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martes, 2 de abril de 2019

Francisco ignora el congreso de la familia y recibe a activistas LGTBI (Carlos Esteban)



Vuelve a desconcertar Su Santidad recibiendo en audiencia privada a un grupo de activistas gay mientras ignora un congreso mundial de la familia que este año se celebra en la cercana Verona y que siempre ha recibido un especial apoyo de la jerarquía eclesiástica.

Hablábamos ayer de la ambigua posición que parece mantener el Santo Padre con respecto a la homosexualidad, y acaba de dar una nueva prueba al recibir en audiencia privada a un grupo de activistas LGTB mientras desdeña el Congreso Mundial de la Familia que se celebra en Verona con el objetivo de celebrar y defender la familia natural, una causa que siempre ha contado con el apoyo activo y entusiasta de la Iglesia.

El Santo Padre ya declaró en la rueda de prensa en el vuelo hacia Marruecos que no se ha interesado por el congreso y que, por lo demás, hace suyas las palabras de su secretario de Estado, Pietro Parolin: coincide en la sustancia pero no en “las formas”.

Es un modo evidente de distanciarse y, de hecho, por primera vez en la historia del congreso, la representación de la Iglesia ha sido mínima: el obispo del lugar, Giuseppe Zenti y poco más.

Por no haber, no hay ni siquiera, que sepamos, una audiencia privada prevista para los organizadores del congreso. Sí la hay, en cambio, para recibir a representantes de un grupo LGTB que lucha por la equiparación del matrimonio con las parejas homosexuales, algo que el propio Bergoglio, entonces Arzobispo de Buenos Aires, calificó de “trampa del demonio”.

Mientras, los vaticanistas esperan en tensión que se cumpla o se desmienta ese insistente rumor según el cual el Papa hará un “discurso histórico” sobre las uniones homosexuales y que coincidiría con el final de la citada audiencia.

La cuestión minuciosamente ignorada durante la pasada cumbre sobre los abusos, la apabullante proporción de sacerdotes y prelados homosexuales entre los perpetradores, no va a desaparecer, pero sí podría llevar a ‘reinterpretaciones’ y adaptaciones ‘pastorales’, como las que pretenden imponer por su cuenta los obispos alemanes.

Carlos Esteban