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miércoles, 9 de enero de 2019

Discurso del Papa Francisco a la Curia romana en las Navidades de 2018 (7) [LA VERDAD NO PUEDE CAMBIARSE] (José Martí)























FRANCISCO - Está claro que, ante estas abominaciones, la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes. (...) En el próximo mes de febrero, la Iglesia reiterará su firme voluntad de continuar, con toda su fuerza, en el camino de la purificación.
Me pregunto por qué hay que esperar tanto (seis meses) cuando el problema se ha detectado "de modo público" y es bien conocido desde el 26 de agosto del pasado año de 2018, a raíz del testimonio Viganò (quien hizo una petición a la que todavía no ha respondido Francisco).  ¿Por qué impedir al Presidente de la Conferencia Episcopal de los EEUU, monseñor Dinardo, que investigue? Todo ello da lugar a que la duda y la inseguridad cobren forma en el pueblo cristiano. 

Cuando no se habla con sencillez y se ponen pegas al descubrimiento de la verdad, adornándolo con "bellas" palabras, es señal de que nos encontramos ante algo que está fallando en la Iglesia (¡algo, además, muy importante!) ... aunque expresándome con más rigor, debería decir que algo muy grave está sucediendo con algunos de los miembros de la Iglesia [puesto que la Iglesia, en sí, es pura, santa e inmaculada, como Cuerpo Místico de Cristo que es]. Por desgracia, son muchos los "miembros" de la Jerarquía, elegidos adrede por Francisco, a quienes se les ha otorgado un gran poder de decisión en cuestiones esenciales para la vida de la Iglesia.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              
FRANCISCO - La Iglesia se cuestionará, valiéndose también de expertos, sobre cómo proteger a los niños; cómo evitar tales desventuras, cómo tratar y reintegrar a las víctimas; cómo fortalecer la formación en los seminarios (...)

Habría que tener aquí muy en cuenta que uno de los males que afligen al clero es el de la homosexualidad ... lo cual no se nombra. Tal vez ése sería el camino correcto a seguir. Una persona homosexual no debería ser ordenada nunca como sacerdote, pues puede hacer mucho daño. Por otra parte, no debería consentirse (y, sin embargo, se hace) que determinadas asignaturas, impregnadas en su contenido de ideología de género, estuviesen permitidas en algunos colegios "religiosos": esto es algo realmente difícil de entender - por no decir imposible- en una enseñanza católica. Una auténtica formación de los seminaristas pasaría por volver al estudio de la filosofía y teología de santo Tomás de Aquino, tan aconsejado por los Papas anteriores al Concilio Vaticano II (e incluso, por el propio papa Juan XXIII, en su encíclica "veterum sapientia", la cual no se llevó a la práctica. El estudio del latín así como la vuelta a la Misa Tradicional, en latín, podría ayudar muchísimo en la formación de los futuros sacerdotes y contribuir, de un modo efectivo, a la unidad de la Iglesia, al utilizar todos los sacerdotes del mundo el mismo lenguaje, es decir, el latín, que es el idioma oficial de la Iglesia.

FRANCISCO - Incluso si se tratase sólo de un caso de abuso ―que ya es una monstruosidad por sí mismo― la Iglesia pide que no se guarde silencio y salga a la luz de forma objetiva, porque el mayor escándalo, en esta materia, es encubrir la verdad.

Ciertamente es un escándalo encubrir la verdad ... pero no sólo en esta materia: en todo cuanto haga referencia a la verdad, la Iglesia debe de intervenir, pues ésa es su misión, la misma que la de su Maestro, quien respondió a Pilato cuando éste le preguntó si es que era rey:  "Tú lo dices: Yo soy Rey. Yo para esto he nacido y para eso he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz" (Jn 18, 37). 

Francisco habla de no encubrir la verdad, y sin embargo ... 

- ¿Acaso no ha encubierto él la verdad en Amoris Laetitia, admitiendo la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan recibir la sagrada comunión? 
- ¿Acaso no ha encubierto la verdad en su acuerdo secreto con China, que penaliza más aún (y traiciona) a los católicos chinos, con la agravante de haber retirado la excomunión a los obispos que no son fieles a Roma sino al Partido Comunista Chino? 
- ¿Acaso no ha encubierto también la verdad desde el momento en el que ni siquiera contestó a las Dubia de los cuatro cardenales  ni los recibió después de su humilde petición ... mientras que sí recibe, con sonrisas y abrazos, a comunistas, masones,  judíos, musulmanes, homosexuales declarados, etc...? 

¿No decía Jesús que no está bien tomar el pan de los hijos y dárselo a los perrillos? (Mt 15, 26) Primero son los hijos de la Iglesia, los que están bautizados ... y máxime si son sacerdotes, obispos o cardenales. Éstos son quienes merecen primero la atención del Santo Padre, pues eso es lo que ocurre en cualquier familia: los padres cuidan primero de sus hijos y luego, en segundo lugar, se ocupan o pueden ocuparse,  de los demás, de los que no son sus hijos. 

Para Francisco, sin embargo,  parece que  los "extraños" son sus hijos: en particular, los que se mantienen fieles al legado recibido de los Apóstoles y del Magisterio y la Tradición de la Iglesia. Para ellos,  desde que comenzó su Pontificado, el 13 de marzo de 2013, sólo hay ataques, tachándolos de hipócritas e insultándolos de mil y una maneras ...  y, en cambio, se desvive por los musulmanes, los ateos, los rabinos, los indígenas, los masones, los protestantes, etc ... ¡no para intentar convertirlos sino para bendecirlos y dejarse bendecir por ellos! Éstas son sus palabras:

Los que son cristianos, con la Biblia, y los que son musulmanes con el Corán, con la fe que recibieron de sus padres. Dios es un solo: el mismo.

¿Dónde queda aquello que dijo San Pedro, hablando de Jesucristo: "En ningún otro hay salvación, pues ningún otro Nombre hay bajo el cielo, dado a los hombres, por el que podamos salvarnos" (Hech 4, 12). Pero no. Francisco habla con su "amigo" ateo Scalfari y le dice que no pretende convencerle y que el proselitismo es una solemne tontería. 

Entonces, ¿a quién le hacemos caso: al papa número 1, que es San Pedro, o al papa número 266, que es Francisco? ¿Quién es más fiel a la Doctrina contenida en el Evangelio? ¿Puede acaso Francisco contradecir a Pedro? ¿Puede el magisterio actual ir en contra del magisterio anterior? Sabemos que no. De ser así, no habría magisterio alguno. Pues por la misma regla de tres, el magisterio de hoy sería falso con relación al magisterio de mañana. 

Estos "cambios", que son mutaciones y no desarrollo de la doctrina- son contrarios al sentir de la Iglesia de toda la vida. El Maligno se ha infiltrado en la Iglesia muy hábilmente ... y será muy difícil arrojarlo fuera. Pero la victoria final es de Jesús. Lo diga quien lo diga -no importa que sea el mismo Papa- la Verdad no es cambiable, pues Jesucristo es la Verdad (Jn 14, 6) y "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y lo será siempre" (Heb 13, 8). De eso estamos completamente seguros. San Pablo es muy claro: "Aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!" (Gal 1, 8) ... Pues eso.


José Martí (continuará)