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viernes, 12 de julio de 2019

La joven generación, menos ‘tolerante’ con los LGTBI (Carlos Esteban)



Con pocas semanas de distancia han coincidido en prensa la aparición de dos estudios, uno británico y otro americano, cuyas conclusiones alarman a los comentaristas: el apoyo a la causa LGTBI, que no ha hecho más que crecer en las últimas décadas, muestra un parón cuando se consulta a la generación más joven.

El apoyo a la causa gay y sus derivados, que no ha hecho otra cosa que universalizarse socialmente en nuestro entorno desde que irrumpiera en la arena pública a finales del pasado siglo, muestra indicios de ralentizarse e incluso reducirse entre quienes se presume que son el sector más abierto y tolerante de la población: los más jóvenes.

El primer estudio, encargado por el grupo norteamericano defensor de los derechos de los LGTBI GLAAD a la empresa The Harris Poll fue hecho público a finales del mes pasado, y muestra que el número de americanos entre 18 y 34 que se sienten cómodos interactuando con gente LGBTQ cayó del 53% en 2017 al 45% en 2018, el único grupo de edad que muestra un declive, según el estudio anual de Aceleración de la Aceptación. Y cae, sobre todo, con respecto al 63% en 2016.

El segundo estudio, británico, revela que la aceptación de la homosexualidad activa podría haber tocado su techo, ya que la proporción de personas que dicen sentirse completamente cómodas con las relaciones sexuales entre hombres o entre mujeres ha caído por primera vez en más de tres décadas en Gran Bretaña.

Se trata en este caso de un informe parte del estudio de Actitudes Sociales Británicas (BSA), hecho público esta misma semana, en el que se explicita que el país ha alcanzado la cota máxima de aceptación y la está dejando atrás. De las personas consultadas, dos tercios dijeron que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo “no son nada malo en absoluto”, una opinión que el año pasado defendía un 68%, la primera caída desde 1987.

En el caso británico es fácil achacar parte de esa caída a la cambiante fisonomía demográfica de las islas, en las que aumenta desproporcionadamente una población de origen extranjero, en muchas ocasiones con una visión de la sexualidad marcadamente distinta de la que impera ya en nuestras sociedades.

No así en el caso americano, en el que además se insiste en esa paradoja de que sean los más jóvenes, tradicionalmente más abiertos a las novedades, quienes muestren una mayor inclinación hacia posturas consideradas ampliamente como “felizmente superadas”.


Carlos Esteban