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domingo, 27 de abril de 2025

Oración del Cardenal Burke por un Vicario “digno” de Cristo en la tierra



El cardenal Raymond Leo Burke ha compuesto una oración para ser recitada después del entierro del Papa Francisco y durante los nueve días previos al Cónclave Papal.La novena comienza el 26 de abril y termina el 5 de mayo de 2025

Novena por el Sagrado Colegio Cardenalicio reunido para el Cónclave para elegir al Romano Pontífice

Me arrodillo ante ti, oh Virgen Madre de Dios, Nuestra Señora de Guadalupe, Madre compasiva de todos los que te aman, claman a ti, te buscan y confían en ti. 
Oramos por la Iglesia en un momento de gran prueba y peligro para ella. Así como acudiste en ayuda de la Iglesia en el Tepeyac en 1531, te rogamos que intercedas por el Sagrado Colegio Cardenalicio reunido en Roma para elegir al Sucesor de San Pedro, Vicario de Cristo, Pastor de la Iglesia Universal. 
En este momento tumultuoso para la Iglesia y para el mundo, intercede ante tu Divino Hijo para que los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, su Cuerpo Místico, obedezcan humildemente las inspiraciones del Espíritu Santo. Que por tu intercesión elijan al hombre más digno para ser Vicario de Cristo en la tierra. 
Contigo pongo toda mi confianza en Aquel que es el único auxilio y nuestra salvación. Amén. 
¡Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti confían, ten piedad de nosotros! 
Nuestra Señora de Guadalupe, Virgen Madre de Dios y Madre de la Divina Gracia, ¡ruega por nosotros!

lunes, 9 de octubre de 2023

Burke y Müller: «El Espíritu Santo no puede contradecirse» (Carlos Esteban)



Hace algunas semanas, en vísperas del sínodo, uno de sus más conspicuos participantes, el jesuita norteamericano James Martin, acusó a los críticos de la asamblea sinodal de no creer en el Espíritu Santo, como si la Tercera Persona de la Santísima Trinidad fuera responsable todo lo que cualquiera proclame en su nombre.

Pero en una intervención en la cadena católica norteamericana EWTN, el ex Prefecto del Tribunal de la Signatura Apostólica, cardenal Raymond Burke, recordó lo evidente: Dios no puede contradecirse, y decir hoy lo contrario de lo que dijo ayer.

Burke cargó contra la continua referencia al Espíritu Santo en las decisiones de este Sínodo, señalando que “es el mismo que inspira a la Iglesia desde hace dos mil años y no se contradice. No puede haber inspirado durante dos mil años que algo es malo y ahora inspirar que es bueno».

Burke y su colega Gerhard Müller, antiguo prefecto para la Doctrina de la Fe, reiteraron para la EWTN, la doctrina de la fe e instaron a los católicos a resistir con fortaleza y permanecer en la única Iglesia de Cristo.

Los dos primeros actos del nuevo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe , a saber, la publicación de la carta del Papa Francisco a la primera versión de la dubia de cinco cardenales y la respuesta a las preguntas del cardenal Dominik Duka sobre Amoris Lætitia, contradecían la enseñanza constante de la Iglesia sobre al menos un punto capital: el mal intrínseco de la sexualidad ejercida fuera del matrimonio legítimo. Estos documentos llevan la firma ex audientia de Francisco, pero no se encuentra en ellos la fórmula habitual: « el Sumo Pontífice NN, el…, aprobó esta Carta (o Instrucción/Decreto/Nota, etc.) y ha ordenado su publicación». El detalle es digno de mención y confiado a la reflexión de los canonistas.

“Permanezcamos con Cristo en la Iglesia”, implora Burke. “Aunque sea el Papa quien defiende lo falso, nosotros defendemos la verdad (…). Creemos que el Señor está llevando todo a buen fin. Mientras tanto el sufrimiento es terrible; En cualquier caso, no subestimo el sufrimiento de los católicos; No sé qué tan buen católico soy, pero también sufro. Pero debemos confiar en el Señor, permanecer con Él, no ir a otra parte». Y pone el ejemplo de la fortaleza de San Atanasio, quienes tuvieron que sufrir toda clase de castigos y sanciones para defender la fe. «Nosotros también debemos estar dispuestos a hacerlo», dijo el cardenal.

Müller habló del trato indigno que algunos obispos católicos están recibiendo por parte del Papa, como el obispo de Tyler, monseñor Strickland, mientras que abusadores sexuales, como Rupnik, disfrutan de su protección: «El obispo no es un delegado de la Papa». El Papa sólo puede intervenir cuando hay problemas graves, de carácter moral o doctrinal; «Es una vergüenza que los buenos obispos ortodoxos estén sujetos a estas presiones y que otros que están haciendo muchas cosas malas y son heterodoxos reciban una gran tolerancia por parte de Roma».

Carlos Esteban

miércoles, 6 de septiembre de 2023

El Sínodo de la Sinodalidad es una “caja de Pandora”: Cardenal Burke


Cardenal Raymond Burke. Foto por infocatolica y pixabay


(CATOLIN).- El cardenal Raymond Burke escribió el prólogo de un nuevo libro en donde denuncia que el Sínodo de la Sinodalidad es una “caja de Pandora” que amenaza con desatar graves daños en el Cuerpo Místico de Cristo. De acuerdo con lo relatado por Diane Montagna para el Catholic Herald The Synodal Process is a Pandora’s Box (El proceso sinodal es una caja de Pandora), escrito conjuntamente por José Antonio Ureta y Julio Loredo de Izcue, presenta una serie de 100 preguntas y respuestas destinadas a informar al público en general sobre un debate que, según ellos, ha estado “limitado en gran medida a los iniciados” a pesar de su “impacto potencialmente revolucionario”.

En su prólogo, el cardenal Burke, ex prefecto de la Signatura Apostólica, menciona:

“Se nos dice que la Iglesia que profesamos, en comunión con nuestros antepasados en la fe desde el tiempo de los Apóstoles, ser Una, Santa, Católica y Apostólica, ahora debe ser definida por la sinodalidad, un término que no tiene historia en la doctrina de la Iglesia y para el que no existe una definición razonable.

La sinodalidad y su adjetivo, sinodal, se han convertido en eslóganes tras los que se esconde una revolución para cambiar radicalmente la autocomprensión de la Iglesia, de acuerdo con una ideología contemporánea que niega mucho de lo que la Iglesia siempre ha enseñado y practicado. 

No se trata de una cuestión puramente teórica, pues la ideología ya se ha puesto en práctica, desde hace algunos años, en la Iglesia en Alemania, difundiendo ampliamente la confusión y el error y su fruto, la división -incluso el cisma-, con grave perjuicio para muchas almas. 

Con el inminente Sínodo sobre la sinodalidad, es de temer, con razón, que la misma confusión, el mismo error y la misma división lleguen a la Iglesia universal. De hecho, ya ha comenzado a suceder a través de la preparación del Sínodo a nivel local”. 

El libro publicado en ocho idiomas, responde de forma clara y concisa a toda una serie de preguntas en torno a este controvertido acontecimiento. Toma como base los documentos oficiales del Sínodo y una amplia gama de fuentes, los temas incluyen la naturaleza del Sínodo de los Obispos y los cambios que ha introducido el Papa Francisco, el proceso sinodal y si los organizadores consultaron realmente al “Pueblo de Dios”, así como el significado de “sinodalidad, escucha e inclusión”.

Examina lo que los promotores del Sínodo consideran el “principal problema” de la Iglesia, lo que su solución significaría para una Iglesia jerárquica y cómo afectaría a la sagrada liturgia. Entre otras cosas, examinan la muy controvertida vía sinodal alemana y sus posibles ramificaciones para la Iglesia universal. 

Analizan el impulso a la democratización de la Iglesia, la ordenación de mujeres y lo que significa para sus promotores la «”nclusión” de los homosexuales en la Iglesia. Finalmente, examinan las reacciones a la sinodalidad, si se llegará a un “compromiso a la romana” y qué tipo de Iglesia surgiría si el proceso sinodal se llevara hasta sus últimas consecuencias.

La publicación del libro se da en medio de un creciente rechazo en los medios de comunicación.

El pasado 14 de agosto, el diario francés Le Figaro publicó en portada un artículo del periodista Jean-Marie Guénois, en el que acusaba al Vaticano de avanzar sin tener verdaderamente en cuenta la espiritualidad de los católicos franceses.

“La gente piensa que la consulta que condujo al documento preparatorio fue tendenciosa, como una maniobra para llegar a conclusiones escritas de antemano”, señaló una fuente a Guénois, enfatizando que el nuevo documento de trabajo del Sínodo, Instrumentum laboris, “ha provocado una agitación sin precedentes entre los sacerdotes moderados y un buen número de obispos. Hasta ahora acríticos, muchos están preocupados por el asalto autoritario y voluntarista de Francisco a una reforma que consideran arriesgada y confusa. Esta nueva desconfianza entre los moderados es global”.

En una entrevista reciente concedida por la laica suiza Helena Jeppesen-Spuhler, uno de los nuevos miembros laicos con derecho a voto elegidos por el Papa Francisco para el Sínodo de octubre, admitió abiertamente que está “a favor de la ordenación de mujeres”, que cree que “la cuestión LGBTQIA+ debe tomarse muy en serio y que ¡es nuestra última oportunidad!”.

Diane Montagna asegura que los organizadores del sínodo han insistido en que no existe una agenda oculta, pero la realidad de esa agenda está empezando a salir de esta Caja de Pandora, junto con tantas otras cosas que el Cardenal Burke y muchos otros temen que causarán un gran daño a la Iglesia.

Por su parte, el cardenal Gerhard Müller lo ha calificado de “conquista hostil” de la Iglesia Católica y el cardenal George Pell (DEP) lo calificó de “pesadilla tóxica”.

El Sínodo sobre la Sinodalidad se está celebrando en tres fases: local, continental y universal. En octubre comenzará la etapa universal con la decimosexta Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que reunirá a 300 obispos y laicos en el Vaticano, luego de que el Papa Francisco concediera el mismo derecho de voto a los miembros episcopales y no episcopales.

En 2024 se celebrará una segunda asamblea.

Rolando Tobit

miércoles, 30 de agosto de 2023

El cardenal Burke teme que el Sínodo de la sinodalidad aporte «confusión, error y división» en la Iglesia



Escribe Burke sobre el Sínodo que «es una situación que con razón preocupa a todo católico reflexivo y a toda persona de buena voluntad que observe el daño evidente y grave que se está infligiendo al Cuerpo Místico de Cristo». El purpurado estadounidense afirma que «ee nos dice que la Iglesia que profesamos —en comunión con nuestros antepasados en la fe desde el tiempo de los Apóstoles— como Una, Santa, Católica y Apostólica, ahora será definida por la sinodalidad, un término que no tiene historia en la doctrina de la Iglesia y para el cual no existe una definición razonable».

«La sinodalidad y su adjetivo, sinodal, se han convertido en consignas con las cuales se está fraguando una revolución para cambiar radicalmente la autocomprensión de la Iglesia, de acuerdo con una ideología contemporánea que niega mucho de lo que la Iglesia siempre ha enseñado y practicado», lamenta el cardenal.

Raymond Burke escribe que «no es una cuestión puramente teórica, pues esta ideología ya se ha puesto en práctica desde hace algunos años en la Iglesia en Alemania, difundiendo ampliamente la confusión y el error y su fruto, la división —de hecho, el cisma— con grave daño de muchas almas».

Burke carga contra «el inminente Sínodo sobre la Sinodalidad» y defiende que «es razonable temer que la misma confusión, error y división puedan afectar a la Iglesia universal. De hecho, ya ha comenzado a suceder a través de la preparación del Sínodo a nivel local».

«Solo la verdad de Cristo, tal como nos es transmitida en la perenne e inmutable doctrina y disciplina de la Iglesia, puede abordar eficazmente la situación, revelando la ideología subyacente, corrigiendo la confusión mortal, el error y la división que se está propagando, e inspirando a los miembros de la Iglesia a emprender la verdadera reforma, que es la conversión diaria a Cristo vivo para nosotros en la enseñanza de la Iglesia, en su oración, su adoración y su práctica de las virtudes y de la disciplina», sentencia el cardenal Burke.

domingo, 22 de enero de 2023

“Sí, soy un fundamentalista”, dice el cardenal Burke

ADELANTE LA FE


“Estoy abierto al mundo, pero insisto en las cosas fundamentales. Como la Eucaristía”. “La Iglesia debe ser clara sobre la identidad”, dice al Foglio el canonista

El cardenal Raymond Leo Burke, hoy capellán de la Soberana Orden Militar de Malta, fue prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura apostólica del 2008 al 2014. Esto tuvo lugar el 2 de abril de 2016
.
Si por fundamentalista se entiende alguno que insiste en las cosas fundamentales, soy un fundamentalista. Como sacerdote, no enseño ni actúo para mí mismo. Pertenezco a Cristo. Actúo en su persona, enseño solo lo que Él enseña en la Iglesia, porque esta enseñanza salvará las almas. 

El cardenal Raymond Leo Burke, canonista y desde hace casi un año capellán de la Soberana Orden Militar de Malta, responde así a la pregunta de el Foglio si su notable y repetida oposición a cada cambio de la praxis pastoral en discusión durante estas semanas en el sínodo sea tachada de fundamentalismo. 

Burke dice que hay que olvidar las etiquetas, cuyo uso “es un modo para descartar a una persona y para no considerar la verdad de lo que enseña o hace. Yo soy católico romano, espero siempre serlo, y, al final de mi vida terrena, morir en los brazos de la Iglesia”. 

(...) De la Eucaristía se discute y se debate ardientemente, en libros y diarios y asambleas episcopales. Darla o no darla a los divorciados vueltos a casar es el dilema sobre el cual se desarrolla el confrontamiento sinodal, con los bandos opuestos empeñados en individualizar un compromiso capaz de evitar sucesivas laceraciones. 

Walter Kasper, teólogo y cardenal alemán al que el pontífice asignó el honor de sostener la relación consistorial sobre la familia, en febrero de 2014, ha confirmado recientemente que no se puede negar la comunión a los divorciados vueltos a casar, desde el momento en que la Eucaristía “es siempre para los pecadores”.

Burke tiene las ideas claras: “la proposición del cardenal Walter Kasper no es conciliable con la doctrina de la Iglesia sobre la santa comunión y sobre la indisolubilidad del matrimonio. Ciertamente, el Santísimo Sacramento es para los pecadores – que somos todos nosotros- pero para pecadores arrepentidos. La persona que vive en unión irregular es relacionada a otro matrimonio, y por eso vive públicamente en estado de adulterio, según la clara enseñanza del Señor en el evangelio. Hasta que la persona en unión irregular, o sea, en un contexto contrario a la verdad de Cristo sobre el matrimonio, no corrija la propia situación, no puede disponerse a recibir los sacramentos, porque no ha manifestado el arrepentimiento necesario para la reconciliación con Dios”

Y aunque se discute, y no son pocos los que quisieran abrirse a tal posibilidad, también en el nombre de la divina misericordia que no deja atrás a ninguno. Dice Burke: “Si la Iglesia permitiera la recepción de los sacramentos (al menos en un solo caso) a una persona que se encuentra en unión irregular, significaría que o el matrimonio es indisoluble y así la persona no está viviendo en un estado de adulterio, o que la santa comunión no es comunión en el cuerpo y sangre de Cristo, que en cambio necesita la recta disposición de la persona, o sea, el arrepentimiento de grave pecado y el sólido propósito de no volver a pecar”.

“Tristemente –agrega el purpurado- toda la discusión que ha seguido la presentación de la tesis del cardenal Kasper, sea antes o después de la asamblea del sínodo de los obispos en octubre de 2014, creó una gran confusión entre muchos fieles. Muchos sacerdotes y obispos me dicen que tantas personas que viven en unión irregular están convencidas que la Iglesia ha cambiado su enseñanza y por eso pueden recibir los sacramentos. En una gran ciudad que visité el pasado mayo, sobre el portón de una iglesia parroquial había un aviso en el que se advertía que en esa iglesia los divorciados vueltos a casar accederían a los sacramentos. En ciertos países, parece que diversos obispos hayan simplemente tomado la decisión de administrar los sacramentos a cuantos se encuentran en unión irregular”. Raymond Burke ve confusión: “no hay duda que la confusión sea ya grande, y que la Iglesia, para el bien de las almas y para su fiel testimonio a Cristo en el mundo debe afirmar claramente su perenne enseñanza sobre la indisolubilidad del matrimonio y sobre la santa comunión”.

(...). Quizá el riesgo de hoy es de degradar el sentido, casi haciendo aparecer la comunión una rutina o menos: “No hay duda que por varios motivos, el supremo bien con el que el Señor ha dotado su cuerpo místico, la Iglesia, es decir, el sacramento de la Eucaristía, dé mucho para que en la Iglesia no sea visto en su tremenda realidad. Cuando uno considera la verdad enunciada de santo Tomas de Aquino, según el cual la Eucaristía contiene todo el bien de nuestra salvación, es difícil comprender cómo tantos se ausentan de la misa dominical y tantos no retienen que la sagrada hostia sea el verdadero cuerpo de Cristo”.

Pero también hay otras cosas, por ejemplo, la difícil comprensión por el “modo de ofrecer la santa misa centrado en el sacerdote y la congregación, y no en la presencia real de Cristo, sentado a la derecha del Padre celeste, que baja al altar para hacer presente su sacrificio, para ofrecernos de nuevo el don de sí mismo, como lo hizo por primera vez en la última cena, anticipando su Pasión y muerte para nuestra salvación. 

Si uno cree verdaderamente en el sacramento de la Eucaristía, no renunciará a presenciar la asamblea eucarística y querrá demostrar en modos concretos de fe a través de la dignidad de la celebración de la santa misa y las devociones eucarísticas, la exposición del Santísimo con la bendición, las procesiones eucarísticas, las visitas al Santísimo Sacramento, actos de comunión espiritual durante el día, etc.”. 

(...) “En mi opinión dice el cardenal Burke – la principal causa de la pérdida de fe eucarística y de todas las ofensas ofrecidas al Señor en su presencia real en el Santísimo Sacramento es una catequesis vacua y hasta casi errónea que han abajado la Iglesia en los Estados Unidos por lo menos en los últimos 40 años. 

(...) El hecho –agrega el purpurado americano- “que algunos, y quizá muchos, padres no enseñaran en casa la verdad sobre la Eucaristía y no fueran regularmente a la misa dominical, agravó más la ignorancia de la fe eucarística. En los Estados Unidos se dice con cierta frecuencia que más del 50 por ciento de los católicos no cree más en la presencia real. Sin embargo, esto es el corazón de la fe católica. Quien ya no cree en la presencia real ya no es católico. La situación es grave y no puede ser corregida sino por una catequesis completa y repetida –a lo largo de los años de infancia y juventud, y también para los adultos con la homilía dominical- sobre la riqueza de la doctrina de la Eucaristía, sobre el modo de celebrar la santa misa que evidencia la acción de Cristo a través de la persona del sacerdote que guía los fieles en el sacrificio eucarístico. Una catequesis necesaria también en referencia a la devoción eucarística que fue desarrollada en modo extraordinario a lo largo de los siglos cristianos, como el papa Benedicto XVI subraya en la exhortación postsinodal Sacramentum Caritatis”.

(...) Cristo, cuando encontró a la samaritana en el pozo de Jacob, sí fue acogedor, pero le habló claramente de su grave desorden por sus tantos matrimonios y de los requisitos inherentes al culto de Dios ‘en espíritu y verdad’”. 

(...) Cristo dejó claro que no vino al mundo para cambiar la realidad matrimonial como Dios Padre la constituyó al inicio del mundo, sino para restituirla a su verdad, belleza y bondad original. Por su Pasión, Muerte, Resurrección y Asunción, Cristo elevó el sacramento natural, la participación al amor divino, al sacramento sobrenatural, concediendo a los esposos la gracia de vivir fielmente, hasta el final, la verdad de su estado matrimonial”. 

En cuanto a las críticas que le vienen a diario, de ser indisponible a la apertura hacia la realidad concreta que trasciende la abstracta doctrina, Raymond Burke sonríe: “estoy totalmente abierto al mundo y estoy lleno de compasión para la situación de nuestro mundo, que está confundido y en error sobre las verdades más fundamentales: la inviolabilidad de la vida humana, la integridad del matrimonio y su fruto incomparable, la familia, y la libertad religiosa como expresión de la relación insustituible del hombre con Dios. Por este motivo, voy al encuentro del mundo con la verdadera compasión que ofrece al mundo la verdad en la caridad. He descubierto, durante los cuarenta años de mi sacerdocio, que lo que el hombre (también el secular) espera de un sacerdote es Cristo, su verdad, su amor. Un sacerdote que –frente a la situación de la cultura actual- no anuncia con claridad la verdad, no practica la caridad pastoral y falta al testimonio inherente a su oficio”.

[Traducción H.A. Artículo original]

sábado, 13 de agosto de 2022

Cardenal Raymond Leo Burke. La apostasía avanza en la Iglesia



El cardenal Raymond Burke ofreció aliento y esperanza a los católicos tradicionales en una homilía reciente, lamentando el "veneno del pensamiento mundano" dentro de la Iglesia.

Durante su homilía del 7 de agosto en el Oratorio de Santa María, dirigido por el Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote (IKCSP) en Wausau, Wisconsin, Burke habló a los fieles católicos y advirtió sobre los ataques tanto dentro como fuera de la Iglesia Católica.

“Tiempos como el de hoy no son diferentes a los del Pueblo Elegido antes de la caída de Jerusalén”, dijo. “La cultura laica es una rebelión abierta y violenta contra el buen orden que Dios escribió en la naturaleza y sobre todo en el corazón del hombre”.

“La integridad del matrimonio y la familia, la dignidad inviolable de la vida humana y la libertad fundamental de religión se violan rutinariamente en favor de una cultura fundada en la voluntad de corazones humanos corruptos”, continuó Burke.

“El veneno del pensamiento mundano afecta la vida de la Iglesia, alejando los corazones de Cristo, del respeto por la verdad de la doctrina cristiana y de la adoración a Dios en espíritu y en verdad”, advirtió Burke.

Su homilía llega en un momento de creciente restricción de la misa tradicional en latín, ya que el cardenal Cupich de Chicago canceló las misas públicas y las confesiones de los sacerdotes del ICCSP en su diócesis [aquí - aquí], dejando a unos 400-500 fieles todos los domingos sin la tradicional Misa y los sacramentos.

Esta decisión se tomó luego de que los sacerdotes del IICKSP se negaran a firmar una carta presentada por Cupich, en la que se afirmaba que la Misa del Novus Ordo es la única expresión verdadera del rito romano, rechazando así el rito romano tradicional y su carisma. [ aquí ].
“La apostasía es dolorosamente evidente en la vida de aquellos que dicen ser católicos devotos y al mismo tiempo ignoran la tradición apostólica”, dijo Burke.
“En estos tiempos, los corazones sinceros luchan por comprender la voluntad permisiva de Dios, mientras Satanás los tienta a la duda y al desánimo, y a abandonar la lucha diaria contra las fuerzas del mal”, dijo.
“Pero nunca debemos ceder a la duda, el desánimo y el abandono de la batalla diaria para defender a nuestro Señor y su santa Iglesia”, dijo Burke, y agregó: “incluso de los enemigos dentro de la Iglesia”.
El Cardenal Burke siempre ha apoyado la Misa en latín, defendiendo la Tradición frente a los nuevos documentos publicados por la Congregación (ahora Dicasterio) para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (CDW) [ aquí ].

miércoles, 20 de abril de 2022

Niegan al cardenal Burke la entrada a las oficinas vaticanas por no estar vacunado (Carlos Esteban)



El portal norteamericano Church Militant asegura que el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, dio personalmente instrucciones para negar al cardenal norteamericano Raymond Burke acceso a las oficinas vaticanas por carecer del ‘pase verde’.

Mientras a lo largo y ancho del planeta se eliminan restricciones e incluso empieza cautelosamente a informarse sobre lo absurdo o contraproducente de muchas de las medidas que se han adoptado en estos dos últimos años contra la pandemia, el Vaticano sigue manteniendo un régimen draconiano y totalitario a este respecto.

Sin embargo, en el caso que nos ocupa, hay razones para sospechar que la prohibición de acceso al cardenal norteamericano Raymond Burke -uno de los dos firmantes supervivientes de las no respondidas Dubia sobre Amoris Laetitia- a las oficinas vaticanas pueda tener algo que ver con su posicionamiento público sobre la objeción de conciencia en torno a las vacunas contra el covid. No es normal que una persona que ha pasado la enfermedad, y goza por tanto de una inmunidad contra ella probablemente mayor que cualquier vacunado, tenga que someterse a esta inútil humillación.

Cuenta Church Militant que fuentes vaticanas han confirmado al portal que Burke, miembro del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, fue detenido recientemente en la entrada de las oficinas vaticanas porque no poseía un Pase Verde.

Carlos Esteban

Véase también el enlace siguiente de Secretum meum mihi

https://secretummeummihi.blogspot.com/2022/04/negada-entrada-del-cardenal-burke.html

jueves, 2 de diciembre de 2021

El Cardenal Burke reaparecerá el 11 de diciembre para celebrar una Misa Pontificial de rito Tradicional



Por Redaccion infovaticana | 02 diciembre, 2021

El cardenal Burke ha anunciado que el próximo día 11 de diciembre celebrará su primera misa pública desde su hospitalización el pasado 10 de agosto. «Aunque mi rehabilitación sigue siendo un proceso continuo, mi salud ha mejorado lo suficiente como para regresar al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en La Crosse, Wisconsin», ha comunicado el cardenal a través de una carta.

Para la reaparición, Burke ha afirmado que ofrecerá «una Misa Mayor Pontificia, de acuerdo con el uso más antiguo del Rito Romano, lo que a menudo se llama la Forma Extraordinaria del Rito Romano».

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A continuación, les ofrecemos la carta completa del cardenal Burke:



¡Alabado sea Jesucristo!

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Me complace mucho informarles que pronto ofreceré mi primera misa pública desde mi hospitalización el 10 de agosto de este año. Aunque mi rehabilitación sigue siendo un proceso continuo, mi salud ha mejorado lo suficiente como para regresar al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en La Crosse, Wisconsin.

El próximo 11 de diciembre, a las 11 am hora central (CT), ofreceré una Misa Mayor Pontificia, de acuerdo con el Uso Más Antiguo del Rito Romano – lo que a menudo se llama la Forma Extraordinaria del Rito Romano -, que será transmitido en vivo por Respuestas Católicas. Si no puede asistir a la Santa Misa en persona, está invitado a ver la transmisión en vivo.

Aunque el día siguiente, 12 de diciembre, es la tradicional fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, este año cae en el Tercer Domingo de Adviento o Domingo Gaudete. Dado que, según el uso más reciente del rito romano -lo que a menudo se llama la forma ordinaria del rito romano-, una solemnidad -que la Fiesta Patronal es en el Santuario- no puede sustituir a un domingo de Adviento, la celebración de la Solemnidad. de Nuestra Señora de Guadalupe, según el Uso Más Reciente, se traslada, este año, al día siguiente, 13 de diciembre. Por lo tanto, ofreceré la misa dominical de Gaudete el 12 de diciembre a la 1 pm CT, así como la misa del 13 de diciembre para la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe a las 12:15 pm CT, ambas de acuerdo con el uso más reciente. Ninguna de estas misas se transmitirá en vivo. Entonces, si eres libre,

Dado que el Uso Más Antiguo permite la sustitución de la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe por el Domingo Gaudete, la misa dominical regular en la Iglesia del Santuario, según el Uso Más Antiguo, el domingo 12 de diciembre a las 9:30 am, será para la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Uno de los Padres Norbertinos que sirve en el Santuario ofrecerá la Misa.

Por mucho que desee que estas liturgias públicas marquen el regreso a mis actividades pastorales habituales, mi rehabilitación debe continuar en el futuro previsible. Continuaré manteniéndolos informados sobre mi progreso mientras sigo escribiéndoles. Para quienes deseen recibir mis cartas impresas, el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe las publicará en su Boletín mensual, Saludos, a partir de enero de 2022. 

Ahora, al igual que con mis cartas anteriores, yo, como su padre espiritual, quisiera cambiar el tema de una actualización sobre mi salud a un mensaje pertinente para el Año Litúrgico. Por lo tanto, ofrezco una breve reflexión sobre cómo el mensaje de la carta del mes pasado sobre las Cuatro Últimas Cosas – Muerte, Juicio, Cielo e Infierno – está conectado con la Temporada de Adviento y la preparación para la Fiesta de la Natividad de Nuestro Señor Jesús. Cristo que se encarnó en el seno de la Santísima Virgen María en la Anunciación, Primero de los Misterios Gozosos del Rosario, que celebramos el 25 de marzo de cada año. En cada Santa Misa de los domingos y otros días festivos, profesamos nuestra fe en la Encarnación Redentora con estas palabras del Credo Niceno-Constantinopolitano: “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió del cielo, y por el Espíritu Santo se encarnó de la Virgen María, y se hizo hombre ”. O nos inclinamos (forma ordinaria) o nos arrodillamos (forma extraordinaria) cuando decimos estas palabras porque expresan el misterio central de la fe.

El tiempo de Adviento, que comienza para nosotros este año el 28 de noviembre, es fuerte en gracia para nuestra vida cristiana. De manera particular, el Adviento es una invitación para acercarnos al misterio de la Encarnación Redentora, el misterio incomparable por el cual Dios Hijo tomó nuestra naturaleza humana para salvarnos del pecado y de la muerte con Su Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión. y permanecer siempre con nosotros en la Iglesia. El tiempo de Adviento no solo nos invita a una mayor intimidad con Cristo, Dios Hijo Encarnado, en nuestra vida diaria. Nos da la gracia de alcanzar esa mayor intimidad por el bien de nuestra felicidad en esta vida y la plenitud de nuestra felicidad en la vida venidera. Cristo Encarnado, sentado gloriosamente a la diestra de Dios Padre,

Al mismo tiempo, el Adviento nos prepara especialmente para el Último Día, el día en que Cristo, vivo para nosotros en la Iglesia, regresará en gloria para consumar su obra salvífica, para inaugurar “cielos nuevos y tierra nueva en los que mora la justicia”. ”(2 Pet 3, 13). En otras palabras, la Natividad del Señor prepara el camino para “la cena de las bodas del Cordero” (Ap 19,9), en la que hemos sido llamados a participar desde el momento de nuestro bautismo. Cuando el ángel del Señor apareció en los campos de Belén, anunciando a los pastores: “No temáis; porque he aquí, os traigo buenas noticias de gran gozo que vendrán a todo el pueblo; porque os ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador, el cual es Cristo el Señor ”(Lc 2, 10-11), estaba preparando el corazón humano para recibir la invitación del “rey que dio un banquete de bodas para su hijo” y ordenó a sus siervos que “invitaran al banquete de bodas a todos los que encontrareis” (Mt 22, 2, 9). La parábola de nuestro Señor de la fiesta de las bodas encontrará su máximo cumplimiento en el último día.

Si bien vincular la Temporada de Adviento con la Venida Final o el Apocalipsis puede parecer que empaña la naturaleza de celebración de nuestra preparación para la Fiesta de la Natividad de Nuestro Señor, es de vital importancia para nosotros que la Primera Venida del Salvador esté esencialmente conectada a Su Segundo advenimiento. La conexión íntima no es una fuente de miedo o tristeza para nosotros, sino más bien de confianza y alegría. La palabra «apocalipsis» se usa no solo como la palabra inicial del Libro del Apocalipsis (anteriormente conocido como el Libro del Apocalipsis), pero también se usa poco después de la Natividad, en el relato de la Presentación del Señor. Cuando la Virgen Madre de Dios y San José, Padre adoptivo del Salvador y Verdadero Esposo de María, presentaron a Nuestro Señor, poco después de Su Nacimiento, en el Templo, el profeta Simeón tomó al Niño Salvador en sus brazos y le declaró: “ luz de revelación [apocalipsis] a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel ”(Lc 2, 32).

La palabra apocalipsis en el idioma griego que se hablaba comúnmente en ese momento (griego koiné) significa un «desvelar» o «descubrir», por ejemplo, una pareja real que descubre el rostro de su hijo recién nacido para que lo vea el público o un novio que descubre el rostro. de su novia en la ceremonia de su boda. De manera similar, Nuestro Salvador, manifestando el profundo misterio del Amor Divino, inició Su Revelación, Su Apocalipsis, bajo la luz de la Estrella que invitó y guio a los Reyes Magos “de Oriente” (Mt 2,1; cf. Tiene 49, 12). Cuando los Reyes Magos vieron la luz de la estrella que “se posó sobre el lugar donde estaba el niño. . . se regocijaron sobremanera con gran gozo. Y entrando en la casa, vieron al niño con María su madre, y postrándose le adoraron ”(Mt 2, 9-11). Clara y maravillosamente, la luz milagrosa de la Estrella reveló, descubrió, desveló la presencia de Dios – Dios el Hijo Encarnado – para el verdadero gozo del hombre y la adoración correcta de Dios. Jesucristo es la “luz verdadera, que alumbra a todos” (Jn 1, 9), como había profetizado Simeón, y como Nuestro Señor lo reveló más plenamente en el Libro del Apocalipsis: “Yo soy la raíz y la descendencia de David , la estrella resplandeciente de la mañana ”(Ap 22, 16).

Que la Luz del Señor ilumine su vida con su gloriosa verdad y amor durante todo el tiempo de Adviento, que el Papa San Juan Pablo II llamó “un período de intensa formación que nos dirige decididamente hacia Aquel que ya ha venido, que vendrá y que viene continuamente ”(Audiencia general, 18 de diciembre de 2002). 

Por lo tanto, pasemos este tiempo de fuerte gracia en el calendario litúrgico de la Iglesia preparándonos para celebrar el Nacimiento de Dios el Hijo Encarnado, el Redentor, mientras guardamos en nuestros corazones el gozo que es nuestro mientras anticipamos Su Segunda Venida en el Último Día.

Que nuestra observancia del Adviento mantenga en nuestro corazón la exhortación y promesa de Nuestro Señor a sus mayordomos fieles: “Cíñase sus lomos y encienda sus lámparas, y sean como hombres que esperan que su señor vuelva a casa después de la fiesta de bodas, para que le abran enseguida cuando venga y llame. Bienaventurados los siervos a quienes el amo encuentra despiertos cuando llega; de cierto os digo que se ceñirá y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles ”(Lc 12, 35-37).

Implorando a Nuestro Señor, por intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, que los bendiga a ustedes, a sus hogares, a sus familias y a todas sus labores durante este Tiempo de Adviento, me quedo

Suyo en el Sagrado Corazón de Jesús y en el Inmaculado Corazón de María, y en el Purísimo Corazón de San José

Raymond Leo Cardenal Burke

martes, 19 de octubre de 2021

El cardenal ‘negacionista’ Raymond Burke, totalmente recuperado del covid (Carlos Esteban)



El Papa se refirió a él irónicamente como “un negacionista que, pobre, estuvo ingresado con el virus”, pero el “negacionista” de la anécdota papal, el cardenal norteamericano Raymond Burke, está casi totalmente recuperado y celebra ya la Santa Misa.

El ingreso del cardenal Burke, uno de los dos firmantes supervivientes de los Dubia sobre Amoris Laetitia que Francisco aún no ha respondido, causó un considerable revuelo al ser ingresado por infección de coronavirus en un hospital. Debido a su avanzada edad y al hecho de que se le sometió a un respirador -un procedimiento muy agresivo con una altísima tasa de mortalidad- se temió por su vida, algo que, a juzgar por sus comentarios, no acababa de desagradar a algunos de los más agresivos ‘renovadores’.

Incluso los más sinceramente benévolos usaron su caso como ejemplo de lo que les pasa a los que ponen reparos morales al uso de las vacunas, apoyándose en el hecho de que se usaron tejidos fetales para probarlas.

Pero ahora, si todo lo que se ha sabido hasta ahora de inmunología sirve para algo, Su Eminencia está ya más que inmunizado gracias a haber superado la infección, algo que no pueden decir todos los inoculados.

El cardenal ha anunciado su recuperación desde su cuenta de Facebook, donde también informa que ya celebra diariamente la Santa Misa.

Carlos Esteban

lunes, 27 de septiembre de 2021

Cardenal Raymond Leo Burke escribe carta de agradecimiento a todos quienes oran por él

 SECRETUM MEUM MIHI



La carta tiene como fecha Sep-25-2021 y está publicada en varios idiomas en el sitio de internet del Cardenal Raymond Leo Burke. Esta la versión en español.

25 de septiembre 2021

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Agradeciendo una vez más, de todo corazón, vuestras fieles y generosas oraciones por la recuperación de mi salud, les escribo para informarles sobre el progreso de mi rehabilitación. Al agradeceros, agradezco, sobre todo, a Nuestro Señor, que, en respuesta a vuestras oraciones, me ha conservado en vida. Agradezco también a Nuestra Señora de Guadalupe y a todos los santos por cuya intercesión habéis ofrecido y ofrecéis oraciones por mí.

El pasado 3 de septiembre salí del hospital para instalarme en una casa vecina donde viven los miembros más cercanos de mi familia. La casa está bien equipada para el programa de rehabilitación que estoy siguiendo. Mi secretario sacerdote ha venido ahora desde Roma para quedarse conmigo de modo a ayudarme con mi programa de rehabilitación. También me está ayudando a responder a la correspondencia y a lidiar con los muchos cambios de agenda necesarios debido al tiempo que estuve en el hospital y, ahora, a las varias semanas que necesitaré para recuperarme lo más completamente posible de la enfermedad.

Aunque estoy haciendo progresos constantes, la mejoría es lenta. Los médicos y terapeutas que dirigen el programa de rehabilitación me aseguran que eso es necesariamente así y que estoy procediendo bien. Por mi parte, estoy tratando de crecer en la paciencia. Mis principales desafíos, en la actualidad, son recuperar ciertas habilidades físicas fundamentales, necesarias para mi vida diaria; superar la fatiga general y la dificultad para respirar, típicas de quienes han sufrido el contagio del virus Covid-19. No puedo predecir cuándo podré volver a mis actividades normales. Al parecer, será de aquí a varias semanas.

Lamento no poder responder a vuestras comunicaciones individualmente, ya que debo concentrar mi limitada energía en recuperar mis fuerzas. Por eso también debo limitar el número de llamadas telefónicas y visitas personales que recibo. Estoy profundamente agradecido por vuestra comprensión.

Nuestro Señor me ha preservado en vida para alguna obra que Él desea que realice, con la ayuda de Su gracia, por amor a Él y a Su Cuerpo Místico, la Iglesia. Estoy decidido a utilizar el tiempo presente de rehabilitación de la mejor manera posible, de modo que esté preparado para llevar a cabo Su obra. A lo largo del tiempo transcurrido en el hospital y también ahora, sigo poniéndome al amparo de Nuestra Santísima Madre, para que mi corazón, unido con su Inmaculado Corazón, descanse siempre seguro en el Sacratísimo Corazón de Nuestro Señor. Como padre espiritual en la Iglesia, he contado en gran medida con la ayuda de San José, cuyo Purísimo Corazón abrazó el Corazón de María, su verdadera Esposa, y de Jesús, su Divino Hijo, confiado a sus paternales cuidados.

Os ruego que continuéis orando por mi plena recuperación. Por mi parte, cada día yo ofrezco mis oraciones y sufrimientos por vuestras muchas intenciones. Oremos todos y ofrezcamos sacrificios por el mundo y la Iglesia, que están acosados por tanta confusión y error haciendo grande y hasta mortal daño a muchas almas.

Pidiendo a Dios que os bendiga a vosotros, a vuestros hogares y a todas vuestras actividades, soy vuestro en el Sagrado Corazón de Jesús, en el Inmaculado Corazón de María, y en el Purísimo Corazón de San José,

Cardenal Raymond Leo Burke

lunes, 30 de agosto de 2021

Cardenal Raymond Leo Burke, en recuperación tras su enfermedad, escribe carta de agradecimiento

 SECRETUM MEUM MIHI


28 de Agosto del 2021

¡Alabado sea Jesucristo!

En el Sagrado Corazón de Jesús y a través del Inmaculado Corazón de María, expreso una profunda gratitud a Dios, que me ha llevado a este punto de restablecimiento y mejoría. Como ya fuera comunicado por la dirección y el personal del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, a quienes también expreso mi más profundo agradecimiento, ya no estoy intubado con un ventilador médico. Me trasladaron fuera de la Unidad de Cuidados Médicos Intensivos y me instalaron en una habitación del hospital donde los médicos, enfermeras y numerosos miembros del personal del hospital me han brindado una atención médica vigilante, excelente y constante. También a estos dedicados profesionales les doy las gracias de todo corazón, así como a los sacerdotes que me han asistido sacramentalmente. A quienes han ofrecido innumerables rosarios y oraciones, encendieron velas y pidieron en  la ofrenda de la Santa Misa, extiendo mi más sincero agradecimiento y pido al Señor y a su Madre que los bendiga a todos. También agradezco a mis hermanos obispos y sacerdotes que han ofrecido Misas por mí o han rezado por mí en el altar.

Esta generosa efusión de gracias me une a ustedes de una manera especial, así como también estoy particularmente unido a todas las víctimas que sufren los efectos del virus COVID-19. Desde lo más profundo de mi corazón, les expreso mi deseo de poder responder a todas las llamadas telefónicas, mensajes escritos y correos electrónicos. Sin embargo, debido a la rehabilitación intensiva que pronto comenzaré, no me será posible dar una respuesta más allá de estas cartas circulares. Sé que en encontraré comprensión en vuestra caridad por esta circunstancia en que me encuentro y que aceptarán que yo deba preservar mis energías para recuperar salud y fuerzas. Los reglamentos del hospital limitan las visitas a los miembros inmediatos de la familia. Durante el próximo extenso período de convalecencia, es mi intención proporcionarles actualizaciones ocasionales cuando haya algo importante que compartir con vosotros.

El Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe ha aceptado, en mi nombre, el papel necesario y crucial de la comunicación directa. Nuevamente, os pido que me dirijáis amablemente todas vuestras comunicaciones a través del sitio web del Santuario, GuadalupeShrine.org/MessageCardinalBurke.

En fin, he recordado el lema que tomé cuando fui elegido para el episcopado: “Secundum Cor Tuum” (Según tu corazón). Todas las cosas ordenadas en y por la Divina Voluntad tienen como origen el Sagrado Corazón de Nuestro Salvador, cuya motivación fundamental es Su Amor Eterno por Su Padre y por Sus hijos. Dado que la Divina Providencia ha indicado que yo permanezca por el momento hospitalizado, reafirmo ahora esa misma convicción episcopal: el sufrimiento, unido al sufrimiento de Jesucristo, es verdaderamente eficaz en su Plan Divino para nuestra salvación cuando se acepta de buena gana y de todo corazón. San Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, nos enseña el significado de nuestro sufrimiento: “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia ”(Col 1, 24).

Unido a Jesucristo, Sacerdote y Víctima, ofrezco todo lo que sufro por la Iglesia y por el mundo. Pidiendo la bendición de Dios sobre vosotros y vuestras familias, y confiando vuestras intenciones a la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan Diego, San Miguel Arcángel, San José, San Pedro y San Pablo, y vuestros santos patronos.

Soy vuestro en el Sacratísimo Corazón de Jesús, en el Inmaculado Corazón de María y en el Purísimo Corazón de San José,

Raymond Leo Cardenal Burke

domingo, 22 de agosto de 2021

Cardenal Burke desconectado de ventilador, actualización con información oficial

 SECRETUM MEUM MIHI


Un revés para todos aquellos —no pocos, a decir verdad— que con ocasión de la enfermedad del cardenal Raymond Leo Burke le desean todo tipo de males y se alegran del mal ajeno, el cardenal ha dado muestras de mejoría, según la información oficial divulgada hoy. Traducimos el aparte fundamental de la misma.
La familia del Cardenal se complace en anunciar que Su Eminencia ha sido desconectado del ventilador y dejará la UCI hoy para regresar a su habitación del hospital. Su hermana habló con él por teléfono esta mañana y Su Eminencia expresó su profunda gratitud por las muchas oraciones ofrecidas en su nombre. Su familia pide que continuemos esas oraciones por su pronta y completa recuperación, y están agradecidos con Dios por la atención médica excepcional que el Cardenal ha recibido de los dedicados médicos y enfermeras que continúan asistiéndolo.

viernes, 20 de agosto de 2021

Se espera que el cardenal Burke salga de la UCI en “uno o dos días”

 INFOVATICANA



El periódico católico norteamericano The Remnant cita a una fuente próxima al cardenal Raymond Burke para anunciar que se prevé que Su Eminencia salga en breve de la Unidad de Cuidados Intensivos, donde ha sido sometido a un respirador.

En una brevísima nota, The Remnant informa que ha recibido de un sacerdote amigo del cardenal un mensaje que pasamos a reproducir:

“Queridos Amigos en Cristo,

Tras un periodo en coma inducido, el Cardenal Burke mejora de forma sostenida, no hay fiebre, respira mucho mejor, los médicos se muestran optimistas… Se prevé que Su Eminencia podría dejar la UCI en uno o dos días. Deo gratias!”

Carlos Esteban

jueves, 19 de agosto de 2021

Monseñor Viganò pide oraciones por el cardenal Burke

 ADELANTE LA FE


En estos momentos de gran preocupación por la salud de nuestro amado cardenal Burke, invito a todos los fieles a rogar fervorosamente por él, encomendando a Su Eminencia al Sagrado Corazón de Jesús y al Corazón Inmaculado de María.

Exhorto además a los médicos que cuidan de Su Eminencia, pidiéndoles que no vacilen en utilizar los tratamientos existentes que han demostrado ser eficaces para salvar numerosas vidas.

+ Carlo María Viganò, arzobispo

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

lunes, 10 de mayo de 2021

Cardenal Raymond Burke. Entrevista en español para QNTLC

 QUE NO TE LA CUENTEN

DURACIÓN 57:30 minutos

https://www.gloria.tv/post/NECFvg73rqes1dApob6MbkHU1

Cardenal Burke: en Alemania “ahora hay un cisma”

ES NEWS



En Alemania “hay ahora un cisma que es real, aunque no declarado, en la práctica es un cisma, si se lo puede llamar así”.

El cardenal Raymond Burke le dijo esto el 2 de mayo al sacerdote argentino Javier Olivera Ravasi en un videochat en español. Explica que los obispos alemanes están llevando a la Iglesia a la herejía respecto a la homosexualidad, el matrimonio y otras doctrinas católicas fundamentales. También señala que “no han sido disciplinados” [por Francisco].

Preguntado por los cinco Dubia presentados a Francisco en 2016, Burke informó que “no hemos recibido ninguna respuesta ni un acuse de recibo”. El cardenal expresó su opinión de que “todavía no sabe” lo que Francisco piensa sobre las cuestiones planteadas por los Dubia. En realidad, Francisco no ha dejado ninguna duda de que apoya la Comunión a los adúlteros.

En cuanto a la Misa Tradicional en latín, Burke dijo que se mantuvo igual durante 14 siglos y que sólo cambió radicalmente después del Vaticano II. Sin embargo, “especialmente los jóvenes” buscan la Misa en latín.

viernes, 30 de abril de 2021

Declaración de las verdades relacionadas con algunos de los errores más comunes en la vida de la Iglesia de nuestro tiempo

 ADELANTE LA FE


«La Iglesia del Dios vivo, columna y cimiento de la verdad» (1Tim 3,15)


Fundamentos de la Fe

1. El sentido correcto de las expresiones tradición viva, Magisterio vivo, hermenéutica de la continuidad y desarrollo de la doctrina incluye la verdad que cada vez que se profundice en el entendimiento del Depósito de la Fe, sin embargo esta profundización no puede ser contraria al sentido que ha expuesto siempre la Iglesia en el mismo dogma, el mismo sentido y el mismo entendimiento (cf. Concilio Vaticano I, Dei Filius, sess. 3, c. 4: «in eodem dogmate, eodem sensu, eademque sententia»).

2. «El significado mismo de las fórmulas dogmáticas es siempre verdadero y coherente consigo mismo dentro de la Iglesia, aunque pueda ser aclarado más y mejor comprendido. Es necesario, por tanto, que los fieles rehúyan la opinión según la cual en principio las fórmulas dogmáticas (o algún tipo de ellas) no pueden manifestar la verdad de modo concreto, sino solamente aproximaciones mudables que la deforman o alteran de algún modo; y que las mismas fórmulas, además, manifiestan solamente de manera indefinida la verdad, la cual debe ser continuamente buscada a través de aquellas aproximaciones.» Así pues, «los que piensan así no escapan al relativismo teológico y falsean el concepto de infalibilidad de la Iglesia que se refiere a la verdad que hay que enseñar y mantener explícitamente» (Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre la doctrina católica acerca de la Iglesia para defenderla de algunos errores actuales, 5).

Credo

3. «El reino de Dios, que ha tenido en la Iglesia de Cristo sus comienzos aquí en la tierra, no es de este mundo (cf. Jn 18,36), cuya figura pasa (cf. 1Cor 7,31), y también que sus crecimientos propios no pueden juzgarse idénticos al progreso de la cultura de la humanidad o de las ciencias o de las artes técnicas, sino que consiste en que se conozcan cada vez más profundamente las riquezas insondables de Cristo, en que se ponga cada vez con mayor constancia la esperanza en los bienes eternos, en que cada vez más ardientemente se responda al amor de Dios; finalmente, en que la gracia y la santidad se difundan cada vez más abundantemente entre los hombres. Pero con el mismo amor es impulsada la Iglesia para interesarse continuamente también por el verdadero bien temporal de los hombres. Porque, mientras no cesa de amonestar a todos sus hijos que no tienen aquí en la tierra ciudad permanente (cf. Heb 13,14), los estimula también, a cada uno según su condición de vida y sus recursos, a que fomenten el desarrollo de la propia ciudad humana, promuevan la justicia, la paz y la concordia fraterna entre los hombres y presten ayuda a sus hermanos, sobre todo a los más pobres y a los más infelices. Por lo cual, la gran solicitud con que la Iglesia, Esposa de Cristo, sigue de cerca las necesidades de los hombres, es decir, sus alegrías y esperanzas, dolores y trabajos, no es otra cosa sino el deseo que la impele vehementemente a estar presente a ellos, ciertamente con la voluntad de iluminar a los hombres con la luz de Cristo, y de congregar y unir a todos en Aquel que es su único Salvador. Pero jamás debe interpretarse esta solicitud como si la Iglesia se acomodase a las cosas de este mundo o se resfriase el ardor con que ella espera a su Señor y el reino eterno.» (Pablo VI, Constitución apostólica Solemni hac liturgia, “Credo del pueblo de Dios”, 27). Es, por tanto, erróneo afirmar que lo que más glorifica a Dios es el progreso de las condiciones terrenas y temporales de la especie humana.

4. Después de la institución de la Nueva y Eterna Alianza en Cristo Jesús, nadie puede salvarse obedeciendo solamente la ley de Moisés, sin fe en Cristo como Dios verdadero y único Salvador de la humanidad (cf. Rm 3,28; Gal 2,16).

5. Ni los musulmanes ni otros que no tengan fe en Jesucristo, Dios y hombre, aunque sean monoteístas, pueden rendir a Dios el mismo culto de adoración que los cristianos; es decir, adoración sobrenatural en Espíritu y en Verdad (cf. Jn 4,24; Ef 2,8) por parte de quienes han recibido Espíritu de filiación (cf. Rm 8,15).

6. Las religiones y formas de espiritualidad que promueven alguna forma de idolatría o panteísmo no pueden considerarse semillas ni frutos del Verbo puesto que son imposturas que impiden la evangelización y la eterna salvación de sus seguidores, como enseñan las Sagradas Escrituras: «El dios de este siglo ha cegado los entendimientos a fin de que no resplandezca para ellos la luz del Evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios» (2Cor 4,4).

7. El verdadero ecumenismo tiene por objetivo que los no católicos se integren a la unidad que la Iglesia Católica posee de modo inquebrantable en virtud de la oración de Cristo, siempre escuchada por el Padre: «para que sean uno» (Jn 17,11), la unidad, la cual profesa la Iglesia en el Símbolo de la Fe: «Creo en la Iglesia una». Por consiguiente, el ecumenismo no puede tener como finalidad legítima la fundación de una Iglesia que aún no existe.

8. El Infierno existe, y quienes están condenados a él a causa de algún pecado mortal del que no se arrepintieron son castigados allí por la justicia divina (cf. Mt 25,46). Conforme a la enseñanza de la Sagrada Escritura, no sólo se condenan por la eternidad los ángeles caídos sino también las almas humanas (cf. 2Tes 1,9; 2Pe 3,7). Es más, los humanos condenados por la eternidad no serán exterminados, porque según la enseñanza infalible de la Iglesia sus almas son inmortales (cf. V Concilio de Letrán, sesión 8.)

9. La religión nacida de la fe en Jesucristo, Hijo encarnado de Dios y único Salvador de la humanidad, es la única religión positivamente querida por Dios. Por tanto, es errónea la opinión según la cual del mismo modo que Dios ha querido que haya diversidad de sexos y de naciones, quiere también que haya diversidad de religiones.

10. «Nuestra religión [la cristiana] instaura efectivamente una relación auténtica y viviente con Dios, cosa que las otras religiones no lograron establecer, por más que tienen, por decirlo así, extendidos sus brazos hacia el cielo» (Pablo VI, exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, 53).

11. El don del libre albedrío con que Dios Creador dotó a la persona humana, concede al hombre el derecho natural de elegir únicamente el bien y lo verdadero. Ningún ser humano tiene, por tanto, el derecho natural a ofender a Dios escogiendo el mal moral del pecado o el error religioso de la idolatría, de la blasfemia o una falsa religión.

La Ley de Dios

12. Mediante la gracia de Dios, la persona justificada posee la fortaleza necesaria para cumplir las exigencias objetivas de la ley divina, dado que para los justificados es posible cumplir todos los mandamientos de Dios. Cuando la gracia de Dios justifica al pecador, por su propia naturaleza da lugar a la conversión de todo pecado grave (cf. Concilio de Trento, sesión 6, Decreto sobre la justificación, cap. 11 y 13).

13. «Los fieles están obligados a reconocer y respetar los preceptos morales específicos, declarados y enseñados por la Iglesia en el nombre de Dios, Creador y Señor. El amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables de la observancia de los mandamientos de la Alianza, renovada en la sangre de Jesucristo y en el don del Espíritu Santo» (Juan Pablo II, encíclica Vertitatis splendor, 76). De acuerdo con la enseñanza de la misma encíclica, es errónea la opinión de quienes «creen poder justificar, como moralmente buenas, elecciones deliberadas de comportamientos contrarios a los mandamientos de la ley divina y natural». Por ello, «estas teorías no pueden apelar a la tradición moral católica» (íbid.).

14. Todos los mandamientos de la Ley de Dios son igualmente justos y misericordiosos. Es, por tanto, errónea la opinión de que obedeciendo un mandamiento divino – como, por ejemplo, el sexto mandamiento que prohibe cometer adulterio – una persona puede, en razón de esa misma obediencia, pecar contra Dios, perjudicarse a sí misma moralmente o pecar contra otros.

15. “Ninguna circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del mundo podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, por ser contrario a la Ley de Dios, escrita en el corazón de cada hombre, reconocible por la misma razón, y proclamada por la Iglesia” (Juan Pablo II, encíclica Evangelium vitae, 62). La divina revelación y la ley natural contienen principios morales que incluyen prohibiciones negativas que vedan terminantemente ciertas acciones, por cuanto dichas acciones son siempre gravemente ilegítimas por razón de su objeto. De ahí que sea errónea la opinión de que una buena intención o una buena consecuencia, pueden ser suficientes para justificar la comisión de tales acciones (cf. Concilio de Trento, sesión 6, de iustificatione, c. 15; Juan Pablo II, Exhortación Apostólica, Reconciliatio et Paenitentia, 17; Encíclica Veritatis splendor, 80).

16. La ley natural y la Ley Divina prohíben a la mujer que ha concebido a un niño matar la vida que porta en su seno, ya sea que lo haga ella misma o con ayuda de otros, directa o indirectamente (cf. Juan Pablo II, encíclica Evangelium vitae, 62).

17. Las técnicas de reproducción «son moralmente inaceptables desde el momento en que separan la procreación del contexto integralmente humano del acto conyugal» (Juan Pablo II, Evangelium vitae, 14).

18. Ningún ser humano puede estar jamás moralmente justificado, ni se le puede permitir desde el punto de vista moral, de quitarse la vida o hacérsela quitar por otros con el fin de escapar el sufrimiento. «La eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal» (Juan Pablo II, Evangelium vitae, 65).

19. Por mandato divino y por la ley natural, el matrimonio es la unión indisoluble de un hombre y una mujer, ordenada por su propia naturaleza a la procreación y educación de la prole y al amor mutuo (cf. Gn 2,24; Mc 10,7-9; Ef 5,31-32). “Por su índole natural, la institución del matrimonio y el amor conyugal están ordenados por sí mismos a la procreación y a la educación de la prole, con las que se ciñen como con su corona propia” (Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 48)

20. Según el derecho natural y el divino, todo ser humano que hace uso voluntario de sus facultades sexuales fuera del matrimonio legítimo peca. Por tanto, es contrario a las Sagradas Escrituras y a la Tradición afirmar que la conciencia es capaz de determinar legítimamente y con acierto que los actos sexuales entre personas que han contraído matrimonio civil pueden en algunos casos considerarse moralmente correctos o hasta ser pedidos e incluso ordenados por Dios, aunque una de ellas o las dos estén casadas sacramentalmente con otra persona (cf. 1Cor 7, 11; Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris consortio, 84).

21. La ley natural y Divina prohibe “toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación.” (Pablo VI, encíclica Humanae vitae, 14).

22. Todo marido o esposa que se haya divorciado del cónyuge con quien estaba válidamente casado y contraiga después matrimonio civil con otra persona mientras aún vive su cónyuge legítimo, conviviendo maritalmente con su pareja civil, y que opte por vivir en ese estado con pleno conocimiento de la naturaleza de este acto y pleno consentimiento de la voluntad a este acto, está en pecado mortal y no puede por tanto recibir la gracia santificante ni crecer en la caridad. Por consiguiente, a no ser que tales cristianos convivan como hermano y hermana, no pueden recibir la Sagrada Comunión (cf. Juan Pablo II, exhortación apostólica Familiaris consortio, 84).

23. Dos personas del mismo sexo pecan gravemente cuando se procuran placer venéreo mutuo (cf. Lev 18,22; 20,13; Rm 1,24-28; 1Cor 6,9-10; 1Tim 1,10; Jds 7). Los actos homosexuales “no pueden recibir aprobación en ningún caso” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2357). Así pues, es contraria a la ley natural y a la Divina Revelación la opinión que sostiene que del mismo modo que Dios el Creador ha dado a algunos seres humanos la inclinación natural a sentir deseo sexual hacia las personas del otro sexo, así también el Creador ha dado a otros la inclinación a desear sexualmente a personas del mismo sexo, y que es la voluntad del Criador que en determinadas circunstancias esa tendencia se lleve a efecto.

24. Ni las leyes de los hombres ni ninguna autoridad humana pueden otorgar a dos personas del mismo sexo el derecho a casarse, ni declararlas casadas, ya que ello es contrario al derecho natural y a la ley de Dios. “En el designio del Creador complementariedad de los sexos y fecundidad pertenecen, por lo tanto, a la naturaleza misma de la institución del matrimonio” (Congregación para la doctrina de la fe, Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuals, 3 de junio de 2003, 3).

25. Aquellas uniones que reciben el nombre de matrimonio sin corresponder a la realidad del mismo, no pueden obtener la bendición de la Iglesia, por ser contrarias al derecho natural y divino.

26. Las autoridades civiles no pueden reconocer uniones civiles o legales entre dos personas del mismo sexo que claramente imitan la unión matrimonial, aunque dichas uniones no reciban el nombre de matrimonio, porque fomentarían pecados graves entre sus integrantes y serían motivo de grave escándalo (cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales, 3 de junio de 2003).

27. Los sexos masculino y femenino, hombre y mujer, son realidades biológicas, creadas por la sabia voluntad de Dios (cf. Gn 1, 27; Catecismo de la Iglesia Católica, 369). Es, por tanto, una rebelión contra la ley natural y Divina y un pecado grave que un hombre intente convertirse en mujer mutilándose, o que simplemente se declare mujer, o que del mismo modo una mujer trate de convertirse en hombre, o bien afirmar que las autoridades civiles tengan el deber o el derecho de proceder como si tales cosas fuesen o pudieran ser posibles y legítimas (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2297).

28. De conformidad con las Sagradas Escrituras y con la constante Tradición del Magisterio ordinario y universal, la Iglesia no erró al enseñar que las autoridades civiles pueden aplicar legítimamente la pena capital a los malhechores cuando sea verdaderamente necesario para preservar la existencia o mantener el orden justo en la sociedad (cf. Gn 9,6; Jn 19,11; Rm 13,1-7; Inocencio III, Professio fidei Waldensibus praescripta; Catecismo Romano del Concilio de Trento, p. III, 5, n. 4; Pio XII, Discurso a los juristas Católicos, 5 de diciembre de 1954).

29.Toda autoridad en la Tierra y en el Cielo pertenece a Jesucristo; de ahí que las sociedades civiles y cualquier otra asociación de hombres esté sujeta a su realeza, por lo que «el deber de rendir a Dios un culto auténtico corresponde al hombre individual y socialmente considerado» (Catecismo de la Iglesia Católica, 2105; cf. Pio XI, Encíclica Quas primas, 18-19; 32).

Los sacramentos

30. En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía tiene lugar una maravillosa transformación de toda la sustancia del pan en el Cuerpo de Cristo y de toda la sustancia del vino en su Sangre, transformación que la Iglesia Católica llama muy apropiadamente transubstanciación (cf. IV Concilio de Letrán, cap.1; Concilio de Trento, sesión 13, c.4). «Cualquier interpretación de teólogos que busca alguna inteligencia de este misterio, para que concuerde con la fe católica, debe poner a salvo que, en la misma naturaleza de las cosas, independientemente de nuestro espíritu, el pan y el vino, realizada la consagración, han dejado de existir, de modo que, el adorable cuerpo y sangre de Cristo, después de ella, están verdaderamente presentes delante de nosotros bajo las especies sacramentales del pan y del vino» (Pablo VI, carta apostólica Solemni hac liturgia, “Credo del pueblo de Dios”, 25).

31. Las palabras con las que expresó el Concilio de Trento la fe de la Iglesia en la Sagrada Eucaristía son idóneas para los hombres de todo tiempo y lugar, ya que son «doctrina siempre válida» de la Iglesia (Juan Pablo II, encíclica Ecclesia de Eucharistia, 15).

32. En la Santa Misa se ofrece a la Santísima Trinidad un sacrificio verdadero y propio, y este sacrificio tiene un valor propiciatorio tanto para los hombres que viven en la tierra como para las almas del purgatorio. Es, por lo tanto, errónea la opinión según la cual el Sacrificio de la Misa consistiría simplemente en el hecho de que el pueblo ofrezca un sacrificio espiritual de oración y alabanza, así como la opinión de que la Misa puede o debe definirse solamente como la entrega que hace Cristo de Sí mismo a los fieles como alimento espiritual para ellos (cf. Concilio de Trento, sesión 22, c. 2).

33. «La misa que es celebrada por el sacerdote representando la persona de Cristo, en virtud de la potestad recibida por el sacramento del orden, y que es ofrecida por él en nombre de Cristo y de los miembros de su Cuerpo místico, es realmente el sacrificio del Calvario, que se hace sacramentalmente presente en nuestros altares. Nosotros creemos que, como el pan y el vino consagrados por el Señor en la última Cena se convirtieron en su cuerpo y su sangre, que en seguida iban a ser ofrecidos por nosotros en la cruz, así también el pan y el vino consagrados por el sacerdote se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, sentado gloriosamente en los cielos; y creemos que la presencia misteriosa del Señor bajo la apariencia de aquellas cosas, que continúan apareciendo a nuestros sentidos de la misma manera que antes, es verdadera, real y sustancial» (Pablo VI, Solemni hac liturgia, “Credo del pueblo de Dios”, 24).

34. «Aquella inmolación incruenta con la cual, por medio de las palabras de la consagración, el mismo Cristo se hace presente en estado de víctima sobre el altar, la realiza sólo el sacerdote, en cuanto representa la persona de Cristo, no en cuanto tiene la representación de todos los fieles. (…) Que los fieles ofrezcan el sacrificio por manos del sacerdote es cosa manifiesta, porque el ministro del altar representa la persona de Cristo, como Cabeza que ofrece en nombre de todos los miembros. Pero no se dice que el pueblo ofrezca juntamente con el sacerdote porque los miembros de la Iglesia realicen el rito litúrgico visible de la misma manera que el sacerdote, lo cual es propio exclusivamente del ministro destinado a ello por Dios, sino porque une sus votos de alabanza, de impetración, de expiación y de acción de gracias a los votos o intención del sacerdote, más aún, del mismo Sumo Sacerdote, para que sean ofrecidos a Dios Padre en la misma oblación de la víctima, incluso con el mismo rito externo del sacerdote”. (Pío XII, encíclica Mediator Dei, 112).

35. El sacramento de la Penitencia es el único medio ordinario por el que se pueden absolver los pecados graves cometidos después del Bautismo. Según el derecho divino todos esos pecados deben confesarse según su especie y su número (cf. Concilio de Trento, sesión 14, canon 7).

36. El derecho divino prohíbe al confesor violar el sigilo del sacramento de la penitencia fuere por el motivo que fuere. Ninguna autoridad eclesiástica tiene potestad para dispensarlo del secreto del sacramento, y tampoco las autoridades civiles están facultadas para obligarlo a ello (cf. CIC 1983, can. 1388 § 1; Catecismo de la Iglesia Católica 1467).

37.Por la voluntad de Cristo y por la inmutable tradición de la Iglesia, no se puede administrar el sacramento de la Sagrada Eucaristía a quienes estén objetivamente en estado de grave pecado público, y tampoco se debe dar la absolución sacramental a quienes manifiesten no estar dispuestos a ajustarse a la Ley de Dios, aunque esa falta de disposición corresponda a una sola materia grave (cf. Concilio de Trento, sess. 14, c. 4; Juan Pablo II, Mensaje al Cardinal William W. Baum, 22 de marzo de 1996).

38. Conforme a la constante tradición de la Iglesia, no se puede administrar el sacramento de la Sagrada Eucaristía a quienes nieguen alguna verdad de la fe católica profesando formalmente adhesión a una comunidad cristiana herética o oficialmente cismática (cf. Código del Derecho Canónico 1983, can. 915; 1364).

39. La ley que obliga a los sacerdotes a observar la perfecta continencia mediante el celibato tiene su origen en el ejemplo de Jesucristo y pertenece a una tradición inmemorial y apostólica, según el testimonio constante de los Padres de la Iglesia y de los Romanos Pontífices. Por esta razón, no se debe abolir esta ley en la Iglesia Romana por medio de la innovación de un supuesto celibato opcional de los sacerdotes, ya sea a nivel regional o universal. El testimonio válido y perenne de la Iglesia afirma que la ley de la continencia sacerdotal «no impone ningún precepto nuevo. Dichos preceptos deben observarse, porque algunos los han descuidado por ignorancia y pereza. Con todo, los mencionados preceptos se remontan a los apóstoles y fueron establecidos por los Padres, como está escrito: “Así pues, hermanos, estad firmes y guardad las enseñanzas que habéis recibido, ya de palabra, ya por carta nuestra” (2Tes 2,15). Lo cierto es que muchos, desconociendo los estatutos de nuestros predecesores, han violado con su presunción la castidad de la Iglesia y se han guiado por la voluntad del pueblo, sin temor a los castigos divinos» (Papa Siricio, decretal Cum in unum del año 386).

40. Por voluntad de Cristo y por la divina constitución de la Iglesia, sólo los varones bautizados pueden recibir el sacramento del Orden, ya sea para el episcopado, el sacerdocio o el diaconado (cf. la carta apostólica de Juan Pablo II Ordinatio sacerdotalis, 4). Es más, la afirmación de que sólo un concilio ecuménico puede dirimir esta cuestión es errónea, dado que la autoridad de un concilio ecuménico no es mayor que la del Romano Pontífice (cf. V Concilio de Letrán, sesión 11; Concilio Vaticano I, sesión 4, c.3).

31 de mayo de 2019

Cardenal Raymond Leo Burke, Patrono de la Soberana y Militar Orden de Malta

Cardinal Janis Pujats, Arzobispo emérito de Riga

Tomash Peta, Arzobispo de la arquidiócesis de María Santísima en Astana

Jan Pawel Lenga, Arzobispo-Obispo emérito de Karaganda

Athanasius Schneider, Obispo Auxiliar de la arquidiócesis de María Santísima en Astana