y nuestra nada no sean motivos de tristeza y de inquietud para nosotros, sino un motivo de paz y alegría.

18) Algunos consejos a modo de conclusión:

-Principio fundamental: ¡No desanimarse nunca!
-Consecuencia: Si no soy capaz de conservar la paz en situaciones difíciles, pues empezar por conservarla en situaciones más sencillas de todos los días. Llevar a cabo las tareas cotidianas sin nervios y con serenidad, empeñando en hacer bien cada cosa en el momento presente.

Sobre las desconcertantes palabras de Bergoglio acerca de Mons. Aupetit (Aldo Maria Valli)



Ante las declaraciones del Papa en el avión sobre el caso del arzobispo Aupetit, uno siente una mezcla de desconcierto y tristeza. Desconcierto por el grado de desequilibrio alcanzado por Bergoglio, tristeza por el nivel al que ha descendido el papado.

En primer lugar, releamos la conversación entre el Papa y la corresponsal de Le Monde, Cécile Chambraud.

Cécile Chambraud (en español)

Santo Padre, hago la pregunta en español para mis colegas. El jueves, cuando llegamos a Nicosia, nos enteramos de que usted había aceptado la dimisión del arzobispo de París, monseñor Aupetit. ¿Puede explicar por qué, y por qué con tanta prisa?

El Papa Francisco

Sobre el caso Aupetit. Me pregunto: ¿qué hizo Aupetit que fuera tan grave como para tener que dimitir? ¿Qué ha hecho? Que alguien me responda...

Cécile Chambraud

No lo sé. No lo sé.

El Papa Francisco

Si no conocemos el cargo, no podemos condenar. ¿Cuál era la acusación? ¿Quién sabe? [nadie responde] ¡Es malo!

Cécile Chambraud

Un problema de gobierno o algo más, no lo sabemos.

El Papa Francisco

Antes de responder diré: haz la investigación. Haz la investigación. Porque existe el peligro de decir: "Ha sido condenado". ¿Pero quién lo condenó? "La opinión pública, los chismes…". ¿Pero qué hizo? "No lo sabemos. Algo..." Si sabes por qué, dilo. Por el contrario, no puedo responder. Y no sabrás por qué, porque fue una falta de su parte, una falta contra el sexto mandamiento, pero no total, sino de pequeñas caricias y masajes que hizo: así es la acusación. Esto es un pecado, pero no es uno de los más graves, porque los pecados de la carne no son los más graves. Los pecados más graves son los que tienen más "angelicidad": el orgullo, el odio... estos son más graves. Entonces, Aupetit es un pecador como yo. No sé si lo sientes así, pero tal vez... como lo hizo Pedro, el obispo sobre el que Cristo fundó la Iglesia. ¿Cómo es que la comunidad de aquella época aceptó a un obispo pecador? Y eso fue con pecados muy "angelicales", como negar a Cristo, ¿no? Pero era una Iglesia normal, estaba acostumbrada a sentirse siempre pecadora, todos: era una Iglesia humilde. Se ve que nuestra Iglesia no está acostumbrada a tener un obispo pecador, y pretendemos decir 'mi obispo es un santo'. No, esto es Caperucita Roja. Todos somos pecadores. Pero cuando los chismes crecen y crecen y crecen y se lleva el buen nombre de una persona, ese hombre no podrá gobernar, porque ha perdido su reputación, no por su pecado —que es pecado, como el de Pedro, como el mío, como el tuyo: es pecado—, sino por el parloteo de los responsables de contar la historia. Un hombre al que se le ha quitado la fama de esta manera, públicamente, no puede gobernar. Y esto es una injusticia. Por eso acepté la dimisión de Aupetit no en el altar de la verdad, sino en el de la hipocresía. Eso es lo que quiero decir. Gracias.

Bergoglio ha desplegado aquí todo su repertorio: imprudencia, ambigüedad, duplicidad, incoherencia, descaro.

Como vemos, ante un periodista que, legítimamente, quiere saber por qué el Papa ha aceptado la renuncia de Mons. Aupetit al cargo (nótese bien: Aupetit no ha renunciado, sino que ha puesto el cargo en manos del Papa, dejándole la decisión), Bergoglio dice "si no conocemos el cargo, no podemos condenar". ¡Pero si en realidad fue él quien condenó a Aupetit! Y si lo condenó, se supone que tenía elementos circunstanciales para hacerlo. En su lugar, dice a los periodistas que investiguen: pero ¿qué tienen que ver los periodistas con esto? Es él quien debe explicar por qué aceptó la dimisión de Aupetit, asumiendo la responsabilidad de la decisión.

Luego, sin embargo, dice algo; pero, como siempre, no con claridad. Más bien lanza una acusación, y lo hace (con mucha malicia) con el aire de quien aparentemente defiende al arzobispo, en esa forma dual y farisaica típica del modelo peronista aprendido en Argentina. Habla de una "falta contra el sexto mandamiento, pero no total, sino de pequeñas caricias y masajes a la secretaria, que solía hacer". La referencia a la secretaria (muy grave, porque pone introduce a una persona que nunca había sido mencionada explícitamente hasta ahora) fue eliminada de la versión oficial publicada por la Oficina de Prensa del Vaticano, pero se mantuvo en la grabación audiovisual.

¿Y qué hay de la idea de que la falta hacia el sexto mandamiento puede ser "no total"? ¿Y que hay "pecados mayores" como el orgullo y el odio? ¿Por qué más grave? ¿En comparación con qué? ¿Y quién lo ha decidido? El estado de confusión es el peor.

Y luego la última perla: un hombre (Aupetit) 'al que le han quitado la fama [supongo que quería decir la reputación] para que, públicamente, no pueda gobernar'. Y esto es una injusticia. Por eso acepté la dimisión de Aupetit no en el altar de la verdad, sino en el de la hipocresía". ¿Pero cómo? De esta manera usted, Papa, declara abiertamente que ha sucumbido a la injusticia y que no ha defendido la verdad, mientras que usted, como Pastor Supremo, debería hacer todo lo contrario. ¡No sólo: después de sus declaraciones, Monseñor Aupetit queda marcado de por vida como el que acaricia y masajea a su secretaria!

En conclusión, lo que se desprende de los enrevesados razonamientos de Bergoglio es una interioridad deteriorada y una espiritualidad enferma, así como un sentido distorsionado de la justicia y de sus deberes. Esto no es sorprendente, ya que hemos llegado a conocer a Bergoglio y su concepto de la moral. Lo sorprendente y desalentador es que todavía haya quien se preste a este juego de masacre, quien guarde silencio haciéndose cómplice de un escándalo que ha llegado a la aberración, quien tolere que una persona completamente inadecuada para el papel que desempeña siga demoliendo obstinadamente lo que queda del papado y de la Iglesia de Cristo. Un papado —hay que recordarlo— que Nuestro Señor instituyó y al que confirió el poder sagrado para que gobernara la Iglesia y no la transformara en una entidad que tuviera la finalidad contraria a la que Él fundó.

Rara vez doy nombres, pero en este caso me gustaría dirigirme a Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, un colega al que conocí, cuando todavía era vaticanista para la RAI, como una persona inteligente, honesta y amable. Querido Matteo, perdona que me meta, pero como me imagino tu malestar, te pregunto: ¿por qué no dejas este aquelarre? ¿Por qué te haces cómplice de esta locura? ¿No ves que cada día que pasa la institución del papado está más herida y degradada? ¿No ves que la auctoritas está cada vez más comprometida? Cuando todo esto termine —porque el Señor no permitirá que la Iglesia sea devastada de esta manera indecorosa— se pedirá cuenta de esta acción devastadora no sólo al principal responsable, Bergoglio, sino también a sus colaboradores, entre los que muchos sufren su excesivo poder sin compartirlo. ¿Quieres también estar —como muchos, demasiados, laicos, sacerdotes, obispos y cardenales— en el número de los que serán señalados como corresponsables y partidarios del tirano?

Aldo Mª Valli