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martes, 13 de noviembre de 2018

Viganò reaparece para animar a los obispos americanos a que sean “pastores valientes” (Carlos Esteban)



El hombre más buscado de la jerarquía católica, el arzobispo Carlo María Viganò, ha reaparecido en plena crisis entre el Vaticano y el episcopado americano con una breve nota en la que anima a los obispos de Estados Unidos a que sean “valientes pastores” y no “ovejas asustadas”.
“Queridos Hermanos Obispos de Estados Unidos”, comienza la breve nota del ‘desaparecido’ Viganò dirigida a los prelados estadounidenses, reunidos en Baltimore en asamblea plenaria. “Escribo para recordaros el sagrado mandato que recibisteis el día de vuestra ordenación episcopal: llevar el rebaño a Cristo. Meditad las palabras de Proverbios 9:10: El temor del Señor es el principio de la sabiduría. No os comportéis como ovejas asustadas, sino como valientes pastores. No temáis alzaros y hacer lo correcto por las víctimas, por los fieles y por vuestra propia salvación. El Señor actuará con cada uno de nostros según nuestras acciones y omisiones”. Y concluye: “Ayuno y rezo por vosotros”.
Si parecía imposible tensar aún más la situación entre la jerarquía norteamericana, esta nota sin duda lo ha conseguido. El mensaje del ‘arzobispo a la fuga’ llega sólo un día después de que se haya iniciado en Baltimore una esperadísima asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos de la que el Vaticano, solo 24 horas antes de su comienzo, ha obligado a retirar el asunto central, casi el único: la estrategia para responder a la crisis de abusos y encubrimiento de abusos sexuales por parte de clérigos.

Los obispos tenía ya preparadas dos propuestas, una para fijar las directrices de conductas de los obispos en este asunto y otra, aún más importante, para crear una comisión de investigación permanente liderada por laicos para tratar denuncias contra obispos por encubrimiento. 

El cardenal DiNardo, visiblemente contrariado, no ha podido dejar de expresar su “decepción” por esta orden de última hora, supuestamente emitida por la Congregación de los Obispos, dirigida por el cardenal canadiense Ouellet.

Supuestamente, el Vaticano prefiere que el asunto sea tratado en el sínodo ‘ad hoc’ proyectado para febrero de modo que sea aplicable a la Iglesia Universal, pero lo sorpresivo de las perentorias instrucciones sugieren que Su Santidad no se fía del episcopado norteamericano ni tiene el menor deseo de que los laicos tengan voz en este asunto.

También se especula con la idea de que en la Curia no ha sentado especialmente bien la cantidad de obispos norteamericanos que, o bien han testimoniado la integridad del carácter de Viganò con motivo de la publicación de su demoledor testimonio, o bien han hecho pública su solicitud al Vaticano para que se aclaren las acusaciones vertidas por el arzobispo.
Carlos Esteban