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sábado, 12 de enero de 2019

Discurso del Papa Francisco a la Curia romana en las Navidades de 2018 (9) [ACUSACIONES Y MISERICORDIA ] (José Martí)



FRANCISCO - Ahora permitidme hablar también de otra aflicción, a saber, la infidelidad de quienes traicionan su vocación, su juramento, su misión, su consagración a Dios y a la Iglesia; aquellos que se esconden detrás de las buenas intenciones para apuñalar a sus hermanos y sembrar la discordia, la división y el desconcierto; personas que siempre encuentran justificaciones, incluso lógicas y espirituales, para seguir recorriendo sin obstáculos el camino de la perdición; (...) el Tentador, el Gran Acusador, es el que divide, siembra la discordia, insinúa la enemistad, persuade a los hijos y los lleva a dudar.

Si, como parece dar a entender, aun cuando no lo diga expresamente, al hablar del Gran Acusador se refiere a monseñor Viganò y todos cuantos lo defienden, está realizando un juicio de condena hacia alguien que quiere que resplandezca la verdad, conforme a las palabras bíblicas:  "El que ama la verdad viene a la Luz". No hay más que leer la carta que escribió monseñor Viganò el 22 de agosto de 2018 y que salió a la Luz el 26 de agosto, cuatro días después. De esto hace ya cuatro meses y medio. Hay que tener muy en cuenta que el testimonio que da no ha sido contradecido por nadie, prueba de que son verdad. Es más: lo hace plenamente consciente de la importancia de lo que dice, puesto que peligra la barca de Pedro. Y afirma que lo hace porque debe de dar cuenta de ello ante Dios: no puede seguir callando a la vista de tanta infamia en el interior de la Jerarquía (¡tal vez debería de haber hablado antes, pero más vale tarde que nunca!). Ante lo cual Francisco no responde: que se encarguen de ello los periodistas. Se da un margen de seis meses para hablar de pedofilia en la reunión que tendrá lugar del 21 al 24 de febrero, pero no condena la homosexualidad que es la verdadera causa de todos esos abusos, como bien lo han explicado personas de reconocido prestigio intelectual y moral.  

FRANCISCO - Para hacer resplandecer la luz de Cristo, todos tenemos el deber de combatir cualquier corrupción espiritual, que «es peor que la caída de un pecador, porque se trata de una ceguera cómoda y autosuficiente donde todo termina pareciendo lícito: el engaño, la calumnia, el egoísmo y tantas formas sutiles de autorreferencialidad, ya que «el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz» (2 Cor 11,14)

Así lo dice San Pablo: ciertamente el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz ... pero, si eso es así, como lo es, entonces "es posible" que  Francisco no se esté refiriendo con esas palabras a Monseñor Viganò, puesto que lo propio de aquel que está influenciado por Satanás es quien se regocija con la mentira: Éste no es el caso de monseñor Viganò, ni de todos aquellos que han sido misericordiados por Francisco, por atreverse a pensar ... Al fin y al cabo: ¿no dijo Francisco que al Papa se le puede criticar y que no había en ello ningún pecado? Y, si hablando de homosexuales dijo aquello de ¿Quién soy yo para juzgar? ... suponiendo que Dios es quien conoce los corazones de las personas, como en verdad es, ¿acaso no podría aplicar esa misma frase con referencia a aquellos cardenales que intentan corregirle? Sin embargo, no lo hace ... A quien se atreva a contradecirle o, incluso, aun cuando no lo corrija, simplemente viva su ministerio sacerdotal conforme a lo que la Iglesia siempre ha enseñado, ese tal, más pronto o más tarde (¡más bien pronto que tarde!)  conoce ya lo que ocurrirá con él: ¡será "misericordiado", o bien por él, o bien por aquellos obispos y cardenales que han medrado gracias a Francisco. La misericordia, si es tal, no debe de ser selectiva. Y no debe de insultar a los misericordiados ... por muy Papa que sea (algo que yo no discuto).

Coloco aquí algunas entradas del blog que hacen referencia a varios puntos de los que se ha tratado más arriba:

"Podéis criticarme. No es pecado" -dice Francisco- ... Muy bien: pues atreveos a criticarlo ... y veréis lo que ocurre (José Martí).

Papa Francisco: “No diré una sola palabra”, gritos generales y silencios vaticanos, los gays pequeños al psiquiatra (Specola)

Cuando la corrección pública se hace urgente y necesaria (Roberto de Mattei)

Misericordia con cicuta (Fray Gerundio)
José Martí (continuará y acabará)