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lunes, 29 de noviembre de 2021

Los enfermeros del Papa Francisco, el árbol del Vaticano, ‘la luz en la oscuridad’, el florecimiento del clericalismo.



Los años son los años, y el Papa Francisco se acerca a los 85 que es una edad de mucho respeto. Los obispos presentan la renuncia a los 75, algunos no llegan, los ochenta es la barrera para los cardenales que pierden su derecho a voto, los 85 son respetables y no digamos los 94 de Benedicto XVI. Es normal que a la menor se desaten todas las conjeturas. La renuncia de Benedicto XVI ha inaugurado otra forma de ejercer el ministerio petrino de la que todavía no somos muy conscientes. La renuencia del Papa, hace pocos años posible, pero impensable, hoy es posible y muy pensable. No ha pasado desapercibida la ‘escolta’ de enfermeros que lleva a su lado el Papa Francisco. Hoy se publican incluso sus nombres, el Vaticano es muy pequeño y todos nos conocemos demasiado bien. Ignoramos los motivos por los que el Papa Francisco ha decidido llevar con él a dos personas encargadas de vigilar su salud, quizás pensando en una intervención de emergencia. La salud es aparentemente aceptable, pero es lógico que tanta prevención levante fundadas sospechas.

Stilum Curiae nos ofrece una reflexión sobre la crisis de pensamiento, de libertad, de profesionalidad que se está apoderando del mundo de la información, sometido servilmente a distintos poderes políticos, financieros y ahora también farmacéuticos. La falta de independencia de los periodistas es una de las causas que contribuyen a la deriva totalitaria que vivimos, junto con la desaparición del poder judicial en defensa de las leyes establecidas. Vivimos un descenso de las ventas de periódicos que no se puede achacar únicamente al avance de la web. Los que intentan ir contra corriente terminan mal o son desacreditados en el contexto de programas de televisión empotrados en una trampa; invitando a quienes piensan de manera diferente a la narrativa dominante a asegurar una apariencia de pluralismo, pero con el claro objetivo de denigrar a quienes no están alineados. Es creciente la sensación de que nos sentimos burlados y mal informados.

Cada año es siempre la misma historia y no terminamos, hace unos días se ha colocado en la Plaza de San Pedro el árbol de Navidad que acompañará al Vaticano. El árbol talado tiene 28 metros de altura y 113 años, fue elegido entre millones de árboles, era el más hermoso, el más majestuoso, el más grande. ¿Por qué el Papa no hace nada al respecto? ¿Predica bien y aplica mal cuando habla de los problemas del mundo? La contradicción continúa porque será decorado con materiales eco-sostenibles, tanta ecología para terminar talando árboles.

Entre los actos del Papa Francisco de estos días no está el tradicional homenaje a la Inmaculada Concepción, que volverá a ser ‘un acto de devoción privada’. La justificación es que «a partir del 6 de diciembre Italia entra en régimen de mayores restricciones y la tendencia de infecciones con la llegada de nuevas variantes hace necesario evitar el hacinamiento. El año pasado, el Papa Francisco fue muy en privado al amanecer a Piazza di Spagna». El caos se siembra sembrando la contradicción y esperando que arraigue, unas cosas sin problemas y en interiores, otras no y en exteriores.

Vittorio Messori sigue activo a sus 80 años y nos ofrece ‘La luz y la oscuridad . Reflexiones entre historia, ideologías y apologética’. El jueves 2 de diciembre de 2021, a las 18 horas de Italia, podemos seguir la presentación con primeros espadas en el sitio vittoriomessori.it y en numerosos canales, YouTube Return to Ithaca, en Twitter y en la fanpage de Facebook de Aurelio Porfiri.

Terminamos con Stilum Curiae, que nos ofrece una desconsolada reflexión sobre el estado actual de la Iglesia y el clima que se vive y respira en ella, que tiene muy poco de cristiano y evangélico… La pregunta es desconcertante: ¿Es posible y admisible el abuso de poder de un vicario de Cristo? En los últimos ocho años el significado de clericalismo y anticlericalismo ha cambiado radicalmente; hoy clérigos y laicos católicos están clericalizados, en el sentido de obediencia ciega y absoluta al pontífice de turno. ¿Se puede vivir con miedo en el interior de la Iglesia? ¿Miedo a hablar de Dios, incluso miedo a rezar?

Chesterton decía: “Pedro sigue siendo Pedro para la humanidad, Él sigue dominando Europa hoy en día y millones de cristianos solo respiran en su Iglesia”. ¿Podría decir esto mismo hoy? Asistimos impotentes a la erosión de la Verdad de Cristo Resucitado; vemos a gran parte de la Iglesia imitar a los trabajadores sociales e invitar a los fieles a hacer lo mismo, ocupándose de la miseria material en lugar de la espiritual y sustituyendo la caridad cristiana por una errónea solidaridad social, donde la fe se disuelve en una forma de humanismo sin Dios, pero políticamente correcto (desigualdades, migraciones, medio ambiente). La apologética está siendo sustituida por la “ambientalismo” y los dogmas son ridiculizados y rechazados, porque se los considera anticuados por parte de los católicos ‘adultos’ que ahora dirigen esta Iglesia y tantos cómplices , demasiados, que consienten por cobardía y una presunta autoconservación.

«Señor, no soy digno…»

Buena lectura.

Specola