Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
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lunes, 9 de octubre de 2023
La gran subversión
lunes, 2 de enero de 2023
La profecía de Benedicto (Carlos Esteban)
En una fecha ya tan lejana como 1968, recién terminado aquel concilio del que se esperaba una ‘primavera eclesial’, cuando aún no era siquiera obispo, Joseph Ratzinger compartió su sorprendente visión sobre el futuro de la Iglesia: “Tendremos sacerdotes reducidos al papel de trabajadores sociales y el mensaje de fe reducido a una visión política. Todo parecerá perdido, pero en la fase más dramática de la crisis, la Iglesia renacerá. Será más pequeña, casi catacumba, pero más santa”.
Es un proceso que ya estamos viviendo, siquiera en sus primeras fases, ocultado en parte por la inercia y la gradualidad del fenómeno. El sueño de la masonería, de la Ilustración y del marxismo está a punto de cumplirse. Pero lo que llegue, me temo, va a ser muy distinto de lo que muchos esperan.
Nunca en la historia hemos vivido algo así, con lo que es imposible calcular sus consecuencias. Occidente fue pagano durante milenios, luego cristiano. Pero el cristianismo cultural, social, no es un paréntesis, no va a volver el paganismo, sino el postcristianismo, que es un vacío.
En su ingenuidad, cuando Voltaire firmaba con su feroz ‘Ecrassez l’infame!”, los ilustrados confiaban que al reinado de la fe le sucedería el triunfo de la razón. Ninguno de ellos, ninguno de los grandes nombres de ese tiempo, llegaron a ver entronizada a una actriz de variedades entronizada en Notre Dame como la Diosa Razón ni el terrible baño de sangre que trajeron ‘las Luces’.
Hoy la influencia social del cristianismo es pequeña y disminuye a toda velocidad, pero resultaría sarcástico concluir que lo que gobierna hoy nuestras sociedades es ‘la Razón’. La naturaleza aborrece el vacío, y al desvanecerse de los principios cristianos le está sucediendo otra dogmática, otro culto, y la más desnuda adoración al puro poder.
Muchos quieren ver en esta paulatina reducción de los cristianos a un ‘pusillus grex’, un rebaño diminuto e insignificante, sin influencia social alguna, el anuncio del final de los tiempos. Es, claro, perfectamente posible. Siempre lo es. Pero si Cristo insistió en que no sabemos “el día ni la hora” y en que el fin llegará como un ladrón debe significar que vamos a equivocarnos muchas veces de fecha.
Puede perfectamente tratarse, como parecen insinuar las palabras de Ratzinger, de un volver a empezar de cero, de una vuelta a las catacumbas, sí, pero recordando que en las catacumbas se forjó una fe que convirtió a todo un imperio.
lunes, 17 de mayo de 2021
El diagrama de Biderman métodos de persuasión colectiva en tiempos de pandemia [comentado por José Martí]
Duración 4:09 minutos
Nuestra libertad, tanto la individual, como la del resto de la humanidad, está en juego con este Nuevo Orden Mundial que se nos ha impuesto, com motivo de esta "pandemia"; y se ha hecho de un modo arbitrario en la mayoría de los casos. No está probado científicamente ni la efectividad de las mascarillas ni la validez de los PCR ni, por supuesto, la bondad de las "vacunas" (que no son tales).
Y, sin embargo, lo aceptamos todo "dócilmente" como corderitos ... sabedores de que quienes están en la cúpula del Poder y mueven los hilos, son personajes siniestros, opresores e inmorales, a quienes les importa un bledo el bienestar real de la gente. De hecho, en las llamadas "vacunas" (que no son tales) se está realizando un proceso de utilización masiva de las personas como conejillos de indias, para un experimento: EXPERIMENTACIÓN CON PERSONAS HUMANAS. Esto es muy grave. Y, sin embargo, la gente calla y otorga. Y es que no se admiten voces disidentes, ni siquiera de científicos de un gran prestigio internacional. Se les silencia o incluso se les denigra. Y es que tienen todo el poder mediático, mediante el cual manipulan a la población (esto es, les mienten) sobre asuntos gravísimos.
Por un temor INDUCIDO POR ELLOS, pero sin estudios científicos serios que lo respalden, están limitando la libertad de todos y de cada uno, hasta llevarnos a a la esclavitud total. Y la gente no sólo no se rebela sino que a todo el que disienta de la "mentirosa versión oficial" lo denigran (la misma gente) como si estuviese siendo un irresponsable que está esparciendo el virus por dondequiera que vaya. Es un poder maléfico éste de la Televisión, una televisión que ha renegado de su función de informar con veracidad a la gente; se han dejado comprar por dinero por estos indeseables que sólo buscan la destrucción de la humanidad. Y de hecho, hablan abiertamente de ello, sin más, como diosecillos diabólicos: Nueva Normalidad, Nuevo Orden Mundial, Agenda 2030, etc... cosas todas ellas que deben de ser aceptadas sí o sí ... porque ellos lo han decidido.
¿Hasta dónde van a ser capaces de llegar? Desde luego, va a depender mucho de la reacción de la gente ante esas imposiciones manipuladoras. Pero, para ello, sería necesario que la gente dejara de ver la televisión basura y asquerosa; y sobre todo y lo más importante: la gente debería volverse hacia Dios, a quien le han dado la espalda. Sólo si Cristo reina en los corazones y en la sociedad, ésta puede salvarse. De lo contrario, y cada día con más furor, la evolución programada por la UE, la OMS, Soros, Bill Gates, la masonería poderosa que se esconde también detrás de todo esto ... acabará esclavizando a toda la Humanidad.
Porque, por otra parte, no deberíamos olvidar que en el trasfondo de todo lo que está ocurriendo, el verdadero "vencedor" y "señor del mundo" es el Diablo, en cuya existencia casi nadie cree pero que, por eso mismo, campea a sus anchas, sin apenas obstáculos que se le opongan. El único obstáculo contra el que no puede es Jesucristo. Y por eso se va encargando de que todos los Estados Poderosos del Mundo persigan a los cristianos (a los verdaderos cristianos) hasta acabar con toda rebelión contra su Agenda.
Por supuesto que Dios no lo permitirá y actuará. Pero dada la apostasía generalizada que existe, podría ocurrir que todo cuanto está ocurriendo ahora no sea sino un preludio de que el fin del mundo se acerca. No lo podemos saber, pero todas las señales profetizadas por Jesús se están cumpliendo: un mundo que, en su totalidad, ha perdido la fe; la persecución a todos los que creen en el nombre de Jesús, "pensando", incluso, que así obran bien; y un largo etcétera.
Y, sin embargo, tenemos las palabras de Jesús que, como siempre, son consoladoras: "No tengáis miedo. Yo he vencido al mundo. Y Yo estaré con vosotros hasta el final de los tiempos". Y su consejo es muy claro: "Cuando comiencen a suceder estas cosas, tened ánimo y levantad vuestras cabezas, porque está cerca vuestra redención" (Lc 21, 28)
José Martí