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miércoles, 19 de enero de 2022

Carta abierta de una licenciada en psicopedagogía al presidente del Comité Olímpico Español a propósito del asunto Djokovic



Estamos tremendamente sorprendidos y decepcionados por la reacción que han tenido muchas personas a propósito del asunto Djokovic. Y es que lo peor de las dictaduras es que haya descerebrados que las apoyen sin pensar que algún día les tocará sufrirlas a ellos en primera persona. Pero más decepcionados estamos, todavía, con algunos de sus insolidarios compañeros de profesión, como es el caso de Rafa Nadal.

No podemos entender cómo se puede ser tan cobarde, insolidario y vendido al poder. Ellos sabrán, pero algún día, también, lo sufrirán en sus propias carnes. A propósito de todo este asunto hemos recibido la acertada carta abierta que una licenciada en psicología, Catalina Martínez-Moro Galaz, ha enviado al presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, y que nos ha remitido para que la publiquemos.


“Estimado Señor,

Me dirijo a usted atónita al comprobar que nadie ha alzado la voz para proteger la salud de los deportistas españoles internacionales.

El otro día llamé por teléfono a su secretaria para quejarme de que el Comité Olímpico Español no hubiese criticado pública y abiertamente la exigencia de vacunarse para poder participar en competiciones deportivas, como, por ejemplo, la del Open de Australia. Comprobé con estupor el desconocimiento de su secretaria del asunto y de la importancia, en mi opinión, de que el Comité Olímpico Español vele por la seguridad de los deportistas españoles en estas terribles circunstancias.

Considero que condicionar la participación en una competición deportiva a la inoculación de una sustancia, que no es una vacuna sino una terapia génica experimental, aprobada para uso de emergencia, es una absoluta aberración que no responde a criterios científicos, ni de salud y que atropella la salud, la libertad y los derechos constitucionales de los deportistas, máxime teniendo en cuenta que:

1) La estrategia de la vacunación Universal no tiene ninguna base científica para la Covid, tal y como señaló desde el principio el Dr. Robert Malone, co inventor de la tecnología ARNm.

2) No es factible que para este tipo de virus se logre la inmunidad del rebaño, por lo que el hecho de que se vacunen muchas personas no contribuye a favorecer la salud de la población en su conjunto, aunque de manera falaz se publicite lo contrario para justificar este atropello de las libertades y de los derechos fundamentales y, lo que es más importante, de la salud.

3) Una persona inoculada puede contagiar igual o más que una persona que no lo está, dado que la primera puede ser asintomática y, sin embargo, tener una alta carga viral.

4) Las personas inoculadas también pueden contagiarse de coronavirus, con lo que ni siquiera te garantiza la inmunidad. De hecho, tal y como señaló la ministra de sanidad, las UCIs están llenas de personas vacunadas y, aun así, la ministra animaba a toda la población a vacunarse sin discriminar en función de la relación riesgo/beneficio y sin indicar que, en todo caso, es una decisión personal.

5) Es necesario valorar el riesgo de los deportistas de contraer la enfermedad en su forma sintomática o grave. Es muy posible que el riesgo sea muy pequeño o incluso inexistente, tanto por su juventud como por no padecer otras patologías. Las personas indicadas para valorar esos riesgos son sus médicos, no los ministros, periodistas, presidentes o portavoces de gobierno,…

6) Hay que valorar el riesgo de padecer efectos secundarios de estas terapias a corto, medio y largo plazo. Los 2 últimos se desconocen, con lo que se hace necesario practicar la máxima de precaución y cautela, máxime si no se pertenece al grupo de riesgo para contraer esta enfermedad en sus formas graves.

Con respecto a los efectos adversos a corto plazo, se describen los siguientes: la muerte (los Doctores Sucharit Bhakdi y Arne Burkhardt han concluido que el 93% de las muertes de las 70 personas a las que practicaron autopsias fueron causadas por las vacunas), coagulaciones, miocarditis, pericarditis, trombosis, enfermedades neurológicas de todos los tipos, enfermedades autoinmunes, mielitis transversa, alergias, alteraciones de la regla, reactivación de enfermedades virales como el herpes de Foster, progresión de cánceres, aparición de nuevos cánceres más agresivos.

7) Se han producido muchas muertes en los últimos tiempos de deportistas vacunados, de manera repentina y sin que existieran patologías previas. Otros muchos se han tenido que retirar por problemas cardiacos. Parece que estas muertes y problemas graves de salud no importan a las autoridades ni a los medios de desinformación y manipulación, ya que insisten en que todo el mundo se vacune mintiendo al indicar que las vacunas son totalmente seguras. Una de sus últimas falacias ha sido la constante repetición de que el grupo de mayor incidencia era el de los niños de 5 a 11 años cuando no había ni un solo niño hospitalizado por Coronavirus, tal y como se comprobó cuando el gobierno publicó los datos de los hospitalizados por Covid y obviaron el grupo de 5 a 11 años.

8) En todo caso, es necesario que un médico prescriba ese medicamento, tras valorar los riesgos y beneficios y conociendo el historial médico del paciente, y que el deportista firme un consentimiento informado. Así lo determina la ley.

9) En última instancia, es una decisión personal que debe tomar cada persona de manera individual, sopesando los riesgos y los beneficios.

En ningún caso debería inocularse esa terapia un deportista por ser requisito para participar en una competición. Eso es una aberración que atenta contra toda lógica y ética y vulnera los derechos fundamentales que deben asistir a todo ciudadano, máxime en cualquier país que presuma de tener una democracia consolidada.

Así, considero que el Comité Olímpico Internacional debería mediar e indicar que ningún deportista puede ser obligado a “vacunarse” para poder participar en una competición deportiva. En una violación de los Derechos Humanos.

Concluyo expresando: NO EN MI NOMBRE a cada uno de los que han criticado a Novak Djokovic por no vacunarse. Todos se han retratado como anti demócratas, faltos de integridad, de compasión, de respeto y de capacitación tanto intelectual como moral. Con su crítica se hacen cómplices de aquellos que han impuesto la arbitraria norma que tan alto precio les puede suponer pagar al resto de competidores por participar en esa competición. Novak Djokovic se ha mantenido firme en una decisión personal que ya le ha supuesto ingentes pérdidas de dinero y eso en este mundo en el que muchos venden su alma por estatus, poder y prestigio es para mí digno de vítores y aplausos.

Al tiempo que este hombre gana dignidad y prestigio, la prensa hoy nos muestra el retrato de su mediocridad indigente y de la decadencia que representa alabando el “hay que vacunarse” y el “hay que cumplir las normas” de Nadal y el reloj de más de 180000 € que luce en su muñeca. ¡Patético!

Sin más asunto y agradeciendo de antemano su atención, se despide atentamente,

Catalina Martínez-Moro Galaz

Licenciada en psicopedagogía por la Universidad de Salamanca”.