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martes, 16 de noviembre de 2021

Histerias tragacionistas (Juan Manuel de Prada)



La nueva histeria tragacionista consiste en reclamar la inoculación obligatoria de terapias génicas experimentales a toda la población, así como en exigir certificados que acrediten tal inoculación para poder acceder a transportes públicos, lugares de ocio e incluso al puesto de trabajo.
En este rincón de papel y tinta siempre hemos defendido que el bien común debe anteponerse a cualquier interés sectario o personal, mucho más cuando tal interés es crudamente crematístico o de control disciplinar. En este sentido, las vacunas constituyen un excelente instrumento en pro del bien común, pues protegen al vacunado, generando en él inmunidad frente a posibles contagios. No ocurre lo mismo con las terapias génicas experimentales, como demuestra un estudio que acaba de publicar la prestigiosa revista médica ‘The Lancet’ («Community transmission and viral load kinetics of the SARS-CoV-2 delta variant in vaccinated and unvaccinated individuals in the UK: a prospective, longitudinal, cohort study»), donde se reconoce sin ambages que el coronavirus se extiende también en «poblaciones con altas tasas de vacunación», incluso entre «personas totalmente vacunadas», quienes, además, cuando se contagian de nuevo, tienen una carga viral similar a la de las personas no vacunadas. Se agradece que una revista tan prestigiosa como ‘The Lancet’ reconozca paladinamente esta evidencia, que muchos hemos probado en nuestras propias carnes.

Y esto ocurre, pura y simplemente, porque las terapias génicas experimentales que nos han inoculado no son vacunas. De ahí que no inmunicen a los inoculados, de ahí que no eviten que los inoculados contagien; en todo caso, tal vez aminoren los efectos del contagio (lo que convierte a los inoculados en personas más peligrosas, pues al no enfermar prosiguen en sus hábitos normales y contagian más abundantemente). 

Por el momento, ignoramos si estas terapias génicas experimentales están provocando mutaciones en el virus. Sabemos con certeza, en cambio, que están provocando multitud de reacciones adversas, desde infartos fulminantes hasta miocarditis, trombosis, culebrilla, desarreglos menstruales, etcétera. Nadie, sin embargo, se hace cargo de estas numerosas reacciones adversas de las terapias génicas experimentales, ni los laboratorios que las fabrican, ni los estados que fuerzan su inoculación, ni los médicos que las administran, que sin embargo no las prescriben, para no incurrir en responsabilidades. 

Si todavía restase prensa libre en el mundo, se estarían denunciando tales prácticas, así como la ineficacia de las terapias génicas experimentales (¡sobre la que nos ha advertido el inventor de la técnica del ARN mensajero!); y se estaría investigando la proliferación de reacciones adversas.

Pero la prensa sistémica se halla al servicio de una estrategia biopolítica de control social. Por eso se dedica a azuzar las histerias tragacionistas y a enviscar a las sociedades, demonizando a quienes no están dispuestos a dimitir de la racionalidad.

JUAN MANUEL DE PRADA


NOTA PERSONAL: Espero que este artículo de Juan Manuel de Prada no le suponga ningún tipo de "castigo" o represalia. Al fin y al cabo, lo único que hace es limitarse a decir la verdad, aunque ésta le guste bien poco a los "poderosos" (por desgracia).

sábado, 13 de noviembre de 2021

Tragacionistas y negacionostas. La nueva lucha de clases Un artículo de Pablo Blas Villarmín



Que la sociedad mundial, tal como la conocíamos, está siendo atacada por entes dotados de un enorme poder, es una realidad que los mismos hechos nos ponen en evidencia. Solo es necesario observar los cambios sociales, culturales, éticos, religiosos, etc, que se imponen a la sociedad. 

Como ejecutores, en primer lugar, la clase política con su poder de fabricar leyes antisociales[1]

Le sigue la clase periodística con empresarios que hoy viven de la subvención, fijándoles aspectos de su línea editorial, y periodistas comprados y sumisos que ejercen una crítica falsa y socialmente envenenada. 

Así mismo, las instituciones públicas y por ello sociales: el poder judicial, el orden público y la misma sanidad sujetas a leyes, órdenes y protocolos que emergen de un “arriba”, muchas veces indefinido y que se ven obligados a obedecer, en aras de su estabilidad.

Todo lo anterior que presagiaba tormenta, estalló en España con toda su virulencia a partir de Marzo de 2020, provocando una escalada de terror sin parangón en la población, al sumarse la muerte horrible de nuestros mayores, atrapados en residencias, con protocolos sanitarios hoy absurdos como el uso del paracetamol como único remedio y la prohibición de autopsias a los fallecidos[2]; seguido de medidas políticas malintencionadas, hoy día declaradas inconstitucionales y que solo produjeron, pobreza y miseria. 

La guerra contra la sociedad había comenzado, el factor sorpresa había concluido con enorme éxito para sus creadores y una sociedad aterrorizada ansiaba una solución urgente, huyendo de cualquier sentido crítico ni siquiera analítico de la situación.

Entonces empezaron la segunda batalla. La solución no fue investigar a fondo el virus [3], sino poner en circulación, experimentales inyectables transgénicos, que no vacunas, con la increíble cualidad de actuar sobre nuestro sistema inmune con objeto de limitar los efectos del “bicho” sin eliminarlo, para lo cual, ha de estar vacunada un enorme porcentaje de la población. 

Solo con el terror se podía conseguir que la población aceptase esta realidad, aceptación que empieza a resentirse al ver día a día, que se sigue utilizando el miedo como medio, al tiempo que sus pobres esperanzas disminuyen. La variante delta no la soporta la vacuna.


Durante este tiempo, la verdad buscada por los mal llamados negacionistas[4] se acentuaba, y hoy sabemos:

-Si no hay virus atenuados en los inyectables, no son vacunas.

-Si no se ha podido aislar el virus Sar. Cov 2, ni existe el virus ni sus variantes.

-La presencia de grafeno en los inyectables está demostrada científicamente desde el 2 de noviembre. Esta sustancia es un veneno que afecta , sobre todo al corazón (infartos miocarditis), al torrente sanguíneo (trombos),y al cerebro (enfermedades neurològicas) capaz además de excitarse e interactuar con las ondas electromagnéticas (Antenas),. Su presencia puede detectarse por pegarse objetos metálicos en el lugar de la inyección y después por el pecho y frente.

-Y lo más asombroso, a las personas vacunadas se les ha introducido lo que solo puede ser un micro o nano chip capaz de identificar a cada persona mediante una dirección MAC (Media Access Control) cuya capacidad de aceptar órdenes, decisiones exteriores, etc, todavía desconocemos.

Todos estos hechos son increíblemente negados por los medios de comunicación que deberían informarnos y por los creadores de los inyectables que, sin informar, han cometido semejantes aberraciones. 

Imaginemos, aunque es mucho imaginar, que el resto de colectivos sociales han sido igualmente engañados, junto a la población en general.

La tercera batalla ya parece haber sido declarada por todos los medios de comunicación globalistas, la consigna es clara: ¿qué hacemos con los negacionistas?

Todo depende del grado de frustración de los afirmacionistas hoy llamados tragacionistas al verse inmersos en una situación de difícil solución y que ellos han contribuido a crear. Viviendo en una fantasía tecnológica prefabricada y antisocial, con nombres sugestivamente llamativos como postmodernismo y transhumanismo. Falsa realidad creada concienzudamente por los poderosos y que la están transformando en una devastadora catástrofe, usando la mentira [5] y el terror como armas psicológicas, esas sí, postmodernas.

El enemigo común es uno solo. No nos equivoquemos de bando.

Postdata: La desintoxicación del grafeno es posible.

*Un artículo de Pablo Blas Villarmín

[1] ¿Qué sociedad aprobaría estas leyes: Derecho de la mujer al aborto. Eutanasía por decisión médica o judicial. Ideología de género: No importa el sexo sino el “género que uno se construya”. Los padres carecen de autoridad frente a los hijos.

Políticas migratorias infames que con culturas antagónicas solo pueden desestabilizar y deteriorar la convivencia. Etc.

[2]Impidiendo un estudio a fondo de la enfermedad.

[3]Noviembre de 2121 no se ha aislado el virus Sar. Cov 2. Cientificamente no existe.

[4] Actitud que consiste en la negación de determinadas realidades y hechos históricos o naturales relevantes especialmente el holocausto .

[5] La mentira es el arma de Satanás