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lunes, 12 de junio de 2017

Obedientes o suspendidos "a divinis". El "o...o" del Papa a los sacerdotes rebeldes (Sandro Magister)



La diócesis de Ahiara, en Nigeria, no es la única sede africana cuyo obispo, nombrado por Roma, ha sido rechazado por la comunidad local porque pertenece a una étnica extraña. Hace menos de un mes Settimo Cielo documentó un caso análogo en la diócesis de Makeni, en Sierra Leone:
Pero para la diócesis de Ahiara el papa Francisco no ha delegado a otros la solución de conflicto, sino que tomó el tema en sus manos. En Roma pidió un informe a los protagonistas del problema, el obispo enfrentado, Peter Okpaleke, a una representación del clero y de los fieles locales, a los ancianos del episcopado nigeriano, ante la presencia del cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y del prefecto de la Congregación "de propaganda fide", Fernando Filoni. Y él decidió lo que hay que hacer, inmediatamente después de haberlos escuchado.
El encuentro (ver foto) se desarrolló en el Vaticano el jueves 8 de junio. Al término del encuentro se difundió un comunicado con el anuncio que el Papa “se ha reservado para sí tomar las providencias oportunas".
En realidad, Francisco ya había tomado las providencias oportunas. Inmediatamente. Dos días después, el 10 de junio, se difundió la transcripción oficial de las palabras pronunciadas por él al término del encuentro.
Palabras durísimas, punzantes. A los sacerdotes rebeldes Francisco les ordenó someterse por escrito, en una carta dirigida personalmente a él, bajo pena de suspensión "a divinis".
A continuación presentamos, palabra por palabra, lo que el Papa ordenó y amenazó a la delegación de la diócesis de Ahiara. Un ejemplo instructivo del estilo de mando del jesuita Jorge Mario Bergoglio, el cual evidentemente no concuerda con el de los progresistas que quieren que los obispos sean elegidos por las comunidades locales.
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"UNA IGLESIA EN ESTADO DE VIUDEZ"
Saludo cordialmente a la Delegación y les agradezco que hayan venido desde Nigeria con espíritu de peregrinación. Para mí este encuentro es un consuelo, porque estoy muy triste por los acontecimientos padecidos por la Iglesia en Ahiara.
En realidad, la Iglesia (me disculpo por la frase) está como en un estado de viudez al haber impedido al obispo llegar hasta allí. Muchas veces me ha venido a la mente la parábola de los viñadores homicidas, de los que habla el Evangelio (cfr. Mt 21, 33-44), que quieren apropiarse de la herencia. En esta situación, la diócesis de Ahiara está como sin esposo, y ha perdido su fecundidad y no puede dar fruto.
El que se opuso a la toma de posesión del obispo, monseñor Okpalek, quiere destruir a la Iglesia. Esto no está permitido, quizás tal vez no se da cuenta, pero la Iglesia está sufriendo y el pueblo de Dios en ella. El Papa no puede ser indiferente a este problema.
Conozco muy bien los problemas que desde hace años se arrastran en la diócesis y agradezco por la actitud de gran paciencia del obispo, mejor dicho, de santa paciencia que ha demostrado. He escuchado y reflexionado mucho, también con la idea de suprimir la diócesis, pero después pensé que la Iglesia es madre y no puede abandonar a muchos hijos como ustedes. Tengo un gran dolor a causa de estos sacerdotes que son manipulados, quizás también desde el exterior y desde afuera de la diócesis.
Considero que aquí no se trata de un caso de tribalismo, sino de apropiación de la viña del Señor. La Iglesia es madre y quien la ofende comete un pecado mortal, es grave. Por eso he decidido no suprimir la diócesis. Sin embargo, deseo dar algunas indicaciones para comunicar a todos: ante todo, hay que decir que el Papa está dolorido profundamente, por eso, pido que cada sacerdote o eclesiástico incardinado en la diócesis de Ahiara, sea residente o sea que trabaje en otro lugar, también en el exterior, escriba una carta dirigida a mí en la que pida perdón. Todos deben escribir en forma individual y personal; todos debemos tener este dolor común.
En la carta
1. se debe manifestar claramente obediencia total al Papa y,
2. el que escribe debe estar dispuesto a aceptar al obispo que el Papa envía y al obispo nombrado.
3. La carta debe ser enviada dentro de los 30 días a partir de hoy y hasta el 9 de julio p.v. El que no lo haga "ipso facto" será suspendido a divinis y cesará en su cargo.
Esto parece muy duro, ¿pero por qué el Papa hace esto? Porque el Pueblo de Dios está escandalizado. Jesús recuerda que el que escandaliza debe sufrir las consecuencias. Quizás alguno ha sido manipulado sin pleno conocimiento de la herida inferida a la comunión eclesial.
A ustedes, hermanos y hermanas, les manifiesto un vivo agradecimiento por su presencia; como así también al cardenal Onaiyekan por su paciencia y al obispo Okpaleke, de quien admiré además de la paciencia también su humildad. Gracias a todos.
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"L'Osservatore Romano" del 11 de junio informó además que "el cardenal prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Fernando Filoni, pidió a Francisco – quien aceptó – que como conclusión de estas vicisitudes la diócesis de Ahiara, con su obispo, lleven a cabo una peregrinación en Roma y se encuentren con el Papa".
Sandro Magister