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viernes, 4 de noviembre de 2016

DERECHO A LA INMORALIDAD Y DERECHO A LA IMBECILIDAD (Eulogio López)



DURACIÓN 1:39 MINUTOS

COMENTARIO

Efectivamente, ¡no existe el derecho al error! ¿Derecho a mentir? ¿Derecho a violar? ¿Derecho a la homosexualidad? ¿Derecho al adulterio? ¿Derecho a robar? ¿Derecho a matar? ¿Derecho al aborto? ¿Derecho a insultar? ¿Derecho a fornicar? ¿Derecho a decidir el propio sexo?

En definitiva: no existe el derecho a saltarse a la torera la Ley de Dios. Quien así procede, comete una grave injusticia, no sólo contra Dios sino también contra los demás.

Una humanidad que se ha vuelto loca al rechazar a Dios amenaza con su autodestrucción

José Martí

El Video del Papa 11 – Países acogiendo a refugiados – Noviembre 2016


DURACIÓN 1:08 MINUTOS

Con este vídeo se acaban todos los correspondientes al "año de la misericordia" que finaliza el 20 de Noviembre, festividad de Cristo Rey

La apostasía inmanente (Padre Alfredo Saenz)


DURACIÓN 14:56 MINUTOS

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Una Gestora para Francisco (Fray Gerundio)



Es sabido que el Partido Socialista tuvo que redireccionarse hace un mes. La explicación iba de la mano de la locura en que había caído el Secretario General (Pedro Sánchez), cuando comenzó a conversar-dialogar-chalanear-planear con los izquierdistas más chuscos, chabacanos y de totalitarismo de baja estofa. Se le había subido tanto el cargo a la cabeza, se le había aumentado tanto la ambición, que estaba dispuesto a destrozar el partido con tal de llegar al poder. Encabritó, incluso a los que lo habían colocado en el puesto. La respuesta no se dejó esperar. Se formó lo que ellos llaman una “Gestora” que en un plis plas lo descabalgó de la Secretaría, nombró a un señor no-ambicioso para poner orden y concierto, y destrozó de golpe y porrazo lo que hubiera sido un descalabro para todo el Partido y -por supuesto-, para España.

No digo esto para poner como ejemplo a los socialistas, que tanto daño han hecho aquí y allá. Tampoco lo digo para poner en la picota a los actores de tamaña resolución. Es que se me ha ocurrido esto durante el rezo de Nona (con perdón), al repensar y recalcular los males que este llamado Papa está causando en la Iglesia. Los actos del pasado lunes en Lund (Suecia) están dividiendo a la Catolicidad, como otrora dividieron a la Cristiandad los de su amiguete Lutero. Ha sido de escándalo su afirmación de lo mucho que debemos a la Reforma y al Reformador. Basta ver lo que las páginas más cuidadosas con su persona y más delicadas a la hora de expresarse, están poniendo estos días. Se puede ver por aquí, o por aquí. Pero es que todas ellas tiene razón: este hombre está para que le coja por banda una Gestora de Urgencias y lo ponga de patitas en la calle.

La capacidad de enredo de este señor es impresionante. Incluso está dividiendo también a los mismos protestantes. Es increíble -y he de reconocer que muy divertido y jocoso-, ver el comunicado que hoy ha hecho la página protestante digital, poniendo en solfa el luteranismo de los suecos y suecas, enredados en lesbianismos y en una difícilmente aceptable fidelidad a Lutero (sic). Total que Francisco, cuando tiende puentes y abre espacios de diálogo superiores al tiempo, irrita incluso a los propios protestantes. No se conforma con amostazar a los católicos que todavía piensan, sino que además cabrea a los protestantes que todavía quieren que la Iglesia Católica abandone más su catolicidad. Ahora va a resultar que los pepinillos en vinagre que critican el viaje del Papa a Suecia están en comunión con los de protestante digital. Algo va mal. En Roma deberían analizar este tema, si el Jefe les deja.

Resultado: un fiasco, un lío y un fracaso. Todo, para seguir destruyendo el Catolicismo y la Tradición de la Iglesia que ya dejó claro en Trento por dónde iban los tiros.

Yo creo que haría falta una Gestora de Cardenales, como se habría hecho en otro tiempo, que le diga BASTA YA y que lo mande a beber mate en un sanatorio con buenos aires y con la puerta de salida cerrada.

Lamentablemente, los Cardenales que deberían actuar no lo hacen. No sé si por miedo, por complacencia, por acongojo o por imposibilidad. Lástima que ahora resulte que los socialistas son más valientes para sus cosas que los cardenales para las suyas. Tal como dijo el Señor: Los hijos de las tinieblas, son más sagaces que los hijos de la luz.

Esperaremos en el monasterio alguna declaración del pronto-flamante cardenal Osoro. O de alguno de los cardenales de Papúa, Mauricio, Chichihuahua o lo que sea. Porque ahora los cardenales ya se sabe que no son de Toledo, o de cualquier diócesis de tradición secular. Quizá por eso la Corte Pontificia está ahora tan dispersa.

Si no se formara la Gestora, al menos podría formarse un buen lío si alguno o algunos, se levantaran ya de una vez en contra de este Totalitarismo Personal. Como le dijo Dios a Abraham: –Si hubiera diez justos, no destruiría Sodoma.

Pues eso. A ver si conseguimos una Gestora con diez representantes.
Fray Gerundio

"La doctrina religiosa de Lutero" (Por el padre Alfredo Saenz)

Un estudio muy completo, riguroso y objetivo del luteranismo; de la doctrina de Lutero, en definitiva, tomando como base de reflexión los estudios del padre García-Villoslada, un experto conocedor de Lutero y de la Historia de la Iglesia. Altamente aconsejable.

Duración: 1 hora16 minutos
 

martes, 1 de noviembre de 2016

ORACIÓN ECUMÉNICA CONJUNTA EN LA CATEDRAL LUTERANA DE LUND (Papa Francisco en Lund, Suecia) [Comentada por José Martí]

FUENTE: VATICANO

(31 DE OCTUBRE - 1 DE NOVIEMBRE 2016)


HOMILÍA DEL SANTO PADRE

Lund
Lunes 31 de octubre de 2016

«Permaneced en mí, y yo en vosotros» (Jn 15,4). Estas palabras, pronunciadas por Jesús en el contexto de la Última Cena, nos permiten asomarnos al corazón de Cristo poco antes de su entrega definitiva en la cruz. Podemos sentir sus latidos de amor por nosotros y su deseo de unidad para todos los que creen en él. Nos dice que él es la vid verdadera y nosotros los sarmientos; y que, como él está unido al Padre, así nosotros debemos estar unidos a él, si queremos dar fruto.

En este encuentro de oración, aquí en Lund, queremos manifestar nuestro deseo común de permanecer unidos a él para tener vida. Le pedimos: «Señor, ayúdanos con tu gracia a estar más unidos a tí para dar juntos un testimonio más eficaz de fe, esperanza y caridad». Es también un momento para dar gracias a Dios por el esfuerzo de tantos hermanos nuestros, de diferentes comunidades eclesiales, que no se resignaron a la división, sino que mantuvieron viva la esperanza de la reconciliación entre todos los que creen en el único Señor.

Católicos y luteranos hemos empezado a caminar juntos por el camino de la reconciliación


 [¿A costa de qué? ¿Es que existe un proselitismo inverso? Nosotros, los católicos, no podemos intentar convencer a nadie de que su postura es errónea ... pero debemos reconocer nuestros errores y dejarnos convencer por aquellos que abandonaron la fe y se separaron de la Iglesia, siendo excomulgados: ¡Aquí falla algo! ¡No veo la lógica por ninguna parte!]

Ahora, en el contexto de la conmemoración común de la Reforma de 1517, tenemos una nueva oportunidad [¿?] para acoger un camino común [¿?], que ha ido conformándose durante los últimos 50 años en el diálogo ecuménico [¿estaban equivocados todos los papas anteriores al Concilio Vaticano II?] entre la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Católica. No podemos resignarnos [¿Ellos o nosotros?] a la división y al distanciamiento que la separación ha producido entre nosotros. Tenemos la oportunidad de reparar un momento crucial de nuestra historia, superando controversias y malentendidos [Yo pienso que no ha habido ningún malentendido, puesto que Lutero se definió claramente en contra de la Iglesia y de los Papas y en términos, a veces, que dan miedo] que a menudo han impedido que nos comprendiéramos unos a otros [no puede haber comprensión cuando no hay voluntad de cambiar y salir del error. Fueron los protestantes quienes se salieron de la Iglesia y cayeron en herejía formal. Por eso Lutero fue excomulgado]

Jesús nos dice que el Padre es el dueño de la vid (cf. v. 1), que la cuida y la poda para que dé más fruto (cf. v. 2). El Padre se preocupa constantemente de nuestra relación con Jesús, para ver si estamos verdaderamente unidos a él (cf. v. 4). Nos mira, y su mirada de amor nos anima a purificar nuestro pasado y a trabajar en el presente para hacer realidad ese futuro de unidad que tanto anhela.

También nosotros [¿hablamos de los protestantes o de los católicos?] debemos mirar con amor y honestidad a nuestro pasado y reconocer el error y pedir perdón ...

[Por supuesto, pero sólo por la corrupción existente entonces ... que, todo hay que decirlo, hoy la hay mayor que en aquellos tiempos; pero lo que no se puede hacer es ceder en la Doctrina. Hay puntos que son irreconciliables entre católicos y luteranos. La única posibilidad de unión real y no ficticia es que, arrepentidos de sus errores por haberse separado de la verdadera y única Iglesia, que es la Iglesia católica, estos "hermanos separados" vuelvan al redil y así se cumpla la voluntad de Jesucristo de ser un sólo rebaño y un sólo Pastor. El buen Pastor es Jesucristo. Y luego, como Vicarios y representantes suyos en la tierra, deberían de serlo todos los sucesores de Pedro en el Papado. Hasta el momento presente, durante casi dos mil años, pese a los errores cometidos por la parte humana de la Iglesia, nunca jamás se había puesto en discusión la Doctrina. A las cosas se les llamaba por su nombre. Lo malo estaba mal. Y lo bueno estaba bien. Y esto seguirá siendo así, pues no se puede ir en contra de la naturaleza de las cosas. El "diálogo" no consiste en ceder en puntos que son esenciales y que constituyen la esencia de la Iglesia, como es la Presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, entre otros, sino en ayudar a  quienes se han separado a reconocer sus errores para que vuelvan así al único camino que conduce a la Vida y que va unido necesariamente a la pertenencia a la Iglesia católica, fuera de la cual no hay salvación. Esto es de fe]

Solamente Dios es el juez.

[Cierto, pero Jesús dijo: "Tú eres Pedro. Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" Te daré las llaves del Reino de los cielos, y cuanto ates en la tierra será atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 18-19). Y ni Jesús ni la Iglesia pueden contradecirse, so pena de destruirse. Y así, las verdades de fe definidas como tales a lo largo de la Historia de la Iglesia no pueden cambiarse. Es un atar y desatar que va unido al cumplimiento de la voluntad de Dios, manifestada en Jesucristo, junto a la Tradición de la Iglesia y a su Magisterio. El papa no es el dueño de la Palabra divina ni puede contradecir, sin grave daño, el Magisterio anterior de la Iglesia, pues éste, entonces, desaparecería y con él la Iglesia]

Se tiene que reconocer con la misma honestidad y amor que nuestra división se alejaba de la intuición originaria del pueblo de Dios, que anhela naturalmente estar unido, y ha sido perpetuada históricamente por hombres de poder de este mundo más que por la voluntad del pueblo fiel, que siempre y en todo lugar necesita estar guiado con seguridad y ternura por su Buen Pastor. Sin embargo, había una voluntad sincera por ambas partes de profesar y defender la verdadera fe [Bueno, los hechos demuestran lo contrario; y los hechos son los que cuentan acerca de esa buena voluntad]pero también somos conscientes [¿quiénes, los católicos o los protestantes?] que nos hemos encerrado en nosotros mismos 

[¿Qué significa esto de encerrarse en nosotros mismos? Desde luego si se trata de mantener la integridad del Mensaje recibido, entonces bendito encerramiento; pues el católico, por esencia, no se cierra a sí mismo, pues le urge la caridad de Cristo y quiere proclamar su mensaje por todo el mundo, apelando siempre, por supuesto, y respetando, la libertad de las personas]

por temor o prejuicios a la fe que los demás profesan con un acento y un lenguaje diferente.

[Pero, ¿qué temor o qué prejuicios puede haber? El que ama la verdad viene a la Luz. Esta Luz es Cristo. Y Cristo manifestado no en la sola Escritura, que cada cual interpreta a su manera, sino Cristo que es el Camino, la Verdad y la Vida ... Y que para que su Mensaje no cayera en el vacío o en interpretaciones contradictorias fundó su Iglesia. La Tradición y el Magisterio de la Iglesia son esenciales para comprender bien el Mensaje de Jesucristo de una manera tal que no dé lugar a confusiones. Y esto sólo es posible en el seno de la Iglesia Católica, pese a que muchos de sus miembros, incluidos los de la Jerarquía eclesiástica, hayan perdido la fe y defiendan lo que es indefendible para un católico ... ¡y todo ello sin que se les llame la atención por parte de las más altas esferas: al contrario, son promocionados a rangos de mayor categoría! No estamos precisamente en condiciones de juzgar un pasado que, en lo esencial fue fiel, lo que ahora no está ocurriendo]

El Papa Juan Pablo II decía: «No podemos dejarnos guiar por el deseo de erigirnos en jueces de la historia, sino únicamente por el de comprender mejor los acontecimientos y llegar a ser portadores de la verdad» (Mensaje al cardenal Johannes Willebrands, Presidente del Secretariado para la Unidad de los cristianos, 31 octubre 1983). Dios es el dueño de la viña, que con amor inmenso la cuida y protege; dejémonos conmover por la mirada de Dios; lo único que desea es que permanezcamos como sarmientos vivos unidos a su Hijo Jesús. Con esta nueva mirada al pasado no pretendemos realizar una inviable corrección de lo que pasó, sino «contar esa historia de manera diferente» (Comisión Luterano-Católico Romana sobre la Unidad, Del conflicto a la comunión, 17 junio 2013, 16).

[Es difícil de entender que se pueda contar la historia de manera diferente. Lo que pasó, pasó. Y en ese sentido, no ha habido ningún movimiento por parte de los luteranos en acercarse a la Iglesia Católica, la cual les abriría sus puertas con sumo gozo, si admitiesen sus herejías y arrepintiéndose de ellas, adquiriesen un correcto conocimiento de la Iglesia, dado que en ello les va su propia salvación. Y, al hablar así, no considero estar siendo un hipócrita. Sé que soy un gran pecador. Pero no ceso de dar gracias a Dios por haber colocado en mi camino a sacerdotes fieles que me han enseñado la importancia fundamental que tiene el permanecer unidos a la única Iglesia verdadera, fundada por Jesucristo, sobre la roca de Pedro. Y ésta no es otra que la Iglesia católica. Y quiero poder decir con san Pablo: "Sé muy bien de quién me he fiado" (2 Tim 1, 12]

Jesús nos recuerda: «Sin mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). Él es quien nos sostiene y nos anima a buscar los modos para que la unidad sea una realidad cada vez más evidente. 

[Eso es verdad. Pero no puede haber unidad si no es en la Verdad, no "mi verdad", sino "la Verdad" que nos ha sido revelada por Jesucristo y que sólo puede encontrarse a través de la Iglesia que Él fundó. Cualquier otro tipo de unidad no sería sino una farsa y una pantomima; una pérdida de tiempo, en definitiva. Y todo ello es porque estamos necesitados de una mayor fe, además de que se da el hecho de que son millones los católicos que no conocen su fe, desde hace ya más de 50 años, porque no se les ha enseñado o se les ha enseñado mal, haciendo hincapié en cosas banales, en lugar de predicar a Jesucristo y a éste crucificado. Ése ha sido el gran error]

Sin duda la separación ha sido una fuente inmensa de sufrimientos e incomprensiones; pero también nos ha llevado a caer sinceramente en la cuenta de que sin él no podemos hacer nada, dándonos la posibilidad de entender mejor algunos aspectos de nuestra fe. [¿Por ejemplo?]

Con gratitud reconocemos que la Reforma ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia. A través de la escucha común de la Palabra de Dios en las Escrituras, el diálogo entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial, del que celebramos el 50 aniversario, ha dado pasos importantes. Pidamos al Señor que su Palabra nos mantenga unidos, porque ella es fuente de alimento y vida; sin su inspiración no podemos hacer nada.

[Esta idea acerca de la Reforma, que -según Francisco- "ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura", es falsa. En un excelente artículo de Bruno, de Infocatólica, titulado "La Reforma hizo un gran daño a la comprensión de la Escritura"  se puede leer: 

Comprendo perfectamente que el Papa desee llevarse bien con los protestantes, pero de nada sirven esos deseos si intentamos cumplirlos a costa de la verdad. Y la verdad es que el día que Lutero (supuestamente) clavó sus tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg fue un día funesto para la comprensión de la Escritura. Aunque fuera inconscientemente, pocas personas en la historia habrán dañado más que Lutero la verdadera comprensión cristiana de la enseñanza de la Biblia.No caigamos en el mismo gravísimo error sólo por intentar llevarnos bien con todo el mundo.Recordémoslo una vez más: la verdadera caridad siempre está basada en la verdad.]

La experiencia espiritual de Martín Lutero nos interpela y nos recuerda que no podemos hacer nada sin Dios. «¿Cómo puedo tener un Dios misericordioso?». Esta es la pregunta que perseguía constantemente a Lutero.

En efecto, la cuestión de la justa relación con Dios es la cuestión decisiva de la vida. Como se sabe, Lutero encontró a ese Dios misericordioso en la Buena Nueva de Jesucristo encarnado, muerto y resucitado. Con el concepto de «sólo por la gracia divina», se nos recuerda que Dios tiene siempre la iniciativa y que precede cualquier respuesta humana, al mismo tiempo que busca suscitar esa respuesta. La doctrina de la justificación, por tanto, expresa la esencia de la existencia humana delante de Dios.

[Pero entendamos bien la idea de la justificación, pues el lema de Lutero era: "Peca fuertemente, pero cree aún más fuertemente". Según él la naturaleza humana está corrompida por el pecado. El hombre no puede sino pecar. Y ese pecado no es eliminado ni siquiera por Dios. Él dice: Jesús me salvará porque yo creo en Él. Y punto. A partir de ahí, puede ser fornicario, ladrón, avaricioso, criminal, etc... Eso es lo de menos. Está "condenado" a actuar así. Ésa es su naturaleza. Pero Dios lo salvará porque Dios es bueno; y Dios entiende que él no puede hacer otra cosa que no sea pecar. Eso sí: debe de creer. Esta teoría de la justificación no se parece en nada a la justificación católica, según la cual, aun cuando es verdad que sólo Dios salva, sin embargo, ha querido contar con nosotros y con nuestra cooperación en esa tarea de nuestra salvación. Él quiere salvarnos y sólo Él nos salvará (con nuestras solas fuerzas no podríamos. Si así lo creyéramos caeríamos en el pecado de Pelagio), pero no salvará a todos, sino sólo a aquellos que pongan de su parte, a aquellos que hayan creído en el amor que Él les tiene y que intentan, todos los días, y a cada momento de cada día, corresponder a ese amor con un amor semejante.

Él quiere ver nuestra buena voluntad, quiere ver en nosotros, en cada uno, que Él es lo más importante en nuestra vida. Cuenta con nuestra debilidad y con nuestros pecados y traiciones, pero eso lo permite para que aumente nuestra humildad y para hacernos ver y entender hasta qué extremo nos ha querido y nos quiere ... pues incluso cuando pecamos, si nos arrepentimos de corazón y con propósito de enmienda, acudiendo al sacramento de la Confesión, nuestros pecados quedan completamente borrados, como si nunca hubiesen sido cometidos. Por eso se habla en la Biblia del hombre nuevo y de la nueva criatura, refiriéndose a aquellos que se han dejado conducir plenamente y en totalidad, por Jesucristo, Señor Nuestro. 

Es más: aunque por nosotros mismos no merecemos nada, la participación en el Cuerpo Místico de Cristo nos da la posibilidad, real, de que nuestros méritos son realmente nuestros, pues así lo ha querido hacer Él por nosotros, porque nos quiere. La naturaleza humana está herida por el pecado, pero no está corrompida. El pecado desaparece realmente mediante la Confesión sincera del mismo ante un sacerdote que actúa "in persona Christi". Según Lutero Dios mira para otra parte y nos salva. Pero nuestro pecado permanece y no es eliminado. DE MANERA QUE SON DOS MANERAS COMPLETAMENTE DISTINTAS DE ENTENDER LA JUSTIFICACIÓN. ¿Dónde está el aporte de Lutero?]

Jesús intercede por nosotros como mediador ante el Padre, y le pide por la unidad de sus discípulos «para que el mundo crea» (Jn17,21).

[En efecto, así es. Pero se está refiriendo a sus discípulos, es decir, a los que son católicos y le siguen, en plena fidelidad a la Iglesia instituida por Él. Sin embargo no es el caso de los luteranos, que se han desgajado de la Iglesia. Si nosotros, los que decimos llamarnos católicos, fuésemos uno, como Jesús y el Padre son uno, entonces "el mundo creería en Jesucristo como enviado por el Padre para nuestra salvación" (cfr Jn 17, 21)]

Esto es lo que nos conforta, y nos mueve a unirnos a Jesús para pedirlo con insistencia: «Danos el don de la unidad para que el mundo crea en el poder de tu misericordia». 

Este es el testimonio que el mundo está esperando de nosotros. Los cristianos seremos testimonio creíble de la misericordia en la medida en que el perdón, la renovación y reconciliación sean una experiencia cotidiana entre nosotros. Juntos podemos anunciar y manifestar de manera concreta y con alegría la misericordia de Dios, defendiendo y sirviendo la dignidad de cada persona. 

[Yo añadiría que esta dignidad de la persona humana nos viene de haber sido creados a imagen y semejanza de Dios. Es verdad que tenemos que amar al prójimo como a nosotros mismos. Pero éste es el segundo mandamiento. No hay que olvidarlo. El primero es amar a Dios sobre todas las cosas. Y es el primer mandamiento el que da sentido al segundo. De lo contrario, la caridad queda reducida a pura solidaridad humana, sin referencias a Dios. Es importante tener esto "in mente" a la hora de actuar, si queremos hacerlo como católicos].

Sin este servicio al mundo y en el mundo, la fe cristiana es incompleta [con la salvedad que acabo de hacer: amamos al mundo porque lo amamos a Él]

Luteranos y católicos rezamos juntos en esta Catedral y somos conscientes de que sin Dios no podemos hacer nada; pedimos su auxilio para que seamos miembros vivos unidos a Él [Para ser miembros vivos del Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia, es necesario formar parte de la Iglesia. Éste es un "detalle" importante] siempre necesitados de su gracia para poder llevar juntos su Palabra al mundo, que está necesitado de su ternura y su misericordia.

Francisco

lunes, 31 de octubre de 2016

Obispo Schneider: En tiempos de crisis, Dios hace uso de los pequeños


El 20 de octubre, Su Excelencia el Obispo Athanasius Schneider bendijo una vez más con su visita a los Canónigos Regulares de la Nueva Jerusalén y su Priorato de la Anunciación de la Santísima Virgen María en Charles Town, West Virginia. Celebró una misa acompañada por bellísimos cánticos cantados por un coro. Además, había familias grandes presentes y el Obispo Schneider dio también la primera comunión a un pequeño. Luego de la santa misa, Su Excelencia dio una presentación oral espontánea sin manuscrito preparado.

Esta pequeña presentación fue íntima y bien recibida por los fieles, algunos de los cuales tenían muchas preguntas apremiantes que luego el obispo respondió en conversaciones personales fuera del templo. Es siempre muy conmovedor ver la humildad e inmensa amabilidad del Obispo Schneider – especialmente hacia los pequeños – su profunda fe y amor hacia el pecador. Su confianza en la ayuda de la Madre de Dios está siempre presente, y también insiste en la manera caritativa y respetuosa de hablar con quienes están en desacuerdo dentro de la Iglesia Católica.

Además, luego de su santa misa, en una conversación personal conmigo y mi marido, el Obispo Schneider también alentó a los católicos a firmar la recientemente publicada Declaración de Fidelidad a la Enseñanza Inmutable de la Iglesia sobre el Matrimonio y su Ininterrumpida Disciplina. Por esta razón, ofrecemos aquí un vínculo a dicha solicitud que no sólo ha sido firmada por el mismo obispo Schneider, sino también por el cardenal Carlo Caffarra y el cardenal Raymond Burke, entre otros seis mil firmantes. Desde la publicación de esta declaración – la cual rechaza cualquier cambio en la enseñanza moral tradicional de la Iglesia Católica sobre el matrimonio y la familia, como el presentado en la exhortación post-sinodal Amoris Laetitia – la han firmado muchos sacerdotes y teólogos. Se espera que esta declaración se convierta – como lo fue la Súplica Filial anterior, que fue firmada por más de un millón de católicos – en un signo sincero y perseverante de la fidelidad de muchos católicos en todo el mundo.

Además de este documento, el obispo Schneider ofreció también otras recomendaciones para nosotros los fieles que enfrentamos la crisis y confusión actuales dentro de la Iglesia Católica. En su pequeña charla, después de la misa del 20 de octubre, recomendó que mantengamos nuestra fe y confianza sabiendo que la Iglesia se encuentra en manos de Dios y que Él es más fuerte que cualquier Papa u Obispo. Por tanto, según Schneider, Nuestro Señor hace uso una vez más de los pequeños de la Iglesia como canal de gracia y de renovación. Este prelado magnánimo y caritativo nos recuerda que debemos mantener la caridad hacia nuestros oponentes y el sentido de comunión entre los miembros del cuerpo místico de Cristo en el que, algunas veces, un miembro puede ayudar especialmente al miembro más débil.

Por favor, lean el siguiente texto de su charla tal como fue grabada y luego transcrita por mí, con la aprobación de Su Excelencia el Obispo Athanasius Schneider para que haga uso público de ella. He realizado mi mejor esfuerzo por permanecer fiel a sus palabras grabadas ex corde pleno, pero lamentablemente algunas palabras me resultaron inaudibles.

Maike Hickson
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Obispo Athanasius Schneider
Charles Town, West Virginia, 20 de octubre 2016

Mis queridos hermanos y hermanas,

Me alegra mucho que aquí también haya niños presentes, gente joven, familias, y esto es ciertamente un signo de una verdadera renovación de la Iglesia. Esto nos puede dar realmente confianza y esperanza en medio de tanta confusión que presenciamos fuera y dentro de la Iglesia. Y por lo tanto mantenemos la fe y la confianza, la fe sobrenatural, que la Iglesia está en manos de Dios. La Iglesia no está en nuestras manos. La Iglesia no está en las manos del Papa o de los obispos. La Iglesia está en manos de Dios. Él es el Maestro. Él es la cabeza de la Iglesia. Renovemos esta fe porque la Iglesia es esencialmente una realidad sobrenatural, si bien la Iglesia también es humana y visible.

Quizás en este tiempo de crisis estamos demasiado concentrados en la parte humana de la Iglesia, donde observamos la debilidad, la traición; pero la parte invisible, mística, la realidad sobrenatural de la Iglesia es más grande, más fuerte. Y ninguna fragilidad humana o traición puede destruir la Iglesia, ni siquiera la de los miembros más altos de la jerarquía. Y así lo ha sido siempre en los 2000 años de Iglesia. Entonces, cuando solemos rezar “creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica”, debemos renovar nuestra fe en eso, que la Iglesia es una obra de Dios. Y por supuesto, en tiempos de prueba y de crisis, el Espíritu Santo usualmente hace uso de los pequeños de la Iglesia, los que no ostentan el poder – me refiero al poder administrativo. Y así lo fue siempre. Dios siempre elige a los pequeños, los de Nuestra Señora, los siervos de Dios, los pequeños.

Nuestro Señor se hizo pequeño de niño; Nuestro Señor eligió como simples apóstoles a los pescadores; y entonces Nuestro Señor dice, alaba al Padre por haber elegido revelar los misterios del Reino a los pequeños. Y esta es una verdad de la realidad sobrenatural de la Iglesia porque somos el cuerpo místico de Cristo. Mantengámoslo fuerte – el cuerpo místico de Cristo. Donde todos estamos conectados el uno al otro, de manera viva, de manera sobrenatural, pero verdadera. En esta conexión, un miembro de la Iglesia ayuda al otro. Realmente estamos como en un cuerpo vivo, conectados, y también en la Iglesia; por lo tanto cuando algunas veces una parte del cuerpo de Cristo es débil, (quizás en este tiempo lo sean aquellos en el poder, aquellos de la jerarquíaentonces el Espíritu Santo utiliza a los pequeños de Su cuerpo para fortalecer a los que tienen el poder visible

Por tanto, creo que el Espíritu Santo está haciendo lo mismo en nuestro tiempo. Entonces ustedes, mis hermanos y hermanas, los pequeños, los más inocentes pequeños con sus oraciones, sus sacrificios, renuevan la Iglesia. Estas gracias, cuando se celebra la Santa Misa reverentemente, con fe, con dignidad, con reverencia en estos lugares en los que Nuestro Señor es adorado verdaderamente como Dios durante la sagrada comunión – interna y también externamente – en estos lugares está ocurriendo una verdadera renovación de la Iglesia. Y éste es el poder del Espíritu Santo. Y ni siquiera aquellos con autoridad dentro de la Iglesia pueden detener esto. Ni el Papa puede detenerlo, porque ésta es la obra del Espíritu Santo. Y el Papa es más débil que el Espíritu Santo, es tan sólo el débil ministro de Cristo.

Por lo tanto, renovemos verdaderamente nuestra profunda fe sobrenatural, y oremos y hagamos sacrificios por el Papa y los obispos para que reciban nueva fuerza, nuevos dones del Espíritu Santo, especialmente el don del coraje, fortaleza, para ser testigos de nuestra fe, para defender la fe y conducir sus vidas para Cristo. Por favor, oren por ellos, y que Dios envíe más y más santos pastores a la Iglesia en todo nivel, que lo sean de verdad y que tengan el coraje de los apóstoles y den sus vidas por la verdad y por las almas.

Entonces, mis queridos hermanos y hermanas, recordemos en este tiempo, y en todo tiempo de crisis y prueba, que es un tiempo especial de gracias. Y pidan a Nuestro Señor que fortalezca su fe, la fe sobrenatural, y siéntanse orgullosos de la fe católica.

Ustedes conocen su fe. Ustedes tienen el catecismo. Ustedes tienen el catecismo de Baltimore, el catecismo tradicional, ustedes saben que ésa es la fe, y tienen a Nuestro Señor aquí en la santa misa y la sagrada comunión; tienen a los santos, la esperanza. Por lo tanto, den gracias a Dios y siéntanse orgullosos de la fe católica.

Y no permitan ser confundidos por nadie. Digan siempre: “Yo sé en Quien creo.” Tal como dijo San Pablo: “Yo sé.” Y por ésta, mi fe católica, estoy listo para sufrir cuando no es tan [palabras inaudible]… y esta es nuestra riqueza, queridos hermanos y hermanas.

La fe católica, Nuestro Señor en la eucaristía, y cuando tenemos a Nuestro Señor en la Eucaristía, tenemos luego todas las cosas y éste es el misterio para nosotros, y somos las personas más ricas del mundo.

Alabado sea Nuestro Señor Jesucristo ahora y para siempre, Amén

Monseñor Atanasio Schneider

Colegio Juan Pablo II. Cristina Cifuentes se convierte en la heroína de los comunistas madrileños (Eulogio López)

FUENTE: HISPANIDAD

Repasemos los hechos. Dos normas de la presidenta de la Comunidad de Madridsobre identidad de género al imponer el homosexualismo en las escuelas. Para respetar al homosexual es imprescindible que les eduquen en la libre opción sexual como haría, por ejemplo, el lobby gay. Normas lanzadas por la insigne pepera Cristina Cifuentes (en la imagen).
Entonces va el colegio Juan Pablo II, de la localidad madrileña  de Alcorcón y dice que no. Carlos Martínez, su director, sigue el ideario católico que les han prometido a los padres de sus alumnos y asegura que no hay que cumplir la ley inicua. Sobre todo, cuando dos de los tres obispos de Madrid firman una carta de gran altura intelectual donde dejan claro que las leyes de la obispa Cifuentes atentan contra la libertad religiosa, contra la libertad de enseñanza y contra la libertad de cátedra. Y las leyes inicuas no deben ser obedecidas.
¿Podía permitirse? Cristina Cifuentes, sin que el Gobierno Rajoy mueva un dedo, sin que el PP le llame a capítulo ni Rajoy la detenga, hace dos cosas: abrir un expediente al colegio para quitarle el concierto y hundirlo económicamente (como si el dinero fuera suyo) y, no contenta con ello, traslada al fiscal la carta de Carlos Martínez, un valiente, por si fuera objeto de delito de homofobia. Le pueden caer (artículo 510 del Código Penal) entre tres y cuatro años de cárcelsimplemente por comportarse como un cristiano.
Pero lo más triste de todo es cuando el secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayosacerdote del Opus Dei,  recomendó a Carlos Martínez que tuviera cuidado con las expresiones. Vamos, que fuera más políticamente correcto.
Y este es el final, por ahora, de esta edificante historia: los colegios religiosos no se han solidarizado con el Juan Pablo II, nadie ha hecho frente a Cifuentes, las órdenes religiosas tampoco pero, lo más triste es que la jerarquía, con la excepción de dos obispos, no haya hecho frente a la presidenta de la Comunidad de Madrid, mientras Carlos puede acabar en prisión.
Así que no es de extrañar que Izquierda Unida y los comunistas se hayan entusiasmado con la pepera Cristinita.
Y que Soraya Sáenz de Santamaría asegure que no quiere juzgar las normas inicuas de su compañera de partido porque no tiene competencia sobre Madrid. Un gran partido el PP.
Eulogio López

En la fiesta del gran hereje (por Javier Navascués)



El 31 de octubre es una fecha marcada a fuego en la agenda Papal, con un claro objetivo: conmemorar el V Centenario de la mal llamada reforma protestante, O sea de la herejía protestante, que tanto daño hizo a la cristiandad esparciendo su error por Alemania y el norte de Europa y más tarde por Norteamérica y el resto de América en innumerables sectas. 

España llevó la fe a América, los ingleses la herejía. Para contrarrestar la funesta figura de Lutero emergió en la Iglesia la ciclópea figura de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, milicia en defensa de la sana doctrina, siempre militante contra la herejía.

Lástima que no cupiese en tan apretada agenda papal el V Centenario de Santa Teresa de Jesús, maestra de oración, modelo de obediencia y de amor a la Iglesia, ni para la visita a España, el país que evangelizó el nuevo continente, incluida Argentina. Mientras, la estatua de Lutero, con el color rojo demoníaco, preside tan campante el aula Pablo VI del Vaticano. Todo ello fue analizado espléndidamente en esta página: http://adelantelafe.com/francisco-san-martin-lutero-perfectamente-juntos/

Conviene repasar las palabras exactas con las que se refiere el Catecismo de San Pío X al Protestantismo, herejía fundada por Martín Lutero y dividida en innumerables sectas.

  • 129. El Protestantismo o religión reformada, como orgullosamente la llaman sus fundadores, es el compendio de todas las herejías que hubo antes de él, que ha habido después y que pueden aún nacer para ruina de las almas
  • 130. Con una lucha que dura sin tregua hace veinte siglos, no ha cesado la Iglesia católica de defender el depósito sagrado de la verdad que Dios le ha encomendado y de amparar a los fieles contra la ponzoña de las heréticas doctrinas. 
  • 131. A imitación de los Apóstoles, siempre que lo ha exigido la pública necesidad, la Iglesia ha definido con toda claridad la verdad católica, la ha propuesto como dogma de fe a sus hijos y ha arrojado de su seno a los herejes, lanzando contra ellos la excomunión y condenando sus errores
  • 132. El Concilio que condenó el protestantismo fue el Sacrosanto Concilio de Trento, denominado así por la ciudad donde se celebró. 
  • 133. Herido con esta condenación, el protestantismo vio desenvolverse los gérmenes de disolución que llevaba en su viciado organismo: las discusiones lo desgarraron, multiplicáronse las sectas que, dividiéndose y subdividiéndose, lo redujeron a menudos fragmentos. Al presente, el nombre de protestantismo no significa ya una creencia uniforme y extendida, sino que encierra un amontonamiento, el más monstruoso, de errores privados e individuales, recoge todas las herejías y representa todas las formas de rebelión contra la santa Iglesia católica
Analicemos igualmente los principales puntos doctrinales que siglos antes había determinado el Concilio de Trento para fortalecer la fe católica ante la herejía protestante:

  • Declaró que las fuentes de la revelación son las Escrituras y la Tradición de la Iglesia. De esta manera la Iglesia contestaba la doctrina de Lutero que todo lo cifraba en la sola Escritura.
  • Fijó los libros de la Biblia o canon: son 73 libros; 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. Los protestantes aceptan 39 libros del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento; en total, 66 libros; siete menos que los católicos. Los protestantes no aceptan Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiastés, Baruc, 1 y 2 de Macabeos.
  • Explicó la doctrina del pecado original, la gracia y los sacramentos que, en pocas palabras, se resume así: El hombre nace herido con el pecado original, pero no corrompido. Dicho pecado se borra totalmente con el bautismo, aunque queda la concupiscencia o la tendencia o inclinación al pecado. El bautismo nos santifica y el hombre con la gracia del bautismo y de los sacramentos puede hacer obras buenas y meritorias a los ojos de Dios. Así daba contestación al protestantismo que decía que el hombre estaba totalmente corrompido y era incapaz de hacer el bien, aunque haya recibido el bautismo
  • Reafirmó la existencia de los siete sacramentos
  • Afirmó que la fe en Jesucristo salva, pero que las obras buenas son necesarias. Los protestantes afirman que sólo la fe salva, pues todas las obras hechas por el hombre son obras empecatadas y no agradables a Dios.
  • Volvió a enseñar, conforme a la tradición, el valor de las indulgencias, el culto a los santos, el celibato, la vida religiosa, la existencia del purgatorio. Para ganar las indulgencias se necesita, además de la obra de caridad a la que está ligada, tener un corazón contrito, que rechaza el pecado. Ese espíritu penitencial se debe manifestar confesándose, recibiendo la comunión y rezando por las intenciones del Papa.
  • Publicó el catecismo romano, destinado a los párrocos, para ayudarles en su labor y en la enseñanza del catecismo a los niños.

LUTERO SE CREÍA DIVINO


Por último quiero compartir con ustedes un texto de Don Plinio Corrêa de Oliveira, pensador católico tradicional, donde profundiza magistralmente en la nefasta figura de Lutero. Es un documento sumamente interesante para desenmascarar hasta el tuétano el pensamiento de la siniestra figura de Lutero y la intrínseca malignidad de su perversa doctrina.

Es un análisis muy lúcido, clarividente y actual. ¿Tiene algo que ver con Cristo este gran impío? ¿Puede haber un acercamiento con los protestantes, si no renuncian totalmente a las herejías y aberraciones de su fundador? Les dejo con el texto de Don Plinio, escrito en la “Folha de S. Paulo”, 10 de enero de 1984.

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No comprendo cómo ciertos eclesiásticos contemporáneos, incluso de los más cultos, doctos e ilustres, pueden hacer de Lutero, el heresiarca, una figura mítica, con el empeño de favorecer una aproximación ecuménica. Esta aproximación sería en primer término con el protestantismo e indirectamente con todas las religiones, escuelas filosóficas, etc. ¿Discernirán estos hombres el peligro que a todos nos acecha al final de ese camino? Me refiero a la formación a escala mundial de un siniestro supermercado de religiones, filosofías y sistemas de todo tipo, en el que la verdad y el error se presentarán fraccionados, mezclados y puestos en bullicio. Sólo quedaría ausente del mundo —si es que se pudiera llegar hasta allá— la verdad total; o sea, la fe católica, apostólica, romana, pura y sin mancha.

A propósito de Lutero —a quien le correspondería bajo cierto aspecto el papel de punto de partida en esta marcha hacia el desorden total— publico hoy algunos tópicos más que muestran bien el olor que su figura rebelde exhalaría en ese supermercado o, mejor, en esa necrópolis de religiones, de filosofías y del mismo pensamiento humano.

La doctrina de la justificación indepen­diente de las obras es un elemento carac­terístico de la enseñanza de Lutero. En términos llanos quiere decir que los méri­tos superabundantes de Nuestro Señor Jesucristo aseguran al hombre por sí so­los la salvación eterna. De manera que se puede llevar en esta tierra una vida de pecado sin remordimiento de conciencia ni temor de la justicia de Dios.

¡Para él la conciencia no era la voz de la gracia, sino la del demonio! Por eso le escribió a un amigo que el hombre vejado por el demonio de cuando en cuando “debe beber con más abundancia, jugar, divertirse y aun come­ter algún pecado por odio y para molestar al demonio, para no darle pie a que per­turbe la conciencia con niñerías. (…) Todo el decálogo (de la ley de Dios) se debe borrar de nuestros ojos y nuestra alma, de nosotros, tan perseguidos y molestados por el diablo”

En este sentido también escribió Lutero: “Dios sólo te obliga a creer y a confesar. En todas las otras cosas te deja libre y dueño de hacer lo que quieres, sin peligro alguno de conciencia; más bien es cierto que a Él no le importa incluso que dejes a tu mujer, huyas de tu señor y no seas fiel a ningún vínculo. ¿Y qué más le da (a Dios) que hagas o dejes de hacer semejantes cosas?”

Tal vez más tajante es esta incita­ción al pecado en carta a Melanchton del 1 de agosto de 1521: “Sé pecador y peca de veras (“esto peccátor et peca fórtier”), pero con aún mayor firmeza cree y alégra­te en Cristo, vencedor del pecado, de la muerte y del mundo. Durante la vida pre­sente debemos pecar. Basta que por la misericordia de Dios conozcamos al Cordero que quita los pecados del mundo. De él no nos ha de separar el pecado aunque cometamos mil homicidios y mil adulterios por día”

Esta doctrina es tan descabellada que el propio Lutero a duras penas conse­guía creer en ella: “No hay ninguna reli­gión en toda la tierra que enseñe esta doctrina de la justificación; yo mismo, aunque la enseñe públicamente, creo en ella con gran dificultad”

Pero el mismo Lutero reconocía los efectos de su predicación confesada­mente insincera: “El Evangelio encuentra hoy en día adherentes que se persuaden de que ésta no es sino una doctrina que sirve para llenar el vientre y dar rienda suelta a todos los caprichos".

Y acerca de sus secuaces evangélicos Lutero agregaba que “son siete veces peores que antes. Después de la predica­ción de nuestra doctrina los hombres se entregaron al robo, a la mentira, a la impostura, a la crápula, a la embriaguez y a toda especie de vicios. Expulsamos un demonio (el Papado) y vinieron siete peo­res”

“Después que comprendimos que las buenas obras no son necesarias para la justificación, quedamos mucho más remi­sos y fríos en la práctica del bien. (…) Y si hoy se pudiese volver a la antigua situa­ción, si de nuevo reviviese la doctrina que afirma la necesidad del recto proceder para ser santo, otro sería nuestro entu­siasmo y disposición en el ejercicio del bien”

Todos esos desvaríos explican que Lutero haya llegado al frenesí del orgullo satánico, diciendo de sí mismo: “¿No os parece este Lutero un hombre extravagante? Para mí lo tengo como Dios. Si no, cómo podrían tener sus es­critos y su nombre la potencia de trans­formar mendigos en señores, asnos en doctores, falsificadores en santos, lodo en perlas?”

Otras veces la opinión que Lutero tenía de sí mismo era mucho más objeti­va: “Soy un hombre expuesto y compro­metido en la sociedad, en la crápula, en los impulsos carnales, en la negligencia y otras molestias, a las que se vienen a juntar las de mi propio oficio"

Excomulgado en Worms en 1521, Lutero se entregó al ocio y a la indolencia. Y el 13 de julio escribió a Melanchton, otro prócer protestante: “Yo aquí me hallo, insensato y endurecido, establecido en el ocio; ¡oh, dolor!, rezando poco y dejando de gemir por la Iglesia de Dios, porque mi carne indómita arde en grandes llamas. En suma, yo, que debo tener fervor de espíritu, tengo el fervor de la carne, de la lascivia, de la pereza, del ocio y de la somnolencia”

Javier Navascués

Francisco se hace el sueco (Fray Gerundio)


Llega el ansiado lunes día 31 de Octubre. Francisco está deseando tomar el avión que lo llevará a Lund para celebrar la tan anhelada ceremonia, en compañía de la Arzobispa correspondiente. Menudo gozo. Es un día para agradecerle a Dios el regalo de Lutero.

Menudo regalo. Gracias a este santo varón, las Sagradas Escrituras empezaron a estar en las manos del pueblo cristiano. Antes, ni pum. Gracias a él, quedaron al descubierto los errores que hasta entonces estaba cometiendo la Iglesia. Item más. Por virtud de su encandilado carisma, “Lutero quiso poner remedio a una situación compleja”. Los pobres suecos están en una situación de distancia y a Francisco no le gustan las distancias porque la distancia hace daño. Ya se sabe que el espacio es superior al tiempo, aunque el tiempo supera al espacio por poco tiempo, según se desprende de las delirantes y sabias palabras vertidas por aquí y por allá en encíclicas y sermonarios ad usum.

Total, que Francisco ha decidido hacerse el sueco. O sea, ha determinado agavillarse a la celebración que inicia el magno evento. Los de Rome Reports, que ya se sabe cómo proceden y de dónde proceden, se las ven y se las desean para presentar el evento. El cardenal Kurt Koch, que no se sabe si es católico-luterano o luterano-católico-próximo al luteranismo, lo explica muy bien creyendo que somos luteranos.


Mientras tanto, una voz en off quiere adoctrinarnos sobre el tema:

Cuando el Vaticano anunció el viaje del Papa a Suecia para el primer acto conmemorativo del 500 aniversario de la Reforma protestante, se alzaron muchas voces críticas entre los católicos. No comprendían qué tenía que celebrar el Papa en el aniversario de un cisma. Pero el cardenal Kurt Koch, que preside el Consejo Pontificio para la Unidad de los cristianos, explica que el viaje encierra varios aspectos. En primer lugar sirve para mostrar la actual buena relación entre luteranos y católicos.

O sea, el que no esté de acuerdo en este viajecito de primera, es que no ha entendido. ¿Qué parte del viaje a Suecia no has entendido?, que se dice ahora. ¿Qué parte del entusiasmo por Lutero no has entendido? ¿Qué parte de la boca abierta por Lutero no entiendes? ¿También tú vas con esos galileos con cara de pepinillo que están en contra del diálogo, tender puentes, echar lazos y construir unidad?

Por eso, por encima de todo, a pesar de todo y con un par de solideos pontificios, Francisco ha decidido hacerse el sueco. Según mi abuela palentina, hacerse el sueco viene a ser simular alguien que no oye o no entiende una cosa, o que no se da cuenta de que se le alude con ella. Hacerse el torpe, el tonto. O sencillamente, pasarse por el arco del triunfo cualquier opinión que no interesa escuchar. Claro está que esto les suele pasar a los más dialogantes con las opiniones de los demás dialogados. Que siempre son los cerrados, los antitolerantes y los tercos. Nunca le pasaría esto a Francisco.

El caso es que Francisco se está haciendo el sueco.

- Se hace el sueco desoyendo las críticas de los católicos escandalizados ante tamaño disparate ecuménico.

- Se hace el sueco ante las críticas a su anti-catolicismo. Prefiere una Arzobispa dialogante que todo un número de fieles preocupados por el estado del Bergoglio Destructor.

- Se hace el sueco ante las resoluciones del Concilio de Trento.

- Se hace el sueco ante los numerosos católicos que en la red -porque no tienen otro púlpito-, le exigen que aclare sus posturas anticatólicas y que declare con toda claridad el sentido de sus palabras dichas al albur del último mate o de la última y mordaz ocurrencia contra la Tradición. Estos no están tan alejados como la obispa sueca y las distancias no importan, porque él es el que crea las distancias, el espacio y el tiempo.

- Se hace el sueco cuando muchos claman por el descaro con que quita y pone Obispos a su antojo, miembros de Comisiones (acaba de meter al indigno y venenoso Marini en Culto Divino). Cuando nombra Cardenales indignos, defensores de la homosexualidad.

- Se hace el sueco cuando se le advierte de la cantidad de posibles (?) herejías contenidas en la Amoris Laetitia.

- Y por último, se hace el sueco ante los repetidos terremotos que en Italia le están avisando sobre su futuro inmediato.

Pero es igual, Dios jamás se hace el sueco. Puede ser que en algunos determinados momentos, Dios se haga el dormido. Puede que no actúe con la rapidez que muchos quisiéramos. Pero el Señor no se hace el sueco jamás. Le preocupa su Iglesia.

Y de Él nadie se ríe, según las palabras de aquel teólogo llamado san Pablo, que por lo visto no atendía a la pastoral y se quedaba solo en la doctrina. No había leído la Amoris Laetitia y no daba entrevistas a La Civiltà Cattolica.

Este 31 de Octubre es un día triste. Pero tranquilos. Todo se andará.

Fray Gerundio

domingo, 30 de octubre de 2016

La iglesia de San Benito de Nursia destruida tras otro terremoto la víspera de la conmemoración del 500 aniversario de la ruptura de la Iglesia a la que asistirá el Papa Francisco

Fuente: CATHOLICVS


[LA NOTICIA SALE EN TODOS LOS PERIÓDICOS: La Vanguardia,  El PaísABC, La Nación, el Mundo, Noticias RTVE, el Observador,  Infobae, etc...]

Estas imágenes muestran la completa destrucción de la Basílica de San Benito en Nursia (Italia), construida en el siglo XIII sobre el lugar que, según la tradición, ocupaba la casa natal de San Benito y Santa Escolástica, y ampliada en 1570, tras un nuevo terremoto de magnitud 6,5 en la escala de Richter acaecido hacia las 7:40 horas de esta misma mañana cerca de dicha localidad -el epicentro del seísmo se ha registrado a tan sólo 5 kilómetros y medio de esta ciudad de la región de Umbría-, según han informado los propios Monjes de Nursia. Los daños, además, han sido importantes y generalizados en toda la ciudad, afectando a los antiguos muros que la rodean, cuyas paredes ya habían sido dañadas por el terremoto anterior, acontecido a finales del pasado mes de agosto: ahora presentan grandes grietas y algunas torres han caído, como también lo ha hecho el campanario y techumbre de la basílica de San Benito, corazón histórico y religioso de la ciudad, del que apenas se estaban recuperando los monjes benedictinos (ver aquí), como puede apreciarse en la primera y segunda foto, que muestran el antes y después.


Este desgraciado desastre, que se produce justo en la solemnidad de Cristo Rey y tan sólo un día antes de que el Papa Francisco acuda a la ciudad de Lund (Suecia), a "conmemorar" el 500º aniversario de la herejía y cisma perpetrado por el monje agustino apóstata Martín Lutero -la mal llamada "reforma" protestante- y a participar en la ceremonia "ecuménica" conjunta con la Federación Luterana Mundial, recuerda otros dos fenómenos naturales acaecidos en los últimos tiempos: la espectacular caída de un tremendo rayo sobre la cúpula de la Basílica de San Pedro (cuarta fotografía de esta entrada) el pasado 11 de febrero de 2013, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, cuando S. S. Benedicto XVI anunció su renuncia; fenómeno que volvió a repetirse el pasado viernes 7 de octubre de 2016, fiesta de Nuestra Señora del Rosario, a las 9:20 horas, dos días antes de que Francisco anunciara la lista de nuevos cardenales que va a crear.


No deja de ser significativo que la iglesia de San Benito de Nursia, el monje que es patrón de Europa -esto es, de la Cristiandad, tal y como se consideraba y denominaba antes-, haya sido destruida en vísperas de la celebración, en la que participará por primera vez un Papa, de los 500 años transcurridos desde la ruptura de la Iglesia por parte de otro monje: el heresiarca Martín Lutero.

CATHOLICVS

La fiesta de la condenación: Francisco celebra a Lutero (César Félix Sánchez Martínez)

Fuente: Stat Veritas 

Francisco con el libro de las 95 tesis de Lutero, 13-Otc-2016

En ese libro fascinante –y de lectura más que obligada en estos tiempos terribles-, titulado Fátima, Roma, Moscú del padre Gérard Mura (edición en español de 2005), se revela, entre otras cosas, el misterioso simbolismo de una fecha: 13 de octubre, última aparición y milagro del sol en Fátima. Basándose en estudios historiográficos recientes, el padre Mura señaló como fecha del martirio de San Pedro el 13 de octubre del año 67. Curiosamente, sería el mismo día casi 1900 años después, en que ocurriría, en palabras de Romano Amerio, la «ruptura de la legalidad conciliar», cuando, el 13 de octubre de 1962, el cardenal Liénart, de Lille, «capturaría» el micrófono en la asamblea conciliar, y, encabezando un golpe de fuerza de la minoría progresista, impondría el descarte de los esquemas del Sínodo Romano previo, elaborados bajo la vigilancia del cardenal Ottaviani, y daría propiamente origen al Concilio Vaticano II, al volver a comenzar los trabajos de elaboración de los documentos, pero esta vez con peritos progresistas y con un manejo hábil del «consenso» manufacturado. Se había iniciado de esa forma el desmantelamiento modernista de la Iglesia.

Lo que el libro no alcanzó a consignar fue lo que ocurriría nueve años después de su publicación en español: el 13 de octubre de 2014, la Relatio Post Disceptationem del Sínodo de la Familia fue leída por el cardenal relator, Peter Erdö, a los 190 padres sinodales. El revuelo fue inmenso tanto en medios católicos como seculares; dos puntos, relativos a la comunión a los divorciados vueltos a casar y otro –el punto 50-, de aceptación de la orientación homosexual, al reconocer sus «dones y atributos» específicos para la Iglesia, fueron los más escandalosos. Aunque la Relatio Synodi ulterior fue en algo aguada, la exhortación Amoris Laetitia y su interpretación autorizada por parte del papa Francisco, tres años después, abren la puerta al sacrilegio de permitir la comunión a pecadores públicos, violentando la doctrina católica. Esta medida no solo se agota en este supuesto mero cambio disciplinar, sino, como han señalado prestigiosos intelectuales como Robert Spaemann y Josef Seifert –para nada sospechosos de “ultratradicionalismo”-, la apertura de un horizonte de abolición de la idea de pecado en la Iglesia.

Tampoco alcanzó a consignar lo que ocurrió el 13 de octubre de 2016. Ese día, en el contexto de la recepción por parte del papa Francisco de una delegación de «peregrinos» luteranos alemanes (así los consideraba Radio Vaticana), y, al margen de las usuales declaraciones del pontífice –que en esta ocasión oscilaron por todos los grados de equivocidad que la doctrina católica considera, desde la proposición temeraria hasta la herética –, el mundo presenció un hecho inédito, en el Aula Paulo VI, en la Santa Sede de Pedro, se ponía en un puesto de honor una estatua del archiheresiarca Martín Lutero, abominador del papado, destructor de la fe (pues, como diría Romano Amerio, el libre examen, núcleo de la doctrina luterana, es la definición misma, el constitutivo formal, de la herejía, no una simple negación de un dogma particular, sino la negación de todos) y personaje violento y vulgar, para nada «misericordioso».


El mismo Francisco acudirá el 31 de octubre a Lund, Suecia, a conmemorar el inicio del aniversario 500 de la Revuelta Protestante. El 31 de octubre de 1517, Lutero clavó sus 95 Tesis (que, como dice García-Villoslada, no eran 95 ni tesis) en la puerta de la iglesia del palacio de Wittenberg. Un nuevo simbolismo en la fecha: doscientos años antes de la fundación de la Gran Logia de Inglaterra, primera francmasonería «especulativa» y trescientos, de la Revolución bolchevique. Tres fechas anticristianas. Tres fechas representativas de la lucha del Demonio por aniquilar los frutos de la redención. Pero además, recordemos que el 31 de octubre es la víspera del 1 de noviembre, día en que la Iglesia conmemora la Fiesta de Todos los Santos, es decir, de las almas que están en el cielo. Al día siguiente, 2 de noviembre, la Iglesia ofrecerá oraciones por las almas que están en el purgatorio. Parece ser, entonces, que, para completar el panorama de estos días consagrados a la ultratumba, se requeriría una fiesta de las almas que están en el infierno. Fiesta abominable celebrada por los satanistas y por el hombre-masa de las «sociedades globales» que, sin saberlo, se disfraza de un alma condenada y juega «inocentemente» a infestar lugares. Ese también es el día de la Pseudoreforma: una fiesta de condenación. Y la cabeza de la Iglesia Católica se apresta a celebrarlo.

Parece ser que, ante los ojos humanos, la conjuración anticristiana ha triunfado.

Sin embargo, hay motivos para confortarnos. En primer lugar, la vindicación absoluta, para todo católico con un mínimo de honestidad intelectual y espiritual, de las previsiones de Monseñor Marcel Lefebvre. En su famosa Declaración del 21 de noviembre de 1974 (que acabaría costándole la supresión ilegal de su obra, la Fraternidad de San Pío X, y ulteriormente su suspensión a divinis, mientras tantos delincuentes y pervertidos fundaban seudomovimientos «eclesiales» que recibían el aplauso de la Jerarquía), escribió lo siguiente:

«Nos adherimos de todo corazón y con toda nuestra alma a la Roma católica, guardiana de la fe católica y de las tradiciones necesarias para el mantenimiento de esa fe; a la Roma eterna, maestra de sabiduría y de verdad. Por el contrario, nos negamos y nos hemos negado siempre a seguir a la Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante, que se manifestó claramente en el Concilio Vaticano II y, después del Concilio, en todas las reformas que de él surgieron. Todas estas reformas, en efecto, han contribuido y siguen contribuyendo a la demolición de la Iglesia, a la ruina del sacerdocio, a la destrucción del sacrificio y de los Sacramentos, a la desaparición de la vida religiosa y a la implantación de una enseñanza naturalista y teilhardiana en las universidades, seminarios y catequesis, enseñanza surgida del liberalismo y del protestantismo condenado tantas veces por el Magisterio solemne de la Iglesia. Ninguna autoridad, ni siquiera la más elevada en la jerarquía, puede obligarnos a abandonar o a disminuir nuestra fe católica, claramente expresada y profesada por el magisterio de la Iglesia desde hace diecinueve siglos».

El acto del 31 de octubre de 2016 no ha caído del cielo, es parte de un proceso de protestantización, alertado por diversas figuras, significativamente por Monseñor Lefebvre, y expresado en la reforma litúrgica y el aggiornamento en general. El pontificado de Francisco es un fruto claro de la reforma litúrgica, que se aleja de manera impresionante de la doctrina de Trento, como señalaron en el Breve Examen Crítico del Novus Ordo Missae los cardenales Ottaviani y Bacci, y que significó una protestantización de la liturgia explícitamente confesada por Monseñor Annibale Bugnini, quien la fabricó. Lex orandi, lex credendi: los efectos deletéreos de la Nueva Misa, que permanecían ocultos para muchos ciegos voluntarios, se revelan, cincuenta años después, en la doctrina y acción del primer pontífice cuyo sacerdocio solo conoció de ese rito.

Por otro lado, los diversos signos en torno al Mensaje de Fátima y al panorama mayor de la teología de la historia de estos últimos tiempos nos hablan de que la medida ha sido colmada y, como diría el conde José de Maistre, en las Veladas de San Petersburgo, refiriéndose a la imposibilidad de que el hombre pueda permanecer en un estado de anomia y desacralización: «Debemos aprestarnos para un acontecimiento inmenso en el orden divino, hacia el cual marchamos con una tan acelerada velocidad que sorprenderá a todos los observadores. Temibles oráculos ya anuncian que los tiempos han llegado».

César Félix Sánchez Martínez

Burke vs Francisco: denuncia el sacrilegio eucarístico frente al homenaje papal a Lutero en Suecia (LSN)

(Traducción: religión la voz libre)



Zagreb, Croacia 28 de octubre de 2016 (LSN) - Es un dogma "irreformable" de la Iglesia Católica que sólo aquellos que crean que Jesucristo está realmente presente en el pan y el vino consagrados son capaces de recibir la Santa Comunión, declaró el cardenal Raymond Burke. El cardenal del Vaticano dijo que san Pablo deja claro que a menos que la persona receptora reconozca el cuerpo de Cristo, "come su propia condenación."

"Esto es un sacrilegio. Este es uno de los más graves de los pecados, "dijo.

El cardenal estaba respondiendo a una pregunta sobre la intercomunión (recepción conjunta de la Santa Comunión Eucarística por parte de varias denominaciones cristianas: católicas y protestantes) hechas a Life Site News por John-Henry Westen durante la edición del lanzamiento de la versión croata de libro del cardenal sobre la Eucaristía en Zagreb, Croacia, el 23 de octubre.

"Nadie puede acercarse a recibir la Santa Eucaristía a menos que crea que la hostia que está recibiendo - a pesar de que parezca pan, sepa a pan, y huela a pan - es, en realidad, el cuerpo y la sangre de Cristo. Sólo la persona que crea esto puede acercarse al Santísimo Sacramento, puede acercarse a recibir la Santa Comunión ", ha indicado.

Los comentarios de Burke surgen días antes de que Francisco viaje a Lund, Suecia, para conmemorar el 500 aniversario del clavado de las 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg por parte de Martin Lutero, el 31 de octubre de 1517. Luteranos y obispos católicos han expresado su deseo de que el Papa permita la intercomunión (que los luteranos puedan comulgar junto con los católicos las hostias consagradas), al menos para los luteranos casados ​​con católicos.

El Papa ha mostrado anteriormente su apertura a que los luteranos reciban la Santa Comunión junto con los católicos, diciéndole a una mujer luterana el año pasado que "siguiese adelante" guiada por su conciencia. También el año pasado, un pastor luterano de Roma insistió en que el Papa había "abierto la puerta" a la intercomunión entre católicos y luteranos después de que el Papa visitó una comunidad luterana y dijo que las dos religiones "deben caminar juntas.” (También, tras una audiencia papal, luteranos recibieron la Sagrada Eucaristía durante la celebración de una sta. misa)

Pero el cardenal Robert Sarah, presidente de liturgia del Vaticano, respondió días más tarde, al afirmar que "no está permitida la intercomunión entre católicos y no católicos", añadiendo que se "debe confesar la fe católica. Un no católico no puede comulgar. Eso es muy, muy claro. No es una cuestión de seguir la propia conciencia ".

Burke tildó de "muy problemático" que cualquier persona sugiera que la próxima celebración en honor a Martin Lutero debe ser "motivo de algún tipo de 'hospitalidad eucarística' o inter-comunión."

"Eso no es posible. Sí, es irreformable ", ha indicado.

“O la hostia consagrada es el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Cristo, o no lo es. Y si lo es, es el más grave de los pecados ofrecer la Sagrada Hostia a alguien que no lo cree ", ha concluido.

Declaración completa del cardenal Burke

LSN: Su eminencia, ¿hay algo acerca de la Santa Eucaristía que prohíba la intercomunión con otras denominaciones cristianas? La próxima semana, y ya ahora, algunos de los líderes Luteranos están expresando la esperanza de recibir la comunión y tener intercomunión entre las religiones. ¿Hay algo acerca de la Santa Eucaristía que prohíba eso, y si hay una tal prohibición, es ésa una enseñanza irreformable?

Burke responde: ¿Que qué hay en la Santa Eucaristía [que prohíba la intercomunión entre las religiones]? La realidad es que la Eucaristía es el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Cristo que, después de las palabras de la consagración pronunciadas [por] el sacerdote - prestando su voz a Cristo mismo, que es el que está actuando en la santa misa - el pan y el vino se convierten en su sustancia, en el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo.

Y así, nadie puede acercarse a recibir la Santa Eucaristía a menos que crea que el hostia que está recibiendo - a pesar de que se ve como pan, sabe a pan, y huele a pan - es, en realidad, el cuerpo y la sangre de Cristo. Sólo la persona que crea esto puede acercarse al Santísimo Sacramento, puede acercarse a recibir la Santa Comunión.

San Pablo dejó esto muy claro en el capítulo 11 de la primera carta a los Corintios, pues en la Iglesia primitiva, hubo abusos en la celebración eucarística. Dijo muy claramente que la persona que recibe la Santa Comunión sin reconocer el cuerpo de Cristo, se come su propia condenación. Esto es un sacrilegio. Este es uno de los más graves pecados.

Y así, nosotros no invitamos a los que no creen en la Presencia Real a recibir la Santa Comunión, en primer lugar, por respeto a nuestro Señor Jesucristo, y por respeto a la realidad de la Santa Eucaristía, pero también por respeto a las personas, debido a que si se los invita a recibir algo en lo que no creen es un signo de falta de respeto [al Señor] y hace un gran daño a las almas de aquellos que están invitados.

Por ejemplo, [tomemos] el pensamiento luterano clásico: hay la idea acerca de la Santa Comunión como un tipo de presencia moral de nuestro Señor durante la celebración de la liturgia. Pero, cuando la liturgia termina, esos panes que se utilizan - y utilizo deliberadamente el término 'panes,' porque no son el cuerpo de Cristo - los devuelven al cajón para usarlos en otra ocasión.

Para nosotros, una vez que las hostias que se han colocado en el altar son consagradas, se han transubstanciado en el cuerpo y la sangre de Cristo, y se guardan en el tabernáculo para los que están enfermos y moribundos, para nuestra adoración y para la eventual comunión de los fieles. Las hostias no se pueden tratar de otro modo nunca, ya que la presencia real de nuestro Señor Jesucristo está en medio de nosotros.

Creo que es muy problemático sugerir que la celebración que va a tener lugar en honor a Martin Lutero pueda ser motivo para algún tipo de 'hospitalidad eucarística' o intercomunión. Eso no es posible. Sí, es (una norma) irreformable.