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domingo, 7 de octubre de 2018

“Carta abierta” de Ouellet empeora las cosas



El cardenal Marc Ouellet contestó el 7 de octubre con una “carta abierta” al arzobispo Viganò, quien le pidió en septiembre que “diera testimonio de la verdad” respecto al caso McCarrick. Pero Ouellet prefirió ahora dar testimonio de su incondicional lealtad a las fallas del papa Francisco.


Ouellet califica a las declaraciones de Viganò de “incomprensibles y extremadamente reprochables”, porque “afectan gravemente la reputación de los sucesores de los apóstoles”.

Él discute “mucho” que Francisco estaba interesado, cuando Viganò le habló en junio de 2013 sobre el caso McCarrick, porque – según Ouellet - McCarrick ya tenía 82 años de edad y Francisco estaba supuestamente sobrepasado por la cantidad de información que recibió de otros nuncios que él encontró el mismo día.

Ouellet admite como prefecto de la Congregación para los Obispos que él nunca le llevó el caso McCarrick a Francisco hasta estos últimos días.

Además, él refuta la declaración de Viganò y dice que McCarrick nunca fue “sancionado” por Benedicto XVI [pero esto es un juego de palabras]: “El ex cardenal, quien se jubiló en mayo de 2006, fue urgido enérgicamente a no viajar y a no aparecer en público, para no provocar otros rumores sobre él”, tal como Ouellet lo pone.

Él afirma que el Vaticano [supuestamente] no tenía “suficientes pruebas” de las malas acciones de McCarrick y culpa a la nunciatura de Washington de no haber producido información “reciente y decisiva” sobre el caso.

Sin embargo, Ouellet se pregunta cómo McCarrick pudo hacer la carrera que hizo [La respuesta es: porque, como liberal, él fue protegido por los medios de comunicación y el establishment eclesiástico].

La mayor parte de la carta de Ouellet son ataques personales contra Viganò, combinados con un saludo indiscriminado de Francisco, a quien llama al final “un pastor excepcional, un padre compasivo y firme, una gracia profética para la Iglesia y para el mundo”.


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NOTA: El contenido exacto de la carta de Ouellet se encuentra en Secretum Meum Mihi y también en Settimo Cielo. Ante la denuncia de Ouellet a Viganò, a quien considera responsable de la confusión que se ha producido en la Iglesia ... y poco menos que hereje, habría que atenerse a los hechos y a quienes conocen y han conocido a Monseñor Viganò.  Véase, por ejemplo, en One Peter Five, el artículo: Mientras otro ex diplomático vaticano confirma el informe, el Papa se niega responder a las acusaciones de Viganò, escrito por Steve Skojec.

El SILENCIO del VATICANO ante el Testimonio Viganò, según SPECOLA (8) Viganò presente en el sínodo



SPECOLA, 6 de octubre de 2018 (Selección)

Las noticias de hoy se centran en el Sínodo, o mejor, en los alrededores del Sínodo.

Viganò sigue presente, a pesar de no haber sido invitado a ser padre sinodal. Su testimonio y las consecuencias que le han seguido están marcando muchas de la actuaciones. Mientras no se aclare toda la situación de complicidades y silencios que han hecho posible la permanencia por decenios de una auténtica red de poder homosexual, suena muy feo recomendar a los jóvenes que se acerquen a la iglesia

Es increíble que,  a estas alturas, se siga hablando del problema de la pedofilia, cuando el verdadero problema es otro bien distinto del que no se quiere ni pronunciar el nombre. Si lo que el sínodo quiere ofrecer a los jóvenes es lo mismo del mayo del 68, pero con decenios de retraso, estamos ante un absurdo histórico. 

(...) Los textos evangélicos son muy claros. La compresión con la debilidades humanas, las que sean, siempre tienen que estar presente, pero legalizar el pecado conduce a la desaparición de la Iglesia, por ser absolutamente innecesariaLa iglesia no puede ser un territorio de riesgo para los niños y los jóvenes: a esto hemos llegado. Mientras no se disipen las dudas, y con el silenció sólo se están incrementando, no hacemos nada

El tiempo del Papa Francisco se está agotando y la huida hacia adelante que estamos presenciado no puede traer ninguna solución. Las estadísticas no son dogma de fe, pero cuando son favorables nos gustan; y el cambio que estamos viendo, en lo que afecta a la persona del Papa Francisco, es terrible. La gregoriana nos presenta un master sobre cómo luchar contra la pedofilia (nos suponemos que con San Miguel muy presente) pero éste no es el problema. La infiltración homosexual en la iglesia ha alcanzado de lleno al sacro colegio y corremos el riesgo de que el próximo conclave cuente con electores y candidatos muy poco fiables y llenos de ‘pecados originales’. 

El pueblo de Dios tiene el derecho y la necesidad de estar cabreado y no entiende la falta de fortaleza y de trasparencia en esta situación. Marx, el cardenal, propone endurecer el derecho canónico y ajustarlo al civil. El problema es que no se ha aplicado la normativa existente y el cambio de nada servirá si quien tiene que aplicarlo está ausente; el derecho no es lo que ha fallado. Todo suena a querer quedar bien diciendo que no se ha hecho más porque no estaba previsto y esto es radicalmente falso.

Specola

El Papa amenaza con “sorprender” antes de acabar el Sínodo (Carlos Esteban)



El cardenal Gualtiero Bassetti, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y cercano a Francisco, asegura «estar convencido de que el Papa nos dará alguna sorpresa»  y de que “seguro que inventa algo antes de la conclusión del sínodo”. Lo que no sabemos es si se trata de un aviso o de una amenaza.

Acaba una primera semana de sínodo ‘discreto’, del que sólo sabemos lo que nos quieren contar, coincidiendo con un comunicado vaticano en el que se anuncia que se investigará a fondo el ‘caso McCarrick’. Viganò y su informe, claro, no se citan, pero está, sin duda, tácitamente, en esta nota, como lo está en el propio sínodo.

El cardenal Bassetti nos cuenta que está seguro de que Francisco guarda una sorpresa para antes de que acabe el sínodo. Nosotros nunca lo hemos dudado; otra cosa es que creamos que vaya a gustarnos.

En un sentido, claro; en otro, no hay sorpresas: es más de lo mismo, pero subiendo el pistón. Esa misma ‘actualización’, ese mismo ‘acercamiento al mundo’, esa misma apertura que se anunció en el último concilio y dejó la Iglesia como un solar se quieren resucitar ahora de nuevo hasta llevarlas a sus últimas consecuencias. Y los jóvenes, de figurantes. Las voces de quienes hablan de un sínodo trucado, cuyas conclusiones están ya escritas, no se limita ya a grupos marginales.

A la prensa se le ha contado que los ‘grandes temas’ del sínodo ahora son la pobreza, la guerra, la desesperación y el desempleo. Es decir, lo que podría ser una agenda de la ONU. No ha habido, según el presidente de la comisión de información del sínodo, Paolo Ruffini, discusión alguna sobre esas siglas LGTBI cuya inclusión en el Instrumentum laboris tanto y tan bien ha criticado el Arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, aunque Ruffini insiste en que el término en cuestión está en los papeles, y se tocará.

No nos cabe la menor duda de que se tocará. De hecho ya ha habido un auditor sinodal alemán (claro), que ha planteado una serie de ‘exigencias’ entre las que se incluyen la igualdad entre las uniones homosexuales y las heterosexuales, la ordenación de las mujeres y “el liderazgo de la Juventud por la Juventud”, que suena muy a Mayo del 68.

La mezcla de motivos cristianos desnaturalizados y la jerga típica de las asambleas progresistas permea todo lo que nos llega de la última jornada del sínodo. Como botón de muestra, se habló de la labor de los católicos en los países musulmanes, y al respecto el cardenal Versaldi ha dicho en la rueda de prensa: “Recurren a nosotros, no porque quieran convertirse al catolicismo, sino porque pueden ver en nuestras instituciones un humanismo que apoya el diálogo, a diferencia de otras escuelas que promueven el integrismo”.

Ya ven: somos la Iglesia del ‘diálogo’, que más que proponer algo como, no sé, la salvación que nos ha traído el Hijo de Dios, escucha, esa escucha humilde que nos aconsejaba el Papa días atrás; aunque, como todo en este pontificado de la confusión, es una escucha selectiva: para un lado se está más bien duros de oído.

Se ha hablado también de sexo fuera del matrimonio y Ruffini ha desmentido categóricamente que se haya propuesto ‘suavizar’ la doctrina de la Iglesia a este respecto. ¿Demasiado pronto, quizá? ¿Necesitamos escuchar unos cuantos días más para llegar a ese asunto?

Carlos Esteban