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miércoles, 1 de noviembre de 2017

Un teólogo escribe al Papa: "Hay caos en la Iglesia y usted es una causa" (Sandro Magister)


UN ARTÍCULO DE OBLIGADA LECTURA

Thomas G. Weinandy, sacerdote desde 1972


(El formato o los énfasis añadidos, si los hay, son míos)

> Todos los artículos de Settimo Cielo en español
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Thomas G. Weinandy es uno de los teólogos más conocidos. Vive en Washington, en el Seminario de los Capuchinos, la orden franciscana a la que pertenece. Es miembro de la Comisión teológica internacional, la comisión que Pablo VI puso al lado de la Congregación para la Doctrina de la Fe para que pudiera valerse de los mejores teólogos de todo el mundo. Es miembro de esta comisión desde 2014, lo que significa que fue nombrado por el Papa Francisco.

El pasado mes de mayo de 2017, mientras estaba en Roma para una sesión de la comisión, surgió en él la idea de escribir a Francisco una carta abierta para confiarle la inquietud, no sólo suya, sino de muchos creyentes, por el creciente caos que hay en la Iglesia, que considera causado en buena parte por el propio Papa.

Rezó mucho, también en la tumba de Pedro. Le pidió a Jesús que le ayudara a decidir si escribir o no la carta y que le diera una señal… Y ésta llegó el día después, idéntica a la que él había invocado en la oración, y que ahora relata así:

> "There was no longer any doubt that Jesus wanted me to write…

Al haber sido confortado por el Cielo, el padre Weinandy decidió escribir la carta. A mediados del verano pasado se la envió al Papa Francisco. Y hoy, fiesta de Todos los Santos, la hace pública en el portal estadounidense de información religiosa Crux e inmediatamente después en Roma, en cuatro idiomas, en Settimo Cielo.

El padre Weinandy, de 71 años, ha enseñado en los Estados Unidos en numerosas universidades, en Oxford durante doce años y en Roma en la Pontificia Universidad Gregoriana.

Ha sido durante nueve años director ejecutivo del secretariado para la doctrina de la conferencia episcopal estadounidense.

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Santidad:

Escribo esta carta con amor por la Iglesia y sincero respeto hacia su ministerio. Usted es el Vicario de Cristo en la tierra, el pastor de su grey, el sucesor de San Pedro y, por lo tanto, la roca sobre la que Cristo construirá su Iglesia. Todos los católicos, clero y laicos por igual, deben dirigirse a usted con lealtad filial y obediencia fundamentadas en la verdad. La Iglesia se dirige a usted con espíritu de fe, con la esperanza que usted la guíe con amor.

Sin embargo, Santidad, su pontificado parece estar marcado por una confusión crónica. La luz de la fe, la esperanza y el amor no está ausente, pero demasiado a menudo está oscurecida por la ambigüedad de sus palabras y acciones. Esto hace que entre los fieles haya una  inquietud 
cada vez mayor, comprometiendo su capacidad de amor, alegría y paz. Permítame poner unos ejemplos.

El primero atañe a la disputa en relación al Capítulo ocho de "Amoris Laetitia". No necesito compartir mis propias preocupaciones acerca de su contenido. Otros, no sólo teólogos, sino también cardenales y obispos, ya lo han hecho. La preocupación principal es su manera de enseñar. En "Amoris Laetitia", su guía parece ser,  a veces,  intencionadamente ambigua, invitando tanto a una interpretación tradicional de la enseñanza católica sobre el matrimonio y el divorcio, como a una interpretación que parece conllevar un cambio en la enseñanza. Como usted mismo, con gran sabiduría, observa, los pastores deben acompañar y animar a las personas que se encuentran en matrimonios irregulares; pero la ambigüedad persiste con respecto al significado real de ese "acompañamiento"

Enseñar con una tal falta de claridad puede, inevitablemente, llevar a pecar contra el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad. El Espíritu Santo es entregado a la Iglesia y, sobre todo, a usted, para disipar el error, no para fomentarlo. Además, sólo donde hay verdad puede haber verdadero amor, porque la verdad es la luz que libera a las mujeres y a los hombres de la ceguera del pecado, una oscuridad que mata la vida del alma. 

Sin embargo, usted parece censurar e incluso mofarse de quienes interpretan el Capítulo ocho de "Amoris Laetitia" según la Tradición de la Iglesia, tachándolos de fariseos apedreadores representantes de un rigorismo inmisericorde. Esta clase de calumnia es ajena a la naturaleza del ministerio petrino. Parece que algunos de sus consejeros se dedican, lamentablemente, a este tipo de acciones. Dicho comportamiento da la impresión que sus puntos de vista no pueden sobrevivir a un escrutinio teológico, por lo que deben ser sostenidos mediante argumentos "ad hominem".

Segundo. Demasiado a menudo sus formas parecen menospreciar la importancia de la Doctrina de la Iglesia. Una y otra vez usted retrata la Doctrina como algo muerto, algo útil sólo para ratones de biblioteca, que está lejos de las preocupaciones pastorales de la vida diaria. Quienes le critican han sido acusados – y son palabras suyas – de hacer de la doctrina una ideología. Pero es precisamente la doctrina cristiana – incluyendo las sutiles distinciones relacionadas con creencias fundamentales como la naturaleza Trinitaria de Dios, la naturaleza y finalidad de la Iglesia; la Encarnación; la Redención; los sacramentos – la que libera al hombre de las ideologías mundanas y le garantiza que está predicando y enseñando el Evangelio verdadero, dador de vida. Quienes infravaloran la Doctrina de la Iglesia se separan de Jesús, autor de la Verdad. Y lo único que les queda, entonces, es una ideología; una ideología que se conforma al mundo del pecado y la muerte.

Tercero. Los fieles católicos están desconcertados por su elección de algunos obispos, hombres que no sólo están abiertos a quienes tienen puntos de vista contrarios a la fe cristiana, sino que también los apoyan e incluso los defienden. Lo que escandaliza a los creyentes, e incluso a algunos hermanos obispos, no es sólo el hecho que usted nombre a estos hombres como pastores de la Iglesia, sino que permanezca callado ante su enseñanza y práctica pastoral, debilitando, así, el celo de muchos hombres y mujeres que han defendido la auténtica enseñanza católica durante mucho tiempo, a veces arriesgando su propia reputación y bienestar. El resultado: muchos fieles, ejemplo del "sensus fidelium", están perdiendo la confianza en su Pastor supremo.

Cuarto. La Iglesia es un cuerpo, el Cuerpo Místico de Cristo, y el Señor le ha encargado a usted promover y fortalecer su unidad. Pero sus acciones y palabras parecen dedicarse, demasiado a menudo, a hacer lo opuesto. Alentar una forma de "sinodalidad" que permite y fomenta varias opciones doctrinales y morales dentro de la Iglesia sólo puede llevar a una mayor confusión teológica y pastoral. Dicha sinodalidad es insensata y, en la práctica, contraria a la unidad colegial de los obispos.

Santo Padre, todo esto me lleva a la última preocupación. Usted a menudo ha hablado acerca de la necesidad de que haya transparencia dentro de la Iglesia, exhortando frecuentemente, sobre todo en los dos últimos sínodos, a que todos, especialmente los obispos, hablen francamente y sin miedo a lo que pudiera pensar el Papa. Pero, ¿se ha dado usted cuenta que la mayoría de los obispos del mundo están sorprendentemente silenciosos? ¿Por qué? Los obispos aprenden rápido. Y lo que muchos han aprendido de su pontificado es que usted no está abierto a las críticas, sino que le molesta ser objeto de ellas. Muchos obispos están silenciosos porque desean serle leales y, por consiguiente, no expresan – por lo menos públicamente; otra cuestión es si lo hacen privadamente – la preocupación que les causa su pontificado. Muchos temen que si hablan francamente, serán marginados. O algo peor.

A menudo me he preguntado: "¿Por qué Jesús deja que todo esto ocurra?". La única respuesta que consigo darme es que Jesús quiere manifestar cuán débil es la fe de muchas personas que están dentro de la Iglesia, incluso de muchos, demasiados, obispos

Irónicamente, su pontificado le ha dado a quienes tienen un punto de vista pastoral y teológico perjudicial la licencia y la confianza para salir a la luz y exponer su maldad, que antes estaba oculta. Reconociendo esta maldad, la Iglesia humildemente necesitará renovarse de nuevo y, así, seguir creciendo en santidad.

Santo Padre, rezo constantemente por usted. Y lo seguiré haciendo. Que el Espíritu Santo le guíe hacia la luz de la verdad y de la vida de amor, para que pueda dispersar la maldad que, en estos momentos, está ocultando la belleza de la Iglesia de Jesús.

Sinceramente en Cristo,

Thomas G. Weinandy, O.F.M., Cap.

31 de julio de 2017
Festividad de San Ignacio de Loyola

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Desde que fue escrita esta carta, como se adivina por su fecha de redacción, han transcurrido tres meses. Por fin ha salido a la luz, gracias a Dios, porque dice verdades como puños ... Por cierto, la reacción de los partidarios a muerte de Francisco no se ha hecho esperar: La USCCB (Conferencia de los obispos católicos de los Estados Unidos) le ha pedido que renuncie como su asesor, debido al contenido de esta carta. De este modo, al hacer tal pedido, la USCCB refuerza aquello que dice el padre Weinandy sobre el miedo y la falta de transparencia.

A alguien en el Vaticano se le debería caer la cara de vergüenza: Declaración conjunta de la Santa Sede y la federación luterana sobre la celebración común de la herejía protestante


Los heresiarcas Lutero y Melanchthon en un sello emitido por el Vaticano para celebrar la herejía protestante

[Mis notas en rojo] Declaración conjunta de la Federación Luterana Mundial y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos al finalizar el 31 de octubre de 2017, el año de conmemoración común de la Reforma [en román paladino: celebración de la herejía protestante], 31.10.2017

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El 31 de octubre de 2017, último día del año de conmemoración ecuménica común de la Reforma [segunda vez que denomina "reforma" a la herejía protestante], estamos muy agradecidos por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma [tercera vez que denomina "reforma" a la herejía protestante y primera mentira pública: la herejía no puede ser un don espiritual o teológico], conmemoración que compartimos juntos y con nuestros asociados ecuménicos [será eso: con sus asociados ecumaníacos, no en mi nombre: yo no conmemoro herejías] del mundo entero. Asimismo, pedimos perdón por nuestros fracasos, las formas en que los cristianos han herido el Cuerpo del Señor y se han ofendido unos a otros durante los 500 años transcurridos desde el inicio de la Reforma hasta hoy [yo no ofendo a un hereje por intentar corregir su error; quienes les animan a continuar en él sí les ofenden, además de a nuestra inteligencia y, peor: a Dios. Cuarta vez que llaman "reforma" a la herejía protestante].

Nosotros, luteranos y católicos, estamos profundamente agradecidos por el camino ecuménico que hemos recorrido juntos en los últimos 50 años [¿Agradecidos? ¿Por qué motivo? ¿Han vuelto los herejes a la Iglesia Católica? Más bien al contrario: ni ellos vienen, y a los católicos se les espanta] Esa peregrinación, sostenida por nuestra oración común, el culto y el diálogo ecuménico, [la communicatio in sacris está condenada por la Iglesia. Diálogo, el que se quiera, que es gratis -aunque sin proselitismo difícilmente volverán a la Iglesia; pero el culto junto a herejes no le está permitido a un católico] redundó en la eliminación de prejuicios, una mayor comprensión mutua y la identificación de decisivos acuerdos teológicos. [¿Cuáles? ¿Ya creen en el Purgatorio, en los siete sacramentos, en el Santo Sacrificio del Calvario renovado de forma incruenta cada vez que se oficia la Santa Misa, en la Transubstanciación, en el culto de hiperdulía debido a la Santísima Virgen María, en la intercesión y Comunión de los Santos, etc... Me parece a mí que no] Frente a tantas bendiciones a lo largo del camino, elevamos nuestros corazones en alabanza al Dios Trino por la misericordia recibida.

En este día damos una mirada retrospectiva a un año de notables eventos ecuménicos que comenzó el 31 de octubre de 2016 con la oración común luterano-católico romana en Lund, Suecia, en presencia de nuestros asociados ecuménicos [vergüenza les debería dar, en lugar de congratularse]. Durante la presidencia de ese servicio, el papa Francisco y el obispo Munib A. Younan, entonces presidente de la Federación Luterana Mundial, firmaron una declaración conjunta que recoge el compromiso de seguir recorriendo juntos el camino ecuménico hacia la unidad por la que oraba Cristo (cf. Juan 17.21) [Cristo no oró jamás para que los católicos engañasen a quienes están en el error, diciéndoles que da igual la Verdad que la mentira. La Iglesia ya es Una; siempre lo ha sido. Sólo falta que quienes están fuera o se fueron de Ella vuelvan]. Ese mismo día, nuestro servicio conjunto a quienes necesitan nuestra ayuda y solidaridad también se vio fortalecido por una declaración de intención entre Caritas Internationalis y la Federación Luterana Mundial – Servicio Mundial.

El papa Francisco y el presidente Younan declararon juntos: “Muchos miembros de nuestras comunidades anhelan recibir la Eucaristía en una mesa como expresión concreta de la unidad plena. Sentimos el dolor de quienes comparten su vida entera, pero no pueden compartir la presencia redentora de Dios en la mesa de la Eucaristía. [El Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo están presentes de forma real, no simbólica, tras las palabras de la consagración pronunciadas por el sacerdote -es lo que se conoce como Transubstanciación-, que oficia en un altar, no en una mesa de comer, la Santa Misa, que es el mismo Santo Sacrificio del Calvario renovado de forma incruenta, y no sólo una "eucaristía" o alabanza] Reconocemos nuestra conjunta responsabilidad pastoral para responder al hambre y la sed espirituales de nuestro pueblo de ser uno en Cristo. Anhelamos que sea sanada esta herida en el Cuerpo de Cristo. [Pues ya saben: díganles la Verdad y recen para que se conviertan y regresen a la Iglesia, en lugar de engañarles] Este es el propósito de nuestros esfuerzos ecuménicos, que deseamos que también progresen mediante la renovación de nuestro compromiso con el diálogo teológico.”

Las bendiciones de este año de conmemoración incluyen el hecho de que por primera vez, luteranos y católicos hayan considerado la Reforma desde una perspectiva ecuménica, [No en mi nombre; yo no considero tal cosa, condenada en numerosas encíclicas papales. Quinta vez que llaman "reforma" a la herejía protestante] lo que dio lugar a un nuevo enfoque de los acontecimientos del siglo XVI que llevaron a nuestra separación. [Se mire como se mire, la herejía es la herejía; no hubo "reforma" alguna en la herejía de Lutero. La verdadera Reforma fue la católica, que se conoce como Contrarreforma y que tantos Santos dio a la Iglesia] Reconocemos que si bien el pasado no se puede cambiar, su influencia sobre nosotros hoy en día se puede transformar para que sea un estímulo al crecimiento de la comunión [¿Cómo puede crecer algo que no existe? Sorprendente] y un signo de esperanza a fin de que el mundo supere la división [¿Qué división? La Iglesia jamás se ha dividido, porque no puede; siempre ha sido Una. Lo que hay son personas que se alejan de Ella. A éso se le llama alejamiento o rechazo, no división] y la fragmentación [Ídem]. Una vez más, resultó claro que lo que tenemos en común es mucho más que aquello que nos divide. [Tal afirmación es, simple y llanamente, mentira -por desgracia-]

Nos alegra que la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación, [A mí no me alegra nada de nada. ¿Siguen creyendo los herejes que la sola fe justifica al hombre pecador y que éste no precisa del arrepentimiento, cambio de vida y las buenas obras, así como hacer penitencia para el perdón de sus pecados y para poder salvarse? Me da a mí que no] firmada en un acto solemne por la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Católica Romana en 1999, también fuera firmada en 2006 por el Consejo Metodista Mundial y por la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas en este año de conmemoración. [Es un evento para lamentar, no para conmemorar] Además, hoy mismo será acogida y recibida por la Comunión Anglicana en una ceremonia solemne en la abadía de Westminster. Sobre esta base nuestras comuniones cristianas [No existe comunión entre la Iglesia y los herejes y cismáticos; decir lo contrario es mentir] pueden construir un vínculo más estrecho de consenso espiritual [la Verdad no se consensúa, ni se presta a acuerdo o votación: la predica la Iglesia y los demás la aceptan o la rechazan] y testimonio común en el servicio del evangelio.

Reconocemos con gratitud, los numerosos eventos de oración y culto comunes que luteranos y católicos celebraron junto con sus asociados ecuménicos en distintas partes del mundo, [Lamentable: la communicatio in sacris está condenada por la Iglesia, como nos recuerdan numerosas encíclicas papales] los encuentros teológicos y las publicaciones significativas que dieron sustancia a este año de conmemoración.

De cara al futuro, nos comprometemos a seguir nuestro camino común, guiados por el Espíritu de Dios, [A tenor de la deriva que han tomado no pocos miembros de la jerarquía de la Iglesia, así como por esta declaración, llena de falsedades, el camino ecuménico más bien parece guiado por otro espíritu muy diferente] hacia la mayor unidad [La unidad no puede ser mayor, ni menor: o hay unidad, o no la hay. En la Iglesia siempre la ha habido: sólo hay Una Iglesia, que es la Católica, fundada por Nuestro Señor Jesucristo] de acuerdo a la voluntad de nuestro Señor Jesucristo. Con ayuda de Dios, pretendemos discernir [Malo, malo: esta palabra, inofensiva en sí misma, se ha utilizado en el último año para fomentar las Confesiones y Comuniones sacrílegas por parte de los adúlteros y otros pecadores no arrepentidos ni con propósito de la enmienda] a través de la oración nuestra comprensión de la Iglesia, la Eucaristía y el Ministerio, buscando un consenso sustancial que permita superar las restantes diferencias que existen entre nosotros. [Lo dicho: la Verdad ya ha sido revelada por Cristo de una vez y para siempre, y de esa Revelación es depositaria y transmisora la Iglesia. No hay consenso posible: o los herejes aceptan la Verdad, íntegramente, o permanecerán en el error fuera de la Iglesia] Con profunda alegría y gratitud, confiamos en “que el que comenzó en [nosotros] la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1.6).

CATHOLICVS

Commémoration des 500 ans du protestantisme. Des catholiques protestent et perturbent la cérémonie

La policía arresta a jóvenes católicos rezando el rosario en la Catedral para protestar por el evento de Reforma. Véase este vídeo:

Duración 3:43 minutos

Resumen de lo sucedido (Fuentes usadas Life Site News y One Peter Five)

En efecto, 11 jóvenes católicos fueron sacados de una catedral católica por rezar el rosario en protesta por un servicio ecuménico que trajo protestantes a la iglesia para celebrar el aniversario de la Reforma, y ​​específicamente, el aniversario de la publicación de Martin Lutero de su "95 Tesis". 

Recordemos lo que el Papa León X dijo acerca de la teología de Lutero en su condena, Exsurge Domine , escrita en 1520:
Debido a que los errores anteriores y muchos otros están contenidos en los libros o escritos de Martín Lutero, también condenamos, reprobamos y rechazamos completamente los libros y todas las escrituras y sermones de dicho Martin, ya sea en latín o en cualquier otro idioma , que contiene dichos errores o cualquiera de ellos; y deseamos que sean considerados como totalmente condenados, reprobados y rechazados. Prohibimos a todos y cada uno de los fieles de ambos sexos, en virtud de la santa obediencia y bajo las penas antes mencionadas, incurrir automáticamente, leerlos, afirmarlos, predicarlos, alabarlos, imprimirlos, publicarlos o defenderlos.
Y es con este espíritu que vinieron estos jóvenes manifestantes y entregaron un folleto explicando el motivo de su protesta:
"Nuestra Catedral de San Miguel y Santa Gúdula es un edificio católico construido por nuestros padres para ser una Casa de Dios, para la celebración de la Santa Misa, para la alabanza de Dios y los santos. 
"La ocupación de nuestra catedral por los protestantes para conmemorar el 500 aniversario de la Reforma es, por lo tanto, una profanación.
"De hecho, la llamada Reforma fue realmente una revuelta: bajo el pretexto de combatir los abusos, Lutero se rebeló contra la autoridad divina de la Iglesia Católica, negó numerosas Verdades de la Fe, abolió el Sacrificio de la Misa y los Sacramentos, rechazó la necesidad de buenas obras y la práctica de las virtudes cristianas. Finalmente, atacó la veneración de la Virgen María y los santos, la vida religiosa y los votos monásticos.
"Esta terrible revolución fue una gran tragedia para la sociedad cristiana y para la salvación de las almas. Y los errores luteranos todavía son herejías porque la Verdad es eterna ".
Continuaron orando mientras el organista y la congregación intentaban ahogarlos. Su protesta terminó en la expulsión violenta de la iglesia a manos de la policía ... pero fue su historia y su mensaje ( y no la de los celebrantes de la Reforma)  lo que ha llamado la atención internacional ... y es que "el Espíritu sopla donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va" (Jn 3, 8) . En este caso, lo ha hecho sirviéndose de estos jóvenes valientes y generosos, a los que no les ha importado que los detuviera la policía, porque sabían muy bien que "es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech 5, 29)

Selección y comentarios: José Martí

El corazón del problema: Lutero, 500 años después (Michael Voris)

Duración 4:11 minutos