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lunes, 16 de octubre de 2017

El asunto de la Amazonia ... y otros: Un ataque al celibato sacerdotal

Duración 2:56 minutos

EN INGLÉS

Excommunicated? This a picture of then Milan auxiliary bishop, Mario Delpini, offering Mass during World Youth Day 2013 in San Paolo, Brazil. The photo shows how a couple of male and female young people concelebrate with him during the doxology, the conclusion of the Eucharistic Prayer, the most central part of Mass. Lay-celebration of Mass is punished with excommunication. In July Pope Francis named Delpini as the new archbishop of Milan, the biggest Catholic diocese of the world. The picture was published on the official news page of the diocese and later removed.

- Attack on Celibacy? Pope Francis will hold in October 2019 a Synod for the Pan-Amazon region which encompasses eight countries. According to Francis, the main purpose of the synod will be to – quote - “identify new paths for the evangelization” of the indigenous people there which are less than three million. The modernist and pro-Francis site Faro di Roma is convinced that this will be a pretext to abolishing priestly celibacy.

Christ Comes Second: Presently the Church is not interested in the faith and in the proclamation of the faith according to Monsignor Luigi Negri, the former archbishop of Ferrara-Comacchio, Italy. Talking to La Fede Quotidiana, Negri explained, “It does not seem to me that the Church puts Christ in the first place but other values.”

Catholic Nuncio Attacked: The Portuguese weekly Expresso has launched a furious attack on the local Apostolic Nuncio, Archbishop Rino Passigato. It accuses Passigato of being - quote - “unhuman” and not in line with Francis. The paper refers to anonymous bishops who seemingly have not the courage to speak openly. They accuse him of promoting bishops who are not modernists. Passigato was not on good terms with late Lisbon Cardinal Policarpo who was often opposed to the Catholic Faith. The Bishops’ Conference in Portugal is not in good shape.

TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL

¿Excomulgado? Esta es una imagen del entonces obispo auxiliar de Milán, Mario Delpini, que ofrece Misa durante la Jornada Mundial de la Juventud 2013 en San Paolo, Brasil. La foto muestra cómo un par de jóvenes (un chico y una chica) concelebran con él durante la doxología, la conclusión de la oración eucarística, la parte más central de la misa. La celebración de una misa-laica es castigada con la excomunión. En julio, el Papa Francisco nombró a Delpini como el nuevo arzobispo de Milán, la diócesis católica más grande del mundo. La imagen se publicó en la página oficial de noticias de la diócesis y luego se eliminó.

Ataque al celibato. El Papa Francisco celebrará en octubre de 2019 un Sínodo para la región Pan-Amazónica que abarca ocho países. Según Francisco, el objetivo principal del sínodo será: -cita- "identificar nuevos caminos para la evangelización" de los pueblos indígenas de allí que son menos de tres millones". El sitio modernista y pro-Francisco Faro di Roma está convencido de que esto será un pretexto para abolir el celibato sacerdotal.

Cristo llega en segundo lugar: actualmente la Iglesia no está interesada en la fe y en la proclamación de la fe según Monseñor Luigi Negri, ex arzobispo de Ferrara-Comacchio, Italia. Hablando con La Fede Quotidiana, Negri explicó: "No me parece que la Iglesia ponga a Cristo en primer lugar sino [que pone] otros valores".

Nuncio católico atacado: El semanario portugués Expresso lanzó un furioso ataque contra el nuncio apostólico local, el arzobispo Rino Passigato. Acusa a Passigato de ser - cita - "inhumano" y no [estar] en línea con Francisco. El periódico se refiere a los obispos anónimos que aparentemente no tienen el coraje de hablar abiertamente. Lo acusan de promover a los obispos que no son modernistas. Passigato no estaba en buenos términos con el difunto cardenal de Lisboa, Policarpo, que a menudo se oponía a la fe católica. La Conferencia de Obispos en Portugal no está en buena forma.

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La segunda noticia, acerca de la Amazonía, podemos verla casi en todos los medios. Coloco aquí algunos:

- Rome Reports

Duración 1:57 minutos



- La voz libre

Francisco y el fin del celibato sacerdotal



La farsa de la Amazonía. Objetivo oculto: acabar con el celibato sacerdotal (P. Alfonso Gálvez) 31 de mayo 2017


Selección de textos: José Martí

Los sofismas del papa Francisco (Francisco José Soler Gil, filósofo)

FUENTE


El papa Francisco transfigurado en el papá-Che

Francisco José Soler Gil es un filósofo al que encontraremos con frecuencia recorriendo la comarca fronteriza entre las ciencias naturales y la filosofía. El escarpado y neblinoso paraje donde confluyen la ciencia, la filosofía y la teología resulta especialmente de su agrado, como muestra la obra que publicara junto con Martín López Corredoira en Ediciones Áltera (¿Dios o la materia?). 


La redacción de El Manifiesto se adentra ahora en ese terreno agreste, para recabar su opinión acerca del pontificado del papa Francisco I.

P.― Usted fue de los primeros en alzar la voz de alarma, a los pocos meses del inicio del pontificado de Francisco I, y lo hizo precisamente desde las páginas de El Manifiesto («Quo vadis Franciscus?»). Lo acusaba entonces de relativismo, y de dilapidar el legado de sabiduría de sus predecesores. ¿Mantendría hoy esas palabras?

R.― No sólo las mantendría, sino que tendría que subrayarlas. Pues en 2013 aún era posible concederle el beneficio de la duda: podía ocurrir que aquellas primeras declaraciones intelectualmente disolventes del pontífice fueran efecto de deslices involuntarios de un personaje frívolo y poco experto en temas de pensamiento. Que el personaje es frívolo ha quedado, entretanto, sobradamente demostrado. Como también sus carencias filosófico-teológicas (entre otras). Pero no creo que ya a estas alturas haya nadie que siga pensando que lo suyo son deslices involuntarios. Ni tampoco malentendidos por parte de los medios. Es evidente que no lo son: nos encontramos ante un sofista de tomo y lomo.

P. ― ¿Por qué un sofista?

R. ― Me explicaré. El amor apasionado a la verdad es un presupuesto básico de la filosofía. Un amor apasionado hasta el punto de que, desde Sócrates en adelante, en Occidente muchos han estado dispuestos a morir por ideas que consideraban verdaderas. Y ese sacrificio ha sido un impulsor decisivo de nuestra cultura: uno de los principales motores del despliegue de nuestra civilización occidental.

Pues bien, lo más opuesto al amor apasionado a la verdad es la actitud sofística. El sofista emplea las palabras y los argumentos para dirigir al auditorio en la dirección que desea, pero sin jugar limpio: no lo hace con conceptos claros que respeten el significado común de los términos; ni con argumentos consistentes que respeten las reglas de la lógica. Esforzarse por los conceptos claros y los argumentos bien construidos es propio del amor filosófico a la verdad. Pero el sofista no se interesa por estas cosas, porque no cree en la verdad. Lo suyo es usar cualquier arma retórica que el lenguaje pueda proporcionarle –legítima o no– para mover al interlocutor hacia determinados pensamientos o acciones en los que está interesado.

P. ― ¿El papa Francisco no cree en la verdad?

R. ― No.

P. ― Ésta es una afirmación rotunda. ¿Podría justificarla de algún modo?

R. ― Para justificarla bien hay que descender a considerar los múltiples casos concretos en los que el papa ha actuado como un sofista. Hay algunos sitios de Internet (como el benemérito blog Wanderer, en nuestro ámbito hispanohablante) donde están quedando documentados esos casos, uno por uno, con un detalle analítico y una paciencia que muestran no sólo la miseria intelectual de este pontificado, sino también la pasión filosófica de los que participan en el esfuerzo desenmascarador. También hay filósofos de primera fila, como Robert Spaemann y Josef Seifert, que han puesto el dedo en varias de las llagas más sangrantes.

Pero, si usted quiere, le puedo mencionar, a modo de ejemplo, uno de los trucos favoritos del papa Francisco: realizar declaraciones buscadamente ambiguas y redactar en documentos oficiales frases no menos ambiguas que puedan ser empleadas como punto de apoyo por aquellos que quieren cambiar la doctrina de la Iglesia en temas esenciales, al tiempo que puedan ser empleadas para consolar a los que quieren creer que nada está cambiando. Que nada importante está siendo demolido en el edificio. Ambigüedad, equivocidad, turbiedad. Una niebla generada a propósito para sustituir el pensamiento tradicional de la Iglesia, no a la manera franca y honrada en que lo harían los filósofos –reconociendo abiertamente que han dejado de creer en ciertas tesis, y que a partir de ahora van a defender otras posiciones–, sino con la voluntad de engaño que caracteriza al sofista
No, el papa Francisco no cree en la verdad. Por eso juega tan alegremente el juego del engaño, la infradeterminación del discurso, y la incoherencia calculada y disimulada.

P. ― ¿Pero no fue el propio Cristo el que dijo «Yo soy la Verdad»?

R. ― Saque usted mismo las conclusiones oportunas...

P. ― ¿En qué cree, entonces, el papa Francisco?

R. ― Bien. Lo que no se puede negar es que se trata de un hombre de su tiempo. Concretamente, en lo teórico se mueve en ese marco ideológico escurridizo –sin forma, ni contorno, ni sustancia asible–, del cristianismo posmoderno al estilo de Vattimo. Y en lo ético-práctico su discurso es el del buenismo zapateril más pedestre. (¿Recuerda, por mencionar una sola anécdota, sus «diez consejos para la felicidad»? También en aquella ocasión estuve comentando algo al respecto en El Manifiesto... Aunque tal vez sea mejor no descender a detalles; toda esta historia es tan penosa...) En definitiva, Bergoglio es un hombre de su tiempo, ¡qué duda cabe! Un hombre cien por cien mundano, situado a la cabeza de la institución que menos mundana debería ser...

P. ― ¿Y no es mejor así? ¿No es tiempo ya de que la Iglesia vaya abandonando su guerra de siglos contra el mundo?

R. ― Es que la historia de la humanidad no conoce una tensión más creativa que la que ha tenido lugar durante siglos en Occidente entre las instituciones y los pensadores seculares, por un lado, y las instituciones y los pensadores de la Iglesia, por el otro. Considere, por ejemplo, la universidad medieval, polarizada entre la facultad de teología y la de artes. De la tensión entre ambas habría de terminar naciendo tanto la ciencia moderna como las teorías modernas del Estado, del derecho, del poder político, de los intercambios económicos… Sí, en el fondo, la tensión creativa entre la facultad de filosofía y la de teología constituye el alma de la universidad occidental. Y la raíz de lo mejor del pensamiento occidental en su totalidad…

La guerra de la Iglesia contra el mundo es, en realidad, el gran secreto de nuestra civilización: el factor que ha impedido que el pensamiento occidental quedara en alguna fase cristalizado y ritualizado, como ha ocurrido, en cambio, en otras grandes civilizaciones. Por eso, la rendición del clero a la ideología del mundo posmoderno («pos-fáctico», «pos-dogmático», «trans-ético»..., una ideología muy «pos-» y muy «trans-» en todo...), a la que estamos asistiendo en estos momentos, y de la que el papa Francisco es promotor y símbolo, ha de ser entendida como un indicador de hasta qué extremo ha llegado la debilidad y la decadencia intelectual de Occidente.

P. ― El clero, ¿se ha cansado entonces de sostener su parte en esa lucha creativa?

R. ― Eso parece. Tal vez no en su conjunto, pero al menos una parte muy significativa del mismo. Y así multiplican los gestos para hacerse perdonar la vida por parte del mundo, apuntándose a cualquier causa y reivindicación que crean que les dará crédito en los ambientes dominados por las modas ideológicas del momento. Obviamente, terminarán cosechando lo que se merecen: un infinito desprecio, por parte de todos. Pues en el fondo, con su deserción, con su entreguismo, están traicionando a todos: a los amigos y a los enemigos. Y es que, si la sal se vuelve sosa…

P. ― ¿Se siente personalmente traicionado por el papa y por el clero en general?

R. ― Sí, sin duda.

P. ― A lo largo de su carrera ha publicado usted varios libros sobre las relaciones entre ciencia, filosofía y teología, defendiendo una posición teísta. Estoy pensando en obras como ¿Dios o la materia?, Mitología materialista de la ciencia, Dios y las cosmologías modernas, Lo divino y lo humano en el universo de Stephen Hawking… ¿Volvería a escribir esas obras?

R. ― Por supuesto. Y además, con un motivo doble:

En primer lugar, porque hay que distinguir muy bien entre la interferencia accidental que supone el circo que está montando el clero ignorante y pusilánime que nos ha tocado padecer, y la cuestión filosófica que late en el fondo de esos trabajos. La cuestión de fondo, la que alienta esas investigaciones en la frontera entre ciencia, filosofía y teología, es la pregunta acerca de cuál sea la realidad fundamental, la forma de realidad sobre la que debemos apoyarnos en nuestra comprensión global del ser: si es la materia inerte, o más bien la inteligencia. O si ni lo uno ni lo otro. Se trata de ver hasta dónde podemos llegar buscando una respuesta a esto…

P. ― ¿Y no le parece que se trata una pregunta pasada de moda en un contexto cultural postmoderno? Supongo que ni al papa Francisco ni a sus compañeros de armas les interesará especialmente este tipo de estudios…


R. ―
En efecto, desde un punto de vista postmoderno, y post-fáctico, la cuestión de cuál sea la realidad primera es una cuestión carente de interés. El sofista no se interesa por asuntos así. Pero precisamente ése es el segundo motivo para plantearla. Y el que me gustaría subrayar ahora. Porque insistir, justo en estos momentos, en los temas importantes de la filosofía, insistir en la indagación de semejantes temas, y hacerlo en diálogo con la tradición filosófica occidental y con confianza en el poder de la razón, constituye un acto de rebeldía. De resistencia contra la barbarie y la decadencia intelectual en la que nos hallamos inmersos.

La mayor parte de nosotros no tenemos influencia alguna en el curso de los acontecimientos del mundo. No podemos influir ni en Roma, ni en Berlín, ni en Nueva York. Pero podemos al menos esforzarnos por mantener en nuestro entorno inmediato ambientes de pensamiento fuerte, de búsqueda apasionada de la verdad, en medio de tanta destrucción, tanto abandono y tanta charlatanería postmoderna...

P. ― ¿Un poco a la manera de nuevos ambientes monacales?

R. ― Quizás. Algo así… Y quién sabe si estos ambientes no podrán llegar a convertirse algún día en semillas de renacimiento. Quién sabe si entre los restos del naufragio en el que se ha convertido nuestra cultura (¡y nuestra Iglesia!) no veremos desarrollarse de nuevo un pensamiento occidental vigoroso, digno del que produjeron nuestros antepasados. En todo caso, es una tarea que merece la pena. A pesar de todo… y, por supuesto, a pesar de Bergoglio y de sus zarpazos de bárbaro a la Veritatis Splendor y la Fides et Ratio.

No puedo probarlo, pero estoy convencido de que los bárbaros terminarán extinguiéndose mucho antes que el esplendor de la verdad…


Nota: Esta entrevista a Francisco Soler es del 14 de septiembre de 2017

Súplica Filial al papa Francisco sobre el futuro de la Familia




Comunicado de prensa de la Filial Súplica en el Centenario de la última aparición de Nuestra Señora de Fátima

Roma, 13 de octubre del 2017

El día 29 de septiembre de 2017, festividad de San Miguel y de todos los Arcángeles, la Secretaría de Estado de la Santa Sede recibió la Filial Súplica al Papa Francisco sobre el futuro de la Familia, suscrita por 790.190 católicos procedentes de 178 países, entre los cuales ocho cardenales, 203 arzobispos y obispos e incontables sacerdotes de todo el mundo. Más tarde, fueron entregadas 89.261 nuevas adhesiones, totalizando 879.451 firmantes.

El texto suplicaba al Papa Francisco “una esclarecedora palabra” que disipase la “generalizada desorientación causada por la eventualidad de que en el seno de la Iglesia se haya abierto una brecha que permita la aceptación del adulterio —mediante la admisión a la Eucaristía de parejas divorciadas vueltas a casar civilmente”.

Hasta el día de hoy, el seccretariado de la “Filial Súplica”, que para el efecto representa una coalición de más de 60 instituciones pro-familia y pro-vida de los 5 Continentes, no ha recibido siquiera un acuse de recibo de parte de la Santa Sede. Esa omisión resulta tanto más paradójica en cuanto que el Papa Francisco manifiesta que desea una Iglesia abierta a los problemas de los fieles y al pueblo en general, y abierta al diálogo.

Trascurrido el segundo Sínodo sobre la Familia y publicada la exhortación Amoris Laetitia, los organizadores de la “Filial Súplica” redactaron una “Declaración de Fidelidad a la enseñanza inmutable de la Iglesia sobre el matrimonio y a su ininterrumpida disciplina” recibida de los Apóstoles, dando curso así a una sugerencia comunicada por altas esferas eclesiásticas. No disponiendo de los mismos medios logísticos de la primera iniciativa y tratándose esta vez de un documento significativamente más extenso, el secretariado de la“Filial Súplica” colocó en fecha XXX dicha Declaración en su sito internet, de modo que la pudieran firmar aquellos que así lo desearan.

La Declaración de Fidelidad ha alcanzado la suma de 35.112 firmas, entre las cuales se cuentan las firmas de 3 cardenales, 9 obispos, 636 entre sacerdotes diocesanos y religiosos, 46 diáconos, 25 seminaristas, 51 hermanos religiosos, 150 entre religiosas de clausura y de vida activa, a los cuales se deben agregar 458 laicos entre académicos en general, profesores de teología, profesores de religión, catequistas y agentes pastorales.

¿Qué afirman los firmantes de la Declaración de fidelidad?*

Como ya el título lo dice, ellos reiteran en modo explícito y formal “la enseñanza inmutable de la Iglesia sobre el matrimonio y su ininterrumpida disciplina” a causa de que “errores acerca del matrimonio y de la familia han sido muy difundidos en el ámbito católico después del Sínodo extraordinario y del Sínodo ordinario sobre la familia y la publicación de Amoris Laetitia”.
En este cuadro general, la Declaración expresa “la voluntad de los firmantes de permanecer fieles a las enseñanzas inmutables de la Iglesia sobre la moral y sobre los sacramentos del matrimonio, de la Reconciliación y de la Eucaristía y a su perenne disciplina por lo que dice respecto a dichos sacramentos”.
Entre otros importantes aspectos, los firmantes específicamente desean reiterar que “todas las formas de convivencia more uxorio (como esposo y esposa) fuera de un matrimonio válido son gravemente contrarias a la voluntad de Dios; que las uniones irregulares contradicen el matrimonio querido por Dios y jamás pueden ser aconsejadas como un prudente y gradual cumplimiento de la Ley Divina”.

Ellos reafirman también que una conciencia bien formada no puede concluir:

- Que la permanencia en una situación objetivamente pecaminosa sea lo que Dios en esa circunstancia pida de ella; 
- que el cumplimiento del sexto mandamiento y la indisolubilidad del Evangelio sean meros ideales; 
- que a veces pueda ser insuficiente la gracia para vivir castamente en el propio estado, lo que supuestamente daría un “derecho” a algunos a recibir la absolución y la Eucaristía; 
- que basta tener una conciencia subjetiva para auto-absolverse del pecado de adulterio.
Enseñar y ayudar los fieles a vivir conforme a estas verdades – concluyen los signatarios – es en sí mismo una “eminente obra de misericordia y caridad”, recordando que si la Iglesia alterara la norma de negar el acceso a la Eucaristía a quien se encuentra manifiestamente en un estado objetivo de pecado grave, Ella se comportaría como “propietaria de los sacramentos” y no como “su fiel administradora”, encargo que le fuera conferido por Nuestro Señor.

Si bien diferente de otras iniciativas tendientes a pedir esclarecimientos para poner fin a la situación patente de anómala confusión y perplejidad imperante en la Iglesia, la Declaración de Fidelidad, con su nutrido y calificado número de firmantes eclesiásticos y civiles, se constituye así como otra voz que emerge en el coro de preocupaciones suscitadas por el capítulo 8 de Amoris Laetitia y por las contradictorias interpretaciones que lo han seguido.

En efecto, esta perplejidad de innumerables fieles de todos los continentes encuentra una resonancia de autoridad en los cinco dubia presentados por cuatro cardenales en septiembre del 2016, solicitando fraternalmente al Papa que les hiciera saber si, después de dicha exhortación apostólica, continuaba vigente la enseñanza acerca de la existencia de normas morales absolutas, válidas sin excepción, que prohiben practicar actos intrínsecamente malos como el adulterio, y si era posible ahora conceder la absolución en el sacramento de la Penitencia y, en consecuencia, admitir a la Santa Eucaristía a una persona que, estando unida por un vínculo matrimonial válido, convive en adulterio con otra, sin que se hayan cumplido las condiciones previstas por la moral tradicional y el código de derecho canónico. 

El Santo Padre ha decidido no responderles y – causando aún mayor desconcierto entre tantos fieles – tampoco concederles la audiencia privada que los referidos purpurados le solicitaban en carta del 25 de abril pasado, para tratar de ese tema, en vista de las “numerosas declaraciones de obispos, cardenales y hasta de conferencias episcopales que aprueban lo que el Magisterio de la Iglesia jamás aprobó”, de suerte que “lo que es pecado en Polonia es bueno en Alemania y lo que es prohibido en la arquidiócesis de Filadelfia es lícito en Malta”.
La más reciente manifestación de esa voluntad del Papa Francisco de mantenerse en silencio y de permitir que se agrave el panorama de confusión por la difusión de graves errores teológicos y morales es el mutismo ante la “Corrección filial por la propagación de errores” elevada a Su Santidad el pasado 11 de Agosto por un grupo de pastores de almas y de académicos. Grupo éste al cual cada día se suman nuevos y calificados adherentes.
En archivo separado sigue una lista de algunas de las personalidades de relieve que han firmado la “Declaración de Fidelidad a la enseñanza inmutable de la Iglesia sobre el matrimonio y a su ininterrumpida disciplina”.

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Nota: Aparecen al día de hoy 1378 firmantes en esa lista. Ver aquí

El número 2 del Opus Dei censura a varios miembros de la Prelatura acusándoles de “escandalizar a toda la Iglesia”





En una entrevista, Mariano Fazio desautoriza con inusitada dureza a miembros del Opus Dei que han firmado la “correctio filialis” y les acusa de “escandalizar a toda la Iglesia con manifestaciones de desunión”.

El Opus Dei tiene una larga tradición de respeto a la libertad de los fieles en lo que a cuestiones opinables se refiere, una tradición querida por el propio fundador, San Josemaría Escrivá, que Fazio acaba de romper en un acto sin precedentes.

En una entrevista, el vicario general del Opus Dei y por tanto número 2 de la prelatura, Mariano Fazio, arremete duramente contra miembros de la prelatura que han firmado esta pasada semana una carta de ‘corrección filial’ al Sumo Pontífice, una carta que primero fue entregada en mano para, dos meses después, hacerse pública.

Fazio acusa a los hijos de la prelatura de “escandalizar a toda la Iglesia”, “estar equivocados”, “atacar al Papa” y “sembrar desunión”


A continuación, algunos extractos de la entrevista publicada por La Nación el 25 de septiembre de 2017 al vicario general del Opus Dei, el también argentino Mariano Fazio:

– Cambiando de tema y volviendo al Vaticano, este quinto año del Papa está siendo difícil: en los últimos días una minoría ultraconservadora pidió una corrección filial” de su apertura a los divorciados vueltos a casar en la exhortación apostólica Amoris Laetitia (AL) y lo ha acusado de propagar herejías. ¿Qué opina de este nuevo ataque?

-Lamentablemente no es la primera vez en la historia de la Iglesia de los últimos años donde hay grupos de personas que atacan al Papa, algunos me imagino con buena intención. Me parece que por un lado es una manifestación de la libertad de opinión que hay en la Iglesia y que el Papa respeta. Por otro lado me parece que es un método totalmente equivocado porque si se trata de una relación filial, un hijo no “corrige” a su padre en público. Cualquier fiel, obispo, cardenal, laico tiene derecho a decirle al Papa lo que le parezca por el bien de la Iglesia, pero me parece que no tiene derecho a hacerlo públicamente y escandalizar a toda la Iglesia con estas manifestaciones de desunión.
-Entre los firmatarios de la carta que pide la “corrección filial” apareció el italiano Ettore Gotti Tedeschi, ex presidente del Instituto de Obras para la Religión (IOR, el banco del Vaticano), que es supernumerario del Opus Dei…
-Considero que él también se ha equivocado, como los demás que han firmado.
-Algunos se habían ilusionado con que terminarían las intrigas en el Vaticano con la llegada de Francisco, pero de nuevo hay venenos. Libero Milone, el ex auditor general denunció hace unos días haber sido echado por un “viejo grupo de poder” que se resiste a las reformas financieras… Y la Santa Sede lo acusó de haberse excedido de sus funciones y de haber espiado a miembros del Vaticano…
-No estoy metido en el fondo del tema. Conozco muchísimas personas de la curia romana y la inmensa mayoría de ellos trabaja silenciosamente, con gran espíritu de servicio, con deseo de servir a la Iglesia y ellos no son noticia. Los que son noticia son los que tienen actitudes un poco ambiguas que despiertan sospechas. Sé que el Santo Padre sufre con esta situación. No soy experto en temas económicos, pero me parece que se han dado paso significativos sobre la transparencia de las finanzas vaticanas, en particular en el IOR. Pero toda reforma, no sólo en la Iglesia, sino en cualquier sociedad, genera reacciones contrarias de personas que están acomodadas y que no quieren que cambie nada, que me parece que son reacciones bastante lógicas desde un punto de vista humano. Me gustaría que por parte de todos los miembros de la curia hubiera mayor espíritu de colaboración y servicio con la reforma que el Papa quiere llevar a cabo.
-¿Ve mucha resistencia?
-Me parece que lo que sale en los medios de comunicación son el pequeño grupo que le resiste al Papa, porque no es noticia que un cardenal, obispo o un oficial de la curia vaticana obedezcan al Papa…
-¿Es una minoría ruidosa entonces?
-Me parece que sí.
-¿Cómo ve el Opus Dei la apertura que hay en el capítulo ocho de AL a los divorciados vueltos a casar, que tanto revuelo ha generado en los sectores conservadores?
-El Opus Dei, como todos los católicos, siempre está con el Papa, es una tradición continua en la historia de la obra que lo hemos aprendido de San Josemaría Escrivá de Balaguer, que decía que hay que estar con el Papa quien quiera que sea. Siempre estaremos con el Papa. En lo que se refiere a AL el prelado (monseñor Fernando Ocáriz) ha escrito: “Pensad también, con corazón grande, cómo ayudar a quienes se encuentran en las así llamadas “situaciones irregulares”. El Papa Francisco ha reafirmado que la doctrina no cambia, pero urge a mejorar la atención de estos hermanos y hermanas, a los que es preciso acompañar con una mirada más cercana, de acogida y discernimiento, que les facilite superar esas situaciones, con la gracia de Dios”.
-Algunos, en el Vaticano, dicen que el Opus Dei tiene una visión de Iglesia distinta a la del Papa…
-Desde que el Papa ha sido elegido ha tenido muchas manifestaciones de cercanía y aprecio por el Opus Dei. En lo que a mí respecta tengo una amistad con él de la cual todavía estoy emocionado. Ha querido confirmar la elección del prelado el mismo día, una manifestación de grandísima confianza, ha manifestado en la primera entrevista del prelado un agradecimiento por lo que estamos haciendo al servicio de la Iglesia, ha estado muy cercano en torno a la muerte del prelado anterior, Javier Echevarría, ha beatificado al primer sucesor de San José María Escrivá de Balaguer, Álvaro del Portillo, ha firmado tres documentos de virtudes heroicas de fieles de la obra, que están en proceso de beatificación, con lo cual no podemos no estar sino agradecidos por la cercanía que ha manifestado en estos años. En los continuos contactos que tenemos con el Papa siempre ha manifestado su apoyo, su impulso apostólico y en la primera audiencia con el prelado nos encargó directamente las periferias de las clases medias, del mundo del trabajo, diciéndonos algo así como que “ése es su carisma, adelante, siguiendo los pasos de san Josemaría”.
-Usted lo conoce a Jorge Bergoglio desde la Conferencia de Aparecida (2007) y estamos en el quinto año de pontificado: ¿cuáles fueron para usted los aportes del Papa a la Iglesia?
-Creo que el Papa desde un punto de vista de la fe siempre es el sucesor de Pedro y por lo tanto hay una gran continuidad con la tradición de la Iglesia. Desde un punto de vista humano, cada Papa es de un país determinado, de una cultura distinta y el Papa ha aportado une estilo nuevo que lo definiría cercano, auténtico, espontáneo, evangélico. Y eso ha hecho que mucha gente se acerque a Dios y a la Iglesia, que estaba muy alejada, al comprobar que es un líder que vive lo que dice. Los otros papas anteriores han sido buenísimos y de altísimo nivel, creo que este estilo es muy revolucionario. Se trata, como dice el papa Francisco, de la revolución de la ternura, del amor, de la cercanía, de la preocupación por los demás. Esto es su gran aporte.
-¿Cómo es la situación interna del Opus Dei con el nuevo prelado y usted como el número dos?
-Estamos viviendo un momento de gran unidad y manteniéndonos muy fieles al espíritu de la Obra, pero también estamos en un momento de fidelidad dinámica porque los tiempos cambian y el Opus Dei es un cuerpo vivo que cambia con los tiempos, manteniendo siempre la fidelidad al carisma fundacional. En ese sentido le estamos haciendo mucho eco a la idea de Iglesia en salida del Papa y queremos fomentar más iniciativas y que todo el mundo piense “yo, en mi circunstancia, qué puedo hacer para llevar el Evangelio a todas las periferias”. Periferias que son sociales, existenciales, pero también culturales.