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viernes, 22 de junio de 2018

Francisco responde sobre el tema de la intercomunión


Papa Francisco: propuesta alemana sobre la intercomunión [sacrílega] será un "documento guía"



En su vuelo de Ginebra a Roma, el 21 de junio, el papa Francisco hizo un comentario sobre la carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe contra la propuesta de la Conferencia Episcopal Alemana de permitir a los protestantes recibir la [Santa] Comunión.

Francisco resaltó que los obispos deberían “estudiar el tema después” que la propuesta alemana “sea un documento guía, de tal modo que cada obispo diocesano pueda trabajar con lo que el Derecho Canónico ya permite”. Por obvias razones teológicas, el Derecho Canónico prohíbe la intercomunión.

Francisco dijo que él quiere asegurarse que la idea alemana es un “buen camino”.

Según Francisco, la “dificultad de la discusión” no es la distribución [sacrílega] de la Santa Comunión a los no católicos, sino la falta de autoridad de la conferencia episcopal, porque [por obvias razones teológicas] el Derecho Canónico no prevé que las conferencias episcopales tomen decisiones por encima de la autoridad de los obispos, individualmente considerados, quienes son responsables de sus propias diócesis.

Gran maestre masónico: Francisco es un “tirano iluminado"
La Congregación para la Doctrina de la Fe ha enviado a una carta, rechazando nuevamente un documento nunca publicado de la Conferencia Episcopal Alemana, en el cual se permite la Comunión a los protestantes.

Según Sandro Magister, la carta fechada el 25 de mayo está escrita por el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el arzobispo Luis Ladaria, y está dirigida a Reinhard Marx, el cardenal de Múnich.

Ladaria escribe que él habló el 11 de mayo y el 24 de mayo con el papa Francisco, y que Francisco dijo que el documento alemán “no está listo ser publicado”.

Ladaria da tres razones:

• la [apresurada] decisión de los alemanes respecto a la Iglesia en todo el mundo, no sólo en Alemania,

• la decisión afecta las relaciones ecuménicas con otras Iglesias y comunidades eclesiales,

• la decisión afecta la interpretación del Código de Derecho Canónico, canon 844, que permite la Comunión a los protestantes solamente en casos de “grave necesidad” [muerte inminente]

Reflexiones sobre el “pensamiento único”



Hoy, la cultura dominante, si se puede hablar de cultura, se basa esencialmente en la destrucción de todo canon de ética cristiana. La demolición de las estructuras éticas está en línea con el espíritu del hombre de hoy: si la “verdad” condena la realidad como la hemos reducido, entonces se adapta la “verdad”. Con tal de no mirar a la cara a la realidad y no tener que tomar responsabilidades, la mayor parte de la gente adopta creencias absurdas, renuncia a la libertad, prefiere reconstruir la realidad adaptándola a las propias ilusiones.
“La verdad genera odio; por esto algunos, para no incurrir en el odio de los que le escuchan, velan su boca con el manto del silencio. Si predicaran la verdad, como la verdad misma exige y la divina Escritura abiertamente impone, incurrirían en el odio de las personas mundanas, que acabarían por expulsarlos de sus ambientes. Pero, como caminamos según la mentalidad de los mundanos, temen escandalizarlos, mientras que no se debe nunca faltar a la verdad, ni siquiera a costa de escándalo”(San Antonio de PaduaSermones).
* * *
Se están destruyendo las bases de la vida ética: los valores cristianos, la familia, el Estado soberano, la escuela. Desaparece el Estado como estructura que tutela el bien común y, con la normalización de las parejas homosexuales, desaparecen las figuras del padre y de la madre y, por tanto, la familia. Son considerados enemigos todos aquellos que osan oponer los valores éticos cristianos de la vida pública.
La batalla contra la verdad emplea fuerzas tan grandes que impiden a las pocas personas “no contagiadas” que se organicen y formen un movimiento compacto y consistente. El poder de la Bestia aumenta con cada ataque, ya que el Becerro de Oro, esto es, el sistema financiero internacional, es capaz de financiar cualquier operación. Los instrumentos monetarios utilizados para el control global son claramente adeudados a la colectividad.
El Becerro de Oro, para mantener su sistema de beneficio, necesita, sin embargo, imponer el pensamiento totalitario, eliminando todo vínculo moral, espiritual y cultural, de manera que nos convierta a todos en ignorantes, llenos de caprichos y carentes de toda responsabilidad hacia el mundo exterior. El pensamiento único globalizado – con sus promotores, arquitectos, vigilantes – sirve para hacer previsibles y controlables los comportamientos sociales.
El hombre de hoy está cada vez más animalizado y globalizado, al haber elegido aceptar la estupidización televisiva y obedecer a los dictámenes del pensamiento único “políticamente correcto”.
Muchos tienen ya una consciencia de la realidad de “dibujos animados”. No tienen la mínima idea de cómo los gobiernos, los bancos y todas las instituciones están controladas para subvertir el orden natural y espiritual querido por Dios. Se piensa todavía que los telediarios y los periódicos son pozos de ciencia y verdad, exentos de conflictos de intereses y de intentos propagandísticos. No existe la mínima consciencia de que los medios son el instrumento de propaganda utilizado para manipular la percepción pública de actuaciones gubernamentales y económicas, para consolidar un sistema que va completamente contra las leyes de Dios. Todo ello es claramente reforzado por instituciones educativas y escolares, en las que se asimila un saber creado para distraer de la comprensión de lo que está sucediendo.
Demasiadas personas piensan que la realidad comienza y termina exactamente donde se les ha hecho creer. Pero, como nos amonestó Séneca: “No existe persona más esclava que quien se cree libre”.
La verdad es que vivimos en un “sistema de poder” corrupto, que, por medio del uso de actuaciones difícilmente opinables, por ser sostenidas por motivos “aparentemente coherentes”, nos dirige por caminos decididos por arriba por los Venerables Hermanos Iluminados, los “Caballeros de la Mesa Puesta”, al servicio del Gran Arquitecto de los Repartos y de los Comederos.
La “dictadura del pensamiento único” es la evolución de los antiguos sistemas totalitarios. Para convencer o conquistar no es necesario recurrir a los métodos autoritarios de un tiempo; por medio del control de los medios de comunicación se crean opiniones mayoritarias. Los descubrimientos en el campo de la psicología cognitiva han permitido la creación de técnicas de manipulación sofisticadas que tienen en los “Spin Doctors” sus figuras de referencia. Son los Spin Doctors los que, actuando en el interior de las instituciones como consultores o asistentes de políticos, dictan la agenda de los medios de comunicación.
La neo-lengua del “pensamiento único”, análoga a la orweliana, invierte el significado de las palabras. Ridiculiza, aísla, reprime toda forma de pensamiento divergente de la “ortodoxia”, sin utilizar argumentos racionales, sino simplemente mediante acusaciones y eslóganes prefabricados.
Para dirigir según los planes el curso de la transformación de la sociedad, se han construido “creencias protegidas” continuamente reforzadas en los telediarios; algunas de las más recurrentes son: impuestos, deuda pública, inmigración. Estas “creencias protegidas” son utilizadas por los vasallos del poder mundialista para determinar la forma de la sociedad porque, como afirmaba Pío XII, “De la forma dada a la Sociedad, según esté de acuerdo o no con las Leyes divinas, depende el bien o el mal de las almas”. 
* * *
Como preveía Orwel, hoy son las masas las que defienden las “mentiras oficiales”. Es suficiente apagar la televisión y encender el cerebro para comprender sobre qué bases se apoyan. Basta un poco de espíritucrítico para ver la mentira tecnocrática según la cual “lo que sucede en política y economía es demasiado difícil de comprender”.
Basta poco para comprender que la tarea de las “instituciones legítimas” debería ser la de emitir moneda, no de sustraérsela al pueblo para dársela a los banqueros privados, haciendo pagar, como han pagado los italianos, dos billones de euros de “intereses de deuda”. Basta poco para comprender que la así llamada “deuda pública” es una superestructura creada por la concesión de la soberanía monetaria a los banqueros privados, lo cual sucede cuando se sustituye una moneda de Estado por una moneda privada como el Euro. Basta poco para comprender que justificar la inmigración como medio para compensar el descenso demográfico es una mentira: en vez de gastar 45 euros al día por cada africano que entra en Italia, bastaría con dar 45 euros al día a cada pareja italiana que tenga un hijo…
Si no se hace el esfuerzo de apagar el televisor y de encender el cerebro, se corre el riesgo de volverse como la mayor parte de la gente, que se “abreva” en la televisión confiando en los periodistas telegénicos de moda, puestos allí aposta para organizar el pensamiento colectivo.
* * *
Desgraciadamente, la población, además de adaptarse al “pensamiento único”, tiende también a acostumbrarse a la inmoralidad del poder, ya que pensar en la injusticia que se sufre es demasiado doloroso. La dimensión de la batalla espiritual es imponente y no es posible llevarla sin la “verdadera fe cristiana”; esto es, la que no ha sido mutilada por el espíritu innovador de la Iglesia “emancipada”, que, en vez de convertir al mundo al Evangelio, prefiere “adaptar” el Evangelio al mundo moderno.
“No puede pasarse por alto el espectáculo miserando de un mundo en descomposición por la ruina, actuada en él, de las fundamentales estructuras morales de la vida.
… no podemos, sin embargo, no advertir la creciente marea de culpas privadas y públicas, que intenta sumergir a las almas en el fango y subvertir todos los sanos ordenamientos sociales.
Como todo tiempo tiene una impronta propia que sella sus obras, así nuestra edad, en su misma culpabilidad, se distingue por indicadores como los siglos pasados no vieron quizá nunca igualmente reunidos” (Pío XII, Homilía, Basílica Vaticana, 26 de marzo de 1950).
Anonimo Pontino
(Traducido por Marianus el eremita)

Cardenal Burke dice que las Dubia sobre Amoris Laetitia fueron entregadas personalmente por el cardenal Caffarra en la Residencia Papal



Los cardenales de los Dubia (vivos) sugieren que el Papa no dice la verdad sobre los Dubia (Carlos Esteban)




En su última y extensa entrevista concedida a Reuters, Su Santidad, preguntado sobre los Dubia acerca de la interpretación de pasajes ambiguos de su exhortación Amoris Laetitia planteados por cuatro cardenales, asegura que se enteró de la carta “por los periódicos”, lo que ha suscitado un matizado mentís del Cardenal Brandmüller, uno de los firmantes de la carta.

Francisco aseguró al entrevistador que había conocido la existencia de la carta “por los periódicos” y añadió que es “una forma de hacer las cosas, digamos, no eclesiástica, pero todos cometemos errores”.

Y quizá él mismo haya caído en un error de memoria, a tenor de lo que comenta el Cardenal Brandmüller, uno de los dos supervivientes de los cuatro firmantes originales, consultado por Maike Hickson, de la publicación online OnePeterFive.

“Los Dubia fueron publicados después -creo que dos meses después- de que el Papa ni siquiera confirmara su recepción. Es muy claro que escribimos directamente al Papa y al mismo tiempo a la Congregación para la Doctrina de la Fe. ¿Qué no ha quedado claro en todo esto?”, asegura Brandmüller.

El prestigioso vaticanista Edward Pentin, del National Catholic Register, se ha sumado desde su cuenta en Twitter a la perplejidad generalizada ante estas palabras del Papa, señalando que Su Santidad “recibió los Dubia dos meses antes de que los cardenales los hicieran públicos y dio instrucciones a Müller de no responder”. El Cardenal Gerhard Müller era entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

También el veterano vaticanista italiano Marco Tosatti, en su blog Stilum Curiae, muestra su desconcierto por la declaración de Francisco y resume lo que se conoce de todo el proceso.

“La carta que contenía los “Dubia” sobre Amoris Laetitia la enviaron los cuatro cardenales –Burke, Brandmüller, Caffarra, Meisner – el 19 de septiembre de 2016”, dirigida, como hemos dicho, al Papa y a Müller. Y continúa Tosatti recordando que a Müller “se le pidió/ordenó que no respondiera”.

Los cardenales esperaron pacientemente dos meses una respuesta hasta que, el 14 de noviembre de 2016, decidieron hacerla pública.

Si el Papa no recuerda realmente haber recibido una carta que ha estado continuamente en los medios de comunicación católicos y sobre la que dio instrucciones de no responder, el problema es serio. Si lo recuerda y dice lo contrario, es mucho peor.

En una entrevista con LifeSiteNews, el Cardenal Burke, asegura que “el difunto cardenal Carlo Caffarra entregó personalmente la carta que contiene el dubia a la Residencia Papal, y al mismo tiempo a la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 19 de septiembre de 2016”.

Burke agregó que, “durante todo el tiempo desde la presentación de la dubia, nadie ha cuestionado el hecho de que se presentaron al Santo Padre, de acuerdo con la práctica de la Iglesia y con pleno respeto por su cargo”.

El cardenal Burke insistió en que “la presentación de los dubia al Santo Padre se hizo de acuerdo con la antigua práctica de la Iglesia, es decir, se presentaron al Santo Padre sin ninguna publicación, a fin de que él pudiera responderlas por el bien de toda la Iglesia “.

El Cardenal explicó: “Solo cuando, después de varias semanas, no hubo reconocimiento de los dubia o respuesta a ellos, y los Cardenales nos dieron a entender que no habría respuesta a estas preguntas con respecto a los sacramentos del Santo Matrimonio y la Santa Comunión y sobre los fundamentos de la enseñanza moral de la Iglesia, los cuatro Cardenales, incluyéndome a mí, fuimos obligados, en conciencia como Cardenales, a publicar el dubia, el 14 de noviembre de 2016, para que los fieles conocieran estas serias preguntas relativas a la salvación de las almas “.

Carlos Esteban

El Déspota (Fray Gerundio)



Francisco ha dedicado su catequesis de los miércoles a los Mandamientos. Y nos ha hecho saber que en realidad, los mandamientos no son mandamientos. Hubo hasta ahora un error de interpretación, o más bien una descarada mala intención en la Iglesia de los veinte siglos anteriores. Nos engañaron diciendo que hay normas que cumplir, obligaciones que atender y criterios o fórmulas que poner en práctica. Y unas obligaciones morales que vivir. Pero de eso nada. En realidad hay sugerencias, proposiciones, que indican algo, pero sin imponerlo. Vaguedad de vaguedades, todo vaguedad, que decía el clásico.

Nos la dieron con queso y nos estafaron aquellos malditos catecismos antiguos al hablar de los mandamientos que debemos cumplir. Nos dieron el timo del tocomocho aquellos antiguos libros de Moral en los que se hablaba de los deberes para con Dios, deberes para con el prójimo, deberes con uno mismo y todas aquellas verborreas asfixiantes. 

La tentación de la serpiente en el Paraíso quería mostrar –dice Bergoglio-, a un Dios envidioso del hombre que le dictaba normas, cuando en realidad Dios no quiso hacer eso, sino dialogar con el hombre -y con la mujer-, sin imponer: Podéis comer de todos los frutos del jardín, pero debemos entablar un diálogo constructivo para ver si os parece –no quiero forzaros, por favor-, que comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, sería algo inadecuado e incoherente con vuestra dignidad humana.

Y es que –dice Francisco, en su habitual manejo de las palabras-, Dios no es un déspota. En eso estamos de acuerdo. Es que Su Santidad sabe muy bien lo que es un déspota, porque conoce gente muy cercana que sin duda lo es. Un déspota es un dictador. Un tirano. Tiene razón Francisco al decir que Dios no es como Fidel Castro, o Maduro, o Evo Morales a los que él conoce bien. Creo que nunca se lo ha echado en cara a ellos, pero ha sido porque no ha tenido ocasión de hacerlo. Cuando estaba frente a ellos, se le olvidaba hablar de eso. Incluso fue a visitar a Fidel en su lecho de pre-muerte, pero no era el momento de tocar ese tema. Pero el caso es que Dios no es un déspota y Bergoglio lo sabe bien. El Dios de los musulmanes (ese que dicen que es igualico al nuestro), sí es un déspota y Francisco lo sabe bien, pero tampoco es el momento de decir eso, no se vayan a enfurruñar los muslimes.

Comentaba yo con mis hermanos frailes, que en mi larga vida monástica y sacerdotal, nunca me he encontrado católicos que piensen que Dios es un opresor y mandón. Mucho menos después del bendito y bonachón concilio Vaticano II: pocos católicos habrá que piensen que Dios es un déspota

La catequesis almibarada de los años setenta y siguientes –hasta la fecha-, más bien ha insistido en la idea de que no hay que preocuparse porque ancha es Castilla, y Dios es más bien un compi-yompi, un colega guay, una especie de cardenal Osoro con algo más de categoría, acomplejado y dispuesto a llegar a un consenso para mandar a la porra sus propias exigencias, si así lo piden –y lo reivindican-, las bases. No faltaba más.

Mi abuela palentina solía repetir aquel refrán del Quijote: Le dijo la sartén a la caldera: ¡Quítate allá ojinegra!, para referirse a aquellas personas que ven fácilmente los defectos ajenos y no ven el suyo propio. Y eso es lo que pasa. 

Francisco ha demostrado suficientemente en este lustroso pontificado (ya llevamos cinco años), que él sí es un déspota. Porque de diálogo, nada. 
Bueno, sí. Ha dialogado con los ateos, con los musulmanes, con los valdenses, con los gays, con los transferatus, con los agnósticos, con los kasperitas, con todo bicho viviente (sobre todo si es bicho), pero actúa despóticamente con los rígidos y dubitativos que le mandan cartas de las que se entera por los periódicos.
Entonces, ¿por qué dice esto Francisco en plena catequesis de miércoles? ¿Lo dice para los presentes? ¿O como suele hacer habitualmente, lo dice para enviar otro mensajito a los estáticos encastillados en los mandamientos tradicionales, en las normas y costumbres, en las arenas movedizas de la tradición que impide volar y desarrollarse para evolucionar hacia homo franciscus, especie de punto omega ante el cual toda rodilla se doble…?

Le encomendaré a alguno de mis novicios que haga un trabajillo sobre los actos despóticos de Francisco: 
Eliminar milagros para las beatificaciones (yo decido cuándo son suficientes y cuándo no),inventarse mártires marxistas e imponer su canonización (son mártires porque yo lo digo, aunque hayan muerto en la bañera), eliminar doctrinas que estorban (llegado YO, esto se quita de enmedio), desprenderse o no de Obispos (éste con 75, al paro; éste con 84, en activo);  cerrar u hostigar seminarios que no simpaticen con el modernismo;clausurar la vida de clausura –valga la redundancia-,y así podríamos continuar.
Decididamente, estoy de acuerdo. Dios no es un déspota.

Bergoglio, sí.

Fray Gerundio

Ataque al sacerdocio, ataque a la Eucaristía (Roberto de Mattei)


La Eucaristía siempre ha sido el blanco preferido de los ataques de quienes odian a la Iglesia. De hecho, la Eucaristía es una síntesis de la Iglesia. Como observa un teólogo pasionista, «compendia todas las verdades reveladas, y es la única fuente de gracia, un anticipo de la bienaventuranza, un resumen de todos los prodigios de la omnipotencia divina» (Enrico Zoffoli, Eucarestia o nulla, Edizioni Segno, Udine 1994, p. 70).

La Virgen María ya había prevenido de los actuales ataques contra el sacramento de la Eucaristía. En Cova de Iría exhortó a los tres pastorcillos a «rezar a Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la Tierra, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que se lo ofende».

Ya antes, en la primavera de 2016, el Ángel se había aparecido a los niños con un cáliz en su mano izquierda, sobre el que estaba suspendida una hostia. Dio de comulgar con ella a Lucía, y con el vino a Jacinta y Francisco, que permanecieron de rodillas mientras el ángel decía: «Comed y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, terriblemente ultrajado por la ingratitud de los hombres. Reparad sus transgresiones y consolad a vuestro Dios».

El cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, en su prólogo al hermoso libro del P. Federico Bortoli La distribuzione della Comunione sulla mano. Profili storici, giuridici e pastorali (Edizioni Cantagalli, Siena 2017), afirma que la escena mencionada «nos indica cómo debemos recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo».

Según el cardenal, «los ultrajes de que es objeto Jesús en la santísima Hostia son, ante todo, las horrendas profanaciones de las que algunos ex satanistas convertidos han dado cuenta con espeluznantes descripciones». Pero también lo son «las comuniones sacrílegas no recibidas en gracia de Dios, o recibidas por quienes no profesan la fe católica». Es más: «Lo son todo aquello que pueda impedir el fruto del Sacramento, sobre todo los errores sembrados en la mente de los fieles para que dejen de creer en la Eucaristía».

Pero el más insidioso de los ataques diabólicos consiste «tratar de sofocar la fe en la Eucaristía sembrando errores y promoviendo una manera inapropiada de recibirla. Ciertamente la guerra entre San Miguel y sus ángeles por un lado, y Lucifer en el otro bando, continúa librándose en el corazón de los fieles. El objetivo al que apunta Satanás es el Sacrificio de la Misa y la Presencia Real de Jesucristo en la Hostia consagrada». A su vez, este ataque se realiza por dos vías: en primer lugar, «reduciendo el concepto de la Presencia Real», al invalidar la palabra transustanciación.

El segundo es «la tentativa de apartar del corazón de los fieles el sentido de lo sagrado». Escribe el cardenal Sarah: «Mientras que el término transustanciación nos indica la realidad de la Presencia, el sentido de lo sagrado nos ayuda a entrever su absoluta peculiaridad y santidad. ¡Sería una desgracia tremenda que se perdiese el sentido de lo sagrado precisamente en lo más sagrado! ¿Y cómo se puede perder? Recibiendo un alimento extraordinario como si fuera un alimento ordinario».

Seguidamente, amonesta con estas palabras: «No se atreva ningún sacerdote a imponer su autoridad personal en esta cuestión rechazando o maltratando a quienes desean recibir la Comunión de rodillas y en la lengua. Acudimos como los niños y recibimos humildemente, de rodillas y en la lengua, el Cuerpo de Cristo».

Las observaciones de monseñor Sarah son más que acertadas, pero es preciso contextualizarlas en el proceso de secularización de la liturgia que tiene su origen en el equívoco Novus Ordo Missae de Pablo VI del 3 de abril de 1969, cuyo infausto cincuentenario se cumplirá el año próximo.

Dicha reforma litúrgica, como escribieron los cardenales Ottaviani y Bacci en la presentación de su Breve examen crítico, el Novus Ordo representa «tanto en su conjunto como en sus detalles, una notable desviación de la teología católica de la Misa tal como fue formulada en la sesión XXII del Concilio de Trento». La teología tradicional de la Misa ha sido sustituida por otra que ha eliminado la noción de sacrificio y, en la práctica, ha disminuido la fe en la Eucaristía.

Por otra parte, la apertura de la Comunión a los divorciados fomentada por la exhortación Amoris laetitia, y la intercomunión con los protestantes, auspiciada por numerosos obispos, ¿qué otra cosa son sino ultrajes a la Eucaristía? El sacerdote boloñés Alfredo Morselli ha expuesto magníficamente las raíces teológicas que vinculan Amoris laetitia y la intercomunión con los evangélicos (https://cooperatores-veritatis.org/2018/05/06/in-principio-era-lazione-il-legame-tra-amoris-laetitia-e-lintercomunione-con-gli-evangelici/).

Hay que añadir que el ataque a la Eucaristía se ha convertido actualmente en un ataque contra el Orden Sacerdotal, dada la estrecha vinculación entre ambos sacramentos. La constitución invisible de la Iglesia se fundamenta en el Orden, sacramento que permite al bautizado participar del sacerdocio de Cristo. El sacerdocio se ejerce principalmente al ofrecer el sacrificio eucarístico, que exige el prodigio de la transustanciación, dogma central de la fe católica.

Si la presencia de Cristo en el tabernáculo no es real y sustancial, y si la Misa se reduce a una mera conmemoración o símbolo de lo que sucedió en el Calvario, no hay necesidad de sacerdotes que ofrezcan el Sacrificio, y como la jerarquía de la Iglesia se cimenta en el sacerdocio, se debilitan los cimientos de la Iglesia y su Magisterio.

Desde esta perspectiva, admitir a la Eucaristía a los divorciados que se han vuelto a casar y a los protestantes guarda relación con la posibilidad de conferir el sacerdocio a laicos casados y las órdenes menores a mujeres. El ataque a la Eucaristía es un ataque al sacerdocio.

Nada hay más grande, más hermoso, más conmovedor que la misericordia de Dios para con el pecador. Aquel Corazón que tanto amó a los hombres, por la intercesión del Sagrado Corazón de María, al cual está indisolublemente ligado, quiere llevarnos a gozar de la felicidad eterna en el Paraíso, y nadie, ni el más encallecido de los pecadores, puede dudar de ese amor salvífico.

Por tal razón, no debemos perder jamás la confianza en Dios, sino conservarla hasta el fin de nuestra vida, porque esa ardiente confianza jamás ha defraudado a nadie. El Señor no nos engaña, pero no podemos intentar engañarle ni podemos engañarnos a nosotros mismos. Y no hay mayor engaño que creer que es posible salvarse sin arrepentirse de los propios pecados y sin profesar la fe católica.

Quien peca o vive en pecado se salva si se arrepiente; pero si osa engañar a Dios no se salva. No es Dios quien lo condena; es él mismo quien, al acercarse indignamente a recibir el Sacramento como y bebe su propia condenación. Lo explica San Pablo a los corintios con estas serias palabras: «Quien comiere el pan o bebiere el cáliz del Señor indignamente será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Pero pruébese cada uno a sí mismo, y así coma del pan y beba del cáliz, porque el que come y bebe no haciendo distinción del Cuerpo del Señor como y bebe su propia condenación» (1 Cor. 11, 27-29). San Pablo constataba, además, que en la Iglesia de Corinto, a raíz de las comuniones sacrílegas, muchos enfermaban y morían misteriosamente (1 Cor. 11, 30).

Triste destino el de quien no recibe el Sacramento porque se obstina en vivir en pecado. Pero peor es el destino de quien lo recibe sacrílegamente sin estar en gracia de Dios. Y más grave todavía es el pecado de quien anima a los fieles a comulgar en pecado y les administra ilícitamente la Comunión. Estos son los ultrajes que más duelen y más hondamente traspasan el Sagrado Corazón de Jesús y el Corazón Inmaculado de María.

Éstos son los pecados que exigen reparación por nuestra parte, nuestra presencia ante el Sagrario, nuestra defensa pública de la Eucaristía ante toda clase de profanadores. Así garantizaremos nuestra salvación y la de nuestro prójimo y aceleraremos la venida del Reino de Jesús y de María a la sociedad, que no tardará en instaurarse sobre las ruinas del mundo moderno.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

Roberto de Mattei

Monseñor Schneider habla del Sínodo Panamazónico, los sacerdotes casados y las mujeres predicadoras



En una nueva entrevista, monseñor Schneider comenta el documento preparatorio del venidero Sínodo Panamazónico de 2019 y rechaza la idea de ordenar a hombres casados. Argumenta que el celibato sacerdotal es una tradición de la Iglesia que se remonta a los tiempos de los Apóstoles. En cuanto al papel de la mujer, teme que la Iglesia no tarde en imitar el ejemplo de las asistentas pastorales que ya pronuncian homilías y celebran la liturgia de la palabra en alemán.

En el curso de una entrevista de media hora de duración concedida el pasado 10 de junio en la República Checa al medio tradicionalista Gloria.tv, monseñor Schneider, obispo auxiliar de Santa María de Astaná (Kazajistán) habla sobre una variedad de temas, como la importancia de la Misa Tradicional, las graves consecuencias del documento pontificio Amoris laetitia y la división en el seno de la Iglesia Católica.

A raíz del documento dado a conocer el pasado 8 de junio (Instrumentum laboris) con vistas al Sínodo Panamazónico a celebrarse en 2019, monseñor Schneider comenta también el problema de la ordenación de hombres casados y los riesgos de dar más prominencia a la mujer en el presbiterio.

Schneider observa que este nuevo documento vaticano es un intento de allanar el camino a la ordenación sacerdotal de hombres casados en esa región concreta del mundo. Afirma que, semejante autorización «equivaldría en la práctica a la abolición del celibato». «Se nota a la legua» –añade, y explica a continuación que sólo un niño dejaría de entender esta consecuencia profunda de la excepción concedida a la región panamazónica.

El prelado alemán señala que la existencia de esos sacerdotes casados «contravendría la Tradición ininterrumpida de la Iglesia». Para monseñor Schneider, «la vida célibe del sacerdote es algo que se remonta a la tradición apostólica, no es una simple norma de la Iglesia». San Agustín ya lo afirmó, así como el Sínodo de Cartago. Según explica Schneider, en el siglo IV ya se sabía que el celibato viene de los tiempos de los apóstoles. (En este caso significa simplemente una vida de castidad. Es posible que algunos sacerdotes ya estuvieran casados, pero en el momento de su ordenación abrazaron la continencia absoluta.)

Como nos recuerda Schneider, a lo largo de la historia de la Iglesia todos los papas han insistido en que sacerdotes y obispos observen una vida de castidad, contra toda oposición –incluso de gobernantes europeos– y contra todo abuso en la práctica. Cuando en el siglo VII la iglesia oriental dejó de observar este principio, «la Santa Sede jamás lo aceptó», explica el prelado.

Por lo que respecta a los ritos orientales que permiten los sacerdotes casados, explica monseñor Schneider que se trata de «una concesión a los clérigos de la Iglesia Ortodoxa que querían regresar a la Católica». Según Schneider, «se los autorizó a mantener una práctica casi milenaria». Ahora bien, la Iglesia Católica Romana ​«nunca debería ceder​», y añade que una alteración de dicha disciplina «se opondría a la Tradición Apostólica e iniciaría una reacción en cadena».

Monseñor Schneider teme que de autorizar la Iglesia la ordenación de sacerdotes casados en la región panamazónica otros obispos y conferencias episcopales querrían hacer lo mismo en sus regiones. «En poco tiempo se habría eliminado el celibato sacerdotal», advierte el prelado, y agrega: «Y eso no debe suceder. Espero, pues, que la Providencia no lo permita».

En cuanto a la posibilidad de que el Sínodo Panamazónico proponga algunas formas de ministerio femenino para la iglesia de su región, Schneider hace una observación parecida: «La ordenación sacramental es imposible», dice. Más bien podría suponer que la Iglesia imitase tal vez el modelo alemán de las asistentas pastorales a las que ya están bendiciendo los prelados germanos. Ya predican homilías y presiden liturgias de la palabra que incluyen la distribución de la Eucaristía. «Se ocupan de todo menos del Canon de la Misa –explica Schneider–. ¡Ya existe!», exclama. Hace décadas que los católicos alemanes ven mujeres en el presbiterio revestidas con un alba y presidiendo celebraciones litúrgicas.

Por tanto, añade Schneider, podría ser que en la región amazónica se hiciera como en Alemania. «Espero, y ruego a Nuestro Señor, a la Providencia de Dios, que no lo permita», repite una vez más Schneider.

Al concluir esta parte de la entrevista, el prelado insiste en la importancia de proteger y salvaguardar «la perla que nos encomendó el Señor».

Al mismo tiempo, el obispo de Astaná anima con estas palabras a los católicos fieles en vista de la crisis de la Iglesia: «Donde el pecado abunda, la gracia sobreabunda», y se le nota la alegría en la voz al decirlo. Donde reina tanta oscuridad, «brilla una luz, la gracia, más todavía». En sus viajes por el mundo él mismo observa que por todas partes hay bolsas de resistencia que mantienen la fe. «Por todo el mundo veo al Espíritu Santo actuando. Quiero decir que en muchos grupos reducidos, numerosas familias jóvenes, la juventud, muchos seminaristas y sacerdotes, se vive la Fe». Esos católicos procuran vivir con arreglo a la moral y dar ejemplo.

Para monseñor Schneider, quienes ostentan el poder en la Iglesia –él los llama la nomenklaturaeclesiástica– «están empapados del espíritu del mundo, del espíritu naturalista, les falta la fe sobrenatural». Aunque hayan accedido a cargos eclesiásticos, explica el prelado, y «ejerzan autoridad sobre los pequeños y los puros, e incluso traten de acabar con ellos», y tengan también «el poder en cuanto gobierno, y dinero, reputación, respaldo mediático, y gocen del elogio público, ¡nosotros tenemos la Fe!», exclama.

«Ustedes tendrán el poder, pero nosotros tenemos la Fe». Esto es lo que, según el obispo Schneider, pueden decir los fieles sencillos a las autoridades eclesiásticas. «Somos más ricos y tenemos más poder». Para él, el Espíritu Santo ya está preparando una primavera de la Iglesia. «El campo todavía está cubierto de nieve, pero ya se ven los copos pequeños que anuncian la llegada de la primavera. Me refiero a todos los grupos pequeños [repartidos por el mundo] que carecen de poder, que son excluidos, pero con Dios son poderosos». Este obispo rebosante de fe concluye con estas palabras: «Además, la Madre de Dios es nuestra Madre, la Madre de la Iglesia, y estamos en sus manos. Y ella es la vencedora de todas las herejías».

Maike Hickson
(Traducido por Bruno de la Inmaculada. Artículo original)

Cardenal Burke responde: Francisco tiene un problema (Comentado por José Martí)



[En una entrevista llevada a cabo el 20 de junio por la agencia de noticias oligarca Reuters, el papa Francisco hizo la afirmación, muy improbable, respecto a las "Dubia de los cuatro cardenales" sobre Amoris Laetitia, que él "las escuchó a través de los diarios", diciendo que "ésta es una forma de hacer las cosas que, digamos, no es eclesial". Esto sólo puede significar que Francisco está leyendo los diarios en vez de ocuparse de su correspondencia. Las Dubia le fueron presentadas en el 2016. Francisco las ignoró desde entonces]

Las afirmaciones de Francisco sobre las Dubia causan reacciones de asombro (21 junio 2018)

Cardenal Walter Brandmüller

La afirmación del papa Francisco de que fue a partir de los diarios como él se enteró de las Dubia de cuatro cardenales con relación a Amoris Laetitia ha causado un asombro general.

El cardenal Walter Brandmüller, uno de los cuatro cardenales de los Dubia, aclaró el 20 de junio en onepeterfive.com que las Dubia fueron publicadas dos meses después de que ellos se las enviaran a Francisco.

“Es muy claro -dice- que él escribió directamente al Papa y, al mismo tiempo, a la Congregación para la Doctrina de la Fe”.

Brandmüller agrega: “¿Qué es lo que no podía haber estado claro en este caso?”, dando a entender que Francisco no está diciendo la verdad.

Edward Pentin habla, en forma no convincente, de un “lapsus de la memoria”.

Para Phil Lawler, la declaración de Francisco muestra que él no lee habitualmente su correo electrónico “o tenemos un problema más grave”.

Para Damian Thompson, las palabras de Francisco son una “excusa increíble” que “nadie” puede creer.

Cardenal Burke responde: Francisco tiene un problema (21 junio 2018)

Cardenal Burke

El cardenal Raymond Burke comentó la afirmación del papa Francisco, según la cual dijo que se había enterado de las Dubia “a partir de los diarios”.

El 21 de junio de 2018 dijo Burke a lifesitenews.com.
“El fallecido cardenal Carlo Caffarra entregó personalmente en la residencia papal la carta que contenía las Dubia y, al mismo tiempo, a la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 19 de septiembre de 2016, así como también entregó correspondencia posterior de los cuatro cardenales respecto a las Dubia”
Y agregó: 
“Durante todo el tiempo desde la presentación de las Dubia, nunca hubo una pregunta sobre el hecho de que esos interrogantes fueron presentados al Santo Padre, de acuerdo con la práctica de la Iglesia y con pleno respeto por su cargo”.
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COMENTARIO PERSONAL

Es evidente que el Papa Francisco miente, dado que no es papa de despacho que no se entera de nada. Todo pasa por él, incluso lo más nimio; de modo que una cuestión tan importante como ésta, la relativa a las Dubia, sobre la que se han escrito ríos de tinta durante más de dos años, es imposible que se le haya pasado por alto ... y que se haya enterado de eso por los medios. Además, lo dice ahora, después de más de dos años. Es algo muy raro. Desconozco lo que pretende con esa afirmación, aunque me atrevo a vaticinar que no se trate de nada bueno.

Conozco la integridad y la ortodoxia, bien patentes, por sus antecedentes, de los cuatro cardenales de las Dubia (dos de ellos ya fallecidos) 

Y conozco también el historial de Francisco, tanto cuando era el cardenal Bergoglio como ahora, siendo Papa: dice una cosa y la contraria, según a quién se dirija, habla de no insultar cuando su lista de insultos no cabría en este blog; habla de pobreza y apoya a los ricos cardenales alemanes. Dice que el proselitismo es una enorme tontería, pero él bien que se rodea de prosélitos (sus prosélitos, todos aquellos que comulgan con sus ideas progresistas, de tipo marxistoide). Además, deja por mentirosos a muchos de los anteriores Papas, sobre todo (aunque no sólo), a aquellos anteriores al Concilio Vaticano II, como pueden ser León XIII, san Pío X y Pío XII, aunque no los nombre ... y en cuestiones muy graves, que afectan al Dogma y a la fe, etc... No acabaría nunca.

Puesto que fue el mismo Jesucristo quien dijo: "Por sus frutos los conoceréis" (Mt 7, 16) ..., aunque eso es algo de sentido común, es preciso reconocer la realidad en la que se encuentra la Iglesia en la actualidad. Éstos son los frutos recogidos: apostasía generalizada y corrupción en el seno de la misma Iglesia Jerárquica.

Entonces, ¿de quién me fío? ¿De Francisco, que dice una cosa y hace otra y se contradice, por muy papa que sea ...? ¿O de unos cardenales, cuyo único "defecto" consiste en haberse mantenido y seguir manteniéndose fieles a Jesucristo, conservando el Depósito recibido por la larga Tradición de una Iglesia de veinte siglos y fieles al Magisterio eclesiástico y al Papado?

También dice san Pablo que "nada podemos contra la verdad sino en favor de la verdad" (2 Cor 13, 8). Y añade, en otro lugar: "Aunque nosotros o un ángel del Cielo os anunciara un Evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!" (Gal 1, 8) ... ¡De manera que yo me inclino por Jesucristo y por su Apóstol Pablo y, por lo tanto, de las declaraciones de estos cuatro cardenales y no de la ocurrencia papal!

Ante el desmoronamiento de la Iglesia de siempre, a Francisco no se le ocurre ahora otra cosa que mentir descaradamente ¡Que Dios lo perdone ... y ojalá que rectificara! Pero esto último es algo que, sinceramente, dudo que ocurra.
José Martí