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jueves, 9 de octubre de 2014

¿Fundamentalismo cristiano? 2ª parte (4) [Señor del mundo]



Si se desea acceder al Índice de esta primera parte sobre Fundamentalismo cristiano, hacer clic aquí

Ya hace más de un año que un sacerdote argentino que, además, es escritor y periodista, publicó un libro titulado “Francisco, el Papa de todos” de la editorial Bonum, en Buenos Aires. El título es sugestivo y, al mismo tiempo, preocupante: ¿De todos? 

El Papa no representa a todos los hombres, ni todos los hombres tienen por qué sentirse representados por él.
El Papa es, sencillamente, [¡nada más y nada menos!] el representante de Cristo en la Tierra. Y tiene una misión muy clara con respecto al conjunto de los cristianos  [no al conjunto de todos los hombres; con respecto a éstos su misión es la de procurar su conversión] y es la de confirmarlos en la fe: "Simón, Simón -le dijo Jesús a Pedro- mira que Satanás os busca para cribaros como el trigo, pero Yo he rogado por tí, para que no desfallezca tu fe. Y tú, cuando te hayas convertidoconfirma [en la fe] a tus hermanos" (Lc 22, 31-32). 



Ciertamente, se supone, en el Papa, la fe. De ahí que le diga Jesús a Pedro que "cuando se haya convertido" [condicional] ... que entonces -y sólo entonces- confirme en la fe a sus hermanos, o sea, a los cristianos, [en los que ya se presupone la fe, pero se trata de una fe que debe y necesita ser fortalecida], a las ovejas del rebaño de Cristo, que le han sido encomendadas para alimentarlas con buenos pastos, esto es, con la Palabra de Dios no adulterada.

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Poco antes de ascender a los cielos, Jesús encomendó una misión a todos los apóstoles"Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado" (Mt 28 , 18- 20a). Se trata de un mandato explícito, que coincide básicamente con las primeras palabras de la vida pública de Jesús: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca: Convertíos y creed en el Evangelio" (Mc 1, 15). La conversión es el paso previo a la misericordia y al perdón. ¿Qué sentido tiene el perdonar a aquel que no está arrepentido de su pecado o, lo que es peor, a aquel que piensa que no tiene pecados?

Esa misión, que deben cumplir también los sucesores de Pedro y de los demás apóstoles, está condicionada por una regla fundamental, cual es la de predicar íntegro el mensaje de Cristo, sin escamotear nada de ese mensaje. San Pablo exhorta a su discípulo Timoteo en repetidas ocasiones, en este sentido, para que la doctrina no se difumine con el paso del tiempo:  "Timoteo, guarda el depósito.[Se refiere al depósito de la fe]Evita las novedades profanas y las contradicciones de la falsa cienciapues algunos que la profesaban perdieron la fe" (1 Tim 6, 20-21).

[Observemos que habla de la falsa ciencia, pues la ciencia verdadera, la auténtica, aquella que se caracteriza por la búsqueda de la verdad, siempre lleva a Dios, como no puede ser de otra manera: Si alguno ama a Cristo, que es la Verdad, ama toda verdad  y ama, por lo tanto, la ciencia. Si algún "científico" es ateo, desde luego no lo será a causa de la ciencia que haya adquirido, pues ésta, en sí misma, supone un mayor conocimiento de la realidad; y este conocimiento, en tanto en cuanto le acerque a la verdad, le acerca a Dios. Otras son las causas de su ateísmo, cuando se da ese caso. Y éstas, como digo, no están relacionadas con la ciencia, sino con las disposiciones de su corazón y por su actitud vital, aunque ese es otro tema] 


Y es muy tajante en sus palabras: "Te ordenoen presencia de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús (...) que conserves el mandamiento, sin tacha ni reproche 
[es decir, que conserves íntegramente la doctrina que has recibido, sin añadir ni quitar nada],  hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo" (1 Tim 6, 13-14). "Me sorprende -dice en otro lugar- que abandonéis tan deprisa a quien os llamó por la gracia de Cristo para ir a otro evangelio; no que haya otro, sino que hay quienes os perturban y quieren trastocar el Evangelio de Cristo(Gal 6, 6-7).


Nadie -absolutamente nadie- y, al decir nadie, quiero decir nadie, puede cambiar ni una tilde de lo que viene en las Sagradas Escrituras: se trata de un pecado gravísimo. No se puede añadir nada ni sustraer ninguna palabra de lo contenido en el Evangelio. Si alguien hiciese tal cosa "Dios enviará sobre él las plagas descritas en este libro" 
[el Apocalipsis] (Ap 22, 18) "... "le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa" (Ap 22, 19). 

San Pablo no se anda con medias tintas ni con lenguaje de dobles o triples interpretaciones, sino que es muy claro (al igual que lo era su Maestro):  "Aunque nosotros [¡nosotros, es decir, los mismos apóstoles!] o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea maldito!" (Gal 6, 8). Esta advertencia es de
extrema importancia. Por eso, inmediatamente después lo repite, con insistencia: "Como hemos dicho, y ahora vuelvo a decirlo: si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea maldito!" (Gal 6, 9).

Y así ha sido durante casi veinte siglos. Se podrá tener fe o no tenerla, pero lo que no se puede hacer [y, sin embargo, se está haciendo ya, desde hace más de cincuenta años, usando todos los medios, habidos y por haber y -lo que es peor- en el seno de la misma Jerarquía eclesiástica, por parte de algunos Jerarcas] es cambiar el mensaje de Jesucristo por otro mensaje diferente y, además, presentarlo como si fuera el verdadero mensaje de Jesús. 


De ese modo el pueblo cristiano 
[no todos los cristianos, gracias a Dios, pero cada vez hay más, por desgracia] está siendo engañado por aquellos que se supone que son sus pastores, pero que, en realidad, están anunciando otro Evangelio distinto al de Jesucristo. De ahí que haya muchos cristianos que piensen que si viven conforme a esos nuevos enfoques del Evangelio, serán buenos cristianos y buenos católicos. ¡Y nada más lejos de la realidad!. ¿Por qué? Pues porque, aunque se diga otra cosa, en estos enfoques "pastorales" "modernos", no se está adaptando el Evangelio a los nuevos tiempos, como dicen, mediante una mayor profundización. ¡Ojalá que así fuera! Lo que se está haciendo -aunque no son muchos los que lo ven- es, de hecho, cambiar la doctrina cristiana de veinte siglos ... como si el mismo Jesucristo, sus apóstoles, los santos Padres, los Doctores de la Iglesia y toda la Iglesia en su conjunto hubiesen estado equivocados durante casi dos mil años ... 

¡Afortunadamente estos nuevos teologuchos de tres al cuarto han venido, por fin, a abrirnos los ojos a los cristianos de hoy y a enseñarnos la verdadera religión!:  una "religión" que comporta, curiosamente, aunque se niegue, una ruptura total con lo que siempre ha sido la Iglesia, desde su nacimiento. ¿Cómo puede tratarse de la misma Iglesia y de la misma Religión si se relega al olvido la palabra de Dios y se niega o se omite todo lo que "huela" a sobrenaturalidad, atacando a todos aquellos cristianos que pretenden ser fieles a la Iglesia de siempre y, además, de modo "inmisericorde"? La lógica -la buena lógica aristotélica- nos dice que eso es imposible. Pero así están las cosas, ... , y todo parece indicar que el éxito de estos "cristianos" progres, [ por llamarlos de alguna manera, pues ni son cristianos ni están por el verdadero progreso], su éxito -digo- está asegurado ...


Pero, claro está:  "de Dios nadie se burla" (Gal 6, 7a), aunque pueda parecer otra cosa. A los que tales cosas hacen les son aplicables las palabras que dirigió Jesús a los escribas y fariseos: "¡Ay de vosotros que cerráis el Reino de los cielos a los hombres! ¡Porque ni vosotros entráis ni dejáis entrar a los que intentan pasar!" (Mt 23, 13). 


¡Ojalá que Dios les abriera los ojos a estos falsos pastores para que cambiasen su modo de pensar, conforme al sentir de Jesucristo y de su verdadera Iglesia, la que Él fundó, pues no hay otra. Y así, arrepentidos de corazón, no tuviesen que oir esas terribles palabras, salidas de la boca del mismo Jesús, cuando dijo a los fariseos: "¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo podréis escapar a la condenación del Infierno?" (Mt 23, 33). 


Así como suena ... hemos oído bien ... el infierno existe... dicho por el propio Jesucristo, y su existencia es un dogma de fe y no está vacío, contra lo que muchos piensan, y aun así -aunque no lo comprendamos- Dios es misericordioso, infinitamente más que pueda serlo cualquiera de los que presumen hoy en día de "misericordia" 


Y ¡ojo! ... ´"El que esté sin pecado que lance la primera piedra" (Jn 8,7) : nadie puede escudarse en la conducta de los demás, ni siquiera en la de sus pastores, cuando éstos no cumplen con sus obligaciones. Nadie puede estar seguro acerca de su salvación: no existe ningún seguro de vida para ello. Nadie puede presumir de ser mejor cristiano que los demás porque estaría en un grave error:  "El que esté de pie, que tenga cuidado, no vaya a caer" (1 Cor 10, 12). 



(Continuará)