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martes, 19 de julio de 2016

Alicia en el país de Amoris Laetitia (Anna M. Silvas) (3 de 3)

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Las implicaciones que emanan  de "Amoris laetitia"

Las serias dificultades que preveo, sobre todo para los sacerdotes, surgen del enfrentamiento entre las distintas interpretaciones sobre las escapatorias discretamente abiertas en toda la exhortación "Amoris laetitia".

¿Qué hará un joven sacerdote apenas ordenado que, bien informado, desea mantener que los divorciados que se han vuelto a casar no pueden recibir la comunión, mientras que su párroco tiene una política de "acompañamiento" que, al contrario, prevé que pueden recibirla? 
¿Qué hará un sacerdote con un sentido de la fidelidad similar si su obispo y su diócesis deciden una política más progresista? 
¿Qué hará una región de obispos respecto a otra región de obispos cuando cada grupo de obispos decida cómo cortar y dividir los "matices" de esta nueva doctrina por lo que en el peor de los casos lo que se considera pecado mortal en un lado del confín es "acompañado" y permitido en el otro? 

Sabemos que ya está ocurriendo, oficialmente, en ciertas diócesis alemanas y, no oficialmente, en Argentina e incluso aquí, en Australia, desde hace años, como puedo verificar en mi propia familia.

Un resultado como este es tan desconcertante que podría marcar, como ha sugerido otro amigo mío, también casado, el hundimiento de la narración cristiana católica

Pero desde luego hay otros aspectos del deterioro eclesial y social que nos han llevado a este punto

- el estrago de la falsa renovación en la Iglesia de los últimas décadas; 
- la increíblemente estúpida política de inculturación aplicada a una desarraigada cultura occidental invadida por un secularismo militante;
- la inexorable y progresiva erosión del matrimonio y la familia en la sociedad; 
- el ataque a la Iglesia, más potente desde el interior que desde el exterior, como denunciaba el Papa Benedicto; 
- la prolongada defección de algunos teólogos y laicos en materia de anticoncepción; 
- los espantosos escándalos sexuales; 
- los innumerables sacrilegios; 
- la pérdida del espíritu de la liturgia; 
- los cismas internos "de facto" sobre toda una serie de cuestiones y enfoques graves, sutilmente disfrazados bajo una apariencia de unidad "de iure" de la Iglesia; 
- los modelos de profunda disonancia espiritual y moral que bullen  actualmente bajo el andrajoso título de "católico". 

¿Y nos sorprendemos de que la Iglesia esté en un estado de debilitamiento y esté desapareciendo?

Podríamos incluso rastrear los largos antecedentes temporales de "Amoris laetitia". Como tengo un espíritu algo anticuado, veo este documento como el mal fruto de ciertos desarrollos del segundo milenio en la Iglesia occidental. Indico brevemente dos en concretoLa forma rígidamente racionalista y dualista del tomismo promovida por los jesuitas en el siglo XVI y, en ese contexto, su elaboración de la comprensión casuística del pecado mortal en el siglo XVII. 

El arte de la casuística ha sido aplicado a una nueva categoría de ciencia sacra llamada "teología moral" en la que, me parece, la regla de cálculo es sabiamente empleada para estimar técnicamente, caso por caso, la culpabilidad mínima necesaria para evitar la imputación de pecado mortal. ¡Qué meta espiritual! ¡Qué visión espiritual! Hoy la casuística vuelve a levantar su fea cabeza bajo la nueva forma de LA ÉTICA DE LA SITUACIÓN y "Amoris laetitia", francamente, está llena de ella, ¡aunque fue expresamente condenada por San Juan Pablo II en la encíclica "Veritatis Splendor"!

 Peroración

¿Puedo exhortarles de alguna manera que pueda ser de ayuda? San Basilio pronunció una gran homilía sobre el texto: "Pero ten cuidado y guárdate bien" (Deut 4, 9). Ante todo debemos ocuparnos primero de nuestras disposiciones. En los Padres del desierto encontramos varias historias en las que un joven monje persigue su salvación eterna mediante la heroica mansedumbre de su obediencia a un abad con serias imperfecciones. Y al final obtiene también el arrepentimiento y la salvación de su abad. No debemos dejarnos tentar por reacciones de hostilidad hacia el Papa Francisco, pues corremos el riesgo de caer en el juego del diablo. Debemos honrar y sostener en la caridad también a este profundamente imperfecto Santo Padre, y rezar por él. Con Dios nada es imposible. Quién sabe, a lo mejor Dios ha puesto a Jorge Mario Bergoglio en esta posición para encontrar un número suficiente de personas que recen eficazmente por la salvación de su alma.

He observado que los cardenales Sarah y Pell callan. Puede que sea sabio hacerlo, al menos por ahora. Mientras tanto ustedes, los que tienen responsabilidades en el gobierno de la Iglesia, tendrán que dar disposiciones prácticas en lo que concierne a las cuestiones controvertidas de "Amoris laetitia". Ante todo, en nuestras mentes no debemos tener alguna duda sobre cuál es y será siempre la enseñanza real del Evangelio. Obviamente, debe intentarse cualquier estrategia de presión para una clarificación oficial de la futura práctica. Insto en particular a los obispos a hacer esto. 

Algunos de ustedes pueden encontrarse en situaciones muy difíciles respecto a sus iguales, casi exigiendo las virtudes de un confesor de la fe. ¿Están preparados para los latigazos, metafóricamente hablando, que pueden recibir? Desde luego pueden elegir la ilusoria seguridad de la vacuidad convencional y la simpatía superficial, una gran tentación para eclesiásticos como también para hombres de negocios. No lo aconsejo. Los tiempos son críticos, tal vez mucho más de lo que sospechamos. Estamos siendo puestos a prueba. "El Señor está aquí. Él te llama".

Sobre la disposición eucarística apropiada para los divorciados que se han vuelto a casar

Recientemente un amigo me ha enviado por e-mail algunos puntos sobre las disposiciones eucarísticas justas para los que están en "situaciones irregulares". En mi respuesta he expresado lo que pensaba sobre lo que creo deba ser la conducta espiritual y sacramentalmente aconsejable para un católico que se encuentra en una "situación irregular".

Hay una encantadora señora que viene habitualmente a misa a nuestra catedral y que se sienta atrás de todo. Tuve una conversación con ella y supe que se encuentra en una de estas "situaciones irregulares", pero es muy diligente en venir a misa aunque sin acceder a la santa comunión. No despotrica contra la Iglesia, ni dice "Es culpa de la Iglesia" o "¡Qué injusta es la Iglesia!", sentimiento que en cambio he oído de otros a los que he corregido con amabilidad. Encuentro que, en sus circunstancias, el comportamiento de esta señora es admirable.

La mejor actitud que pueden tener en la oración quienes están en estas situaciones y aún no han llegado a la medida de arrepentimiento requerido (y por lo tanto a la confesión), pero no quieren dejar de mirar hacia Dios, es presentarse ante el Señor en la misa en su estado de privación y necesidad, no corriendo hacia adelante para "arrebatar"  la eucaristía, sino intentando abrirse a la acción de la gracia y a un cambio de las circunstancias, si y cuando sea posible. Mi pensamiento sobre su situación es que es mejor que esperen honesta, aunque dolorosamente, en la tensión de su situación ante Dios, sin subterfugios. Creo que ésta es la mejor posición para el triunfo de la gracia. 

[A este respecto pienso que sería interesante para todos aquellos que estén atravesando momentos difíciles en su matrimonio la lectura del libro "Un juego de amor", de José María Zavala y de su esposa Paloma que estuvieron muchos años sin comulgar, conscientes de que se encontraban en una situación de pecado mortal (ahora se llama "irregular"), hasta que se produjo su conversión]

¿Quién de nosotros no se siente identificado con esta situación desigual causada por la lucha espiritual de la propia vida, como por ejemplo, el duro combate que hay que sostener ante una pasión aparentemente insuperable y de la que a duras penas se encuentra la vía de salida? ¿O el que sostenemos cuando nos sentimos atrapados durante mucho tiempo en un pecado antes de que nuestra vida moral pueda emerger en un lugar de mayor libertad? 

Recordemos la célebre oración de San Agustín a Dios la vigilia de su conversión definitiva: "Domine, da mihi castitatem, sed noli modo": "Señor, concédeme la castidad, pero no enseguida". Pienso que cuando estas personas asisten a misa y se abstienen de tomar la comunión, el suyo puede ser un gran testimonio para todos nosotros. Sí, es un grito que nos llama a considerar nuestra propia disposición al presentarnos a participar en los santísimos y deificantes Cuerpo y Sangre de nuestro Señor.

A propósito de lo cual, me viene a la cabeza una frase del actor Richard Harris, un aguafiestas católico no practicante durante muchos años: "Me he divorciado dos veces, pero prefiero morir como un mal católico que hacer que la Iglesia cambie para que se adapte a mí".

Encuentro que hay más honradez en esto que en… bueno, mejor que no lo diga.


Anna M. Silvas

Mártires, Lapsi y Traditores (Padre Santiago Martín)


Duración 7:35 minutos


"Hay épocas en las que un hombre honrado sólo puede estar en la cárcel" (Aleksandr Solzhenitsyn)

AL ISLAM LE FALTAN DOS COSAS׃ FILIACIÓN DIVINA Y LIBERTAD (Eulogio López, director de Hispanidad)


Duración 1:50 minutos

Europa, si no es cristiana, será musulmana (Padre Santiago Martín)


Duración 4:52 minutos

lunes, 18 de julio de 2016

Cardenal Sarah׃ «La ideología de género es destructiva» [Incluye conferencia dada en Ávila]

Duración 2:27 minutos

En este corto vídeo se hace referencia a la Conferencia que tuvo lugar en la Universidad Católica de Ávila, UCAV, el 24 de mayo de este año y que lleva por título : Teoría de género: sus repercusiones.

En ella el cardenal Sarah ha señalado a la ONU (a través de la OMS) y a la UE como promotores de la Ideología de género para implantarla en la Sociedad Mundial por medio de la legislación. Los países que se niegan a adherirse a esta ideología son castigados y penalizados en ayudas al desarrollo.

Hay que luchar contra estas leyes que van en contra de la naturaleza y de la enseñanza de Dios: todos, no solo los cristianos. El cardenal Sarah está convencido de la existencia de un plan para acabar con el matrimonio y la familia y, por consiguiente, con la humanidad.

El futuro de la sociedad humana está basado en el concepto tradicional de la familia, donde la mujer y el hombre se complementan mutuamente.

[El que disponga de tiempo suficiente, aunque lo haga en varias sentadas, puede ver y escuchar dicha conferencia o bien directamente en el blog o bien haciendo clic aquí.]

DURACIÓN 1:40:22

Súplica al Papa (versión corta en español)

Coloco aquí el vídeo, en su versión corta, traducido al español, que se corresponde con la entrada del 15 de Julio, en la que líderes internacionales de la familia y de la vida suplican al papa que termine con la confusión que existe actualmente en la Iglesia con relación a la tan difundida exhortación apostólica Amoris Laetitia.

Duración 4:50 minutos


Puede verse también aquí:

Duración 3:40 minutos

Alicia en el país de Amoris Laetitia (Anna M. Silvas) (1 de 3)


Para leer la parte 2 pinchar aquí 

Artículo tomado de Sandro Magister que reproduzco aquí también, aun cuando ya se encuentra dentro del conjunto de artículos sobre Amoris Laetitia que se encuentra a la derecha del blog. Esto lo hago debido a su especial interés. 

Lacerante crítica - según Sandro Magister- de la exhortación post-sinodal por parte de una estudiosa australiana. "Hemos perdido -dice- todo punto de apoyo y hemos caído, como Alicia, en un universo paralelo, en el que nada es lo que parece ser" 

ROMA, 7 de  junio de 2016 – Ojo a la autora del volumen cuya imagen reproducimos más arriba, primera edición crítica de una obra maestra de San Basilio el Grande, cuyo original en griego se perdió pero que llegó a nosotros gracias a una antigua versión en siríaco confirmada en cinco manuscritos, publicada hace dos años por la histórica editorial Brill, activa en Holanda desde finales del siglo XVII.

La autora es Anna M. Silvas, una de las estudiosas de los Padres de la Iglesia, sobre todo orientales, más celebres del mundo. Pertenece a la Iglesia greco-católica de Rumania y vive en Australia, en Armidale, Nueva Gales del Sur.

Enseña en la Universidad de Nueva Inglaterra y en la Universidad Católica Australiana. Sus principales campos de estudio son los Padres de la Capadocia: Basilio, Gregorio Nacianceno, Gregorio de Nisa, el desarrollo del monaquismo, el ascetismo femenino en el primer cristianismo y en la Edad Media.

También imparte cursos sobre el matrimonio, la familia y la sexualidad en la tradición católica en el Instituto Pontificio Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia de Melbourne.

Lo que sigue es su comentario a la exhortación apostólica post-sinodal "Amoris laetitia", pronunciado ante un gran público, con obispos y sacerdotes, y publicado posteriormente en el sitio internet de la parroquia del Beato John Henry Newman de Caulfield North, cerca de Melbourne:  Some Concerns about "Amoris Laetitia"

El texto original  está enriquecido por algunas notas a pie de página y un epílogo con un pasaje de San Basilio, aquí omitidos.

Pero no digamos nada más. El comentario de Anna M. Silvas es de obligada lectura. Brillante, agudo, competente, franco. Un ejemplo luminoso de esa "parresia" que es un deber de todo bautizado.

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Algunas cuestiones sobre "Amoris laetitia"

por Anna M. Silvas

En esta presentación me gustaría subrayar algunas de las cuestiones que más me preocupan acerca de "Amoris laetitia". Estas reflexiones están divididas en tres secciones. La primera parte explicará a grandes rasgos las preocupaciones generales; la segunda se centrará en el ya tristemente famoso capítulo ocho; la tercera tratará sobre algunas de las implicaciones que "Amoris laetitia" tiene para los sacerdotes y el catolicismo.

Soy consciente de que "Amoris laetitia", al ser una exhortación apostólica, no goza del rasgo de infalibilidad. Sin embargo, es un documento del magisterio ordinario pontificio y, por lo tanto, hace que la idea de criticarlo, sobre todo doctrinalmente, sea especialmente difícil. Creo que es una situación sin precedentes. Me gustaría que hubiera un gran santo, como San Pablo, San Atanasio, San Bernardo o Santa Catalina de Siena que tuviera la valentía y las credenciales espirituales, como por ejemplo, la capacidad de profetizar la verdad absoluta, para que le dijera la verdad al sucesor de Pedro y le llevara de vuelta a un marco conceptual mejor. En estos momentos parece que la jerarquía de la Iglesia haya entrado en una extraña parálisis. Tal vez esta sea la hora de los profetas, pero de los profetas verdaderos. ¿Dónde están los santos con “nooi", intelectos, purificados por el prolongado contacto con el Dios vivo en la oración y la ascesis, dotados de palabra inspirada, capaces de llevar a cabo una tarea como ésta? ¿Dónde están estas personas?

 PREOCUPACIONES GENERALES

 Grabadas en tablas de piedra por el dedo del Dios vivo (Ex 31,18; 32, 15), las diez "palabras" proclamadas a la humanidad para todas las épocas: "No cometerás adulterio" (Ex 20, 14), y "No codiciarás la mujer de tu prójimo" (Ex 20, 17).

Incluso Nuestro Señor declaró: "Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella" (Mc 10, 11).

Y el apóstol Pablo lo repitió: "Por eso, mientras vive el marido, será llamada adúltera si se une a otro hombre" (Rom 7, 3 ).

Como un silencio ensordecedor, el término "ADULTERIO" está totalmente ausente del léxico de "Amoris laetitia". En cambio encontramos algo llamado "uniones irregulares" o "situaciones irregulares", con "irregular" entre comillas como si el autor quisiera mantenerse a distancia.

"Si me amáis, guardaréis mis mandamientos" dice el Señor (Jn 14, 15). Y el Evangelio y las Cartas de Juan repiten esta advertencia del Señor de varias maneras. Esto no significa que nuestra conducta esté justificada por nuestros sentimientos subjetivos, sino que más bien nuestra disposición subjetiva se verifica en nuestra conducta, es decir, en nuestro acto de obediencia. Desgraciadamente, cuando leemos "Amoris laetitia" vemos que también los "MANDAMIENTOS" están del todo ausentes de su léxico, igual que la OBEDIENCIA. En su lugar encontramos algo llamado "ideales", que aparecen repetidamente en todo el documento.

Otra expresión clave que no encuentro en el lenguaje de este documento es "TEMOR DE DIOS". Es decir, ese asombro ante la realidad soberana de Dios que es el principio de la sabiduría, uno de los dones del Espíritu Santo en la Confirmación. Pero este santo temor hace tiempo que ha desaparecido de una amplia parte del discurso católico moderno. Se trata de una expresión semítica que se traduce como "eulabeia" y “eusebia" en griego, o como "pietas" y "religio" en latín, el corazón de una disposición hacia Dios, el espíritu auténtico de la religión.

Otro término del lenguaje que falta en "Amoris laetitia" es el de la SALVACIÓN ETERNA. ¡No hay almas inmortales que anhelan la salvación eterna en este documento! Ciertamente, encontramos "vida eterna" y "eternidad" nombradas en los números 166 y 168 como el aparentemente inevitable "cumplimiento" del destino de un niño, pero sin ninguna alusión a imperativos de gracia y de lucha, es decir, de salvación eterna, que forman parte de este camino. Es como si la propia cultura de fe estuviera formada por los ecos de las palabras que uno oye y cuya ausencia es un chirrido en mis oídos. 

Miremos ahora lo que encontramos en el propio documento.

¿Qué razón hay para un texto tan prolijo, de 260 páginas, más de tres veces la extensión de "Familiaris Consortio"? Esta es, sin duda, una gran descortesía pastoral. Y, sin embargo, el Papa Francisco quiere que se lea "pacientemente parte por parte" (n. 7). Pues bien, algunos de nosotros hemos tenido que hacerlo. Gran parte del texto es aburrido e insustancial. En general, encuentro el discurso del Papa Francisco, no sólo en este caso sino en general, plano y unidimensional. Podría definirlo "superficial" y también "simplista": ninguna hondura bajo palabras santas y verdaderas que nos inviten a lanzarnos a la profundidad.

Una de las características menos agradables de "Amoris laetitia" es la gran cantidad de comentarios bruscos e irritantes del Papa Francisco, frases polémicas que disminuyen mucho el tono del discurso. A veces uno se queda perplejo respecto al fundamento de estos comentarios. Por ejemplo, en la tristemente célebre nota 351, el Papa advierte a los sacerdotes que "el confesionario no debe ser una sala de torturas". ¿Una sala de torturas?

En otro pasaje, en el n. 36, dice: "Con frecuencia presentamos el matrimonio de tal manera que su fin unitivo, el llamado a crecer en el amor y el ideal de ayuda mutua, quedó opacado por un acento casi excluyente en el deber de la procreación”.

Cualquiera que tenga el más mínimo conocimiento del desarrollo de la doctrina sobre el matrimonio sabe que el bien unitivo ha recibido una gran y renovada atención al menos a partir de "Gaudium et Spes", n. 49, con una historia a las espaldas de algunas décadas.

Para mí, estas caricaturas impulsivas e infundadas son indignas de la dignidad y seriedad que debería de tener una Exhortación Apostólica.

En los números 121 y 122 tenemos un ejemplo perfecto de la calidad errática del discurso del Papa Francisco. Tras una descripción inicial del MATRIMONIO como "signo precioso" e "imagen del amor de Dios por nosotros", al cabo de unas líneas esta imagen de Cristo y de su Iglesia se convierte en un "tremendo peso" que es impuesto sobre los cónyuges. El Papa ya ha usado este término, "peso" en el n. 37. Pero, ¿quién espera que haya una inmediata perfección de los esposos? ¿Quién no ha concebido el matrimonio como un proyecto de toda una vida, de crecimiento en lo vivido del sacramento?

El lenguaje del Papa Francisco sobre la emoción y la pasión (números 125, 242, 143 y 145) no se basa en los Padres de la Iglesia o en los maestros de la vida espiritual de la gran Tradición, sino en la mentalidad de los medios de comunicación populares. Su simplista fusión entre eros y deseo sexual en el n. 151 sucumbe a la visión laicista e ignora la "Deus Caritas Est" del Papa Benedicto, inmersa en una exposición meditada del misterio de eros, de agapé y de la Cruz.

Incomoda el ambiguo lenguaje de los números 243 y 246, que hace pensar que el hecho de que sus miembros entren en una unión objetivamente adúltera y sean por lo tanto excluidos de la Santa Comunión sea de alguna manera culpa de la Iglesia, o que es algo de lo que la Iglesia debería pedir perdón. Esta es una idea que permea todo el documento.

Varias veces, durante la lectura de este documento, me he detenido y he pensado: "Hace muchas páginas que no oigo hablar de Cristo". Demasiado a menudo estamos sometidos a extensos pasajes con consejos paternales que podría dar también cualquier periodista laico sin fe, como los que se leen en las páginas del Reader’s Digest, o en uno de esos suplementos sobre estilos de vida que se incluyen en los periódicos del fin de semana.

Es cierto que algunas de las doctrinas de la Iglesia están sólidamente apoyadas, por ejemplo, contra la unión de parejas del mismo sexo (n. 52) y la poligamia (n. 53), la ideología de género (n. 56) y el aborto (n. 84). Hay afirmaciones acerca de la indisolubilidad del matrimonio (n. 63) y su fin procreativo y un apoyo de la "Humanae Vitae" (nn. 68, 83 ), del derecho soberano de los padres a la educación de los propios hijos (n. 84), del derecho de cada niño a una madre y un padre (nn. 172, 175), de la importancia de los padres (nn. 176, 177). De vez en cuando se encuentra un pensamiento poético, como por ejemplo sobre la "mirada" contemplativa de amor entre los esposos (nn. 127-8) o sobre la maduración del buen vino como imagen de la maduración de los cónyuges (n. 135 ).

Pero toda esta laudable doctrina está minada, en mi opinión, por la retórica de conjunto de la exhortación, y por la de todo el pontificado del Papa Francisco. Estas afirmaciones de la doctrina católica son bienvenidas, pero es necesario preguntar: ¿tienen de algún modo más peso que el entusiasmo pasajero y errático del actual titular de la Cátedra de San Pedro? Lo digo muy seriamente. Mi instinto me dice que el siguiente tema amenazado de desmoronamiento es el llamado "matrimonio" entre personas del mismo sexo.

Si es posible construir una justificación acerca de los estados objetivos de adulterio basándose en el reconocimiento de "los elementos constructivos en aquellas situaciones que todavía no corresponden o ya no corresponden a su enseñanza [de la Iglesia] sobre el matrimonio" (n. 292), "cuando la unión alcanza una estabilidad notable mediante un vínculo público, está connotada de afecto profundo, de responsabilidad por la prole" (n. 293) etc., ¿hasta cuándo se podrá aplazar la aplicación del mismo razonamiento a las parejas del mismo sexo? 

Y sí, los niños pueden ser parte de la cuestión, como bien sabemos por la agenda homosexual. El anterior editor del Catecismo católico [el cardenal Christoph Schönborn], a cuya hermenéutica de "Amoris laetitia" como "desarrollo de la doctrina" el Papa nos remite, parece estar "evolucionando" sobre la potencial "bondad" de las "uniones" del mismo sexo.

(Continúa)

Alicia en el país de Amoris Laetitia (Anna M. Silvas) (2 de 3)


LECTURA DEL CAPÍTULO OCHO
  
Y todo esto antes de leer el capítulo ocho. Me he preguntado si la extraordinaria prolijidad de los primeros siete capítulos tenía como objetivo  agotarnos antes de llegar a este capítulo crucial, y cogernos con la guardia bajada

Para mí, TODO EL tenor del capítulo OCHO es problemático, no sólo el n. 304 y la nota 351

En cuanto acabé de leerlo, pensé: claro como la luz que el Papa Francisco quería desde el principio introducir de alguna manera la propuesta Kasper. Aquí está. Kasper ha ganado. 


Todo explica los cortantes comentarios del Papa al final del Sínodo de 2015, cuando censuró a los "fariseos" de mente estrecha, evidentemente refiriéndose a quienes le habían impedido obtener un resultado aún mejor en línea con su agenda. ¿"Fariseos"? ¡Qué lenguaje más inapropiado! Los fariseos eran, de alguna manera, los modernistas del judaísmo, los amos de diez mil matices y, más oportunamente, los que apoyaban con tenacidad la práctica del divorcio y del nuevo matrimonio. Los verdaderos análogos de los fariseos en todo este asunto son Kasper y sus aliados.

Pero continuemos. Las palabras del n. 295 sobre las observaciones de San Juan Pablo II sobre la "ley de la gradualidad" en el n. 34 de "Familiaris Consortio", me parecen sutilmente desleales y corruptoras porque intentan incorporar y corromper a Juan Pablo precisamente en apoyo de una ética de la situación, para oponerse a la cual éste dedicó toda su amorosa inteligencia pastoral y toda su energía. Leamos de nuevo lo que verdaderamente dijo San Juan Pablo sobre la ley de la gradualidad:

"Los esposos... no pueden mirar la ley como un mero ideal que se puede alcanzar en el futuro, sino que deben considerarla como un mandato de Cristo Señor a superar con valentía las dificultades. Por ello la llamada 'ley de gradualidad' o camino gradual no puede identificarse con la 'gradualidad de la ley', como si hubiera varios grados o formas de precepto en la ley divina para los diversos hombres y situaciones. Todos los esposos, según el plan de Dios, están llamados a la santidad en el matrimonio.

La nota 329 de "Amoris laetitia" presenta también otra corrupción subrepticia. Cita el pasaje n. 51 de "Gaudium et Spes" acerca de la intimidad de la vida conyugal. Pero a través de un juego de prestidigitación sutil lo pone en boca de los divorciados que se han vuelto a casar. Dichas corrupciones indican con seguridad que las referencias y las notas, que en este documento son utilizados como pilares, deben ser adecuadamente verificadas.

En el n. 297 ya vemos la responsabilidad de las "situaciones irregulares" trasladada al discernimiento de los pastores. Paso a paso, sutilmente, las argumentaciones llevan a una agenda precisa. El n. 299 pregunta cómo pueden superarse las "diversas formas de exclusión actualmente practicadas" y el n. 300 introduce la idea de una "conversación con el sacerdote en el fuero interno". ¿No se puede adivinar ya hacia dónde va la argumentación?

Y así llegamos al n. 301, que olvida las precauciones y desciende a la vorágine de las "circunstancias atenuantes". Aquí parece que la "vieja Iglesia vil" ha sido finalmente sustituida por la "nueva Iglesia amable": en el pasado tal vez pensábamos que quienes vivían en "situaciones irregulares" sin arrepentirse estaban en un estado de pecado mortal; ahora, sin embargo, es posible que no estén para nada en un estado de pecado mortal y que de hecho la gracia santificante pueda estar obrando en ellos.

Se explica después, en un exceso de puro subjetivismo, que "un sujeto, aun conociendo bien la norma, puede tener una gran dificultad para comprender 'los valores inherentes a la norma'". He aquí una circunstancia atenuante que supera a todas las otras circunstancias atenuantes. Según esta tesis, ¿exculpamos la envidia originaria de Lucifer porque él tenía "gran dificultad para comprender" el "valor inherente", para él, de la majestad transcendente de Dios? Llegados aquí pienso que hemos perdido cualquier punto de apoyo y que hemos caído, como Alicia, en un universo paralelo, en el que nada es lo que parece ser.

Se introducen como apoyo una serie de citas de Santo Tomás de Aquino sobre las que no estoy cualificada para opinar; sólo puedo decir que, obviamente, sería desde luego oportuno verificarlas y contextualizarlas. El n. 304 es una apología técnicamente elaborada  de la moral casuística, argumentada con términos exclusivamente filosóficos sin ninguna referencia a Cristo o a la fe. No se puede evitar pensar que este pasaje es obra de otra mano. No es el estilo de Francisco, incluso suponiendo que sea su pensamiento.

Por último, llegamos al punto crucial, el n. 305. Empieza con dos mediocres caricaturas que se reiteran en todo el documento. El Papa Francisco repite y reafirma, ahora, la nueva doctrina que había indicado poco antes: una persona puede estar en una situación objetiva de pecado mortal –porque es de esto de lo que él habla– y vivir y crecer en la gracia de Dios, al mismo tiempo que "recibe la ayuda de la Iglesia" que, según declara la tristemente famosa nota 351, puede incluir "en ciertos casos" tanto la confesión como la comunión. Estoy segura de que muchos ya están activamente intentado "interpretar" todo esto según una "hermenéutica de la continuidad" para mostrar su armonía, presumo, con la Tradición. Podría añadir que en este n. 305 el Papa Francisco se cita a sí mismo cuatro veces. De hecho, parece que para el Papa Francisco el punto de referencia citado con más frecuencia en "Amoris laetitia" sea él mismo, lo cual, en sí mismo, es interesante.

En el resto del capítulo el Papa Francisco cambia de rumbo: admite de manera alambicada que su enfoque puede dar "lugar a confusión" (n. 308), a lo que responde con una discusión sobre la "misericordia". Al principio del n. 7 había declarado que "todos se vean muy interpelados por el capítulo octavo". Sí, pero no entendiéndolo con el despreocupado sentido heurístico que él le da. 

El Papa Francisco, ¿ha admitido francamente en el pasado que él es el tipo de persona a la que le gusta armar "jaleo"? Bien, creo que podemos conceder que aquí, ciertamente, ha alcanzado dicho objetivo.

Permítanme que les hable de un amigo mío, un hombre más bien taciturno y prudente, casado, que me dijo antes de que la exhortación apostólica se publicara: "¡Espero realmente que él evite la ambigüedad!". Pues bien, creo que ni la lectura más piadosa de "Amoris laetitia" permite que se diga que ha evitado la ambigüedad

Usando las propias palabras del Papa Francisco encontramos "fenómenos ambiguos" (n. 33) en este documento y, me atrevo a decir, en todo su pontificado. Si se nos pone en la imposible situación de criticar un documento del magisterio ordinario, consideremos si en "Amoris laetitia" no es el propio Papa Francisco quien relativiza la autoridad del magisterio debilitando  el magisterio del Papa Juan Pablo, sobre todo en lo que concierne a "Familiaris Consortio" y "Veritatis Splendor".

Desafío a cualquiera a releer con seriedad la encíclica "Veritatis Splendor", digamos los números 95 a 105, y a no concluir que hay una profunda disonancia entre esa encíclica y esta exhortación apostólica. En mi juventud me angustiaba el enigma: ¿cómo se puede ser obediente al desobediente? Porque también el Papa está llamado a la obediencia; es más, lo está de una manera preeminente.


(Continúa y acaba)

domingo, 17 de julio de 2016

Cuarenta y cinco Prelados, sacerdotes y académicos católicos firman una petición al Sacro Colegio Cardenalicio para que inste al Papa Francisco a rechazar los "errores" de Amoris Laetitia


AÑADO UN CORTO VÍDEO DE GLORIA TV DONDE SE RECOGE TAMBIÉN LA NOTICIA A LA QUE SE REFIERE ESTA ENTRADA:




Edward Pentin, que anteriormente ha trabajado para Radio Vaticano y que también ha sido reportero especialista en la Iglesia Católica y la Santa Sede para NewsweekNewsmaxZenitThe Catholic Herald y The Holy Land Reviewel pasado lunes 11 de julio publicó un artículo en el National Catholic Registerdel que actualmente es corresponsal en Roma, dando cuenta de la solicitud enviada al Sacro Colegio Cardenalicio por un grupo de cuarenta y cinco figuras católicas destacadas, entre los que hay académicos, prelados y sacerdotes, pidiendo que inste al Papa Francisco a "rechazar" lo que ven como "proposiciones erróneas" contenidas en la Exhortación Apostólica post-sinodal "Amoris Laetitia"

Este es el artículo completo que Catholicvs ha traducido al español (la negrita es suya) y que yo coloco en este blog, dado el enorme interés que posee:


Un grupo de académicos católicos, Prelados y sacerdotes ha enviado una solicitud pidiendo al Colegio Cardenalicio que inste al Papa Francisco a "rechazar" lo que ven como "proposiciones erróneas" contenidas en "Amoris Laetitia".

En un comunicado dado a conocer el pasado lunes 11 de julio, los 45 firmantes de la petición afirman que "Amoris Laetitia" -la Exhortación post-sinodal del Papa (documento de síntesis) del reciente Sínodo de la Familia, que fue publicado en abril- contiene "una serie de declaraciones que se puede entender en un sentido que es contrario a la fe y la moral católicas".

El documento, de 13 páginas, traducido a seis idiomas y enviado al cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, así como a 218 Cardenales y Patriarcas individuales, cita 19 pasajes de la Exhortación que "parecen estar en conflicto con la doctrina católica".

A continuación, los firmantes -descritos como prelados católicos, académicos, profesores, escritores y clero de varias Universidades Pontificias, Seminarios, Colegios, Institutos teológicos, Órdenes religiosas y diócesis de todo el mundo- continuan enumerando "censuras teológicas vigentes que concretan la naturaleza y grado de los errores" contenidos en "Amoris Laetitia".

Una censura teológica es un juicio sobre una proposición relativa a la fe y moral católicas, como contraria a la fe o, por lo menos, dudosa.

La declaración dice que los firmantes de la petición han solicitado al Colegio Cardenalicio, en su calidad de asesores oficiales del Papa, "que se dirijan al Santo Padre para pedirle que rechace los errores enumerados en el documento de manera definitiva y última, y que declare con autoridad que 'Amoris laetitia' no exige que ninguno de ellos sea creído o considerado como posiblemente verdadero".

"No estamos acusando al Papa de herejía", ha dicho Joseph Shaw, firmante de la petición que hace de portavoz de los autores [de esta petición], "pero consideramos que numerosas proposiciones en 'Amoris Laetitia' pueden interpretarse como heréticas tras una lectura natural del texto. Afirmaciones adicionales caerían bajo otras censuras teológicas establecidas, como escandalosas, erróneas en la fe, y ambiguas, entre otras".

Tal es el clima en gran parte de la Iglesia actual, que uno de los principales impulsores de la petición ha dicho al National Catholic Register que la mayoría de los firmantes prefieren permanecer en el anonimato públicamente, aunque conocidos por los cardenales y obisposa los que apelan, porque "temen represalias, o les preocupan las repercusiones de su comunidad religiosa, o, si tienen una carrera académica y familia, temen poder perder sus puestos de trabajo".

Entre los problemas que señalan en la Exhortación, los firmantes creen que "Amoris laetitia" "socava"la enseñanza de la Iglesia sobre la admisión a los sacramentos a los católicos divorciados y vueltos a casar civilmente. También creen que contradice las enseñanzas de la Iglesia de que todos los Mandamientos pueden ser obedecidos con la gracia de Dios, y que ciertos actos son siempre malos.

Shaw, docente de la Universidad de Oxford, ha dicho que los firmantes esperan que, "procurando un rechazo definitivo de estos errores por nuestro Santo Padre, podemos ayudar a atenuar la confusión que ya ha causado "Amoris Laetitia" a los pastores y fieles laicos".

Esa confusión, agregó, "sólo puede disiparse eficazmente por una afirmación inequívoca de la auténtica enseñanza católica por el Sucesor de Pedro".

Diversas interpretaciones y críticas a "Amoris Laetitia" siguieron a su publicación. En particular, los cardenales han debatido si el documento es magistral.

El cardenal Christoph Schönborn, quien presentó el documento en abril, cree firmemente que lo es, diciéndo a La Civiltà Cattolica la semana pasada que "no faltan pasajes en la Exhortación que afirmen su valor doctrinal enérgica y contundentemente".

El cardenal Raymond Burke, sin embargo, cree que el documento contiene pasajes que no se ajustan a las enseñanzas de la Iglesia y es, por tanto, no magistral, algo que Francisco "deja claro" en el texto.

La semana anterior, el arzobispo Charles Chaput de Filadelfia publicó unas directrices pastorales para la aplicación de "Amoris Laetitia", en las que aclaró pasajes de la Exhortación que parecían ambiguos en el cuidado de las almas de los católicos que viven en situaciones difíciles u objetivamente pecaminosas. El arzobispo Chaput fue parte de la delegación estadounidense de Padres sinodales en el Sínodo de la Familia el pasado octubre.


Artículo original

TRADUCCIÓN: CATHOLICVS

sábado, 16 de julio de 2016

viernes, 15 de julio de 2016

LÍDERES INTERNACIONALES DE LA FAMILIA Y DE LA VIDA SUPLICAN AL PAPA QUE "TERMINE CON LA CONFUSIÓN" (Life Site News)


ROMA, 13 de Julio, 2016 (LSN) - Con espíritu de amor, humildad y fidelidad, 16 defensores internacionales de la vida y la familia han pedido al papa Francisco en un nuevo y poderoso vídeo que hable, sin ambigüedad, la verdad de la fe católica, para poner fin a la confusión doctrinal, para restaurar la claridad y para ser el Santo Padre que los católicos necesitan.

"Estamos viviendo en un momento muy especial de una profunda crisis de fe en el seno de la Iglesia", dijo el obispo Atanasio Schneider, auxiliar de la diócesis de María Santísima en Kazajstán, que abre el vídeo producido por LifeSiteNews.

"No es un secreto. Es muy evidente: son infinidad las personas, los simples fieles que están sufriendo a causa de la situación actual de confusión", agregó.

El fim, de 30 minutos, titulado "Súplica al Papa" se produce a raíz de la confusión causada por la versión de abril del Papa en su exhortación apostólica Amoris Laetitia, en la que hizo una serie de declaraciones sobre el matrimonio, el divorcio, el pecado, la recepción de la Santa comunión y la educación sexual de los niños. La exhortación ha generado numerosas interpretaciones contradictorias de varios teólogos, así como de cardenales y obispos.

Duración 29:40 minutos




El Obispo Schneider calificó de "MUY URGENTE" que el Papa "se exprese con MAYOR CLARIDAD Y AUSENCIA DE AMBIGÜEDADES, de manera que no se dé lugar a que hayan interpretaciones erróneas sobre las cuestiones de la familia y de la santidad del matrimonio"

El film contiene un impresionante elenco de defensores internacionales de la vida y la familia que decidieron que había llegado el momento de expresar sus preocupaciones por el bien de la Iglesia, de las almas y de las naciones.


El vídeo se encuentra en inglés, sin traducción. Hay una versión más corta de sólo 3:41 minutos. Es ésta:


Algunos de los personajes más destacados en el vídeo, además del propio Schneider, son:

John SmeatonPresident, Society for the Protection of Unborn Children Co-founder, Voice of the Family

Colleen Bayer – Papal Dame in the Order of St. Gregory the Great President, Family Life International New Zealand

John-Henry WestenEditor-in-chief, LifeSiteNews, Co-founder, Voice of the Family 

Prof. Thomas Stark – Benedict XVI Academy of Philosophy and Theology University of St. Polten, Austria

Christine Vollmer – Vatican’s Pontifical Academy for Life, Founding member, Founder, Latin American Alliance for Life

Preston Noell – Director, American Society for Tradition, Family, and Property

Molly Smith – President, Cleveland Right to Life

Prof. Roberto de Mattei – Professor, European University of Rome Founder, Lepanto Foundation

Dr. Thomas Ward – Founder & President, National Association of Catholic Families, Corresponding Member, Pontifical Academy for Life


· Aparece también Mateo McCusker, director adjunto de la Sociedad para la protección de los niños no nacidos

NOTA 1: Esta noticia se puede leer en inglés en Voice of the Family  También puede verse en Secretum Mihi MeumPara firmar la petición al Papa hacer clic aquí.
NOTA 2: La traducción al español de la entrevista corta se puede leer aquí  y la completa aquí

Forma de celebrar la Misa de siempre (Vídeo)

Duración 58 minutos

No hay piedad para los católicos (Gloria TV)


Duración 54 segundos

jueves, 14 de julio de 2016

Jesús vendrá desde Oriente. Pero en el Vaticano han perdido el rumbo (Sandro Magister)


Un artículo de Sandro Magister acerca de la controversia que está teniendo lugar en el seno de la Iglesia con respecto al cardenal Sarah.



ROMA, 14 de julio de 2016 – Fue el papa Francisco en persona, en el 2014, quien quiso al cardenal Robert Sarah a la cabeza de la Congregación para el Culto Divino, aunque después de haber depurado a la misma Congregación de los funcionarios más en sintonía con el cardenal, gran cultor de la tradición.

Pero entre Sarah y el Papa el entendimiento ha sido siempre difícil. Y en los días pasados ha rozado la ruptura, según el comunicado trilingüe difundido el lunes 11 de julio por la sala de prensa de la Santa Sede:

> "Es oportuno aclarar…"


El comunicado fue posterior a una audiencia celebrada dos días antes entre Sarah y el Papa. Audiencia precedida a su vez, el 5 de julio, por una conferencia del cardenal en Londres, que dio lugar a muchos rumores.

De esa conferencia, el comunicado dice que "algunas frases suyas han sido erróneamente interpretadas como si anunciaran nuevas indicaciones que difiriesen de las dadas actualmente en las normas litúrgicas y en las palabras del Papa sobre la celebración de cara al pueblo y sobre el rito ordinario de la misa".

Y concluye diciendo:

"No están, por lo tanto, previstas nuevas directrices litúrgicas a partir del próximo Adviento como alguno ha deducido impropiamente de algunas palabras del cardenal Sarah, y es mejor evitar utilizar la expresión 'reforma de la reforma', refiriéndose a la liturgia, dado que a veces ha sido fuente de equívocos".

Pero ese mismo día, en el que el Vaticano emitía este comunicado, el cardenal Sarah relanzó a través del sitio web angloparlante "Sacra Liturgia" el texto oficial y completo de su conferencia en Londres, en inglés y en francés, subrayando que "no retiraba nada" de cuanto había dicho:

> Robert Cardinal Sarah: Towards an Authentic Implementation of "Sacrosanctum Concilium"

> Le cardinal Robert Sarah: Vers une authentique mise en œuvre de "Sacrosanctum Concilium"

La conferencia es para ser leída en su totalidad. Pero aquí basta ante todo señalar que en ella Sarah atribuye justamente a un entendimiento entre él y el papa Francisco esa expresión de "reforma de la reforma" que el comunicado ahora habría dejado de lado:

"Tengo el placer de decir que cuando fui recibido en audiencia por el Santo Padre en el pasado mes de abril, el papa Francisco me pidió que estudiara la cuestión de una reforma de la reforma y el modo en el que las dos formas del rito romano podrían enriquecerse recíprocamente".

Y luego, sobre todo, quedó inmodificado el pasaje de la conferencia que había hecho tanto ruido, respecto a la orientación de las celebraciones litúrgicas:

"Quiero hacer un llamado a todos los sacerdotes. Quizás hayan leído mi artículo publicado hace un año en 'L'Osservatore Romano' (12 de junio del 2015) o mi entrevista concedida al semanario 'Famille Chrétienne' en el mes de mayo de este año. En ambas oportunidades dije que es de fundamental importancia retornar lo más rápido posible a una orientación común de los sacerdotes y de los fieles, dirigidos juntos en la misma dirección – hacia el Este o por lo menos hacia el ábside – hacia el Señor que viene, en todas las partes del rito en las cuales nos dirigimos al Señor. Esta práctica está permitida por las actuales normas litúrgicas. En el nuevo rito esa práctica es perfectamente legítima. En efecto, pienso que una etapa crucial es obrar de modo que el Señor esté en el centro de las celebraciones.

"Por lo tanto, queridos hermanos en el sacerdocio, les pido humilde y fraternalmente que pongan en acción esta práctica dondequiera que sea posible, con la prudencia y la pedagogía necesarias, pero también con la certeza, en cuanto sacerdotes, de que es algo bueno para la Iglesia y para los fieles. Vuestra valoración pastoral determinará cómo y cuándo esto será posible, ¿pero por qué no comenzar el primer domingo de Adviento de este año, cuando esperamos al 'Señor [que] viene sin demora' (cfr. el Introito del miércoles de la primera semana de Adviento)? 

Queridos hermanos en el sacerdocio: prestemos atención a las lamentaciones de Dios proclamadas por el profeta Jeremías: 'Porque ellos me volvieron la espalda, no la cara' (Jer 2, 27). ¡Dirijámonos de nuevo hacia el Señor! Desde el día de su bautismo, el cristiano no conoce más que una dirección: el Oriente. 'Tú has entrado entonces – nos recuerda san Ambrosio – para mirar a tu adversario, de quien has decidido renunciar cara a cara, y ahora te vuelves hacia el Oriente, ad Orientem; porque el que renuncia al diablo se vuelve hacia Cristo, lo mira directo a los ojos' (San Ambrosio, 'De Mysteriis')".

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El comunicado vaticano del 11 de julio da muestras de demoler esta argumentación del cardenal Sarah, al citar un pasaje del Ordenamiento General del Misal Romano del año 2002, que prescribe que el altar "se construya separado de la pared, para que la celebración se pueda realizar de cara al pueblo".

Pero no dice que esta norma vale para las iglesias de nueva construcción, mientras que para las antiguas se admite la erección de un nuevo altar "versus populum" sólo cuando el altar antiguo orientado hacia el ábside "haga difícil la participación del pueblo y no se pueda trasladar sin detrimento del valor artístico".

Y ni siquiera se advierte que la norma según la cual "el altar ocupe el lugar que sea de verdad el centro hacia el que espontáneamente converja la atención de toda la asamblea de los fieles" se aplica casi siempre justamente a los nuevos altares construidos a posteriori, más que contra los monumentales altares del pasado.

En efecto, Sarah ya había contestado las objeciones lanzadas por el comunicado vaticano, en la entrevista concedida a "Famille Chrétienne" y recordada por él en la conferencia, explicando cómo es "totalmente legítima y conforme a la letra y al espíritu del Concilio Vaticano II" la Misa celebrada hacia Oriente, y explicitando la profundísima riqueza simbólica:
> Cardinal Sarah: comment remettre Dieu au cœur de la liturgie

Pero sobre todo Sarah ya había dicho lo esencial en el artículo – también recordado en la conferencia de Londrespublicado por él en "L'Osservatore Romano" del 12 de junio de 2015, un artículo para él de importancia capital, aunque traicioneramente mantenido en las sombras por los órganos de información de la Santa Sede:

> Silenziosa azione del cuore

Entre otras cosas, escribió el cardenal en ese artículo programático de su acción como prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos:

"Contrariamente a todo lo que se sostuvo a veces, es totalmente conforme a la Constitución conciliar y es absolutamente oportuno que durante el rito de penitencia, el canto del Gloria, las oraciones y la plegaría eucarística, todos – sacerdotes y fieles – giren juntos hacia Oriente, para expresar su voluntad de participar en la obra de culto y de redención cumplida por Cristo. Este modo de obrar podría ser puesto en acto oportunamente en las catedrales donde la vida litúrgica debe ser ejemplar".

Para no hablar de cuán estimada por Benedicto XVI y por su "reforma de la reforma" es la cuestión de la orientación de las celebraciones litúrgicas, especialmente luego de la publicación en 2006 de un ensayo por parte del liturgista anglo-alemán Uwe Michael Lang, con un prefacio del mismo Joseph Ratzinger :

> Joseph Cardenal Ratzinger: "Versus Deum per Iesum Christum"

Respecto a esto dijo el cardenal Sarah en su conferencia de Londres:

"Me parece que es útil recordar lo que ya dije otras veces: el papa Francisco me pidió que continuara con la extraordinaria obra litúrgica emprendida por Benedicto XVI (cfr. el mensaje a la conferencia 'Sacra Liturgia' del 2015 en Nueva York, en Estados Unidos). No se invalida la visión de su predecesor porque tenemos un nuevo Papa. Todo lo contrario, el Santo Padre Francisco tiene un inmenso respeto por la visión litúrgica y las decisiones ejecutadas por el Papa emérito Benedicto XVI, en fidelidad escrupulosa a las intenciones y a los objetivos de los Padres del Concilio".

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Entre las reacciones hostiles a la conferencia ofrecida en Londres el 5 de julio por el cardenal Robert Sarah – aparte de los tweets del director de "La Civiltà Cattolica" y confidente del Papa, el jesuita Antonio Spadaro –, se señala la del cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, quien al día siguiente escribió a sus sacerdotes una carta para desalentarlos de celebrar la Misa orientados hacia Oriente:

> Cardinal Nichols discourages priests from celebrating Mass ad orientem

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Una fricción anterior entre Francisco y el cardenal Sarah estuvo referida a las modificaciones introducidas en el rito del lavado de los pies, que el cardenal promulgó con la condición de que fuese contemporáneamente publicada la carta de la que resultaba que el que imponía las modificaciones era el Papa:

> Lavado para todos. El Jueves Santo de Francisco

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Notas:

El libro "Dieu ou rien. Entretien sur la foi", ha sido traducido en una docena de idiomas, y ha hecho que en el 2015 el cardenal Sarah sea conocido en el mundo:

> Un Papa desde el África negra

Otro libro de su autoría estará a la venta a fines del verano, más directamente referido a la liturgia.