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sábado, 22 de septiembre de 2018

El Vaticano alcanza un acuerdo provisional con la tiranía comunista china (Carlos Esteban)


Desde la larga lucha de la Iglesia medieval por librarse de las investiduras, es decir, de la intromisión del poder civil sobre los nombramientos de las autoridades eclesiásticas, no vivíamos en el catolicismo un momento así.

Pero la diferencia es de bulto, enorme: mientras que los monarcas y emperadores que se entrometían en los nombramientos de obispos y abades compartían con la Sede de Pedro una misma fe católica, en ete caso las designaciones y el control quedarán en manos de un Partido Comunista no meramente ateo, sino abiertamente beligerante con cualquier creencia, espcialmente la cristiana.

En un comentario en tuit, el director del órgano jesuita La Civiltà Cattolica, el padre Antonio Spadaro, hombre de confianza del pontífice, compara el acuerdo con el concordato con la España franquista, no sabemos si por ignorancia, oportunismo o simple vileza.

Así lo da el comunicado de la Santa Sede:

En el marco de los contactos entre la Santa Sede y la República Popular de China, que están en curso desde hace tiempo para tratar cuestiones eclesiales de interés común y promover ulteriores relaciones de entendimiento, hoy, 22 de septiembre de 2018, se ha celebrado una reunión en Beijing entre Mons. Antoine Camilleri, Subsecretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, y S.E. el Sr. Wang Chao, Viceministro de Asuntos Exteriores de la República Popular de China, respectivamente Jefes de las delegaciones vaticana y china.
En el contexto de esta reunión, ambos representantes firmaron un Acuerdo Provisional sobre el nombramiento de los obispos.

El Acuerdo Provisional antes mencionado, que es fruto de un acercamiento gradual y recíproco, se estipula después de un largo proceso de delicadas negociaciones y prevé evaluaciones periódicas sobre su implementación. Trata del nombramiento de los Obispos, una cuestión de gran importancia para la vida de la Iglesia, y crea las condiciones para una colaboración más amplia a nivel bilateral.

La esperanza compartida es que este acuerdo fomente un proceso de diálogo institucional fructífero y con visión de futuro y contribuya positivamente a la vida de la Iglesia Católica en China, para el bien común del pueblo chino y para la paz en el mundo.

Debajo de toda esa palabrería, el acuerdo significa que, para conseguir el reconocimiento oficial de las autoridades vaticanas por parte de los comunistas chinos, la Iglesia reconoce la cismática y excomulgada Iglesia Patriótica China, creación del Partido Comunista, obliga a renunciar a obispos fieles para poner en su lugar a los cismáticos, y deja en manos de una tiranía activamente atea el control de la vida eclesial en China.

Con esto se cumplen los peores temores del cardenal Joseph Zen, arzobispo emérito de Hong Kong, expresados esta misma semana en una entrevista concedida a la agencia Reuters en la que llegó a pedir al Secretario de Estado caticano, cardenal Pietro Parolin, que renuncie, dudando, además, de que su colega en el cardenalato mantenga la fe. “No creo que tenga fe”, aseguró Zen de Parolin. “Es solo un buen diplomático en un sentido muy secular y mundano”.

“Están entregando el rebaño en boca de los lobos. Es una traición increíble”, sentenció Zen.

Carlos Esteban