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miércoles, 12 de septiembre de 2018

Noticias varias 12 de septiembre de 2018


IL SETTIMO CIELO

Francisco, un Papa que dice una cosa y después dice lo contrario (Sandro Magister)

LA LECCIÓN DEL CARDENAL CARLO CAFFARRA: «Nos ha enseñado qué quiere decir “estar con el Papa» (Ricardo Cascioli)



«¿Es posible alguna vez que a nadie le importe la Verdad?». Estas cordiales palabras pronunciadas por el cardenal Caffarra pocos meses antes de morir son más que nunca actuales para plantearse frente a la gravísima crisis que está experimentando la Iglesia.

«¿Es posible alguna vez que a nadie le importe la Verdad?». Me parece ver todavía frente a mí al cardenal Carlo Caffarra, pocos meses antes de morir, profundamente dolorido por todo lo que estaba sucediendo en la Iglesia, por “esa confusión que sólo un ciego no ve”.

No era una rendición, sino el no quedarse tranquilo ante la ignorancia de muchos de sus hermanos que, frente a la desorientación de los fieles, preferían la tranquilidad de lo eclesialmente correcto antes que arriesgar algo por la Verdad. En ese momento el tema era el que estaba ligado a los Dubia, en los quejunto a los cardenales Brandmuller, Meisner y BurkeCaffarra pedía al Papa aclarar algunos puntos de la exhortación apostólica Amoris Laetitia que estaban favoreciendo decisiones pastorales contrarias a la doctrina.

Lo que lo entristecía profundamente es que algunos hombres de Iglesia, y sobre todo ciertos vaticanistas, lo etiquetaban como “enemigo” del Papa u “hostil” a éste.

Precisamente él, que habría dado la vida por el Papa, y en el fondo, la ha dado porque su corazón no reaccionó frente al dolor por todo lo que sucedía y a las humillaciones sufridas. Pero también decía que “es deber de los cardenales advertir al Papa cuando se equivoca”. Y en efecto, también esto es defender al Papa y su oficio petrino

Exactamente como hizo san Pablo con san Pedro: al oponérsele sobre la cuestión de las costumbres judías que Pedro quería imponer a los paganos, lo ayudó en su ministerio de cabeza de los apóstoles. Lo defendió de esa manera.

El Señor reservó al cardenal Caffarra otros dolores más profundos, que los que la crisis actual seguramente le habrían infligido. Pero estoy convencido que el ex arzobispo de Bolonia volvería a proponer hoy, en la misma forma, frente a la crisis actual esa pregunta suya: «¿Es posible alguna vez que a nadie le importe la Verdad?» . 

Allí donde la Verdad no está simplemente para una “reconstrucción exacta de los hechos”, sino para lo que Cristo ha revelado a los hombres y entregado a la Iglesia para custodiarlo: es la verdad sobre el hombre, sobre su Creación y sobre su destino; y sobre la salvación propuesta a cada uno de nosotros

Esto es lo que hoy está en discusión: no simplemente una corrupción moral, ya gravísima de por sí, sino la subversión de todo lo que Dios nos ha revelado en Cristo. 

Esto no quita que la afirmación de la verdad sobre el hombre debe necesariamente hacer las cuentas también con la realidad del mal, lo debe reconocer, lo debe juzgar, lo debe alejar. Exactamente como acontece para cada fiel en el sacramento de la Reconciliación. El Papa, los cardenales y los obispos: nadie puede quedarse afuera.

La gravedad de los hechos presentados no puede ser suprimida con declaraciones formales de apoyo al Papa
Intentar reducir la cuestión Viganò a una conspiración tradicionalista contra el papa Francisco sólo hace el juego a quienes quieren encubrir la red de complicidad y apoyo a quienes en estas décadas han cometido abusos sexuales de todo género, así como continuar condenando la pedofilia cuando el verdadero problema es la homosexualidad difundida en el clero, con un lobby homosexual que tiene ahora una posición dominante en la Iglesia.
Todo católico tiene el derecho y el deber de oponerse a estas derivaciones. Criticar con vehemencia, enlodar con todo tipo de calumnia a monseñor Viganò evitando afrontar las cuestiones serias y ciertas planteadas en su memorial no significa “estar con el Papa” o promover el bien de la Iglesia

Por el contrario, significa ocultar un tumor que de este modo no puede hacer otra cosa que crecer. Tener al Papa en el corazón, y sobre todo al papado, requiere más bien un fuerte reclamo a la Verdad para enderezar la barca antes que el escándalo agobie todo y a todos.

Publicado originalmente en italiano en lanuovabq.it/it/ci-ha-insegnato…

Traducción a español por: José Arturo Quarracino

Viganò amenaza supuestamente al Vaticano con revelar más documentos



ENGLISH

Viganò Allegedly Threatens Vatican to Reveal More Documents

Whistle-blower Archbishop Carlo Maria Viganò, fearing for his life, has activated a death switch, ChurchMilitant.com reports.

It writes on Twitter (September 12) that a cache of documents incriminating Curial Cardinals, bishops and Pope Francis himself will be revealed if Viganò winds up dead.

The claim of ChurchMilitant.com is not likely as the liberal Francis enjoys the protection of the anti-Church oligarchs and therefore has the possibility to execute Viganó through the oligarch media.

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ESPAÑOL

El denunciante arzobispo Carlo Maria Viganò, temiendo por su vida, ha activado un interruptor para muerte, informa ChurchMilitant.com.

Escribió en Twitter el 12 de setiembre que un escondite con documentos que incriminan a cardenales de la curia, a obispos y al mismo papa Francisco será revelado si Viganò termina muerto.

La exposición de ChurchMilitant.com no es probable, dado que el liberal Francisco cuenta con la protección de los oligarcas anti-Iglesia y, en consecuencia, tiene la posibilidad de ejecutar a Viganó a través de los medios de comunicación oligarcas.

«Testimonio» Viganò: habría sido activado el dispositivo de hombre muerto



Michael Matt sobre el Papa Francisco


Duración 31:57 minutos

Los escándalos de Juan XXIII y Pablo VI (Hemos Visto)


Para leer la entrada completa pinchar aquí
Es necesario, por tanto, esforzarse por plantearse preguntas incómodas e improrrogables, por dolorosas que sean, en vista del estado en que se encuentra la Iglesia de Nuestro Señor: ¿cómo se puede ensalzar como modelos a quienes desencadenaron la destrucción del catolicismo?
La apostasía de un clero cada vez más arrogante merece ser como mínimo desenmascarada, y desde luego no expresando opiniones personales sino lo que dijeron los propios pontífices preconciliares que en su día previnieron de lo que constituía un grave peligro para la Iglesia y que se materializaría poco después: el Concilio Vaticano II, es decir, el intento de destruir el Magisterio perenne creando una nueva iglesia.
No cabe la menor duda de que Juan XXIII y Pablo VI son los responsables de esta tragedia. Dos papas muy diferentes en cuanto a personalidad pero unidos por un mismo objetivo: transformar la Iglesia.
El primero, de carácter bonachón y simpático, extrovertido y astuto diplomático; el segundo, tímido y de aspecto triste, casi oprimido por su propia introversión. Muy diferentes y al mismo tiempo muy unidos.
Se sabe ciertamente de la estrecha amistad que los unía, hasta el punto de que en una carta del pontífice bergamasco al entonces cardenal Montini fechada el 4 de abril de 1961 encontramos una confesión que deja boquiabierto: «Debería escribirles a todos los obispos, arzobispos y cardenales pero, entendiéndose que es a todos, me contento con escribir al arzobispo de Milán, ya que con él los llevo a todos en el corazón, así como él los representa para mí a todos». [Hebblethwaite, Giovanni XXIII. Il Papa del Concilio, p.485]
Tanta amistad está justificada por la común complicidad en conducir a la Iglesia al terreno minado del falso ecumenismo, condenado no sólo por Pío XI en la encíclica Mortalium animos, sino también por Pío XII, que advirtió: «[Los obispos] velarán asimismo no sea que con el falso pretexto de que hay que dar más importancia a lo que une que a lo que separa se fomente un peligroso indiferentismo».[Acta Apostolicae Sedis 42-0950-142-147].
Palabras caídas en saco roto si tenemos en cuenta el discurso pronunciado por Roncalli cuando tomó posesión del cargo de Patriarca de Venecia en la basílica de San Marcos el 15 de marzo de 1953: «Me preocupo siempre más de lo que une que de lo que separa y es causa de controversia». Concepto que recalcó su amigo Montini que, ya como Pablo VI, lo confirmó en su encíclica Ecclesiam suam: «Con gusto hacemos nuestro el principio: pongamos en evidencia, ante todo tema, lo que nos es común, antes de insistir en lo que nos divide».
Tenían, además, la idea de que todo seguidor de las otras religiones era grato a Dios como el cristiano, porque aceptaban en todo el llamado cristianismo anónimo del jesuita Karl Rahner (auténtico tótem de la iglesia vaticanosegundista), que sostenía que incluso quiene no cree en Cristo sería verdaderamente cristiano.
Si nos fijamos bien, este principio es diametralmente opuesto a lo que predicó San Juan apóstol: «Si viene alguno a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis. Porque quien le saluda participa en sus malas obras» (2 Jn, 9-10).
Que con estos dos pontífices se produjo un cortocircuito con el Magisterio de la Iglesia lo confirma también la encíclica Quas primas de Pío XI (6 de diciembre de 1925), que dice lo siguiente sobre la realeza social de Cristo: «La peste que hoy inficiona a la humana sociedad (…) Juzgamos peste de nuestro tiempo al llamado laicismo, con sus errores y abominables intentos».
También en este caso la doctrina cayó en saco roto: cuando Roncalli era delegado apostólico en Turquía, el futuro papa respondió al subsecretario de relaciones exteriores turco, que reivindicaba la laicidad del Estado: «La Iglesia se guardará bien de socavar o discutir esa laicidad». Lo mismo que hizo su sucesor Pablo VI.
Juan XXIII y Pablo VI, siempre unidos y siempre resueltos a levantar una Iglesia puesta al día, hoy llamada conciliar. Una iglesia en la que el modernismo estalló con tal violencia que aún sigue tronando en todas partes y en casi todas las parroquias agrupadas en la neorreligión conciliar, pagando los fieles las consecuencias con el continuo lavado de cerebro a que son sometidos por el clero conciliar.
Todo ello por culpa de la actividad política izquierdista que el papa Roncalli, en plena sintonía con el entonces monseñor Montini, tejía a diestra y siniestra una serie de conciliaciones con el mundo secularizado que habían sido siempre condenadas por el Magisterio perenne de la Iglesia. No es de extrañar que todo el edificio levantado por la Iglesia para contrarrestar el mal fuera gradualmente desmantelado por los dos papas del Concilio Vaticano II.
Juan XXIII, aclamado como el papa bueno, lo que hizo fue abrir las puertas de la Iglesia a la síntesis de todas las herejías, como lo definió en la encíclica Pascendi Domenici gregis en santo papa Pío X: el modernismo. Éste fue el primer golpe asestado contra Nuestro Señor, derribando una de las dos columnas sobre las que se apoya la Iglesia: la Doctrina.
De derribar la otra columna, la Liturgia, se encargó Pablo VI.
Montini comenzó por suprimir mediante la instrucción Inter oecumenici 48§1, la oración que rezaban al final de cada misa el celebrante y los fieles postrados de rodillas a la Virgen y a San Miguel, príncipe de los ángeles (¡auténtico exorcismo redactado por S.S. León XIII tras ver en una visión que en el futuro la Iglesia sería atacada por el demonio!)
Conviene destacar que el Padre Pío no estaba en modo alguno de acuerdo con tal decisión de Montini (como es sabido, ni siquiera había tenido buenas relaciones con Roncalli), y continuó rezándola hasta que murió en 1968.
A raíz de ello, la Misa que siempre había celebrado la Iglesia fue sustituida por una nueva celebración: el 3 de abril de 1969 el papa Pablo VI, por la constitución apostólica Missale romanum, introdujo novedades radicales en el modo de celebrar la Misa: el Novus ordo Missae. Es decir: teniendo en cuenta las barbaridades a las que ha dado carta de ciudadanía, es lo más alejado que pueda haber de la Misa verdadera instituida por Cristo.
De ahí la resistencia de tantos sacerdotes santos y valientes –entre los que se cuenta monseñor Lefebvre– para los cuales el único motivo válido que puede tener un católico para resistirse a la autoridad de la Iglesia es la Fe.
En concreto, por lo que atañe a la liturgia, sólo la fe puede motivar el rechazo del nuevo rito de la Misa, y la razón fundamental por la que ningún sacerdote ni fiel puede aceptar el Novus Ordo es precisamente porque «representa, tanto en su conjunto como en sus detalles, una notable desviación de la teología católica », como pusieron de relieve los cardenales Bacci y Ottaviani (Breve examen crítico del Novus Ordo Missae, dirigido en 1969 a Pablo VI).
Semejante apartamiento de la teología católica es fruto de un acercamiento, deseado y consentido, a la doctrina y la liturgia protestante, como declaró el propio Pablo VI al instaurar el nuevo rito: «El esfuerzo solicitado a los hermanos separados para que se reencuentren debe corresponderse con el esfuerzo, igualmente mortificante para nosotros, de purificar la Iglesia romana en sus ritos para que se vuelva deseable y habitable» (J. Guitton, Pablo VI secreto, Ediciones Encuentro.)
De hecho, como es sabido, Pablo VI pidió a seis pastores protestantes que formaran parte de la comisión encargada de elaborar la nueva Misa. Uno de ellos, Mark Thurian, de la comunidad de Taizé, declaró con motivo de la publicación del nuevo misal: «Esta Misa renovada no tiene nada que pueda molestar verdaderamente a los protestantes evangélicos» (M. Thurian, en La Croix, 30 de mayo de 1969).
El resultado ha sido que lo largo de los años la Iglesia Católica se ha ido protestantizando poco a poco. Y otro motivo de esa protestantización es que el Santo Oficio, que se creó para contrarrestar la herejía luterana (en 1542) y hacia el que está comprobado que Juan XXIII sentía repulsión (!) duró hasta Montini (1964), que lo desmanteló.
Monseñor Lefebvre, defensor de la tradición de la Iglesia, nos dejó estas palabras: «Es indudable (…) que debemos combatir las ideas que están de moda en Roma y expresa el Papa. Las combatimos porque no hacen otra cosa que repetir lo contrario de lo que han declarado y enseñado solemnemente los papas durante siglo y medio. Entonces, hay que elegir. Es lo que le dije a Pablo VI. Nos vemos obligados a escoger entre vosotros, los del Concilio, y vuestros predecesores. ¿A quién hay que dirigirse? ¿A los predecesores que afirmaban la doctrina de la Iglesia, o a las novedades del Concilio Vaticano II que vosotros habéis confirmado?»
Es la pregunta que interpela la conciencia de todo fiel que quiera seguir siendo católico. Y es la pregunta que nos plantea el Señor: «El Hijo del Hombre, cuando vuelva, ¿hallará fe en la Tierra?» (Lc. 18,8).
(Traducido por Bruno de la Inmaculada. Artículo original)

PETICION DE RENUNCIA A FRANCISCO (Church Militant)


Duración 8:36 minutos

Publicado el 28 ago. 2018

Declaracion de Churchmilitant (Michael Voris) a Francisco luego del grave escandalo en U.S.A. por abusos sexuales que involucra a la Jerarquia. 

Testimonio de Viganò,  ex nuncio de EE.UU

En su declaración, Viganò testifica que el papa Francisco y sus compañeros liberales estuvieron involucrados directamente en el ocultamiento de los abusos homosexuales del cardenal McCarrick.

Noticias varias 8 al 11 de septiembre de 2018



GLORIA TV

Ritual pagano durante una beatificación celebrada por el cardenal Becciu

Hay "una guerra en la Iglesia": cardenal pro-homosexual Schönborn

Nuevos hechos por el periodista pro-Francisco refuerzan [la denuncia de] Viganò


LIFE SITE NEWS

Pope Francis to meet with U.S. cardinals Thursday to discuss McCarrick debacle (Lisa Bourne)

El ministro de Salud de Irlanda busca forzar a todos los médicos a respaldar el aborto

La iglesia en Estados Unidos se desangra, se anuncia el fin del silencio esperando hechos (Specola)



La situación en Estados Unidos es más que complicada. Son muchos los obispos que están pidiendo a gritos que se aclare toda esta situación, caiga quien caiga, porque es insostenible y está desangrando la iglesia católica. 

El odium plebis crece y cualquier intervención de los obispos acusados en el testimonio Viganò es interpretada en esta óptica. Los seminaristas de Chicago están enfadados con las explicaciones del inefable Cupich. A Wuerl le abandonan hasta los monaguillos que no quieren aparecer a su lado en las celebraciones públicas. 

La cadena de despropósitos sigue porque estamos ante la posible destitución más grande de cardenales de la historia. El problema es que todo esto afecta de lleno al Papa Francisco que ha sido quien los ha promocionado, en contra de tantas opiniones, siguiendo las voces de las sibilas amigas como McCarrick. 

En Chile se fió ciegamente del padre Arana y ha dejado la iglesia a los pies de los caballos después de organizar un lío monumental que todo ha complicado y nada ha resuelto. Lo de estados Unidos es otro caso en el que ha obedecido ciegamente los gustos deplorables de McCarrick y ha colocado a su gente es puestos clave. 

Es posible que estemos a las puertas de otro histórico “nos hemos equivocado” que necesariamente no se puede quedar en palabras. Los católicos americanos están muy hartos y ya están tomando sus decisiones.

Viganò está desaparecido y le recomendamos que siga así. Es el consejo que le dieron a Lutero ante la invitación de ser juzgado en Roma: “No vayas porque no saldrás vivo”. No vemos a Viganò muy devoto del reformador pero en este caso le conviene seguir su sabio ejemplo.

Se anuncian clarificaciones sin nombrar, ni de lejos, la maldita palabra Viganò. Cuanto más tiempo pasa más claro está todo y cuanto antes se actúe más contenidos serán los daños.
Imaginen ustedes un cristiano que, siendo homosexual, 1) aspira al sacerdocio y entra al Seminario ; 2) recibe el sacramento del Orden sagrado sin problemas de conciencia; 3) consigue el nombramiento de Obispo, a pesar de que se había hecho un experimentado depredador sexual, especializado en seminaristas y sacerdotes jóvenes; 4) procura y acepta la condición de Cardenal de la Santa Madre Iglesia; 5) Se convierte en promotor de otros cardenales; 6) actúa como consultor imprescindible de Papa Francisco, ¿Parece increíble, no es cierto? Pues dantur casus.

Esto se ha producido, está a la vista de todos, y por ahora no ha sucedido nada: sólo silencio y anuncios de alguna aclaración que esperemos vendrá antes del juicio universal. No es posible que los sufridos fieles, con los que se cuenta sólo para aplaudir y pagar, tengan que permanecer callados. Si por hablar y denunciar se aplican excomuniones será la medalla más preciada en estos tiempos de cobardías y complicidades. (...)

Nuestros colegas de la specola vaticana están estos días entretenidos analizando los meteoritos. Visto como están las cosas en nuestro pequeño planeta mejor buscar consuelo en la migajas que nos vienen del mundo extraterrestre. Hoy celebramos los 17 años del 11-S que ha cambiado tantas cosas en el mundo. Nos sumamos al dolor de los familiares.

«Los inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios» (1 Cor 6, 9-10)

Buena lectura.

Specola

ENLACES

IL CARD. WUERL PROIBISCE A UN GIORNALISTA SCOMODO DI ENTRARE IN CHIESA. LA FOTO SULLA LISTA “WANTED”.

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Adesso Papa Francesco stravolge il Consiglio dei cardinali

Caso Viganò, in arrivo i “chiarimentiˮ della Santa Sede

Messa del prete gay, il tabù di una scomunica doverosa

Abusos; la cúpula del episcopado estadounidense se reunirá con el Papa

Alla Specola Vaticana il primo seminario sulla cura delle Meteoriti e dei campioni extraterrestri

Palermo, la missione di Biagio Conte in fermento: il Papa si fermerà a dormire

Benedetto ha ancora tanti nemici Negli Usa gli scandali sessuali dissanguano la Chiesa

Caso Viganò, in arrivo i “chiarimentiˮ della Santa Sede

Suore protestano in strada in India: «Rimuovete il vescovo che ha stuprato una consorella»

“Presto chiarimenti sul caso Viganò”. L’annuncio del Consiglio dei 9 cardinali

Il Papa pronto a cambiare alcuni cardinali del C9. A breve la risposta sul caso Viganò

Cardinal Bergoglio of Buenos Aires: Some More Unanswered Questions (Henry Sire)



When I wrote The Dictator Pope, I pointed out the failure of the cardinals in 2013 to inform themselves about Cardinal Jorge Bergoglio’s record as archbishop of Buenos Aires, for if they had known about it even superficially, they would not have voted for him. The more that is known about that record, the truer this appears. It is becoming increasingly clear that Cardinal Bergoglio was not merely below the standard usually expected in a papal candidate; he represented, in his close contacts if not in his own personal conduct, a link to some of the most corrupt features of the South American Church. Several examples of this need to be described.
  1. The swindle against the Sociedad Militar Seguro de Vida
In my book, I touched on a financial scandal in Buenos Aires that erupted shortly before Bergoglio became archbishop. The revelations made since then about the figure who was at the center of it, Monsignor Roberto Toledo, give it an even more sinister aspect than appeared at the time.
The story is as follows: in 1997, Jorge Bergoglio had been for five years an auxiliary bishop of Buenos Aires, and he had been granted the right of succession to Cardinal Quarracino, who was ailing and who died the following year. Quarracino had links with a bank, the Banco de Crédito Provincial, owned by the Trusso family, who were regarded as pillars of the Church and were close friends of the cardinal. Quarracino had been instrumental in securing for the BCP the large account of the Argentine military pension fund, the Sociedad Militar Seguro de Vida, and in 1997, the latter was asked to make a loan to the archdiocese of Buenos Aires of ten million dollars, underwritten by the BCP. The meeting to arrange this contract was held at the offices of the archdiocese, but Cardinal Quarracino was too ill to attend; he was represented by his general secretary, Monsignor Roberto Toledo. When the moment came to sign the contract, Monsignor Toledo took the document out of the room on the pretext of taking it to the cardinal, and he shortly brought it back with a signature, which, as later appeared, had in fact been forged by Toledo himself.
Monsignor Toledo was an egregious example of the corrupt clergy whose prominence in the Church is being highlighted ever more by the pontificate of Pope Francis. He was a homosexual and was known to have a male lover, a gym instructor, who served as a channel of the Trussos’ financial influence with the archdiocese. Within a few weeks of the conclusion of the loan, but for unrelated reasons, the BCP went into bankruptcy; it was revealed to have large debts that it could not pay, and the Sociedad Militar’s money, deposited with the bank, was lost. When the Sociedad tried to recover its loan of ten million dollars from the archdiocese, Cardinal Quarracino denied having ever signed the contract.
The cardinal died shortly afterward, and Archbishop Bergoglio took over as his successor. In his biography The Great Reformer, Austen Ivereigh represents Bergoglio as the man who brought financial probity to the finances of the archdiocese of Buenos Aires [1], but he omits a number of details crucial to the case. The first is the way Archbishop Bergoglio handled the Sociedad Militar’s claim for the restitution of its ten million dollars. He appointed as the archdiocese’s lawyer to manage the case one of the shadiest figures in the Argentine legal system, Roberto Dromi, a man who has been prosecuted for numerous offenses of corruption [2]. The mere employment of such a man by Archbishop Bergoglio should be a major cause of scandal. Dromi harassed the Sociedad to such an extent over its claim that in the end, the Sociedad was obliged to drop it.
The Trusso family were ruined by the collapse of their bank, and some of them claimed that they had suffered injustice. In 2002, the journalist Olga Wornat interviewed Francisco Trusso and asked him why he did not speak to Bergoglio about the forged signature. He replied: “I have asked for an audience, my wife has asked for an audience. My son. My brother. He won’t receive us[.] … He escapes, he doesn’t want to hear. It must be because his tail is not too clean. He must have signed something” [3].
Even more significant is Archbishop Bergoglio’s kid-glove handling of Monsignor Toledo. He was first sent back to his hometown without any sanctions. In 2005, he was tried for fraud, but no sentence was ever passed. This treatment falls into the pattern of Bergoglio’s habitual inaction in cases of misdemeanor, but there is a special detail to it: as secretary to Cardinal Quarracino back in 1991, Monsignor Toledo was the man responsible for rescuing Father Bergoglio from the internal exile to which the Jesuits had consigned him and getting him appointed auxiliary bishop of Buenos Aires. Ever since, Bergoglio has been interested in preventing the reputation of either Cardinal Quarracino or Monsignor Toledo from being tarnished by the scandals that gathered round them [4].
A macabre postscript to this story emerged in January 2017, when Monsignor Toledo, who had been officiating for eighteen years as a parish priest in his hometown, still unpunished, was accused of murdering a longtime friend of his and forging his will [5]. We are given a glimpse here into the consequences of Bergoglio’s famous clemency, and we begin to get a sense of the personalities to whom he owed his rise in the Church and with whom he consorted while in office.
  1. The Catholic University of Argentina and the IOR
Another incident mentioned in my book relates to the Catholic University of Argentina, of which Bergoglio was chancellor ex officio as archbishop of Buenos Aires. His agent here was Pablo Garrido, who was financial manager of the archdiocese and whom Bergoglio also appointed financial manager of the university (a post from which he was removed in 2017). The university, which had a rich endowment of 200 million dollars, provided Archbishop Bergoglio with the financial sinews he needed in his attempts to gain influence in the Vatican, whose finances had been left in a disastrous state by the illegal activities of Monsignor Marcinkus and his successor, Monsignor de Bonis.
Between 2005 and 2011, some 40 million dollars were transferred from the Catholic University of Argentina to the Istituto per le Opere di Religione (the Vatican Bank), in a transaction that was supposed to be a deposit but which the IOR has hitherto treated as a donation. (Just this year, the reports are that this misappropriation has begun to be remedied, but only partially.) Pablo Garrido was responsible for this transfer, against the protests of members of the university who pointed out that the university, as an educational foundation, could not make a donation to a foreign bank. Together with the case of the Sociedad Militar Seguro de Vida, this is one of the obscure financial episodes in Archbishop Bergoglio’s administration that deserve to be studied in depth by a qualified researcher.
  1. The episcopal cronies of Bergoglio
Equally revealing is a look at Cardinal Bergoglio’s close associates in the Buenos Aires episcopate. The first to consider is Juan Carlos Maccarone, whom Bergoglio made an auxiliary bishop at the beginning of his tenure, in 1999. In 2005, Maccarone was dismissed from the episcopate by Pope Benedict after he was filmed having sexual relations with a homosexual prostitute in the sacristy of his cathedral. Yet Cardinal Bergoglio publicly defended him, asserting that the filming was a setup to bring the bishop down because of his left-wing political commitment. Maccarone, it is worth noting, declared that everyone was aware of his homosexual activities and he had been appointed bishop regardless of them.
Another friend and protégé of Cardinal Bergoglio was Joaquín Mariano Sucunza, whom he consecrated auxiliary bishop in 2000 although he knew that Sucunza had been cited in a divorce case as the lover of a married woman, whose husband accused him of having destroyed their marriage [6]. Bishop Sucunza has continued ever since as auxiliary and was indeed appointed by Pope Francis as temporary administrator of the archdiocese in 2013 after Bergoglio’s own elevation to the papacy.
  1. Protection of sexual abusers
No offense has been more damaging to bishops in recent years than the accusation of not having acted with diligence against priests suspected of sexually abusing children. Several bishops have had their careers destroyed over this issue, not always in cases of obvious culpability. Pope Francis himself proclaimed a “zero tolerance” policy in this area and supposedly introduced a new reign of transparency. Yet if we look into it, we find that his own past career is studded with episodes deserving fully as much scrutiny as those that have brought other prelates down.
The first case to be noticed is that of the priest Rubén Pardo, who was reported to an auxiliary bishop of Buenos Aires in 2002 for having invited a fifteen-year-old boy to his house and sexually abused him in bed. The mother of the boy had great difficulty in getting the ecclesiastical authorities to admit the case; she considered that Cardinal Bergoglio was protecting the guilty priest and was indignant at his giving him lodging in a diocesan residence. She complained that when she tried to speak to the cardinal at the archiepiscopal residence, she was ejected by the security staff. The priest died of AIDS in 2005; in 2013, a Buenos Aires court obliged the Catholic Church to pay the family compensation for the harm they had suffered. The mother’s opinion on the handling of the case was: “Bergoglio’s commitment is just talk.” (Ese es el compromiso de Bergoglio: de la boca para fuera[7].
Another instructive case is that of Father Julio Grassi, who was convicted in 2009 of sexually abusing a teenage boy [8]. What surprises in this case is the exceptional efforts the Argentine Bishops’ Conference, under the chairmanship of Cardinal Bergoglio, devoted to getting Father Grassi cleared, commissioning a document of 2,600 pages for the purpose. It was submitted to the judges after Grassi’s conviction but before they had given sentence and was described by the attorney Juan Pablo Gallego as “a scandalous instance of lobbying and exerting pressure on the Court.”
Let us not deny the importance of defending innocent people against false accusations, but we are not left with the impression of a prelate with a “zero tolerance” record against sexual abuse. Perhaps more significant is a remark by Cardinal Bergoglio to Rabbi Abraham Skorka, published in 2010, a year after Father Grassi’s conviction, that cases of clerical sexual abuse “had never arisen” in his diocese [9]. It is an example of the characteristic habit of Jorge Bergoglio of disposing of inconvenient facts by denying their existence.
Another example of this foible is provided by the father of a pupil at the Jesuit school in Buenos Aires where Bergoglio had taught as a young man in the 1960s. Forty years later, when Bergoglio was cardinal-archbishop, that father was told by his son that the chaplain of the school had indecently propositioned him in the confessional. He reported the case to the cardinal and was shocked to find that he took no action, the response of Bergoglio that we find time and again in the face of misconduct of all kinds. Shortly afterward, the father was astonished to hear Cardinal Bergoglio, replying to a question in a meeting of parents of the school, declare that the problem of sexual abuse and of homosexual clergy was virtually nonexistent in his diocese.
In the light of these facts, the recent revelations about Pope Francis’s complicity in the cover-ups of sexual abuse in the United States fall easily into place. It is entirely in the character of a man who throughout his career had shown complete indifference to accusations of clerical corruption when they came to his notice. When we consider his promotions of Bishop Maccarone and Bishop Sucunza, it comes as no surprise that he was a friend of Cardinal McCarrick, who, in the years before Bergoglio’s election as pope, had already been disciplined by Pope Benedict for his widespread molestation of boys and young men but who was nevertheless able to play an influential role in Bergoglio’s election. It is also completely in character that, on becoming pope, he should have taken as his leading allies prelates such as Cardinal Danneels, who was known to have covered up child abuse in Belgium, and Cardinal Wuerl, whose role in the United States proves to have been equally murky.
We come back to the fact that, if the cardinals had had any inkling of the background of Cardinal Bergoglio’s Church in Buenos Aires, they would never have voted for him. They might not have foreseen Bergoglio’s cavalier attitude to Catholic doctrine, but what they were looking for was a man who would tackle the knotty problems, which had defeated Benedict XVI, of financial and moral reform in the Vatican and of the widespread plague of clerical sexual abuse. If they had been aware of the lack of moral integrity of the clergy with whom Bergoglio had surrounded himself in Buenos Aires, of the financial scandals in his diocese, of his habitual inaction in cases of wrongdoing, of his repeated turning away of people who came to him with complaints, and of his head-in-the-sand attitude toward criticism, it would have been clear to them that this was the last candidate to fit the profile of a reformer.
Henry Sire

[1] Austen Ivereigh, The Great Reformer, 2014, p. 244.
[2] See the articles “Acusan a Dromi de cobrar sobornos. Guillermo Laura dice que el exministro recibió US$ 7 millones de firmas viales” (“Dromi accused of taking bribes. Guillermo Laura says ex-minister received US$ 7 million from road construction firms”) in La Nación, 9 September 1999; and “La Justicia pidió un embargo millonario contra Menem y Dromi. Presunta venta irregular de un terreno de 241 ha. a Radio Nacional” (“Court demands embargo of millions against Menem and Dromi. Alleged irregular sale of 241 ha. plot to Radio Nacional”) in La Gaceta  (Tucumán), 23 April 2008.
[3] Olga Wornat, Nuestra Santa Madre, Buenos Aires, 2002.
[4] See Urgente24 (an Argentine online newspaper), 23 March 2013: “Una causa judicial que todavía le importa al papa” (“A court case that still matters to the pope”). In this article, published just after Bergoglio was elected pope, the author also reports the story related by Bishop Justo Laguna of Morón, that at the time of the 2005 Conclave the Argentine Cardinal Leonardo Sandri remarked to him, referring to Bergoglio: “You’d better pray to St Joseph that this man doesn’t become pope.”
[5] See https://www.infobae.com/sociedad/2017/01/29/una-muerte-dudosa-una-herencia-millonaria-y-un-cura-bajo-sospecha/ (“A suspicious death, a millionaire inheritance and a priest under suspicion”).
[6] See the article by Marcelo González in Panorama Católico Internacional, 20 September 2010: “Obispo Adúltero: Nombre y Pruebas” (“Adulterer Bishop: Name and Proofs).”
[7] See the article in Público, 3 May 2013, “El Papa encubrió al cura que abusó de mi hijo” (“The Pope covered up for the priest who abused my son”).
[8] See BBC News, 24 September 2013, “Argentine priest Julio Grassi jailed over sexual abuse.”
[9] Sobre el cielo y la tierra, a book of conversations between Cardinal Bergoglio and Rabbi Abraham Skorka, published in Buenos Aires in 2010.