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martes, 18 de enero de 2022

¿SALIMOS MEJORES? (Capitán Ryder)



YA TRATÉ ESTE TEMA EN UNA ENTRADA ANTERIOR HACE MAS DE UN AÑO. ALGUNAS IDEAS SON REPETIDAS PERO CREO NECESARIO INCIDIR EN ELLAS.


Al principio de toda historia, no sé bien cómo definirla, el Papa concedió una segunda entrevista a Jordi Évole.

Ni que decir tiene que fue tan lamentable como la primera. Ya la comentamos en su momento pero la idea que ya lanzó entonces Francisco es que Dios de ninguna manera castiga pero que la naturaleza sí lo hace y que, además, en este caso estaría muy bien dado lo mal que el hombre trata a la «casita común».

En ese momento no tuvo a bien explicarnos los «maltratos» a la naturaleza que, por ejemplo, dieron origen a la peste antonina (165-180), o la peste de Justiniano que comenzó hacia el año 541, la peste negra en el siglo XIV o las distintas pestes de cólera habidas a lo largo de la historia. Todo es superfluo cuando de lo que se trata es de apuntalar un relato.

Junto a esa idea lanzó otra, la de la «esperanza en que todo esto sirviese para el hombre saliese mejorado de esta crisis».

Para un Papa resulta desconcertante el discurso. En la época, ya lo hemos dicho muchas veces, en que los gobernantes más desafían a Dios, en la época en que el hombre occidental da por superado todo el hecho religioso, no sólo el católico, el Papa se apunta a la teoría de que todo esto nos hará mejores porque…ni idea.

Hubo un tiempo en que el discurso de la Iglesia era que las bases de cualquier mejora social descansaban en una sociedad orientada a Dios en que las leyes fuesen una emanación de ese sentir y que todo eso debía venir sustentado por la gracia de los Sacramentos. Ahora no, ahora sería suficiente con ¿proponérselo porque han muerto algunos ancianos en la residencia de al lado? ¿Y en qué te cambia eso exactamente? ¿En qué dirección mueve el asunto? ¿eso te haría reciclar más intensamente desde ese momento para no causar heridas a la «casa común»?

Era suficiente con tener ojos en la cara para ver que eso no sería así.

Para entonces ya había más que sospechas de que muchos ancianos no habían sido tratados adecuadamente en muchas residencias, que en todo caso estaban aislados en sus habitaciones, que la policía se empleaba con una brutalidad digna de Corea del Norte si alguien cometía alguna pequeña imprudencia(*), que los vecinos te recriminaban desde la ventana si salías dos veces a tirar la basura, que proliferaban las anécdotas de vecinos que invitaban a profesionales sanitarios a abandonar su hogar por el miedo a contagiarse o que los propios trabajadores sanitarios nos inundaban con vídeos ¿graciosos? a la par que nos contaban lo agotadísimos que estaban mientras, supuestamente, la gente moría por miles.

No, en aquel momento ya se podía afirmar que no saldríamos mejores. De una sociedad descompuesta, y la occidental lo es, no habría una catarsis porque sí.

El caso es que tras esto llegó la vacuna y quien tanto confiaba en que «saldríamos mejores» se subió a este carro como si la salvación del mundo nos fuese en ello.

A día de hoy ya conocemos que 3 guardias suizos debieron abandonar sus puestos de trabajo por no estar vacunados, otros 3 debieron vacunarse contra su voluntad. ¿Alguien cree que este criterio se hubiese aplicado en el Vaticano con cualquier otra enfermedad? ¿Por qué en este caso sí?.

Desde el 13 de diciembre, el Vaticano no permite acceder a sus puestos de trabajo a las personas que no presenten el certificado de vacunación contra el coronavirus, de manera que se considera falta por esa razón una «ausencia injustificada» lo que conlleva la suspensión del sueldo.

Hay que recordar, como contraposición, el trato que, por ejemplo, se dispensó en el Vaticano al obispo Zanchetta, amigo de Francisco y acusado de malversación de dinero y de enviar fotografías ligero de ropa a seminaristas de su diócesis. A este obispo se le buscó un puesto de nueva creación en el Vaticano y ahí lo tenemos. Un trabajador, honrado padre de familia, que no se quiera vacunar no podrá en cambio tener entrada en el diminuto Estado. Tampoco se tiene constancia de si se le retiró la entrada al secretario del Cardenal Coccopalmerio cuando se le pilló en una de sus fiestas de putos y coca. El episodio no impidió tampoco que el vigilante cardenal siguiese en su puesto.

No cometer ningún delito es motivo de despido pero cometer las mayores aberraciones no impide que se te cuide y se te mime, eso es lo que se ha hecho con Zanchetta.

Escribo el artículo justo cuando se publica que el cardenal Omella ha dicho «en el Vaticano hay una actitud de escucha y servicio, no de adoctrinamiento y corrección».

Dice el refranero que antes se pilla al mentiroso que al cojo, y aquí ya nos conocemos todos.

Se ha repetido hasta la saciedad, al menos en este blog, que al ser un Papa cuyo único interés son los asuntos mundanos la escucha y servicio es para todos aquellos pastores que hace tiempo perdieron la Fe mientras el adoctrinamiento y la corrección, sólo palo sin zanahoria, es para el resto de temas: medio ambiente, covid o inmigración.

Mientras todo esto ocurre, mientras la Iglesia es arrastrada por el fango, mientras el Papa de la «misericordia» deja en el paro a algunos de sus trabajadores por puro capricho, cinco mil obispos, jo*er hay que repetirlo otra vez, ¡cinco mil obispos! miran impasibles y sueltan sandeces extraídas de un libro de Paulo Cohelo.

Ahora estamos con el Sínodo de la sinodalidad, tócate los *ojones Mariloles.

Dos años sembrando discordia desde los partidos políticos para tapar su incapacidad, vertiendo toneladas de mierda desde los medios de comunicación, promocionando un sálvese quien pueda tremendo(**), con la Iglesia haciendo la ola a todo esto y afirmando después que hay esperanza en salir mejores. Mejores no, vamos a salir todos cojonudos.

Capitán Ryder

(*) Más de 1 millón de multas en un país más que borrego dan una muestra del infame comportamiento de los llamados «cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado». Por cierto, todas ellas en proceso de devolución dado que los confinamientos han sido declarados ilegales.

(**) Representantes de las residencias dijeron en sede parlamentaria que lo único que se les suministró durante aquellas semanas fue medicamentos para quitarse a los abuelos de encima. A esas afirmaciones NADIE, repito, NADIE dijo nada. Ni de nuestros representantes públicos ni de la jerarquía que encarnaría esa Iglesia ¿profética?

martes, 30 de noviembre de 2021

EL LENGUAJE EN LA PANDEMIA (Capitán Ryder)



Es curioso cómo hoy día, en Occidente, cuando todas las Constituciones y leyes principales consagran la libertad de expresión ésta ha quedado reducida a pequeños rincones.

Al ser el poder político y los medios de comunicación uno, o más concretamente, siendo los segundos una prolongación de los primeros, cualquier cuestión que pueda poner en jaque al primero quedará convenientemente apartada del debate público o etiquetada, para marcar al enemigo, y distraer así la atención de aquello que pudiese hacerle rendir cuentas.

Para ello es fundamental el lenguaje, las palabras escogidas para lanzar una idea, despreciar otras sin entrar al fondo del asunto o etiquetar de manera despreciativa a quien ose tener ideas propias.

Era un tema que ya venía de largo, ahí están los mal llamados delitos de odio por lo que puedes ser considerado, por ejemplo, como racista si consideras que todos los ciudadanos son tratados hoy día en igualdad de condiciones independientemente de su raza. Lo mismo si lo haces extensible al hombre y la mujer.

En ambos casos da igual lo que diga la ley, lo que tú percibas y veas, se apelará a una suerte de techos de cristal que impide esa igualdad de trato y se te hará cómplice de esa situación, con posibilidad de ser denunciado, que nadie es capaz de demostrar. De esta manera, esas ideas vagas, gaseosas, se van extendiendo y configurando la sociedad al apartar del debate público cualquier opinión disidente.

Parte de la Iglesia, incluido Francisco, se ha sumado a esta corriente. En USA muchos de los obispos han respaldado las llamadas «políticas de identidad» que no hacen otra cosa que sembrar la cizaña entre vecinos. En el tema de hombres y mujeres Francisco repite por activa y por pasiva el mal trato dado a las mujeres en la Iglesia…hasta que llegó él, por supuesto. Es una de las características más claras de este pontificado, arrastrar a la Iglesia para elevar al «jefe».

Con este panorama la «pandemia» no sería una excepción.

Por eso, allá por febrero de 2020 y cuando algunos advertían que lo que pasaba en Italia podía ser serio fueron tachados de «alarmistas». Entonces no convenía, fueron ridiculizados. Por supuesto, no entraron a discutir, a debatir, qué movía a estas personas a dar la voz de alarma, a escuchar por si podía ser relevante lo que planteaban, no, debían ser borrados del debate, y ridiculizados sus argumentos.

Llegó el confinamiento y periodistas y divulgadores viraron el discurso pero sin dar voz a los que habían advertido de lo que podía venir. Hubiese sido lo propio, pero eso daría voz y credibilidad a gente que, acertando o equivocándose, era libre y podía no seguir el discurso cuando conviniese.

Cuando algunos médicos y científicos empezaron a poner en cuestión la letalidad del virus, las medidas adoptadas, los protocolos médicos implantados etc los mismos políticos y medios que habían negado toda importancia al virus pasaron a llamarles «negacionistas», inicialmente, para imputarles los muertos directamente cuanto más en cuestión ponían el relato oficial.

Cómo en las semanas previas al confinamiento no se dio voz a los disidentes.

En estos casos, y no es algo inocente, se entrevista a un Miguel Bosé de la vida, alguien que con su sola presencia evita sumarse a esas ideas. Se da voz sólo a los que los medios denominan como frikis. Lo más alejado de un debate serio.

Luego llegó la vacunación y aquellos que pusieron en solfa los problemas de una vacunación masiva a toda la población sin separar, entre otras cosas, la situación física de la que partía cada uno, si ya había pasado la enfermedad o no, si la vacuna había pasado los controles adecuados etc, fueron etiquetados como «bebelejías», «antivacunas» o «terraplanistas».

Simplemente, cualquier persona con un poco de sentido crítico estaría alerta cuando aquellos que impiden cualquier debate, que se dedican más a insultar que a dar argumentos o que, tras un error monumental, si nos atenemos al relato oficial, no piden perdón por los juicios que tan alegremente realizaron en su día.

Esta situación se extiende, como ya hemos dicho, a cualquier cuestión que deba ser debatida en sociedad y la opinión minoritaria es aplastada, muchas veces de manera violenta.

La Iglesia, su jerarquía, debería ser más prudente pero ha decidido sumarse alegremente a los fines, que todo el mundo dé por bueno el relato oficial de la pandemia incluida la vacunación obligatoria, y a los medios, la coacción al disidente. Esto, en un mundo en el que tu opinión va a ser siempre la minoritaria te debería llevar a defender precisamente la apertura de espacios para esas opiniones que son pasadas por el rodillo mediático, aunque sólo fuese por puro cálculo. También, lógicamente, por la inmoralidad que supone cualquier debate planteado bajo esos parámetros. Mucho más en la «Iglesia de la misericordia», juas.

También puede ser porque les dé todo igual y esas opiniones minoritarias, matrimonio cristiano, oposición al aborto o a la corrupción de menores etc, ya no vayan a ser defendidas públicamente por ellos, las jerarquías, y sólo haya interés en alzar la voz en aquello que coincide con lo que proclama el mundo: inmigración, ecologismo o feminismo.

Una plácida existencia la de ser obispo cuando el mundo es profundamente anticristiano. Ser obispo hoy está barato.

Capitán Ryder

viernes, 19 de noviembre de 2021

BASES DE LA «PANDEMIA» (Capitán Ryder)



En la entrada anterior analizaba las premisas de las que parto y algunas de las conclusiones a las que he llegado.

Lo honesto sería exponer todo esto de una manera pública pero en las sociedades democráticas, hoy día, en las que la «libertad de expresión» forma parte de todas las Constituciones y leyes fundamentales es imposible.

Todo aquello que se opone al relato oficial, se trate del tema de que se trate, es totalmente laminado; da igual los méritos de quien lo exponga. Como todo en Occidente en estos tiempos nunca es el qué; siempre es el quién.

Bien, una vez sentadas las premisas hay que acudir a las bases que han definido todo esto como una pandemia, como un peligro tremendo que exigía tomar medidas excepcionales sin ningún freno legal ni moral.

Dos son las bases de la pandemia: las PCR y los asintomáticos.

-La primera, tiene a su vez, tres elementos esenciales: la muestra de virus, los ciclos de ampliación de la muestra y la plantilla con la que se compara para definir si se trata o no de un positivo covid.

La muestra de virus, o de lo que sea. Es un tema que he hablado con gente que se dedica al asunto. La contestación fue, más o menos, la siguiente «La PCR amplifica material viral, pero no te dice si el virus está vivo o muerto».

Aquí tenemos el primer problema, cuando X personas dan positivo, según la prueba, no es verdad. Nadie sabe si ese positivo corresponde a un virus vivo o muerto, es decir, si estaría infectado o no. Si alguien habla de 100 positivos pueden ser en realidad 5, 50, 100 o ninguno. Todo esto tomando como cierta la versión oficial de que estamos en una pandemia peligrosísima para la humanidad.

Segundo problema, los ciclos. Las recomendaciones a las que hacer los ciclos parten en muchos casos de las propias casas comerciales. Al principio de la pandemia recomendaban muchos ciclos con la ideas de que «no se escapasen los infectados que estaban comenzado a desarrollar la enfermedad». Ya hemos comentado en el punto anterior que el virus puede estar vivo o muerto por lo que la amplificación dará necesariamente muchos más positivos de los reales. Todos esos virus muertos amplificados hasta el infinito incrementan el número de falsos positivos, las medidas restrictivas y la ruina de muchos negocios.

Los CDC americanos, que están marcando el camino en este tema, ya anunciaron que a los vacunados habría que hacerles los análisis a menos ciclos para evitar estos falsos positivos. De paso, se traslada a la opinión pública que las vacunas dan mucha seguridad. A menos ciclos, menos positivos entre los vacunados.

Tercer elemento de la prueba PCR. El CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) publicó un documento (1) el 21 de julio donde reconocía que el material genético ordinario de la gripe se utilizó como marcador de prueba. Esto explicaría que la gripe estacional hubiese desaparecido por primera vez en cientos y cientos de años. He oído de muchas bocas médicas la explicación «científica» de que el año pasado desapareció la gripe por el coronavirus. Nadie sabe explicar cómo ni a qué principios víricos respondería pero no se puede poner en cuestión.

No puede sorprender que con estas bases sea necesario, imprescindible más bien, que ligada a esta enfermedad vírica vaya la novedad de los asintomáticos. Esos miles y miles de personas que hacen vida normal a pesar de ser peligrosísimas bombas víricas que amenazan a la humanidad.
Entre ellos, claro está, estarían los niños, sobre quienes se puso el foco desde el primer momento y que ha tenido dos consecuencias terribles: la soledad de los abuelos, privados de sus hijos y nietos, por «culpa» de estos últimos, y la necesidad de vacunarse para una enfermedad con riesgo cero.
Y el tema de los asintomáticos nos lleva a una pregunta muy pertinente respecto al tema de la vacunación. El criterio en la vacunación ha sido que aquellos que hubiesen pasado la enfermedad, con diagnóstico, no se podían vacunar hasta pasados 6 meses, pues hacerlo en menos tiempo implicaba un riesgo.

Sin embargo, según la versión oficial, puede haber por ahí miles de asintomáticos que estén pasando la enfermedad, o la hayan pasado hace menos de 6 meses, sin saberlo y a los que se ha vacunado sin hacer una PCR. ¿A qué se debe este criterio tan distinto entre un caso y otro si nos han dicho por activa y por pasiva que ambos eran enfermos?

Misterios corona víricos.

Capitán Ryder

(1) El documento se llama CDC-2019-Novel Coronavirus (2019-nCov) Real-Time RT-PCR Diagnostic Panel.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

PREMISAS COVID (Capitán Ryder)



Antes de continuar creo que lo más honesto es poner encima de la mesa las premisas de las que parto en todo este tema.

Es decir, aquellas ideas que doy como ciertas y que sirven de base para el razonamiento posterior.

Esta debería ser la base de cualquier discusión o intercambio de ideas, pero en este tema, y en cualquier otro, se silencia la opinión disidente para así poder fabricar tu propio muñeco de paja, ese al que le haces decir lo que a ti te interesa. Manera segura de salir airoso y de no rendir cuentas sobre nada de lo dicho o hecho.

¿Y cuáles serían para mí esas verdades o hechos demostrados o que se pueden considerar en un alto porcentaje como ciertos?(1)

1- Parece que la enfermedad existe. Es algo que no han puesto en cuestión ni los médicos suspendidos en España por alzar la voz frente a las estrategias sanitarias adoptadas ni, por ejemplo, el premio Nobel Luc Montagnier. No han centrado sus críticas en este tema, no que yo conozca. Y sí, parece que tiene sus síntomas propios. Con todo, creo que esto es lo menos importante de todo este asunto.

2- No ha habido interés en esclarecer el origen de la enfermedad. Hace unos días salía a la luz un video con una conversación entre el Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, y el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, reconociendo el primero que desconocían el origen exacto de la enfermedad. De hecho, la llamada «comunidad científica» ha dado más credibilidad, sucesivamente, a las diversas teorías que situaban el origen en un pangolín, un murciélago etc que en un posible escape, real o simulado, del laboratorio que existe en la ciudad epicentro del virus. Algo realmente chocante. Cualquier detective hubiese centrado sus sospecha en lo obvio, en la pista más clara.

3- No hubo tampoco mucho interés en investigar la enfermedad sobre la marcha al prohibirse las autopsias. Hemos visto años atrás personal médico en el Congo estudiando el ébola, cuyo contagio es casi seguro sinónimo de muerte, pero aquí no ha existido ese interés aún siendo una enfermedad poco peligrosa para las personas no incluidas en los grupos de riesgo.

4- La opinión de los «expertos» y de los «divulgadores científicos» ha coincidido en cada momento con lo manifestado por el gobierno. Unas opiniones perfectamente acompasadas.

5- Lo mismo se puede decir de los medios de comunicación, que el 7 de marzo llamaban a manifestarse masivamente y pocos días después animaban a la gente a señalar a cualquier vecino que tuviese la osadía de salir 2 veces a tirar la basura.

6- Ya no servían como ciertas muchas afirmaciones que se habían trasladado a la sociedad durante décadas. Por ejemplo, pasar una enfermedad era lo mejor que te podía pasar para inmunizarte frente a esa enfermedad, las enfermedades se diagnostican en base a unos síntomas, las farmacéuticas son malas etc

7- Difícilmente pueden calificarse las medidas adoptadas como «científicas» o «sanitarias».

8- Aún comprando todo relato «oficialista», riesgo, muertos, búsqueda del bien común por parte de los gobernantes etc, sostengo que las consecuencias están siendo y serán muchísimo peores que no haber hecho nada.

9- La más importante, y la que me sitúa en el grupo de los «negacionistas» sería el afirmar que todo este montaje descansa en dos puntos, ambos falsos: la PCR como prueba diagnostica, los asintomáticos como personas capaces de extender la enfermedad y descontrolarla.

Desarrollaremos muchas de estas ideas en entradas posteriores.

Capitán Ryder

(1) Tanto en este tema como en cualquier otro animo a la gente a sacar sus propias conclusiones, a unir por ella misma los puntos, a seguir las migas de pan, de lo que capta aquí y allá. Todo, absolutamente todo, son campañas de desinformación para desorientar a la gente.

Es mejor equivocarse que poner tus esperanzas en obtener información de los medios. Esto debería ser lo último.

miércoles, 27 de octubre de 2021

LA MENTIRA Y LA PANDEMIA



Decía Chesterton aquello de que se empieza asesinando y se termina por dejar de ir a Misa para señalar precisamente lo contrario.

Algo similar se podría decir respecto a la mentira, esa termita que en las sociedades occidentales se ha aceptado como algo natural, generalmente a través de la política y los medios de comunicación, y que ha terminado por crear una desconfianza tal que justifica cualquier otro atropello, incluido el asesinato. Aquello que se consideraba menor ha terminado por justificar lo que otrora se consideraba mayor.

Por eso, me parece muy poco apropiado hablar respecto al coronavirus, y los satélites que le rodean, de una manera parcial cuando todo son partes del mismo asunto.

El numeral 2486 del Catecismo de la Iglesia Católica dice lo siguiente:
“La mentira, por ser una violación de la virtud de la veracidad, es una verdadera violencia hecha a los demás. Atenta contra ellos en su capacidad de conocer, que es la condición de todo juicio y de toda decisión. Contiene en germen la división de los espíritus y todos los males que ésta suscita. La mentira es funesta para toda sociedad: socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones sociales”.
Y eso ha sucedido en nuestra sociedad desde enero, más o menos, del año 2020 respecto a este tema (1).
Y toda esa red de mentiras ha tenido como consecuencia la muerte de muchas personas, la ruina de otras, la soledad y separación de casi todas, la discordia entre vecinos, amigos o conocidos (2), el crecimiento exponencial de muchas enfermedades ya latentes (3), y la resaca, de la que aún se está por ver sus efectos.
Por eso, cuando el Papa o cualquier monseñor hablan sólo de la vacuna o sólo de cumplir las arbitrarias normas ¿sanitarias? etc están desviando, ¿deliberadamente?, la atención sobre todo este asunto. Y entiendo que hombres de Iglesia no opinen de todo pero si entras en un tema tendrás que hacerlo con toda la honestidad posible, cosa que evidentemente no ocurre.

Porque cuando ves que te mienten, y lo hacen repetidamente, y las consecuencias son tremendas se «rompe ese tejido de las relaciones sociales». No pretendo ser exhaustivo pero ahí van algunas mentiras de principios del año pasado hasta ahora que hacen que cualquier asunto proveniente de aquellos que «nos gobiernan» o «nos informan», deba ser mirado con desconfianza.

A modo de recordatorio:

En febrero del año 2020 el Ministerio de Sanidad tenía en su página web aquel anuncio donde quitaba importancia al hecho de viajar a países donde pudieses contagiarte. Literalmente, te pedía unos días de precaución y vuelta a la vida normal.

Fueron los días en que desde el Gobierno organizó una reunión con residentes chinos para quitar el estigma de aquello del «virus chino». Al mismo tiempo se dijo que cerrar las fronteras eran medidas sanitarias de otro tiempo.

En víspera del 8 de marzo el eslogan era aquel de que «el machismo mata más que el coronavirus», y que había que acudir a las manifestaciones feministas.

El experto del Gobierno el día antes del 8 de marzo no se pronunciaba sobre la idoneidad o no de acudir a estas aglomeraciones. No lo veía mal. Semanas antes ya nos había avisada de que en España apenas pasaría nada.

Para entonces, ya había noticias que señalaban que la OMS podría haber retenido información al resto del mundo para proteger a China.

Nuestro gobierno negaba la utilidad de las mascarillas. Con lavarse las manos era más que suficiente.

Todos los voceros del gobierno repetían aquello de que no era peor que la gripe, y de paso insultaban al personal que tomaba precauciones tachándolo de histérico.

Pocos días después las fronteras estaban cerradas, todos nosotros secuestrados en nuestras casas, China amenazaba a Australia con cortar relaciones si éstos seguían insistiendo en averiguar el origen del virus, todos los protocolos sanitarios prohibían hacer autopsias para estudiar el supuesto virus y los médicos y enfermeras se «protegían» con servilletas de papel sin que sus respectivos colegios profesionales tuviesen nada que decir. De paso, el supuesto control al gobierno se hacía a través de una selección de preguntas realizadas por remoto y éste, nuestro estado de bienestar, se escondía en su trinchera y suspendía toda atención presencial al público.

No me pronuncio, de momento, sobre lo que era verdad o no, si lo que se decía al principio o lo que se decía después, pero el tema es que quien dice lo primero no puede continuar en su puesto si al día siguiente hace lo segundo. No sin quiebra total de confianza. En ese tema concreto y en lo que vendrá después.

Y, desde luego, aquello de «no se podía saber» no es una explicación.

Seguiremos con el tema.

Capitán Ryder

(1) Lógicamente, antes ya existía un Himalaya de mentiras. Sin esos antecedentes todo esto no hubiese sido posible pero ahora ya va todo el mundo «a calzón quitado».

(2) Convenientemente azuzados por los medios de comunicación que señalaban periódicamente a aquellos «culpables» de la situación: el que acudía varias veces a comprar al supermercado, el que no se ponía mascarilla por la calle, el que creía que las medidas eran un abuso etc. Se trataba de recalcar en todo momento que los gobernantes no tenían culpa de absolutamente nada y para eso hay que señalar a alguien que desvíe la atención.

(3) Ahí están las cifras de suicidios, depresiones etc

martes, 19 de octubre de 2021

RESUCITANDO EL BLOG



Ha pasado mucho tiempo desde la última entrada. También han pasado muchas cosas, demasiadas, y casi ninguna buena.

La Iglesia continúa camino del precipicio, probablemente haya acelerado en este año largo. Es lo que tienen las revoluciones.

Lo del resto del mundo da para un tratado, un manicomio como no ha habido otro, algo asombroso incluso para quienes ya esperábamos poco. Pocas dudas quedaban de que el mundo se había salido de su eje hace mucho tiempo, pero lo vivido estos 2 últimos años deja las distopías publicadas en un cuento infantil.

Comentaba con un amigo la posibilidad de que el fin del mundo ya hubiese llegado, ya estuviese aquí y no nos hubiésemos enterado. Algo similar a la película El Sexto sentido, creo, donde el protagonista no sabe que ha muerto.

Así, sin épica, sin heroicidad alguna y sin posibilidad siquiera, algo cutre, zafio, grosero, como es el mundo y la Iglesia actual. No sé, es una idea que me ronda desde hace tiempo.

Confieso que una de las razones, quizá el aguijón principal, para resucitar el blog son las palabras de Francisco sobre la vacunación «como acto de amor». De las mismas, podemos deducir que aquellos no vacunados, entre los que me encuentro, faltamos a la caridad.

No es pequeño insulto el que nos dedica y pone una vez más de manifiesto ese volteo total que ha terminado de dar a la Iglesia: lo prudencial ha pasado a ser dogma de Fe y las verdades de la Fe pueden darse la vuelta si estamos atentos a lo que quiera decirnos «el Dios de la sorpresas».

Porque a eso se resume su pontificado, y ahí está el nuevo contenido de la asignatura de religión para corroborarlo.

Y sí, quiero dedicar muchas entradas al tema del coronavirus, las medidas tomadas por los distintos gobiernos, los expertos, los medios de comunicación,la postura de los jerarcas de la Iglesia, la manera en la que se han terminado de destruir las sociedades occidentales y también, como no, sobre el tema de las vacunas.

En esas entradas desgranaré cuál es mi postura, no la que los medios dicen que tenemos lo que nos oponemos a muchas de las respuestas dadas a esta mini crisis, sino lo que pensamos realmente. Y recalcaré todas las veces que haga falta que este es un tema meramente prudencial donde bien haríamos en guardarnos las afirmaciones categóricas sobre las decisiones tomadas por las personas que nos rodean.

Alguno pensará que ¡a buenas horas!. Para nada, ahora llega la resaca de todo esto: la sobremortalidad en algunas franjas de edad por factores que ya analizaremos, la quiebra real en la que se encuentran algunos países como España, los desajustes económicos tremendos, algunas actitudes e ideas que han llegado para quedarse, el aumento de los suicidios etc.

También lo rescato como el testimonio de un católico sobre la postura de la Iglesia en todo este tema, moralmente aberrante, y no me refiero a apoyar o no la vacunación. Tengo amigos que están vacunados y otros que no lo están. A todos los quiero de la misma manera que antes de todo esto, para mí nada ha cambiado con respecto a todos ellos, pero lo que resulta inconcebible son los silencios de la Iglesia sobre determinados temas, los acentos sobre otros, y las mentiras disfrazadas de catolicismo como la señalada anteriormente respecto a las palabras de Francisco.

El tema requiere analizarlo desde muchos ángulos.

Intentaré hacer un par de entradas a la semana, creo que la vida no da para más.

Estamos de vuelta.

Capitán Ryder

miércoles, 4 de noviembre de 2020

Ahora quieren la firma (Capitán Ryder)



Envían enlace por correo electrónico del colegio al que van mis hijos. ¡Peligro!, el gobierno ha elaborado un engendro de ley de educativa que amenaza la libertad en la educación. ¡Hay que movilizarse!, proclaman con gravedad, ¡nos jugamos mucho!.¡ Todos a firmar las distintas cartas y propuestas!

El caso es que no hay nada amenazado, si acaso, hay un cadáver que ya apesta del que nadie se atreve a decir que está muerto. Es el cadáver de la educación católica, que lleva muerto muchos años, aunque creo que existen varios miles de colegios nominalmente religiosos en España.

Creo que en el año 85 el entonces ministro socialista, Maravall, aprobó la LODE, supuestamente para introducir en España la modernidad en la educación y copiar el entonces adorado modelo sueco, la comprensividad. Ahora, los alumnos serían más listos, entenderían todo mucho mejor pues el nuevo método arrasaba con el tradicional sistema de estudio, memorización etc. Ahora, lo importante no era trabajar ni estudiar, lo importante era comprender.

Uno de los pocos intelectuales de este país que lanzó la voz de alarma, refiriéndose en su caso a la Universidad, fue Gustavo Buenos, quién afirmó «la universidad española tardará 35-40 años en recuperarse de esta ley». El entrañable filosofo se equivocó de cabo a rabo, pues eso significaría que ahora empezaríamos a salir del pozo. Nada más lejos de la realidad, la educación se encuentra en el fondo de la fosa de la Marianas. Creo que, físicamente, es imposible descender más en este mundo.

El caso es que, algunos padres católicos, entre ellos el mío, vieron los otros peligros, no sólo los académicos, que traía la citada ley y se lanzaron a las calles azuzados por los obispos y religiosos de la enseñanza. Más de 400 kilómetros hicieron por las carreteras de entonces para que aquel atropello no se llevase a cabo. Para intentar que sus hijos, y los hijos de sus hijos, «pudiesen educarse en el colegio a la manera católica».

Hasta ese momento, los colegios religiosos dependían de los alumnos que pudiesen atraer pero gozaban de bastante autonomía educativa.

El asunto terminó como suele. Los religiosos, obispos etc negociaron con el gobierno lo único que lleva mucho tiempo importando, el dinero.

Se establecieron los llamados «conciertos educativos», un mecanismo absolutamente perverso. Un resumen rápido sería más o menos el siguiente: El estado fijaba del ronzal a todos estos colegios. Ahora pagaba por lo que podía meter mano a lo que se hacía y decía en las aulas. Es más, ahora marcaría el paso.

Los colegios se olvidaban de problemas. Ya no dependían de captar alumnos, ahora el estado aseguraba el dinero, eso sí, con un importe exiguo pues subvencionaba entre el 75%-85% del dinero necesario.

El Estado se ahorraba un pico en un momento de necesidad pero ya había introducido el caballo de Troya en los colegios. Era cuestión de tiempo que los dominase de cabo a rabo.

Al mismo tiempo, el estado declaraba la educación gratuita pero miraba para otro lado para que los colegios pudiesen cuadrar los balances con las llamadas «cuotas voluntarias». Esas cuotas a pagar por llevarlos a ese colegio y que te recomiendan no se te olvide ninguna.

Una vez los colegios vieron asegurada su subsistencia económica se olvidaron de la mala influencia que esto podría tener en el futuro y «desmovilizaron» a su rebaño. Nunca mejor dicho. Ya no hacía falta protestar, se había llegado a un acuerdo.

A partir de entonces mi padre siempre repetía «se han vendido por un plato de lentejas».

Más tarde, durante la presidencia de Zapatero se elaboró la ley de Educación para la ciudadanía, asignatura con un contenido radicalmente anticatólico.

De aquellos días es la famosa arenga del Cardenal Cañizares a las congregaciones que regentaban colegios sobre la adaptación del contenido de dicha asignatura, que es lo que todos perseguían en aquel escenario, «decir ya la adaptaremos es colaborar con el mal». Tiempo después, el Cardenal Cañizares se reunía con la Vicepresidente María Teresa Fernández de la Vega y llegaba a un acuerdo (*). A partir de entonces ya no cogía el teléfono a los padres a los que había incitado a combatir. Esto es información, no opinión.

Este mismo verano, mi colegio, me enviaba un correo a mediados de junio, con el curso ya terminado, en el que se informaba que el modelo educativo cambiaría a partir de este curso. Ahora primaría el ordenador, un modelo que considero supone un problema de primer orden desde el punto de vista antropológico.

A la asociación de padres, supuestamente nos representa, debió parecerle bien pues nada dijo. Ni el medio, un correo con el curso terminado, ni el cambio de modelo anunciado, les hizo levantar una ceja. Si se cambia el modelo educativo y tu asociación de padres ni siquiera tiene opinión queda poco por hacer.

En el bis a bis que solicité con el colegio se me indicó que aquello eran «lentejas, que si quieres las tomas y sino las dejas». Y en última instancia «que ahí tenía la puerta». Y nuestros hijos usados como rehenes. Todo en orden. Por cierto, el «cambio de modelo educativo» suponía 350 euros por alumno, ¡que el progreso no se paga solo!

Y es en este punto del camino en el que nos pide oponernos a la ley de la ministra Celaá. Es decir, Celaá 1 (el colegio), nos dice que cuidado con Celaá 2, que tiene unas ideas muy malas.

No dudo de que Celaá 2 tiene unas ideas horrorosas, pero aplico a Celaá 1 el genial chiste de Les Luthiers «si tu amigo te apuñala por la espalda replantéate su amistad». No, lo tengo claro desde hace un tiempo, con Celaá 1 no voy ni a la vuelta de la esquina.

Por último, y para terminar, reitero que no hay nada que salvar, ni la educación católica que no existe, ni la libertad de elección, pues nada pintamos ahora tampoco los padres en nuestros colegios.

Capitán Ryder

(*) Dicen que parte del acuerdo fue que el Gobierno pagaría el viaje a España del Papa de entonces Benedicto XVI. Lo primero es lo primero, pueden seguir corrompiendo a nuestros hijos pero la visita del papa sale gratis. ¡Ni tan mal! debieron pensar en la Conferencia Episcopal Española.

Nota: Por eso critico las posturas de Juan Manuel de Prada. Podrá elaborar un discurso teórico fetén sobre el Pin parental de Vox, como el sálvese quien pueda que implica, pero la verdadera tragedia es que quienes deberían guiarnos y ayudarnos están con el enemigo. Y de esos, nada dice, salvo de una manera genérica.

domingo, 19 de abril de 2020

LA CCE AL RESCATE DEL GOBIERNO (Capitán Ryder)



El coronavirus se ha extendido por todo el mundo pero no en todo el mundo está teniendo la misma incidencia, ni sanitaria ni económica.

Ahora mismo, España parece que va camino de triunfar negativamente en todas ellas, a la espera de que ese país disfuncional que es Bélgica nos pueda arrebatar el dudoso honor en alguna de ellas.

Cualquiera que esté atento a la realidad española conocerá las noticias de las últimas semanas.

Básicamente, el gobierno para no estropear sus aquelarres feministas retrasó la adopción de medidas sanitarias que ha tenido como resultado ahora mismo el mayor número de muertos por millón de habitantes en todo el mundo.

Su incapacidad ha hecho el resto; aún hoy día los sanitarios no tienen los equipos de protección adecuados, muchos de ellos adquiridos a proveedores de dudosa calidad. También estas acciones han tenido una consecuencia, todo lo tiene; y es que España sea el país con el mayor porcentaje de sanitarios contagiados. En países como Polonia y Eslovaquia hay máquinas expendedoras de mascarillas de la más alta calidad mientras que aquí, ayer, eran retiradas miles de mascarillas que han estado usando los sanitarios con defectos de calidad. Muchos de ellos ya han sido aislados por si se hubiesen contagiado.

El gobierno, lejos de pedir disculpas o buscar sinceramente enmendar sus acciones, se ha lanzado directamente a las persecución de aquellos ciudadanos que puedan poner en cuestión la versión oficial: amenazas de cárcel para quien «difunda bulos o noticias falsas», ruedas de prensa en las que las preguntas son seleccionadas por el gobierno, por lo que en muchas ocasiones se han leído directamente las respuestas, subvenciones a las 4 televisiones privadas para tapar la gestión del gobierno y la oferta de unos pactos políticos que no buscan que todo el país sea participe de un gran acuerdo sino que es presentado como un trágala total. El gobierno aprobó la investidura con el partido político del grupo terrorista ETA, independentistas y comunistas. Estos pactos seguirían en vigor y los partidos de oposición se deberían adherir, sin más crítica, a lo que entre ellos se acuerde.
Es una manera de hacer culpables a todos del desastre económico con el que nos encontraremos al salir de casa.
En estas circunstancias la Conferencia Episcopal Española ha salido al rescate del gobierno con unas manifestaciones y un comunicado realmente repugnantes. Confieso que incluso a mí, que presumo de la imposibilidad de sorpresa en estos temas, me ha dejado estupefacto. Bien harían nuestros pastores en todo lo que afecte al gobierno en comprarse unas rodilleras dado que esa parece ser la posición por la que han optado.

Infovaticana informaba el otro día de un comunicado en el que se daban las gracias a los medios de comunicación, por, textual:
En estos momentos difíciles, los medios de comunicación nos permiten conocer lo que está ocurriendo con todos sus matices y sus complejidades, ponen en contexto las informaciones y dan respuesta a nuestras preguntas. Además, difunden las indicaciones que señalan las autoridades competentes, que hemos de vivir en este momento como sociedad, y ayudan a desmentir las noticias falsas y los bulos que pueden angustiar o hacer caer en la desesperación o el desorden. Vuestro servicio es esencial para una sociedad que ama la libertad y la verdad. Queremos destacar el papel de las empresas de comunicación y la labor social que vosotros, periodistas, corresponsales y comunicadores, lleváis a cabo en esta epidemia: acortando las distancias geográficas y sociales, abrís una ventana a la esperanza y al futuro, dais a conocer iniciativas solidarias y ofrecéis a los que están confinados en casa múltiples posibilidades para estar conectados con el mundo y para desarrollar sus cualidades. Sin olvidar, la capacidad de entretener con programas de humor, con el cine o la música, que nos permite salir de una rutina diaria necesariamente estrecha, y nos puede vincular con lo mejor de la humanidad, el arte y la cultura. Sin esta labor de los medios de comunicación, este aislamiento sería muchísimo peor. Cuando mueren las esperanzas de los pueblos, desaparecen las culturas. Por ello, a vosotros hombres y mujeres de la comunicación en España os pedimos que no os canséis, en medio de este oscuro panorama. Sed portadores de la verdad y la esperanza en todo aquello que hacéis y comunicáis, para que vuestras noticias y programas alcancen el corazón de la ciudadanía dolorida. Sabed que estáis presente en nuestras oraciones para que el mal de este espantoso virus no os alcance y podías gozar siempre de la “salud del alma y del cuerpo”.
Unos comentarios sobre los resaltados, por mí, en negrita:

1er párrafo. En España en concreto los mayores difusores de noticias faltas han sido las 6 cadenas de televisión en comandita con el gobierno. Y, como nos han contado después, era porque así se lo decía el gobierno. A la pregunta de por qué no han acertado ni una en toda la crisis han señalado que se limitaban a decir lo que les transmitían del gobierno. Es decir, no han difundido las indicaciones del gobierno, sino el mensaje que el gobierno quería transmitir en cada momento. Así, en cada momento, gobierno y medios nos han dicho:
  • Las mascarillas no servían para nada, incluso era contraproducente llevarlas.
  • No había peligro, era más o menos una gripe. No había que tomar precauciones especiales.
  • Había que acudir a las manifestaciones feministas del 8 de marzo, el «machismo es más peligroso que el coronavirus».
  • Se podía hacer vida normal.
  • No había que limpiar zapatos y ropa al llegar a casa.
  • No había que cerrar fronteras, no servía para nada.
  • El que diga lo contrario es un alarmista que debe ser señalado y ridiculizado. Lo que afirma no tiene ninguna base científica.
Todas estas afirmaciones transmitidas por el gobierno y repetidas hasta la saciedad por los medios nos han llevado a un contagio masivo y el posterior colapso sanitario que se ha traducido en más de 20.000 muertos oficiales, alrededor de 40.000 reales si nos atenemos a la información de los registros civiles.

Con toda España encerrada en sus casas y cientos de miles de españoles estrenando su nueva situación de desempleados el gobierno aprobaba una subvención para los medios de 15 millones de euros y un aumento de la publicidad institucional de más de 30. Las televisiones españolas sumaron el año pasado más de 300 millones de beneficio.

Pues sí, aquellas televisiones y medios que nos han mentido sobre las medidas a tomar, sobre los muertos, que han aceptado las ruedas de prensa con filtrado de preguntas y que no quieren saber donde se compra el material sanitario defectuoso que llega a España son «los que nos permiten conocer lo que está ocurriendo, con todos los matices y complejidades» y quiénes «luchas contra los bulos y noticias falsas».

No sólo eso, además han sido cómplices de la campaña del gobierno para amenazar a a los pocos medios discrepantes y a todos aquellos ciudadanos anónimos que a través de twitter van desmontando una por una las mentiras gubernamentales apoyadas por estos mismos medios. Abiertamente se habla, con una normalidad escalofriante, de imponer 5 años de condenas a quien difunda lo que el gobierno establezca como bulo. Ni una verdad en este párrafo.

2do párrafo. Hace tiempo que uno se pregunta qué concepto de esperanza tienen nuestros obispos y cardenales. Al principio de la crisis el Cardenal Omella hablaba de que las iglesias permaneciesen abiertas porque daban «una cierta esperanza«. Da la casualidad de que la Iglesia siempre ha predicado como certeza que la Fe en Jesucristo lo que da es una ESPERANZA CIERTA. El orden de los factores aquí si altera, y mucho, el significado de la ecuación.

Lo mismo en este caso, donde los medios, especialmente las televisiones, continúan abriendo una ventana al estercolero más hediondo.

Televisión española ha entendido lo del entretenimiento estrenando un programa «de humor» sobre las historias de los españoles en la reclusión de su hogar. Una serie de scketch, supuestamente humorísticos. Por supuesto, con los actores más próximos al gobierno. El programa se estrenó cuando ya llevábamos más de 10.000 muertos. ¡Ay qué risa!

3er párrafo. Por mí pueden cansarse desde ya. Si mañana, mejor hoy, cerrasen todas las televisiones España sería un país mucho mejor y el odio cainita que esparcen cesase, sobre todo por parte del periodista de cabecera del Papa en España y su cadena, la mejora sería evidente.
 
La otra gran aportación ha llegado de ese pan sin sal que es el Cardenal Blázquez.

Para dar un respaldo a esos nuevos pactos que quiere perpetrar el gobierno ha manifestado «necesitamos renovar el espíritu de la Transición, porque sólo unidos venceremos esta pandemia».

Dejando a un lado que hay ya 40.000 personas que no van a vencer nada, no al menos en esta vida, agradecería que nuestros obispos nos hablasen algo más de la Biblia y dejasen de tocar las narices con la Constitución y sus derivados. Ahora mismo, el partido de la banda terrorista ETA gobierna con el PSOE en España y en Navarra.

Háganse, hágannos, un favor nuestros obispos y no se hagan más daño a ellos, a nosotros y a la Iglesia. Si no tienen nada mejor que decir, por favor, ¡cállense!

Capitán Ryder

Bonus Track: En las distintas páginas web del Gobierno de España sólo he encontrado un pésame en toda esta crisis. Más de 40.000 personas han muerto pero sólo uno ha merecido este detalle. Sí, ha sido Riay Tatary, presidente de la Comisión islámica de España. 

En el twitter de la CEE, revisado desde el 5 de abril hasta este viernes se daba la misma curiosa coincidencia. En el caso de la CEE no había un único tweed sino dos. A día de hoy les falta por dar entre 20 y 40 mil condolencias. Esperamos: tic, tac, tic, tac, ...

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NOTA: Ver la noticia del 15 de abril, de Carlos Esteban, hablando precisamente sobre este problema de la CEE

sábado, 28 de marzo de 2020

¿COMO SALDREMOS DE ESTA CRISIS? (I) (Capitán Ryder)



 
Es una pregunta recurrente entre periodistas, filósofos y hombres de Iglesia estos días.

Muchos de ellos deslizan o manifiestan abiertamente la idea de que «es un grito de la naturaleza», una especie de venganza de la Tierra.

Ésta es la respuesta que dan muchos pastores empezando por el propio Papa.

Ligada a esta idea, necesariamente, va la negación de que se pueda tratar de un castigo Divino. En la Iglesia moderna esta posibilidad nunca forma parte de la ecuación.

De ahí que en este pontificado, por ejemplo, no se exhorte a la conversión - alguna vez se ha hecho de manera retórica - salvo la «ecológica». El único pecado que habría que dejar atrás sería éste. En el resto «la Iglesia hospital de campaña» realizará un «acompañamiento» en el que nunca se planteará ninguna exigencia clara de cambio de vida.

Así, por ejemplo, con motivo del coronavirus decía el Cardenal Cristóbal López Romero, Arzobispo de Rabat:
«no se debe pensar que el coronavirus es un castigo de Dios, sería una blasfemia».
«No hagamos a Dios responsable de lo que es nuestra responsabilidad, nuestra forma de vida, nuestra forma de actuar. Volvamos a Dios en la oración para pedirle que nos libere de este flagelo, pero asumiendo nuestras responsabilidades».
El Papa Francisco lo planteaba de modo más directo en la entrevista con Jordi, como llama cariñosamente a quien constantemente se burla de los católicos:
«Dios perdona siempre. Nosotros perdonamos de vez en cuando. La naturaleza no perdona nunca. Los incendios, los terremotos…la naturaleza está pataleando para que nos hagamos cargo del cuidado de la naturaleza».
Y a la pregunta, ¿Es usted optimista? respondió con el conjunto de lugares comunes marca de la casa:
«Es una palabra que no me gusta, porque el optimismo me suena a maquillaje. Yo tengo esperanza en la humanidad, en los hombres y en las mujeres, tengo esperanza en los pueblos. Tengo mucha esperanza. Los pueblos que van a tomar de esta crisis enseñanzas para repensar sus vidas. Vamos a salir mejores, menos, por supuesto. Muchos van a quedar en el camino y es duro. Pero tengo fe: vamos a salir mejores».
Unas manifestaciones, no son las únicas estos días, de personas ligadas a la Iglesia, que muestran la nadería intelectual y, sobre todo, espiritual en la que se mueve el catolicismo.

Este pensamiento se desmontaría con una única pregunta:
¿Cómo explican la epidemia de peste negra que en sus cálculos más optimistas dejó por el camino un tercio de la población en Europa? ¿Alguna afrenta especial realizada a las ratas o las pulgas ligadas a éstas, que eran los agentes transmisores? ¿demasiado CO2 en una época en la que sólo se usaba la leña? ¿no reciclaban lo suficiente?
Es simplemente ridículo.

Pero dejando un planteamiento, digamos, en el plano de la lógica, me interesa mucho los mensajes que lanza sobre la Fe.

Para sostener la idea de que Dios no castiga nunca (dan igual los pecados de los hombres) hay que pasar casi por encima de la totalidad de la Biblia: el diluvio, Sodoma y Gomorra, los Salmos que nos hablan de un «Dios celoso» «al que sólo a él adorarás y darás culto» o las palabras del propio Jesús camino del calvario. En este último caso tomemos lo que dice Charles Journet:
La primera palabra es relatada por San Lucas. Jesús, poco antes de ser puesto en la Cruz, hizo entrever el abismo de la injusticia de los hombres. Los castigos que ésta desencadena son espantosos. «Le seguía una gran muchedumbre del pueblo y de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Vuelto a ellas, Jesús dijo: ¡Hijas de Jerusalén!, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos, porque vendrán días en que se dirá: “¡Dichosas las estériles, y los vientres que no engendraron, y los pechos que no amamantaron!”. Entonces dirán a los montes: “Caed sobre nosotros”; y a los collados: “Ocultadnos”; porque si esto se hace con el leño verde, con el seco, ¿qué será?» (Lc 23, 27-31).
Pero además, la idea tiene un contrasentido total porque lo que se afirma indirectamente es que si Dios castigase sería un Dios cruel, nada misericordioso, pero si es la naturaleza a la que le imputa la situación actual, en este caso, sería una naturaleza sabia, que se revuelve ante los pecados de los hombres con toda la razón del mundo. 

¿Cabe mayor despropósito? El mismo supuesto castigo sería purificador en el caso de la naturaleza y absolutamente cruel en el caso de Dios.

Esta idea, entre otras, explica las profanaciones constantes de muchos hombres de Iglesia en las décadas pasadas: conciertos de rock en Iglesias, comidas, instalación de urinarios, encuentros ecuménicos, etc. Cualquier cosa tiene que ser soportada por Dios sin rechistar. Otra cosa es el hombre moderno o la naturaleza a quienes cualquier arañazo tiene que ser necesariamente vengado.

El segundo párrafo de Francisco tampoco tiene ninguna base católica, más bien al contrario. Podía haber sido dicho por cualquier político de la actualidad. Una esperanza en salir mejor de la crisis sin volver la mirada a Dios, sin la Gracia Santificante. Simplemente, porque sí, como si el hombre no estuviese herido por el pecado original. Como si fuese suficiente tropezar en una piedra para aprender.

Aquí también la historia le desmiente.

Por eso, a la pregunta de ¿cómo vamos a salir de esta crisis? Parece claro que no lo haremos con mejor teología que la que entramos.

Capitán Ryder

NOTA: No sé si es un castigo o no, pero se me ocurren pocas sociedades más apóstatas que ésta. No sólo eso, que hagan gala, en su vida diaria, de la constante burla a Dios. Se podrían poner mil ejemplos. Pero, según la teología moderna, esto no es motivo de castigo; otra cosa es no reciclar la basura en, al menos, cuatro cubos distintos.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Otro Kolbe (Capitán Ryder)




Julio de 1941. Un prisionero ha escapado del campo de concentración de Auschwitz. Todos los prisioneros saben qué ocurrirá.

Al día siguiente forman en el patio largas horas hasta que al atardecer se selecciona a 10 de ellos para ser ejecutados. Es el precio a pagar por la fuga.

Cuando señalan a uno de ellos este grita «He perdido a mi mujer y ya no veré a mis hijos».

El padre Kolbe da un paso al frente y se ofrece en lugar de ese prisionero. El director del campo acepta.

Son confinados en un bunker subterráneo y privados del suficiente alimento y agua mueren antes de 2 semanas. Todos excepto el padre Kolbe que es sacado nuevamente y asesinado mediante inyección letal.

Dice Romanos 5:20 que donde abundó el pecado sobreabundó la gracia.

Y sí, esta crisis que ha sacado lo peor de muchos, empezando por nuestros gobernantes(1), también ha sacado lo mejor de otros.

El P Giuseppe Berardelli, sacerdote de 72 años de Casnigo (Bérgamo), renunció al respirador que necesitaba y que su comunidad parroquial había comprado solo para él. Y lo hizo para que el respirador pudiera ir a otra persona. Alguien más joven, pero enfermo como él. Alguien que no sabía del sacrificio del sacerdote.

DEP(2).

Capitán Ryder

 
(1) Hablo de los españoles que es a quienes he visto actuar, con una responsabilidad claramente criminal.

(2) A este sacerdote, a los más de 3.000 españoles y al resto de fallecidos «Dales Señor el descanso eterno y brille para ellos la Luz eterna»